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Indicadores de bienestar subjetivo y sus determinantes socioeconómicos: un estudio para la sociedad española
Indicators of subjective well-being and socioeconomic determinants: a study for Spanish society
EMPIRIA. Revista de Metodología de las Ciencias Sociales, vol. 61, pp. 123-147, 2024
Universidad Nacional de Educación a Distancia



Recepción: 18 Octubre 2022

Aprobación: 03 Abril 2024

DOI: https://doi.org/10.5944/empiria.61.2024.41285

Resumen: En el presente trabajo analizamos los indicadores de bienestar subjetivo revelado (BSR) en la sociedad española. Nuestro objetivo es comprender las diferencias entre los tres tipos de indicadores (evaluativos, eudaimónicos y hedónicos) y su relación con los condicionantes socioeconómicos, en particular el ingreso. Tras una revisión crítica de la literatura existente, examinamos las variables socioeconómicas que se han relacionado con los diferentes tipos de BSR y realizamos un análisis empírico sobre una encuesta de Bienestar Subjetivo en España. Los resultados muestran que existen diferencias significativas entre los tres sistemas de evaluación. Los indicadores evaluativos y eudaimónicos se relacionan con el estatus y el ingreso, en tanto que en los indicadores hedónicos esta relación no es significativa. Los resultados apoyan la afirmación de que el estatus y el ingreso tienen influencia significativa en el BSR en la medida en que se acentúa el peso de la evaluación cognitiva.

Palabras clave: Bienestar subjetivo, economía de la felicidad, indicadores de bienestar, relación ingreso— bienestar.

Abstract: In this work, we analyze the indicators of subjective well-being (SWB) in Spanish society. Our goal is to understand the differences between the three types of SWB (evaluative, eudaimonic, and hedonic) and their relationship with socioeconomic determinants, particularly income. After a critical review of the existing literature, we examine the socioeconomic variables associated with the different types of SWB and conduct an empirical analysis for the Spanish society. The results show that there are significant differences between the three evaluation systems. Evaluative and eudaimonic indicators are associated with status and income, while this relationship is not significant for hedonic indicators. The results support the claim that status and income have a significant influence on SWB to the extent that the weight of cognitive evaluation is accentuated.

Keywords: Subjective well-being, happiness economics, well-being indicators, income-well-being relation.

1. INTRODUCCIÓN; SUBJETIVIDAD Y BIENESTAR

La idea de poder realizar afirmaciones contrastadas sobre el bienestar social es atractiva en la medida en que favorece una fundamentación más holística de cualquier política (Frijters et al. 2021; OCDE, 2013). Frente a las perspectivas objetivistas, hablamos de valorar experiencias subjetivas (estados psicológicos, emociones y evaluaciones personales) que pueden ser reportados y analizados (Argyle, 2009; Clingingsmith, 2016; Kapteyn, 2020; Hirschauer et al., 2014). No obstante, aunque evitan el problema de la imputación de bienestar en el que cae el objetivismo, es cuestionable su introducción en regularidades contrastables (Stiglitz et al. 2009).

Los habituales indicadores objetivos, como el IDH, se centran en la satisfacción de aquellas necesidades que una particular concepción del ser humano supone esenciales (educación, salud…) (Sen, 1999). Este enfoque peca de apriorismo, al imponer a los sujetos una determinada perspectiva sobre lo que es el bienestar e implica aceptar el cuestionable supuesto de no saciedad. Dicho de otro modo, aunque se trate de objetivos esenciales, un mayor ingreso o nivel educativo no implican necesariamente un mayor bienestar en términos de satisfacción vital (Kahneman et al., 1999; Easterlin, 1974). Los indicadores subjetivos, en cambio, suponen centrar la atención en el modo cómo los individuos experimentan y evalúan sus vidas. Es decir, en cómo los individuos experimentan sensaciones positivas y negativas, satisfacción vital y perciben un sentido de sus vidas. Estas medidas pueden ser computadas y orientar la actuación política (Nikolova & Graham, 2020).

Ahora bien, estos indicadores precisan alcanzar alguna forma de intersubjetividad para constituir un marco de referencia. Por ejemplo, podemos considerar la evaluación cognitiva de la vida individual (satisfacción vital general) o dimensiones de esta (familiar, económica, etc.) o, en cambio, valorar emociones inmediatas menos sujetas a una elaboración cognitiva (Rojas, 2006). Esta elección requiere un estudio sobre las particularidades de cada indicador, qué están midiendo, qué factores diferenciales presenta y cuál es la relación con otros indicadores y las variables socioeconómicas. En definitiva, se trata de identificar indicadores válidos y contrastables desde una perspectiva filosófica y psicológica, relevantes en la toma de decisiones (Dolan et al., 2010; Dolan y White, 2007; Margolis et al., 2020; Pena-López, et al. 2021).

