Perspectivas Emancipatórias e Lutas Sociais

Socialismo Cien Años Después

Socialism One Hundred Years Later

Olga Pérez Soto
Universidad de La Habana, Cuba
Arelys Esquenazi Borrego
Universidade Federal do Espírito Santo, Brasil

Socialismo Cien Años Después

Textos & Contextos (Porto Alegre), vol. 16, núm. 1, pp. 49-64, 2017

Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul, Programa de Pós-Graduaçao em Serviço Social

Recepción: 15 Abril 2017

Aprobación: 15 Mayo 2017

RESUMEN: A los 17 años del siglo XXI, el presente artículo tiene como objetivo reivindicar el imaginario socialista frente al fracaso del capitalismo, y de los propios errores de las diferentes experiencias de transformación social. Cien años de aniversario de la primera experiencia socialista en el mundo, se toma como motivación para reflexionar sobre las posibles temáticas de la agenda de la ciencia del socialismo; en la delimitación de la evaluación del socialismo, como proyecto histórico monumental, entre la necesidad del cambio social y el cómo hacerlo.

Palabras-clave: Socialismo, Desarrollo socialista, Problemas globales, Capitalismo.

ABSTRACT: The aim of this article is to claim the socialist imaginary in the face of the failure of capitalism and the mistakes of the different experiences of social transformation. One hundred years of the first socialist experience in the world, is taken as a motivation to reflect on the possible themes of the socialist science agenda; in the delimitation of the evaluation of socialism, as a monumental historical project, between the need for social change and how to do it.

Keywords: Socialism, Socialist development, Global problems, Capitalism.

A diferencia de lo que se podría pensarse, el objetivo de este artículo no es necesariamente profundizar en socialismo teóricamente, ni en ninguna experiencia de socialismo en particular. El propósito fundamental es reivindicar el imaginario socialista cien años después, no como un suspiro romántico, nostálgico y utópico, sino como convicción científica, axiológica y revolucionaria. Realmente, las ideas que son compartidas en este artículo, no tienen casi nada de nuevo; tal vez lo que puede ser específicamente atractivo, es seguir creyendo en el socialismo como imaginario colectivo de construcción social y alternativa al capitalismo, como imaginario individual de destrucción social colectiva.

Utilizar el escenario de 100 años de aniversario del inicio de la primera experiencia de construcción socialista es un pretexto, con la ilusión de conquistar a más lectores que de costumbre; tanto del pensamiento neoclásico, heterodoxo, del propio marxismo acrítico (declarado o no) y de todas las personas progresistas del mundo. Adicionalmente, otro propósito de la presente publicación es reflexionar y hacer un balance histórico sobre lo que el socialismo ha sido, pudo ser y debe ser; no solo como imaginario, sino como proceso y proyecto de transformación social.

Lo peor que nos pudiera pasar a las personas progresistas, es sumarnos al pensamiento que suscribe que el socialismo pasó a ser una pieza de museo en cualquiera de sus definiciones y/o interpretaciones. El socialismo es uno los conceptos que más se ha adulterado y estigmatizado en las ciencias y en las prácticas sociales. Ha sido secuestrado por las mafias teóricas, políticas e institucionales de todos los tiempos y de todos los paradigmas. Se ha utilizado para explicar lo que cada cual quiere decir. En su nombre, y en el de su compañero de lucha, el marxismo, se han cometido y justificado interpretaciones y prácticas exactamente contrarias a lo que él significa y fundamenta.

Se ha maltratado tanto la palabra Socialismo, que ha llegado a ser una mala palabra, objeto de burla, de prehistoria, de seudociencia. Uno corre el riesgo al suscribirlo, de ser excluido, ya no solo, como colega científico, sino incluso, ser excluido entre los amigos; o en el mejor de los casos, si usted es una buena persona, y se ha ganado el respeto, que los demás lo miren con lastima y susurren detrás suyo, la/el pobre, cuanto derroche. O que alguien le diga con la mayor honestidad: sabes lo que pasa? …Cuando te escucho hablando con pasión los argumentos que esgrimes desde el marxismo, te entiendo…, me conquistas… pero después, cuando quedo solo, no logro hacer mío tus palabras y discurso!!!!!

Sería uno de los mayores crímenes de la historia de la ciencia y de las sociedades, permitirnos enterrar vivo al imaginario socialista. Es cada día más importante, hablar de sus errores y significar su obra; así como sus desafíos y retos. Visto así, comenzamos entonces por aceptar que estamos ante un ser vivo, si se quiere un gestante, con muchas dificultades para nacer y crecer, en donde su tiempo histórico de redefiniciones y transformaciones rompe con las unidades de medida del tiempo habitualmente reconocidas por los procesos sociales.

Por eso, la idea de este artículo, es compartir a 17 años de inicio del siglo XXI, cuáles son las razones y los argumentos fundamentales por las que se consideran que la propuesta socialista es la opción de desarrollo para los países subdesarrollados, como ruptura a la lógica del capital. Por ello el objetivo esencial de este trabajo, a riesgo de no encontrar fácilmente donde poder publicarlo, es reivindicar el imaginario socialista como propuesta de desarrollo para los países, siempre que entendamos su alcance y viabilidad entre lo posible y necesario en cada tramo histórico. Si además, este trabajo logra, hacer un homenaje sencillo a tantas personas, líderes, pueblos que han creído en una sociedad diferente, nos sentiríamos satisfechos.

