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El Sinarquismo y el Partido Demócrata Mexicano (PDM) en la experiencia de un pintor automotriz. Una aproximación desde la estructuración ideológica de la acción
El Sinarquismo y el Partido Demócrata Mexicano (PDM) en la experiencia de un pintor automotriz. Una aproximación desde la estructuración ideológica de la acción
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, vol. XXIII, 4, pp. 123-140, 2017
Universidad de Colima
Recepción: 12 Julio 2015
Aprobación: 13 Septiembre 2016
Resumen: La estructuración ideológica de la acción es un concepto desarrollado por Russel Dalton para explicar el papel de la ideología en las causas que alientan la acción colectiva. En este trabajo se propone su aplicación al análisis de los vínculos entre el movimiento sinarquista y la base cultural y regional de la que fue una expresión política; esta aproximación se construye a partir de la experiencia de un actor, venido a militante sinarquista en el segundo proceso constitutivo del Partido Demócrata Mexicano (PDM) en 1975.
Palabras clave: Sinarquismo, Estructuración ideológica de la acción, Organizaciones de movimientos sociales, Movilización de Recursos.
Abstract:
Sinarquismo and the Mexican Democratic Party (PDM) in the Experience of an Automotive Painter. An Approach from the Ideological Structuring of Action
The Ideological Structure of action (ISA) is a concept developed by Russell Dalton, to explain the role of ideology in the causes that encourage collective action. This paper proposes its application to the analysis of the links between sinarquista movement and cultural-regional basis of which he was a political expression, this approach builds on the experience of an actor, come to activist sinarquista in the second constitutive process of the Partido Demócrata Mexicano (PDM) in 1975.
Keywords: Sinarquism, Ideological Structure of Action (ISA), Social Movements Organizations (SMO’s), Resource Mobilization.
El Sinarquismo y el Partido Demócrata Mexicano (PDM) en la experiencia de un pintor automotriz. Una aproximación desde la estructuración ideológica de la acción1
Este trabajo es en respuesta a la agenda que, en la última etapa de su carrera, Mayer N. Zald propuso que deberían seguir las investigaciones dedicadas a los movimientos sociales (2000a). Dicha agenda tendería a incursionar en la formulación y reformulación de conceptos, valoración de variables, así como de otras metodologías, que hasta ese momento habían sido ignoradas por los teóricos de la movilización de recursos. Se refería al elemento “subjetivo” de la acción colectiva, expresado en el aliento ideológico del movimiento y, por tanto, a la base cultural que da sentido a la ideología.
Desde dicha teoría, las explicaciones al surgimiento y cambio en los eventos de protesta y movilización social, en lo esencial, consideraban el factor político y los medios disponibles de los contestatarios para hacer efectiva la movilización (McAdam, McCarthy, y Zald, 1999). Para Zald (quien había sido uno de los fundadores de la Teoría de la Movilización de Recursos, TMR), mantenerse en esa línea significaba la imposibilidad de comprender la influencia de los ambientes culturales o bases ideológicas de los movimientos sociales, aspectos que identificaba como componentes de la nueva agenda en cuanto a lo teórico, e inherentes a los movimientos en lo empírico. La inclusión de estos aspectos extendería el campo de la investigación de la movilización de recursos, e incluiría modelos de análisis que desde la micro sociología o la psicología social daban respuesta al fenómeno de la acción colectiva, lo cual, necesariamente implicaba una redefinición de la conducta movimiento social hacia la estructuración ideológica de la acción. Es decir, comprender por qué y cómo, desde el aliento ideológico, las personas participan en los movimientos sociales, al igual que estos adaptan su discurso y establecen vínculos con otros tipos de actores colectivos.
El concepto de estructuración ideológica de la acción tiene sus antecedentes en el trabajo de Russel Dalton (1994), quien lo desarrolla para explicar las variedades y el comportamiento de los movimientos ambientalistas en Europa occidental, a partir de la conjunción del enfoque de la movilización de recursos y los criterios de selección. La relevancia del término, en cuanto conductor de una nueva agenda en el estudio de los movimientos sociales, reside en la manera en que permite articular la atribución, socialización y función de la ideología con las respuestas a situaciones y desafíos que por definición afronta la acción colectiva (Zald, 2000a, 4). El análisis de la correlación entre recursos, oportunidades políticas y objetivos, propuesto por Dalton, determina que la variación de las organizaciones de movimientos sociales son resultado de su orientación ideológica (Zald, 2000a:6).
