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Análisis de la estructura de la promoción cultural en una población indígena en Tabasco, México. Miradas desde un estudio de caso: Tamulté de las Sabanas
Analysis of the Structure of Cultural Promotion inan Indigenous Population in Tabasco, Mexico.Perspectives from a Case Study: Tamulté de las Sabanas
Análisis de la estructura de la promoción cultural en una población indígena en Tabasco, México. Miradas desde un estudio de caso: Tamulté de las Sabanas
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, vol. XXV, núm. 50, pp. 105-124, 2020
Universidad de Colima
Recepción: 23 Noviembre 2018
Aprobación: 07 Mayo 2019
Resumen: En este estudio se aborda la forma en que los promotores culturales de la comunidad indígena Tamulté de las Sabanas en Tabasco, México se estructuran para que las estrategias de preservación de la identidad cultural se transmitan a las nuevas generaciones garantizando el fortalecimiento como espacio indígena. Se analizó desde la perspectiva de la Teoría de Estructuración de Giddens. Se efectuó con el método cualitativo utilizando las técnicas de entrevistas semiestructuradas a diez promotores culturales y la de observación no participante durante 12 meses. Los resultados obtenidos describen que todos los promotores culturales tienen una región anterior que se originó con un proyecto gubernamental durante su infancia y que fue el detonador para su formación. La región posterior fortaleció a los actores sociales llevándolos a crear una estructura sólida y única que ha beneficiado a la comunidad. Se sugiere que esta estructura puede ser un modelo para aplicarse a otras comunidades indígenas del país.
Palabras clave: Promoción cultural, Estructura, Identidad, Indígenas.
Abstract: This study deals with the way in which the cultural promoters of the Tamulté de las Sabanas, indigenous community in Tabasco, Mexico are structured so that the strategies of preservation of the cultural identity are transmitted to the new generations, guaranteeing the strengthening as an indigenous space. It was analyzed from the perspective of Giddens’ Theory of Structuring. It was carried out with the qualitative method using the techniques of semi-structured interviews with ten cultural promoters and non-participant observation for 12 months. The obtained results describe that all the cultural promoters have a previous region that was originated with a governmental project during its childhood and that was the detonator for its formation. The later region strengthened the social actors, leading them to create a solid and unique structure that has benefited the community. It is suggested that this structure can be a model to be applied to other indigenous communities of country.
Keywords: Cultural Promotion, Structure, Identity, Indigenous People.
Análisis de la estructura de la promoción cultural en una población indígena en Tabasco, México. Miradas desde un estudio de caso: Tamulté de las Sabanas
Panorama indígena
Tabasco es una entidad cuya pertenencia a la zona sureste de México adquiere un sentido espacial de albergue a zonas indígenas descendientes de los Mayas. Estas poblaciones, como en el resto del país, se encuentran en medio de la vorágine de la globalización y de los procesos de interculturalidad.
En este trabajo, se parte del concepto de cultura desde la mirada de Ballart (2007) quien establece que la cultura no se reduce a las manifestaciones de gestión sino que en el plano intelectual se incorporan los saberes, las creencias y los valores, y en la dimensión material, son las cosas que los hombres crean y utilizan, ambas conforman la totalidad del modo de vivir de un pueblo y del entorno creado por los miembros de la comunidad. Se considera la cultura como la herencia social, el modo de vida de un pueblo, que inicia desde la tipología de la actividad humana hasta los modelos de comportamiento, los valores, los conocimientos y las habilidades.
Para Ballart (2007), la cultura se restituye a la vida y a la preocupación de la gente; argumenta que cada uno de los miembros de la comunidad puede ser constructor del futuro, así como la situación de los promotores culturales. La continua dinámica externa a la comunidad ha permeado en las zonas indígenas debido a las necesidades económicas y educacionales de los habitantes que tienen que salir de sus espacios de origen para laborar o para seguir con su preparación académica, por mencionar unos de los principales factores de migración constante.
Esta perspectiva de la globalidad también abarca a las dimensiones culturales ya que existe una amenaza a las modificaciones de los patrones de consumo en los habitantes de una determinada comunidad además de la permanente insistencia de exclusión de los tradicional a la innovación.
La identidad en las comunidades se convierte en el elemento unificador para continuar hacia adelante en los límites de los procesos mundiales porque a través de ella se origina el sentido de pertenencia, (Namur, 2011) lo cual significa que hablar de identidad abarca más allá de las memorias o narrativas orales.
La función de la identidad origina el sentido de pertenencia entre los habitantes de una comunidad, en este aspecto, Giménez señala que este sentimiento implica compartir el complejo simbólico cultural que además funciona como emblema de los miembros, por lo que ser parte de una comunidad “[…] compartir, al menos parcialmente, el núcleo de representaciones sociales que los caracteriza y define” (2005:55).