Un importante conjunto de trabajos previos (Kahneman y Deaton, 2010; Diener, 2010; Kushlev, Dunn y Lucas, 2015; Clingingsmith, 2016; Barrington-Leigh, 2024) se centraron en el estudio del vínculo entre ingreso y condiciones económicas en general e indicadores de bienestar subjetivo con algunas evidencias contradictorias. En general, aunque estos indicadores presentan algún modo de correlación, al mismo tiempo son constructos con comportamientos divergentes respecto a las variables socioeconómicas (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000; Kahneman y Deaton, 2010).

El presente trabajo presenta un doble objetivo: En primer lugar, estudiar los puntos en común y divergencias de los diversos indicadores de bienestar subjetivo (eudaimonistas, evaluativos y hedónicos). En segundo lugar, analizar a partir de una muestra de la sociedad española, la influencia diferencial que los condicionantes socioeconómicos tienen sobre los mismos, muy en particular el ingreso. Sobre los trabajos previos para el caso español (Peiró, 2004; Iglesias et al., 2013; Bericat, 2018; Iglesias de Usell et al., 2017) el presente estudio considera un amplio conjunto de indicadores de bienestar subjetivo que incorporan desde las dimensiones hedónicas a las eudaimónicas. Nuestro análisis facilita tanto el estudio de las interrelaciones como de las especificidades en las mismas. Al mismo tiempo, nos permite contrastar sobre nuestro caso las evidencias contradictorias que se han venido observando sobre sus determinantes.

El trabajo se estructura como sigue. En el bloque teórico realizaremos en primer lugar (apartados 2 y 3) una revisión conceptual de los diversos indicadores de bienestar subjetivo junto con las evidencias halladas en trabajos previos sobre sus variables explicativas, en particular, el ingreso. En el bloque empírico (apartado 4) contrastaremos estadísticamente sobre una encuesta las potenciales relaciones propuestas por la teoría. Finalmente, extraeremos las principales conclusiones.

2. EL DEBATE SOBRE LOS INDICADORES DE BIENESTAR SUBJETIVO.

En la medición de la experiencia psicológica que denominamos Bienestar Subjetivo Revelado (BSR) encontramos una doble orientación: métodos experienciales, centrados en el registro de emociones positivas y negativas, y los métodos evaluativos, centrados en el juicio global de la situación personal (Diener et al., 1995, 1999 2009, 2012). Ambas fuentes están interrelacionadas y son complementarias.

Los primeros, denominados hedónicos, se centran en los sentimientos del momento (positivos y negativos). Los evaluativos, en cambio, se centran en la valoración global que los sujetos hacen de esas vivencias en largos períodos de tiempo, esto es, introducen el análisis cognitivo de las experiencias percibidas durante una etapa vital o toda la vida (Kahneman, 2004; 1999). Estas últimas hacen hincapié en un modo de realización del potencial humano (Henderson et al., 2012), en tanto que las primeras, más experienciales, se asocian a una percepción de flujo vital, de alivio o alegría (Waterman, Schwartz y Conti, 2008). Se trata de estados subjetivos diferentes, aunque relacionados, que pueden no ser igualmente dependientes de algunas variables socioeconómicas (Delle Fave, 2011).

Adoptando un criterio temporal, ambos modos de medición están considerando períodos distintos. Desde la valoración inmediata de una experiencia o estado emocional en los hedónicos a la valoración de la satisfacción vital considerando la vida en su conjunto (eudaimónicos). Con el objetivo de clasificarlos podemos fijar así una triple división del conjunto de indicadores basada en esta referencia (Tabla 1).

Tabla 1
Indicadores de bienestar subjetivo.

Los indicadores experienciales consideran la inmediatez o períodos no superiores a un día y se centran en conjuntos de sentimientos positivos o negativos. Los evaluativos consideran el conjunto de la vida o dominios particulares de la misma sin referencias temporales definidas. Finalmente, los eudaimónicos, al igual que los anteriores, no delimitan el tiempo, pero en este caso aluden a una valoración de la vida en su conjunto en términos de sentido o realización personal (Rodríguez-Hernández, 2019). En el siguiente apartado analizaremos cada uno de ellos más detalladamente.

2.1. El bienestar hedónico o experiencial.

Bajo este término nos referimos a experiencias o emociones temporales o de corto plazo, positivas como la alegría o negativas como la tristeza. Experiencias influidas por las circunstancias en las que viven los sujetos y que pueden coexistir en el mismo sujeto (Kapteyn et al. 2015; Stone and Mackie, 2013).

Se trata de respuestas a variantes de la pregunta “¿Cómo se encuentra en este momento?”, en las que el sujeto puede señalar una cadena de emociones positivas o negativas (i.e. cansancio, entusiasmo, tristeza, alegría, angustia o ansiedad, irritación, amor…).

