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Redes intelectuales en los orígenes de la filosofía española contemporánea. Estudio cuantitativo

Intelectuals nets in the origins of the Contemporary Spanish Philosophy

Alejandro Estrella González
Universidad Autónoma Metropolitana de México, México

Redes intelectuales en los orígenes de la filosofía española contemporánea. Estudio cuantitativo

EMPIRIA. Revista de Metodología de las Ciencias Sociales, vol. 55, Esp., pp. 199-224, 2022

Universidad Nacional de Educación a Distancia

Recepción: 01 Marzo 2021

Aprobación: 05 Abril 2022

Resumen: En este artículo se lleva a cabo un estudio cuantitativo de la formación del campo de la filosofía española contemporánea desde la sociología de los intelectuales. A partir de una selección de 81 autores, se relacionan determinados rasgos sociológicos con los entramados de 6 redes filosóficas y se sostiene que cada una de ellas socializa a sus miembros en tipos específicos de estrategias y gustos filosóficos. El estudio sociológico se pone en contexto, relacionando las conclusiones que arrojan los datos con la coyuntura histórica del periodo, con el fin de comprender la manera en la que se configura la filosofía española contemporánea en sus orígenes. Se finaliza mostrando los rasgos dominantes que heredará la filosofía española de las generaciones del 98 y del 14. El trabajo intenta mostrar los rendimientos que ofrece aplicar herramientas de las ciencias sociales al estudio de la historia de la filosofía.

Palabras clave: Sociología de la filosofía, campo filosófico, redes intelectuales, filosofía española contemporánea.

Abstract: In this article, I carry out a cuantitative study about the making of the contemporary Spanish philosophical field from sociology of intelectuals. Taking a sample of 81 authors, I relate some sociological traits whith 6 philosophical nets, and I sustain that each one of them socializes its members in a kind of philosophical strategy and liking. The sociological study is put in context, relating the conclusión of the data whith the historical jucture. The objective is to understand haow Spanish philosophy is configured in its origins. I finish showing the dominant traits inherited by the philosophical Generation of´98 and ´14. The paper tries to show t show the returns offered by applying social science tools to the history of philosophy.

Keywords: Sociology of intelectuals, Philosophical Field, Intelectual nets, Contemporary Spanish Philosphy.

1. PLANTEAMIENTO Y CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Este trabajo pretende entender algunas características de la filosofía española contemporánea en su periodo de constitución, que cabe extender desde 1835 a 1900. Para ello, llevaré a cabo un estudio cuantitativo que me permita identificar algunos rasgos sociológicos del proceso. Intentaré relacionar la interpretación de los datos con la coyuntura histórica. Este marco permitirá esbozar el escenario en el que se desarrollaron ciertas trayectorias intelectuales, se clausuraron otras y se delimitó un espacio de enunciación filosófica.1

El estudio cuantitativo de la filosofía no es un enfoque que haya sido muy cultivado. A excepción de los trabajos sobre filosofía francesa contemporánea de Luis Pinto (2007: 184-199), el análisis estadístico de Collins para medir la creatividad entre generaciones filosóficas de diferentes ámbitos culturales (Collins, 2005: 44-45; 68-70), el estudio de Martin Kusch sobre el impacto del psicologismo en la filosofía alemana (Kusch: 1995, 123-127) o el trabajo de Klaus. C. Köhnke sobre el surgimiento del neokantismo (Köhnke, 2011), poco más puede ser resaltado. La aplicación de técnicas cuantitativas al caso de la filosofía española contemporánea ha sido trabajada por el grupo del Área de Filosofía de la Universidad de Cádiz (Costa: 2019), (Moreno: 2013) (Vázquez: 2009) y (Vázquez-Marqués: 2015). Sin embargo, el periodo que se corresponde con la segunda década del siglo XIX, se encuentra aún por hacer.

Para llevar a cabo este trabajo he optado por consultar las obras de la época que explícitamente están dedicadas a los autores del momento. De esta manera, cabe identificar a quienes se consideraban relevantes. Evidentemente, un problema con el que hay que lidiar es el sesgo que, inmersos en el propio contexto, pueden introducir los que realizaron la selección, confundiendo notoriedad social con relevancia filosófica (Moreno, 2007). En todo caso, ninguna operación de selección de fuentes esta exenta de problemas epistemológicos. En mi caso, el haber cruzado los datos de 5 autores pertenecientes a tradiciones y a generaciones distintas, puede ayudar a mitigar algunos de estos peligros.2

Una primera aproximación ha arrojado un total de 110 autores. Con el fin de llevar a cabo un estudio más detallado, seleccioné aquellos que habían sido citados al menos dos veces, lo cual arrojó la cifra de 53. Dada la relevancia que adquiere la filosofía académica a lo largo del periodo, añadí 21 catedráticos de filosofía que no habían sido recogidos por las fuentes. A estos, me vi obligado a añadir aleatoriamente a otros 8, debido a que algunas de las redes estaban infrarrepresentadas. En total: 81 autores, lo que creo constituye una población suficiente a partir de la que extraer algunas conclusiones generales3.

2. REDES INTELECTUALES

En este estudio me apoyaré en lo noción de red de Randall Collins. Para Collins, una red intelectual es una cadena de intercambios perdurables, entre pares y entre maestros-discípulos (Collins, 2005: 85-87). Es importante insistir en el carácter estructurador de los rituales de interacción, con el fin de evitar confundir el mero contacto con la constitución de una red: esta se asienta sobre unos intercambios que se prolongan en el tiempo y que, precisamente por ello, poseen fuerza instituyente. Las redes socializan a sus integrantes en un modus operandi (preferencias, gustos, temas y estilos de pensamiento) que acaba generando un sentido de membresía y una sensibilidad compartida. Estas características definen unas condiciones de entradas e imponen al candidato un umbral sociológico. Si se comparten, es más fácil que se produzcan los primeros encuentros rituales y que estos, al verse coronados por el éxito, favorezcan nuevos intercambios. Esperamos, por tanto, encontrar ciertos rasgos compartidos por los miembros de cada una de las redes. En este sentido, podemos decir que éstas generan tipos filosóficos y formas compartidas de hacer filosofía.4

A partir de esta población, he reconstruido una trama de interacciones que permite hablar de 6 redes relativamente cohesionadas: la red oficial (32 individuos), la krausista (19), la neocatólica (8), la eclesiástica (12), la neokantiana (7) y la naturalista (7). Se trata ahora de entender qué caracteriza sociológicamente a cada una de ellas.5

3. INDICADORES SOCIOLÓGICOS

Para llevar a cabo el estudio cuantitativo he considerado dos tipos de variables: indicadores externos e internos al campo intelectual (Bourdieu: 2008, 59). Los primeros son: generación, clase social, origen geográfico, tipo de educación, militancia política y adscripción religiosa. Los segundos: indicadores de capital intelectual, de capital institucional y de capital editorial.6

3.1. Indicadores externos Generación

Podemos dividir a la población objeto de estudio en dos complejos generacionales, según el tipo de Universidad en la que se formaron.7 La reforma liberal de la Universidad tiene lugar en el periodo que media entre el Plan Pidal de 1845 y la Ley Moyano de 1857. El complejo 1, sería el de quienes lideraron esa reforma; el 2, el que se forma en sus aulas. La década de los 20 constituye la horquilla temporal que permite diferenciar cronológicamente una población de otra. Se ha tomado la mitad de la década como referente.8

