Movilidad Social en México. La educación como indicador de desarrollo y calidad de vida
Social mobility in Mexico. Education as an indicator of development and quality of life
Movilidad Social en México. La educación como indicador de desarrollo y calidad de vida
Opción, vol. 33, núm. 84, pp. 664-697, 2017
Universidad del Zulia
Recepción: 17 Junio 2017
Aprobación: 30 Septiembre 2017
Resumen: El presente trabajo plantea la importancia de la Movilidad Social en México, resaltando aspectos teóricos y metodológicos que dan muestra de la relevancia de la variable educación como indicador de desarrollo y calidad de vida. El trabajo se sustenta en la revisión y análisis de bases de datos de Latinobarómetro 1995- 2010 y en las Encuestas de Movilidad Social en México 2006 y 2011. Los resultados encontrados permiten observar el nivel de significancia de la educación como factor de igualdad y posibilidades de ascenso social, resaltando la búsqueda de un impacto positivo tanto en la agenda nacional y planes de desarrollo.
Palabras clave: Movilidad social, educación, bienestar, desarrollo y calidad de vida.
Abstract: This paper presents the importance of Social Mobility in Mexico, highlighting theoretical and methodological aspects that show the relevance of the variable education as an indicator of development and quality of life. The work is based on the review and analysis of databases of Latinobarómetro 1995-2010 and the Surveys of Social Mobility in Mexico 2006 and 2011. The results found allow to observe the level of significance of education as a factor of equality and possibilities of Social promotion, highlighting the search for a positive impact both on the national agenda and development plans.
Keywords: social mobility, education, welfare, development and quality of life.
INTRODUCCIÓN
Considerando el contexto actual de México, ante constantes cambios adversos y problemáticas sociales, económicas, políticas y culturales, surge la necesidad de abordar y resaltar temáticas tal como la movilidad social, misma que permite evaluar entre un sin fin de factores, que la educación es una variable significativa para lograr un ascenso social y económico con mejora en el bienestar y calidad de vida de las personas, esto debido a que si se tiene un mayor número de personas educadas con educación de calidad, las posibilidades de ascenso social se incrementan, resaltando la relevancia generacional a lo largo del ciclo de vida de las personas.
Estudiar la movilidad social resulta atractivo y pertinente ya que al buscar una movilidad igualadora, ascendente de oportunidades, implica impactar y hacer cambios en programas sociales, políticas públicas, instituciones y leyes, lo cual resulta un reto, pero no una limitante.
El logro de la movilidad social ascendente no es sencillo y menos aún si se considera un contexto económico adverso y una cohesión social desfavorable además de aspectos e ideologías culturales que limitan se impulse la movilidad.
Hay un creciente interés por analizar la movilidad social en México, teniendo como instrumentos de análisis principal: Latinobarómetro y las Encuestas de Movilidad Social en México, 2006 y 2011 (EMOVI 2006 y EMOVI 2011), ya que hasta ahora y en base a los resultados de la EMOVI 2011, es que el tema de movilidad social empieza a tener mayor relevancia, señalando su importancia en la agenda nacional y considerándola para los planes de desarrollo posteriores.
La idea es llamar la atención de que la movilidad social requiere de una medición más periódica, objetiva y de mayor cobertura, para conocer el cómo se está dando el proceso de movilidad social en nuestro país.
Asimismo, se resalta el hecho de que variables como la educación es determinante para lograr movilidad social ascendente, no obstante, es de considerar otro tipo de variables y conceptos tales como el ingreso, la salud, la política social, la hacienda pública, la pobreza y desigualdad, para alcanzar estudios integrales que arrojen resultados asertivos en el proceso de impulsar una mayor movilidad y tomar decisiones que impacten favorablemente en dicho proceso.
Por ello es que este trabajo establece a través de una exploración teórica así como en base a resultados de las encuestas aplicadas en México algunas reflexiones en torno al análisis y medición de la movilidad social con el objetivo de resaltar el proceso de movilidad en nuestro país en los últimos años, así como analizar y evaluar algunas de las metodologías aplicadas y el tipo de variables utilizadas en su medición, pues la idea es reconocer la importancia del instrumento y de ser necesario mejorarlo para futuras mediciones a corto y largo plazo, resaltando que la educación debería ser variable significativa para una movilidad social positiva en la búsqueda de un desarrollo y una mejor calidad de vida de la sociedad.
ACERCAMIENTO TEÓRICO DE LA MOVILIDAD SOCIAL
Existen diversas posturas y planteamientos en términos del concepto de movilidad social, sin embargo, la tabla I muestra únicamente algunas de las posturas establecidas para dar idea de lo que se ha trabajado, bajo qué visión, en dónde y el año de estudio, ya que retomar toda la literatura existente en este trabajo implicaría omitir algunos otros aspectos relevantes de precisar.