El objetivo de este tipo de mediciones es introducir aspectos que son más difíciles de recoger en las mediciones evaluativas generalistas. Por ejemplo, en una situación de desempleo, una boda o el nacimiento de un hijo, la respuesta a la pregunta sobre la satisfacción vital es menos sensible que la recogida en el bienestar experimentado (Stutzer y Frey, 2004). Las emociones se están formando repetidamente ante cambios en las circunstancias vitales. Ahora bien, por ser precisos, al hablar de emociones no estamos hablando de sentimientos elementales, no reflexivos, sino que son entidades construidas psicológicamente, percepciones de sentimientos, valoraciones, meta-experiencias, etc. no escindibles totalmente de las evaluaciones, de forma que se encuentran lógicamente interrelacionadas (Russell, 2003).

Entre las metodologías de medición destacan dos: La evaluación ecológica momentánea (EMA) y la reconstrucción diurna (DRM). La EMA es muy exigente en la recogida de datos, ya que implica evaluaciones repetidas en tiempo real de las emociones y afectos de los individuos en sus entornos cotidianos (Shiffman et al. 2008). El DRM, en cambio, es una encuesta de fin de jornada sobre las emociones percibidas (Kahneman et al. 2004; OCDE, 2013). En este caso, el bienestar experimentado se define por los estados emocionales de los individuos bajo la suposición de que un período de 24 horas supone una estabilidad suficiente para que las mediciones no conlleven un sesgo.

Ambos métodos centrados en percepciones inmediatas o casi inmediatas son costosos e intrusivos y han sido ampliamente usados en estudios específicos sobre los efectos de problemas concretos, pero no tanto en estudios sobre poblaciones generales (White y Dolan, 2009).

Este enfoque podría ser más objetivo que el evaluativo en la medida en que no está mediado por una elaboración cognitiva y no parecen estar sometidos al problema de focalización que conlleva preguntar a una persona directamente sobre su bienestar. De igual modo, dado que los tiempos son cortos, se reducen los sesgos de memoria y los factores atencionales (Kahneman, 1999; Kahneman et al., 2004). No obstante, algunos autores señalan que puede persistir alguna forma de sesgo ocasionado por el hecho de que la importancia concedida a una actividad influye en la duración de la satisfacción más allá de la experiencia real. Dicho de otro modo, nuestras evaluaciones cognitivas pueden dar forma a nuestra experiencia y etiquetado de las emociones (Russell, 2003).

2.2. El bienestar evaluativo y eudaimónico

Las medidas más estudiadas y empleadas en los trabajos previos sobre la felicidad en España son de esta categoría. Su objetivo es recoger los juicios sobre el cumplimiento de objetivos o la satisfacción vital, tanto en general como en dimensiones específicas de la vida o dominios vitales (familia, salud, trabajo…). (Van der Praag et al., 2003). En ellas el sujeto desarrolla una evaluación de las circunstancias personales pasadas y presentes. Consecuentemente, son una construcción psicológica resultado de un proceso de autorreflexión, introspección u autoobservación que refleja los medios, capacidades, aspiraciones y oportunidades del individuo (Graham y Nikolova, 2015).

A título de ejemplo, este es el caso de la pregunta clásica de la World Values Survey presente en todas las oleadas desde 1981. Lo es también de la encues ta desarrollada por la OCDE (en una escala de o a 10, ¿cómo de satisfecho se encuentra con su vida en general?) o la escala de cinco niveles desarrollada por Diener (2012).

La pregunta plantea una referencia temporal más amplia con el objeto de determinar qué afecta de forma no transitoria al BSR (Diener 1995). Frente a las hedónicas pueden aparecer ahora dos sesgos: un sesgo de atención y un sesgo de falta de homogeneidad (Kahneman et al, 2006). En el primero se tiende a sobreponderar la importancia de alguno de los factores cuando se pregunta por él. Por ejemplo, preguntar por la situación económica inevitablemente implica una sobrevaloración de ese factor en concreto. No obstante, algunos trabajos han puesto de relieve que la consideración conjunta de la vida tiende a reducir este sesgo (O’Donell y Oswald, 2015). En el segundo, los estándares utilizados para juzgar la satisfacción pueden variar con el tiempo y entre las personas (Schwarz y Strack 1999). No obstante, frente a este problema, las evidencias sugieren que no es una escala libre, sino que los sujetos tienden a considerar en qué medida se satisfacen sus necesidades básicas y psicológicas (Tay et al., 2014).

Dentro de los indicadores evaluativos cabría establecer una distinción o incluso hablar de un tercer tipo de indicadores que implican una valoración de la vida desde una perspectiva global o de percepción de “sentido” equiparable al desarrollo de su potencial personal. Este aspecto es clave si adoptamos una perspectiva eudaimonista, esto es, los individuos buscan en último término un sentido a su propia vida, dar y recibir apoyo social y desarrollar autoestima. De este modo, este tipo de preguntas nos proporcionan una valoración global de la sociedad y la economía como capaz de dar sentido a las vidas individuales. Esta dimensión es la menos estudiada (Graham y Nikolova, 2015; Fabian, 2020).