Cuadro 1
Generación 19Generación 2S/D10
Oficial63% (20)37% (12)0
Krausista26% (5)74% (14)0
Neocatólica100% (8)0% (0)0
Eclesiástica58% (7)42% (5)0
Neokantiana0% (0)100% (7)0
Naturalista28,5% (2)71,5% (5)0

Clase social de origen

Se han distinguido 6 posibilidades: grandes propietarios o alta nobleza (1), altos funcionarios y oficiales del ejército (2), profesión liberal (3), pequeños funcionarios (4), pequeños propietarios o baja nobleza (5), trabajadores (6). Siguiendo a Vázquez y Marqués (2015), he basado esta división en la clasificación HISCO, que es un sistema para ser aplicado a ocupaciones a un nivel histórico (Leeuwen, Maas, y Miles: 2002).11

Cuadro 2
C1C2C3C4C5C6S/D
Oficial33% (6)5% (1)17% (3)11% (2)17% (3)17% (3)14
Krausista7% (1)36% (5)22% (3)14% (2)7% (1)14% (2)5
Neocatólica33% (2)50% (3)0% (0)0% (0)17% (1)0% (0)2
Eclesiástica0% (0)0% (0)33% (2)0% (0)0% (0)67% (4)6
Neokantiana34% (2)16% (1)34% (2)0% (0)0% (0)16% (1)1
Naturalista0% (0)17% (1)32% (2)17% (1)17% (1)17% (1)1

Procedencia geográfica

La relevancia del lugar de procedencia es mucho mayor de lo que resulta hoy día. No sólo se trata de los límites materiales de las comunicaciones, sino de que la comunidad local de procedencia constituía un sesgo distintivo en el proceso de socialización filosófica. Por otro lado, la estructura administrativa del Estado liberal potenciaba una notable centralización del entramado burocrático y universitario. Tomando en cuenta estas dos consideraciones, he distinguido 4 procedencias: capital del estado, capital de provincia con universidad, capital de provincia y pueblo.12

Cuadro 3
CapitalCP UniversidadCapital Pvcia.PuebloS/D
Oficial0% (0)19% (5)39% (10)42% (11)6
Krausista7% (1)27% (4)20% (3)46% (7)4
Neocatólica0% (0)25% (2)25% (2)50% (4)0
Eclesiástica0% (0)18% (2)9% (1)73% (8)1
Neokantiana14% (1)58% (4)14% (1)14% (1)0
Naturalista29% (2)14% (1)0% (0)57% (4)0

Educación

La formación escolar constituye un elemento central en la formación de disposiciones intelectuales. Dada la limitación de las fuentes, me he centrado en los estudios de bachiller. El papel de las instituciones eclesiásticas es esencial, cuando no un auténtico monopolio, por lo menos hasta la creación de la red de Institutos de enseñanza media en 1845. Por este motivo he distinguido entre una alta exposición a una educación religiosa (v.g. paso por seminarios), una exposición media (colegios religiosos) y una educación de otro tipo, no religiosa.

Cuadro 4
Gran exposiciónCoyunturalOtraS/D
Oficial50% (7)14% (2)36% (5)12
Krausista31% (4)31% (4)38% (5)6
Neocatólica33% (2)33% (2)33% (2)2
Eclesiástica90% (10)10% (1)0% (0)1
Neokantiana0% (0)33% (1)67% (2)4
Naturalista40% (2)20% (1)40% (2)1

Militancia política

Siguiendo la propuesta de Vázquez y Marqués (2015) he distinguido tres tipos de militancia política: un tipo permanente, otra coyuntural y otra inexistente.

Cuadro 5
PermanenteCoyunturalInexistenteS/D
Oficial59% (10)41% (7)0% (0)15
Krausista36% (5)36% (5)28% (4)5
Neocatólica87% (7)0% (0)13% (1)0
Eclesiástica25% (2)37,5% (3)37,5% (3)4
Neokantiana29% (2)57% (4)14% (1)0
Naturalista0% (0)50% (3)50% (3)1

Adscripción religiosa

La pertenencia a una organización religiosa, aunque va perdiendo relevancia, constituye otra variable importante. También aquí he distinguido tres posibilidades: la ordenación sacerdotal, el trato de cercanía (v.g. paso por seminario) y la inexistencia de vínculo.

Cuadro 6
SacerdotesCercaníaInexistenteS/D
Oficial9% (2)5% (1)86% (19)10
Krausista6% (1)13% (2)81% (13)3
Neocatólica25% (2)0% (0)75% (6)0
Eclesiástica90% (10)0% (0)10% (1)1
Neokantiana0% (0)0% (0)100% (7)0
Naturalista0% (0)29% (2)71% (5)0

3.2. Indicadores internos Traducciones

El haber realizado traducciones o no, constituye un buen indicativo no sólo del capital intelectual, sino del grado de internacionalización. El estudio cualitativo de estas traducciones permite además reconstruir la red por la que circula el capital intelectual internacional.

Cuadro 7
NoS/D
Oficial30% (8)70% (21)3
Krausista42% (8)58% (11)0
Neocatólica50% (3)50% (3)2
Eclesiástica40% (3)60% (9)0
Neokantiana67% (4)33% (2)1
Naturalista40% (2)60% (3)2

Viaje al extranjero

Hoy día se trataría de un elemento con mero valor cualitativo. No resultaba igual para este periodo: su estudio permite establecer diferencias entre las redes, relativas al grado de internacionalización y, en su dimensión cualitativa, al tipo de capital cultural que se importa.

Cuadro 8
NoS/D
Oficial28% (8)72% (21)3
Krausista41% (7)59% (10)2
Neocatólica67% (4)33% (2)2
Eclesiástica54% (6)46% (5)1
Neokantiana86% (6)14% (1)0
Naturalista100% (6)0% (0)1

Cátedras

El acceso a las cátedras universitarias puede considerarse indicativo de prestigio intelectual, ya que supone el reconocimiento por parte de los pares. Es importante considerar que, hasta la creación del cuerpo de catedráticos bajo el Plan Pidal (1845), muchas cátedras se otorgaban por concesión del gobierno. Con posteridad al Plan, la instancia de decisión continuó residiendo en el ejecutivo –que hará uso de esta prerrogativa en algunos casos- pero con ciertos matices. El tribunal de las oposiciones era nombrado por el Consejo de Instrucción Pública y presentaba una terna al ministerio de Fomento, quien finalmente decidía. En la mayor parte de los casos que he consultado, el orden de la terna propuesta por el tribunal se respeta.

Cuadro 9
NoS/D
Oficial62% (20)38% (12)0
Krausista79% (15)21% (4)0
Neocatólica13% (1)87% (7)0
Eclesiástica42% (5)58% (7)0
Neokantiana29% (2)71% (5)0
Naturalista83% (5)17% (1)1

Formación Universitaria

El tipo de carrera determina la acumulación original de unos recursos intelectuales, no sólo en forma de contenidos, sino de esquemas de percepción y habilidades técnicas. He distinguido 4 tipos que se corresponden con las 4 grandes facultades del periodo: Derecho, Filosofía y Letras, Teología y Medicina.13

Cuadro 10
DerechoFilosofía y LetrasTeologíaMedicinaS/D
Oficial52% (17)30% (10)12% (4)6% (2)
Krausista48% (13)45% (11)3% (1)4% (1)1
Neocatólica55% (5)23% (2)22% (2)0% (0)1
Eclesiástica8% (1)17% (2)75% (9)0% (0)1
Neokantiana28% (2)43% (3)0% (0)29% (0)0
Naturalista0% (0)14% (1)0% (0)86% (6)0

Capitales representados

Basándome en Vázquez-Marqués (2015) he distinguido 5 tipos de capitales específicos: filosofía y su historia (1), político y moral (2), empírico-científico (3), artístico-literario (4) y teológico (5). Para determinar el tipo de capital que caracteriza a cada autor he considerado aquel que predomina en su obra, añadiendo en todo caso un segundo tipo cuando fuera necesario.