Desarollo

El socialismo es esencialmente una propuesta de desarrollo diferente a la lógica del capital, que implica ruptura y superación. Esa fractura contempla a todos los órdenes de la sociedad, desde los patrones de producción, distribución, cambio y consumo, derechos, instituciones, cultura, medio ambiente, educación, axiología, ciencia y el ser humano como sujeto y objeto de la transformación social sobre la base de un paradigma de interpretación de la realidad en que vive.

El Socialismo como propuesta de desarrollo, por oposición a la lógica del capital, está sustentado por:

A. Necesidad del cambio social vs cómo hacer el cambio social

Cien años después de la primera propuesta socialista en el siglo XX, parece necesario, prudente y urgente, compartir la importancia de delimitar en cada debate, reflexión, y o discusión sobre alternativa social, qué cuestión está en el centro de la agenda: ¿si estamos debatiendo la necesidad del cambio social o cómo hacer ese cambio social? Pudiera parecer irrelevante tal demarcación, pero es epistémica. No hacerla, en el mejor de los casos implica ingenuidad o ignorancia; en el peor de los casos, expresa suscripción explícita o implícita paradigmática sin confesión. Desafortunadamente, la historia, no puede darse el lujo de ser comprensiva con ninguna de las posiciones anteriores cien años después.

La lógica del capital y su desarrollo nos da las claves para entender la necesidad del cambio social. El desarrollo de la acumulación capitalista trae consigo, la profundización, precarización, exclusión, desaparición del mapa institucional, financiero, demográfico y estadístico del mundo, de la mayoría de la población mundial. El desarrollo de la relación trabajo-capital sintetiza la polarización de la riqueza mundial, concentrada altamente a favor de la élite del segundo y la desconstrucción del ser humano, en medio de un creciente proceso de precarización de la vida de la mayoría de la población mundial; más allá incluso del mundo del trabajo. Significa más subdesarrollo moderno como forma de desarrollo del capitalismo globalizado.

Las estadísticas son elocuentes, y por cierto, no con fuentes alternativas, sino de la misma institucionalidad que visibiliza al capital y que junto al poder mediático, dibuja y desdibuja los fetiches del “desarrollo” mundial capitalista. Entonces, mientras más estudiamos y comprendemos el desarrollo histórico del capitalismo -cien años antes y cien años después- más evidente se muestra que la lógica del capital es la responsable de los problemas globales sociales.

La proposición alternativa con la cual nos trata de seducir la lógica del capital cien años después, es muy concreta. Sumarse al tren de la acumulación globalizada, como único pasaje histórico al desarrollo futuro, sin pensar en el pasado, pues no hace falta memoria histórica para ese viaje, porque es sobre las mismas bases del pasado, con subordinación productiva, tecnológica, comercial, financiera; y ahora con más modernidad, pero con un añadido de subordinación medio ambiental, militar, cultural, civilizatorio, migratorio, comunicacional, educacional, en fin, axiológico.

La proposición alternativa de la lógica del capital es seguir viviendo, los que puedan, en los estrechos márgenes que ofrece, mientras sea posible; es seguir en el camino del suicidio social y humano colectivo, a toda costa y a todo costo. El funcionamiento del sistema es tal, que ni tan siquiera deja la opción de elegir cómo queremos hacerlo. Pensar en la ruptura con esta propuesta y cómo oponerse, pueden parecer una utopía revolucionaria pero, aun así, es más convincente que la utopía del capital, cien años después.

El cómo construir y fundamentar el cambio social, es sin duda un gran reto; no solo porque significa construir algo nuevo, sino esencialmente diferente a la lógica del capital, que rompa con ella en lo productivo, tecnológico, comercial, financiero, en lo medio ambiental, en la organización del trabajo, en lo axiológico y en la visión de ser humano. Como si fuera poco el desafío planteado, la construcción de ese cambio social al que preferimos seguir llamando socialismo, como proyecto histórico monumental tiene además de conciliarse con el tiempo de vida del individuo; debatirse en cada tramo de desarrollo histórico, entre lo posible y necesario, sin renunciar a sus principios y fundamentos.

En el debate de cómo hacer el cambio social, es importante conjugar el reto entre la alternativa necesaria y posible en el proceso y en el proyecto; de manera que lo posible presente, no contradiga lo necesario futuro del proyecto histórico. Lo posible actual no debe comprometer, lo necesario causal, esencial, del proceso de transformación monumental.

Para pensar en cómo construir el socialismo debemos partir de las bases y principios que el mismo tiene como proyecto histórico monumental durante los siglos. No hay socialismo por siglos, sino que es el desarrollo del socialismo a través de los siglos. Claro está que en cada momento histórico concreto las particularidades y complejidades a resolver serán específicas.

