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Los tipos de capital social bonding, bridging y linking: una revisión de los indicadores cuantitativos utilizados para su operacionalización1
Alejandro González Heras
Alejandro González Heras
Los tipos de capital social bonding, bridging y linking: una revisión de los indicadores cuantitativos utilizados para su operacionalización1
The bonding, bridging and linking types of social capital: a review of the quantitative indicators used for its operationalization
EMPIRIA. Revista de Metodología de las Ciencias Sociales, vol. 58, pp. 75-97, 2023
Universidad Nacional de Educación a Distancia
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Resumen: Los objetivos de este artículo son: primero, revisar cuáles son los indicadores cuantitativos utilizados en la literatura para aproximarse a los tipos de capital social bonding, bridging y linking; y, segundo, revisar su proceso de operacionalización. Se da cuenta de la ambigüedad metodológica con la que estos conceptos son tratados. Se argumenta que existe un buen número de indicadores que no se adecuan a los conceptos teóricos, basándonos en: (i) el solapamiento de indicadores elegidos que se da entre las dimensiones del concepto; (ii) la ambigüedad teórica del capital social en su definición (especialmente en la perspectiva comunitaria); (iii) la ambigüedad empírica en la elección de indicadores; (iv) la falta de un diseño ad hoc para medir el capital social.

Palabras clave: Capital social, bonding, bridging, linking, análisis de redes sociales.

Abstract: The objectives of this article are: first, to review the quantitative indicators used in the literature to measure bonding, bridging and linking types of social capital; and, second, to review its operationalization process. It takes into consideration the methodological ambiguity with which these concepts are treated. It is argued that there is a good number of indicators that do not represent the theoretical concepts, based on: (i) the overlapping of chosen indicators between the dimensions of the concept; (ii) the theoretical ambiguity of social capital in its definition (especially from the communitarian approach); (iii) the empirical ambiguity in the choice of indicators; (iv) the lack of an ad hoc design to measure social capital.

Keywords: Social capital, bonding, bridging, linking, social network analysis.

Carátula del artículo

Artículos

Los tipos de capital social bonding, bridging y linking: una revisión de los indicadores cuantitativos utilizados para su operacionalización1

The bonding, bridging and linking types of social capital: a review of the quantitative indicators used for its operationalization

Alejandro González Heras
Universitat Autònoma de Barcelona, España
EMPIRIA. Revista de Metodología de las Ciencias Sociales, vol. 58, pp. 75-97, 2023
Universidad Nacional de Educación a Distancia

Recepción: 08 Julio 2021

Aprobación: 21 Febrero 2023

1. INTRODUCCIÓN

El término “capital social” se puede remontar a Marx y su significado a los orígenes de la disciplina sociológica (Portes 1998). No obstante, será a finales del siglo XX cuando la teoría del capital social alcanza progresivamente una fama considerable. Según Ben Fine, uno de los mayores críticos de la teoría del capital social, el concepto “capital social” fue uno de los dos conceptos más utilizados en la década de los 90 (siendo el otro “globalización”) (Fine 2010). Parafraseando a Portes (1998), se podría hacer un análisis de los antecedentes teóricos de la teoría del capital social, remontándonos, como mínimo, a los clásicos de la disciplina y, sin embargo, eso no nos permitiría explicar el auge de la teoría del capital social. Según Portes (1998), dicha fama se debe a dos razones: “First, the concept focuses attention on the positive consequences of sociability while putting aside its less attractive features. Second, it places those positive consequences in the framework of a broader discussion of capital and calls attention to how such nonmonetary forms can be important sources of power and influence, like the size of one’s stock holdings or bank account” (1998: 2). “The potential fungibility of diverse sources of capital”, según argumenta Portes, “reduces the distance between the sociological and economic perspectives and simultaneously engages the attention of policy-makers seeking less costly, non-economic solutions to social problems” (1998: 2-3). Según los más críticos, la teoría del capital social se utiliza cual panacea para remediar todo tipo de males sociales (Fine 2010: 105) y sería responsable de una presunta McDonalización de teoría social (Fine 2010: 12-34). De hecho, es destacable la gran variedad de objetos de estudio que han sido abordados desde la teoría del capital social, que van desde las catástrofes naturales hasta la mafia, pasando por estudios sobre granjeros, huertos urbanos, conflictos bélicos y políticos, inmigración, cáncer, alcoholismo, adolescencia, ámbito rural-urbano y acceso al empleo (por citar sólo algunos ejemplos).

En el año 2022, si buscamos “social capital” en la colección principal de Web of Science (Web of Science Core Collection, en adelante WoS) aparecen 29.239 resultados2. Si atendemos al número de publicaciones por año, se observa una curva de crecimiento casi exponencial y dichos resultados se agrupan hasta en 215 categorías científicas diferentes. Ahora bien, observar únicamente al número de publicaciones por año puede resultar engañoso, sobre todo si consideramos el desarrollo de la institución académica en las últimas décadas, pues la producción de artículos en general también ha podido tener un crecimiento similar al de la literatura del capital social. Es por eso que consideramos, para cada año, el porcentaje de publicaciones que contienen el término “capital social” sobre el total de publicaciones de la Web Of Science Core Collection, y entonces observamos (figura 1) que, efectivamente, se produce un crecimiento de la literatura del capital social (como mínimo la que se refleja en la WoS). Asimismo, la literatura que menciona los tipos de capital social también ha ido ligeramente in crescendo (figura 2), considerando el porcentaje de artículos por año indexados en la WoS que mencionan los tipos de capital social sobre el total de artículos por año que mencionan el término “social capital”.




Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Web Of Science.

Este artículo se centra en los tres tipos de capital social que se mencionan en la figura 2, partiendo de la premisa de que son los tipos de capital social más aceptados en la literatura. En concreto, se hace una revisión de la literatura para analizar los indicadores empíricos más utilizados para aproximarse a los tipos de capital social. La hipótesis de partida es que existe un buen número de indicadores que no se ajustan a los conceptos que deberían medir, probablemente debido a la ambigüedad empírica que suele rodear a estos conceptos. Así pues, se pretende revisar el proceso de operacionalización, concretamente en estudios cuantitativos. El artículo consta de tres partes fundamentales. En primer lugar, se da cuenta brevemente de cuáles son los tipos de capital social más aceptados en la literatura y de su conceptualización. En segundo lugar, se presentan de manera descriptiva los indicadores más utilizados encontrados en la revisión de literatura. Y, por último, en tercer lugar, se presenta la discusión sobre los indicadores que se utilizan para operacionalizar los tipos de capital social.