Estableciendo que toda vez que uno de los referentes tanto teóricos como metodológicos principales de este trabajo para el caso de México refieren a resultados publicados por la Fundación Espinosa Rugarcía del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), ya en la última década han trabajado sobre la Movilidad Social en México, cabe precisar que para el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY, 2008) movilidad social refiere a la facilidad con la que una persona puede ascender o descender en la escalera socioeconómica de un país, el CEEY plantea que cuando hay poca movilidad social, son escasas las posibilidades de que alguien mejore su situación económica en relación con los demás, independientemente de su capacidad individual.
Sin embargo, considerando este concepto de movilidad social, su medición resulta compleja sobre todo por la inexistencia de datos longitudinales que den muestra de los cambios que han habido en la estructura social, específicamente datos que den muestra de los cambios de estratos sociales de padres e hijos haciendo el análisis para diferentes generaciones; incluso aunque se han hecho esfuerzos por tratar de medir la movilidad social en últimos años tal como las Encuestas de Movilidad Social en México 2006 y 2011 (EMOVI 2006 y 2011).
En el esfuerzo de medición y enfatizando que la educación juega un papel fundamental en el proceso de movilidad social ascendente, de acuerdo a TORCHE (2010), el estudio de la movilidad es significativo por al menos tres razones, esto es, eficiencia, integración social y razones normativas, estas últimas si se considera que la influencia de los accidentes de la cuna en el bienestar individual es injusta e indeseable. De acuerdo a este autor, el factor educativo es fundamental en el proceso de movilidad social pues la educación cumple un doble rol central en el proceso de movilidad socioeconómica, al prever capital humano, el sistema educacional puede ofrecer posibilidades de ascenso para aquellas personas con origen social en desventaja, formando así la parte medular de la movilidad intergeneracional; por otra parte, en sistemas educacionales estratificados y en contexto con restricciones de acceso y liquidez para los hogares más pobres, padres con mayores recursos pueden garantizar más y mejor educación para sus hijos, y de esa manera la educación puede cumplir un rol reproductor de la desigualdad integeneracional.
Tan importante es el tema de la educación para generar movilidad social que el mismo CEEY (2013) como propuestas de los resultados de la EMOVI 2011, establece cuatro aspectos de los cuales tres refieren directamente a la educación buscando calidad educativa, cobertura en niveles medio y de educación superior, así como una discriminación positiva tanto en términos educativos como laborales; y aunque la propuesta cuatro refiere a la protección social, no deja de ser importante, ya que se buscan el bienestar social de la población, esto considerando que México es una país de baja movilidad social que requiere también como Vélez lo señala (2013) de crear un sistema de protección social universal que asegure un mínimo de bienestar para toda la población.
De manera que resaltando la complejidad de medir la movilidad social por ser relativa y subjetiva por sus implicaciones, para el breve análisis llevado a cabo, metodológicamente el trabajo descansa en el análisis de las bases de datos de las encuestas de Latinoabarometro 1995-2010, así como en la EMOVI 2011, tratando de resaltar el comportamiento de la movilidad social en México, dejando claro que aunque para el caso de México actualmente se cuentan con las Encuestas de Movilidad Social 2006 y 2011, dado que no se tienen bases de datos de años anteriores, resulta difícil llevar a cabo un análisis comparativo y retrospectivo, lo único con lo que se cuenta pero limitado a nivel nacional en una comparativa con otros 17 países de Latinoamérica son las bases de datos de Latinobarometro siendo un buen referente para comparar y ubicarnos con respecto a otros países de Latinoamérica pero nada más1; de manera que para un análisis más actual, los principales referentes en este trabajo son Latinobarómetro y EMOVI 2011.
Hacia la movilidad social en México: La educación como indicador de análisis
Como se señaló, el proceso de movilidad social es complejo por su grado de subjetividad, sin embargo, en la revisión y análisis de bases de datos señaladas para el caso de México, resaltan aspectos relevantes que dan idea del grado de impacto de la educación en la movilidad social, así como también destacan algunos otros elementos a señalar.
Por ejemplo, del análisis de las bases de datos tanto de Latinobarómetro 1995-2010 y de la EMOVI 2011, en términos de la variable educación se destaca un comportamiento similar en cuanto a estudios de la persona entrevistada como del jefe de hogar2, esto es, en ambos casos resalta el hecho de que el máximo grado de estudios alcanzado se concentra en niveles de primaria y secundaria, implicando que solo un porcentaje menor cuenta con estudios universitarios, lo que es de llamar la atención ya que para lograr una movilidad social ascendente o mejores niveles de vida, el factor educación tendría que dar pauta a obtener un mejor empleo y por tanto un ingreso que permitiera cubrir necesidades básicas pero también cubrir algunos gastos otros gastos para una mejor calidad de vida. Y aunque actualmente se aprecie que los niveles de educación han aumentado esto no significa que sea un impulso de mejoría en los hogares, para los individuos y se termine la desigualdad, es una cuestión relativa que requiere de calidad y reconocimiento.