Esta respuesta a la invitación de Mayer N. Zald, que sus críticos asumieron como una provocación,2 pone de relieve las dificultades de incluir el factor ideológico en la movilización, a través del análisis de la participación de un actor venido a militante sinarquista, en el segundo proceso constitutivo del Partido Demócrata Mexicano (PDM) de 1973 a 1975.
Lo que presentamos es el resultado de la entrevista cualitativa que sostuvimos con José Luis G. S. “Malagua”,3 nuestro narrador o informante originario de la ciudad de Lagos de Moreno, Jalisco. Un hombre de 60 años de edad, casado y con cinco hijos, de profesión “pintor automotriz” como él mismo se define, retirado por causas de salud, pues en el año 2006 sufrió un derrame cerebral. Esta situación, empero, no le ha imposibilitado cierta autonomía, pues aún camina y se vale por sí mismo, conversa afablemente y es capaz de articular ideas coherentes, pero su memoria se agota rápidamente. Por esto, planeamos una entrevista cualitativa semi-estructurada, con una hora aproximada de duración y de la que finalmente obtuvimos 57 minutos de testimonio.
¿De qué manera la ideología sinarquista articuló la participación de simpatizantes, y de quienes no lo eran, en el segundo registro del PDM? Para responder esta pregunta, además del testimonio, recurrimos a la literatura dedicada a explicar el origen y características de la ideología sinarquista, con el propósito de integrarla al análisis de la Unión Nacional Sinarquista (UNS), entendida como una organización de movimiento social (Zald y McCarthy, 1979) y antecedente del PDM. Nuestro conocimiento en el tema muestra que, para lograr la institucionalización de su partido, la UNS contó con el apoyo de sectores de la población que no necesariamente le eran simpatizantes.
El elemento cultural en los movimientos sociales
Buena parte de la sociología contemporánea se sustenta en los aportes, casi enciclopédicos, del sociólogo alemán Max Weber (2005). A la hora de explorar el tipo de relaciones que han definido a las sociedades modernas, respecto a sistemas sociales anteriores, Weber plantea que las comunidades políticas juegan un rol fundamental. Sin ser predominantemente económicas, las comunidades políticas están conformadas por un conjunto de grupos de estatus que ejercen cierto dominio sobre ciertos ámbitos de la actividad humana, aglutinadas en torno a la comunidad política, que no es otra cosa que el moderno Estado nación. En su conjunto, una comunidad política es un sistema de valores definidos históricamente; y las disputas o las luchas entre los grupos de estatus sólo pueden comprenderse si se presta atención a los cambios que, desde el Estado, alteran a dicho sistema de valores.
Bajo ciertas consideraciones, en este trabajo se sugiere que un sistema de valores, en su definición, equivale a lo que de manera genérica denominamos como cultura. A diferencia de otros enfoques que señalan el origen de los movimientos sociales en las divisiones de clase y sus contradicciones al interior del sistema de producción capitalista, lo que aquí se plantea es que los movimientos sociales ocurren de manera cíclica, cada vez que han ocurrido cambios en la estructura en la distribución de poder al interior del Estado. Más que una defensa de sus privilegios de clase, de tipo económicos, lo que la observación empírica del origen y evolución del movimiento sinarquista4 muestra, es que la suya fue una acción encaminada a la defensa de un orden social y político anterior al estallido de la Revolución mexicana.
En tanto, entendemos como cultura, aquella que los grupos de estatus configuran sobre sí mismos y sobre el rol que cumplen al interior de su respectiva comunidad política, una visión parcial de la totalidad de eventos que han configurado, históricamente, el desarrollo de su respectiva comunidad política.
Sinarquismo: Movimiento social, su orientación ideológica y organización de movimiento social
Un movimiento social es la expresión contenciosa, disruptiva y de conflicto de la acción colectiva no institucional (Tarrow, 2012:81-113); a esta descripción corresponde la fase original del sinarquismo: “El Sinarquismo nació con un sello de aquilatado nacionalismo impreso en su primera esencia, y dispuesto a oponerse con todas sus fuerzas al comunismo cardenista” (Padilla, 1948:117). En concordancia, un movimiento social es la conjunción de distintos procesos sociales, consistentes en mecanismos que permiten a los actores involucrados sostener la acción colectiva(Della Porta, 2006:20). Esta definición permite asimilar factores precedentes a la Unión Nacional Sinarquista (UNS) como el conflicto armado entre la Iglesia Católica y el Estado Mexicano, sus estrategias y repertorios de acción, las características del sistema social y político, el cambio organizativo y, como se propone, el peso de la ideología como aliento de la acción.