A título de ejemplo, tres preguntas incluidas en la encuesta que sirve de base al trabajo empírico están valorando esta forma de bienestar: “¿En la mayoría de las cosas, su vida se acerca a lo que idealmente desearía que fuera?”; “Hasta ahora ha conseguido la mayor parte de las cosas que para usted son importantes en la vida”; “si volviera a nacer cambiaría todo o casi todo de su vida”

Estudios previos ponen de relieve la existencia de una clara relación entre indicadores eudaimónicos como autoaceptación y autonomía e indicadores evaluativos como la satisfacción subjetiva (White y Dolan, 2009), pero al mismo tiempo establecen una clara distinción entre lo placentero y aquello que es recompensador en términos de sentido de vida personal. Es evidente que para muchos sujetos cuidar a un niño no es placentero, pero genera recompensas personales, frente a, por ejemplo, ver la televisión, pero en la primera actividad perciben un mayor sentido (OCDE, 2013).

3. INDICADORES DE BIENESTAR SUBJETIVO Y SUS DETERMINANTES.

Los trabajos previos sobre las variables influyentes en los tres tipos de indicadores de bienestar subjetivo (hedónicos, evaluativos y eudaimónicos) evidencian la existencia de determinantes diversos. Concretamente, nos encontramos con dos líneas argumentales: Ingresos y estatus tienen efectos en los tres tipos de indicadores frente a aquellos se señalan que su incidencia se limita a los indicadores evaluativos y eudaimónicos.

Kahneman y Deaton (2010) ponen de relieve que el ingreso guarda relación con todas las expresiones de bienestar subjetivo, tanto hedónicas como evaluativas. Ahora bien, reconocen que la influencia es distinta en cada indicador. Por una parte, señalan la necesidad de considerar la ley de Weber como marco conceptual interpretativo de los efectos de cualquier variable. Esto es, los cambios en variables como el ingreso no pueden ser considerados en términos absolutos sino en sus cambios porcentuales con relación a los niveles de partida. Al mismo tiempo, subrayan que la satisfacción vital es el indicador más afectado por el ingreso, en tanto que los restantes lo serán sólo en el caso de los bajos ingresos (Kahneman y Deaton, 2010; Diener, 2010).

Los trabajos de Graham (2009) Graham y Lora para países latinoamericanos (2010) analizan igualmente los determinantes de estos indicadores considerando la existencia del señalado umbral de bajos ingresos. En la línea de los trabajos de Kahneman encuentran que el ingreso incide más en los indicadores evaluativos que en los hedónicos. Concretamente, para los hedónicos la influencia se limita a los niveles bajos de ingresos. Para niveles superiores a la media, una vez se garantiza la supervivencia, sólo es significativamente determinante la salud y la disposición de redes sociales, familia y los amigos.

En la misma línea, Clingingsmith (2016) remarca que el ingreso puede facilitar una reducción de las emociones negativas y de las enfermedades mentales. Respecto a los citados umbrales, señala que pueden existir mejoras por encima de los umbrales de renta señalados, particularmente en el ámbito de la evaluación vital. Así, cuando una persona juzga el nivel de satisfacción o “éxito” de su propia vida, presta más atención al ingreso que en sus experiencias concretas cotidianas. En suma, los individuos al establecer comparaciones con su entorno de referencia pueden percibir una mayor satisfacción evaluativa que no se traduce en términos hedónicos o emocionales. Concretamente, sólo una pérdida de ingreso asociada a la aversión al riesgo tendría un efecto directo y claro sobre emociones negativas (Boyce et al. 2013).

Frente a estos, Kushlev, Dunn y Lucas (2015) encuentran una relación entre ingreso y reducción de las emociones negativas. Esta afirmación fue precisada posteriormente por Hudson (2016) al señalar que no se ven reducidas todas las negativas, sino sólo las de carácter individual. Las emociones ligadas a la relación con los otros (ira y hostilidad) no se encuentran ligadas al ingreso. De este modo, el ingreso facilita que los individuos puedan satisfacer sus necesidades físicas y, en alguna medida, las psicológicas como el reconocimiento y el respeto (Howell y Howell, 2008).

En el apartado empírico vamos a contrastar en el caso español estas evidencias parcialmente contradictorias. Concretando, a modo de hipótesis metodológica: Los indicadores de bienestar están interrelacionados, sin embargo, los determinantes socioeconómicos ejercen sobre ellos una influencia diversa. Los eudaimónicos y de carácter evaluativo (satisfacción vital) están más influenciados por las variables socioeconómicas y de estatus por la mediación de los procesos de evaluación cognitiva.