Esto es importante también ya que al tener una población con bajos niveles de estudio, laboralmente hay mayor concentración de población en puestos de trabajo no calificados o menos calificados en donde se obtienen ingresos bajos que limitan el avance socioeconómico de las personas, en lo correspondiente al porcentaje menor favorecido, aunque la parte educativa ha permitido impactar positivamente en la situación laboral de algunos individuos, se enfatiza que aún continúan ocupaciones manuales de baja calificación, no se aprecia el hecho de que al haber personas más estudiadas estén ubicándose en el mercado laboral competitivo ocupando rangos más altos que les permita obtener mejores ingresos.
Asimismo, analizando las variables educativas de la EMOVI 2011, nuestro país se caracteriza por tener una composición relativamente movible entre los estratos medios, pero enfatizando una persistencia, incluso una inmovilidad en los extremos de la distribución, esto es, ha habido una relativa igualdad de oportunidades en la sociedad mexicana sobre todo para la clase media, pero para aquellos que menos tienen o están en la extrema pobreza y para aquellos que más tienen no se aprecia esta igualdad ya que pareciera que un grupo sigue igual o teniendo menos y otro tiene más o algunos miembros de este grupo descienden a grupos medios.
Otro aspecto importante que se rescata es el papel de la mujer en el mercado laboral y en la parte educativa, que si bien, hace 14 años se marcaba más el hecho de que las madres de familia/jefas de hogares tenían menos voz y mando, llevando a cabo actividades más relativas al hogar y a los hijos, actualmente, incluso para la aportación de ingresos en el hogar, el papel de la mujer ha sido fundamental y se aprecia que actualmente busca superación académica/educativa y por tanto incorporarse al mercado laboral no solo en rangos de mando bajo o medio sino en rango más altos, buscando así reducir la brecha de desigualdad y dando más oportunidades de superación y de lograr una mejor calidad de vida.
En el mismo sentido, los resultados muestran que se buscan expectativas altas para el caso de los hijos, deseando que alcancen niveles de estudios superiores a los de los padres para que tengan mayores oportunidades en la vida, lo que no se apreciaba en la comparativa de los padres con los entrevistados hace 14 años.
Así, acentuando en la parte educativa y de acuerdo a lo establecido, aunque en México por muchos años se ha invertido en el rubro de la educación, apostando a cubrir niveles más altos de educación para un mayor número de personas, haciendo el análisis retrospectivo que marcan las encuestas 2006 y 2011, de 1990 para el caso de 2006 y de 1995 para el caso de 2011, México sigue siendo un país de primaria y secundaria, tanto para hombres como para mujeres.
No hay movilidad social ascendente significativa para la mayoría de los hogares, ya que se tiene como primer problema la parte educativa que conlleva a su vez a problemas de desigualdad y de ingresos.
Y pese a que se considera que la iniciativa personal, el ser responsable en el trabajo, la educación son algunos de los factores más relevantes para alcanzar éxito económico en la vida, también siguen existiendo contradicciones, pues siguen presentes la falta iniciativa y deseos o limitantes para llegar a niveles educativos superiores y por tanto para tener mejores ingresos.
Y aunque se tenga una idea de que el nivel educativo determina el salario que va a tener una persona, la realidad es otra, pues en más de un caso las personas se preocupan más por obtener un ingreso diario que les permita cubrir sus necesidades básicas inmediatas aunque el costo por ello sea no estudiar o truncar sus estudios.
Bajo ese contexto, la educación juega un papel fundamental, pues pese a que los niveles educativos se han incrementado en los últimos años, particularmente a nivel básico, secundaria y preparatoria, habiendo un mayor número de ingresos en el nivel superior, eso no significa que se tenga calidad educativa que a largo plazo refleje mejores condiciones de vida en la población, mejores y mayores ingresos y una calidad de vida adecuada, por lo que el análisis de la movilidad social aunado a este tipo de indicadores como la educación y el ingreso es fundamental.
De acuerdo al objetivo de análisis sobre movilidad social, algunos de los autores que utilizan datos de las encuestas de Latinobarómetro, complementan su investigación utilizando otros tipos de metodologías como componentes principales, matrices de transición, correlaciones, entre otras; mientras otros como el caso de España utiliza modelos econométricos, específicamente Mínimos Cuadrados Ordinarios y Variables Instrumentales para su análisis y medición de la movilidad social.
