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La política desde abajo: Una aproximación etnográfica a las actitudes políticas de la ciudadanía vulnerable
Politics from below: An ethnography of the political attitudes of vulnerable citizens
La política desde abajo: Una aproximación etnográfica a las actitudes políticas de la ciudadanía vulnerable
EMPIRIA. Revista de Metodología de las Ciencias Sociales, vol. 56, pp. 64-82, 2022
Universidad Nacional de Educación a Distancia
Recepción: 05 Mayo 2021
Aprobación: 07 Marzo 2022
Resumen: En este artículo se propone una etnografía de las actitudes hacia la política de aquellos ciudadanos que han sufrido de manera directa las consecuencias sociales y económicas de la crisis iniciada en 2008. Se corrige una limitación de los estudios basados en encuestas, que no suelen prestar la debida atención a las personas expuestas a formas avanzadas de marginalidad. Se ha observado e interactuado con, y entrevistado a personas usuarias de comedores sociales, grupos de autoayuda y también a participantes en asambleas de la PAH. Son estas personas ‘vulnerables’, cuestión que condiciona aspectos claves del diseño metodológico. Se argumenta que la perpetuación en la marginalidad es un elemento importante a la hora de entender las actitudes. La perpetuación en la exclusión y la pobreza puede desembocar en una desconexión permanente con la política. No obstante, si se dan las condiciones necesarias, la política, y en particular el activismo, puede concebirse como un medio para mejorar la realidad cotidiana.
Palabras clave: Metodología cualitativa, marginalidad avanzada, actitudes políticas, activismo, etnografía.
Abstract: This article draws on ethnographic research on the political attitudes of people who have been directly affected by the economic crisis of 2008. Analyses that use survey data do not always pay the necessary attention to expressions of advanced marginalization. This article uses observation and interviewing with users of soup kitchens, support groups and housing related forms of activism (the PAH, for instance). They are addressed as vulnerable communities, a relevant issue when it comes to research design. The path that leads towards marginalization is relevant for political attitudes. The more social exclusion and poverty become chronic, the higher the chances of a permanent disconnection with politics. However, under the right conditions, politics, and activism, can become a pathway for a better reality.
Keywords: Qualitative methodology, Advanced Marginalization, Political Attitudes, Activism, Ethnography.
1. INTRODUCCIÓN
La perpetuación en la pobreza y la exclusión social ha sido uno de los efectos más devastadores de la crisis financiera y de crédito iniciada en 2008, frecuentemente descrita como la ‘gran recesión’ (Salido y Carabaña 2019). Personas con importantes diferencias en sus capacidades educativas, historias laborales y experiencias vitales han acabado convergiendo hacia formas de marginalidad avanzada, es decir, dinámicas de exclusión social caracterizadas por su carácter casi estructural. No es extraño que una crisis económica afecte a los niveles agregados de desempleo, exclusión social o pobreza. La terrible innovación de la gran recesión ha consistido en expulsar de manera casi permanente a determinados grupos sociales de la participación en la economía formal, un proceso con dramáticas consecuencias desde el punto de vista económico y de bienestar social, pero también en relación con el ejercicio de la ciudadanía activa.
¿Cómo ha afectado la gran recesión en las actitudes políticas de aquellas personas directamente afectadas por las mismas? ¿Abocan las penurias asociadas con las crisis a la inevitable desconexión de la política, en un proceso que puede contribuir a la progresiva desaparición de estos grupos sociales del debate político y social? En este artículo se analizan los resultados de una amplia investigación de corte etnográfico sobre las actitudes políticas de personas que encajan bien en la idea de marginalidad avanzada. Wacquant (2020) define esta forma de marginalidad como una situación en la que la exclusión social se convierte en un rasgo crónico en un contexto de debilitamiento de las políticas sociales, globalización de la economía y transformación de las ciudades. En este sentido, la idea de marginalidad avanzada está emparentada con la ‘precariedad vital’, una coyuntura también permanente y que vincula los problemas en el empleo con los modos de vida e incluso las identidades (Tejerina et al 2013). El concepto de marginalidad avanzada, sin embargo, añade también la sugerencia de ser el resultado de un proceso de expulsión deliberada que refleja un nuevo paradigma en las relaciones entre el mercado, el estado y la ciudadanía (Sassen 2016).
Defendemos que la marginalidad avanzada no aboca necesariamente a la desconexión permanente con la política. La perpetuación en la marginalidad ciertamente tiene consecuencias en términos de desinterés y apatía. Las personas marginadas comparten con la población general el enfado ante la gestión de la crisis y también hacia aspectos relevantes de la vida política. No obstante, la experiencia con la marginalidad puede resultar un acicate para el desarrollo de un nuevo interés por la política asociado a la implicación en formas de activismo.
Este artículo se organiza como sigue. Primeramente, repasamos la literatura relativa a la relación entre actitudes políticas y marginalidad avanzada. La segunda sección discute la estrategia metodológica; seguimos aquí un acercamiento de corte cualitativo, claramente diferente del sentir mayoritario de la literatura académica sobre actitudes políticas, que privilegia el abordaje basado en encuestas. Esta es una investigación cualitativa con personas vulnerables, un escenario que presenta importantes retos y complicaciones tanto desde el punto de vista del diseño, como desde la óptica de la recogida y análisis de la información. Las secciones tercera, cuarta y quinta presentan los resultados del análisis etnográfico. En la sección final expondremos las conclusiones del trabajo.
2. ACTITUDES POLÍTICAS Y MARGINALIDAD AVANZADA
Particularmente en los países más afectados por la crisis, la gran recesión ha motivado posturas muy críticas frente a la gestión de los gobernantes y frente al significado y funcionamiento de la política en su conjunto (Ruiz-Rufino y Alonso 2017; Bosco y Verney 2016; Muro y Vidal 2016; Cordero y Simón 2016; Magalhaes 2015; Armingeon y Guthman 2013: 431). Este enfado, sin embargo, no ha derivado en una mayor apatía o desinterés (Galais y Lorenzini 2017). De manera casi general en toda Europa, la ciudadanía parece mostrarse cada vez más interesada en la política (Ganuza y Font 2018), en un giro actitudinal que convive, sin embargo, con sensaciones de frustración, cinismo y rechazo.