Las identidades en las zonas indígenas de México constituyen las bases para garantizar la preservación de sus comunidades donde se genera una realidad en la que prevalece la amenaza a la alteración en la vida cotidiana de los lugareños quienes han tratado de preservar por generaciones gracias a sus ancestros.
La jerarquía de la identidad comunitaria como parte de la preservación de los pueblos se ubica como un punto de sostén o fortaleza ante los embates externos de globalización que permeen o no garanticen la subsistencia de la cultura, sobre la importancia Carrera ,o define como un baluarte pero a la vez como un obstáculo para crecimiento de los pobladores.
La identidad comunitaria constituye un baluarte fundamental frente a posibles acciones que alteren la vida local. Sin embargo, también puede constituir, sobre todo cuando los liderazgos se cierran a los procesos de innovación, o bien promueven una visión utilitarista de estos últimos, un factor determinante para frenar acciones que redunden en la solución de problemas socialmente reconocidos por la propia comunidad (Carrera, 2014:247).
La población indígena del sureste de México, así como las del resto del país, conserva sus rituales además de los procesos de construcción y de fortalecimiento de lo que los identifica como su cultura. Tales dinámicas permiten a los pobladores adquirir una apropiación del espacio y una organización a favor de la identidad colectiva. La ritualidad permite que en ese grupo social exista un circulo al que regresen de forma anual, sobre esto se explica
El ritual a través del contrato social [...] renueva los procesos de apropiación social del espacio, [...] por lo que el ciclo anual de fiestas y las peregrinaciones son las representaciones sociales [...] (Rappaport citado en Robertos et al., 2008:46).
Tabasco tiene en su historia prehispánica los asentamientos de dos grandes culturas: la Olmeca y la Maya; en ese contexto, la subsistencia de esta última ha traspasado las barreras temporales pero no las espaciales. En la citada entidad federativa se encuentran comunidades indígenas descendientes de los mayas, en cuanto a la población los datos oficiales señalan que hay 60 526 personas mayores de 5 años (véase el Cuadro I) que hablan alguna lengua indígena, lo que representa 3% de la población de la entidad (INEGI, 2015).

Los pueblos indígenas poseen la característica, a diferencia del resto de la sociedad, de resguardar su historia que fue heredada por los ancestros mayas con la finalidad de creer, venerar y diferenciarse de los otros. Es la función de identidad la cual los fortalece para confrontar los incesantes avatares de coincidencia con las nuevas ideologías, creencias y procesos de una sociedad globalizada.
Los hombres se reconocen como parte de una comunidad intersubjetiva que les es familiar por el idioma, las vivencias comunes, el espacio-tiempo compartido, la memoria, la aspiración a un destino común (Maturo, 2013:154)
Los pueblos indígenas indagan espacios de comunicación con el resto de la sociedad, desde ese fenómeno de búsqueda se originan dinámicas internas en las cuales aparecen miembros con interés y con la intención de hacer tangible sus áreas de expresión; pero también crean sus sitios para articular mecanismos que resalten sus valores identitarios y los fortalezcan en cada uno de los integrantes. Navarrete (2008) afirma que cada grupo indígena tiene sus propias formas de trabajar, de comer, de vestir, de celebraciones, lo cual en su totalidad significa que cada grupo indígena posee su cultura propia; esta peculiaridad les da un valor identitario porque los hace ver diferentes a los demás.
En esas comunidades con características propias, emergen miembros dispuestos a preservar su cultura y su identidad. Estos miembros, quienes destacan por sus actos a favor de la cultura del lugar, son los promotores culturales los cuales participan en la construcción y reconstrucción de sus valores, creencias y tradiciones para estructurarlos desde las prácticas discursivas y pragmáticas.
Para Martín (2010) la figura del promotor cultural en las dinámicas sociales orientadas al desarrollo humano se convierte en una opción para propiciar la coordinación de procesos de articulación entre factores y agentes que hacen posible ese desarrollo.
El promotor cultural, por el papel que le está confiado, se define como componente necesario de los procesos de desarrollo sociocultural, pues ha de ejercer en ellos una función dinamizadora, y de hecho ha de ser portador de esos procesos como fortalezas que aseguran su competencia para tales desempeños (Martín, 2010:8).
La labor de los promotores culturales es asumida en diferentes direcciones y por diversas acepciones dentro del espacio comunitario que posee características identitarias. Este personaje tiene una serie de funciones dinámicas cuya consecuencia es el aseguramiento de sus valores que los hacen distintos a los demás.
Colombres (1991) habla de una tipología: señala que hay tres, el primero es el profesional quien es el contratado para trabajar para el Estado por medio de instituciones oficiales convirtiéndose en partícipe en las acciones de preservación de las tradiciones de las comunidades.