2. PERSPECTIVAS Y TIPOS DE CAPITAL SOCIAL

Es posible encontrar en la literatura numerosas revisiones que dan cuenta de los antecedentes y corrientes teóricos que abren camino a la teoría del capital social (p. ej., Portes 1998; Lin 2001; y, desde un punto de vista más crítico, Fine 2010). Algunas de estas corrientes teóricas son muy diferentes entre sí como, por ejemplo, aquellas desde las que trabajan Coleman, Putnam o Bourdieu. Sin embargo, los estudios empíricos que encontramos en la literatura no suelen hacer referencia a las corrientes de pensamiento o teorías sociológicas clásicas, sino que se suelen ubicar en alguna de las conocidas como perspectivas del capital social. Aunque podríamos encontrar otras propuestas de clasificación, normalmente las perspectivas del capital social se clasifican en dos: la perspectiva comunitaria (The Communitarian Approach) y la perspectiva individual (The Network Approach). En González-Heras (2022) se argumenta que las perspectivas del capital social responden a tradiciones teóricas diferentes, y que, por lo tanto, representan modelos independientes entre sí. Es decir, las perspectivas del capital social no son ni opuestas ni complementarias, en la medida en que conceptualizan el capital social de manera diferente. Para la perspectiva individual, el capital social se define por los recursos sociales encastrados en la red social y hace énfasis en cómo el individuo puede acumular y movilizar dichos recursos (Lin 2001, 2005). Para la comunitaria, el capital social está formado por la red social, las normas sociales y la confianza (Putnam 2000; Woolcock 2001).

No obstante, la fama de la teoría del capital social parece ser atribuible al sociólogo y politólogo estadounidense Robert Putnam, por lo que podría argumentarse que es la perspectiva comunitaria del capital social la que saltó a la fama. Por otra parte, también podría argumentarse que la perspectiva individual hunde sus raíces en el análisis de las redes sociales, el cual es anterior a la teoría del capital social.

Es destacable que ambas perspectivas se desarrollan en Estados Unidos hacia finales del siglo XX, pues podría argumentarse que la mayoría de sus representantes clásicos son (directa o indirectamente) James Coleman (1926-1995), Robert Putnam (1941-), Nan Lin (1938-), Mark Granovetter (1943-) y Ronald Burt (1949-), por citar algunos (todos ellos estadounidenses de nacimiento excepto Nan Lin, que nació en China). El sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002) también puede considerarse un representante destacable de los teóricos del capital social, pero, según Portes (1998), su definición del capital social (Bourdieu 1986), la más sistemática de entonces, pasó lamentablemente desapercibida en la literatura internacional al publicarse en francés en unos cuadernos de sociología de la educación. De hecho, de las 29.239 publicaciones indexadas en la Web Of Science que mencionan “social capital”, el 29,6% aparecen bajo la etiqueta “USA” (n=8.385). Le siguen Inglaterra3 con un 11,0% (n=3.122), la República Popular China con un 8.6% (n=2.439), Australia con un 7,0% (n=1.977) y Canadá con un 5,5% (n=1.546). Los anteriores son los cinco países o regiones que según la Web Of Science tienen más de un 5% de publicaciones que cumplen este criterio de búsqueda.

Los tipos de capital social bonding, bridging y linking, cuya operacionalización es objeto de revisión en este artículo, surgen en el seno de la perspectiva comunitaria (Gittell y Vidal 1998: 15, World Bank 2000: 128; Woolcock 2001: 71-72, Szreter y Woolcock 2004: 654-655; Putnam 2000: 16, 2004: 669), basándose en los siguientes elementos: la fuerza del lazo de Mark Granovetter (Strength of Weak Ties Thesis), las diferencias de poder o estatus, algunas características de la red social y el principio de homofilia.

Granovetter (1973: 1361) definió la fuerza del lazo como la combinación (“probablemente lineal”) entre cantidad de tiempo, intensidad emocional, reciprocidad y confianza. El ejemplo más simple para representar los lazos fuertes y débiles serían, respectivamente, las figuras de “amigo” y “conocido”. Se puede argumentar que el capital social bonding y bridging se definen como lazos fuertes y débiles contextualizados según el tipo de relación, pues el primero suele hacer referencia a lazos fuertes entre familia, amigos cercanos, vecinos y, el segundo, a lazos débiles con amigos lejanos, colegas y compañeros. De manera similar, en perspectiva individual, Lin también propuso el contexto de la relación para operacionalizar su fuerza (1999: 472). Además, se suele relacionar, por un lado, el capital social bonding con relaciones entre gente que comparte identidad social y que es similar socio-demográficamente (relaciones homófilas); y, por otro lado, el capital social bridging con relaciones entre gente que es diferente socio-demográficamente (relaciones heterófilas). Con respecto a las características de la red, se suele asociar la noción de redes densas al capital social bonding y la noción de redes menos densas al capital social bridging. Ambos tipos de capital social se consideran horizontales. Así, en tercer lugar, el capital social linking representa un subtipo de bridging que considera las relaciones verticales, es decir, relaciones entre actores o colectivos que ocupan una posición en la estructura social diferente y, por tanto, cuentan con una capacidad de influencia o poder desigual.