Cuadro 11
Tipo 1Tipo 2Tipo 3Tipo 4Tipo 5S/D
Oficial37% (15)13% (5)15% (6)23% (9)12% (5)1
Krausista48% (11)22% (5)17% (4)9% (2)4% (1)0
Neocatólica6% (1)40% (6)0% (0)27% (4)27% (4)0
Eclesiástica17% (2)0% (0)0% (0)0% (0)73% (10)0
Neokantiana25% (3)0% (0)42% (5)33% (4)0% (0)0
Naturalista0% (0)11% (0)78% (7)11% (1)0% (0)0

Cargos universitarios

Con esta variable cierro los índices relativos al capital intelectual y doy paso a las formas de poder institucional. He distinguido tres tipos de cargos: altos (rectores de universidad), medios (decanos de facultad y secretarios de universidad) e inexistentes. Habría que recordar que los cargos académicos los designaba el poder ejecutivo.

Cuadro 12
AltoMedioInexistenteS/D
Oficial7% (2)23% (7)70% (21)2
Krausista16% (3)10% (2)74% (14)0
Neocatólica0% (0)0% (0)100% (8)0
Eclesiástica17% (2)8% (1)75% (9)0
Neokantiana0% (0)0% (0)100% (7)0
Naturalista17% (1)0% (0)83% (5)1

Cargos intelectuales

En este apartado he distinguido 4 tipos. (1) cargos altos: como la dirección de grandes editoriales o la pertenencia a varias academias nacionales o internacionales. (2) cargos medios: dirección de editoriales o revistas, o la pertenencia al menos a una academia nacional. (3) cargos bajos: dirección de ediciones locales o academias locales, (4): inexistente.

Cuadro 13
AltoMedioBajoInexistenteS/D
Oficial19% (4)14% (3)42% (9)23% (5)11
Krausista40% (6)7% (1)33% (5)20% (3)4
Neocatólica43% (3)57% (4)0% (0)0% (0)1
Eclesiástica34% (3)22% (2)22% (2)22% (2)1
Neokantiana14% (1)29% (2)43% (3)14% (1)0
Naturalista43% (3)14% (1)43% (3)0% (0)0

Cargos políticos, administrativos y religiosos

Aquí he optado por unir las tres categorías en un solo tipo. Al igual que en el rubro anterior he distinguido entre cargos altos (acumulación de varios cargos a nivel nacional o alto clero: arzobispos y cardenales), cargos medios (al menos un cargo a nivel nacional y obispos), bajos (uno o varios cargos locales) e inexistentes.

Cuadro 14
AltoMedioBajoInexistenteS/D
Oficial38% (9)16% (4)8% (2)38% (9)8
Krausista40% (6)13% (2)7% (2)40% (6)3
Neocatólica63% (5)25% (2)0% (0)12% (1)0
Eclesiástica20% (2)20% (2)0% (0)60% (6)2
Neokantiana0% (0)50% (3)0% (0)50% (3)1
Naturalista40% (2)20% (1)0% (0)40% (2)2

Miembros traducidos

Este rubro se sitúa ya en el ámbito de los indicadores de capital editorial. Supone la conexión con editores más allá de las fronteras nacionales, lo cual resulta doblemente significativo para el periodo, en relación al grado de internacionalización.

Cuadro 15
NoS/D
Oficial5% (1)95% (21)10
Krausista29% (4)71% (10)5
Neocatólica43% (3)57% (5)0
Eclesiástica73% (9)27% (1)2
Neokantiana60% (3)40% (2)2

Tipo de producción

Este indicador permite distinguir el tipo de estrategia editorial que siguen los autores. Sirve para diferenciar los distintos tipos de capital editorial, la apuesta por la innovación o la reproducción, así como el tipo de público al que se dirige (especialistas o profanos). He distinguido 4 tipos de producción: manual escolar (1), monografía (2), prensa (3) y autores ágrafos (4). He asignado a cada autor lo que he considerado como el tipo de producción dominante, añadiendo en los casos confusos un segundo tipo.

Cuadro 16
P1P2P3P4S/D
Oficial43% (14)36% (12)15% (5)6% (2)6
Krausista35% (11)49% (15)13% (4)3% (1)0
Neocatólica8% (1)38% (5)54% (7)0% (0)0
Eclesiástica22% (4)56% (10)22% (4)0% (0)1
Neokantiana18% (2)64% (7)18% (2)0% (0)0
Naturalista22% (2)67% (6)11% (1)0% (0)1

Tipo de publicación

En este rubro deberían tratarse las editoriales de preferencia de los autores. El problema radica en que, durante el periodo, la industria editorial se encontraba atravesando un proceso de cambio que dificulta un análisis adecuado. He localizado 222 editoriales en las que publicaron los autores estudiados. De ellas, sólo en 32 publicaron dos o más. De estas, la editorial Ryvadeneira concentra 18 autores. Fortanet, Victoriano Suárez y Manuel Tello, 21 entre las 3. Esta concentración nos dice dos cosas: primero, que el mundo editorial español estaba transitando de la figura del editor-impresor a la lógica de mercado, donde grandes empresas iban a hacer desaparecer poco a poco a esas figuras locales dispersas. En segundo lugar, las nuevas editoriales no se caracterizaban aún por una clara especialización de géneros y, por tanto, de públicos. Podemos encontrar algunas características propias en cada editorial, pero en general publicaban todo tipo de obras.

Por este motivo, he centrado mi atención en la revistas y publicaciones periódicas. Es cierto que también aquí se aprecia cierta falta de especialización. Pero creo que es más sencillo utilizar ciertos criterios para distinguir tipos. He localizado un total de 110 publicaciones y me he centrado en las 30 en las que publican al menos dos autores. Las he organizado en tres categorías: de mayor especialización (1) a las de mayor difusión para públicos amplios (3). Para concretarlo, he asignado un valor a los siguientes criterios: periodicidad, presencia de noticias de actualidad, de artículos técnicos, literarios (de poesía, novela por entregas o folletín) y, finalmente, de traducciones de autores de prestigio.

Cuadro 17
Tipo 1Tipo 2Tipo 3S/D
Oficial8% (1)75% (9)17% (2)20
Krausista84% (11)16% (2)0% (0)5
Neocatólica0% (0)0% (0)100% (8)0
Eclesiástica0% (0)57% (4)43% (3)5
Neokantiana86% (6)14% (1)0% (0)0
Naturalista85% (6)15% (1)0% (0)0

Relevancia de la publicación

Este rubro pretende medir el capital editorial entendido como reconocimiento por parte de los pares. Lo que permite ver es si la publicación está situada más cerca o más lejos del foco de atención del campo filosófico y por tanto si se dirige a un público especializado o profano. Para lograrlo he distinguido 3 tipos: alta relevancia (publicación en la que concurren más de 4 autores), relevancia media (más de 2) y baja importancia (2 o 1).

