Artículos
Maternidad adolescente en el Uruguay: ¿transición anticipada y precaria a la adultez?
Adolescent fertility in Uruguay: precarious and precocious transition to adulthood?
Maternidad adolescente en el Uruguay: ¿transición anticipada y precaria a la adultez?
Revista Latinoamericana de Población, vol. 5, núm. 8, pp. 115-140, 2011
Asociación Latinoamericana de Población

Resumen: Este artículo analiza las características de la fecundidad adolescente en el Uruguay, concentrándose en las desigualdades sociales y de género que contribuyen a explicar el fenómeno. Concluimos que la maternidad en la adolescencia se caracteriza por condiciones de exclusión social, pobreza, bajo clima educativo del hogar y bajo logro educacional de las adolescentes. Por otro lado, este fenómeno se analiza en el marco del proceso de transición a la adultez, considerando que el inicio de la reproducción en la adolescencia introduce a las mujeres de manera anticipada y precaria a la vida adulta. El nacimiento del primer hijo no se acompaña de una mayor inserción en el mercado de trabajo o de mayores niveles de autonomía en la formación de una familia propia. La estrategia metodológica se centra en el análisis de la información proporcionada por las Encuestas Nacionales de Adolescencia y Juventud, realizadas en 1990 y 2008.
Palabras clave: fecundidad, adolescencia, transición, adultez.
Abstract: This article analyses adolescent fertility in Uruguay, focusing on social and gender inequalities that contribute to the explanation of the phenomenon. Teenage fertility is characterised by social exclusion, poverty and low levels of educational attainment both by the teenagers and within their household. We also analyse teenage fertility within the process of the transition to adulthood, considering that the set off of reproduction at such young ages introduces women to adulthood in a precarious and precocious way. The birth of the first child is not matched with higher levels of formation of independent households or higher levels of insertion in the labour market. The methodology is centered on the analysis of the Teenager and Youth Surveys carried out in 1990 and 2008.
Keywords: fertility, adolescence, transition to adulthood.
Introducción
La tendencia de la fecundidad adolescente en el Uruguay resulta llamativa en cuanto es un país con una temprana transición demográfica, con algunos indicadores propios de la segunda transición demográfica y con una fecundidad total a la baja y por debajo del nivel de reemplazo poblacional desde 2004. A pesar de una cierta disminución de la tasa de fecundidad en estas edades en comparación con el nivel alcanzado en 1997 (cuando llegó a su máximo histórico: 74 por mil), en la actualidad no hay una tendencia clara a la reducción de dicho indicador. Las claves para la interpretación de la particular evolución de este fenómeno deben buscarse en las importantes desigualdades sociales, culturales y de las relaciones de género: la fecundidad adolescente no es sino otra cara de estas inequidades y está altamente asociada a la escasa capacidad de elección entre proyectos de vida alternativos (Varela Petito, 2006).
La situación de pobreza aumenta la vulnerabilidad de las jóvenes respecto del embarazo precoz y no deseado. La condición de privación determina frecuentemente un abandono escolar temprano que, en general, antecede al embarazo (Luker, 1996). En relación con ello, se plantea el debate sobre si la deserción del sistema educativo precede o es posterior al embarazo y a la maternidad en la adolescencia (Rodríguez, 2005; Pantelides, 2004; Stern, 2004). A su vez, la maternidad genera una serie de privaciones que refuerzan la situación de pobreza y restringen el proyecto de vida de las adolescentes al mundo doméstico y a la condición de ser madres (Amorín, Carril y Varela Petito, 2006).
El modelo sociocultural dominante también determina el comportamiento sexual entre varones y mujeres: los roles de género predisponen actitudes y conductas que pautan el ejercicio de la sexualidad y el uso o no de la anticoncepción. Distintos autores plantean que las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres establecen un bajo poder de negociación por parte de estas, lo que les impide adoptar una conducta de prevención, reforzando su vulnerabilidad hacia un embarazo temprano y en muchos casos no deseado (Stern, 2004; Geldstein y Pantelides, 2001; Guzmán, Contreras y Hakkert, 2001; Szasz, 2008). Además, las asimetrías de género se ven potenciadas por las inequidades de clase (Szasz, 2008).
