Reseñas críticas
| Denker A., Groth M., Jenewein J., Zaborowski H.. Heidergger und die Psychyatrie. 2023. Verlag Karl Alber. 246pp. |
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El libro Heidegger und die Psychiatrie es una obra rompedora. Normalmente se suele encuadrar a Heidegger en su metafísica; se ha estudiado con poca suficiencia la influencia que tuvo Heidegger en ciencias como la psiquiatría. Esta monografía aborda justamente esta cuestión, lo que la hace una pieza interesante para filósofos de la psiquiatría, estudiosos del pensamiento alemán e investigadores interesados en la relación entre la psiquiatría y la filosofía. El volumen es tentador porque no es solo una serie de escritos sobre la influencia de Heidegger y la psiquiatría, sino que muchos de estos escritos son exhaustivos y además se acompaña a la monografía de una primera parte interesantísima en la que se publica material inédito. Pasemos a ver ahora ordenadamente las diferentes partes de la monografía.
La presente monografía ha sido editada por Alfred Denker, Holger Zaborowski, Josef Jenewein y Miles Groth. Es un volumen que se compone de dos partes. La primera es documental, en la que hay una correspondencia inédita entre Heidegger y el doctor Biswanger principalmente. La segunda parte está constituida por una serie de investigaciones sobre el tema de la monografía, escrita por diferentes especialistas.
De la primera parte del libro hay que destacar varios asuntos. La primera es que los documentos inéditos están preludiados por una introducción de Miles Groth. Este nos comienza aclarando quiénes fueron Ludwig Biswanger y Viktor Frankl.
El primero fue un psiquiatra que trabajó con Carl Gustav Jung, el cual dirigió su tesis doctoral. Jung puso en contacto a Biswanger y a Freud, quienes mantuvieron una buena correspondencia durante años. La admiración era mutua. De hecho, en varias ocasiones Freud derivó a algunos de sus pacientes a Biswanger (pp. 7-8). No obstante, Biswanger no solo era un psiquiatra brillante, sino que, tomando la célebre expresión de M. U. Weikard, era un “médico-filósofo”. El contacto de Biswanger con la filosofía fue especialmente con la fenomenología de Husserl en un primer momento, aunque rápidamente quedó impactado por Ser y tiempo de Heidegger. La Daseinsanalytik entusiasmó al médico, quien trató de establecer una psicopatología basada en la concepción antropológica de Heidegger (p. 8). De las varias obras de influencia heideggeriana de Biswanger, se pueden destacar Grundformen und Erkenntnis des menschen Daseins (de 1942), o uno de sus escritos sobre Heidegger y la psiquiatría: “Die Bedeutung der Deseinanalytik Martin Heideggers für das Selbstverständnis der Psychiatrie” (de 1949).
Viktor Frankl, como se sabe, fue otro prestigioso psiquiatra. Frankl desarrolló una psiquiatría de corte existencialista. Mantuvo también correspondencia con Freud. Lamentablemente, Frankl fue deportado a Auschwitz. Toda su familia falleció a causa del nazismo. Frankl consiguió sobrevivir gracias a su labor como médico. Se doctoró con una tesis tres años después de su liberación. Además, fue el fundador de la logoterapia, con la que pretendía distinguir su enfoque del psicoanálisis (pp. 11-12). También tuvo un buen contacto con Heidegger, quien influyó en sus ideas así como en su propuesta psiquiátrica. La logoterapia como tal tiene en consideración la realidad física, mental y espiritual de todo el ser humano, considerado no como Körper, sino como Leib. Su propuesta sigue siendo estudiada hoy en día.
Tras la presentación, aparecen en el volumen los documentos. Estos han sido recopilados del Archivo Universitario de la Universidad de Tubinga y del Frankl-Institut de Viena. Primero se reúne la correspondencia entre Heidegger y Biswanger, en la cual se puede comprobar la mutua admiración entre el filósofo y el médico. Luego hay una nota extensa de Biswanger sobre la visita que realizó en Friburgo a Heidegger en 1955. Aquí hubo una serie de preguntas de un intrigado Biswanger a Heidegger, casi como con Sócrates y sus discípulos. Muchas de estas preguntas son de primera magnitud. Por ejemplo: “¿En qué medida el enfermo mental está abierto al ser también y sostenido en el ser?” (p. 61). El tercer documento es la correspondencia de Biswanger a Noël para que autorizase a Heidegger a pasar hacia Zúrich. En cuarto lugar, se encuentra una carta de Heidegger a Biswanger expresando sus condolencias por la muerte de su padre. El quinto documento es un grupo de correspondencias entre Heidegger, Frankl y Elfride Heidegger, que es bastante variado, pero interesante para comprender la relación entre los tres.