Cabe preguntar cuál es la situación particular de las personas que más han sufrido las consecuencias de la gran recesión. Las teorías clásicas de la cultura y el comportamiento político sugieren una profunda vinculación entre la marginalidad y la desconexión con la política (Almond y Verba 1963; Verba et al 1995). No es este el lugar para una revisión precisa de una literatura muy abundante, que no siempre ha llegado a acuerdos sólidos sobre los mecanismos que vinculan la pobreza, el desempleo, la desigualdad, la corrupción y las actitudes y comportamiento político. Sí parece existir acuerdo, sin embargo, en el relato genérico: “cuando el Estado se convierte en una “caja negra” incomprensible, opaca e inaccesible para la ciudadanía, lo esperable es que esta última se distancie del sistema político, participe menos y, cuando lo haga, opte progresivamente por partidos y líderes rupturistas que le prometan no tanto tener en cuenta sus demandas como restaurar su capacidad de influencia política” (Fernández-Albertos 2019:110-111). Los trabajos de Gómez Fortes y Trujillo (2016 y 2011) parecen confirmar la aplicabilidad del modelo cívico al caso español. Vivir en barrios altamente marginalizados y con elevada concentración de pobreza hace que sea difícil encontrar ventanas abiertas al mundo exterior, una situación que deriva en desidia al afrontar las sucesivas convocatorias electorales (también, Alhambra Delgado y Ruiz Chasco 2017).
No obstante, existen dudas acerca de si la marginalidad avanzada está irremediablemente asociada a la despolitización. El trabajo de Hochschild (2016) sobre las consecuencias políticas de la devastación medioambiental ejemplifica una literatura que relaciona el empeoramiento de la situación económica con la politización: como ocurre también con el apoyo a movimientos políticos de extrema derecha en comunidades empobrecidas, el descenso hacia la marginalidad puede llevar a la defensa de visiones políticas que aspiran a proteger valores y principios considerados relevantes en la esperanza de una futura recuperación. La literatura sobre movilización parece compartir una similar respuesta a la pregunta de si la marginalidad deviene de manera inexorable en despolitización y cinismo. Los análisis sobre el nuevo ciclo contencioso abierto tras el 15 de mayo de 2011 presentan la protesta social y política como un camino de recuperación para la política de los grupos con mayor riesgo de alejarse de las dinámicas de participación y deliberación colectivas (Portos 2021). Parece por lo tanto razonable sospechar que las actitudes políticas de las personas marginadas pueden combinar, como ocurre con la población general, sentimientos negativos hacia la política con nuevas expresiones de acercamiento a la misma; el grado de conexión con la política, y el sentido de dicha conexión, además, puede estar relacionado tanto con las circunstancias particulares que les empuja hacia la marginalidad, como con otros factores contextuales y personales que pueden ser relevantes, como la presencia o ausencia de posibilidades para la movilización o la propia fortaleza de las políticas sociales.
Ante estas incertidumbres, en este artículo optamos por partir de tres hipótesis (muy generales), que exploramos a partir de un extenso trabajo de corte cualitativo. En primer lugar, la perpetuación en la exclusión puede ser relevante para comprender diferencias en el acercamiento a la política. Las personas marginadas pueden demostrar actitudes generalmente más negativas con la política, con una destacada presencia de emociones y sentimientos ligados al cinismo y la desconfianza. No obstante, estos rasgos pueden ser más acuciantes en el caso de quienes transitan en estas nuevas formas de marginalidad durante un largo período de tiempo. Quienes construyen su difícil situación como un desafortunado episodio del que se ha de poder salir, quizás albergan esperanzas en la política como espacio para la mejora de su situación personal. En segundo lugar, planteamos que la marginalidad puede afectar a cuestiones básicas relativas a la capacidad de las personas para comprender y acercarse a la política. Giugni y Grasso (2018: 9) hacen alusión a los “grupos desamparados”, grupos que además de sufrir la crisis con mayor crudeza encuentran mayores dificultades para reaccionar ante los problemas incluyendo el compromiso político. Finalmente, pueden existir mecanismos para aliviar la sensación de desconexión. El trabajo de Funes y Robles (2016) muestra la reconocida utilidad del asociacionismo para alejarse de contextos sociales potencialmente adversos; es una fuente de empoderamiento, adquisición de recursos sociales y transformación de las actitudes políticas (Mazumder 2018, Wallace et al 2014). Exploramos los efectos de la participación en redes de cooperación y activismo como motor del renovado interés por la política. Actitudes como los sentimientos de eficacia, la confianza o el interés en la política, responden a los aprendizajes asimilados a partir de la participación en diferentes formas de activismo.
3. INVESTIGAR CON POBLACIONES VULNERABLES
El presente artículo se basa en 32 entrevistas semi-estructuradas realizadas entre la segunda mitad de 2016 y la primera mitad de 2017. Corresponden a cerca de 29 horas de grabación. Las conversaciones estaban organizadas en torno a cinco bloques, que recogían nuestra curiosidad por la situación personal, las necesidades de gasto, la valoración de la política, las diversas formas de participación política, así como un conjunto variado de preguntas generales sobre criminalidad y migración.1 Todas las personas entrevistadas vivían lejos de la marginalidad con anterioridad a 2008. Por efecto de la crisis, sin embargo, o bien perdieron su empleo o bien vieron como este empleo se precariza. Consecuentemente, todos ellos sufrieron una considerable reducción de ingresos que afectó a su capacidad para afrontar los gastos corrientes, incluyendo la cuota mensual de la hipoteca. La tabla 1 resume algunos datos relevantes sobre estas personas entrevistadas.