Las desigualdades sociales y de género condicionan las trayectorias vitales de las personas, lo cual se traduce frecuentemente en la construcción de proyectos de vida diversos (De Oliveira y Mora Salas, 2008). En algunos casos, las mujeres consiguen desarrollar un proyecto basado en la formación y en la inserción en el mercado de empleo en puestos calificados y en el cual la maternidad no es el centro de la vida. Estas jóvenes, en general, logran separar la sexualidad de la reproducción y posponer la maternidad hacia edades más avanzadas. En otros sectores, donde el peso de las desigualdades de género suele ser más notorio y las privaciones de bienestar social son importantes, la maternidad es central y el inicio de la reproducción se produce frecuentemente en la adolescencia. Un estudio referido a mujeres uruguayas revela que, en su mayoría, las adolescentes que son madres no logran tener una educación formal que supere los 6 a 8 años de duración (Varela Petito, Pollero y Fostik, 2008).
Otro factor a tener en cuenta al analizar el embarazo y la maternidad en la adolescencia es la etapa del ciclo vital por la que transitan los adolescentes, debido a la vinculación que ello presenta con el grado de adopción de conductas preventivas en las relaciones sexuales. “Más allá de que, dentro del período que llamamos adolescencia, la fecundidad aumenta con la edad, tener una determinada edad influye en la vulnerabilidad frente a situaciones de riesgo reproductivo.” (Pantelides, 2004: 174).
En esta etapa, cursar distintas transiciones hacia la adultez puede acarrear una dificultad en la acumulación de activos y un ingreso anticipado y precario a la vida adulta. Los eventos demográficos que definen ese pasaje son la entrada en unión, la formación de un hogar independiente, el nacimiento de un hijo, la salida del sistema educativo y la inserción en el mercado laboral. Algunas investigaciones incluyen también el inicio de la vida sexual, con importantes diferencias por clase social (más temprano en los estratos más bajos) (De Oliveira y Mora Salas, 2008).
El comienzo de la vida sexual en la adolescencia –donde, como señalamos antes, hay una menor utilización de métodos anticonceptivos– puede favorecer el inicio de la trayectoria reproductiva, lo que compromete el desarrollo de un proyecto de vida más allá de la maternidad (Varela Petito, 1999 y 2006). Por otro lado, experimentar este evento no implica necesariamente la formación de una familia y la emancipación del hogar de origen: la ausencia de pareja es un hecho frecuente cuando la maternidad se produce en estas edades (De Oliveira y Mora Salas, 2008; Rodríguez, 2005).
En este sentido, una serie de investigaciones (Ciganda, 2008 y 2009; De Oliveira y Mora Salas, 2008; CEPAL-OIJ, 2004) han mostrado la existencia de al menos dos modelos de comportamiento en cuanto a la transición a la vida adulta en el país y en otros países de América Latina: mientras que un sector de los jóvenes puede alargar este período permaneciendo en el sistema educativo y postergando la inserción laboral y la formación de la familia, los sectores más vulnerables muestran un pasaje a la adultez más temprano, donde las transiciones se condensan en un menor período de tiempo. Es en este escenario que cabe preguntarse por el rol de la fecundidad adolescente en el proceso de transición a la vida adulta de los jóvenes uruguayos.
Datos y métodos
Este trabajo se propone: 1) analizar los procesos sociales y culturales que caracterizan la maternidad en la adolescencia y establecer los vínculos de la reproducción en esta etapa del ciclo de vida con la exclusión social, las desigualdades de género, el contexto familiar y las carencias en programas de salud sexual y reproductiva; 2) comprender la relación de la maternidad adolescente con otros eventos que caracterizan la transición a la adultez (iniciación sexual, salida del hogar de origen, salida del sistema educativo, formación de pareja, ingreso al mercado de empleo); 3) establecer cuáles son los eventos del pasaje a la adultez que aceleran la entrada a la maternidad en la adolescencia e intentar determinar en qué medida las adolescentes que tienen hijos hacen más rápidamente ese pasaje.
La estrategia metodológica se centra en el análisis de la información proporcionada por las Encuestas Nacionales de Adolescencia y Juventud realizadas en 1990 y 2008 por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esas encuestas son representativas a nivel nacional urbano y abarcan, respectivamente, 6,547 casos (entre 15 y 29 años) y 5,017 casos (entre 12 y 29 años). En este trabajo, nos concentramos en el análisis de la muestra de 2008, utilizando la encuesta de 1990 con fines comparativos en algunas dimensiones del análisis.
En una primera instancia se realizan análisis descriptivos y en segundo lugar se emplean modelos de riesgo, en particular análisis explicativos mediante modelos semiparamétricos de Cox. A través de ello se intenta, por el estudio de las biografías, identificar los fenómenos que aceleran o disminuyen el riesgo de tener un hijo en la adolescencia, tomando en consideración el resto de los eventos de la transición a la vida adulta y una serie de variables de control. Los análisis se centran exclusivamente en las mujeres.
