Reseñas

Mirreynato - La otra desigualdad

Jorge Francisco Vuelvas Lomeli
Universidad de Colima, México

Mirreynato - La otra desigualdad

Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, vol. XXII, núm. 43, pp. 177-181, 2016

Universidad de Colima

. 2014. México. Planeta Mexicana. 244pp.

Resumen: Comunidad y convergencia podrían ser la solución (de las consecuencias del Mirreynato: violencia y desigualdad extrema), pero el régimen moral y político impuesto no ayuda a obtener ninguna de las dos cosas.Lo impiden el hambre sin límite por ostentar, la impunidad, la corrupción, la discriminación, la desigualdad, el ascensor descompuesto y la mala educación. Se engaña quien crea que estos defectos son únicamente de los residentes del pent-house: la gran mayoría los compartimos y por eso todos tenemos algo de mirreyes (227).

Mirreynato - La otra desigualdad1

El título de la obra que a continuación se reseña puede mal interpretarse como sensacionalista o escandaloso; no obstante, si se da la oportunidad nos adentramos en el libro, se descubre un análisis oportuno de la sociedad mexicana. Ricardo Raphael nos presenta una obra innovadora y divertida, que atrapa a todo tipo de público y nos hace reflexionar sobre el régimen imperante en nuestro país, el cual está empañado por la desigualdad, la discriminación y la violencia. El autor es un académico, periodista y escritor reconocido en México y América Latina; profesor del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE); conductor del programa televisivo Espiral en el canal Once y columnista del diario El Universal; por lo que el libro Mirreynato contiene argumentos dignos de ser leídos por académicos, estudiantes y público en general.

La obra se compone de ocho capítulos: 1) Entre mirreyes te veas; 2) Ostentación; 3) Impunidad; 4) Corrupción; 5) Discriminación; 6) Desigualdad; 7) Elevador descompuesto; y 8) Mala educación. Cada capítulo está redactado de manera clara y coherente, enlazándose uno con el otro, para llegar a una conclusión objetiva y reflexiva de la división social del país, misma que se mantiene estática, sin dar la oportunidad a los ciudadanos de cambiar el nivel socioeconómico en el que se encuentran.

En la introducción del libro se plasma como objetivo la colocación de “una cámara para observar lo que ocurre dentro el pent-house: los modos que ordenan y reproducen el poder que nos gobierna” (15). Aunado a ello, se plantea el propósito de “dibujar el testimonio de una época, hacer un humilde relación de imágenes y hechos, y no la obra tal del politólogo o sociólogo que lo comprenden todo”. Justifica este trabajo argumentando que existen pocos, si no es que nulos, análisis de la esfera social superior de nuestra nación, es decir, la élite política, los grandes empresarios, los millonarios de herencia, entre otros.

Los hijos de estos personajes son a los que comúnmente se les denomina como “mirreyes”, individuos que nacieron en una clase privilegiada, que pregonan intolerancia, ostentación y egocentrismo. La tesis principal de la obra es que “el mirrey es el sujeto que mayor privilegio obtuvo del cambio de época y por ello el régimen actual puede ser bautizado como Mirreynato” (18). No obstante, las implicaciones de este régimen son graves para la sociedad mexicana, ya que, como afirma el autor en su hipótesis: “el mirrey debe ser observado no como un síntoma aislado, sino como la principal manifestación de una enfermedad social que hoy recorre a México” (37).

Esa hipótesis, planteada en el primer capítulo, es claramente observable en México. Si se adentra alguien en las principales redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram) es fácilmente captada la discriminación, la arrogancia y la ostentación de la mayoría de los usuarios, independientemente de la clase social en la que se encuentre. Bajo este argumento, el libro logra captar la atención de su lector, dado que se convierte en una obra que analiza a cada uno de los mexicanos sin satanizar a los grandes millonarios.