El abordaje de corte etnográfico permite paliar dos problemas comúnmente vinculados al estudio social de las poblaciones vulnerables (Lee 1993). El primero de los problemas está asociado al acceso. Como se hace particularmente evidente en los análisis políticos a través de encuestas de opinión, las poblaciones vulnerables tienen contornos difusos, están ‘ocultas’, son ‘de difícil acceso’ (Santi 2015: 66; Aguilera et al. 2003). Con el fin de incorporar diferentes expresiones de la marginalidad, seleccionamos dos espacios para el contacto y acceso a las personas entrevistadas. En primer lugar, varios comedores sociales y bancos de alimentos en la ciudad de Madrid; en segundo lugar, asambleas de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) y Oficinas de Ayuda Mutua, también en la misma ciudad. Buscábamos perfiles similares, pero en espacios diferentes, y por lo tanto se debe advertir que las personas informantes en los diferentes espacios no estaban relacionadas entre sí. Elegimos las asambleas de la PAH como un espacio suficientemente representativo de las nuevas formas de política contenciosa anti-austeridad (sobre la representatividad de la PAH se puede consultar el trabajo de Santos 2020). Contactamos con diferentes secciones de la PAH ubicadas en la ciudad de Madrid, así como con distintas Oficinas de Ayuda Mutua y asociaciones como “Alternativa en Marcha”. Conseguimos acceso para visitar esos espacios durante varios días, con el fin de presentar esta investigación y entablar conversaciones informales previas con posibles informantes. Desde dichas asociaciones se nos ofreció el contacto de potenciales informantes. En lo que respecta a los usuarios de comedores sociales y bancos de alimentos, la estrategia se limitó únicamente a establecer conversaciones previas con posibles informantes dispuestos a participar.
El segundo de los problemas tiene que ver con el rechazo de las personas informantes a participar. Las personas vulnerables corren un riesgo extraordinario de sentirse juzgadas en conversaciones que puedan revelar limitaciones en su comprensión o conocimiento. La entrevista en estos casos puede contribuir a revivir sensaciones de angustia, invasión de la privacidad o ansiedad, dando pie a mayores problemas de autoestima (Santi 2013; Goodrum y Keys 2007; Loo 1982). En el contexto de esta investigación, varias personas reconocían sufrir problemas psicológicos y, además, se mostraron en un principio incómodos con el desarrollo de una conversación sobre un tema – la política – que sentían particularmente lejano y desconectado de sus dificultades cotidianas. Como señalaría una entrevistada: “Te digo que ahí, aquí en este as…en este aspecto me… me pierdo, por eso no quería hacer…No quería hacerte la entrevista contigo por lo mismo, porque es que me pierdo aquí. (…) Me lío. Con la política es que me lío. Es que no…” (E19, asidua a asambleas de la PAH Madrid). Usamos un riguroso protocolo ético para abordar los problemas de acceso y de vulnerabilidad emocional, construido en torno a los principios de confianza, responsabilidad y reciprocidad (Mitchell e Irvine 2008; McCosker et al. 2001). Fuimos extraordinariamente flexibles en relación con el desarrollo de la entrevista, permitiendo constantes interrupciones, largas pausas, o su parcelación en varios días. Presentamos los temas de maneras accesibles y sencillas, que facilitan la comprensión, en un esfuerzo por no provocar sentimientos de intimidación o vergüenza. En particular evitamos dar por sentada la previa comprensión de algunos conceptos, proporcionando durante las entrevistas explicaciones claras de cuestiones tales como el ‘interés por la política’.
Finalizamos con la cuestión del análisis. Hemos seguido las recomendaciones de la teoría fundamentada, avanzando de manera inductiva para construir categorías que resumen un conjunto complejo de datos (Trinidad et al. 2006). Identificamos seis entrevistas particularmente relevantes desde el punto de vista de la riqueza de las respuestas para proceder con una primera codificación; esta se realizó de manera autónoma por cada uno de los dos autores del artículo. Tras una revisión de esta primera codificación de manera cruzada, generamos un sistema de categorías que permitían diferenciar entre grandes espacios de análisis. En primer lugar, la descripción de las actitudes; en segundo lugar, las limitaciones de las categorías asociadas a los estudios sobre actitudes políticas, con atención a los problemas de contradicción, solapamiento y conocimiento; finalmente, los relatos referidos a la reconexión con la política y al activismo. Estas tres grandes categorías descansan, como suele ser normal, en una estructura piramidal de códigos que en nuestro caso consistía en tres niveles; a modo de ilustración, por ejemplo, la categoría principal ‘descripción de las actitudes’ subsume cinco códigos del nivel anterior: ‘es que llevo mucho tiempo así’, ‘¿cerca o lejos de la política?’, ‘¿me interesa o no?’, ‘política y urgencias materiales’, ‘política para arreglar los problemas de verdad’. Y cada uno de estos códigos de nivel intermedio se descompone de nuevo en códigos/etiquetas más específicos. Por ejemplo, el código ‘¿cerca o lejos de la política?’ se descompone en los códigos/etiquetas: ‘no me interesa la política’, ‘me interesa la política’, ‘la política es solo votar’, ‘la política son más cosas’, ‘voto’, ‘política y emociones negativas’, ‘política y emociones positivas’. Aplicamos este sistema de categorías a las restantes entrevistas, hasta que la percepción de saturación teórica aconsejó poner fin al proceso de recogida de información. Las secciones restantes de este artículo resumen los aprendizajes obtenidos en los tres espacios de análisis.