Por eso, pensar en cómo construir el socialismo, impone, para cada momento, interpretar la lógica del capital correspondiente. De otra manera, el desarrollo del capitalismo para 1917, imponía retos y complejidades distintas para construir el socialismo que en 1959 para Cuba; que en 1999 para Venezuela; que el 2007 para Ecuador, y así sucesivamente. Para profundizar en la construcción del socialismo durante los siglos, hay que entender el desarrollo del imperialismo durante los siglos XX y XXI. El socialismo en el siglo XXI es el proyecto por oposición a la lógica del capital en el siglo XXI.

La interpretación del imperialismo del siglo XXI, es imprescindible para entender la necesidad del cambio social en el siglo XXI. Al mismo tiempo, da algunas claves de cómo es posible conjugar lo necesario y lo posible de la transformación para cada tramo de desarrollo. En ese sentido, el alcance de la transformación y su complejidad depende de esa compresión, porque da la medida de lo que se necesita trascender.

Cuando se discute cómo hacer el cambio social, es importante responder al menos cuatro preguntas: 1) ¿Qué es el cambio social?; 2) ¿Cuáles son las rupturas necesarias a las que debe dar respuesta el cómo y sus jerarquías?; 3) ¿Cuál es la esencialidad del cómo? y 4) ¿Posibles formas de construir sosteniblemente en el tiempo?

Cien años después, para posicionarse en el debate de la alternativa o alternativas, es importante saber de qué se está debatiendo: si sobre ¿la necesidad del cambio social o de cómo hacerlo? La necesidad del cambio social es el resultado del desarrollo de la lógica del capital, sus contradicciones y fracasos. Cómo hacer el cambio social, significa cómo construir una sociedad diferente esencialmente, recolocando al hombre en el centro del desarrollo, significa avanzar en cómo construir el socialismo. Delimitar de qué se debate en teoría y en práctica, es saber si queremos socializar el capitalismo, o si creemos que necesitamos desarrollar la ciencia del socialismo para ver sus posibles caminos.

B. Complejidad histórica de construcción de! socialismo:¿la entendimos?; ¿la entendimos y se nos olvidó?; ¿se necesita que la olvidemos?; ¿o queremos olvidarla?

La propuesta de una sociedad que rompa con la lógica del capital desde sus principios y fundamentos, desde la relación trabajo-capital, hasta toda la superestructura de la sociedad es un gran reto; incluso, cuando se pensaba por los clásicos como un proceso mundial y simultáneo de los principales países desarrollados para el capitalismo de la época. La hazaña planteada por Lenin, y aceptaba por las fuerzas progresistas del siglo XX y más adelante, en el siglo XXI, en donde, se inició la construcción de la transición al socialismo, desde condiciones de subdesarrollo; implicó un extraordinario desafío desde la ciencia y la práctica social y política. Ante este hecho, no siempre somos consecuentes, ni conscientes; incluso queriendo defenderlo.

Construir una sociedad socialista, por oposición a la lógica del capital contiene una complejidad enorme en cualquiera de los tiempos, pero sin dudas, es mayor en la medida que avanza el desarrollo del imperialismo contemporáneo, pues avanzan todas sus formas más fetichistas, rentistas y agresivas de su “racionalidad” social. Si además le sumamos hacerlo, desde condiciones de subdesarrollo, y este lo analizamos como forma de desarrollo capitalista, entonces la tarea es monumental; por lo que se necesita trascender en un doble sentido: la lógica del capital con su metabolismo social, y el punto de partida de cada nivel de subdesarrollo.

En muchas ocasiones encontramos, académicos que debaten la necesidad o no de un período de transición del capitalismo al socialismo como período necesario hacia el avance de dicha construcción socialista; elementos tan fundamentados y discutidos por Lenin hace más de cien años. Nos preguntamos si no nos alcanza la capacidad cognitiva para colocarnos y poder entender las razones que se esgrimen, incluso sin compartirlas; o es que en realidad, no están colocando fundamentos de ciencia quienes se posicionan en decir que es obsoleto hablar de período de transición del capitalismo al socialismo. ¿Será que es un acto deliberadamente consiente?

Al principio de este artículo, adelantamos que no es objetivo realizar un debate sobre teoría del socialismo, lo cual sí será objeto de análisis en otros artículos que seguiremos compartiendo con los lectores interesados. No obstante, por la importancia que tiene para suscribir o no, el imaginario socialista como proyecto de transformación de la realidad, el tema arriba planteado, solo haremos una acotación práctica.

Negar la necesidad de un período de transición del capitalismo al socialismo contiene varios problemas graves que cien años después valen ser mencionados: ignorar la complejidad histórica de trascender el capitalismo desde condiciones de subdesarrollo; ignorar la herencia de siglos dejada por la acumulación capitalista y convertida en deuda metabolizada por la sociedad, como suma compleja de individuos; ignorar la complejidad de plantearse ruptura a la lógica del capital conviviendo con ella; y como colofón, colocar a todas las experiencias socialistas fuera de ese contexto, como fracaso y demostración de la no viabilidad del imaginario socialista, su devaluación o responsabilidad histórica del fracaso como proyecto alternativo a la lógica del capital.

