Reseñas

Brígida von Mentz, Señoríos indígenas y reales de minas del norte de Guerreo y comarcas vecinas: etnicidad, minería y comercio, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/Juan Pablos Editores, 2017, 583 pp.

Eduardo Flores Clair
Instituto Nacional de Antropología e Historia, Mexico

Brígida von Mentz, Señoríos indígenas y reales de minas del norte de Guerreo y comarcas vecinas: etnicidad, minería y comercio, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/Juan Pablos Editores, 2017, 583 pp.

Secuencia, Suppl., pp. 25-31, 2018

Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora

von Mentz Brígida. Señoríos indígenas y reales de minas del norte de Guerreo y comarcas vecinas: etnicidad, minería y comercio. 2017. México. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología SocialJuan Pablos Editores

LA PROVINCIA DE LA PLATA

Señoríos indígenas y reales de minas del norte de Guerreo es un libro grande no sólo por su tamaño, propone una novedosa metodología de la investigación histórica, resuelve una serie de problemas historiográficos y abre nuevos caminos para la investigación de las ciencias sociales. Tiene el gran mérito de fusionar distintas disciplinas como arqueología, lingüística, etnohistoria, antropología, economía, política y sociología, entre otras. Todo ello da como resultado una historia mágica, sugerente e imaginativa que deja al descubierto los acontecimientos en una vasta región, que abarca desde el periodo clásico hasta el siglo XVIII.

Como afirmó la Dra. von Mentz “se intentará mostrar a lo largo del libro las especificidades locales que responden a razones históricas o ecológicas propias, subrayando en unos casos el peso de la ganadería o de la agricultura intensiva, en otros el papel de la extracción de la sal, o en otros más el efecto de muchas haciendas de beneficio tuvieron sobre su población al aprovechar el agua de sus ríos y la fuerza motriz que proporcionaba a sus máquinas”.

Uno de los aspectos que podrían considerarse de mayor trascendencia es la metodología empleada para el análisis de este enorme conjunto de historias. Especulamos que a través de la metáfora: “la rana que baja al pozo”, la autora construye un nuevo instrumento teórico o “enfoque” como ella le llama. A la manera de “la arqueología del saber”, de Michel Foucalt, el análisis de la rana va rompiendo cada una de las capas de las monografías tradicionales, deja atrás las losas sedentarias descriptivas y simples, agrieta el espacio en los estratos más profundos, íntimamente vinculados; los cuales los historiadores nos hemos encargados de fragmentar su encadenamiento, para entender solo parcialidades. De esta manera, la Dra. von Mentz plantea interrogantes alejadas del determinismo, la causalidad univoca y en especial al eurocentrismo. Y gracias a que la rana que bajo al pozo, tenemos la oportunidad de conocer la historia de la gente del conejo, que adoraban la piedra blanca, sentían una enorme atracción por el brillo dorado y le rendían culto a la culebra con alas. Aquellos que llegaron a pensar que los burros españoles eran “conejos grandes” y que continúan con la tradición de consumir, el día de muertos, panes en forma de conejo.

La Provincia de la Plata, fue la región elegida para estudiar, la cual no está limitada por una estrecha geografía política; en realidad es un espacio producto de la construcción social, de las circunstancias históricas y de la experiencia cotidiana. Este grupo de pueblos se localizan, hoy en día, entre el Estado de México, Morelos, Michoacán y Guerrero, todos ellos organizados o, mejor dicho, dominados a través de los poderes facticos de los reales mineros, como: Taxco, Sultepec, Temascaltepec y Tepatitlan; de hecho, era una vasta región ocupada por naturales de origen diverso y occidentales. De igual forma, la diversidad se comparte por las cuantiosas fuentes utilizadas en la construcción del texto; los resultados de la arqueología se apoyan con los documentos históricos, los recorridos etnográficos se enriquecen con la lingüística, todo indicio y seña se rastreó de una manera cuidadosa, e incluso se recurrió al retablo de Annaberg, en Sajonia, para dar luz y explicar el proceso de trabajo minero. A pesar de que el lector encontrara una riqueza de fuentes a lo largo del texto, la autora se lamenta de la destrucción de información, en especial la referida a los sacerdotes prehispánicos; un exterminio terrible, que nos lleva a reflexionar sobre las creencias erráticas de los españoles, quienes pensaron que se enfrentaban a un demonio más poderoso que su Dios. Y quizá por ello, había que arrasar cualquier vestigio de los ritos prehispánicos y borrarlos de la historia.

La organización de Señoríos indígenas y reales de minas del norte de Guerreo, nos recuerda a Re Metálica, de Jorge Agrícola, cada uno de los 14 capítulos podría ser un libro, una unidad por separado que se va encadenando y el lector puede encontrar los múltiples vínculos. En cada uno de ellos, la autora presenta una breve introducción, a lo largo del texto subraya las ideas y, aspectos más importantes y al final nos propone unas conclusiones. Es una recomendación al lector para estimular su interés por profundizar algunos temas y misterios planteados. Quizá una lectura lineal no es la más adecuada, pero el público encontrara las veredas y atajos según sus interrogantes.