4. EL INTERÉS POR LA POLÍTICA Y LOS PROBLEMAS DEL DÍA A DÍA
A diferencia de la población general, que despliega altos niveles de interés por la política precisamente como reacción a la crisis económica, las personas marginadas y particularmente aquellas personas con experiencias muy prolongadas en la exclusión social afirman estar desinteresadas en política. Comparten con la sociedad en su conjunto una reacción centrada en emociones negativas: la política genera desconfianza, y las emociones que despierta son mayoritariamente el descontento y el cinismo. La sensación imperante es así de una muy baja eficacia política interna: se comparte el pesimismo ante la escasa capacidad para poder influir en asuntos políticos. Sin embargo, en el caso de las personas marginadas predomina una concepción pasiva de la política, en la que la participación de la ciudadanía, como mucho, parece estar limitada al voto.
Las personas marginadas despliegan una visión muy limitada de la política, que parece prestar exclusiva atención a un entendimiento de corte exclusivamente institucional. Como señala una persona asidua a asambleas de apoyo:
“Lejanía. O sea, mundo distinto, que bueno. Que está ahí, pero que no sé. Pues como dicen las…de la, de las brujas, que no existen, pero haberlas haylas. Pues igual, políticos están ahí, y haberlos haylos, no lo sé. (…) Hablan de los ciudadanos, pero no saben ni lo que son los ciudadanos. Viven de espaldas, yo creo, a la, a la realidad. Se fijan quizás mucho en lo macro, en la macroeconomía, la política, la macrosociología, la macro sociedad. Pero lo que es a la hora del micro, nada. Es que yo creo que no saben ni lo…ni lo que es. (…) Nunca he sido…nunca he estado muy interesado. Me ha parecido que el mundo político… Ha sido un mundo…alejado de los ciudadanos.” (E32, asiduo a asambleas de una asociación de apoyo a parados de larga duración).
No obstante, es importante señalar que la perpetuación en la marginalidad es un dato relevante para valorar el interés y la implicación políticas. Las personas más vulnerables, en muchos casos con problemas de sinhogarismo prolongado, con un nivel de ingresos escaso o incluso nulo, y con una necesidad sostenida de asistencia por parte de los Servicios Sociales y organismos de beneficencia, despliegan una narrativa de apatía y desinterés: “Entonces claro, eso, eso en mucha gente, muchas capas de la población, que ve que han pasado años y ve que su vida no…no toma un giro, pues lo que lleva es a una…en muchas personas a desafección política.” (E4., usuario de comedores sociales). Por el contrario, las personas recién llegadas a la exclusión, particularmente en casos vinculados con la amenaza de pérdida de la vivienda, viven este momento de infortunio personal como una oportunidad excepcional para prestar atención a todas las dimensiones de la política. Muchas de estas personas confiesan haberse ‘habituado’ al consumo de información política, de manera casi militante: “Me considero una persona muy informada. Muy informada, mucho más que la media, por supuesto. Pertenezco a una minoría” (E28. asidua a asambleas de la PAH Vallecas). El mayor nivel de información política de estos informantes motiva que a menudo muestran un discurso crítico hacia la “despreocupación” de buena parte de la ciudadanía hacia cuestiones que afectan de una manera importante a sus vidas: “No. Yo estoy bastante informada. Y bastante más que la mayoría. Yo hablo con gente, y no entiendo cómo pueden ser tan borregos. Tan poco preocupados, no por ellos, porque yo tengo que luchar, no ya por mí, ya por el futuro de mi hijo”. (E29, asidua a las asambleas de la PAH Madrid); o como señalaría otro entrevistado: “Me ha, me ha, me ha hecho despertado en mi letargo…apolítico. Me ha despertado de mi letargo apolítico” (E17, usuario de comedores sociales). Avanzando un poco más en las actitudes de las personas marginadas, confirmamos la sugerencia ya presentada en la literatura y que apunta a que la vivencia de la marginalidad avanzada invita a una consideración claramente instrumental y economicista de la política (Funes y Cámara 2020: 85). Las personas atrapadas en situaciones de marginación orientan sus preocupaciones hacia la satisfacción de las necesidades a corto plazo, sin energías para la atención de los problemas complejos asociados a la política. En palabras de un usuario de comedores sociales: “Pero sé que la vida es política, porque…si usted no tiene el dinero para comer, no puede pagarse su comida” (E10, usuario de comedores sociales). Cuando la exclusión social se sufre de manera directa y personal, el individuo encuentra incentivos para vincular la política con las causas, experiencias y soluciones a sus problemas materiales. Estas personas pueden ser usuarias habituales de albergues y comedores sociales como respuesta provisional a sus problemas habitacionales y nutricionales. Algunos han perdido su vivienda o se encuentran inmersos en un proceso de desahucio. Como señala un entrevistado, es complicado compatibilizar el interés por la cosa pública cuando hay una vida que levantar:
“Como a mí, mi política es el trabajo y… (...)Yo…hago lo que puedo (con tono indiferente). Yo la verdad es que estoy centrado en levantar mi vida y la política me la pela bastante, aunque ya ves que tengo mi opinión, y es bastante agitada. La política me la pela”. (E7, usuario de comedores sociales y de una habitación social).
Las personas en situación de marginalidad leen frecuentemente la política a través de las lentes de las carencias de la protección social, sin energías o disposición a valorar otros aspectos del engranaje institucional. No sorprenderá así descubrir que las conversaciones, en principio sobre actitudes políticas, derivan de manera casi urgente en reflexiones sobre el estado de bienestar y las medidas sociales contra la exclusión. Esta cuestión se ejemplifica con la crítica a las políticas de austeridad, las cuales son interpretadas como una pérdida de derechos: “[las políticas de austeridad influyen] en todo. Lo que pasa es que no nos damos cuenta. En todo. Influyen en todo. En los servicios. En los servicios que te dan, o sea los servicios públicos que tienes. La sanidad…la enseñanza, que es una vergüenza.” (E15, usuario de comedores sociales).