Cuadro 18
Tipo 1Tipo 2Tipo 3S/D
Oficial30% (8)26% (6)40% (9)8
Krausista47% (7)33% (5)20% (3)2
Neocatólica25% (2)50% (4)25% (2)0
Eclesiástica13% (1)62% (5)25% (2)3
Neokantiana86% (6)14% (1)0% (0)0
Naturalista29% (2)29% (2)42% (3)0

4. PRIMER EPISODIO: LAS REDES FILOSÓFICAS HASTA 1875

Entre 1835 y 1875, las bases institucionales de producción intelectual en España, heredadas del Antiguo Régimen, quedaron profundamente alteradas. Este hecho tiene que ver con los efectos que produjo la Revolución Liberal. Como consecuencia, tuvo lugar una realineación de las redes filosóficas, y con ello, una nueva configuración de las jerarquías del campo intelectual.

4.1. La red oficial y la nueva élite política.

Entre los procesos históricos que alteraron las bases materiales y las carreras intelectuales en la España del XIX, destaca la creación y consolidación del Estado nación. Más allá del debate sobre sus logros o déficits, resulta clara la emergencia de una nueva configuración política que rompía -otra cuestión es en qué medida- con la de la Monarquía Hispánica. En su última monografía, Juan Pro ha planteado que en la formación del Estado moderno en España convergieron elementos característicos del modelo gaditano y del modelo bonapartista, dando lugar a una estructura que, pese a su debilidad, priorizaba la administración, la centralización, la uniformidad y el dominio del ejecutivo (Pro, 2019: 86-154).

Este nuevo Estado demandaba la formación de una nueva elite política. La nueva elite, que fue resultado más de un proceso de ampliación de nichos de reclutamiento que del empuje vertical de una nueva clase social (Cruz, 2000: 165), (Pro 2001: 449), (Fuentes 2002: 29-30), (Carasa, 2007: 34), respondía fundamentalmente a 3 criterios de selección: la propiedad, el capital social -vinculado a las formas de cooptación a las que me he referido más arriba-, y la especialización jurídica, incluyendo aquí el dominio de la nueva economía política (Pro, 2001: 460).

A nivel intelectual, surge una red vinculada a esta nueva forma de poder. Este entramado, al que he denominado como red oficial, contará con el apoyo de los gobiernos moderados como forma de generar, desde la educación y desde los nuevos espacios de producción intelectual, una alternativa a la filosofía escolástica; pero también, desde esta posición de poder, al sensualismo y al pensamiento roussoniano, entendidos como el sustrato ideológico de la revolución (Heredia, 1982). No resulta extraño entonces que, como alternativa, la filosofía oficial se presente como una suerte de espiritualismo armonicista, sea a través del eclecticismo francés, del sentido común escocés o del krausismo.

Se trata por tanto de la red dominante y de la filosofía situada en el centro de atención intelectual, al menos hasta la llegada del Sexenio. No es extraño que, durante este periodo, sea la red más numerosa y la que posee un mayor número de nódulos extendidos por la geografía española. Los miembros de la red oficial proceden sociológicamente de los mismos estratos que la nueva elite política: el 33% lo hace de familias de grandes propietarios, y la suma de pequeños propietarios y profesiones liberales es del 34%. Al igual que esta elite, provienen fundamentalmente de familias de notables locales (el 42% lo hace de núcleos rurales), que se instalan en Madrid o en las grandes capitales de provincia a través de estrategias de cooptación. Los índices de militancia política nos hablan de una red fuertemente politizada que se aleja, sobre todo en la segunda generación, del perfil religioso que dominaba en la elite política del liberalismo doceañista. Esta politización se traduciría en un alto índice de poder temporal, sobre todo por lo que respecta a cuadros altos y medios de la esfera política y administrativa, tanto en términos absolutos (13) como porcentuales (54%).

A nivel intelectual, los datos nos hablan de un tipo filosófico distinto al de la escolástica dominante del periodo anterior. En primer lugar, porque durante los primeros compases, su sociabilidad va a privilegiar espacios alternativos, tales como las tertulias, el Ateneo, el Liceo, o el Casino.14 Esto no quiere decir que la red oficial no compitiera por hacerse con el control de la Universidad. Pero esta estrategia se desarrolla sobre todo tras la reforma de Pidal: sólo 3 de los 20 catedráticos logran la plaza antes de 1845. En total, el 60% de las cátedras se obtienen durante la primera generación, cuando la red ocupaba la centralidad del espacio filosófico. Por otro lado, en relación con el tipo de capital intelectual, domina el paso por la Facultad de Derecho (aquí, de nuevo, converge con las propiedades de la nueva elite política) y un interés por la historia de la filosofía (un 37% privilegian este género) que se explica en parte como una forma de romper con el dogmatismo escolástico y abrirse a nuevos autores alejados del canon tradicional. Esta temática se combina con otras de filosofía política (13%) y artístico-literarias (23%).15

Por otro lado, las revistas en las que editaban se situaban a medio camino entre las producciones filosóficas más autónomas (8%) y las más mundanas (17%). Se trataba también de una filosofía que buscaba establecer una nueva oficialidad y que por tanto privilegia, como estrategia editorial, la edición de manuales escolares (43%).16

4.2. La red krausista y la reforma universitaria

El término red krausista no se corresponde estrictamente con la adscripción a la filosofía del pensador alemán: espiritualistas, hegelianos, positivistas y espiritistas, convergen en ella. En origen se encuentra en un entramado que se desgaja de la red oficial y que crea su propia genealogía desde las aulas de la Universidad Central, a la que se suman elementos provenientes de la prensa progresista y del partido demócrata-republicano.

Dos fenómenos resultan clave al respecto. Primero, la reforma universitaria a la que nos referíamos más arriba, y de la que caben destacar tres hitos (Álvarez, 1972), (Peset y Peset, 1974). Por un lado, la lógica de centralización y jerarquización del Estado administrativo bonapartista, que rompió con la idea de Universidad como corporación autónoma para comprenderla como parte de un sistema en el que Madrid se situaba en la cúspide. En segundo lugar, la Universidad pasó a depender directamente del gobierno a través del Ministerio de Fomento y la Secretaría de Instrucción Pública, que controlaron los programas, los manuales y en última instancia, la reproducción del cuerpo de catedráticos. En este marco, tuvo lugar el cambio de estatuto de Filosofía y Letras a Facultad Mayor, adquiriendo de esta forma una condición ambigua: a la par que continuaba siendo una preparatoria de los estudios superiores, se situaba a la altura de las tradicionales de Derecho, Teología y Medicina. Este es el contexto en el que hay que situar la consecución de la cátedra de Historia de la Filosofía por Sanz del Río en 1854 (Orden, 2001), desde donde la red krausista comienza a formarse, desgajándose de la oficial.

El otro fenómeno clave, tiene que ver con el cierre oligárquico que la elite política isabelina llevaría cabo en la década de los 60. Esta clausura se expresó en parte con un giro conservador en la política educativa y cultural, lo que supuso la expulsión de los krausistas de sus cátedras y la inclusión de muchas de sus obras en el Índice de libros prohibidos. Ambos fenómenos explican en gran medida por qué el krausismo viró el centro de su discurso filosófico desde el concepto de armonía al de libertad y cómo, convertido en demanda (de libertad religiosa, educativa y de cátedra) engarzó con las republicanas de democratización y denuncia de monopolios y mercados cautivos.17 La expansión del krausismo por la geografía española tuvo lugar durante el Sexenio Democrático, llegando a su apogeo en el periodo republicano, cuando miembros destacados de la red contralaron el poder político y el sistema de enseñanza lo que, según algunos autores, justificaría hablar de una nueva oficialidad (Heredia, 1989: 400-408).