Estos dos tipos de análisis implican dos miradas distintas sobre los mismos datos: el análisis descriptivo analiza la situación de las jóvenes que son adolescentes en el momento de la encuesta, mientras que el análisis biográfico a través de los modelos de riesgo permite considerar la situación de las jóvenes en el momento en que fueron adolescentes, más allá de su edad actual.
Las variables explicativas usadas tanto en el análisis descriptivo como en el explicativo son tomadas de la literatura específica y determinadas, en parte, por la disponibilidad de información en la fuente empleada.
Las variables consideradas al analizar la entrada a la maternidad en la adolescencia y sus relaciones con el pasaje a la vida adulta son definidas por seis eventos: inicio de la vida reproductiva, inicio de la vida sexual, salida del sistema educativo, entrada al mercado de trabajo, formación de un hogar independiente, formación de pareja (Settersen, Furstenberg y Rumbaut, 2005). La base de datos proporciona información biográfica sobre algunos de los eventos mencionados, es decir, se conoce la edad a la cual cada persona experimentó esas transiciones.
Las variables empleadas para medir el impacto de las desigualdades sociales y de género son: nivel educativo de los padres, situación de pobreza, situación conyugal, tipo de hogar, inserción en el sistema educativo, inserción en el mercado de trabajo, nivel educativo de las jóvenes, acceso a educación sexual, uso de contracepción (habitual y en la última relación), edad de inicio de las relaciones sexuales, edad al primer hijo, grado de satisfacción de tener un hijo en la adolescencia, preferencias para el proyecto de vida.
Resultados descriptivos
Trayectoria de la fecundidad adolescente en el Uruguay: un futuro incierto
La fecundidad adolescente (10 a 19 años) en el Uruguay desde mediados del siglo XX a la actualidad ha tenido un comportamiento oscilante, con períodos claramente al alza y otros a la baja. Entre 1963 y 1975 la tasa específica de fecundidad se incrementa en un 24%; este crecimiento es aún más elevado que el registrado entre 1985 y 1996 (21%). Sin embargo, el fenómeno cobra relevancia en la escena social y política del país recién en 1996. Ello se debió, en parte, al contexto de incremento de la población en condiciones de pobreza, por lo que el aumento de la fecundidad adolescente fue visto como precursor de una mayor reproducción de la pobreza (Cuadro 1).
Cuadro 1. Tasas de fecundidad por edad (por mil) y tasa global de fecundidad (TGF). Uruguay. Años 1963-2006
| Edad | 1963 | 1975 | 1985 | 1996 | 2006 | 
| 10 a 14 | 1.1 | 1.2 | 1.2 | 1.8 | 1.7 | 
| 15 a 19 | 53.1 | 65.7 | 58.5 | 70.6 | 62.6 | 
| 20 a 24 | 153.5 | 159.4 | 131.2 | 122.3 | 90.7 | 
| 25 a 29 | 155.7 | 157.8 | 135.7 | 129.4 | 99.1 | 
| 30 a 34 | 109.6 | 109.8 | 96.1 | 97.4 | 91.7 | 
| 35 a 39 | 60.6 | 62.3 | 54.0 | 52.2 | 48.4 | 
| 40 a 44 | 21.5 | 19.8 | 16.9 | 15.6 | 12.7 | 
| 45 a 49 | 4.7 | 2.9 | 1.5 | 1.0 | 0.7 | 
| TGF | 2.8 | 2.9 | 2.5 | 2.5 | 2.0 | 
Si bien la intensidad del comportamiento reproductivo de las adolescentes en el período 1996-2006 desciende de forma importante (11.4%), cuando se observa la trayectoria anualizada de los últimos trece años aparece un cierto estancamiento luego del descenso pronunciado de 1998, y no es claro que la caída vaya a continuar (Gráfico 1). Se destaca que en 2009 el nivel de la tasa específica (60 por mil) supera en un 14% al registrado en 1963, es decir que, aún con la caída registrada, no llega a tener el nivel de hace cincuenta años.
Gráfico 1. Tasas de fecundidad adolescente. Uruguay. Años 1996-2008

El entorno social y cultural de las adolescentes madres y los determinantes próximos de la fecundidad
En este apartado se indaga sobre algunos de los aspectos sociales y culturales que caracterizan y explican la maternidad en la adolescencia: el contexto de socialización (educación de los padres), las condiciones de bienestar social, el nivel educativo de los jóvenes y la permanencia en el sistema educativo, el tipo de hogar y la situación conyugal, la inserción en el mercado de empleo, el acceso a educación sexual, la iniciación sexual y el uso de contracepción, el inicio de la reproducción, la satisfacción frente a la maternidad y las preferencias para el proyecto de vida.