Decir que puede construirse el socialismo desde países subdesarrollados implica y exige, desde la ciencia y la práctica, entender la complejidad del fenómeno a transcender y del modelo a construir. Pensar el socialismo a través de los siglos implica necesita estudiar al capitalismo a través de los siglos. Cien años después no estamos seguros que la humanidad disponga de cien años más para en teoría y en práctica devaluar sin ciencia, discusiones y posicionamientos tan obvios sobre la complejidad histórica del planteo en su totalidad del imaginario socialista.

C. Socialismo, los siglos y epítetos cien años después

Como se planteaba anteriormente, no hay socialismo por siglos, hay experiencias socialistas durante los siglos. Expresan en diferentes contextos y momentos históricos, una esencialidad del imaginario socialista como expresión y argumento de la necesidad y del cómo hacer el cambio social. Si hacemos un breve repaso de algunas denominaciones, epítetos, calificativos, adjetivos de las que ha sido objeto el concepto de socialismo, como propuesta de desarrollo por oposición a la lógica del capital; uno se da cuenta que con buenas y malas intenciones, unos y otros, podemos quedar atrapados en el sinsentido del debate en cuestión.

No hay socialismo por siglos, ni socialismo de siglos. Tampoco hay capitalismo de siglos ni por siglos. Sin dudas, lo dicho anteriormente es muy obvio pero necesario de recordar. Primero, no debemos hablar de socialismo en la contemporaneidad sin entender al imperialismo de la contemporaneidad. Segundo, el capitalismo de hoy ha mutado a pasos exponenciales en su envestidura imperialista; colocando nuevos fenómenos para la alternativa. Tercero, sin una Comuna de Paris, no hubiera existido una Revolución de Octubre, sin ella, no hubiera habido una Revolución Cubana, ni hubiera existido una Revolución Bolivariana, y si ellas, no hubiera habido tantas otras experiencias socialistas en los siglos XX y XXI. Cuarto, para aceptar la diversidad de formas de construcción de socialismo a partir de una esencialidad, no hace falta coquetear con denominaciones como socialismo real, histórico, instantáneo, de vitrina, utópico, fracasado, factible, distributivo, democrático, maduro, científico, de siglos, etc.

Entonces, el socialismo es un proyecto histórico que tiene su propia esencialidad, principios y continuidad a través de las diferentes experiencias. Cada impronta, depende de los momentos históricos concretos que tratan de transcender. A través de los siglos, la necesidad de cambio social a partir de la existencia del capital, ha sido una necesidad de la humanidad.

Referirse a la esencialidad del socialismo es significar sus fundamentos y principios para construir una sociedad por oposición a la lógica y como propuesta de desarrollo diferentes al mal llamado desarrollo capitalista que excluye cada vez más a la gran mayoría a nivel global. Entonces, el socialismo cien años después es una propuesta de desarrollo por oposición a la lógica del capital, a partir de principios y fundamentos que la práctica social desarrolla tomando como guía la ciencia del socialismo.

La esencialidad del imaginario socialista durante los siglos la distingue su búsqueda de igualdad y justicia social, en cada momento posible, consensuado con la sociedad movilizada en función del cambio social. Para esa búsqueda, concibe y coloca al hombre como sujeto y objeto de esa trasformación de la sociedad, participando en ella a través de todas las formas posibles.

El Estado y sus diferentes expresiones de gobierno, no están por encima de los individuos, y vela porque queden representados los intereses de la mayoría en las diferentes maneras de organización civil, jurídicas, democráticas, militares, políticas. El Estado funciona como y pasa a ser garante de los intereses colectivos y así defiende los intereses nacionales y los consolida.

Es esencialmente emancipatorio, en relación a todas las formas anteriores de sociedad. Propone una estrategia de desarrollo sustentable en el tiempo y una transformación del ser humano en función de su desarrollo pleno; como concreción de libertades sociales en las que el individuo no se anule sino que se multiplique.

Establece nuevas formas de relaciones en la organización del trabajo que se traduzcan en una matriz de acumulación económica, social y política colectiva, concretada en nuevas propuestas en el patrón de consumo, energético, tecnológico, empresarial, productivo, medio ambiental, jurídico y político.

Promueve y desarrolla formas de solidaridad nacional e internacional; así como, diseña esquemas de asistencia y seguridad social, acompañados de desarrollo de políticas universales, garanticen su cobertura en cada momento del desarrollo del proyecto.

El imaginario socialista se construye con la participación colectiva desde la ciencia, y a partir del paradigma marxista en su propia dinámica de desarrollo; a través de la transformación de la práctica social en la construcción de una democracia colectiva del desarrollo de la ciencia del socialismo que potencie sus principios.