Fue el sinarquismo un movimiento contrarrevolucionario, que buscaba la instauración de un orden social cristiano.5 Hizo su aparición formal en la ciudad de León, Guanajuato, el 23 de mayo de 1937, y para 1943 contaba con 560 mil militantes y 600 comités (Meyer, 1979:44), distribuidos en todo el país, pero concentrados mayoritariamente en los estados de Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Jalisco, San Luis Potosí y Puebla. La organización que lo representaba, como lo sigue haciendo,6 era la UNS.
La historiografía sobre la fase originaria del sinarquismo coincide al explicar el rápido crecimiento del movimiento y su organización, en función del apoyo que recibió de la Iglesia Católica recibió, junto con la inercia que el conflicto armado conocido como la Cristiada,7 mantenía en línea de acción a varios excombatientes y simpatizantes de la causa. Coinciden, además, que el declive del movimiento ocurre entre 1942 y 1945 por dos causas de especial importancia: la sucesión presidencial había favorecido a Manuel Ávila Camacho, ubicado a la derecha de la presidencia anterior, y por los conflictos entre las facciones en las que se había dividido el movimiento. Éstas eran: la radical, de abierta confrontación contra el Estado, representada por Salvador Abascal; la política participativa, encabezada por Manuel Torres Bueno y la facción que dirigía La Base, organización (hasta ese momento secreta) que había fundado al sinarquismo y lo mantenía en una postura de abstencionismo político (Hernández, 2004:283-284; Ortoll, 1989). Fue la facción de Manuel Torres Bueno la que finalmente conduciría a la organización por las vías de cooperación y participación electoral.
El análisis del cambio en los movimientos sociales ha demostrado que éstos tienden a adoptar distintas estrategias y a crear espacios institucionalizados para el alcance de sus objetivos. Fue en 1948 que la UNS sería estatuida; a partir de entonces se formaliza la estructura de la organización, se establecen las reglas de participación interna y su función en la sociedad. A partir de ese momento el sinarquismo comienza su cambio evolutivo, deja de ser un movimiento de masas y da inicio a su institucionalización como una organización de movimiento social, representante de los valores sinarquistas y orientadora de su esfuerzo al campo de la competencia electoral. La investigación de Pablo Serrano (1990) determinó que el sinarquismo fue un movimiento social, político e ideológico de base regional, que durante algún tiempo logró posicionarse como un proyecto nacional y, luego de su declive, volvió a constreñirse a la misma base regional donde se originó, lo que Serrano delimita como el bajío mexicano8. Es a partir de esa base regional que la UNS lograría su permanencia como organización.
El modelo clásico de Robert Michels (2008) asume que los movimientos sociales forman ciertos tipos de organizaciones. Como organizaciones complejas, desarrollan intereses propios, de autoconservación, y en la medida que el liderazgo original va evolucionando para convertirse en una estructura burocrática, se alejan de sus valores originales. Por otra parte, Mayer N. Zald y Roberta Ash (1966) fueron pioneros en demostrar la existencia de otros posibles procesos de transformación, como lo son las organizaciones de movimientos sociales. Es en la reformulación de este concepto, de acuerdo con Zald, donde reside la posibilidad de integrar el elemento “subjetivo” de la ideología.
“Una Organización de Movimiento Social es una organización compleja, o formal, que identifica sus objetivos con las preferencias de un movimiento o un contra-movimiento social, e intenta materializar esos objetivos” (Martín, 2006:33). En la medida en que la identificación de esos objetivos se conduce mediante lo que se está dispuesto o no a negociar (sus principios ideológicos), el interés material “objetivo” de la organización queda en segundo plano. Antes de la reformulación propuesta por Zald, en las investigaciones del cambio organizativo de los movimientos, se preponderaban los patrones en dicho cambio, observables de manera más o menos homogénea en distintas organizaciones de movimientos sociales, indistintos a sus diferencias ideológicas. En este trabajo se propone, en cambio, que si el conjunto de creencias e ideas mediante el cual el sujeto o la colectividad buscan apropiarse de un aspecto de su realidad y transformarlo, no guarda corresponsabilidad con el tipo de organización para la protesta o movilización adoptado; lo más probable es que surjan problemas internos y discontinuidades en la estrategia de la movilización. El crecimiento o constreñimiento de una organización de movimiento social radica en la congruencia de su relación con el entorno.