El segundo tipo lo conforman los semi profesionales los cuales reciben algún apoyo económico o en especies para poder desarrollar sus actividades. Y por último, se encuentra el voluntario, quien decide diseñar y ejecutar sus estrategias con recursos propios en primera instancia, o a través de la responsabilidad social de personas o empresas, todo eso lo hace porque identifica el problema de la pérdida de identidad considerando que no se está haciendo algo al respecto.
El papel del trabajo de los promotores culturales, que puede ser institucional o independiente, ocupa un lugar sobresaliente ya que gracias a él se salvaguardan los ritos y las tradiciones. Es por ello que los promotores culturales desempeñan un rol muy importante en el acto de continuidad ya que se encargan de transmitir a los más jóvenes el sentido, la valoración, las técnicas de sus ritos y la simbología de las tradiciones identitarias.
La función de la promoción cultural se fortalece cuando se vuelve necesaria para garantizar el conocimiento, ejecución, respeto y preservación de los rituales culturales, principalmente los originados en el seno de las comunidades indígenas con ascendencia maya. Las zonas comunitarias se caracterizan como referentes identitarios en vistas de los grandes pactos regionales, dentro de un marco de feroz competencia.
La reestructuración social
En Tamulté de las Sabanas, los promotores culturales asumen esta función con la finalidad de la preservación del rescate de las tradiciones y de las costumbres así como de su lengua; desde esta responsabilidad los promotores son los que obtienen la responsabilidad sea por decisión propia, por herencia o incluso por asumir el rol desde la perspectiva laboral.
Marín (1994) establece que el promotor cultural debe ser una persona que se asume así mismo y también por el resto de sus cohabitantes como como líder de la comunidad, característica que le proporciona la legitimación implícita, por lo que su finalidad es de la dar encauce a la mística de su espacio donde reside o donde labora y desarrollar su vocación para efectuar actividades que generen desarrollo espiritual y bienestar con la finalidad de elevar la calidad de vida de los integrantes de la comunidad a la que sirve.
El Promotor Cultural es el líder inteligente y respetuoso que hace coincidir los intereses y necesidades comunitarias con los planes y programas de la institución en la que presta sus servicios. Es un planeador de acciones que permiten alentar, apoyar y desarrollar los elementos culturales de un grupo social, manifiestos en sus tradiciones, usos y costumbres, y que abre opciones para que la comunidad incorpore nuevas alternativas que sean afines a su forma de pensar y sentir que potencialicen su desarrollo cultural. El Promotor Cultural finalmente es un administrador de los recursos que el Estado, la iniciativa privada o una organización civil, destinan para el desarrollo cultural (Marín, 1994:146).
Los promotores culturales ubicados en Tamulté de las Sabanas reúnen las características señaladas por Marín (1994) porque planean, organizan y ejecutan acciones a favor del fortalecimiento de la identidad comunitaria. Ellos cuentan con una forma de organización basada en una estructura, la cual ellos mismos han creado y fortalecido con base en sus conocimientos pragmáticos y su capacidad para poder trabajar en relación a los otros que también persiguen la misma finalidad: la de fortalecer la identidad de su comunidad.
Desde la mirada de Giddens (1995) en la Teoría de la Estructuración se puede comprender el fenómeno de los promotores culturales en análisis. Esta perspectiva teórica de la sociedad está organizada por sistemas sociales que a su vez interactúan unos con otros tanto de manera interna como externa, señala que estas formas de estructurarse o el organizarse están basada por las vivencias y el conocimiento de los miembros que residen en un mismo espacio y que coinciden además en el tiempo, pero también por las experiencias adquiridas en sus procesos de avatares entre salida y entrada a las comunidades.
La generación de la reproducción de sistemas se realiza a través de los procesos de estructuración donde cada actividad está interrelacionada por medio de las consecuencias o resultados fungiendo como ancla para la creación de sistemas en el ejercicio de la praxis social. Cohen lo explica de la manera siguiente:
[...] En las teorías y los modelos analíticos funcionalistas, los sistemas sociales no se reproducen por sí mismos : más bien, “retribuyen” o “eliminan” a ciertos elementos de comportamiento, con lo cual coordinan y controlan sus propios procesos de reproducción. En la Teoría de la Estructuración, tres modos de organización de sistemas sustituyen a esta visión funcionalista de la coordinación y el control (Cohen, 1996:147).
Esta reproducción de sistemas se alcanza en esa vinculación de los sistemas que se encuentran adentro y rodeando al sistema con el objetivo de satisfacer las necesidades funcionales que requiere para su funcionamiento. La Teoría de la Estructuración explica que dentro de las comunidades se generan acciones realizadas por los agentes (los miembros) para poder mantenerse integrados a través de su identidad cultural y sus posiciones en relación a otras agrupaciones que a su vez se mantienen en sus espacios y tiempos propios.