La tesis sobre la fuerza del lazo de Granovetter, utilizada para conceptualizar los tipos de capital social, es una tesis que ha sido intensamente utilizada y revisada en la literatura (Granovetter 1983; Marsden y Campbell 1984, 2012; Cruz y Verd 2011, 2013). Dichas revisiones dan cuenta de la fama del concepto, de la dificultad de su medición y de la ambigüedad con la que ha sido tratado en la literatura. Diferencian entre indicadores y predictores de la fuerza del lazo, una distinción que no suele verse en la literatura. Los indicadores serían elementos constituyentes de la fuerza del lazo (como la proximidad afectiva o intensidad emocional), mientras que los predictores serían elementos relacionados con la fuerza del lazo, pero que no forman parte de ella (como el tipo de relación social, el parentesco, etc.). Se concluye que, entre los indicadores revisados, el mejor indicador para aproximarse a la fuerza del lazo es la proximidad afectiva, siendo la homofilia y la densidad de la red predictores problemáticos a nivel teórico para aproximarse a la fuerza del lazo. Además, la proximidad afectiva sería especialmente relevante para caracterizar los lazos fuertes, pues los lazos débiles no serían los únicos lazos carentes de una fuerte carga emocional, pudiéndose confundir los lazos débiles con lazos superficiales, ausentes o incluso lazos negativos.

3. OBJETIVOS E HIPÓTESIS

Los objetivos de este artículo son: primero, revisar cuáles son los indicadores cuantitativos utilizados en la literatura para aproximarse a los tipos de capital social bonding, bridging y linking; y, segundo, revisar el proceso de operacionalización, es decir, el proceso de transformación de conceptos teóricos (los tipos de capital social) en indicadores o variables concretos y observables.

La hipótesis de partida es que, considerando la ambigüedad que ya arrastraba la operacionalización de la fuerza del lazo (Granovetter 1983; Marsden y Campbell 1984, 2012; Cruz y Verd 2011, 2013), existe un buen número de indicadores que no se ajustan a los conceptos que deberían medir.

Para desarrollar esta revisión se han tomado exclusivamente artículos indexados en la Web Of Science. Se han considerado dos criterios de búsqueda no excluyentes: (i) que los artículos contengan los términos “bonding”, “bridging”, “linking” y “social capital”, y (ii), que los artículos contengan el término “linking social capital”. Así, el criterio de selección fuerza elegir artículos que contienen las tres formas de capital social (n=330) o que mencionen el capital social linking (n=305), que se menciona menos en la literatura que los capitales sociales bonding y bridging4. La lista de artículos total que cumple al menos uno de los dos criterios citados anteriormente asciende a 449. De los anteriores, se eligen 50 artículos para ser revisados, de entre los cuales 20 utilizan metodologías cuantitativas. Se han elegido artículos publicados entre 2005 y 2022. Se han elegido los artículos con mayor número de citas de cada año y con más citas totales. Como es de esperar, los artículos seleccionados de los años más recientes tienen un número reducido de citas según la Web Of Science. La presente revisión se basa en los 20 artículos que utilizan metodologías cuantitativas.

4. APROXIMACIONES EMPÍRICAS A LOS TIPOS DE CAPITAL SOCIAL EN LA LITERATURA
4.1. Indicadores de capital social bonding

Como indicadores del capital social bonding se utilizan el apoyo social, la confianza, la homofilia, la frecuencia de contacto, la densidad de la red social, la proximidad afectiva, el sentimiento de soledad o aislamiento y la existencia de lazos familiares en el mismo barrio. Altos niveles de estos indicadores se asocian con el capital social bonding (con excepción del sentimiento de soledad o aislamiento, que sería al revés). Estos indicadores se suelen relacionar con las capas de relaciones sociales más próximas al individuo. Excepcionalmente, se encuentra algún indicador que se solapa con los que suelen utilizarse para aproximarse al bridging (confianza en nivel meso y participación en asociaciones), lo cual se discutirá en el siguiente apartado.

Encontramos indicadores que hacen referencia tanto al nivel micro (relaciones interpersonales o valoraciones individuales sobre confianza, frecuencia de contacto, proximidad afectiva…) como a los niveles meso o macro (porcentajes sobre diferentes características colectivas o cuestiones más abstractas como “la confianza en la gente en general”). La tabla 1 muestra una clasificación de los indicadores identificados.

Tabla 1
Clasificación de los indicadores utilizados para aproximarse al capital social bonding.

Fuente: Elaboración propia.

El apoyo normalmente se expresa en su dimensión social y en el nivel micro (relaciones interpersonales) a través de indicadores como la disposición de ayudar a los demás, la frecuencia de apoyo y la percepción subjetiva de poder recibir apoyo en caso de necesidad. Encontramos así un indicador que podría estar relacionado con la reciprocidad y la confianza de la relación. Cabe destacar que se miden dos cuestiones diferentes con relación al apoyo social: el efectivo (realizado) y el potencial (el que el individuo percibe que recibiría si lo necesitase). La confianza, otra dimensión del concepto muy utilizada, se mide en los artículos revisados a través de variables que se traducen en grados de confianza en el nivel micro (relaciones interpersonales principalmente). Los indicadores refieren a la confianza que el entrevistado tiene con amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo y allegados. Pero también, en algún caso, se utilizan grados de confianza relativos a “la gente en general” (Alaimo et al. 2010; Panagopoulos et al. 2022), y relativa a la policía local y empleados de las tiendas locales (Panagopoulos et al. 2022). Son indicadores que hacen referencia al entorno más próximo del individuo, pudiéndose considerar los primeros relativos al nivel micro (relaciones interpersonales) y los siguientes al nivel meso o macro (más relacionados con la confianza en general o la cohesión social)

De los artículos revisados, sólo dos utilizan la homofilia como indicador de capital social bonding, y lo hacen como único indicador para aproximarse al concepto. Los autores argumentan que quieren medir los lazos fuertes (“thick connections”) a través de la homofilia, considerando la homofilia un predictor de la fuerza del lazo (Kyne y Aldrich 2019: 7), para lo cual utilizan variables muy diferentes para aproximarse al concepto: similitud nacional (porcentaje de población extranjera), étnica y religiosa; porcentaje de población menor de 65 años, con empleo, con empleo desagregado por sexo, con estudios universitarios; porcentaje de gente que habla con fluidez el idioma oficial del lugar; desigualdad salarial de género; y, por último, porcentaje de casas con un teléfono. El último indicador sale del Censo de los Estados Unidos de América, y los autores lo consideran también un indicador de homofilia. Argumentan que sirve para medir “la capacidad comunicativa”, dado que “having a telephone could help individuals networking with others while its absence would impede information flow” (Kyne y Aldrich 2019: 10, en Estados Unidos). Por otra parte, Fraser (2021), en su estudio en Japón, argumenta que no puede usar el porcentaje de casas con teléfono fijo como proxy de “capacidad comunicativa” porque no tienen dicha variable, por lo que usarán, en su lugar, la variable que indica si el individuo tiene en su casa el canal de televisión de pago NHK: “This is a good measure of communication connectivity”, argumenta el autor, “because households without NHK probably do not have phone service either, based on the ubiquitous access to NHK in most parts of Japan” (Fraser 2021: 12).