Otro de los aspectos relevante del texto es el que se refiere a la circulación de conocimientos, la relación entre los hombres y la naturaleza, el aprovechamiento de los recursos a través de técnicas que les permitían crear una infinidad de objetos útiles. El aprendizaje a través de la observación, la imitación o la copia, constituye un proceso de transferencias de saberes a través de diversas vías, desde los mediadores culturales, pasando por los tratados, hasta los rumores o las voces como se decía en la época. El libro revela este tipo de secretos de diversos oficios, lo mismo agricultores, ganaderos, extractores de sal, tejedores de ixtle o mineros. No siempre es fácil explicar, la manera en que las técnicas viajan de una latitud a otra. Por ejemplo, en las labores del tumbe del mineral al interior de las minas, según la autora, siguiendo a Agrícola, a partir de 1627, Caspar Weindle utilizó la pólvora en las minas de Chemnitz (Sajonia). Y de manera sorprendente, encontró la Dra. Von Mentz que, en Guanajuato, en la mina de San Mateo en Chilapa, desde el año anterior, se empleaba la pólvora para el mismo fin. Y los ingleses tuvieron que esperar 75 años más, para copiar la técnica. ¿Dónde estaba la modernidad por aquellos años?

Los aspectos mineros ocupan buena parte del libro. La Dra. Von Mentz despliega el horizonte de los estudios de la minería, en tanto a la formación de las empresas, el papel de los socios capitalistas, la organización del trabajo y las relaciones laborales del conjunto de trabajadores involucrados; pero sobre todo el gran entorno laboral que participaba de manera trasversal en la producción de metales preciosos. La forma de organizar las empresas fue de muy diversa índole; los empresarios o “esclavistas camuflados” incorporaron a grandes contingentes de trabajadores indígenas, antillanos, africanos; ya fuera a través de la esclavitud, el repartimiento o el salario.

La minería era una especie de mancha de aceite que se extendía en el océano, abarcaba hasta los más remotos confines. Obtener los preciados metales demandaba cientos de insumos, cada uno de ellos era un eslabón de una prolongada cadena. Casi son incontables los oficios y gremios involucrados como, por ejemplo: los cortadores de leña, los productores de alimentos o los operarios de las minas de Almadén, donde se producía el azogue que permitía beneficiar la plata.

En buena medida las técnicas productivas de la minería fueron una mezcla entre americanas y occidentales. De hecho, los españoles no solo se apropiaron de las joyas prehispánicas; las técnicas que consideraron útiles las incorporaron, pero por desgracia, todas aquellas que fueron despresadas se perdieron. Solo nos queda el testimonio de la admiración de los artífices europeos. El análisis del proceso de trabajo es muy minucioso, se cuidó hasta el mínimo detalle. Respecto a los instrumentos de trabajo, se da una amplia explicación de bateas, picos, barretas, fuelles, hornos, entre otros. De igual forma, especifica la utilización de distintas fuentes de energía: la fuerza humana, la animal y la hidráulica. Y critica el empleo de una desmedida y desnaturalizada utilización de la fuerza humana, para un conjunto de tareas, sobre todos en aquellas rudas y pesadas, que se hubieran aligerado con el uso herramientas adecuadas, como una simple carretilla.

Sin duda, el paisaje de la Nueva España se modificó con el asentamiento de los reales mineros, cientos y en algunos casos, miles de familias se congregaban entre los cerros en busca de metales. Es factible imaginar el ruido que producían las haciendas de beneficio, el golpeteo contante de los martillos hidráulicos, que se prolongaba las 24 horas al día. Las inmensas nubes de polvo que inundaban el cielo, los desechos peligrosos arrastrados por la corriente de los ríos. Y las consecuentes enfermedades, como la de los “maduros”, metáfora bien apropiada, para aquellos que iban perdido capacidad respiratoria y que de manera lenta morían.

Etnicidad, minería y comercio es la historia de la subordinación, no solo de españoles e indígenas, sino al interior de cada etnia, se muestra el enorme entramado de las estructuras de poder, donde en una sociedad plural termina imponiéndose la oligarquía minera y “los mercaderes que la financiaban”. Este aspecto nos plantea de un problema significativo, ¿Cómo se comunicaban las sociedades mineras? Por un largo periodo convivieron un gran número de idiomas. Como bien dice la Dra. Von Mentz los indígenas tenían orígenes culturales diversos, “chontal, matlazinca, nahualt, coyca y otros. A ellos había agregar europeos españoles, portugueses y alemanes, entre otros. Pero estos también tenían lenguas distintas, como: castellanos, vascos, gallegos y catalanes. Es decir, el libro abre la posibilidad de seguir avanzando en esa riqueza lingüística que se mezclaba para formar una convivencia de una sociedad multiétnica y multicultural. Y como es bien sabido la imposición del nahual y el castellano fueron un proceso de largo plazo que aún no concluye.

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