Este proceso contribuye a explicar los rasgos sociológicos de la red krausista y su especificidad respecto la oficialidad isabelina. Por ejemplo, en relación con el origen social, sus miembros proceden sobre todo de familias de grandes funcionarios y oficiales del ejército (36%) y, si bien la carrera de Derecho sigue siendo relevante, el índice de quienes optan por estudiar Filosofía y Letras es mayor (45%). La procedencia geográfica es parecida a la de la red oficial, y por tanto comparte la lógica de cooptación, si bien, a través de espacios sociales alternativos. El peso de la educación religiosa es incluso menor: un 38% de sus miembros no han pasado por centros católicos y los que lo han hecho pertenecen a la primera generación. En relación con el grado de militancia, el 72% ha tenido algún tipo de vínculo. No obstante -junto con la red eclesiástica- es la que arroja un menor porcentaje al respecto, lo que está relacionado a mi juicio con la apuesta profesoral y académica que la caracteriza.

Efectivamente, el 79% de los miembros de la red, posee cátedra universitaria, lo que representa el índice más alto de las 6 redes. Se trata por tanto de una filosofía académica, con un nivel medio de internacionalización – mayor que la de la red oficial, pero menor que la neokantiana y la naturalista18 y donde domina un tipo de capital vinculado a la filosofía y su historia (un 48% privilegia esta temática) que, en íntima relación con el derecho, abre la puerta a una reflexión sobre el progreso de la sociedad y su relación con el individuo. Se trata de autores que privilegian la producción de monografías y de manuales escolares (con cifras similares a las de la red oficial, aunque con una leve mayor representación de la primera: 50%); cifra que contrasta con una clara preferencia por revistas especializadas (84%), situadas en el centro de atención del campo filosófico.19

Partiendo de estos datos, cabe entender al krausismo en el marco de un movimiento internacional de reforma universitaria que eclosionó en Europa, Estados Unidos y Japón durante la década de los años 70 del siglo XIX (Collins, 2005: 667-692). El krausismo sería la variante española de un idealismo filosófico convertido en ideología de la reforma universitaria de inspiración germánica. En Alemania, el idealismo había sido la filosofía de un profesorado subalterno que permitió legitimar sus aspiraciones de autonomía intelectual y dotar de centralidad a la Facultad de Filosofía; todo ello, en el marco de las tensiones propias del antiguo sistema universitario (Collins, 1987: 47-69 y 2005: 654). Este movimiento adquirió dimensión internacional cuando el idealismo ya estaba en decadencia en Alemania. Pero cumplió una función similar: fue la forma filosófica bajo la que los profesores universitarios de Filosofía defendieron en sus respectivos países la apropiación de sus bases de producción del saber. En todos los casos estudiados por Collins -no menciona el español-, esta reforma no solo importó de Alemania variantes de la filosofía idealista, sino el modelo universitario humboldtianoy la cultura que le era propia: el paradigma de la libertad de cátedra, la autonomía universitaria, la promoción de la investigación y el tránsito de la oralidad a la cultura tipográfica.

El krausismo hispano, lejos de ser una rareza que enraíza con la particularidad española, constituye una variante de este movimiento internacional. Lo decretos republicanos de 1873, por los que el ministro krausista Eduardo Chao reorganizaba la Facultad de Filosofía y los estudios de Secundaria -si bien no llegaron a entrar en vigor por la coyuntura política- constituyen la expresión más acabada de ese proyecto de reforma de inspiración germánica.

4.3. El frente anti-krausista y la secularización.

Me referiré ahora a las redes neocatólica y eclesiástica. Para ello, me apoyaré en dos tesis de Randall Collins. La primera sostiene que la creación filosófica esta gobernada por una lógica de simultaneidad y oposición (Collins, 2005: 79). Cuando una postura ocupa el centro de atención filosófica, emerge su opuesta y, normalmente, una tercera que se posiciona frente a ambas. Esto explicaría la aparición de la filosofía oficial frente al escolasticismo y al sensualismo. Pero también, con el desarrollo del krausismo, la condensación de la red neocatólica como una evolución alternativa de la red oficial.

Por otro lado, existe una tendencia en el mundo intelectual a que, bajo determinadas circunstancias, las posiciones fuertes del campo se dividan, mientras que las débiles se aglutinen y, en algunos casos, experimenten una suerte de sincretismo teórico (Collins, 2005: 86). Este fenómeno tuvo lugar durante el momento de apogeo del krausismo en el Sexenio. La formación de lo que podemos denominar como un frente anti-krausista se materializó en el llamado Grupo de Pasión que, bajo la dirección de Fray Zeferino González, unió desde 1871 a miembros de la red eclesiástica, de la neocatólica e incluso de la antigua red oficial.

El proceso histórico fundamental que explica este realineamiento de las redes católicas tiene que ver con el proceso de secularización asociado a la construcción del Estado liberal. Tres ideas resultan aquí fundamentales. Primero, constituye un error considerar que el Estado liberal se construyó en España contra la Iglesia católica. Lo que los gobiernos liberales persiguieron en realidad fue romper con la Iglesia del Antiguo Régimen y crear una Iglesia nacional renovada (Callahan, 1898: 165-171). Para lograrlo, resultaba fundamental finiquitar el sistema de patronazgo y de beneficios curados y hacer del sacerdote una suerte de funcionario del Estado, dedicado exclusivamente a la labor pastoral. Esto alteró profundamente la sociología del clero y sus posibles carreras intelectuales (Barrio, 2010), (Artola 2013).

En segundo lugar, con el Concordato de 1851, la tensión entre Iglesia y Estado dejó paso a una etapa de colaboración y transacciones mutuas que, sin embargo, quedó nuevamente interrumpida durante el Bienio progresista, cuando el gobierno de Espartero puso a discusión en las Cortes el proyecto de Ley de tolerancia religiosa. En este punto, es donde eclosiona la red neocatólica. Su objetivo primordial era evitar que, con el fin del monopolio religioso, el concepto de nación española se desgajara de su catolicidad esencial (Alonso, 2007: 165-192) y (Louzao, 2013: 65-89).20

En ese sentido, el nacionalcatolicismo constituía una postura reaccionaria y elitista, pero a la vez, moderna y orientada hacia sectores populares. Este oximorón tiene que ver con la relectura a la que actualmente se está sometiendo el paradigma de la secularización. La tesis actual -y esta sería la tercera idea- cuestiona la visión de un proceso que, sinónimo de modernidad, constituiría el horizonte hacia el que irremisiblemente se encaminaban las naciones occidentales. Hoy en día se prefiere hablar de una secularización conflictiva (de la Cueva, 2015: 365-395) y de un proceso de recomposición religiosa (Louzao, 2008: 331-354); lo que supone admitir que, desde los años 50 y 60, el mundo católico desarrolló estrategias de adaptación y contemporización con la modernidad, ofreciendo una visión propia de la misma.

La Iglesia y su red intelectual -que insisto, conviene distinguir de la neocatólica- constituyen una pieza fundamental de este proceso de recomposición (Callahan, 218-240). Aquí habría que situar la declaración del neotomismo como postura filosófica oficial, el reconocimiento por parte de Roma de los estados liberales y, específicamente, la formación de ese frente anti-krausista en 1871 que prefiguraba avant la lettre el campo de la filosofía hispana durante la Restauración.