El segundo registro del PDM
¿Por qué un segundo registro? El 23 de mayo de 1971, en el marco del trigésimo cuarto aniversario de la UNS, fue constituido por primera vez el PDM. A partir de entonces, su comité organizador se dio a la tarea de cumplir con los requisitos de ley para su registro. La Ley Federal Electoral vigente hasta ese año se remonta hasta 1951 y establecía como requisitos para registrar un partido: realizar asambleas constitutivas en dos terceras partes de los estados, con una asistencia mínima de 2,500 afiliados, y contar por lo menos con 75 mil miembros en todo el país. Sin embargo, a diez meses de haber iniciado la labor y a punto de cumplir con los requerimientos, el presidente de la República envió al congreso para su discusión y aprobación un proyecto de Ley Federal Electoral. Esta nueva ley redujo de 75 mil a 60 mil el número de miembros, pero estableció que en las asambleas constitutivas deberían estar representados el 50% de los municipios en los estados (Aguilar y Zermeño, 1989:93-97). El segundo requisito se encontraba fuera de los alcances de la UNS, para resolverlo, fue necesario movilizar a sus bases, así como ampliar su número de simpatizantes. Sería en 1975, los días 14 y 15 de junio en los teatros Rivoli y Ópera, respectivamente, de la ciudad de México, que tuvo lugar la asamblea nacional constitutiva que, por segunda ocasión, cumplía con los requisitos de ley para el registro formal del PDM.
Para cumplir con la exigencia de ley en 1973, el PDM debió ganar simpatizantes en zonas y municipios de estados del país donde la UNS no tenía presencia. Ahí comienza el segundo registro del PDM y entra en juego el factor ideológico. Una ideología nos dice Robert Nisbet, es
un conjunto, razonablemente coherente, de ideas morales, económicas, sociales y culturales, que tiene una relación consistente y bien conocida con la política y del poder político; más específicamente, una base de poder que hace posible la victoria de ese conjunto de ideas (1986, VII).
Desde su fundación y hasta 1971, la UNS guardaba cierta autonomía de su base social, de la cual el movimiento era una expresión política local. Esto es, los objetivos trazados por sus líderes gozaban de credibilidad y su base estatutaria había proporcionado cierta estabilidad y consenso entre las facciones a su interior, de manera que la decisión de crear un partido fue aceptada bajo cierto consenso; los principios ideológicos de la UNS se mantenían. Sería el PDM el depositario de los nuevos ideales de acción política.
Los requisitos de ley que hasta entonces eran vigentes se encontraban dentro de sus posibilidades, pues suponían el reconocimiento y derecho legal del PDM de participar en las próximas elecciones. Sin embargo, la reforma de 1973 negó dicho reconocimiento y obligó a los líderes sinarquistas a buscar la ampliación de su base social de militantes y simpatizantes. La ideología que identificaba al movimiento, inscrita en el proceso histórico de las relaciones entre la iglesia y el estado, y cuyas características9 fundamentales se mantenían hasta entonces, debió ser ajustada y mantener cierta congruencia para atraer simpatizantes. La decisión de crear un partido, y no transformar a la UNS en un partido político, fue la primera estrategia que los líderes sinarquistas siguieron para alcanzar sus objetivos, se mantenía en tono católico, nacionalista y popular, pero se incluía a la democracia como novedad entre sus valores.
En la mañana del 14 de junio de 1975, en el salón principal del teatro Rivoli en la ciudad de México, 22 delegaciones estatales dieron forma a la asamblea constitutiva del PDM y concluyeron la recopilación de los trámites para su registro. Al día siguiente, en el teatro Ópera tendría lugar su primera sesión para elegir dirigente nacional: Ignacio González Gollaz. En su calidad de dirigente nacional, González Gollaz tuvo la comisión de entregar las 22 actas de asambleas constitutivas certificadas y un total de 84, 432 firmas al Director de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, Manuel Bartlett, días después de los trabajos en el Rivoli y Ópera (González, 1975:30).10
La posibilidad de quien tuviese “la inquietud” de colaborar en la transformación democrática del país fue el mejor incentivo que el PDM ofreció a sus posibles electores. En ese proceso de expansión de la UNS-PDM, es donde entra en juego nuestro informante.