5. CONTRADICCIONES, SOLAPAMIENTOS Y CONOCIMIENTO EN EL ESTUDIO DE LAS ACTITUDES POLÍTICAS.
Nuestra segunda hipótesis dirigía la atención hacia las particularidades de las personas marginadas en lo tocante a cuestiones básicas relativas al acercamiento a la política. La política puede a menudo despertar dudas y confusiones en la población general; se pueden confundir las visiones normativas sobre lo que debería ser con la evaluación certera de las circunstancias presentes. Este es un problema, sin embargo, particularmente relevante al tratar con poblaciones vulnerables; en su estudio sobre las emociones que despierta la política, Funes y Lagoma (2020: 53) encontraron ya que la precariedad y los bajos niveles educativos resultaban en particulares dificultades para la comprensión o la elaboración de discursos consistentes. Mientras que la población general puede realizar valoraciones complejas que diferencian, por ejemplo, entre la política (‘en mayúsculas’) y la coyuntura política en un momento determinado, las poblaciones más vulnerables no siempre son capaces de esto (Funes y Cámara 2020: 79).
La posibilidad de contradicción tiene que ser abordada como una realidad legítima asociada a los relatos de colectivos en situación de vulnerabilidad. Muchos informantes están muy dispuestos a señalar que la política ‘no les interesa’, aunque, simultáneamente, reconozcan que en momentos puntuales pueden prestar atención a asuntos que pueden estar directamente relacionados con sus problemas personales. Particularmente en el caso de las conversaciones con personas que frecuentan comedores sociales y otros servicios asistenciales, emergen momentos de interés selectivo por la política, que no contradicen el sentir general de desapego, apatía y extrañamiento; la política puede ‘gustar’ y ‘no gustar’ al mismo tiempo, o puede interesar y no interesar en el mismo relato. O desde otro punto de vista, la situación de habitual desinterés se ve “interrumpida” por períodos de un eventual interés por la política. Un interés que es puntual y se explica por la vinculación a la política de determinados sectores concretos y vinculados con sus necesidades, como los Servicios Sociales. Como señala de manera extensa esta informante:
“Bueno, alguno. Los que van más con los ciudadanos, sí. Los que van más por cosas de ellos, pues…no. (...) A ver, no. Es que me interesan algunos puntos. No me gusta la política, es decir. Pero hay puntos a lo mejor, que yo oigo. Que yo estoy cocinando en mi casa, por ejemplo, ¿no? Y oigo una noticia y digo “ay, ésta me interesa”. Y salgo y lo veo. ¿Vale? pero porque a lo mejor yo me veo en esa situación, también, de la que se está hablando ¿entiendes? Pero no porque a mí me guste. O sea, me da igual”. (E11, usuaria de bancos de alimentos).
O también E16.:
“No…me interesa ahora. Pero porque me afecta. Antes me afectaba solo en el tema laboral ¿Me entiendes? Por lo que te acabo de comentar. Me interesa más ahora, porque también tiene mucho más que ver con…con Servicios Sociales, con demás, que ahora me afecta más directamente, que estoy yo tirando de ellos, entonces sí, me afecta más. Pero vamos, realmente a mí la política no me interesa. Para nada.” (E16, usuario de albergue y comedores sociales).
El segundo aspecto relevante tiene que ver con el solapamiento, es decir, con la confusión bajo una misma categoría de dimensiones nítidamente diferentes. En el caso de las actitudes políticas de las personas en riesgo de exclusión social permanente, el acercamiento cualitativo permite, por ejemplo, deslindar dos dimensiones del ‘interés’ por la política: la emocional, asociada a la disposición favorable hacia los objetivos políticos, y la cognitiva, asociada a la comprensión de la relevancia de esta. De manera generalizada las personas entrevistadas aceptan la relevancia de la política en sus vidas, y más aún cuando su situación cotidiana está plagada de dificultades de complicada solución. Como comentaba una persona necesitada de la ayuda prestada por los comedores sociales: “[la política] nos afecta igual, lo que pasa es que ahora quizás la gente ha tomado más conciencia. Un poquito más conciencia, tampoco…No se va a hacer ninguna revolución.” (E28, usuario de comedores y albergues sociales).
Finalmente, se ha de considerar el problema del conocimiento. Las situaciones de privación y carencia generan necesidades extraordinarias en términos de información; ocurre algo similar en los tiempos de pandemia, en donde muchos ciudadanos acuden de manera compulsiva a las noticias tratando de encontrar elementos para la esperanza. Al mismo tiempo, estas personas pueden encontrarse ante enormes dificultades en términos de capacidades cognitivas. Por lo general, la mayoría de los informantes que muestran un bajo interés por la política reconocen abiertamente que tan sólo acumulan unos conocimientos básicos, limitados a la identificación de los principales líderes políticos y los partidos a los que pertenecen. Sin embargo, estos conocimientos limitados no se corresponden a su juicio con una comprensión de la política suficiente. Afirmaciones como las de ‘E31’, “No. no me…No. Simplemente por lo que comento, oigo, y escucho. Yo no entiendo de política” o ‘E10.’, “La gente dice que algunos roban. Otros dicen que roban menos. Entonces, eso no lo comprendo. No lo comprendo.”, son muy frecuentes. Es interesante señalar que las dificultades de comprensión se extienden también a algunos entrevistados con vinculación a formas de activismo. Es el caso de ‘E5.’, (asidua a asambleas de la PAH Vallecas) por ejemplo, quien ante preguntas sobre la realidad política en la que se mueve, afirmaba: “Pues la verdad es que no sé qué opinar, porque no…Yo de política no entiendo mucho, sinceramente.” La brusquedad con la que se están cambiando algunos aspectos de la política española también ha contribuido a desorientar a algunos informantes, y en especial a quienes han visto alterada su situación por la combinación de problemas familiares agravados por la crisis económica y cuya respuesta ha sido relegar su interés por la política a un segundo plano: “Bueno. Ahora no. Antes sí entendía. (…) Y antes era esto y esto. Y antes era el PP y el PSOE. (…). Y ahora tenemos el PP, Ciudadanos, Izquierda Unida, los otros, el otro y el otro (con un tono despectivo). (E26, beneficiario de ayuda de la asociación Alternativa en Marcha).