Consecuentemente, estudiaremos para el caso español la interrelación y los determinantes de las tres formas de indicadores. Respecto a esto último, la larga literatura teórica sobre el tema (Frey y Stutzer, 2002; Layard, 2005; Veenhoven 1993; 2000 y 2001; Easterlin 1974) ha identificado los siguientes bloques de variables explicativas que deben ser consideradas en el análisis para su control (véase el Apéndice 1 en el que se recoge la definición de las variables y sus estadísticos descriptivos):

  • La salud individual, cuya relación es claramente de carácter bidireccional.

  • La existencia de una red de relaciones o el capital social y los bienes relacionales. En concreto, el estado civil parece guardar una relación fuertemente directa con el nivel de bienestar

  • La situación laboral, esto es, la incorporación o no al mercado de trabajo. Esta variable ha resultado determinante, tanto por su capacidad de generación de ingresos como por el desarrollo de las capacidades creativas y sociales.

  • La edad. La felicidad no es constante a lo largo de la vida, la interrelación con otras variables como la salud y los ingresos apunta a un decrecimiento de la felicidad con la edad, pero al mismo tiempo tiene un componente explicativo particular.

  • La estabilidad y desarrollo político de la sociedad. Se trata de un factor que puede influir de forma decisiva en la generación de redes de participación y confianza ciudadana, las cuales repercuten directamente en el bienestar subjetivo revelado.

  • Los valores. Detrás del problema de la felicidad se encuentra también un cierto problema de cultura vital o de primacía de un determinado tipo de valores.

  • La renta y su distribución. El nivel de renta está asociado positivamente con el grado de felicidad, en tanto que la desigualdad económica lo está negativamente.

4. ANÁLISIS EMPÍRICO PARA EL CASO ESPAÑOL.

4.1. Datos y variables.

Para la construcción del modelo partiremos de los datos de la encuesta sobre felicidad en España 20151. Esta encuesta se desarrolló en el ámbito nacional sobre residentes mayores de 18 años con una muestra representativa de la población nacional (1800 entrevistas) proporcional por región (con cuotas de sexo y edad a nivel de unidad última). En lo relativo a la metodología, fue realizada por mediante entrevista telefónica asistida por ordenador, con cuestionario estructurado y precodificado.

El interés particular de esta base de datos radica en la extensión de la muestra, pero muy en particular en que se trata de la única encuesta que introdujo todas las posibles formas de medición del bienestar. Concretamente, frente a otras bases, en ésta disponemos de un conjunto amplio de indicadores hedónicos del tipo DRM y eudaimónicos. Se incorporan así al análisis una amplia batería de preguntas sobre las emociones y la percepción de sentido y autonomía en la propia vida que facilitarán la obtención de los indicadores (ver tabla 2).

En lo relativo a la construcción de estos indicadores de bienestar subjetivo a partir de las respuestas, la satisfacción vital (bienestar evaluativo) es resultado de una única pregunta directa “Teniendo en cuenta todos los aspectos de su vida,

¿Está satisfecho con su vida, en general?”, lo que permite una contrastación de los resultados con WVS o las encuestas elaboradas por la OCDE y la extracción de un único indicador. En cambio, los indicadores hedónicos y eudaimónicos dado su carácter multidimensional se derivan de las respuestas a un conjunto de preguntas que es necesario sintetizar mediante técnicas de reducción de datos.

Respecto a los indicadores hedónicos-experienciales, las emociones positivas y negativas no son directamente comparables, es decir, no se mueven en una única dimensión y no pueden ser agregadas, puesto que las emociones positivas no son lo contrario de las negativas. Una misma actividad puede provocar resultados positivos y negativos en un individuo, de forma que las emociones configuran dos ejes no necesariamente independientes (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000; Kahneman y Deaton, 2010). Consecuentemente, es necesario considerar tanto la presencia de experiencias positivas como negativas y las correlaciones internas entre las mismas.

El indicador de bienestar eudaimónico parte de la información de tres variables fuertemente interrelacionadas que plantean una confrontación de la vida real y la ideal en cada sujeto.

Tabla 2
Indicadores de bienestar subjetivo revelado. Encuesta Felicidad en España

Tal y como se observa en la tabla 2, los indicadores eudaimónicos y los indicadores afectivo-emocionales se derivan de un conjunto de preguntas dicotómicas. Para derivar un único valor que recogiese el conjunto de información disponible de cada uno de los individuos se optó por la metodología factorial basada en correlaciones tetracóricas, adaptada a este tipo de variables (véase apéndice). De la aplicación de esta metodología resulta un único factor para el ámbito eudaimónico que recoge la valoración global de la propia vida, en tanto que un doble indicador afectivo-emocional. Concretamente, las emociones del día anterior, tal y como señalamos, constituyen dos factores oblicuos que recogen las emociones positivas y negativas percibidas (ver gráfico 1 y apéndice 2, tablas II y III).