En tres de los artículos revisados se utilizan indicadores que podríamos considerar relativos a la proximidad afectiva. Utilizan variables que se definen por: si se considera que la gente del barrio se lleva bien (Alaimo et al. 2010); número de vecinos con los que el respondiente se lleva bien («to be on greeting terms») (Chuang et al. 2015); y si tiene una buena relación con su familia cercana (Guo et al. 2018). Relacionado con la proximidad afectiva, encontramos otro indicador que podríamos llamar profundidad de la relación, que hace referencia a cómo de bien considera el encuestado que conoce a sus vecinos (Alaimo et al. 2010; Middleton et al. 2005); o cómo de bien considera el encuestado que sus vecinos lo conocen a uno (Alaimo et al. 2010).

La frecuencia de contacto y cantidad de tiempo que se pasa con diferentes personas son indicadores clásicos para medir la fuerza del lazo (directamente relacionada con el capital social bonding y bridging). Ejemplos de las variables definidas para medir estos indicadores son: cantidad de tiempo que pasa con adolescentes y niños en el vecindario (Alaimo et al. 2010); frecuencia de contacto con los vecinos (Alaimo et al. 2010), con la familia cercana y allegados, con la gente que vive en su hogar (por tipo de actividad); y la frecuencia con la que sale de fiesta con sus amigos (Zhang y Jiang 2019). Se suelen caracterizar en la literatura los lazos fuertes o tipo bonding por una frecuencia de contacto y cantidad de tiempo alta.

Por último, otros indicadores que se han encontrado son los relativos al grado de densidad de la red, asociando un grado alto de densidad a las relaciones bonding (Ramírez-Sanchez y Pinkerton 2009), el sentimiento de soledad (Middleton et al. 2005) o el sentido de pertenencia (Poortinga 2012) y la existencia de familiares viviendo en el mismo vecindario (Middleton et al. 2005). También se recoge la participación en algún grupo, club u organización en los últimos 12 meses (Poortinga 2012) aunque, como veremos más adelante, este indicador es más común para medir el capital social bridging o linking.

4.2. Indicadores de capital social bridging

Se utilizan indicadores de participación social y pertenencia a asociaciones, de heterofilia, de confianza (niveles meso o macro), proximidad afectiva, densidad de red y apoyo social (nivel meso o macro). Altos valores de estos indicadores se asocian con el capital social bridging (con excepción de la proximidad afectiva y la densidad de la red, que sería al revés). Estos indicadores se suelen relacionar con capas de relaciones sociales menos próximas al individuo y se encuentran observados a nivel micro, meso o macro. De nuevo, se encuentran algunos indicadores que se solapan con los utilizados para aproximarse al capital social bonding (homofilia, proximidad afectiva y cantidad de tiempo) y al capital social linking (participación electoral). Este solapamiento se discute en el siguiente apartado. A continuación, la tabla 2 recoge la clasificación de estos indicadores.

Tabla 2
Clasificación de los indicadores utilizados para aproximarse al capital social bridging.

Fuente: Elaboración propia.

Considerar la participación social y pertenencia a asociaciones parece estar principalmente asociado al capital social bridging y, aunque en menor medida, al capital social linking (como se verá en el subapartado siguiente), lo cual tiene sentido si entendemos linking como un subtipo de bridging que considera las relaciones verticales. Estos indicadores parecen utilizarse bajo la premisa de que la pertenencia a asociaciones y la participación social nos conectan con “gente diferente”. Los indicadores utilizados son: participación en asociaciones del vecindario (Middleton et al. 2005); nivel de actividad en asociaciones fuera del barrio/estatales (Middleton et al. 2005); pertenencia a asociaciones fuera del vecindario (Middleton et al. 2005); si ha participado en los últimos doce meses en actividades de carácter político, de clubs, deportivas, de diferentes asociaciones, hobbies, recreativas u ociosas (Füzér et al. 2019); si pertenece a alguna asociación (Chuang et al. 2015); y, por último, si en los últimos doce meses ha participado más o menos regularmente en actividades grupales de carácter deportivo, musicales, cursos, encuentros religiosos, coros, grupos de costura, asociaciones políticas u otras (Johnson et al. 2017).

Relacionado con lo anterior, aunque el siguiente indicador parece más utilizado para aproximarse al capital social linking, se encuentran dos estudios que utilizan un indicador sobre participación electoral para aproximarse al capital social bridging: Zhang y Jiang (2019), que utilizan el indicador “si ha votado en su comunidad en el último año o en los últimos tres años”, y Fraser (2021) quien utiliza diferentes variables sobre la participación electoral en las elecciones.

La participación en asociaciones se utiliza como predictor de las relaciones heterófilas, asumiendo que dichas asociaciones le conectan a uno con gente diferente (indicadores recogidos en el nivel micro). También se recogen indicadores sobre heterofilia muy diversos (a nivel meso o macro): ratio de participación de voluntarios (Fraser 2021); número de centros comunitarios, sindicatos, bibliotecas, ONGs y organizaciones religiosas per cápita (Fraser 2021); número de organizaciones religiosas y civiles por cada 100.000 habitantes (Kyne y Aldrich 2019); cantidad de miembros de las organizaciones caritativas (Kyne y Aldrich 2019); cantidad de miembros de las órdenes fraternales (Kyne y Aldrich 2019); porcentaje de pertenencia a sindicatos (Kyne y Aldrich 2019); y, por último, un índice sobre la diversidad en las relaciones de amistad, que considera si se tienen (y cuántos) amigos diferentes a uno en función de la religión, situación laboral, etnia y orientación sexual (entre otras) características (Panagopoulos et al. 2022). Por último, llama la atención un estudio que utiliza dos indicadores en relación con la homofilia, pero que se utilizan para aproximarse al capital social bridging: porcentaje de amigos con ingresos similares a los de uno mismo y porcentaje de amigos del mismo origen étnico (Poortinga 2012). Este autor lo diferencia del anterior tipo de capital social, operacionalizando el capital social bonding a través del sentimiento de pertenencia, confianza y apoyo social (a nivel micro) y participación social.