Giddens citado en Cohen (1996) propone un “eslabón institucional” entre estructura y agencia desde una concepción de la posición social, definiendo a ésta como la instancia que genera una jerarquía legitimada a los agentes creando los roles sociales que se convierten en una manera de organizarse como entes sociales. Sobre esto se explica que:
[...] Definiré a la posición social [...] como una identidad social que lleva consigo cierta gama (aunque sea difusa en su especificidad) de prerrogativas y obligaciones que el acto a quien se otorga esa identidad (o al “ocupante” de esa posición) puede activar o ejercer. Esas prerrogativas y obligaciones constituyen la prescripción de rol asociadas a esa posición. La identidad social es, en esencia una categoría o una tipificación que se hace sobre la base de uno o varios criterios sociales definidos: ocupación, relación de parentesco, categoría de edad(Giddens citado en Cohen, 1996:238).
Al partir de esta definición, los roles sociales son entonces una subcategoría específica de las posiciones dentro de una sociedad. Esto es, quienes ejercen el rol de promotores culturales en Tamulté de las Sabanas adquieren esta subcategoría a través de la institución moral generada por los propios integrantes de la comunidad, también es por herencia de parte de sus antecesores parentales o bien porque ellos, por decisión, eligieron adquirirla tomando como punto de partida su experiencia empírica y muchos ya la profesional, es decir, se prepararon para ejercer ese rol.
Los promotores de Tamulté de las Sabanas con los que se realizó este estudio poseen la característica que Giddens (1995) de la noción de la dualidad, la cual consiste en señalar que las propiedades estructurales de sistemas sociales son tanto un medio como un resultado de las practicas que ellas organizan de manera recursiva.
En este análisis, se comprende que la estructura es un conjunto de reglas y recursos organizados en un tiempo y un espacio donde la presencia del sujeto–hombre es la principal característica de este definición de Giddens. Al referirse a la estructura este autor la define como parte esencial de un sistema social:
Los sistemas sociales en los que está recursivamente implícita una estructura, por el contrario, incluyen las actividades situadas de agentes humanos, reproducidas por un tiempo y un espacio. Analizar la estructuración de sistemas sociales significa estudiar los modos en que esos sistemas, fundados en las actividades inteligentes de actores situados que aplican reglas y recursos en la diversidad de contextos de acción, son producidos y reproducidos en una interacción (Giddens, 1995:61).
Por lo que la estructura dice Giddens (1995) sí está integrada por un espacio y un tiempo en donde el ser humano es el elemento central; en esos sistemas sociales funcionan por reglas que son originadas por las mismas acciones a través de la interacción entre los integrantes de la comunidad. Por lo que en Tamulté de las Sabanas, los promotores culturales asumen los roles a causa de la instancia legitimadora la cual no es mas que la misma sociedad a la que pertenecen.
Los promotores culturales crean sus acciones encaminadas a la protección de la identidad de su comunidad, sin embargo, todas, como lo argumenta Giddens (1995), se efectúan en un espacio y tiempo determinado donde ellos, como sujetos, están en el centro por lo que todo gira alrededor.
Los promotores culturales en estudio son, desde la mirada de la Teoría de Estructuración de Giddens, sujetos estratégicos que buscan fortalecer las acciones que ya están establecidas por la sucesión generacional de los antepasados indígenas y por las que se han estipulado en épocas recientes. A ésta se les denomina Reproducción Sistémica Homeostática la cual es definida como una operación de vínculos causales. Sobre esto dice:
Se puede considerar que una reproducción sistémica homeostática en una sociedad humana incluye la operación de lazos causales, en los que un espectro de consecuencias no buscadas de la acción realimenta las circunstancias iniciadoras para reconstituirlas. Pero en muchos contextos de vida social ocurren procesos de “filtrado de información” selectivo, por donde actores estratégicamente situados buscan regular reflexivamente las condiciones generales de una reproducción sistémica, sea par mantener las cosas tal como son, sea para cambiarlas (Giddens, 1995:64).
Los actores estratégicamente ubicados en la comunidad logran una integración cuando se crea una reciprocidad de prácticas tanto autónomas como dependientes de los otros. A esta integración social se denomina sistemidad en interacciones cara a cara y no con los que están ausentes fuera del tiempo y del espacio en común a éstas las llama integración sistémica (véase el Cuadro II).

Los mecanismos de integración sistémica ciertamente presuponen los de integración social, pero esos mecanismos son además distintos , en algunos aspectos esenciales, de los incluidos en relaciones de copresencia (Giddens, 1995:64).