6. SOCIABILIDAD, ACTIVISMO Y RECONEXIÓN CON LA POLÍTICA
La vinculación en protestas y diversas formas de movilización puede alterar la percepción individual acerca de la política y de la necesidad de vincularse con ella. Los datos recogidos en esta investigación sugieren que las personas excluidas socialmente no son ajenas a estos mecanismos facilitadores de la vinculación por la política. Por lo pronto, aquellas personas que se vieron abocadas a la marginalidad por primera vez, y en muchos casos de manera sorprendente, vieron en la crisis económica un (terrible) estímulo para recuperar el interés por la política. El testimonio del ‘E9’ es particularmente revelador: personas con un bajo interés por la política con anterioridad de la crisis, que no preveían en ningún caso que pudieran descender de manera tan alarmante en la movilidad social, y que, como consecuencia de este retroceso, prestan mayor atención a la cuestión pública:
“Sí. La gente se interesa más porque se ve más afectada. Porque mira, cuando el…en los tiempos de…antes de…Cuando estaba la construcción, que eso no era una economía productiva, era una economía especulativa, pues la gente, como no le afectaba directamente, pues pasaba. Pero ahora como ya le afecta directamente, ahora se meten más. Ya ves la cantidad de Movimientos Sociales que van saliendo. Pues por eso, porque ahora están más afectados. Pues por eso, porque mientras la gente tienes sus ingresos en su casa, y eso, pues la política la dejan relegada al segundo plano, o tercero.” (E9., usuario de comedores sociales).
En gran parte de los relatos se explora la realidad de la vivencia compartida de la marginalidad. Tomar conciencia de que los problemas que parecen individuales son en realidad compartidos por muchos otros ciudadanos genera una empatía y contribuye a aumentar el interés por la búsqueda de soluciones; en esa búsqueda muchos entrevistados acabaron resituando aspectos de la política como una realidad que no podía seguir resultando ajena. En palabras de un usuario de comedores sociales, “Pues yo a los 19 o así, 19, 20, ya me empecé yo a verme yo…reflejado en esto ¿no? En qué hacer…por qué pasa esto. ¿Pero a raíz de la crisis económica o no tiene que ver esto? Sí, sí. Al ver la desesperación de las personas, al ver todo esto” (E2., usuario de comedores sociales).
La (re)apertura hacia la política, sin embargo, está condicionada a la participación en redes sociales más o menos constantes, más o menos estables. Quienes participan de diferentes actividades colectivas exhiben un discurso matizado y aperturista hacia la política, receptivo a la reconexión. ‘E30’, por ejemplo, ejemplifica los relatos que incluyen un fuerte elemento agencial, ligado a la necesidad de esforzarse: “Y hay que mirar qué políticos hay, qué políticos puedes elegir…y tienes que…tienes que trabajar. La democracia no te cae del cielo (Ríe)” (E30, asiduo a asambleas de una asociación de apoyo a parados de larga duración). ‘E3’ es también representativa de un tipo de relatos que exhiben una mayor conciencia del valor de la política, conciencia asociada a su participación continuada en actividades colectivas:
“Sí. Desgraciadamente, sí. Y cada vez más. Porque creo que cada vez hay más distinción entre pobres y ricos. (…) Pues porque ves que hay una serie de derechos que están tocando, que deberían ser intocables. Entonces, te interesas más. Y te das cuenta que casi todos los recortes, casi todo lo que afecta sobre esta crisis, es por parte de la derecha. Entonces claro que te involucras más. A mí antes me daba lo mismo unos que otros. Ahora no”. (E3, asidua a asambleas de la Oficina de Apoyo Mutuo de Ciudad Lineal).
El activismo en materia de vivienda es el ejemplo más evidente de reconexión con la política asociada a la participación en redes sociales y personales. Para muchas personas, esta es la única manera de ‘arreglar’ su problema: “Bueno, a mí…a mí me, me interesa bastante porque es la única forma que se puede arreglar esto, porque…justamente, los malos gobiernos, o la mala política ha sido la que nos ha llevado a este extremo de…de, de esto de los bancos que nos han engañado y nos han estafado” (E20, asidua a asambleas de la PAH Madrid). Varias de las personas entrevistadas en este estudio están vinculadas de diferentes maneras con la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH), una estructura de movilización central en la revitalización del movimiento por la vivienda digna a partir de 2012 (Santos, 2020). Los trabajos especializados en esta forma de activismo destacan la peculiar combinación entre principios y agravios que explica la vinculación con la PAH o iniciativas similares: muchos participantes en las reuniones periódicas de la PAH, así como en los eventos de protesta organizados por ella, están exclusivamente guiados por la situación de necesidad inmediata asociada a la pérdida de vivienda. A diferencia de otros contextos movilizadores, son personas que cesan en su activismo tan pronto se encuentra una solución a su situación particular. “Pues la verdad es que sí. (…) Pues…porque como antes iba todo bien, no hacía falta implicarse, ni informarse. Pero hoy en día, te tienes que informar porque…pa´ ayudarte…en muchas cosas ¿no? En muchos ámbitos. Pues por ejemplo…en ayudas, eh…en qué leyes hay para…para que, para los que no tienen vivienda. Todas esas cosas ¿no?” (E13, asistente a asambleas de la PAH de Carabanchel)
Los discursos de las personas vinculadas con las asambleas de la PAH reflejan aprendizajes colectivos adquiridos precisamente en el proceso asambleario, que lleva a las personas a participar de un diagnóstico muy claro (la implementación de políticas de austeridad ha resultado perjudicial para la ciudadanía; las élites políticas están en connivencia con las entidades financieras, agravando el problema de la vivienda), así como de una prognosis que justifica el activismo como la única alternativa para poder defender sus derechos. ‘E5’ ofrece una presentación clara de estas ideas:
“Pues…porque hay…yo como ahora estoy en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, pues estoy aprendiendo día a día, de que, de que…esta crisis, ha sido…que la base de esta crisis ha sido una estafa hipotecaria, por parte de los bancos, y los políticos están del lado de los bancos, y le dan la espalda a los ciudadanos, y…ahí hay una mezcla de, de intereses, por parte de los bancos, los políticos, y claro que afecta negativamente porque fíjate, hemos… hemos tenido y tenemos una estafa hipotecaria, y la Justicia…no actúa, o sea, le cuesta actuar y defender los derechos de los ciudadanos, darnos la razón, y tenemos que luchar muchísimo para conseguir nuestros objetivos, y…y sí, en seguida también hay recortes, en educación hay recortes, sí que nos, sí que hemos sido afectados…” (E5, asidua a asambleas de la PAH Vallecas).