La famosa libertad de crítica no implica la sustitución de uma teoría por otra, sino la libertad de prescindir de toda teoría coherente y meditada, significa eclecticismo y falta de principios. Quien conozca, por poco que sea, el estado efectivo de nuestro movimiento verá forzosamente que la amplia difusión del marxismo ha ido acompañada de cierto rebajamiento del nivel teórico (…). Repetir estas palabras en una época de dispersión teórica es exactamente lo mismo que gritar al paso de un entierro: “¡ojalá tengáis siempre algo que llevar!”. Marx, (…) censura duramente el eclecticismo admitido en la formulación de los principios: ya que hace falta unirse -- escribía Marx a los dirigentes del Partido --, pactad acuerdos para alcanzar los objetivos prácticos del movimiento pero no trafiquéis con los principios, no hagáis “concessiones” teóricas. Este era el pensamiento de Marx, ¡y he aquí que entre nosotros hay gentes que en su nombre tratan de aminorar la importancia de la teoría! ( LENIN, 1973).

Cien años después, es importante recordar, que la discusión esencial, no es de qué siglo es el socialismo. La discusión está en entender su necesidad histórica y discutir cómo construir en cada momento los principios que los sustentan. Discutamos sobre socialismo desde la ciencia, sin tener vergüenza de los que otros dicen que es socialismo y consideren lo que es ciencia. Al mismo tiempo, cien años después, entre siglos, es importante el apellido y los epítetos que se le coloquen al socialismo porque lo podrían estar desvirtuando de su esencia transformadora. Hablemos de socialismo y estaremos diciendo mucho.

D. ¿Socialismo como ciencia, o la ciencia del socialismo?

Sin teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario. Nunca se insistirá lo bastante sobre esta idea en un tiempo en que a la prédica en boga del oportunismo va unido un apasionamiento por las formas más estrechas de la actividad práctica ( LENIN, 1973).

Sin teoría revolucionaria, no hay práctica revolucionaria. El marxismo es la ciencia para la transformación socialista. La teoría de la transición socialista, a pesar de sus avances, está todavía en construcción. En el desarrollo desde la ciencia del período de transición al socialismo, es imprescindible rescatar a Lenin, el debate en que se desenvolvió; así como, a toda la experiencia histórica del llamado socialismo real, ya sea por oposición y/o suscripción. Necesitamos sistematizar la historia del pensamiento socialista a nivel mundial en el siglo XX y XXI desde la crítica de la Economía Política.

La teoría de la transición será efectiva si partimos de la crítica de la Economía Política y de un marxismo crítico. La crítica de la Economía Política para la teoría de la transición debe partir del reconocimiento de la necesidad de su desarrollo como ciencia en la contemporaneidad. La Economía Política marxista resultante, es la ideología y la teoría de la transformación socialista.

La Crítica de la Economía Política no significa rechazo de una economía “mala” o “insuficiente” para sustituirla por otra “buena” y “completa”, sino análisis de la verdadera naturaleza del discurso burgués sobre su propio análisis económico, comprendiendo sus bases epistemológicas y su limitado alcance desde la perspectiva de la interpretación materialista de la historia. Esta no se reduce a un orden expositivo científico como forma de reproducción de regularidades del comportamiento capitalista, es ante todo una posición de clase que fundamenta una práctica política como única manera de resolución de las contradicciones detectadas por la investigación científica. Hay entonces un doble aspecto del mismo discurso marxista: el científico y el crítico. Ambos indisolublemente vinculados en todos los planos del análisis de la Crítica de la Economía Política, en tanto, por su propia naturaleza de clase, la misma requiere de conocer objetivamente el propio capitalismo, pero no desde la perspectiva operativa de la positividad afirmativa burguesa sino desde su condicionamiento y transitoriedad histórica. No obstante han sido tradicionalmente considerados por muchos marxistas a la manera de falsa disyuntiva: discurso científico o discurso crítico ( CASTAÑO SALAS, 2011)

Dentro de un mismo cuerpo conceptual ambos aspectos: el de la crítica y el de la cientificidad están basados en el punto de vista de clase. El intento de soslayar la dimensión crítica de manera independiente a la dimensión de la ciencia, reduce a Marx a teórico de la Economía Política; separando artificialmente su discurso económico de su alcance crítico y político, es por eso que el resultado de la ciencia del socialismo tendría que partir de algunos presupuestos cien años después:

La agenda de investigación de la ciencia del socialismo tiene muchas tareas pendientes. Cien años después es importante recordar que la construcción del socialismo debe basarse en el desarrollo de la inteligencia crítica colectiva de la sociedad; permitiendo jerarquizar y priorizar en teoría y en práctica esas tareas. Es importante además, después de cien años, recordar que la suscripción al proyecto no depende de lo que se diga que se puede hacer o brindar, sino de lograr el máximo posible para cada momento, de manera que los sujetos estén convencidos que se trata de lo posible y necesario. Al mismo tiempo, que no quede anulado el individuo con su proyecto personal dentro del proyecto colectivo.

E. La lógica del capital expresa el fracaso del capitalismo. ¿Por qué el empeño de mostrar que las diferentes experiencias concretas de socialismo son responsables del fracaso de la humanidad?

Algo que ha dañado el imaginario socialista como proyecto colectivo, ha sido la imputación al socialismo, de los problemas de las sociedades, hoy globales, agravados y originados por el capitalismo. A las experiencias de construcción socialista, se les exigió resolver en pocos años, la herencia de deuda humana que genera el capitalismo en su existencia. Por eso es importante recordar que el subdesarrollo es una forma de desarrollo capitalista; que el desarrollo capitalista es un desarrollo deformado y atrofiado de lo que puede y debe ser la vida humana como un derecho pleno.