Las madres adolescentes
La proporción de madres adolescentes según la Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud (ENAJ) de 1990 era de 6%, mientras que en 2008 esta proporción se eleva a un 10%. La distribución de la maternidad por edad no muestra cambios ya que son las del grupo de 18-19 años las que continúan presentando el porcentaje más elevado.
Sin embargo, casi una de cada cinco (17.7%) de las jóvenes de entre 18 y 19 años son madres adolescentes en 2008, contra algo más de una cada diez en 1990. El incremento también se observa en las otras edades, lo que explica el aumento de la proporción total de madres antes mencionada (Cuadro 2).
Cuadro 2. Perfil sociodemográfico de adolescentes madres y no madres (porcentajes). Uruguay. Años 1990-2008
| No tuvo hijos | Tuvo hijos | Total | ||
| Distribución edades | ||||
| 1990 | 15-16 | 98.8 | 1.2 | 100.0 | 
| 17 | 92.8 | 7.2 | 100.0 | |
| 18-19 | 87.9 | 12.1 | 100.0 | |
| Total | 93.9 | 6.1 | 100.0 | |
| 2008 | 15-16 | 97.6 | 2.4 | 100.0 | 
| 17 | 88.1 | 11.9 | 100.0 | |
| 18-19 | 82.3 | 17.7 | 100.0 | |
| Total | 89.6 | 10.4 | 100.0 | |
| Nivel educativo madre | ||||
| Primaria completa | 39.9 | 74.4 | 43.5 | |
| Hasta ciclo básico completo | 31.1 | 20.3 | 29.9 | |
| 2do. ciclo completo y más | 29.1 | 5.3 | 26.6 | |
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
| Nivel educativo padre | ||||
| Primaria completa | 45.8 | 67.8 | 47.9 | |
| Hasta ciclo básico completo | 26.9 | 24.1 | 26.7 | |
| 2do. ciclo completo y más | 27.3 | 8.1 | 25.4 | |
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
| Condición de pobreza del hogar | Pobre | 59.6 | 88.2 | 62.6 | 
| No pobre | 40.4 | 11.8 | 37.4 | |
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
| Nivel educativo de la adolescente | Primaria completa | 26.6 | 55.8 | 29.7 | 
| Hasta ciclo básico completo | 57.9 | 40.4 | 56.0 | |
| 2do. ciclo completo y más | 15.5 | 3.8 | 14.2 | |
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
| Nivel educativo de la adolescente de 18-19 años | Primaria completa | 17.5 | 54.3 | 24.1 | 
| Hasta ciclo básico completo | 43.0 | 40.1 | 42.5 | |
| 2do. ciclo completo y más | 39.5 | 5.6 | 33.4 | |
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
El contexto de socialización y el bienestar social
La educación de los padres de las adolescentes permite aproximarnos al contexto de socialización de las jóvenes. Los datos disponibles a partir de la Encuesta de la Juventud de 2008 nos permiten conocer la educación que los padres tienen en el momento actual, por lo que no nos dan certeza de que ese haya sido el clima educativo que vivió la joven diez o quince años antes. De todas maneras, esta situación se plantea en los casos en que el nivel actual de los progenitores es elevado, en los que cabría la posibilidad de que hubiesen completado su formación educativa en los últimos años. Estos casos son la minoría, dado que, como se observa en el Cuadro 2, la mayoría de las madres adolescentes se han socializado en hogares cuyos progenitores tienen bajos niveles educativos: el 74% son hijas de mujeres con 6 años o menos de educación y el 68% tiene padres con ese mismo nivel. Solamente el 5% de las madres y el 8% de los padres tienen segundo ciclo de secundaria completo o educación terciaria. Esta situación es muy diferente en las adolescentes no madres, entre quienes se aprecia que hay un porcentaje más elevado de jóvenes cuyos padres tienen una mayor acumulación de años de estudio.