Un pintor automotriz
El análisis antropológico de Andrés Fábregas sobre la formación histórica de los Altos de Jalisco (Fábregas, 1986), nos permite asimilar la recepción que el movimiento sinarquista tuvo por parte de sus pobladores. Se trata de una sociedad profundamente conservadora e influenciada en su sistema de relaciones sociales por el tipo de propiedad y herencia de la tierra. Además, su estructura de parentesco establece vínculos directos, redes de solidaridad y cooperación que, en muchos casos, también explica la severidad con la que son sancionadas las faltas al orden social, en este caso dictado por los valores de la Iglesia.
En la década de los setenta del siglo XX ese orden permanece con muy poca variación. Pese a un proceso de industrialización impulsado por el asentamiento de la industria procesadora de leche, principal producto de la zona, y cuya producción ocurre mayoritariamente a niveles familiares, las conclusiones que presenta Fábregas muestran la hegemonía de un orden oligárquico y la posesión de la tierra como principal instrumento de ascenso o movilidad social. En esta región, las oligarquías lograron equilibrar sus intereses con los del estado y es ahí donde se aprecia uno de los pilares de su posición, además, el carácter religioso también juega un papel importante (Alonso y García de Quevedo, 1990). De la relación élite, estado e iglesia, surgen las condiciones del sinarquismo como alternativa de movimiento popular. La familia es el principal medio que reproduce y legitima el orden social, como también sería un medio para la intención de cambio.
La ideología sinarquista, para el caso de los Altos de Jalisco, no sólo es una reinterpretación de los valores y el tipo de relaciones sociales que históricamente han definido a la zona, también está estrechamente relacionada con el tipo de organización social base de la vida cultural alteña. Bajo estas condiciones y el contexto en el que se involucra nuestro informante, la ideología es, ante todo, el orden en el que ocurre la vida en sociedad.
Para los habitantes de esta zona, el sinarquismo pudo haber representado una nueva interpretación, desde lo político, de su sistema de valores y de relaciones sociales. La incorporación de nuevos militantes o simpatizantes al movimiento ocurre en un ambiente que le es favorable y, como veremos a continuación, los vínculos familiares establecen un canal muy poderoso de participación política.
José Luis G. S. “Malagua”
A continuación, realizamos una aproximación desde la visión de un actor, testigo del proceso de participación en la “apertura democrática” que durante la década de los setenta dio oportunidad a organizaciones, que hasta ese momento habían sido declaradas proscritas, de buscar la toma del poder político por vías pacíficas y electorales.
— ¿Cuál es su profesión?
— Soy pintor automotriz.
El informante levanta la mirada, sonríe y susurra: «ahora sí»
— Fue hace muchos años cuando... pues, no había en qué ocuparse uno... yo de oficio era «dulcero» y de ahí me llamó la atención los carros... y fui a solicitar trabajo y me dieron trabajo y empecé a trabajar durante... a mis 12 años me empecé a trabajar y pos... hasta la fecha, no sé hacer otra cosa más que arreglar carros...
— ¿Qué edad tenía cuando comenzó su propio taller?
El informante levanta su mirada, suspira, coloca sus manos sobre las rodillas al tiempo que las frota, mostrando un esfuerzo por recordar, se toma unos segundos, vuelve a suspirar:
— Como 25 años más o menos.
— ¿Permanecía soltero, don Luis?
— No. Ya me había casado. Me casé joven, a la edad de 19 años.
El equipo de futbol
Una vez que usted contó con su propio taller don Luis, con su familia como prioridad, para la historia que nos interesa ¿cómo es que usted empieza a involucrarse en estas gestiones de la creación del Partido Demócrata?
Fue cuando... fue en el 73 calculo yo que... mi cuñado Juan,11 él me... me empezó a invitar... había un... cada año festejan el aniversario del sinarquismo... entonces es en distintas ciudades y... Juan me empezó a invitar, para eso yo era unos juegos nacionales y Juan quiso que, que representáramos el partido, digo, el partido no, el sinarquismo. En aquel tiempo usábamos una playera de... de cabeza de ¿qué cosa era? ... de gato... una playera muy económica y con una franja era verde y fondo blanca, decía: “UNS”.
— ¿Usted conocía anteriormente esta organización?
— No, no la conocía, la conocí por medio del deporte, que Juan me invitó a participar en Juegos nacionales...