Las características con las que surge la red neocatólica -se desgaja de la oficial en oposición al krausismo y establece una división del trabajo con la eclesiástica- le dotan de un perfil sociológico específico. Se trata de la red más envejecida, lo cual quiere decir que perderá la atención del campo durante el dominio del segundo complejo generacional. También es la que posee un mayor porcentaje de miembros provenientes de las clases altas (83%) originarias de entorno rural (50%). Se trata de una red laica -los índices de exposición a la formación religiosa son similares a la oficial y krausista- que revela, en comparación con el resto, el mayor grado de militancia política (87%).

Se trata de una red con un grado de internacionalización mayor que la oficial, pero debido fundamentalmente a razones políticas. En cuanto al número de cátedras, muestra la cifra más exigua: sólo 1 de los miembros de la red ejerce como catedrático. La formación dominante es la de Derecho, seguida por los estudios de Teología y el 40% de sus integrantes privilegia una filosofía de corte político y moral. A diferencia del resto de las redes, la producción periodística domina sobre la monografía y el manual escolar, mostrando preferencia por publicaciones poco especializadas que reciben una atención relativamente escasa por parte del resto del campo filosófico.21

En relación con los índices de poder temporal, la nula presencia de la red en la Universidad, contrasta con el poder que ejerce en instituciones intelectuales y en el ámbito político-administrativo, donde un 43% y un 63%, respectivamente, desempeñan en algún momento cargos de alta relevancia.

La red eclesiástica posee una lógica propia a la de la red oficial y sus respectivas ramificaciones. Provienen en su mayor parte de familias humildes (67%), de profundas convicciones católicas y del mundo rural. Es esperable que encontremos una alta exposición a una cultura escolar de tipo religioso (90%) y el mayor índice de sacerdotes (90%). En cambio, es la red que demuestra una menor tasa de militancia permanente (25%), si bien, esto no excluye algún tipo de participación política.

Se trata de una red con un alto índice de internacionalización, con centro en Italia y con un idioma franco que explicaría en buena medida la alta tasa de miembros traducidos (73%). Por otro lado, si bien la presencia en las cátedras universitarias mengua en relación con el periodo anterior, casi la mitad de su población dispone de una plaza, aunque se traten de las más tradicionales y periféricas. En la formación universitaria, los estudios de Teología constituyen la opción predominante, seguida de los de Filosofía y Letras. Al igual que la red oficial y la krausista, la red eclesiástica privilegia la monografía, pero seguida de cerca por el manual escolar, lo que muestra un interés por la reproducción del cuerpo y una ambición de oficialidad. Sus publicaciones están volcadas fundamentalmente hacia el consumo interno, aunque comienzan a recibir mayor atención a partir de la segunda generación, una vez se produjo la renovación tomista y la apertura oficial al diálogo con la ciencia empírica.22

La división del trabajo intelectual hace que, en el frente anti-krausista, convivan dos tipos de filosofías: por un lado, el polo temporal de la red neocatólica, que produce una filosofía de carácter mundano, combativa y embarcada en un proyecto de hegemonía cultural; por otro, el polo académico e intelectual de la red eclesiástica, técnicamente sofisticada pero anquilosada en temas y objetos del canon tradicional que, sin embargo, aspira a recuperar parte del poder universitario perdido, debido a la secularización y a la reforma universitaria.

5. SEGUNDO EPISODIO: LAS REDES FILOSÓFICAS HASTA 1900

Hacia 1875 tuvieron lugar cambios decisivos. En primer lugar, un cambio de régimen que trastocó el entramado institucional de la vida intelectual española. Este vino de la mano de una profunda reordenación de las redes filosóficas. La irrupción del debate sobre la ciencia empírica ante la crisis del idealismo y las transformaciones institucionales que demandaban unos saberes cada vez más especializados, contribuyeron de manera decisiva. Como resultado, eclosionaron dos nuevas redes y emergió una nueva oficialidad. El campo filosófico español quedó así estabilizado hasta que la crisis del 98 puso en marcha un proceso de reforma, que arrancaría “oficialmente” en 1900 con el plan de estudios de García Alix.

5.1. La organización de una nueva oficialidad

Los acuerdos que dieron lugar a los equilibrios políticos de la Restauración, se refractaron en el campo intelectual a partir de 1881 -con la vuelta de los catedráticos krausistas purgados en 1875-, generándose lo que podríamos denominar como una nueva oficialidad. El krausismo y la vieja oficialidad isabelina coparon el poder académico e intelectual de las principales instituciones. Ambas redes llegaron hasta aquí tras reorganizarse al calor de las nuevas condiciones políticas e institucionales y del debate sobre la relación entre la ciencia empírica de laboratorio y la filosofía.

El realineamiento de la red oficial no puede entenderse al margen de la figura de Menéndez Pelayo. Auténtico cruce de caminos, el santanderino consolida el vínculo entre la antigua oficialidad isabelina y las redes neocatólica y eclesiástica. El menéndezpelayismo generaría su propia estrategia de apropiación del sintagma “ciencia”. A través de los capitales específicos de la vieja oficialidad -situada ahora claramente en el marco ideológico del catolicismo-, el problema de la ciencia quedaría reelaborado frente a krausistas y naturalistas, a partir de la polémica sobre “la historia de la ciencia española”.

El krausismo también entraría en un proceso de recomposición, tras perder la centralidad de la que gozó durante el Sexenio. A partir de 1875, podemos distinguir tres estrategias. En primer lugar, una conservadora, que rechaza que el proyecto krausista se haya agotado y continúa practicándolo en una línea próxima a la del maestro. En segundo lugar, una estrategia a la vez conservadora y rupturista. Se trata del nódulo dominante, constituido en torno a la Institución Libre de Enseñanza y que encara el desafío de las ciencias positivas equipados con competencias asociadas a la filosofía del derecho, a la filosofía social y a la pedagogía. De aquí parte el autodenominado “krausopositivismo”, que no es más que un intento por apropiarse de la “ciencia empírica” y del evolucionismo, adecuándolos a los principios metafísicos del krausismo. Por último, una estrategia rupturista, desarrollada por un nódulo que se posiciona contra los remanentes metafísicos de la tradición, y que finalmente se fusionará con las nuevas redes del neokantismo y del naturalismo.

5.2. La red neokantiana

Si tuviéramos que elegir una fecha emblemática de constitución de la red neokantiana sería diciembre de 1875, con la fundación de la Revista Contemporánea. El objetivo de la revista no era otro, según sus editores, que introducir la filosofía moderna y la ciencia positiva en España -identificada fundamentalmente con el evolucionismo antropológico (Perojo, 1875: 481)- y situar al país al nivel intelectual de las demás naciones europeas. Se trata ante todo de un proyecto editorial de renovación de la cultura filosófica española, con su centro en Madrid, pero con una intensa colaboración de miembros de la intelectualidad catalana.

La estructura generacional de la red se adecua a esa idea de renovación: el 100% de sus miembros pertenece al segundo complejo generacional. Por su origen social, la alta representatividad de clases propietarias, hacen que la red guarde cierta similitud con la de la filosofía oficial y la neocatólica. La diferencia radica en el origen urbano, que resulta significativo en comparación con el resto de las redes: un 72% provienen de Madrid o de grandes capitales de provincia. También es la red en la que la educación de tipo religiosa tiene menor importancia, con una nula presencia de elementos adscritos a la Iglesia. La militancia política permanente no constituye una característica distintiva: se aprecia una implicación coyuntural vinculada a las filas, primero del republicanismo y, posteriormente, del partido liberal y al autonomismo cubano.