Los promotores culturales de Tamulté de las Sabanas se insertan en esta distinción que hace Giddens al estar como sujetos centrales en la intersección entre ambas tipologías de la integración social, ya que por un lado ellos adquieren y fortalecen sus conocimientos culturales con sus antecesores, a través de la historia oral y la tradición, y por otro lado, con los miembros de su comunidad por medio de la comunicación cotidiana.
Los yokotanescomo promotores
Tamulté de las Sabanas es una zona indígena ubicada en las periferias de Villahermosa en Tabasco, al sureste de México. Ahí hay un asentamiento del grupo étnico yokotan con una población de 37,072 habitantes (INEGI, 2010).
En esta investigación se abordó la comunidad mencionada debido a que se caracteriza por el gran número de acciones de gestión y promoción cultural, esto es, existen actores sociales que desde niños se han formado de manera empírica gracias a la herencia de sus abuelos y padres pero también a un programa gubernamental titulado “El tesoro de Tamulté” implementado de 1983 a 1987 en esa comunidad el cual fue dirigido a niños, creado por el gobernador Enrique González Pedrero quien gobernó de 1983 a 1987 (Frías, 2006).
La continuidad de este programa se mermó con los gobiernos sucesivos, sin embargo, la vinculación con los artistas que fungieron como los profesores a lo largo de esos años –quienes muchos de ellos eran de nacionalidad cubana– fue el referente que se convirtió en el eje central de la continuidad de la labor dándole seguimiento y fortaleciendo así la proliferación de promotores culturales de la comunidad.
La unidad de análisis de este estudio fueron los promotores culturales que residen en la comunidad quienes tienen sus acciones encaminadas a un solo objetivo, fortalecer y participar en la construcción de la identidad cultural.
En este estudio se indagó la manera en que estos actores sociales se organizan, de donde provienen los elementos que interna y externamente conforman su profesión y de qué manera la ejercen, cómo se vinculan con el resto de la comunidad y cómo coexisten con sus homólogos. Las danzas, las fiestas patronales y los rituales en el marco de esa identidad son un referente para comprender la contextualidad de los actores sociales.
Método
La metodología realizada fue cualitativa, se utilizaron dos técnicas, la entrevista no estructurada y la observación no participante. El estudio se realizó con 10 promotores culturales indígenas oriundos de Tamulté de las Sabanas maya chontal en el estado de Tabasco en México. Se seleccionaron por criterio los que están realizando prácticas de conservación y transmisión de los elementos de identidad cultural. Los participantes son hombres que oscilan entre los 30 y 83 años. Todos viven en la comunidad indígena en donde ejercen el rol de promotor cultural, en algunos casos como un trabajo de tiempo completo y en otros como una actividad alterna a su vida laboral.
Las técnicas de recolección de datos empeladas para la obtención de las prácticas fueron la entrevista semiestructurada y la observación no participante. La entrevista semiestructurada se aplicó a los 10 participantes y la observación no participante se registró en el diario de campo a lo largo de doce meses.
Se efectuaron entrevistas semiestructuradas las cuales se vaciaron en una matriz de análisis con cinco categorías, en tanto, con los diarios de campo se aplicaron durante las actividades sabatinas con los niños y jóvenes de la comunidad así como a lo largo de los rituales del festejo patronal en honor a San Francisco de Asís.
Los datos acumulados se analizaron a partir de la siguiente categorización: posición social, identidad comunitaria, formas de organización, interacción sistémica e interacción social.
Resultados
Los actores sociales de la comunidad maya yokotan Tamulté de las Sabanas están organizados a partir de sus propias experiencias y de su decisión de ser parte de los miembros del espacio compartido con el fin de contribuir al rescate así como al fortalecimiento de la identidad cultural.
En este análisis, se comprende que la estructura es parte esencial de un sistema social. Giddens (1995) argumenta que dentro de cada sistema social existe implícitamente una estructura en donde los sujetos que conforman el sistema son los generadores de las acciones y sucesos enmarcados por un mismo espacio y tiempo, de esta manera también los reproducen por lo que se transfiere a otros miembros y así se reestructuran.
La comunidad Tamulté de las Sabanas es un sistema social que a su vez está conformado por otros sistemas sociales; uno de ellos es el sistema de los promotores culturales. Éstos poseen una estructura, como lo plantea Giddens (1995) donde las actividades generadas ellos llevan implícita una organización delimitada por el mismo tiempo y compartiendo el espacio.
La Teoría de la Estructuración propone que una manera de existencia de los sistemas sociales es la forma en que fueron fundados, en donde el pasado juega un elemento fundamental para fusionarse y contribuir así al presente donde la co presencia –entendida como la disponibilidad de presencia– garantiza fortalecimiento al sistema social.