El activismo social tiene consecuencias reconocidas en las actitudes políticas de quienes participan, particularmente a través de mecanismos emocionales, relacionales e identitarios. Las personas informantes ofrecen ilustraciones de estos mecanismos. En primer lugar, en muchas ocasiones se resalta el valor de la ayuda moral asociada a la posibilidad de compartir los problemas con personas que atraviesan situaciones similares: “Por eso en la PAH, es que llegas allí… Claro, todo el mundo estamos en la misma situación, en el se…o sea, que no hace falta ni que hables. O sea, tú ya te sientes bien estando allí” (E24, asidua a las asambleas de la PAH Madrid). En segundo lugar, y junto al apoyo emocional, los activistas reciben una información más detallada de sus propios problemas, contextualizándolos en el marco político y económico. Para poder dar respuesta a estos problemas, será necesario informarse: “O sea, me interesa muchísimo…no como política de hablar de política y de…que me cansa y me aburre mucho, sino me preocupa el que…todo es política…vivir es política…lo que nos está pasando es política, o sea que hay que luchar, hay que hacer cosas, hay que saber, hay que estar bien informados, y hay que saber a quién se vota y a quien se…claro, claro que…me preocupa muchísimo. (E24, asidua a las asambleas de la PAH Madrid). Finalmente, la participación en formas de activismo genera una nueva conciencia de grupo. La toma de conciencia es uno de los elementos clave de la influencia que tiene el activismo como mecanismo activador del interés por la política. La participación en asambleas de los diferentes colectivos, además de facilitarles la comprensión de la política, también genera en muchos de estos informantes una concienciación de la importancia de la política. Se forja la idea de que la política tiene una importante influencia en sus vidas. Se trata de una realidad de la que no habían sido conscientes anteriormente, pero de la que sí tomaron conciencia en el marco de la ‘gran recesión’ al verse directamente afectados. Esta concienciación supuso un cambio de mentalidad con respecto a la política, la cual deja de percibirse desde la lejanía.
“Pero es que cuando te ocurre esto que a mí me está sucediendo, te das cuenta de que la política no es algo lejano. De que lo que organizan estos, estos señores en el Congreso, resulta que es la vida que yo voy a llevar todos los días. Y no, y no hay esa conciencia, pero es que es así. O sea, que ellos dicen que yo tengo que cobrar tanto, pues yo voy a cobrar tanto. Que la luz va a ser más cara, pues eso a mí me afecta a diario. O sea, mi vida está en sus manos. Entonces yo esa conciencia, yo antes no la tenía, pero ahora sí la tengo” (E8, integrada en el círculo de Podemos Moratalaz).
La concatenación de mecanismos deriva en un aumento del interés por la política, quizás de manera sostenida en el tiempo. Confirmando la pluralidad de experiencias que convergen en la marginalidad, muchos testimonios muestran una reactivación de un interés previo que, durante un determinado período, estuvo apagado. Algunos informantes, con un tono autocrítico, hacen mención a este `aburguesamiento´ para justificar un prolongado período de letargo político. El cambio brusco de una situación relativamente acomodada a posiciones de riesgo de exclusión ha llevado a volver a interesarse por la política.
“Totalmente. Estoy muy…me gusta porque… Eh, escucho todas…la Ser, la Cuatro, la Sexta. A nivel de, a mediodía, me gusta controlarlo, me gusta estar metida en la política. Siempre he sido muy política. Lo que pasa es que tuve una temporada que me aburguesé bastante. Y ese es el relajamiento que hemos hecho la mayoría de los españoles, y lo estamos pagando.” (E29, asidua a las asambleas de la PAH Madrid).
En definitiva, el activismo, además de dotar de un sentido crítico a los informantes, también les ofrece una esperanza de, por lo menos, poder luchar por mejorar su propia situación a través de la participación política. Es por esto que, los informantes integrados en estos colectivos, además de mostrar un mayor interés por la política, también son más propensos a participar activamente.
Se puede hacer aquí una referencia final a la cuestión del interés por ‘Podemos’, como ejemplo de la materialización de las actitudes genéricas en objetos de consumo político específicos. En palabras de una entrevistada: “Entonces, sí [la política] era un tema que me ha interesado, lo que pasa es que lo daba como por perdido, porque es que no había en la sociedad una conciencia como para poder eh…decir “vamos a solucionar este tema”. Cosa que cuando surgió Podemos, pues me pareció que, que sí era, que era la solución ¿no?” (E8, perteneciente al círculo de Podemos de Moratalaz). Buena parte de los informantes más interesados por la política y con mayor disposición a la participación, muestran su simpatía con este partido e incluso en algunos casos acuden a las asambleas de sus círculos. Este hecho, va en concordancia con los hallazgos de FernándezAlbertos (2015), que mostraba cómo las bases de Podemos, inicialmente formadas por activistas, posteriormente aglutinaron a aquellos ciudadanos que peor valoran su situación económica personal. La aparición de Podemos y su discurso movilizador contribuyó a aumentar la moral de estos informantes, así como su eficacia política interna. De nuevo, el discurso de E8 corrobora el argumento de la esperanza como motor impulsor del interés por la política: “Me interesé por el tema de Podemos porque…me pareció cuando surgieron en 2014, me pareció que lo que decían era sincero. Y…y empecé a frecuentar las asambleas y la verdad es que la gente me ayudó. Moralmente para mí fue una ayuda tremenda” (E8, perteneciente al círculo de Podemos de Moratalaz).