Como último indicador relacionado con el principio de homofilia, se encuentran dos indicadores que llamamos aquí proximidad afectiva inter étnicas (Poortinga 2012), pues intentan evaluar si: (i) el encuestado considera que el área local donde vive es un área donde la gente de diferentes orígenes (backgrounds) se lleva bien; y (ii) el grado en el que considera que la gente del área respeta las diferencias étnicas.

Por otra parte, con relación a la confianza, se encuentra un estudio que utiliza indicadores de confianza a nivel meso o macro, que se traducen en grados de confianza en organizaciones no gubernamentales, gobierno central, gobierno local, medios de comunicación centrales y locales, la policía, el congreso, el sistema judicial y el ejército (Zhang y Jiang 2019). Estos indicadores representarían la confianza del individuo no en su entorno más próximo (bonding) sino a nivel más general (bridging). Ahora bien, también encontramos que en otro estudio (Johnson et al. 2017) se utiliza la confianza, definida como el grado de confianza en la gente que vive en el mismo barrio para aproximarse al capital social bridging. Es posible que este indicador se utilice con más frecuencia para aproximarse al capital social bonding que no al bridging. Cabe destacar que Johnson et al. (2017) utilizan este indicador para el capital social bridging y el apoyo social (en nivel micro) para aproximarse al bonding.

En relación con la proximidad afectiva, Guo et al. (2018) utilizan una variable que mide si los encuestados consideran que tienen una buena relación con vecinos y amigos. De nuevo, y según nuestro modelo teórico y los artículos revisados, este indicador parece estar más relacionado con el capital social bonding. Cabe destacar que Guo et al. (2018) se aproximan al capital social bonding y bridging a través de la proximidad afectiva, considerando la proximidad afectiva hacia la familia próxima, para el bonding, y hacia amigos y vecinos, para el bridging. Asimismo, estos autores también utilizan la cantidad de tiempo que se pasa con amigos y vecinos como indicador de bridging (pues con la familia cercana era, para ellos, indicador de bonding). Urwin et al. (2008), de manera similar, utiliza un indicador sobre el tiempo que se pasa en diferentes actividades (sociales, deportivas, de ocio, etc) con la gente que se conoce.

Por último, encontramos un estudio que utiliza el apoyo social medido a través de diferentes preguntas sobre si considera que la gente se ayuda o si esperan ser ayudados en organizaciones en las que hayan participado (p. ej., deportivas, de entretenimiento o sociales, profesionales, religiosas, infantiles, educativas o de servicio público). Es, por lo tanto, un apoyo social que trasciende los entornos más próximos del individuo.

4.3. Indicadores de capital social linking

Se encuentran una gran variedad de indicadores para aproximarse al capital social linking. No obstante, una parte importante de ellos se relacionan con lo político: se trata de los indicadores de participación política, participación electoral, capacidad de influencia política y confianza en las instituciones públicas y políticas. Es interesante destacar que se encuentran indicadores utilizados en los tres niveles: micro, meso y macro. También se encuentran indicadores sumamente diversos, que posiblemente jueguen un papel más de predictores que de indicadores de capital social linking, pues están muy lejos de los elementos de verticalidad o diferencia de estatus y de lazos débiles o heterófilos que caracterizan el capital social linking según su definición clásica. La tabla 3 muestra la clasificación de estos indicadores.

Tabla 3
Clasificación de los indicadores utilizados para aproximarse al capital social linking.

Fuente: Elaboración propia.

Los indicadores más recurrentes son los relacionados con la política. Al primer indicador lo llamamos participación electoral y hace referencia a la participación ciudadana en un proceso electoral de un país. Dichas elecciones pueden ser o no ser a nivel nacional, y venir o no venir desagregadas por zonas geográficas. Se utilizan variables que miden la participación electoral, pudiéndose encontrar a nivel micro (si el individuo ha votado) o a nivel macro (porcentajes de participación). Al segundo indicador lo llamamos participación política y agruparía las siguientes variables: si ha contactado (o intentado contactar) alguna vez con un representante político, miembro del parlamento o del gobierno local (Poortinga 2012; Füzér et al. 2019); si ha asistido en los últimos doce meses a algún meeting político, demostración pública, protesta o firmado una petición (Poortinga 2012; Füzér et al. 2019; Schyns y koop 2010); si ha hecho sugerencias a alguna institución de su comunidad (Zhang y Jiang 2019; Kyne y Aldrich 2019); si ha boicoteado ciertos productos, donado dinero, contactado con los medios de comunicación o unido a un foro online de política (Schyns y koop 2010); y el porcentaje de la población en edad de votar que es elegible para votar (Kyne y Aldrich 2019). Y, por último, al tercer indicador lo llamamos capacidad de influencia política. Se utilizan variables sobre la capacidad de influencia en un nivel local (percibida) que tiene el respondiente, gente del vecindario y si éste quisiera que tuvieran más capacidad de influencia o no.

Relacionados con la dimensión institucional, encontramos de nuevo los indicadores de apoyo social y confianza. Por un lado, el apoyo social se utiliza en su parte institucional, a través de las siguientes variables: si en los últimos cinco años, en tiempos de necesidad, se ha recibido ayuda de: expertos, empleados del gobierno, bancos u ONGs (Fernández-Giménez et al. 2015); y percepción de si los empleados públicos a nivel local le ayudarían a uno en caso de necesidad (Panagopoulos et al. 2022). Como se observa, se recogen a nivel micro. Por otro lado, la confianza se utiliza también en su dimensión más institucional y relacionada con los organismos políticos y de autoridad. Se utilizan variables como: grado de confianza en el parlamento, en el gobierno central, en el gobierno local, en la policía y en los servicios médicos.