La co presencia de los agentes culturales de la comunidad maya en análisis es el detonador de la permanencia y la solidez de la estructura a la que pertenecen y que, más aún, estos sujetos han creado con base en dos factores: el primero es el factor externo que fue el programa gubernamental dirigido a los niños y jóvenes tres décadas atrás y, el segundo es el factor interno que es la decisión de los propios sujetos por asumirse así mismos como guardianes y preservadores de la identidad cultural de su pueblo maya yokotán.
La regionalización (Giddens, 1995) es otro factor que contribuye a la reestructura de los sistemas sociales, porque es por medio de la zonificación en donde se inicia la diferenciación entre una y otra comunidad. En la comunidad en estudio se dan estas características porque Tamulté de las Sabanas es una comunidad asentada en una zona con tiempo y espacio propio que además está plegada de tradiciones, rituales y costumbres colectivas y culturales. La regionalización es un acercamiento que da fortaleza a las regiones “anteriores” y “posteriores” de cada ser humano que conforma la comunidad.
Si en Giddens, la región posterior es aquella que el sujeto va adquiriendo a través de las personas de la comunidad, esto es de los demás, entonces los promotores culturales adquirieron su formación, sus valores, sus creencias y sus costumbres en su regionalización posterior compartiendo el espacio y el tiempo.
En tanto desde la región interior, también los promotores construyen sus conocimientos en torno a la identidad de su cultura delimitada por el lugar y el presente. La regionalización permite sostener vínculos distintos entre las regiones anteriores y posteriores que los sujetos utilizan para organizarse y mantener con certeza sus tradiciones.
La lengua yokotán es el primer patrimonio cultural que une al pueblo de Tamulté de las Sábanas, porque los miembros de la comunidad reconocen que poseer este elemento los hace distintos a los otros, además de que ostentan una peculiaridad al respecto en relación a los otros pueblos indígenas de Tabasco: una lengua propia.
Los promotores culturales indígenas comienzan a interiorizar los rituales desde su niñez a causa de los factores siguientes: la familia y el interés religioso. Estos niños en el lapso de su crecimiento se van añadiendo a la actividades sociales comunitarias, en esa dinámica integradora llamada por Giddens (1995) región anterior se refuerza continuamente entre los miembros de la comunidad que a su vez son participantes en las fiestas patronales, éstas conforman la región posterior.
Después de este proceso de interiorización, los actores sociales de la comunidad en estudio conocen y reconocen el valor cargado de símbolos, que a la vez, son construcciones sociales de la comunidad a lo largo de su historia y que han pasado generacionalmente por lo que dicha simbología del ritual se respeta entre los miembros y, lo más trascendente es que se transmite a los más jóvenes.
La organización que da origen a la estructura con la cual trabajan los promotores culturales tiene sus bases históricas desde el seno hereditario y ancestral ya que los más ancianos son los que han asumido este rol por sucesión; sin embargo, otras formas de construir las bases de organización es por el otorgamiento de la iglesia católica. Esta característica se genera en los actores sociales más longevos de la comunidad, los cuales cuentan con el respaldo y legitimidad de todos los demás miembros. Don Marcelino Torres Valencia tiene 86 años, es el personaje de la danza El Caballito Blanco que se ejecuta en la fiesta patronal de la comunidad en honor a San Francisco de Asís.

Mi papá, Pascual Torres Valencia, él bailaba antes y así yo le seguí, nosotros sabemos hacer los caballos y de todo, ese es mi trabajo, lo que estoy bailando este es mi trabajo. Tengo en mi casa más caballos […] Si es una gran responsabilidad, es nuestra chamba, nos dan dinero a quien saca la foto. Como dice el sacerdote es una consideración que la gente nos apoye cuando vienen (Torres Valencia, 2016).
En los más jóvenes de la comunidad, que conforman parte de la estructura comunitaria de promotores culturales, la característica de cómo asumieron el rol ante el pueblo es que fue por medio de la formación que tuvieron con el programa El tesoro de Tamulté del entonces gobernador Enrique González Pedrero (1983-1987). Los que en esta época eran niños hoy son jóvenes que oscilan entre los 33 a 45 años. El trabajo de estos promotores fue asumido no por herencia ni por la Iglesia Católica sino por la decisión propia, con base en sus experiencias y acercamientos con la dinámica cultural identitaria.
De esa generación de promotores culturales, está Isabel García Morales, quien desde pequeño comenzó a participar en los talleres del programa El Tesoro de Tamulté, ahí fue donde aprendió diversas manifestaciones artísticas y utilizarlas para la transmisión de la cultura de su lugar de origen.