Más allá de que se desconoce si la adolescente convivió con el padre y la madre durante su niñez, los datos observados permiten inferir que el clima educativo de las adolescentes madres es bajo. El bajo nivel educativo del hogar, junto con el comienzo precoz de la maternidad, puede incidir en el temprano abandono del sistema escolar por parte de las adolescentes. Esto, a su vez, puede tener consecuencias sobre los niveles de fecundidad posteriores. La literatura demuestra ampliamente la relación positiva entre un inicio temprano de la etapa reproductiva y una descendencia final elevada. El abandono precoz del sistema escolar (en el cual incide el clima educativo del hogar) puede ser una de las explicaciones de este fenómeno, ya que es sabido que las mujeres con menor capital educativo tienen, en general, una descendencia más elevada que aquellas que logran permanecer más tiempo en el sistema escolar y obtener niveles de educación más elevados (Rodríguez, 2005; Stern, 2004).
Las adolescentes madres viven mayoritariamente en hogares sumergidos en situación de pobreza (88%).1 Ello revela las carencias en el bienestar social de estas jóvenes, cuya maternidad complejiza aún más su condición de privación y compromete la acumulación de activos para el adecuado desempeño de su futura vida adulta (Cuadro 2).
Estos datos confirman lo que distintos trabajos han constatado acerca de que la mayoría de las adolescentes madres están sujetas a privaciones de bienestar social. Si bien nuestros datos no nos permiten determinar si la condición de pobreza antecede o sucede al embarazo adolescente, sí podemos afirmar que, una vez que se produce la transición temprana a la maternidad, las jóvenes enfrentan dificultades para tener un adecuado nivel de bienestar socioeconómico.
En síntesis, se puede hipotetizar que el bajo clima educativo del hogar y el limitado bienestar económico de las madres adolescentes, probablemente, sean factores contextuales que han aumentado las condiciones de vulnerabilidad social y que han contribuido al inicio precoz de la reproducción.
La educación y el trabajo
El efecto de la educación sobre el retraso en el inicio de la trayectoria reproductiva queda de manifiesto en diversas investigaciones (Rodríguez, 2005; Stern, 2004; Pantelides, 2004). A pesar de que en el Uruguay el nivel de la fecundidad entre 1996 y 2006 descendió incluso entre las jóvenes con bajo nivel educativo (menos de seis años de estudio), como se mencionó anteriormente, la fecundidad adolescente no muestra una clara tendencia a continuar el descenso. Prolongar la permanencia en el sistema educativo formal, al igual que mejorar el acceso a la información y a servicios adecuados de salud sexual y reproductiva, son factores que contribuirían a posponer el inicio de la reproducción y a evitar un embarazo no deseado en esta etapa del ciclo de vida.
El nivel educativo de la mayoría de las madres adolescentes es muy bajo. Algo más de la mitad de las adolescentes madres solo cursó la primaria (incompleta y/o completa), vale decir que tienen un nivel educativo menor al que deberían tener de acuerdo con su edad y al legalmente requerido (dado que la educación es obligatoria hasta completar nueve años de educación formal). El 40% consigue tener tres años de educación secundaria y solo el 4% de estas madres tiene doce y más años de educación.
Si nos detenemos en las adolescentes de 18 y 19 años, que dentro de las madres son la mayoría, podemos observar que el nivel educativo de estas jóvenes es muy bajo (54% solamente cursó la primaria y 40% cursó tres años de secundaria) y que son pocas las que tienen nivel educativo elevado (6% finalizó segundo ciclo de secundaria) y no están retrasadas con respecto a su edad en la educación alcanzada (Cuadro 2).
Entre las adolescentes que no experimentaron la maternidad, la acumulación de años de estudio es bastante más elevada: más de la mitad (57.9%) completó tres años de secundaria y el 15.5% la secundaria completa (doce años de educación). Entre las de 18 a 19 años se constata que un alto porcentaje accede a niveles más elevados de educación: el 39.5% tiene acumulados doce y más años de educación (Cuadro 2).
A ese bajo nivel educativo, se agrega el hecho de que, en la mayoría de las madres, hay una situación de abandono escolar. Particularmente se destaca que entre las más jóvenes más de la mitad no estudia –siendo que los 15 y 16 años es la edad de estar cursando tercer y cuarto año de la secundaria–. Entre las de 17 años es aún más alto el porcentaje de las que no estudian (66%). Es relevante el alto porcentaje de adolescentes madres entre 18 y 19 años que no permanece estudiando (94.4%); en su gran mayoría estas jóvenes alcanzaron un bajo nivel educativo: primaria o primaria y ciclo básico –vale decir, a lo sumo nueve años de educación (Cuadro 3).