Los problemas globales son el resultado y responsabilidad del capitalismo, en el devenir de los siglos de su existencia. El capitalismo como propuesta de desarrollo, justicia e igualdad es un fracaso histórico impuesto para la gran mayoría y reconocido por sus principales instituciones

Algunas de las mejores cartas de presentación del “desarrollo” capitalista actual son un fracaso:

Concentración de la riqueza

En el informe publicado en 2010 por Merryll-Lynch y Capgemini 1, se planteaba que a nivel mundial en el año 2005 había 8,8 millones de individuos de valor neto elevado 2, denominados High Net Worth Individuals (HNWI por sus siglas en inglés). Para fines de 2009, en medio de la crisis financiera internacional, la cantidad de millonarios se expandió hasta los 10 millones; juntando entre ellos una riqueza conjunta de 39 billones. Cifra que representaba a nivel de las economías mundiales un equivalente aproximado, en dicho año, a 3 veces el PIB de Estados Unidos y alrededor de 40 veces el PIB de España.

No obstante, esta tendencia se ha agudizado de manera marcada en los últimos años. En el 178 Informe de OXFAM, publicado en 2014, se plantea que las 388 personas más ricas del mundo concentraban la misma riqueza que la mitad más pobre. Por su parte en 2015, dicha cifra presentó una notable reducción llegando a 80 personas, las cuales poseían la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial, 3.500 millones de personas 3. Estadísticas que además contrastaban con que, en el propio 2015, una de cada nueve personas carecía de alimentos suficientes para comer y más de mil millones de personas vivían con menos de 1,25 dólares al día 4. Lo anterior es muestra de la elevada polarización de los ingresos y la concentración de la riqueza que ha potenciado el “desarrollo” capitalista a nivel mundial.

Datos más actuales de 2016 muestran un panorama aún más complejo, pues la brecha entre ricos y pobres se ha profundizado a una velocidad mayor de la prevista. Recientemente, Credit Suisse 5 ha revelado que el 1% más rico de la población mundial acumula más riqueza que el 99% restante. Se ha llegado a esta situación un año antes de lo que Oxfam predijo antes del Foro Económico Mundial de Davos en 2015. Al mismo tiempo, la riqueza en manos de la mitad más pobre de la humanidad se ha reducido en un billón de dólares a lo largo de los últimos cinco años.

América Latina y el Caribe, considerada una de las regiones más desiguales del mundo, exhibe resultados poco halagadores al respecto. El 10% más rico posee el 71% de la riqueza y tributa solo el 5,4% de su renta. Entre 2002 y 2015, las fortunas de los multimillonarios de América Latina crecieron en promedio un 21% anual, es decir, un aumento seis veces superior al del PIB de la región. Gran parte de esta riqueza se mantiene exenta del pago de impuestos o en paraísos fiscales ( CEPAL, 2016).

Según el 210 informe de OXFAM, de enero de 2016, desde el inicio del presente siglo, la mitad más pobre de la población mundial sólo ha recibido el 1% del incremento total de la riqueza mundial, mientras que el 50% de esa “nueva riqueza” ha ido a parar a los bolsillos del 1% más rico. Los ingresos medios anuales del 10% más pobre de la población mundial, en quienes se concentran pobreza, hambre y exclusión, han aumentado menos de tres dólares al año en casi un cuarto de siglo. Sus ingresos diarios han aumentado menos de un centavo al año. La riqueza en manos de las 62 personas más ricas del mundo se ha incrementado en un 45% en apenas cinco años, algo más de medio billón de dólares (542.000 millones) desde 2010, hasta alcanzar 1,76 billones de dólares. Según una estimación reciente, la riqueza individual que se encuentra oculta en paraísos fiscales asciende ya a 7,6 billones de dólares, una suma mayor que el PIB del Reino Unido y Alemania juntos. Lo anteriormente comentado evidencia que la desigualdad en el mundo ha alcanzado unos niveles sin precedentes en poco más de un siglo.

Pobreza

La pobreza constituye uno de los problemas globales más agudos en la actualidad. La pálida meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir la pobreza a la mitad en 2015 fue cumplida, con anticipación, en 2010. No obstante, las estadísticas en relación a la magnitud y complejidad de este fenómeno continúan siendo alarmantes. Según el Banco Mundial, en su publicación de 2015 Pobreza: panorama general, las últimas estimaciones obtenidas apuntaban a que el 12,7 % de la población mundial vivía con menos de US$1,90 al día en 2011, y que en 2012 alrededor de 896 millones de personas subsistían en condiciones de pobreza extrema.