ANÁLISIS DE VARIABLES: LATINOBARÓMETRO
Dada la importancia de Latinobarómetro como referente para medir movilidad social en Latinoamérica, de acuerdo a los 18 países en su conjunto en los que se aplica la encuesta y considerando algunas de las variables más relevantes, el sexo promedio de la personas entrevistadas durante los 15 años en que se aplicó la encuesta, resaltando que para todos los años el sexo femenino es el que resalta, lo que estaría dando pauta a pensar que en el momento de aplicación de la encuesta, posiblemente por el día y hora de aplicación de la misma, quien estaba en casa era la mujer ya que la pregunta refiere al sexo del entrevistado (a), por ello el que en cada año de aplicación haya resaltado más el sexo femenino, incluso en algunos años por una mínima diferencia, misma tendencia se da para el caso de México, en donde el 51% de las mujeres sobresalen en cuanto al sexo del entrevistado para el mismo periodo de análisis.
Respecto a la edad del entrevistado (a) de acuerdo a los 18 países, considerando el periodo de estudio, en los 15 años resalta la misma tendencia, se tiene una mayor concentración en el rango que va de 20 a 29 años, siguiéndole el rango de 30 a 39 años, pero en términos generales la tendencia es la misma en los 15 años.
Para el caso de México, de igual manera, hay una mayor concentración en el rango de edades de 26 a 40 años casi en un 39%, siguiéndole el rango de 41 a 60 años que representa un 27.3%.; este aspecto es importante porque refieren a edades consideradas dentro de la población económicamente activa.
En relación a que si la persona entrevistada era quien más aporta al ingreso familiar, de acuerdo a los 18 países, resulto que de 1996 al 2004 hay una tendencia similar y equitativa, ya que en 1995, en donde 5,153 entrevistados dijeron que no de un total de 9069, esto es el 56.81% dio como respuesta un no, en tanto a partir del 2005 la tendencia cambia un poco ya que más del 50% de los entrevistados contestaron que sí, o ser quienes aportaban más al ingreso familiar del hogar.
Para el caso concreto de México, considerando los 15 años de análisis, el 51% dijo que sí, esto es, dijo ser quien más aportaba al ingreso familiar del hogar, en tanto el 49% señalo que no.
Las gráfica1 muestra la edad a la que el entrevistado terminó su educación, aspecto importante para inducir su movilidad social, en términos educacionales y de posición actual.

La tendencia es similar de 1995 al 2010, señalando que la edad promedio en la que se concluyeron los estudios para el caso de los 18 países fue de entre los 10 y 19 años de edad, lo que estaría indicando que algunos ni si quiera concluyeron el nivel básico (primaria) otros más ni la secundaria ni la preparatoria y otros más posiblemente iniciaron estudios universitarios pero quedaron inconclusos.
Comportamiento similar se aprecia para el caso de México, en donde el 67.8% señalo haber terminado sus estudios en la edad de entre 1 a 20 años.
Respecto a los estudios realizados del entrevistado, los resultados señalan la tendencia y concentración de acuerdo a los rubros establecidos, esto es, sin estudios, de 2 a 6 años de estudio, de 7 a 9 años de estudio, de 10 a 13 años de estudio, instituto superior incompleto, instituto superior completo, universidad incompleta, universidad completa.
Lo que se logró observar para el análisis de los18 países en su conjunto es que por ejemplo para 1995 en su mayoría, el entrevistado (a) respondió que sus estudios realizados se concentraban entre 10 y 13 años lo que estaría significando primaria y/o secundaria inconclusas o primaria concluida; tendencia similar se aprecia para el resto de los años, solo que además resalta el rango de estudios de 7 a 9 años lo que indicaría estudios de primaria no concluidos; de acuerdo al resto de las categorías o rubros propuestos la tendencia es similar y hay menor concentración tanto en niveles universitarios, como en los institutos de educación superior tanto incompletos como completos.
De acuerdo a los resultados, para México, el entrevistado tiene niveles de estudios que oscilan entre los 2 y 9 años, concentrándose más en los 6 y 9 años de estudio, además de observarse un 9.6 % con 12 años de estudio, un 6.6 % con estudios universitarios incompletos, un 8% con estudios universitarios completos, 2.5% con estudios a incompletos, 4.6% con estudios superiores/academias/ formación técnica completa y el 8.7% sin estudios, lo que en términos de movilidad social no estaría reflejando mucha movilidad en el sentido de que es bajo el nivel es cuanto a la educación superior y con estudios universitarios concluidos.
Tocante a los estudios realizados por el jefe de familia, los resultados muestran en este sentido, para los 18 países de Latinoamérica, que la mayor concentración se da en estudios de 2 a 13 años, resaltando que un porcentaje considerable se ubica en no aplica la respuesta, posiblemente ya que respondieron a la pregunta anterior y eran las personas entrevistadas.