Cuadro 3. Porcentaje de adolescentes madres por tramo de edad, según permanencia en el sistema educativo. Uruguay. Año 2008
| Permanencia en sistema educativo | Edad | |||
| 15 a 16 | 17 | 18 a 19 | Total | |
| Estudia | 42.4 | 33.8 | 5.6 | 15.4 | 
| No estudia | 57.6 | 66.2 | 94.4 | 84.6 | 
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 
El abandono temprano del sistema educativo implica una transición precoz a la vida adulta en este plano. Dicha transición se asocia a una entrada precaria a la adultez, ya que el menor nivel de logro en educación dificulta ampliamente el acceso a los sectores más calificados del mercado de trabajo, que presenta una alta segmentación en el Uruguay. De este modo, la adopción de roles adultos familiares no se corresponde con la posibilidad de insertarse adecuadamente en la esfera laboral. Esta dificultad de realizar transiciones sólidas a la adultez en la esfera pública (sistema educativo, mercado de trabajo) implica cierta limitación del proyecto de vida al ámbito doméstico.
En general, para estas jóvenes, resulta difícil compatibilizar el trabajo y la educación con la crianza. Por un lado, aquellas que abandonan el sistema escolar a edades tempranas cuentan con una débil capacidad de inserción en el mercado de empleo, dada su limitada preparación. Pero también es muy dificultosa esa compatibilización para aquellas que tienen mayor nivel educativo y que continúan en el sistema escolar. Esta situación no es exclusiva de esta etapa de la vida: la ausencia de políticas de conciliación entre la vida familiar y la laboral es un aspecto que contribuye a abonar las contradicciones entre maternidad y desarrollo personal de las mujeres, al mismo tiempo que agudiza la desigualdades de género tanto en el seno de la familia como en la esfera pública de la vida (Varela Petito, 2008).
En relación con lo mencionado, se observa que la mayoría de las madres no trabaja (79.4%). Como veremos más adelante, la transición temprana a la maternidad no va de la mano de una inserción más rápida en el mercado laboral (Cuadro 4). La vida cotidiana de las madres adolescentes se centra en la maternidad: el 65% ni trabaja ni estudia, lo que implica que fundamentalmente están recluidas en el ámbito doméstico; tan solo el 14% estudia; y solamente el 19% trabaja.
Cuadro 4. Porcentaje de adolescentes madres por condición de trabajo, según permanencia en el sistema educativo, en el total de madres. Uruguay. Año 2008
| Permanencia en sistema educativo | Condición de trabajo | ||
| Trabaja | No trabaja | Total | |
| Estudia | 1.2 | 14.3 | 15.4 | 
| No estudia | 19.4 | 65.1 | 84.6 | 
| Total | 20.6 | 79.4 | 100.0 | 
En lo que respecta a las transiciones a la vida adulta propias del ámbito público, la maternidad no parece ir acompañada de otros eventos que denotan la asunción de roles adultos. Si bien un elevado porcentaje sale del sistema educativo, esta salida no está motivada por la finalización del nivel de estudios correspondiente a su edad –que sería lo esperable en el marco de un pasaje a la vida adulta completo y que prepare para la asunción de los otros roles propios de esa etapa del ciclo vital–, sino que, por el contrario, se da por el abandono de la educación formal sin finalizarla. Sumado a ello, en general, esas madres adolescentes no se insertan en el mundo del trabajo y, posiblemente, el abandono escolar, junto con la maternidad precoz, dificulte la inserción futura, comprometiendo la solvencia económica y la posibilidad de autosustento y emancipación.
El hogar y la pareja
Las adolescentes madres viven mayoritariamente en hogares extendidos y compuestos (56.4% y 7.4%, respectivamente). Las que conviven solas con su pareja son el 26%, mientras que el 10% forma un hogar monoparental, vale decir que el 36% forma un hogar propio. El caso de las madres en hogares monoparentales revela que una de cada diez madres está asumiendo sola la crianza del hijo. La composición de los hogares nos estaría señalando que, para la mayoría de las jóvenes, el nacimiento del hijo en la adolescencia no implica la formación de un hogar propio y que, por tanto, no se traduce en una transición hacia la independencia del hogar de origen –es decir, la asunción del rol adulto de la maternidad no se ve acompañada, en la mayoría de los casos, por la asunción de un rol de adulto independiente del hogar paterno–. También se observa la conjunción entre pobreza y dificultades para la independencia del hogar de origen: del total de madres, casi la mitad (48.5%) no solo vive en hogares extendidos sino que además vive en condiciones de pobreza. La condición de privación social es el contexto predominante en las jóvenes que inician la reproducción en esta etapa del ciclo de vida (Cuadro 5).