La participación social y la pertenencia a asociaciones también se utilizan para aproximarse al linking. Por un lado, se mide la participación social a través de variables sobre participación en grupos, asociaciones o si ha trabajado en su comunidad. Podría argumentarse que estas variables se solapan con las que se utilizan para aproximarse al capital social bridging. Por otro lado, se mide la pertenencia a asociaciones a través de si el respondiente pertenece o participa en asociaciones formales o profesionales (Women Union, Farmer Union, Elderly Union, Veteran Union, Youth Union, Communist Party, Fatherland Front Committee, Others). En un caso particular (Rubin 2015), se considera también el beneficio que percibe poder recibir el respondiente por pertenecer a dichas asociaciones. Podría argumentarse que lo anterior implica considerar un efecto del capital social como indicador para aproximarse al capital social.

Por último, hay una lista de indicadores difíciles de clasificar, que se presentan en la tabla 4.

Tabla 4
Otros indicadores utilizados para aproximarse al capital social linking.

Fuente: Elaboración propia.

5. REVISIÓN DE LA OPERACIONALIZACIÓN DE LOS TIPOS DE CAPITAL SOCIAL

La hipótesis de partida del artículo es que existe un buen número de indicadores que no se ajustan a los conceptos que deberían medir. En esta sección se argumenta que una buena parte de los indicadores utilizados tienden a no adecuarse a los conceptos teóricos, dando cuenta de cuatro factores problemáticos en el proceso de operacionalización.

5.1. El solapamiento de indicadores elegidos que se da entre las dimensiones del concepto de capital social

El primer factor fundamental es el solapamiento entre indicadores empíricos y dimensiones del capital social. Se observa que, en ocasiones, se produce un solapamiento de indicadores entre los tipos de capital social. Es decir, indicadores que en algunos estudios se utilizan para aproximarse al bonding, en otros se utilizan para aproximarse al bridging, o viceversa.

Aunque parece ser que se mantiene una especie de lógica interna de cada estudio, este solapamiento va en detrimento de la generalización o comparación de resultados entre estudios, puesto que los indicadores dejan de ser comparables. Por ejemplo, Poortinga (2012) utiliza indicadores de sentimiento de pertenencia, confianza, apoyo social (a nivel micro) y participación social para aproximarse al capital social bonding, y la homofilia en términos de etnia e ingresos económicos para aproximarse al capital social bridging. Podría argumentarse que mantiene una lógica interna en tanto que mide dos cuestiones diferentes: los primeros indicadores se relacionan muy estrechamente con las capas de relaciones sociales más próximas al individuo y los segundos dan cuenta de relaciones homófilas no necesariamente tan próximas al individuo. No obstante, la homofilia suele asociarse al capital social bonding. Es similar a Johnson et al. (2017), quienes utilizan el apoyo social en nivel micro para aproximarse al bonding y la confianza en la gente del vecindario para aproximarse al capital social bridging. O, por dar un ejemplo más, Guo et al. (2018) se aproximan al bonding a través de la cantidad de tiempo y proximidad afectiva para con la familia y, al bridging, a través de la cantidad de tiempo y proximidad afectiva para con amigos y vecinos. Homólogamente, indicadores típicamente usados para aproximarse al linking se encuentran, en dos ocasiones, utilizados para aproximarse al bridging: Zhang y Jiang (2019) y Fraser (2021) participación electoral; e indicadores típicamente usados para aproximarse al bridging se pueden encontrar relacionados con linking, como la participación social (Rubin 2015; Guo et al. 2018).

Este solapamiento puede deberse a la cantidad de conceptos relacionados con el capital social: si asumimos como dimensiones del capital social la confianza, las normas sociales y la red social, se encuentra que estas dimensiones y sus subdimensiones (si hacen referencia a entornos próximos o lejanos del individuo, p. ej., confianza en la gente del barrio o en el parlamento), no siempre se relacionan con los mismos tipos de capital social.

5.2. La ambigüedad teórica del capital social en su definición

El segundo factor es la ambigüedad teórica del capital social en su definición. En parte, esta ambigüedad puede considerarse inevitable considerando la definición más popular del capital social, que no distingue la red social de los recursos sociales en ella encastrados, ni de la confianza o de las normas sociales, pues todo ello se considera capital social.

La problemática resultante de la multidimensionalidad del concepto de capital social ya ha sido criticada por otros autores o autoras y, en cualquier caso, analizarla supera el alcance de este texto. No obstante, en lo que respecta a la operacionalización de dicha multidimensionalidad, puede decirse que resulta un problema en un contexto en el que los indicadores se solapan entre dimensiones. Algunos indicadores relativos al bonding y al bridging parecen adecuarse a los tipos de capital social que pretenden medir, pero dado que no siempre se consideran todas las dimensiones del capital social y el ocasional solapamiento de indicadores a lo largo de las diferentes dimensiones del capital social, no está claro qué significaría decir que éstos se adecúan o no. Lo que sí está claro es que no hay una manera clara y uniforme de operacionalizar los tipos de capital social (especialmente para el capital social linking). Como se argumentará a continuación, se mezclan indicadores, predictores, efectos y requisitos del capital social como variables para aproximarse al mismo.

5.3. La ambigüedad empírica en la elección de indicadores

El tercer factor es la ambigüedad empírica, es decir, la ambigüedad en la elección de indicadores que no siempre son indicadores sino, a veces, predictores, efectos o causas del capital social.