La misma variable para el caso de México, la concentración se da en estudios de 3 a 9 años, siguiéndole un 15% como universitario completo, un 11% para 12 años de estudio y un 6.6% en cuanto a instituto superior/academia/ formación técnica completa. Esto es importante ya que aunque el porcentaje de jefes de familia con estudios superiores técnicos y/o universitarios no es tan alto respecto del total, un 15% estaría implicando mejores niveles de vida relacionado con el hecho de que al estar mejor preparados, con mayor educación es probable poder tener mejores empleos, que permitan obtener un ingreso más acorde a la necesidades de la familia, incluso permite tener acceso a mejores servicios como el de salud y otros, aclarando que esta situación puede ser subjetiva, relativa o engañosa, pero se establece todo vez que se establece que personas más educadas con mayor posibilidad de tener movilidad social y por tanto mejor calidad de vida.
Una de las preguntas fundamentales de la encuesta de Latinobarómetro para la medición de la movilidad social intergeneracional tiene que ver con la educación de los padres en este caso del entrevistado (a).
Otro aspecto a resaltar es que de 1995 a 2010 aproximadamente un 19.34% de los padres de los entrevistados no tienen estudios, en tanto, el resto se concentra en los rangos de 2 a 13 años de estudios implicando que los niveles cubiertos por los padres son, de haberse concluido, el nivel básico; en términos de niveles superiores, para estudios universitarios incompletos solo casi el 1% de los padres llegaron a ese nivel, en tanto un aproximadamente 4% llego a niveles universitarios completos, el resto se divide de acuerdo a las otras clasificaciones, esto es importante ya que estaría indicando poca o casi nula movilidad social intergeneracional en un periodo de 15 años, en países de características similares incluidos México; aunque de manera particular para el caso de México, 6.3% de los padres tiene estudios universitarios completos, 3.1% estudios superiores/academia o formación técnica completa, en tanto un 60.05% se encuentra entre los rangos de estudio del año a los 12 años y un 28.3% sin estudios, lo cual significaría que aunque relativamente para en caso de México se tienen estadísticas de mayores niveles de educación, estas cifras no son suficientes para decir que México de 1995 a 2010 muestra un patrón de movilidad social significativo, ya que comparado con los niveles de las personas (padres, jefes de familia y entrevistados) que no estudiaron, el porcentaje es mayor y deja mucho que pensar sobre ascenso social, movilidad social ascendente y mejor calidad de vida, pues la educación es fundamental y estratégica para generar mejores condiciones de vida.
En relación a la situación ocupacional del jefe de familia, para los 18 países de Latinoamérica, aproximadamente un 20% de los jefes de familia trabajan de manera independiente o por cuenta propia, un 14.77% es asalariado de empresa privada, aproximadamente un 6.97% asalariado de empresa pública y la mayor concentración refiere que no aplicaba la pregunta, siendo un total de 145, 894 entrevistados contemplando los 15 años de estudios quienes contestaron que no aplicaba la pregunta, lo que representa sobre el total aproximadamente el 49.46%.
En cuanto a la misma variable para el caso de México, respecto al 100% de los que si contestaron a la pregunta implicando que si aplicaba, 42% de los jefes de familia trabajan de manera independiente o por cuenta propia, el 31% es asalariado de empresa privada, el 16% asalariado de empresa pública y el porcentaje restante se distribuye entre pensionados, estudiantes y dedicados al cuidado del hogar, enfatizando que un 0.1% refiere a que el jefe de familia es estudiante.
ENCUESTA DE MOVILIDAD SOCIAL 2011 (EMOVI 2011)
Como señalado, la encuesta de movilidad social en México 2011, fue diseñada para medir y evaluar la movilidad social intergeneracional en México, tiene representatividad nacional para hombres y mujeres entre 25 y 64 años de edad especificando que aplica tanto para jefes como no jefes de hogar, asimismo, el instrumento cuenta con datos actuales y retrospectivos, considerando los 14 años de edad del entrevistado que permiten comparar la situación socioeconómica actual del entrevistado con la de su lugar de origen; en la EMOVI 2011 participaron 299 entrevistadores, levantándose la encuesta entre mayo y junio del 2011, teniendo un tamaño muestra final de 11,001 entrevistas; y siendo bajo una muestra de corte probabilístico.
De manera que en este apartado se presentan algunos resultados de la Encuesta, resaltando aquellas variables clave para el proceso de movilidad social resaltando variables relacionadas con la educación.
En cuanto a la edad de los entrevistados, considerando que se entrevistan a personas de entre 25 a 64 años de edad, el 12.2 % de los entrevistados manifestaron tener 25 años de edad, el 34.9 % se concentra en el rango de edad que va de 27 a 35 años, y el resto se va distribuyendo de manera uniforme en el rango de 37 a 63/64 años de edad., lo que significa que aproximadamente un 62.4% se concentra en el rango de edad productivo de entre 25 y 45 años de edad.