— ¿Futbol?
— ¡En todo! Basquetbol, futbol, voleibol, carreras, atletismo, todo, ¡todo había!
—Y usted ¿todo practicaba don Luis?
—No, yo nada más fútbol, pero... hicimos un grupo... de amigos de aquí de Lagos para, para competir, la competencia iba a ser en Guadalajara, para eso buscamos quién corriera, quien, quien jugara basquetbol, quién jugara voleibol, quién jugara béisbol, quien jugara futbol, hicimos un grupo... ... me acuerdo que uno de los miembros, mmm, que... que era activo, ¡fuerte! era Tomás Serrano... hoy en día pos... en otro partido, pero él era muy fuerte en el sinarquismo, era presidente nacional... ¡digo! presidente municipal y él nos motivaba también mucho... inclusive fuimos a Guadalajara y nos llevó en su camión... porque, pues en aquel tiempo no había transporte, digo, sí había transporte pero no había dinero...
— ¿Usted se financiaba a sí mismo para participar en esas actividades deportivas?
Sí, me gustaba, pero...
El informante guarda un silencio pronunciado, consideramos que aparenta haber olvidado el “hilo” de la plática por lo que retomamos:
— ¿No les pagaban?
Luego de nuestra intervención retoma y abruptamente señala:
— ¡No! Nada. Fíjate que un tiempo fuimos a las tiendas a solicitar ayuda y tiendas que si nos daban algo de ayuda como tiendas que nos maltrataban, nos ofendían mucho, pero para eso había un grupo, era un grupo de estudiantes de Aguascalientes que venían a... ¡eran de Lagos! pero estaban estudiando en Aguascalientes y venían cada ocho días ¡y nos juntábamos entonces a pedir en las tiendas para ese evento, teníamos el... en puerta el gran evento! Los juegos nacionales y... y tan... tan buena suerte la mía que logramos unas playeras y sí hubo playeras y si logramos completar lo de las playeras, pero el día que, ... que me tocó a mí ya la ida a Guadalajara no pude...
— Era cuando usted estaba en el otro taller...
— Sí, con Juan “Niño” sí, entonces no me dejó.
— ¿Por qué cree que no lo dejó? ¿tenía algo que ver que usted era miembro del sinarquismo?
—No, en sí no les importaba porque el sinarquismo era minoritario, no era muy fuerte, entonces no, no importaba eso.
El comité
— ¿En dónde sesionaban?
En la Luis Moreno...
— ¿De quién era el lugar?
— Rentaba Tomás Serrano, Tomás Serrano era el que rentaba y nosotros utilizábamos el local para sesionar y cada ocho días había sesión, como también se formó ahí la cometiva que hicimos una tienda...
— ¿Una tienda de abarrotes?
— Tienda comunitaria le llamábamos, para que los simpatizantes fueran y compraran a buen precio y era... era una tienda que había ahí... claro que los, te hablo de años atrás y de gente que ya no existe, era miembro activo don Ausencio Escobedo... don Cuco Almaguer... Pancho Almaguer... Víctor Fácio, entre ellos yo, José Luis González, Juan mi cuñado que nos visitaba de vez en cuando...
— ¿Qué año fue? ¿se acuerda don Luis?
— Pos tuvo que ser en el 74 más o menos, no pos de datos no muy me acuerdo...
— ¿Quiénes y cuánta gente fue a esos juegos don Luis?
— Fueron algunos de Lagos, más aparte unos que estudiaban en Guadalajara y se juntaron... y apoyaron al grupo, era un grupo de... quizá de 15, de 15 a 20 gentes, un grupo pequeño ei, pero iban en un camión... un camión... (el informante resuella y continúa) este, Tomás era... trabajaba... cargando carajada y media y traía espinas de las cañas y, así nos fuimos, bueno, se fueron todos los demás...
— Antes de ese grupo, del que ustedes formaron, ¿había un grupo anterior sinarquista?
— Sí, o sea, siempre ha habido, de que hay siempre ha habido, pero yo no sabía, yo empecé por medio de Juan que me empezó a motivar por medio del deporte para ir a competir y todo eso y mmm... y me inculcó que fuéramos al comité y fuimos y ya me gustó el ambiente y estuve sesionando con ellos durante mucho tiempo. Aprendí cosas que yo ignoraba mucho porque pos no sabía, cada quien llevaba su... por ejemplos... se decía presente... fulano de tal: “¡presente!”, “¿qué pasó?” y como diario nos reuníamos 5, 6, 7 y comentaban sus detalles, ¿qué hubo? ¿qué no hubo? en, en la reunión y yo pos argüendero, pos me gustaba el argüende y escuchar todo (risas).