En el capítulo dos se analiza la ostentación ejercida por los mirreyes, a través de sus casas, sus automóviles, la moda, sus mujeres y el ocio. El autor asegura que los principales actores de esta ostentación son los políticos, los empresarios e incluso los dedicados al crimen organizado; sin embargo, cada uno de ellos continúa despilfarrando sus fortunas con el indirecto apoyo de la sociedad mexicana, debido a que se les toma como modelo a seguir por la juventud de nuestro país. Por otro lado, Ricardo Raphael concluye que resultan aún más ostentosos los descendientes de la élite nacional, los cuales sufren una crisis de identidad, producto de la pérdida de la cultura del esfuerzo; esta crisis tiene como consecuencia un despilfarro mayor con diversos crímenes y actos de corrupción.

Son estos actos de corrupción y de crimen los analizados en el capítulo tres, bajo el nombre de impunidad. En este apartado el autor recopila diversos casos que han quedado impunes y que han hecho ruido en la sociedad mexicana, involucrando a ciertos personajes políticos y empresarios de importancia en el país. El capítulo no se presenta como una lista de ejemplos de impunidad en México, sino que se analizan las tres restricciones a las que nos deberíamos atener como ciudadanos: las que nuestra conciencia impone; las que la sociedad nos instruye; y las que son obligadas por el Estado. No obstante, estas restricciones no se encuentran presentes en nuestro país, ya que se cometen actos delictivos que, de alguna u otra manera, son tolerados por la ciudadanía; por ello, predomina este régimen de Mirreynato, ya que los dirigentes (mirreyes) de este sistema se benefician de la corrupción para no salir perjudicados de sus actos y atropellos en contra del Estado mexicano y de sus ciudadanos.

Esa corrupción de la que se benefician los mirreyes es el objeto de estudio del cuarto capítulo. Ricardo Raphael trae a la memoria de los lectores la figura de Carlos Hank González, un personaje popular entre la élite política del país y de la clase empresarial; un individuo con capacidad de beneficiarse económicamente con los cargos públicos que ostentó. Si bien este político mexicano es tema del pasado, aún existen indicios de personalidades que tratan de imitar sus acciones; día con día los ciudadanos se enteran de las “tajadas” económicas que legisladores y ejecutivos de la federación obtienen con las obras públicas, impuestos, negocios o en contubernio con el crimen organizado. Aunque los políticos afirman que éste es un problema cultural, el autor es optimista al afirmar que esta enfermedad no está en la sangre de los mexicanos, sino en el sistema que lo permite: el Mirreynato.

Un problema aún mayor es la discriminación, no sólo ejercida por los mirreyes, sino por todo aquel que se considera “superior” a un grupo étnico, clase social o género determinado. El capítulo cinco explora los casos de discriminación más pronunciados en nuestro país: hacia los indígenas, los individuos sin estudios, las mujeres y los pobres. Este acto de discriminar, antiguo en la sociedad mexicana, es producto de un ambiente desigual en la nación; sin embargo, la desigualdad tal como se le conoce no debe limitarse a las condiciones tradicionales (etnia, género o estudios), sino a las diferencias en el ingreso monetario y en los recursos económicos de los mexicanos; a eso se le ha denominado la otra desigualdad.

Esa otra desigualdad se nos explica en el capítulo seis como un edificio de diez pisos, donde el piso más alto es habitado por los personajes más ricos y poderosos del país, y la primera planta sirve de vivienda para las clases con menos oportunidades académicas, laborales y de seguridad. En el régimen del Mirreynato, la mayoría aspira a obtener los beneficios del piso diez, nueve y ocho, pero la ascendencia familiar, los ingresos monetarios o la región geográfica definen la planta en el que uno va a vivir. De esta manera, los habitantes de las plantas bajas jamás podrán subir de nivel, mientras que los de pisos altos ignorarán una realidad imperante en el resto del edificio: inseguridad social, falta de educación, pobreza, delincuencia.

La imposibilidad de ascenso en este edificio es producto de un “elevador descompuesto”, el cual es explicado en el capítulo siete del libro. El principal argumento del autor es que el elevador que permite la movilidad social está descompuesto debido a la enorme desigualdad de ingresos en las familias, dichos ingresos pueden irse modificando conforme al nivel de estudios que un individuo adquiera; sin embargo, mientras más abajo del edificio se viva, menor es la oportunidad de obtener estudios que eleven los ingresos familiares y, por consiguiente, ascienda a un piso de mayor rango.