En este sentido, una de cada 5 personas de las regiones en desarrollo vive en condiciones de pobreza extrema; ubicándose la gran mayoría de esos pobres en 2 regiones: Asia Meridional y África Subsahariana. A nivel mundial por su parte, los datos más recientes muestran que aproximadamente una de cada ocho personas (13% de la población mundial) todavía vive en extrema pobreza; casi 800 millones de personas padecen hambre y 2,4 billones no tiene acceso a saneamiento básico ( ONU, 2016). Cifras sin dudas alarmantes, aun en un contexto de nuevos acuerdos mundiales, expresados en la meta de poner fin a la pobreza extrema, no de toda la pobreza y no en toda su magnitud (reducir al 3 % la proporción de la población mundial que vive en la pobreza extrema) en 2030, reflejado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Sin embargo, la pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar medios de vida sostenibles. Entre sus manifestaciones también se incluyen el hambre y la malnutrición, el acceso limitado a la educación y a otros servicios básicos, la discriminación y la exclusión sociales, entre otros aspectos. Otro conjunto de estadísticas, que se encuentran en estrecha relación con la pobreza, también publicadas en 2016 en el primer Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible por Naciones Unidas, muestran otras aristas del “desarrollo” capitalista aún por cumplir:

Financiarización

A lo largo de los últimos treinta años existen disímiles ejemplos que ilustran el proceso de financiarización. La capitalización bursátil de las principales plazas financieras se ha disparado, sobrepasando varias veces el peso del producto interno bruto (PIB) de las distintas economías nacionales; el valor de las transacciones financieras ha crecido mucho más rápidamente que la actividad comercial y productiva; el crédito ha sufrido una fuerte expansión; y el peso relativo de los ingresos financieros se ha incrementado notablemente sobre el total del ingreso nacional ( Álvarez Peralta & Medialdea García, 2010).

Para contextualizar aún más este proceso es importante analizar algunos datos. Por ejemplo, entre 1986 y 2004 el PIB mundial se multiplica por tres y las exportaciones de bienes y servicios por cinco, mientras que el crecimiento de los mercados financieros es muy superior: el intercambio medio de divisas se multiplica por nueve, las emisiones internacionales de títulos por siete, los préstamos bancarios internacionales en términos netos por ocho, y el mercado de productos derivados (contando sólo los bursátiles) por noventa y ocho ( BUSTELO, 2007).

De esta forma, como consecuencia de la evolución del fenómeno de financiarización, entre 1980 y 2014, los activos financieros a nivel mundial se expandieron de 12 billones a 294 billones de dólares. En el mismo periodo, los contratos de derivados pasaron de un billón a 692 billones de dólares, una suma fabulosa, sin antecedentes en la historia, que implica que han pasado a representar cerca del 70% de los activos financieros a nivel global. Más aun, los derivados cuyo valor era cercano al PIB mundial en 1980, pasaron a representar 10 veces el valor de la capacidad mundial de generación de riquezas a partir de la segunda mitad de la década del 2000 ( FERNÁNDEZ, 2016).

Por su parte, entre 1980 y 2001 la capitalización bursátil sobre el PIB pasa del 50% al 152% en EEUU, sube del 8% al 103% en Francia y del 9% al 61% en Alemania ( Aglietta & Reberioux, 2004). De igual forma, los beneficios obtenidos por las empresas financieras sobre los del sector no financiero saltan desde aproximadamente el 15% en la década de los cincuenta a superar el 40% en 2003 ( MEDIALDEA GARCÍA & SANABRIA MARTÍN, 2013).

Según datos del BIS 6, el volumen de divisas negociadas se duplica en tan sólo 6 años, pasando de aproximadamente 2 billones de dólares diarios en 2004 a casi 4 billones de dólares en 2010. En este sentido, en relación al porcentaje de acciones comercializadas con relación al PIB mundial se observa que, alcanzó su cenit justo en 2007, con una tasa de 182%. El descenso continuado desde entonces no ha evitado que en 2010 se mantuvieran un valor total superior al de la economía mundial: 104,6% del PIB mundial (Banco Mundial, World Development Indicators Online, 2012).

Finalmente otro aspecto a considerar dentro de este proceso de financiarización es que, como expresión del predominio de un patrón rentista de la economía global, desde el 2007 hasta el 2014, la deuda pública mundial, en lugar de disminuir, se ha incrementado en 60 billones de dólares, para un total de 200 billones de dólares ( FERNÁNDEZ, 2016).

Migración

Otro problema de repercusión mundial y cuya incidencia se ha profundizado en las últimas décadas es la migración. Dicho fenómeno tiene expresiones a través de la migración por cuestiones de estudios, económicas y en los últimos años con un peso importante de los refugiados. Es por ello que dicha problemática tiene vasos comunicantes importantes con otras cuestiones socioeconómicas, geopolíticas y hegemónicas.

Según datos de la OCDE (2013), durante el período 2000-2010, la población mundial de migrantes se duplicó con respecto al decenio anterior. En la década de 1990, los migrantes se incrementaron a razón de unos 2 millones al año. En la década de 2001 a 2010, este crecimiento se intensificó hasta rondar los 4,6 millones de migrantes al año. Dentro de estas cifras los refugiados representaban un porcentaje relativamente pequeño de la población migrante mundial (7%).