La segunda parte del libro está compuesta por las interpretaciones sobre Heidegger y la psiquiatría propiamente. Los dos primeros textos tienen que ver con nociones u obras concretas de Heidegger y su implementación en la psiquiatría; los acompaña un tercero. El primero es un texto de Miles Groth (pp. 83-103), quien expone la influencia de Heidegger en la psicoterapia centrándose en Medard Boss. Este psiquiatra encontró en Ser y tiempo un enfoque existencial para trabajar con sus pacientes, una forma de enfocarse en la alteridad. Para ello, se nutre del pensamiento heideggeriano pensando en las posibilidades que aún no están realizadas en un ser humano, las cuales son el síntoma claro de la libertad humana. Groth termina señalando que las consideraciones de Heidegger sobre la naturaleza del ser humano son ahora nuevamente influyentes en psicoterapia, abriendo así su texto hacia una psiquiatría de inspiración heideggeriana para el siglo XXI. El siguiente texto corresponde a Robert D. Stolorow (pp. 105-112). Él se centra en la Befindlichkeit, el encontrarse a sí mismo, que es la expresión heideggeriana con la que se designa la afectividad en una situación concreta que toma una forma afectiva determinada. Esto lo aprovecha Stolorow para exponer una breve fenomenología del trauma emocional. También J. Augusto Pompéia (pp. 139-152) escribe su contribución centrándose en los problemas del Dasein como dinamismo temporal e histórico.
Luego hay cuatro textos sobre el desarrollo de la corporeidad como tema en los célebres seminarios de Zollikon. Todos tienen unas perspectivas radicalmente diferentes. Richard D. Chessick (pp. 113-130) se centra en los ya populares seminarios de Zollikon. En su escrito trata de aclarar el uso de la fenomenología para solventar deficiencias del psicoanálisis. Pero no los enfrenta, sino que los complementa. Su propuesta es desde luego innovadora, pues también trata de complementarla con el DSM-5. No obstante, su investigación termina centrándose en la hibridación entre fenomenología y psicoanálisis en los seminarios de Zollikon. Por su parte, Françoise Dastur (pp. 131-138) relaciona a Heidegger y a Boss en los seminarios de Zollikon centrándose en la “mirada fenomenológica” y en la existencia humana. Kolia Hiffler-Wittkowsky (pp. 153-166) se centra en el tema de la corporeidad en los seminarios de Zollikon, mostrando las críticas de Heidegger a la posición de Descartes. El cuarto texto lo escribe Luisa Paz Rodríguez Suárez (pp. 167-180), quien muestra que el Daseinsanlyse es una alternativa a los fundamentos científicos de la psiquiatría. Esto produjo que Boss comprendiese mejor el carácter existencial del cuerpo humano. Lo más interesante es que esta investigadora consigue hilvanar el carácter existencial del cuerpo humano con los trastornos psicosomáticos. Así, el cuerpo no es solo un mecanismo, sino que es-en-el-mundo, o sea, que tiene carácter extático.
Finalmente están los escritos sobre el Daseinsanalyse más allá de sus fronteras. Josef Jenewein (pp. 181-200) escribe sobre la escuela del Daseinsanalyse de Zúrich. Esta se cimenta en el psicoanálisis freudiano y la comprensión de la existencia humana. Sobre este segundo punto, el cónclave principal fue Heidegger, en su obra Ser y tiempo. Para ello partían del ser-en-el-mundo para desarrollar una nueva concepción de los trastornos mentales. Las personas que padecen patologías psíquicas se muestran más limitadas que el resto. De ahí que el objetivo de la psicoterapia sea liberarlas de sus limitaciones. Para ello se establece un cuidado del paciente, también se interpretan los sueños y -especialmente relevante- se toma la historia vital de la persona concreta. Hans-Dieter Foester (pp. 201-208) escribe sobre el desarrollo del Daseinsanalyse en Austria. Como tal ve una orientación fenomenológica que sitúa a la persona en una antropología existencial y ontológica, bebiendo directamente de Freud y Heidegger. Johann Georg Reck (pp. 209-222) escribe sobre el diálogo común del mundo compartido. Para ello toma como temas principales la existencia, luego la mismidad en la vida cotidiana y finalmente la mismidad desde la psicoterapia. Por último, Hermes Andres Kick (pp. 223-238) se focaliza en el delirio. El delirio es una forma en que se manifiesta el Dasein. Partiendo de Heidegger, la psicoterapia tiene la posibilidad de determinar cuál es la ayuda adecuada para esa persona. Con ello se pretende que el paciente se recupere superando su situación límite.
Aunque lo aquí expuesto sea solo un vuelo general sobre el libro -hacerlo más exhaustivo excedería la extensión de una reseña-, lo cierto es que creo que el lector puede tener claro de qué trata cada capítulo. Pero permítame enumerar algunos puntos fuertes del libro a modo de conclusión. El primero es, obviamente, la publicación de inéditos. Eso siempre es motivo de júbilo, pues permite la apertura a nuevas interpretaciones e investigaciones. La segunda es la interesante vía de acceso que produce esta monografía para desarrollar nuevas investigaciones sobre la influencia de Heidegger en la psiquiatría, sentándose aquí un precedente de primer nivel. En tercer lugar, esta obra colectiva es también muy sugerente porque permite que poco a poco la academia se vaya interesando por la filosofía de la psiquiatría de otros filósofos que no han destacado principalmente en ella porque la atención la recibió otra parte de su filosofía. No sería extraño que, una vez marcado este precedente, se realice una filosofía de la psiquiatría de Descartes, Locke, Leibniz o Hegel. Dicho con sencillez, lo que este nuevo libro representa es esto: la iluminación de uno de esos callejones oscuros de la luminosa ciudad que es la filosofía.