Actualmente es un actor social activo en cuanto a la creación de la estructura sistémica para preservar la lengua, la música, el ritual dancístico y la historia oral del lugar. Cuenta con una red, en coordinación con otros contemporáneos, cuyo elemento en común es que fueron también miembros de dicho programa. Es licenciado en Desarrollo Cultural. Es el fundador de la Casa de Artes de Tamulté de las Sabanas que funciona impartiendo talleres con la ayuda de otros promotores culturales y con programas estatales y federales que han respaldado este proyecto de promoción cultural. De esta manera, toda esta estructura de promotores culturales funciona de forma coordinada, con estrategias individuales y también colectivas, además con el antecedente de más de tres décadas. Sobre esto explica:

Tenemos la Casa de Artes de la comunidad, que depende de la Dirección de Cultura Popular y se enlaza con proyectos federales, donde se promueven músicos en algunos estados y se traen talleres. Talleres de música, de danza, de tamborileros, de artes plásticas y de lengua materna. Hay algunos promotores que están recibiendo una beca, otros promotores que les dan recursos por otras partes y otros que de manera personal se costea. Ahora la necesidad que hay es terminar de construir un salón para los chicos para las coreografías, es decir infraestructuralmente. Uno tiene buscar ser promotor integral, uno la hace de todo un poco, promotor, psicólogo, gestor, emprendedor. En la cultura se trabaja diferente (García Morales, 2016).
El trabajo de García Morales alcanza diversas líneas de la gestión cultural ya que deja claro que las acciones surgidas por iniciativa de un promotor deben buscar la sinergia de las instituciones y también de la sociedad civil. Pero además pone de manifiesto la importancia de trabajar en equipo, esta manera le ha funcionado a él y a sus compañeros, tienen estrategias individuales en donde por lo regular son los sábados que trabajan en sus casas o en espacios que ellos mismos han condicionado para impartir las clases. En muchas ocasiones hacen trabajos y proyectos en conjunto con sus alumnos.
La sistemidad en las interacciones, dice Giddens (1995), origina una integración social donde la co presencia es el factor fundamental en tal fenómeno dentro del sistema social. Esto sucede en Tamulté de las Sabanas donde las interacciones de los promotores culturales, principalmente los más jóvenes, han adquirido incidencia en el funcionamiento de las formas de trabajar como un sistema social.
Otro promotor contemporáneo de la comunidad, compañero de estudios en el programa gubernamental denominado El Tesoro de Tamulté es Wilbert García García, actualmente es Licenciado en Promotoría Cultural además de pintor, danzante y músico. Acerca de sus estrategias para la promoción de la identidad de su comunidad dice:

Yo me he dedicado más a cuestiones de educación, trabajo en un área de gobierno. Pero doy clases los sábados aquí también nos presentamos en la feria y nos apoyan en transportación y alimentación y nos dan incentivos para seguir promoviendo esto. Como tal no recibimos un salario por ser promotores. Por eso me dedico también a la pintura y con eso me ayudo. Actualmente el ayuntamiento me apoya en el taller de pintura… me siento muy satisfecho pero aún hay más por hacer, me da gusto cuando los niños y jóvenes salen a la ciudad y se enfrentan a algún escenario y aprenden a solucionar problemas en el escenario y eso les sirve para desenvolverse en su vida personal. Tengo un grupo de niños que aprenden la danza y la música. Como toda la agrupación busca sus vínculos gracias a algo que se de y así vas teniendo relaciones… ojalá sigamos abriendo más brechas para los que vienen atrás y compartir los conocimientos que tenemos (Wilbert García García).
Las acciones que realizan los promotores culturales de Tamulté de las Sabanas tienen sus asentamientos en el pasado; la estructura con la cual trabajan estos actores sociales han están determinadas por lo aprendido desde su infancia a través del proyecto detonador denominado El Tesoro de Tamulté. Ahí adquirieron las herramientas para crear la estructura con la cual hoy funcionan en su comunidad.
Wilbert García García, es otro de los que conformaron el taller en la década de los 80 del siglo XX. Actualmente tiene su Casa Galería donde imparte talleres de danza, pintura, música y lengua Yokotan. Gracias a sus regiones anteriores que propone Giddens (1995) es uno de los que fusionó su pasado artístico, debido a sus abuelos que eran artesanos, con sus regiones posteriores adquiridas en el proceso de formación artística iniciado desde su niñez en el proyecto gubernamental citado con antelación. Sobre su formación describe:
Como tal no recibimos un salario por ser promotores. Por eso me dedico también a la pintura y con eso me ayudo. Actualmente el ayuntamiento me apoya en el taller de pintura […] me siento muy satisfecho pero aún hay más por hacer, me da gusto cuando los niños y jóvenes salen a la ciudad y se enfrentan a algún escenario y aprenden a solucionar problemas en el escenario y eso les sirve para desenvolverse en su vida personal. Tengo un grupo de niños que aprenden la danza y la música […] ojalá sigamos abriendo más brechas para los que vienen atrás y compartir los conocimientos que tenemos (García García, 2016).