Se trata también de la red con un mayor grado de internacionalización (el 67% traduce a autores extranjeros, la cifra más alta) y el 86% ha realizado estancias en el extranjero.23 Este cosmopolitismo no redunda en acceso a cátedras universitarias (sólo 2 miembros de la red). Por otro lado, es la red que muestra junto con el krausismo, un mayor porcentaje de miembros formados en Filosofía y Letras (43%), con una alta representación de Medicina (29%). Esto contribuye a explicar una concepción de la filosofía apoyada sobre competencias de tipo empírico-científico (un 42%). En términos de poder institucional, la red neokantiana es la que muestra índices menores en los tres apartados (universitario, intelectual y político).

El capital editorial refrenda estas propiedades. Por un lado, se confirma el carácter internacional de la red, a través de las conexiones con el mercado extranjero (un 60% de sus miembros son traducidos). Una producción en la que predomina claramente la monografía especializada –solo la red naturalista arroja un ratio mayor- y unas revistas que centran la atención del campo, nos hablan de una de las redes con mayor talante intelectual y menor proyección mundana.24

Como proyecto de renovación filosófica, el neokantismo llega a España en el momento su apogeo en la Universidad alemana (Köhnke, 2011: 243-446). Según Collins, el neokantismo constituyó la forma en la que la filosofía postidealista respondió al problema de la demarcación disciplinaria, efecto del fenómeno de la especialización científica (Collins, 2005: 693-694). El neokantismo hispano disputó al krausismo la bandera de la innovación filosófica, cuestionando desde el criticismo la ambición de hacer de la metafísica una ciencia (La Ciencia) y del Absoluto un principio a priori (infundado), lo que negaba la pluralidad analítica sostenida por la ciencia moderna (Perojo, 1875: 644). Esta toma de posición frente al krausismo, no significaba situarse en las filas del positivismo doctrinario. Tanto Revilla como Perojo se manifestaron en contra de la dimensión ideológica del positivismo y de la metafísica materialista y sensualista que implicaba (Villacañas, 2006: 65). Otros como José Ustariz, con el objetivo de evitar esta confusión, hablarían de positivismo crítico. La disputa terminológica no era inocente. Desde las filas del krausismo se ignoró al neokantismo como interlocutor diferenciado, apuntando todas las baterías contra el dogma positivista, un enemigo mucho más sencillo de batir en este terreno que las sutilidades del kantismo (Dorca, 1998: 24), (Villacañas, 2006: 78).

En todo caso, la extinción de la red neokantiana puso de manifiesto la relevancia que había adquirido la Universidad como principal foco de reproducción del cuerpo intelectual. Carente de una base institucional, más allá del proyecto editorial sostenido por la fortuna de Perojo -y a diferencia de su homologo alemán-, la red neokantiana no logró forjar escuela y acabaría engullida por la nueva oficialidad.

5.3. La red naturalista

Esta red surge como una extensión de las redes médicas (Claude Bernard) y antropológicas francesas (Paul Broca). Los focos madrileño y sevillano tienen su origen en la figura de Mateo Orfila, quien desarrolla su carrera medica y científica en París. Pedro Mata y Antonio Machado y Núñez fueron discípulos del médico mallorquín. En Barcelona, el tándem Turro y Pi y Suñer, constituyen el núcleo del otro foco de la red naturalista. La historia de esta red debe contarse en oposición a lo que podemos denominar como la medicina oficial, polo científico de la red oficial que posee unas características sociológicas similares a las que he descrito para los filósofos. La línea del frente se situará en el enfrentamiento entre la medicina espiritualista y el experimentalismo-evolucionismo, lo que interpelará directamente a la comunidad filosófica. En estos debates, el naturalismo encontrará en los neokantianos de la Revista Contemporánea a su aliado natural.

Aunque las profesiones liberales conforman la principal clase de origen de los miembros de esta red, resulta característico el índice de miembros que provienen de las tres últimas clases (un 51%) y de entorno rural (57%). Esto asemeja su nicho de reclutamiento al de la red eclesiástica. El naturalismo no contaba sin embargo con un entramado institucional como el de la Iglesia. La explicación puede discurrir por dos caminos. Frente a la fuerte exposición a una educación religiosa, el 50% de los naturalistas no había transitado por centros religiosos (sólo los neokantianos alcanzan esta cifra). Por otro lado, siguiendo a Pierre Bourdieu (2009), cabe considerar que las ciencias constituyen espacios reglados donde las clases populares encuentran una apuesta más segura, en comparación con otros donde los capitales sociales de origen pueden, bajo formas sutiles, decidir la diferencia entre el éxito y el fracaso. Los miembros de esta red combinan, por tanto, una baja adscripción religiosa (siendo la única red junto con la neokantiana en la que no hay sacerdotes), con una alta tasa de movilización política.25

En relación con el capital intelectual, cabe hablar de una red con un fuerte grado de internacionalización: la mitad de sus miembros han traducido a autores extranjeros26 y todos han realizado estancias de investigación, fundamentalmente en Francia. A diferencia de la red neokantiana –en los dos rubros anteriores sí se asemeja- cuenta con un alto porcentaje de miembros catedráticos, si bien es cierto que fundamentalmente en Medicina. De hecho, el 86% se ha formado en esta Facultad lo que hace que el dominio de las competencias empírico-científicas sea dominante (78%).

No se trata sin embargo de una red que acumule un gran poder institucional: ni en relación con puestos universitarios (un 83% no ejerce cargo), ni con los intelectuales (el 43% tampoco ejerce cargo).

Las revistas especializadas son las más frecuentadas (85%), dato que contrasta con la baja atención que reciben estas revistas por parte del campo. El motivo puede tener que ver con que el excesivo grado de especialización disminuye la atención de quienes no poseen esas competencias específicas. Lo que se mostraría aquí es el diálogo de la filosofía con un campo científico que va conquistando autonomía y que se encuentra en proceso de constitución, incluyendo disciplinas como: la Antropología Física, la Historia Natural, la Psicología Experimental, la Psiquiatría o la Fisiología, todas ellas disciplinas que se sitúan allende los muros de la Facultad de Filosofía.

6. CONCLUSIÓN

Este trabajo ha intentado mostrar algunos rasgos sociológicos de la vida filosófica española contemporánea en su momento de constitución. Estos rasgos, a mi juicio, contribuyen a explicar el marco dentro del cual se desarrollarían las trayectorias intelectuales y los proyectos creativos que la filosofía española posibilitaba en ese momento. Las redes intelectuales conforman el espacio concreto en el cual se efectuaban esos proyectos y se desarrollaban las estrategias filosóficas que he intentado mostrar. En tanto que espacios de socialización, las redes intelectuales definen tipos filosóficos. Más allá de las 6 redes-tipos que he esbozado, la filosofía española del siglo XIX adquirió ciertas características que determinarían la siguiente etapa (de esplendor) de las generaciones del 98 y del 14.

La filosofía dominante en la que se forjaron ambas generaciones, respondía a un tipo de producción marcada fundamentalmente por la formación jurídica y las competencias literarias. Si bien, vía el krausismo, se predisponía al diálogo con algunas de las ciencias sociales en desarrollo (sociología, pedagogía, psicología), la filosofía española contemporánea evolucionó alejada de la ciencia natural y de la matemática. Por otro lado, se trataba de una filosofía que no había logrado culminar la revolución universitaria que en otros países del mundo permitió a los intelectuales hacerse con el control de sus propias bases institucionales, lo que se tradujo en un diseño institucional que privilegiaba la reproducción del cuerpo escolar sobre la innovación y la creatividad. Estos rasgos se combinan con un ethos de vocación mundana y militante, muy atento a los temas de la agenda política, lo que alejaba a la filosofía española de la lógica de sistema y la aproximaba a la del ensayo y a la filosofía práctica.