7. CONCLUSIONES
La crisis financiera y de crédito iniciada en 2008 ha dejado legados profundos en asuntos claves tales como la distribución de la renta, la fortaleza de los servicios públicos o la conformación de los sistemas de partidos. La crisis aceleró tendencias que ya estaban en marcha, y que apuntan a debates fundamentales sobre el trabajo, la riqueza y, en particular, sobre las soluciones colectivas que se arbitran para aquellos grupos sociales sin capacidad para cabalgar el tren de la acelerada globalización y la privatización de la cosa pública. La actual crisis pandémica supondrá con toda certeza un nuevo acelerón para estos procesos de cambio. En este contexto, se hace cada vez más urgente prestar atención a los grupos sociales directamente afectados por estas grandes crisis; es una nueva ciudadanía vulnerable, un colectivo numéricamente en expansión, y cuya situación ha sido presentada por la literatura social crítica como una marginalidad avanzada. ¿Qué tipo de relación con la política se puede construir al padecer un claro infortunio y enfrentarse a penurias que seguramente condicionan todas las decisiones cotidianas y a largo plazo?
Esta investigación descansa en la esperanza de ser el inicio de un nuevo y mejor empeño por comprender las consecuencias políticas de las grandes crisis económicas entre aquellos que más las sufren, y, también, por identificar posibles soluciones que pueden contribuir a la reconexión política de estas personas. Defendemos sin embargo la necesidad de prestar atención a los discursos generados sobre la política ‘desde abajo’. Se propone así un análisis de corte etnográfico de las actitudes políticas de algunas personas directamente afectadas por la crisis económica iniciada en 2008. Son estas personas vulnerables en varios sentidos, sujetos que pueden exhibir una gran fragilidad personal, económica, emocional y psicológica, y cuyos relatos, de extraordinaria importancia, han de ser obtenidos de manera cuidadosa y éticamente responsable. Naturalmente, no se hace una impugnación general a los estudios de actitudes políticas a partir de datos de encuesta, más bien todo lo contrario. No obstante, se defiende la necesidad de complementar ese acercamiento mayoritario con otras estrategias de investigación, que permitan llegar a donde las encuestas quizás no llegan.
Al emplear la idea de marginalidad avanzada se ha buscado poner el acento en un rasgo distintivo de una nueva coyuntura económica y social, en donde la pobreza y la exclusión social se pueden convertir en situaciones crónicas, en rasgos permanentes que pueden afectar a grandes grupos sociales. Las personas expuestas a una especial vulnerabilidad, quizás por estar en riesgo claro de perder la vivienda, muestran una mayor dificultad para comprender la política; estas personas han perdido progresivamente el interés por la cosa pública, focalizando sus esfuerzos en reconstruir sus vidas. El análisis de los discursos de estas personas marginadas revela el peso de concepciones instrumentales de la política: la política tiene sentido en la medida que se relacione con las cuestiones que dan sentido a su vida cotidiana. Se trata de una visión economicista, una reflexión sobre los asuntos públicos que no puede escapar de las vivencias diarias asociadas a la marginalidad avanzada.
Partíamos en este trabajo de tres hipótesis. La primera vinculaba la marginalidad avanzada con el desinterés por la política. También sugería que estas actitudes podrían depender de la perpetuación en la situación de exclusión. Creemos haber ofrecido abundante información en esta dirección. Nuestros resultados insisten en algunos rasgos ya apuntados para la población en general, y que dibujaban un panorama aparentemente contradictorio en donde se combina las emociones negativas hacia la política con la posibilidad de reconexión a partir del interés y el activismo. La perpetuación en la marginalidad es un factor relevante que afecta a estas actitudes: quienes piensan que la marginalidad es una situación solucionable parecen exhibir actitudes diferentes de quienes parecen haber sucumbido al desánimo asociado a la marginalidad crónica. La segunda hipótesis conectaba con la pluralidad de vivencias y discursos en una realidad que está muy condicionada por las urgencias y necesidades de estas personas, cuyas circunstancias a veces son muy diferentes unas de otras. La marginalidad tiene repercusiones en cuestiones muy relevantes tales como la comprensión o la valoración de la política. Finalmente, planteamos la existencia de mecanismos que palien la desconexión. La perspectiva de una vida en exclusión social permanente puede resultar una oportunidad para reducir los obstáculos a la hora de participar en formas de acción colectiva. En este artículo exploramos los relatos de personas expuestas a una situación muy complicada, pero que se acercan a la política, o al menos a algunos aspectos de la misma, como estrategia para mejorar su situación. La vinculación con formas de asociacionismo y ayuda mutua se convierte en un recurso útil, que permite el desarrollo de una conciencia crítica. El activismo también contribuye a los sentimientos de eficacia política y da lugar a un planteamiento diferente en la concepción de la política. La integración en colectivos tales como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, entre otras, conduce a definiciones de la política como un medio para dar una respuesta política ante esas élites cuya actuación es vista como perjudicial. Esto implica un cambio de mentalidad y de rol con respecto a la política. Ofrece, en definitiva, una posibilidad de reacción, una oportunidad para la reconexión con la política a través, entre otras cosas, del fortalecimiento de nuevas actitudes.
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Notas