En relación a la escolaridad del entrevistado, un 29.2% dijo tener primaria, un 23.3% secundaria general, 14.6% preparatoria general, profesional un 9.6% y nivel de posgrado un 0.5%, lo que significa que la mayoría de los entrevistado se ubica en un nivel básico de educación, ya que 80.3% se encuentra en los niveles de estudio del kínder y preparatoria general.
Respecto a la actividad económica del entrevistado, los resultados arrojaron que el 60.5% tiene una actividad remunerada, el 23% se dedica a los quehaceres del hogar, un 5.9 en el momento de aplicación de la encuesta se encontraba buscando trabajo, 2.3% es jubilado/pensionado y un 2.4% se dedica a una actividad no remunerada.
Referente a la pregunta si todas las personas que viven en la vivienda comparte un mismo gasto para la comida y al respecto, el 97.3% señaló que sí mientras el 2.6% dijo que no, lo cual es importante por el ingreso percibido mensual del hogar y quien o quienes aportan más, aspectos que se verán más adelante.
Del nivel alcanzado en la escuela el entrevistado/ jefe del hogar, para el 2011, 36% alcanzo niveles de primaria, 20.4% secundaria general, 10.4% preparatoria, 7.7% profesional y un 10% no asistió a la escuela.
De los que sí estudiaron, el porcentaje respectivo de si obtuvieron un certificado al concluir sus estudios, el 36% sí finalizó y obtuvo un título, un 32% sí finalizó con certificado y sin título, mientras un 18% no finalizó.
En relación a la casa en la que se vive actualmente, el 43.6% manifestó que la casa es propia y totalmente pagada, el 11.2% señalo que es prestada o cedida sin pago, el 14.6% dijo que era propia y como herencia, el 7.5% manifestó que era propia y estarla pagando, mientras el 16.6% la alquila o es rentada; y de ser propietario de la casa y tener escrituras, el 45% señalo tener escrituras de la casa, en tanto el 10% no.
Respecto al número de automóviles propios, de acuerdo al número de entrevistados, el 32.1% señalo tener un vehículo propio, el 5.9% dos vehículos y un 50.8% señalo no tener ningún vehículo propio.
Cabe señalar que para el caso particular de estas preguntas que refieren a vivienda y vehículo se resalta su importancia ya que en el proceso de movilidad social ascendente lo ideal es poseer bienes cuyo valor permita tener cierta estabilidad económica e impacte en mejora de calidad de vida.
En relación por ejemplo a ingresos, específicamente saber cuántos miembros del hogar aportan ingresos al hogar, el 56% señaló que una persona es la que aporta ingresos en el hogar, el 29% dijo que dos, el 10% que tres son quienes aportan ingresos y el resto se encuentra dividido aunque en mucho menor proporción de acuerdo al número de integrantes del hogar.
Respecto al rango aproximado del ingreso mensual del hogar, el 12.1% tiene un rango entre de 1 a 3 salarios mínimos, esto es, entre $1,501 y $4,500 pesos al mes, 8.7% de 3 a 5 salarios mínimos, 4.4% entre 5 y 7 salarios mínimos que van de $7001 a $10,000 mensuales, lo cual es importante ya que es indicativo de calidad de vida y de movilidad social, pues dependiendo del número de integrantes en el hogar y de los ingresos percibidos para sus gastos mensuales en términos de cubrir necesidades al menos las más básicas (comida, casa, escuela, pasajes, gastos corrientes como luz, gas) es que se puede inferir que tan bien o estable se encuentra el hogar con respecto a otros, si con el ingreso mensual percibido es suficiente para cubrir necesidades y más (recreación y otros) o si es necesario valerse de algún otro recurso para estar mejor, pues movilidad social ascendente implicaría que el ingreso familiar fuera necesario y suficiente para vivir bien y estar estables económicamente hablando, incluso mejor que como se estuvo en la niñez.
Una de las preguntas importantes de la encuesta refiere al motivo o motivos por los cuáles aquellas personas que no siguieron estudiando dejaron de hacerlo, el 53.7% señalo que por motivos económicos, un 16.2% por motivos familiares, un 3.9% por que los estudios eran difíciles, un 3.8% por que ya había cumplido la meta educativa, un 2% por que encontró empleo, entre otros motivos, lo que llama la atención ya que más del 50% de los que lograron estudiar abandonaron por cuestiones económicas que no les permitió seguir, lo que implicaría que el ingreso del hogar no era suficiente para poder seguir estudiando y llegar a una meta educativa.