Gráfico 1
Dimensiones positiva y negativa del bienestar hedónico.

4.2. Estrategia empírica y resultados.

Tal y como planteamos en la hipótesis, la contrastación empírica tiene un doble objetivo, analizar las interrelaciones existentes entre los diversos indicadores de bienestar subjetivo y sus potenciales determinantes socioeconómicos. Nuestro punto de partida analítico es el estudio de las correlaciones entre los indicadores, para seguidamente proponer modelos de regresión que nos faciliten analizar la influencia diferencial de las potenciales variables explicativas.

A partir del trabajo de sistematización de resultados descrito en el apartado previo, disponemos de un conjunto de cuatro indicadores de BSR (descripción de variables en apéndice, tabla III). Este primer análisis descriptivo a partir de las correlaciones (tabla 3) pone de relieve un conjunto de relaciones coherentes con lo señalado anteriormente, pero al mismo tiempo la “no identidad”, esto es, la especificidad de los indicadores. La satisfacción vital (evaluativa) mantiene una relación directa con la eudaimónica, pero mayor con los indicadores hedónicos.

Tabla 3
Correlaciones Spearman

En lo que respecta a la relación con las variables de satisfacción de dominios particulares de vida, las interrelaciones son generalizadas, sin embargo, el mayor peso está en los vínculos con la satisfacción vital y variables laborales, de ingreso y estatus. Del conjunto de los indicadores, podría afirmarse que la Eudaimónica es la que presenta un mayor grado de especificidad o de comportamiento más independiente. Las hedónicas, en cambio, muestran un mayor peso de los vínculos con la salud y la percepción de calidad de vida.

Con relación a estudios previos, el actual encuentra un punto en común en la relación entre evaluativa y eudaimónica (comúnmente suele estar entre 0.25 y 0.29). Sin embargo, la relación observada entre evaluativa y hedónica es notablemente inferior (0.5 a 0.8 en estudios previos) (OCDE, 2013, Nikolova y Graham, 2020). En nuestro caso, la relación entre los indicadores evaluativos y los hedónicos es menor. Esto es, la disposición de buenos momentos diarios puede guardar una relación débil con la percepción de una vida buena en conjunto conforme a las aspiraciones personales (Fredrickson et al., 2013; Frey y Stutzer, 2002; Halpern, 2010). Retomando la hipótesis, las interrelaciones muestran un amplio margen de especificidad en cada indicador, dado que, aunque vinculadas, las correlaciones se encuentran lejos de la identidad.

Con el objetivo de estudiar la influencia diferencial de los potenciales determinantes sobre los indicadores de BSR, hemos recurrido a la construcción de modelos de regresión paralelos en los que las variables explicativas son proxies de cada una de las dimensiones señaladas en el bloque teórico. Dadas las características de las variables explicadas, la estimación del modelo de la satisfacción subjetiva se hizo mediante un logit ordenado, en tanto que la de las restantes variables, dado su carácter continuo, se estimaron por mínimos cuadrados ordinarios (MCO) robustos.

Sobre los resultados (tabla 4) se observa la existencia de determinantes comunes y diferenciales de cada uno de los indicadores que marcan patrones.

Respecto a la satisfacción vital, existe un considerable peso de la variable ingreso, pero sujeta a la ley de Weber, esto es, el ajuste corresponde al logaritmo del ingreso, de forma que este es claramente influyente para los niveles de baja renta, siendo muy poco influyente para niveles elevados. En el gráfico 2 puede observarse como esta variable es relevante para niveles de ingreso por debajo de los 3500 euros mensuales por unidad familiar y pasa a tener una escasa relevancia por encima de este umbral. Este mismo efecto se ve reforzado por la incidencia de la variable desempleo.

La variable salud es, junto a la anterior, la más significativa por su fuerte componente endógeno. Junto a ello, la edad, con la característica trayectoria en U, es determinante (Blanchflower et al., 2023). La satisfacción vital se muestra más elevada en el período juvenil y en las edades más maduras. Merece un análisis particular la influencia de las variables relacionales o de capital social. En este caso son influyentes tanto en los lazos fuertes (estado civil) como las relativas al capital social general (confianza en la gente), esto es, la disposición de relaciones estables y de confianza en el entorno. Finalmente, el peso de la elaboración cognitiva de estos indicadores queda reflejado en la significatividad de las variables relacionadas con valores: autopercepción pesimista-optimista y la religiosidad. Es decir, la satisfacción vital guarda relación con la generación de un significado sobre la propia vida.