— ¿Qué temas se trataban en la reunión?
— Políticos, eran políticos,... eran políticos... en aquel tiempo pos, pos... el... el partido del «gallo colorado» todavía no existía
— ¿Había otros comités?
— Nomás uno.
— Platíqueme cómo fue que creció el comité y fueron ganando simpatizantes.
— Bueno, en sí había, había gente apoyando al sinarquismo, entre ellos pos... gente que inclusive todavía milita a pesar de que... se perdió aquello, todavía milita pero... pos... ... en el comité nos reuníamos como, éramos pocos, eran pocos los que nos reuníamos... y cuando había un evento nacional era cuando corría toda la gente, íbamos a... llegamos a ir a Querétaro, fuimos a León, Guanajuato y era cuando, nos juntábamos el grupo para representar al estado y era cuando iba mucha gente.
El registro
— ¿Cuándo fue que se introdujo el tema del partido don Luis?
— Lo que no recuerdo son fechas, me acuerdo de detalles porque... por ejemplo ¿eda? cuando el registro, había que hacer ciertas asambleas, juntar cierta gente, para poder obtener el registro no era aventarse nomás: “yo quiero registro” y no, tenía que buscar gente, afiliarla y gente que simpatizante al partido... bueno, en este caso al sinarquismo pero era... ... eran mucha... mucha la gente que lo seguía... y había un grupo pequeño, pequeño grupo que, que era el que estaba fomentando ir a... a la... a la toma de posesión, después de llenar ciertas actas y fueron a... fuimos a México a la toma de posesión del partido.
— ¿Usted tuvo algún puesto o alguna función en todo esto don Luis?
— De esto yo fui testigo porque realmente nunca hubo nada de esto que tú dices, cada quien representaba a su comunidad y ellos ponían su detalle de lo que había, pero yo nomás iba de espía como quien dice, iba en plan de ver qué escuchaba, qué veía, me... me gustaba escuchar y convivir con ellos, y... cuando se hizo la tienda pos... estaba yo al pendiente ahí con ellos, pero en sí no, no recuerdo...
— Platíqueme, cómo fue la sesión del registro en México don Luis ¿cómo fue que se organizaron para ir? ¿cómo fue que usted decidió ir?
El informante mira hacia adelante, suspira y comienza:
— Me acuerdo que... de que fuimos a México, fuimos en una «combi» y fue en... hicimos, quizá 20 personas, ¡bien apretados! entre ellos iban puro... pos puro simpatizante del sinarquismo y ya... Cuco Almaguer, Lupe Águila, era Juan López, era Salvador López “Salmita”, también tocó que luego fue sacerdote en Guadalajara, era don... era mis suegros, mi suegra, mis cuñados, mi esposa y yo, Víctor y su esposa, Víctor Atilano, Silvano, iban muchos en la combi (risas) estaba la combi nueva, podía donde quiera ¿verdá? (risas) pero sí, fui muchos, nos llevaron a un hotel, nos hospedaron cerca de la torre Latinoamericana, estuvimos en el hotel “Buenos Aires” me acuerdo de ese detalle: «Buenos Aires» y de ahí nos llevaron a un cine, cinema “Roma”, “Cine Roma” ahí nos llevaron y ahí fue la toma de posesión de... del Gallo.
— ¿Se acuerda a quién fue que le tomaron protesta? ¿Quiénes eran los líderes?
El informante mira hacia delante y luego de un silencio pronunciado responde:
— No me acuerdo si ya era Gollaz, era Gollaz un señor de San Luis Potosí, él era el que iba a representar al partido.
— Cuando el registro del partido, ¿hubo algún discurso?
Sí lo hubo, pero en sí, para mí pasa desapercibido porque se me olvida, de ahora que me enfermé muchas cosas se me olvidan, pero sí hubo un gran discurso... y pues la emoción de recibir a aquello y la gente aquí en Lagos muy motivante, muy... Pancho Almaguer era un cuate muy efusivo, muy... gritaba mucho y hacía mucho ambiente, motivaba aquello a que la gente también participara, pero no, en sí no recuerdo...