Cuadro 5. Porcentaje de adolescentes madres por condición de pobreza, según tipo de hogar, en el total de madres. Uruguay. Año 2008
| Tipo de hogar | Condición de pobreza | ||
| Pobre | No pobre | Total | |
| Nuclear | 24.6 | 1.2 | 25.8 | 
| Monoparental | 7.8 | 2.6 | 10.4 | 
| Extendido | 48.5 | 7.9 | 56.4 | 
| Compuesto | 7.4 | 0.0 | 7.4 | 
| Total | 88.2 | 11.8 | 100.0 | 
Las relaciones de pareja de los adolescentes se caracterizan por la inestabilidad. En estudios anteriores (Varela Petito, 1999) se observaba que en 1993 el 40% de las adolescentes madres se declaraba soltera y sin unión. La Encuesta de la Juventud 2008 revela que esta situación alcanza a la mitad de las madres adolescentes (49.9%). Si a esto se agrega a las separadas y viudas sin pareja en el hogar, la mayoría de las adolescentes madres (65.6%) no comparte la crianza con el padre o una pareja, al menos en la vida cotidiana; sin embargo, se observa que se encuentran casadas en mayor proporción que aquellas que no son madres. No obstante, esta situación puede no estar vinculada en su totalidad a la convivencia con el padre del hijo sino a la unión a posteriori del nacimiento del hijo con otra pareja (Cuadro 6).
Cuadro 6. Porcentaje de adolescentes madres y no madres según situación conyugal. Uruguay. Año 2008
| Situación conyugal | No tuvo hijos | Tuvo hijos | Total | 
| Casada | 0.3 | 2.4 | 0.5 | 
| Unión libre | 2.2 | 31.9 | 5.4 | 
| Separada | 0.4 | 14.5 | 1.9 | 
| Viuda | 0.0 | 1.2 | 0.1 | 
| Soltera | 97.1 | 49.9 | 92.0 | 
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 
Las relaciones afectivas, la sexualidad y la maternidad
La mayoría de las adolescentes madres plantea que tiene una relación afectiva estable (70%), a pesar de que, como se mencionó antes, no convive con una pareja en el hogar.
La edad de inicio de las relaciones sexuales es una variable intermedia relevante en el estudio de la maternidad adolescente: una edad temprana implica un riesgo potencial de inicio precoz de la reproducción, incluso en la primera adolescencia. Entre las adolescentes que no son madres, casi la mitad no se inició sexualmente (45%) y el 38% lo hizo con 16 o menos años. En contraposición, el 89% de las madres se inició a los 16 o menos años (Cuadro 7).
Cuadro 7. Porcentaje de adolescentes madres y no madres según edad de inicio de las relaciones sexuales. Uruguay. Año 2008
| Edad de inicio de relaciones sexuales | No tuvo hijos | Tuvo hijos | 
| No tuvo | 45.1 | 0.0 | 
| 11 | 0.0 | 1.3 | 
| 12 | 0.5 | 1.4 | 
| 13 | 1.6 | 6.7 | 
| 14 | 6.2 | 16.5 | 
| 15 | 14.5 | 38.6 | 
| 16 | 15.0 | 24.3 | 
| 17 | 9.9 | 11.3 | 
| 18 | 6.2 | 0.0 | 
| 19 | 1.1 | 0.0 | 
| Total | 100.0 | 100.0 | 
La importancia de la educación en el retraso del inicio de la sexualidad es un aspecto señalado por múltiples investigaciones. Como se ve en el Cuadro 8, las adolescentes que solo alcanzan la primaria presentan un porcentaje más elevado de iniciación a edades muy tempranas del ciclo de vida. El 29.9% de las jóvenes cuyo nivel educativo es inferior al secundario se inicia con 14 y menos años, el 36.6% a los 15 y el 23,5% a los 16 años; vale decir que el 90 % de este grupo de adolescentes se inicia antes de los 16 años. Entre aquellas que completan nueve años de educación formal, este porcentaje es del 79 % y entre aquellas que finalizan la secundaria es del 67%. Queda reflejado en estos datos que a mayor acumulación de nivel educativo hay un inicio más tardío del ejercicio de la sexualidad. Las carencias en la educación y su impacto en el inicio de eventos a edades precoces pueden ser mitigadas con la adecuada accesibilidad a programas de salud sexual y reproductiva que podrían coadyuvar a independizar el ejercicio de la sexualidad de la reproducción. A pesar de que en el Uruguay estos planes aún no se han universalizado, el avance en los últimos quince años ha sido de importancia. Sin embargo, el descenso de la maternidad en la adolescencia parece haberse estancado. Como se ha planteado, hay una vasta literatura sobre los factores intervinientes en este fenómeno. Algunos elementos clave para entenderlo son la clase social, el género y el ciclo evolutivo por el que transitan los adolescentes. Avanzar en el análisis de estos factores será crucial para entender el fenómeno y para implementar acciones que permitan que mujeres y varones tengan los hijos en el momento que desean y alcancen la fecundidad deseada.