Tabla 4
Determinantes de los indicadores de BSR en España (coeficientes estandarizados)

El indicador eudaimónico presenta elementos comunes y diferenciales con el anterior. En este caso, la variable logaritmo del ingreso vuelve a ser altamente significativa y con una traducción gráfica totalmente paralela a la satisfacción vital (gráfico 2)2. Junto a ellas, la salud y la edad vuelven a ser también altamente significativas, del mismo modo que aquellas variables que mantienen un vínculo con la evaluación cognitiva de las experiencias. La diferencia en este caso se muestra en el peso de otros indicadores socioeconómicos ligados al estatus: La incorporación efectiva al mercado de trabajo (activo-ocupado) y el nivel de estudios. Esta diferencia es totalmente lógica en la medida en que inciden tanto en la percepción de sentido como de autonomía personal. No obstante, lo singular de este modelo reside en el peso de las variables de capital social en cualquiera de sus formas, tanto de lazos fuertes como de lazos débiles (frecuencia de reuniones, estabilidad de relaciones, hijos, etc. (Pena-López y Sánchez-Santos, 2016, Iglesias et al., 2013). En un sentido semejante, el formar parte de un hábitat rural o de poblaciones pequeñas también contribuye de forma significativa. En suma, los indicadores eudaimónicos están evaluando un conjunto sensiblemente más amplio de variables y de más largo plazo que los evaluativos, lo que podríamos interpretar como una percepción de sentido.


Gráfico 2
Medias de satisfacción vital y eudaimónica estandarizadas para cada nivel de ingreso

Los indicadores hedónicos muestran un conjunto muy importante de diferencias en sus determinantes. De un lado, la edad es claramente significativa, pero también lo es el género. Las mujeres se muestran simultáneamente más propensas tanto a las sensaciones positivas como a las negativas. La salud tiene una influencia obvia y previsible, incide favorablemente en las positivas, pero es determinante en el caso de las percepciones negativas. De hecho, es la variable con mayor peso. Las variables cognitivas como la autopercepción de optimismo y religiosidad resultan claramente significativas, en la línea ya señalada que reconoce una carga cognitiva a estos propios indicadores. El capital social muestra un peso relevante en la reducción de las sensaciones negativas, pero en este caso en su expresión como bien relacional. Son las relaciones frecuentes de lazos fuertes y débiles las que tienen una significativa capacidad de reducción de las sensaciones negativas.

En lo relativo a las variables socioeconómicas, ni ingreso ni estatus son relevantes en positivas o negativas. Sobre la regresión, este conjunto de variables no resulta significativo cuando son consideradas las restantes potencialmente influyentes3.


Gráfico 3
Medias de sensaciones positivas y negativas estandarizadas para cada nivel de ingreso

Retomando nuestra hipótesis empírica, los resultados evidencian una relación diferenciada entre ingreso y estatus con los diversos indicadores. En los más cognitivos (eudaimónicos y evaluativos), el ingreso y los condicionantes socioeconómicos son relevantes. En el caso de los hedónicos, la significatividad de la variable ingreso es muy escasa. Aunque a nivel descriptivo podría corroborarse la propuesta de Deaton sobre su incidencia sólo en el caso de los niveles bajos de ingreso (gráfico 3), el análisis de regresión considerando un amplio conjunto de variables rechaza su significatividad. A partir de los resultados, podría afirmarse que el peso de las variables de tipo socioeconómico sólo es relevante para el caso de indicadores derivados de procesos evaluativos-cognitivos, en especial, cuanto más amplia es la perspectiva temporal de valoración.

A modo de síntesis, las relaciones evidenciadas (ver tabla 4) apoyan que para el caso español analizado los indicadores evaluativos y eudaimónicos responden a una valoración cognitiva más global que otorga un mayor peso a variables de estatus y capital social. Sin embargo, estas relaciones son más fuertes en el caso de los eudaimónicos donde el sujeto está valorando tanto el sentido de la vida como su autonomía. Para estos indicadores todas las variables de capital social, de entorno y estatus son relevantes.

En los indicadores hedónicos o experienciales (positivos y negativos), en cambio, el efecto del estatus e ingreso es no significativo. En este caso son relevantes la autopercepción de la salud y la valorativa, el capital social, género y edad.

Tabla 5
Variables incidentes en los indicadores de bienestar subjetivo (los signos resumen el sentido y el peso de su incidencia)