Síntesis
Hasta ahora, hemos intentado mostrar las coincidencias entre algunas características del movimiento sinarquista con varios supuestos sobre el cambio organizacional de los movimientos sociales y el testimonio de nuestro informante, pero la yuxtaposición de argumentos no significa su integración.
Por una parte, se habla de que el movimiento sinarquista fue producto de las contradicciones entre estado e iglesia; que su proyecto político corresponde al de las regiones en las que operó y actuó con mayor fuerza; que en la búsqueda del registro del PDM debió ampliar su base de simpatizantes, de la misma manera en que intentó mantener cierta congruencia con el ideario que históricamente lo había definido. En dicha ampliación actuaron procesos a nivel micro, a nivel de relaciones interpersonales, fundamentalmente desde los vínculos familiares, actividades recreativas y de comercio que fueron antesala de la discusión y participación política. Sin embargo, como lo señala David Snow (2004), la dificultad de ofrecer una explicación desde la estructuración ideológica de la acción, radica en las variaciones en la interpretación de la ideología. Esto es, la interpretación que cada actor guarda sobre su participación en la acción y el sentido de ésta.
Lo que sí podemos observar es que los ambientes socioculturales guardan cierta influencia y establecen parámetros a nivel de compromisos en la acción política. El caso de la UNS es emblemático en los procesos de cambio organizativo de los movimientos sociales, de cómo éstos articulan oportunidades políticas y recursos a su alcance para hacer efectiva la acción colectiva. No obstante, el aliento ideológico y la manera en la que éste articula la acción, requiere de esfuerzos que vuelven más complejo su entendimiento y requieren, además, incluir otras fuentes analíticas y metodológicas. La participación de nuestro informante, despolitizado hasta antes de su matrimonio, es un caso peculiar que no necesariamente evidencia la manera en la que otros actores asumen una posición política activa en el caso sinarquista. Sí muestra, en cambio, que el ambiente cultural y el factor ideológico del movimiento sinarquista ofrecieron los medios para la participación y la acción.
La manera en la que nuestro informante se atribuye y se vincula en el segundo proceso constitutivo del PDM de 1973 a 1975, muestra poca influencia del factor ideológico, éste es posterior. Lo que la variable ideológica sugiere es que el tipo de redes de participación y los valores de los sujetos involucrados establecen entre sí, son espacios comunes, inherentes a las formas de socialización que ocurren al interior de la sociedad alteña. Es decir, el que otras corrientes políticas o ideológicamente definidas hubiesen seguido estrategias similares a las sinarquistas en la zona, no garantiza la participación. En tanto, conviene destacar que, pese al reconocimiento de la sociedad al canon de la vida en sociedad, regida por las costumbres y valores de la Iglesia católica, ocurre la movilización política. Una posible respuesta, indica que la participación en la segunda constitución del movimiento sinarquista por parte de nuestro informante, además de los vínculos familiares, se da porque el proceso al que es convocado se realiza en los márgenes institucionales; es decir, no existe una confrontación con el sistema político y sus agentes en términos contenciosos. La acción política se encamina al registro de un partido, en los marcos legales que el Estado ofrece, en tanto, la acción y el sistema de pensamiento ideológico no resultan contradictorios el uno del otro.
Al ser una expresión política regional, la dinámica organizativa del sinarquismo se corresponde con el contexto en donde ésta ocurre. Para expandirse, la UNS movilizó primero a sectores de la población donde ya tenía presencia para que fueran éstos los principales promotores del partido. El testimonio de nuestro informante, pese a las limitaciones físicas descritas líneas arriba, coincide con la historiografía del partido. Además, muestra otro tipo de factores, no necesariamente ideológicos, como lo son los clubes deportivos y las cooperativas.
La estructuración ideológica de la acción es un concepto poco definido, la apuesta de su inclusión en la agenda de los teóricos de la movilización de recursos requiere de una mejor estrategia para ser medido y descrito. La ideología determina y define un grupo o grupos sociales, económica o culturalmente definidos en un proceso histórico. El éxito para su operatividad como categoría de análisis depende en gran medida de su comprensión, como de igual forma, hace latente su complejidad. Las formas y tipos de organización mediante los cuales se brinda soporte a la acción o movilización social son definidas por sus objetivos y alianzas, pero como puede observarse en otros casos, la estrategia de una organización de movimiento social no siempre mantiene inalterable su ideario político.
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Notas
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