Datos más actuales ofrecidos en 2016 por la Asociación Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD por sus siglas en inglés), perteneciente al Banco Mundial, en 2014, 42 000 personas tuvieron que abandonar sus hogares cada día en busca de protección debido a un conflicto. De igual forma, en este año se contabilizaron 14,4 millones de refugiados (sin incluir a los 5,1 millones de refugiados palestinos), quienes representaron el 6 % de los migrantes internacionales.

Por su parte, el número de personas que viven fuera de su país de origen alcanzó 244 millones en 2015, lo que supone un aumento de 41 % con respecto al año 2000. La cifra, cuya tasa de crecimiento supera la de la población mundial, incluye a unos 20 millones de refugiados ( ONU, 2016). Estas estadísticas más recientes demuestran cómo tanto la migración en sentido general, como la asociada a conflictos bélicos se ha potenciado en los últimos años. Finalmente, según estimaciones de KNOMAD (2016), se esperaba que los migrantes internacionales superaran los 250 millones en 2016, alcanzando de esta forma un nivel sin precedentes en la historia.

Medio ambiente

La Organización Mundial de la Salud (2016) estima que, en 2012 perdieron la vida 12,6 millones de personas por vivir o trabajar en ambientes poco saludables: casi una cuarta parte del total mundial de muertes. Los factores de riesgo ambientales, como la contaminación del aire, el agua y el suelo, la exposición a los productos químicos, el cambio climático y la radiación ultravioleta, contribuyen a más de 100 enfermedades o traumatismos.

Por su parte, datos publicados por el Banco Mundial permiten observar los siguientes comportamientos negativos en relación al medio ambiente a nivel mundial:

Cien años después vale recordar que la lógica del capital implica un proceso de acumulación continua que polariza cada vez más la vida humana y es responsable de los principales problemas globales hoy del plantea: pobreza, explotación, alineación, enajenación, migración, corrupción, daño al medio ambiente, guerra, terrorismo, desnutrición, muerte o más concretamente, el capitalismo de barbarie, parasitario, rentista.

Algunas reflexiones finales cien años después

Al inicio del artículo se defiende la idea de que es un crimen enterar vivo al imaginario socialista. De la misma manera, decimos llegando casi al final, que reivindicarlo implica contraer mucha responsabilidad histórica y profesional. Ese reto lo hemos asumido por estar convencidas que hasta el momento, la humanidad no ha conocido una propuesta mejor para el desarrollo humano, que el núcleo duro de la esencialidad del socialismo como proyecto histórico monumental.

Para reivindicar al socialismo no basta con explicar y convencer de la necesidad del cambio social, ni de los fracasos evidentes del capitalismo a escala planetaria, ni siquiera que aceptemos la discusión plural de las diferentes formas de hacer ese cambio social. Es necesario, al mismo nivel de la crítica al capitalismo, la profunda autocrítica de la “izquierda internacional” (gremio muy disperso y heterogéneo en la contemporaneidad). Sin dudas, es importante reconocer que, a la complejidad de transformación histórica heredada del capitalismo, las experiencias socialistas le han añadido con y sin justificación, contradicciones y deformaciones, tan profundas como las del capitalismo. Ellas deben ser incorporadas también a aquella agenda de la construcción de la ciencia del socialismo.

Ignorarlas, solo nos llevará a perder más tiempo histórico del que no disponemos desde hace más de cien años. El objeto de estudio del socialismo, la sociedad humana y su transformación, fracasa si cada día que pasa no crea las bases de su defensa y demostración de viabilidad, como alternativa a la lógica del capital. Lo anterior, podría reforzar la idea de la inviabilidad de una sociedad diferente, lo cual sería el complemento perfecto para la visibilidad pragmática del capitalismo como la única propuesta de mal desarrollo humano.

Es importante entonces, desde el terreno de la ciencia del socialismo (como síntesis de teoría y práctica), trascender la creación de un discurso contestatario y constatario para avanzar en la proposición estructurada de la transformación social con una teoría y práctica de vanguardia sobre el socialismo 100 años después, para intentar vivir en socialismo los siguientes cien años y más. Por último, terminamos como empezamos, si con estos argumentos hemos podido posicionar al lector en la necesidad del cambio social y cómo hacerlo, entonces en los próximos cien años enfoquémonos desde la ciencia del socialismo a cómo construirlo.

Referencias

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Notas

1 Un análisis más detallado puede ser consultado en: http://www.at.capgemini.com/. o ver también Raventós (2010).
2 Individuos que tienen activos superiores al millón de dólares, entre los que no se contabilizan la primera residencia, los bienes consumibles, los bienes coleccionables y los bienes de consumo duradero.
4 Medida de línea de pobreza establecida por el Banco Mundial que, aunque muy criticada por constituir una visión reduccionista y conservadora de la pobreza, sirve para una aproximación fenoménica a esta problemática.
5 Credit Suisse (2015) “Global Wealth Databook 2015”. Total de la riqueza neta a un tipo de cambio constante (miles de millones de dólares americanos): http://publications.credit-suisse.com/tasks/render/file/index.cfm?fileid=C26E3824-E868-56E0-CCA04D4BB9B9ADD5.
6 BIS, Consolidated banking Statistics, disponibles en: http://www.bis.org/statistics/consstats.htm.
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