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Notas

1 No discutiré el campo de oposiciones filosóficas, los debates y los argumentos que se dieron al respecto. La relación entre los resultados del estudio sociológico y el espacio de posiciones filosóficas lo he analizado en (X).
2 Luis Vidart: La filosofía española. Indicaciones Bibliográficas (1866), Marcelino Menéndez Pelayo: Historia de los heterodoxos españoles (1880-1882), Zeferino González: Historia de la Filosofía. Tomo IV (1886), Adolfo Bonilla y San Martín: Programa de historia de la filosofía española (1904) y Mario Méndez Bejarano: Historia de la filosofía española hasta el siglo XX (1929). Las fuentes utilizadas deben considerarse de carácter histórico. Quiere decir esto que, a diferencia de las fuentes sociológicas, poseen un carácter legado que las convierte en una suerte de reliquias descubiertas por el historiador a partir de las cuáles este realiza las inferencias. Sobre el concepto de reliquia (Goldthorpe, 2000)
3 La población objeto de estudio no demanda contraste estadístico debido a que no se trabaja sobre una muestra.
4 En ningún momento cabe entender la relación entre las condiciones que definen las redes y las trayectorias de los autores (o sus proyectos creativos) de manera mecánica: se trata de un espacio de posibilidad que debe contrastarse con el discurrir de esas trayectorias. Esto permite además apreciar las desviaciones y especificar clases de itinerarios, dentro del espacio de posibles de cada red.
5 No he logrado vincular con ninguna red a 5 de los 81 autores. Cuando un autor pertenece a dos redes, lo he incluido en ambas. Los que son fundadores de un nuevo linaje, los he ubicado únicamente en el entramado que inauguran.
6 Los datos han sido extraídos fundamentalmente de Hombres y documentos de la filosofía española, de Gonzalo Díaz Díaz, monumental obra en 7 tomos que constituye hasta la fecha el estudio prosopográfico más completo de la filosofía hispana. De esta forma se ha intentado mantener cierta homogeneidad en el origen de la información. Los huecos han sido completados a través de monografías especializadas y de la consulta de los fondos del Archivo Histórico Nacional, el Archivo de la Administración y el de la Complutense.
7 Sobre el concepto de complejo generacional como una categoría, no sólo cronológica sino sociológica (Mannheim, 1993).
8 En relación con los intelectuales que se formaron en las instituciones de la Iglesia, la cronología es similar, ya que el cambio fundamental se sitúa el Concordato de 1851, donde se regula la formación de futuros sacerdotes a través de los Seminarios Conciliares.
9 Entre paréntesis: número de individuos.
10 Individuos sin datos. No están incluidos en los porcentajes.
11 El género no constituye un criterio de diferenciación porque todos los individuos de la población objeto de estudio son hombres. Sobre cómo las instituciones intelectuales del nuevo régimen liberal se fundaron estableciendo como criterio esencial la exclusión de género: (García de León, 2005), (Romeo, 2014: 89-127), (Burgera, 2012).
12 El origen territorial resulta fundamental para entender la lógica de cooptación de las redes clientelares locales que se desplazan a la capital y a las capitales de provincia y que, debido a la debilidad del Estado, constituye una forma generalizada de promoción de las carreras políticas, intelectuales y administrativas (Carasa, 2007: 36-40)
13 Los estudios de Ciencias estaban incluidos en la Facultad de Filosofía y Letras hasta 1857, cuando ambas facultades se separan y la filosofía queda finalmente encuadrada con la Filología, la Literatura y la Historia. No hay representantes en la muestra que pasen por la Facultad de Ciencias, al menos como primera opción, por lo que se ha suprimido.
14 El Ateneo se funda en 1835: fecha de referencia con la que comienza nuestro relato. El Liceo, en 1837, y seguía una lógica similar, aunque se centraba en el arte y la literatura. El Casino, representaba el polo mundano: dominaban los hombres de negocios y las elites políticas locales. Sobre el Ateneo, la síntesis más detallada es la de Labra (1877). Sobre el Liceo, las memorias de Mesonero Romanos, uno de sus fundadores (1878). Sobre el Casino de Madrid, una penetrante sociología de la élite liberal en (Zozaya 2008).
15 En relación con estas dos formas de capital, habría que recordar que la red oficial, no sólo se entrelaza con las redes de la alta política isabelina, sino también con las redes literarias de la capital. En este marco, la oratoria, la palabra hablada elocuente, constituía una especie de moneda franca que permitía transitar por la tribuna, el foro, la prensa y la academia. Además de la cultura literaria, la cultura jurídica constituye el otro medio a través del cual se incorporaban estas competencias discursivas que caracterizan durante la época isabelina al hombre educado y cívicamente activo (Petit, 2014).
16 El sistema de exámenes de oposiciones para catedrático que estableció la oficialidad, se centraba en el conocimiento de las lecciones de los temarios escolares y su exposición oral; en otras palabras: la reproducción de un canon que, no obstante, se presentaba como alternativo al escolástico tradicional (Martínez, 2014).
17 “Armonía” y “libertad”, constituían posibilidades teóricas en el seno del krausismo hispano. Valga como ejemplo, el Discurso de apertura al curso académico de 1857, impartido por Julián Sanz del Río y que supone el punto de partida de la polémica con el neocatolicismo que centrará la atención de la filosofía española durante la década siguiente. El discurso puede leerse en clave de una proclamación de la armonía entre la fe y la razón, pero también como una demanda de libertad de la ciencia y sus instituciones frente a la Iglesia y el Estado.
18 Aunque sólo traduce un 42% de sus miembros, la labor es relevante: Platón, Aristóteles, Leibniz, Leonardi, Krause, Roeders, Ahrens, Tiberghein, Proudhon, Hartman o Georg Weber.
19 Revista de la Universidad de Madrid, Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, Legislación y Jurisprudencia, Nuestro Tiempo, Revista Contemporánea, Revista Europea.
20 Al igual que el krausismo, el nacionalcatolicismo debe ponerse en relación con el contexto europeo que, en el mundo católico, se verá atravesado por una “guerra cultural” y que, al igual que en España, tuvo su origen en la apertura del mercado religioso y el fin del monopolio que ostentaba la Iglesia (Clark, 2003: 11-46).
21 La Defensa de la Sociedad, El Siglo Futuro, El Padre Cobos, La Ilustración Católica, La Ciencia Cristiana o El Pensamiento Español.
22 Entre las publicaciones periódicas cabe destacar: La España Católica, El Criterio Católico, La Ciencia Cristiana o La Ciudad de Dios.
23 Francia y Alemania son los principales destinos. La labor de traducción es inmensa: Kant, Darwin, K. Fischer, Draper, Wundt, Voltaire, Spencer, etc.
24 Entre las principales revistas, además de la Revista Contemporánea: Revista de España. Revista Europea, Revista de la Universidad de Madrid o La Ilustración Española y Americana.
25 En la primera generación, domina la adscripción a la causa liberal contra el carlismo. En la siguiente, esta posición va evolucionando hacia un republicanismo de corte progresista o federal.
26 Sigismond Jaccoud, Jules Guyot, Ernst Haeckel o Voltaire entre otros.
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