El rango aproximado del ingreso mensual del entrevistado que recibe por el trabajo principal que realiza, el 2.3% señalo recibir entre 0-1 salario mínimo que refiere de $0 a $1,500, el 7.4% señalo estar en el rango de 1 a 3 salarios mínimos, el 3.9% en el rango de 3 a 5 salarios mínimos, el 1.5% en el rango de 5 a 7 salarios mínimos y casi el .9% más de 7 salarios mínimos.
En términos de la pareja/cónyuge del entrevistado, en cuanto al último nivel alcanzado en la escuela, el 19.8% cuenta con primaria, el 14.3% con secundaria general, el 6.4% con preparatoria general, el 3.8% profesional y un 0.2% posgrado; esto es importante ya que el conocer de los niveles de estudio de la pareja o cónyuge puede ser indicativo de movilidad social educacional en el hogar.
En relación a si el cónyuge/pareja del entrevistado cuenta con trabajo en el momento de aplicación de la encuesta, al respecto, 27% sí, 30% no y un 43% que no aplica. De aquellos cónyuges/parejas que si trabajan, respecto al cargo que tiene en su ocupación principal, el 2.1% es patrón o empleador, el 10% trabaja por cuenta propia, el 2.9% es empleado u obrero del sector público, el 2.3% es empleado u obrero de empresas públicas, el 10.8% es empleado u obrero del sector privado y un 24.8% se dedica a los quehaceres de hogar.
En relación a que si el entrevistado (a) tiene hijos, el 67% de los entrevistados si tiene hijos, mientras un 33% no. En relación a aquellos entrevistados que dijeron si tener hijos, se les pregunto que cual sería el nivel educativo que ellos esperan que alcancen sus hijos, al respecto, el 38% señalo que aspira que alcancen un nivel profesional, un 4.6% dijo que un nivel de postgrado, un .1.4% técnica o comercial con secundaria y un 6.8% espera que al menos concluyan la preparatoria general.
En una escala de 1 a 10, donde 1 es nada probable y 10 muy probable qué tan probable es para el entrevistado que el hijo (a) alcance la meta del nivel educativo deseado, al respecto, 22.1% señalo que muy probable, 10.7% que probable, 6.7% contesto en un nivel intermedio de probabilidad y un 2.8% dijo que nada probable.
Con respecto a el porcentaje de los padres y las madres de los entrevistados que asistieron a la escuela, al respecto, el 58% de los padres de los entrevistados si asistieron a la escuela y un 33% no, para el caso de las madres de los entrevistados, 59% sí asistió y un 36% no, esto es relevante ya que en comparación con el entrevistado (a) y/o el jefe de familia el porcentaje que si estudio es mayor, lo que implicaría mayor movilidad social.
En cuanto al tipo de escuela al que asistió el padre de los entrevistados el 47.8% fue a escuelas públicas, el 1.5% a escuelas privadas y el 6.5% a escuelas mayormente públicas; en relación a la madre el 48.1% asistió siempre a escuelas públicas, 1.4% a escuelas privadas, 6.6% a mayormente públicas y únicamente al 0.9% mayormente privada.
Continuando con la situación educativa de los padres del entrevistado, el 37.2% de los que si estudiaron llegaron al nivel primaria, el 7.8% a la secundaria general, 2.8% la preparatoria general, 2.8% a un nivel profesional y sólo un 0.2% a niveles de postgrado.
Tocante al último nivel de educación alcanzado por la madre del entrevistado, el 38.2% alcanzó el nivel primaria, el 8.3% la secundaria general, el 2.7% la preparatoria, un 1.6% niveles profesionales y únicamente un 01% nivel de postgrado.
En relación a una comparativa de hogares, comparando el hogar entrevistado con el resto de los hogares en México, en una escala de 1 a 10 en donde refiere a los hogares más pobres y 10 a los más ricos, los resultados dan muestra que el 2.3% y el 4.8% ubica su hogar como muy pobre y pobres respectivamente, un 17.6% está en un intermedio ni pobre ni rico y un 4.1% y 1.1% lo ubica entre rico y muy rico.
Respecto a factores que considera el entrevistado que son causas más frecuentes por las que las personas sean pobres, de acuerdo a la información de la gráfica 21, el 26.9% señaló que es por flojera y falta de iniciativa, el 23.5% señalo que por falta de educación, un 8.2% por falta de ayuda del gobierno, un 7.2% por vicios y alcoholismo y un 15.1% por pocas oportunidades de empleo.
Asimismo, algunas de las causas más frecuentes que el entrevistado considera en términos de alcanzar éxito económico en la vida; el 28.1% señalo que por iniciativa personal, el 23.3% por ser responsable en el trabajo, el 19.8% por tener educación, el 4.1% por ser inteligente un 8.3% dijo que por tener fe en Dios, un 6.3% por tener suerte, un 2.9% por contactos y conocidos, un 2.3% señalo que por la ayuda del estado y un 2.5% por tener un familiar que le ayude; incluso, en base a una de la preguntas fue que si el entrevistado consideraba que el nivel educativo determina o no el salario que va a tener una persona, el 73% respondió que sí y un 16% dijo que no.