Estos promotores tienen subestructuras que ellos mismos han creado con base en su experiencia empírica y con su formación profesional ya en tiempos más recientes la cual aplican y la hacen funcional en sus estrategias y en sus formas de emprender desde la disciplina de la gestión cultural.
Carlos Morales Hernández, otro promotor de Tamulté de las Sabanas quien comenzó en el taller El tesoro de Tamulté, semanalmente se reúne en el patio de su casa con niños y jóvenes, ahí practican los tamborileros y las danzas, principalmente la del Caballito Blanco. Explica que el interés de los niños y el apoyo de los padres de familia se erigen como los dos factores del éxito de sus estrategias de preservación, al respecto describe:
[…] ellos están inmersos desde pequeños, de cinco años, seis años. Ellos me hablan si necesitan para aprender y les digo que todo es gratis. De hecho, los padres nos dan los permisos, como para viajar a distintas partes del país. Por los contactos y las amistades que tenemos hemos participado en la feria, en stands, en Chiapas, Oaxaca, Veracruz. Yo pongo de mi propia bolsa y espero que con esta investigación se llegue a redes para apoyarnos (Morales Hernández, 2017).
Este promotor afirma que las estrategias que aplica son la consecuencia del interés propio y de su formación cultural desde temprana edad, además explica que otro elemento que permite este desarrollo dentro de la gestión cultural es la red de promotores que funciona en la comunidad, en la cual todos sus homólogos están vinculados y realizan actividades en conjunto, en ciertas ocasiones, señalando que dichas estrategias en colectivo han permitido fortalecer la identidad del lugar y tener una estructura sólida entre los promotores.
Conclusión
Las regiones anteriores son las detonantes en los promotores culturales de la comunidad indígena del sureste mexicano. Todos estos actores sociales dejan al descubierto la regionalización que propone la Teoría de la Estructuración de Giddens. De esta forma, para que funcione la actividad de promoción cultural en ese espacio y en ese tiempo se cuenta con pequeñas estructuras o denominadas sub estructuras de ese sistema social logrando así la zonificación.
En la comunidad analizada se encuentran dichas características ya que hay una zona con tiempo y espacio propio aunado a la riqueza de tradiciones, rituales y costumbres culturales. De esta manera, la regionalización es un acercamiento que da fortaleza a las regiones anteriores y posteriores de cada ser humano que conforma la comunidad.
Estos actores sociales han adquirido su formación, sus valores, sus creencias y sus costumbres en su regionalización posterior, donde el espacio y el tiempo que comparten con los demás es donde la adquieren; en tanto desde la región interior también los promotores construyen sus conocimientos en torno a la identidad de su cultura delimitada por el lugar y el presente. La regionalización permite sostener vínculos distintos entre las regiones anteriores y posteriores que los sujetos utilizan para organizarse y mantener con certeza las tradiciones.
Los promotores culturales de Tamulté de las Sabanas son institucionales directa e indirectamente porque trabajan en alguna dependencia gubernamental relacionada con la cultura o reciben apoyo económico a través de programas estatales y federales para sus estrategias.
La identidad de los miembros de las comunidades indígenas en estudio participan en la definición y significación de los rituales de la danza, principalmente, de la lengua yokot’an y de la cosmovisión maya. Los promotores culturales lo que hacen en este proceso de definición es que interiorizan estos rituales desde que son muy pequeños, en la infancia, gracias a factores como la familia o el interés religioso, lo cual se refuerza con los talleres permanentes así como con la festividad anual celebrada el 4 de octubre venerando a san Francisco de Asís.
La estructura con la cual funciona la promoción cultural en la comunidad en estudio está basada en las regiones anteriores mismas que se refleja con mayor énfasis en los promotores más longevos que son los que han asumido este rol por herencia o por otorgamiento de la iglesia católica, aunque también los más jóvenes la adquieren a través de la instrucción. Ambos, desde la región anterior que propone Giddens, tienen el objetivo similar que es el de enseñar y compartir las tradiciones a las generaciones más jóvenes.
Las políticas culturales del gobierno a finales de la década de los ochenta del siglo pasado contribuyeron a la creación de una estructura de promoción cultural en la comunidad en estudio; este suceso trascendió con el paso de las décadas generando una consolidación del trabajo que se comprueba con la existencia de la red de promotores culturales, misma que funciona en ese lugar y que incluso es gracias al trabajo colectivo alcanzando el objetivo primordial que es el de preservar y fortalecer la cultura de su comunidad.
Todos los promotores culturales que residen en Tamulté de las Sabanas, mismos que tienen sus estrategias tanto de manera individual como en conjunto, están reunidos por la preservación identitaria; esta característica los convierten en un modelo de estructura para el trabajo de promoción cultural que puede ser aplicado en otras comunidades indígenas en México.
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Notas de autor