Empero, en las plantas bajas pueden darse casos de familias que sacrifican sus pocos ingresos para que los descendientes se eduquen en universidades públicas de país, logrando así obtener grados de licenciatura que permiten a los jóvenes desenvolverse en un campo laboral mejor remunerado. No obstante, en el régimen del Mirreynato la capacidad intelectual y la productividad de los ciudadanos queda relegada por los “compadrazgos” así como a los contactos obtenidos en las universidades privadas. De esta manera, sólo el mirrey logra acceder a puestos bien remunerados, pues su legado familiar y riqueza monetaria le permiten pagarse las universidades más caras del país, en las cuales conocerá nuevos mirreyes y mantendrán el “régimen moral que privilegia la herencia y las relaciones sociales por encima del esfuerzo”.

Es esa mala educación, explicada en el capítulo ocho, la que hace posible que los mexicanos de pisos altos se mantengan indolentes ante la realidad y necesidades del país. Sin embargo, culpar a los mirreyes de dicha indolencia resultaría poco objetivo en un análisis académico; estoy de acuerdo con lo dicho por el autor en el epílogo de su obra:

Comunidad y convergencia podrían ser la solución (de las consecuencias del Mirreynato: violencia y desigualdad extrema), pero el régimen moral y político impuesto no ayuda a obtener ninguna de las dos cosas.Lo impiden el hambre sin límite por ostentar, la impunidad, la corrupción, la discriminación, la desigualdad, el ascensor descompuesto y la mala educación. Se engaña quien crea que estos defectos son únicamente de los residentes del pent-house: la gran mayoría los compartimos y por eso todos tenemos algo de mirreyes (227).

Aunque muchos ciudadanos podrán no estar de acuerdo con esta afirmación de Ricardo Raphael, los invito a reflexionar sobre ello. A diario se observa discriminación en las redes sociales; más de alguna vez se le ha dado “mordida” a un oficial de tránsito o seguridad; tratamos de ostentar lo material; se desprecia a las personas pos su condición social; y/o consideramos de mayor importancia los contactos sociales que la educación. Muy pocos serán los que no se identifiquen con alguna acción antes mencionadas; pero eso no significa que seamos mirreyes o personas sin moral, sino que vivimos en el régimen del Mirreynato, en el que ser sujeto ostentador, discriminador, impune y egocéntrico, no es causa de vergüenza, sino de admiración.

La solución a este régimen que tanto daño ha hecho a la sociedad mexicana está inmersa en nosotros. Se debe transformar el imaginario colectivo que predomina en México, ser rico o millonario gracias a la corrupción y la ascendencia no debe de significar un alabo social, sino cuestionamientos y responsabilidades. Recomiendo este libro a los jóvenes y ciudadanos en general, pues nos llena de enseñanza, nos permite reflexionar sobre la realidad del país y permite auto cuestionarnos sobre las actitudes que como mexicanos tenemos hacia un régimen dirigido por mirreyes.

El libro del Mirreynato aparece en un contexto de desigualdad y corrupción; tiene la posibilidad de abrir nuevas líneas de investigación, enfocadas al análisis de las clases sociales privilegiadas, y su metodología es un análisis hemerográfico sustentado en diferentes trabajos académicos y prensa escrita. Considero importante la lectura de esta obra debido a su clara redacción, el impacto que puede tener en la conciencia juvenil y porque aporta nuevos cuestionamientos a las ciencias sociales; el Mirreynato no sólo nos permite observar la realidad de nuestro país, sino preguntarnos las actitudes que nos caracterizan como “pequeños mirreyes”.

Mirreynato - La otra desigualdad

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Referencias

Ricardo Raphael (2014). Mirreynato. La otra desigualdad. México:Planeta Mexicana, Temas de hoy. 244 pp.

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