Así, de manera que analizando algunas variables educativas, nuestro país se caracteriza por tener una composición relativamente movible entre los estratos medios, pero enfatizando una persistencia, incluso una inmovilidad en los extremos de la distribución, esto es, ha habido una relativa igualdad de oportunidades en la sociedad mexicana sobre todo para la clase media, pero para aquellos que menos tienen o están en la extrema pobreza/pobreza y para aquellos que más tienen no se aprecia esta igualdad ya que pareciera que un grupo sigue igual o teniendo menos y otro tiene más o algunos miembros de este grupo descienden a grupos medios.
Por tanto, de acuerdo a resultados obtenidos, si bien se aprecia que los niveles educativos se han incrementado, esto no significa que sea un impulso de mejoría en los hogares, para los individuos y se termine la desigualdad, es una cuestión relativa que requiere de calidad y reconocimiento, además de que la concentración educativa sigue persistiendo en niveles básicos.
En términos de los resultados de las preguntas relacionadas con la parte laboral del entrevistado, aunque la parte educativa ha permitido impactar positivamente en la situación laboral de algunos individuos, aún continúan ocupaciones manuales de baja calificación, no se aprecia el hecho de que al haber personas más estudiadas estén ubicándose en el mercado laboral competitivo ocupando rangos más altos que les permita obtener mejores ingresos.
CONCLUSIONES
El análisis del proceso de movilidad social en los últimos para el caso de México resulta interesante y complejo, en el sentido de que la medición de la movilidad social lleva una parte subjetiva en relación a la igualdad de oportunidades y a alcanzar una mejor calidad de vida y desarrollo,
El trabajo permite descubrir posibilidades de profundización y alternativas de investigación que surgen, pues el tema abre algunas otras posibilidades de estudio enfocadas a otras variables relevantes.
Evaluar y medir el proceso de movilidad social en México, implica identificar y medir diversas variables sociales, económicas y culturales que en muchas de las ocasiones son difíciles de obtener, no obstante, la revisión bibliográfica, la conceptualización y los planteamientos metodológicos establecidos, dan idea de la complejidad de la medición y seguimiento de la movilidad social en países como el nuestro, sobre todo por la existencia de problemas severos como la falta de empleo, educación y salud de calidad, la pobreza, la desigualdad, la inseguridad, entre otros, sin embargo, se establece la importancia de dar seguimiento a este tipo de fenómenos estableciendo programas y acciones que permitan evaluar con mayor objetividad el ascenso o descenso de las personas en términos sociales, para tener un referente de la movilidad social que se está dando y poder ejecutar acciones reales que fomenten una movilidad ascendente o más estable buscando el bienestar.
Es necesario crear programas para reducir los efectos coyunturales sobre el bienestar económico y el ingreso y en ello abordar y apuntar sobre la importancia de hacer análisis y un seguimiento de la movilidad social en el país, considerando que entre más movilidad social ascendente refleje un país más justo y equitativo resultaría ser.
Sin duda en el análisis y evaluación de la movilidad social, la educación juega un papel fundamental, pues pese a que los niveles educativos se han incrementado en los últimos años, sobre todo a nivel básico, secundaria y preparatoria, habiendo un mayor número de ingresos en el nivel superior, eso no significa que se tenga calidad educativa que a largo plazo refleje mejores condiciones de vida en la población, mejores y mayores ingresos y una calidad de vida adecuada, es necesario enfatizar, actuar e impulsar programas que aseguren niveles de educación más altos, pero de mayor calidad, que hagan de las personas profesionistas competitivos que puedan proponer y resolver para sí mismos y para su entorno.
No basta con incrementar la matricula educativa, sino además es necesario dar oportunidad por igual de acceso y mejora a hombres y mujeres, reducir la brecha de la desigualdad de oportunidades en términos educativos para que se vea reflejando en el mercado laboral.
Latinobarómetro, CEEY a través de las Encuestas de Movilidad en México solo son instrumentos, referentes que muestran, que indican parte del panorama y contexto que se vive, pero la idea es tomar cartas sobre el asunto en cuanto a los resultados obtenidos, impulsar e incidir en proponer se mejoré educativa, económica y socialmente.
La idea de llevar esto a cabo, es incidir positivamente en acciones favorables a la sociedad que provoquen e impulsen mejores niveles de vida, mejores condiciones e igualdad de oportunidades, no sólo es necesaria la acción gubernamental, sino el esfuerzo conjunto y la participación activa de la sociedad, romper paradigmas sociales y culturales y buscar hacer conciencia de que la movilidad ascendente no se logra sin el esfuerzo individual y de los hogares.
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Notas