La densidad de la red, la homofilia, el tipo de relación social (p. ej., parentesco) son predictores de la fuerza del lazo y, por consecuencia, de los tipos de capital social (puede verse el análisis de predictores e indicadores y de su problemática en las citadas revisiones de la fuerza del lazo). Otros predictores identificados en esta revisión de indicadores son: primero, el sentimiento de soledad o aislamiento, los cuales los consideramos predictores del capital social bonding y no indicadores. El sentimiento de soledad o de pertenencia, es un predictor de redes bonding y parte de la premisa de que la gente rodeada de gente (lazos fuertes, redes densas) no se siente “sola” o “aislada”. Se produce una asociación entre sentirse solo/aislado con medidas estructurales de la red social que identifican actores (nodos) que se encuentran estructuralmente solos o aislados, es decir, poco conectados o en redes menos densas, lo cual es problemático a nivel teórico, pues podría considerarse, por lo tanto, el sentimiento de soledad como un efecto (de la falta) del capital social bonding. Segundo, la participación en grupos, clubs u organizaciones, utilizados como predictores (normalmente) del capital social bridging, bajo la premisa de que la pertenencia a asociaciones y la participación social nos conecta con “gente diferente”. Tercero, la participación electoral y demás indicadores relacionados con lo político, utilizados como presuntos indicadores de capital social linking, serían más bien predictores (si acaso). Cuarto, utilizados excepcionalmente, el porcentaje de casas con teléfono (variable recogida del censo de los Estados Unidos de América) y porcentaje de individuos que tiene en su casa un determinado canal de televisión de pago (en Japón), como supuestos predictores de homofilia (que a su vez es predictora del capital social bonding).

Además de predictores, también habría otras variables que podríamos considerar requisitos o efectos del capital social, como por ejemplo una variable que recoja información sobre si el encuestado considera que la gente de su barrio se lleva bien. Si los encuestados consideran que en su barrio la gente no se lleva bien, sería problemático desde un punto de vista teórico hablar de “poco capital social”, “insuficiencia de capital social” o “falta de capital social”. Este tipo de razonamientos asocian llevarse bien con la presencia de capital social, considerándolo algo bueno y deseable, y viceversa, lo que nos exigiría plantearnos qué es exactamente el capital social y hasta qué punto se está identificando con la cohesión social o la confianza.

5.4. La falta de un diseño ad hoc para medir el capital social

Y, por último, el cuarto factor tiene que ver con la falta de un diseño ad hoc para medir el capital social o la necesidad de ajustarse a las variables que se recogen en las macroencuestas que suelen utilizarse. La mayoría de las aproximaciones cuantitativas más comunes incluyen datos de encuesta o bases de datos públicas. Normalmente se trata de macroencuestas: estudios públicos que permiten una muestra mayor, pero que deben ajustarse a las variables recogidas.

La falta de un diseño ad hoc parece forzar un proceso de operacionalización de baja calidad, presentando problemas de validez de constructo. En algunos estudios se da cuenta de esta problemática y de las suposiciones que adoptan en la elección de indicadores: Urwin et al. (2008) argumentan que sus resultados no apoyan su hipótesis de trabajo (que el capital social tiene asociado un beneficio económico individual), pero que seguramente sea debido a “the inadequacy of our indicators of social capital investment, although these have been used in a number of similar studies” (Urwin et al 2008: 959). Esta problemática se da con más frecuencia en el caso del capital social linking (podría argumentarse que todos o casi todos los indicadores mostrados en las tablas 3 y 4 son predictores, sin identificar claramente indicadores del capital social linking).

Normalmente no se explica en detalle ni se justifica la adecuación de los indicadores al concepto. Sí se puede encontrar algún caso en que se argumenta la conexión entre indicador y concepto, aunque la argumentación está alejada de la definición del concepto:

We are able to gain a measure of the extent to which an individual is involved in voluntary or “charitable” activities through an official group or organization. This is clearly a useful measure of the extent to which investment in linking social capital benefits an individual (…). We assume that participation in these activities counts as investment in linking social capital (Urwin et al 2008: 948, cursiva añadida).

A continuación, se presentan los que podrían ser los dos indicadores más singulares identificados en esta revisión. Primero, un indicador que denominan “capacidad comunicativa”, presunto indicador de homofilia, que consiste en utilizar como variable el porcentaje de casas con teléfono (variable recogida del censo de los estados unidos de américa, en Kyne y Aldrich 2019: 7). Fraser (2021) cita el anterior estudio para replicar la operacionalización, pero, dado que no tienen la variable porcentaje de casas con teléfono, argumenta que utilizará, en su lugar, la variable que indica si el individuo tiene en su casa el canal de televisión de pago NHK: “This is a good measure of communication connectivity”, argumenta el autor, “because households without NHK probably do not have phone service either, based on the ubiquitous access to NHK in most parts of Japan” (Fraser 2021: 12). Llama la atención, por un lado, la falta de adecuación entre variable e indicador (que en última instancia representa el capital social bonding) y, por otro lado, el proceso de operacionalización precario basado en suposiciones (“si no tienen televisión, seguramente no tengan teléfono”), lo que posiblemente está relacionado principalmente con la necesidad de adecuar las variables de análisis a las que están disponibles en las macroencuestas generales no diseñadas para estudiar el capital social.

Segundo, el porcentaje de votantes por barrio en las elecciones locales. Hay toda una serie de estudios de salud en Suecia (Sundquist et al. 2006, Sundquist y Yang 2007, Lofors y Sundquist 2007, Hamano et al 2021, entre otros) que relacionan el porcentaje de votantes con diferentes enfermedades o cuestiones relacionadas con la salud. Resuelven dos cosas: que el porcentaje de votantes es indicador de linking y que hay una asociación significativa entre diferentes aspectos relacionados con la salud y el porcentaje de votantes. En los diferentes estudios, se utilizan modelos de regresión multinivel con datos de encuesta o con datos poblacionales. Uno de los requisitos de las regresiones estadísticas es que haya un modelo teórico que fundamente el modelo estadístico: ¿Qué significa que haya relación entre votar y el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria? ¿Tendría sentido una campaña publicitaria que incentive la participación electoral relacionándola con un menor riesgo de padecer una enfermedad coronaria? ¿Cuál es la relación entre correlación y causalidad? En uno de estos estudios desarrollados en Suecia se analiza la relación entre linking (porcentaje de votantes) y la hospitalización por depresión o psicosis. Resuelven que sí hay asociación, pero que ésta desaparece cuando controlan por la variable “neighborhood deprivation” (indicador de categoría socioeconómica del barrio). Los propios autores del estudio citan a algunos de los críticos del capital social que consideran que éste es un artificio que sirve para distraer de otros factores más importantes en relación con la salud, como la pobreza o la categoría socioeconómica (Lofors y Sundquist 2007).