Considerando investigaciones previas, nuestros resultados encuentran algunas evidencias paralelas a las de Kahneman y Deaton (2010); Graham (2008 y 2011); Clingingsmith (2016). En el caso español y para los indicadores evaluativos y eudaimónicos el peso de la variable ingreso es significativo, pero, tal y como planteaba el trabajo citado de Kahneman y Deaton (2010), el efecto de la ley de Weber es muy claro. Conforme se eleva el ingreso, su repercusión se reduce. No obstante, en lo que se refiere a los indicadores hedónicos, el ingreso no es significativo. En este sentido, tal y como ya señalaba Peiró (2006), cabría hablar de dos esferas. De una parte, la evaluativa y eudaimónica con una mayor elaboración cognitiva, presentan una significativa influencia del ingreso; de otra parte, la hedónica, en la que el ingreso tiene muy poco peso y sí, las variables sociales. Es más, para el caso de los ingresos bajos que señalaban los trabajos previos, el aparente efecto que podría apreciarse en el gráfico queda desplazado por otras variables explicativas como la salud. Junto a ello, nuestro trabajo evidencia para el caso español una fuerte influencia de las variables ligadas a valores (optimismo, religiosidad…) y especialmente de las variables de capital social, tanto en lazos fuertes como débiles. El peso de los denominados bienes relacionales es fuertemente significativo para cualquier indicador (Pena y Sánchez, 2017).

5. CONCLUSIONES.

La introducción de la medición de las experiencias subjetivas (estados psicológicos, emociones, evaluaciones personales) supone una revisión del supuesto objetivismo de las propuestas de política. Los estados de bienestar subjetivo pueden ser reportados, analizados y pueden orientar la toma de decisiones. Ahora bien, existe la necesidad de profundizar en el análisis tanto de la naturaleza de los indicadores como de sus determinantes.

La Economía de la Felicidad ha propuesto tres categorías de indicadores que pueden ser tipificados conforme a su referencia temporal y el objeto de la pregunta: desde la valoración inmediata de una experiencia o estado emocional (hedónicos) a la valoración de la satisfacción vital (evaluativos) y la percepción de sentido de la vida en general.

Las evidencias contradictorias de los trabajos previos nos remiten a la necesidad de analizar el comportamiento diferencial de los tres tipos de estos indicadores en dos sentidos: La interrelación entre los indicadores y sus determinantes diferenciales. Los trabajos anteriores coinciden en afirmar que los indicadores evaluativos y eudaimónicos, caracterizados por una elaboración cognitiva, están claramente influenciados por las variables socioeconómicas. Sin embargo, los hedónico son más situacionales. Los trabajos previos han evidenciado bien la existencia de una incidencia limitada a un umbral de bajos ingresos, bien su efecto sólo en las emociones negativas, como la existencia de un efecto irrelevante.

La contrastación de las hipótesis planteadas sobre una muestra de la sociedad española (2015) remarcan las sensibles diferencias entre los tres tipos de indicadores y sus determinantes. De un lado, conforme a la hipótesis, existe una complementariedad limitada del estatus y el ingreso en la satisfacción vital como en los indicadores eudaimónicos, pero su irrelevancia en los indicadores hedónicos.

El peso de estas variables de ingreso y estatus es relevante en ambos casos, pero su incidencia, conforme a la ley de Weber, es marginalmente decreciente. Esto es, a medida que se incrementa el ingreso, su peso es progresivamente menor, dada la satisfacción de necesidades. Frente a estos, los indicadores hedónicos (positivos y negativos) no muestran una relación significativa. Estos últimos son explicados más por dos claros determinantes: la autopercepción de la salud y valorativa y el capital social en todas sus formas.

En conjunto, se observa una progresión en el peso del ingreso, desde su ausencia de significatividad en las valoraciones inmediatas o hedónicas, a su clara influencia en aquellas que suponen una elaboración cognitiva y una perspectiva más global, como las evaluativas y eudaimónicas.

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APENDICE 1

A continuación se detalla la definición de las variables utilizadas en las estimaciones.

Tabla I
Descriptivos de variables en el modelo

APENDICE 2

En la Tabla II se presentan las cargas factoriales sobre sensaciones en el día previo obtenidas de aplicar a las variables que definen los indicadores hedónicos o experienciales la metodología factorial basada en correlaciones tetracónicas.

Tabla II
Cargas factoriales sobre sensaciones en el día previo

En la Tabla III se presentan las cargas factoriales sobre indicadores eudaimónicos obtenidas de aplicar a las variables que definen dichos indicadores la metodología factorial basada en correlaciones tetracónicas.

Tabla III
Cargas factoriales sobre indicadores eudaimónicos

Notas

1 El trabajo ha sido realizado por el equipo de entrevistadores telefónicos de Metroscopia. La encuesta partió de los criterios del muestreo aleatorio simple, para un nivel de confianza del 95,5% (que es el habitualmente adoptado) y en la hipótesis más desfavorable de máxima indeterminación (p=q=50), el margen de error de los datos referidos al total de la muestra es de ± 2,4 puntos.
2 Los gráficos 2 y 3 representan las medias de ambas variables estandarizadas para poder ser contrastadas con relación a cada nivel de ingreso.
3 Deteniéndonos en la influencia de la variable ingresos, esta variable, aunque guarda una relación (gráfico 3), ésta es sensiblemente menor y es desplazada por otras en la regresión hasta el punto de no ser significativa.


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