Así, puede verse que una de las dificultades más considerables a la hora de estudiar el capital social linking es identificar indicadores adecuados. Esta limitación puede venir por el uso de bases de datos existentes, con indicadores predefinidos que deben ajustarse a la teoría del capital social. Zhang y Jiang (2019: 426), en su estudio sobre salud, intentan advertir de la endogeneidad entre los diferentes tipos de capital y podrían dar alguna pista sobre el porqué de tanto indicador relacionado con la participación política:

…people with better health tend to engage in more social activities and may acquire higher level of social capital. Second, we had to choose indicators out of a survey not explicitly designed to measure “social capital”, so it is hard for us to include comprehensive forms of social capital, such as social network, norms of reciprocity, engagement and trust at the same time. Especially, for linking social capital, we cannot measure vertical resource exchange or mobility except for those related with politics (cursiva añadida).

6. CONCLUSIONES

Este artículo ha revisado la operacionalización en estudios cuantitativos utilizada para aproximarse a los tipos de capital social más aceptados en la literatura científica: bonding, bridging . linking. La hipótesis de partida del artículo es que existe un buen número de indicadores que no se ajustan a los conceptos que deberían medir.

La revisión encuentra indicadores típicos para el capital social bonding . bridging más o menos consistentes con la teoría, aunque también se encuentran solapamientos e indicadores que no se adecuan. Con relación al linking, se encuentran todo tipo de indicadores, destacando los relacionados con lo político, por lo que sería interesante reflexionar sobre cómo debería interpretarse el capital social linkingy qué se quiere medir con ese tipo de indicadores. Así pues, los tipos de capital social arrastran la ambigüedad que ya tenía la fuerza del lazo y la multiplican, pues los tipos de capital social no sólo se definen por la fuerza del lazo (sin definirla) sino que se definen también en función de otras cuestiones diferentes (pero relacionadas) como la confianza, el principio de homofilia, las normas sociales o las características de la red (al menos en la perspectiva comunitaria del capital social, que es la más famosa).

De este modo, se identifican cuatro factores fundamentales que pueden ayudar a explicar la no adecuación de los indicadores empíricos a los conceptos teóricos: (i) el solapamiento de indicadores elegidos que se da entre las dimensiones del concepto de capital social; (ii) la ambigüedad teórica del capital social en su definición; (iii) la ambigüedad empírica en la elección de indicadores que no siempre son indicadores sino, a veces, predictores, efectos o causas del capital social; (iv) la falta de un diseño ad hoc para medir el capital social o la necesidad de ajustarse a las variables que se recogen en las macroencuestas que suelen utilizarse.

Como resultado de dicha ambigüedad, y sumando el solapamiento de indicadores entre dimensiones del capital social para aproximarse a los tipos de capital social, no queda claro de qué se habla cuando se habla de los tipos de capital social (p. ej., si se habla de relaciones de confianza, de relaciones homófilas, de confianza en las instituciones sociales, de participación política, de las características de la red social, de asociacionismo, etc). Además, esta ambigüedad hace muy difícil comparar los resultados de unos estudios con otros en términos de capital social.

Por último, se ha de reconocer que pueden encontrarse indicadores sobre los que sí podría argumentarse que realizan una buena aproximación a los conceptos teóricos de bonding . bridging. No obstante, en relación con el linking, una de las conclusiones que puede extraerse de la revisión de la operacionalización de los indicadores cuantitativos del capital social es la debilidad de los referentes empíricos utilizados para medir el capital social de tipo linking, pues concretamente los indicadores utilizados muestran en general problemas de validez de constructo. Es decir, no está claro que los indicadores utilizados midan lo que dicen medir (como, de hecho, advierte algún autor o autora en los artículos revisados). En otras palabras, son indicadores que normalmente el equipo investigador debe forzar en sus aproximaciones metodológicas, sobre todo debido al hecho de que suelen extraerse de macroencuestas no diseñadas para medir el capital social.

Según Lin (2021: 500), sin anclar el concepto del capital social en las redes y los recursos sociales encastrados en ellas, “chances are that social capital would fade away as an intellectual enterprise for the ever-broadening and -confounding definitions and almost utopian expectations of its practical applications.” En otras palabras, y apoyando el argumento de Lin desde la perspectiva reticular, sería interesante para la teoría del capital social considerar las bases socio-metodológicas del análisis de redes sociales (Lozares y Verd 2015), pues podrían ayudar a resolver buena parte de sus problemas de operacionalización.

Material suplementario
REFERENCIAS
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Notas
Notas
1 Este trabajo ha sido realizado en el marco del programa de doctorado de Sociología de la Univesitat Autònoma de Barcelona”.
2 A fecha 18 de noviembre de 2022. Filtro de búsqueda: “Social capital” (All fields).
3 Se utiliza una variable que la Web Of Science llama “Countries/Regions” y que, en este caso, diferencia Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte.
4 Número de resultados de acuerdo con la búsqueda realizada con fecha de 18 de noviembre de 2022. Cabe destacar que el número de artículos que mencionan el capital social bonding o el capital social bridging en dicha fecha asciende a 1.514 y 1.754, respectivamente, siendo 2.021 el total de artículos que mencionan al menos uno de estos dos tipos de capital social.



Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Web Of Science.
Tabla 1
Clasificación de los indicadores utilizados para aproximarse al capital social bonding.

Fuente: Elaboración propia.
Tabla 2
Clasificación de los indicadores utilizados para aproximarse al capital social bridging.

Fuente: Elaboración propia.
Tabla 3
Clasificación de los indicadores utilizados para aproximarse al capital social linking.

Fuente: Elaboración propia.
Tabla 4
Otros indicadores utilizados para aproximarse al capital social linking.

Fuente: Elaboración propia.
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