Cuadro 8. Porcentaje de adolescentes por nivel educativo, según edad de inicio de las relaciones sexuales. Uruguay. Año 2008
| Edad de inicio de las relaciones sexuales | Nivel educativo | |||
| Hasta primaria completa | Hasta ciclo básico completo | 2do ciclo completo y/o más | Total | |
| 14 y menos | 29.9 | 16.9 | - | 19.0 | 
| 15 | 36.6 | 29.9 | 29.0 | 32.1 | 
| 16 | 23.5 | 32.0 | 38.1 | 30.0 | 
| 17 | 9.9 | 21.1 | 33.0 | 19.0 | 
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 
Cuando analizamos la edad a la que las madres tuvieron el primer hijo de acuerdo con el nivel de educación alcanzado, se observa algo similar que con la edad de inicio de las relaciones sexuales; y se puede inferir lo que se planteó antes: a menor edad de inicio de las relaciones sexuales y menor educación, mayor es el porcentaje de adolescentes que tiene un hijo a edades tempranas. El 39% de aquellas que tienen un nivel de educación de primaria tuvo su hijo a los 16 y menos años, y casi las tres cuartas partes lo tuvo antes de los 17 años. Se puede advertir que, a medida que acumulan más años de educación, se eleva el porcentaje de mujeres que tuvo su primer hijo a edades más tardías de la adolescencia (Cuadro 9).
Cuadro 9. Porcentaje de adolescentes madres por nivel educativo, según edad al nacimiento del primer hijo. Uruguay. Año 2008
| Edad al nacimiento del primer hijo | Nivel educativo | |||
| Hasta primaria completa | Hasta ciclo básico completo | 2do ciclo completo y/o más | Total | |
| 16 o menos | 38.8 | 26.4 | 0.0 | 32.3 | 
| 17 | 33.5 | 35.0 | 36.1 | 34.2 | 
| 18 o 19 | 27.7 | 38.5 | 63.9 | 33.4 | 
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 
Entre el deseo y la realidad
nvestigaciones anteriores sobre los significados de la maternidad y la paternidad en adolescentes de estratos bajos y medios revelan que, por lo general, la maternidad en la adolescencia no es planificada (Varela Petito, 2006). Por ello es esperable que la mayoría de estas jóvenes no estén satisfechas con el momento del calendario del ciclo de vida en que tuvieron sus hijos. El Cuadro 10 muestra la satisfacción de las madres adolescentes respecto del calendario de la transición a la maternidad: la amplia mayoría manifiesta que está insatisfecha, dado que le hubiese gustado tener ese hijo a edades más avanzadas; tan solo el 15.8% se siente satisfecha con el momento en que tuvo su hijo –vale decir que en el calendario coinciden la edad a la que lo tuvo y la edad a la que le hubiese gustado tenerlo.
El bajo nivel educativo no parece incidir en una mayor satisfacción con el calendario de la fecundidad: entre las adolescentes insatisfechas casi la mitad (45.4%) tiene hasta seis años de educación y algo más de una tercera parte (35.1%) tiene tres años de secundaria
Cuadro 10. Porcentaje de adolescentes madres satisfechas e insatisfechas respecto de la edad a la que tuvieron el primer hijo, según nivel educativo. Uruguay. Año 2008
| Nivel educativo | Insatisfacción | Satisfacción | Total | 
| Hasta primaria completa | 45.4 | 10.4 | 55.8 | 
| Hasta ciclo básico completo | 35.1 | 5.3 | 40.4 | 
| 2do ciclo completo y/o más | 3.8 | 0.0 | 3.8 | 
| Total | 84.2 | 15.8 | 100.0 | 
Sexualidad y anticoncepción
En sus declaraciones, todas las adolescentes (madres y no madres) manifiestan haber tenido acceso a las fuentes de información sobre sexualidad. La mitad expresa que recibió algún tipo información de su familia, algo más de la tercera parte declara que se la proporcionó el sistema educativo y entre un 11 y un 16% señala que la obtuvo de otros informantes (Cuadro 11).
Cuadro 11. Porcentaje de adolescentes madres y no madres según fuente de información sobre sexualidad. Uruguay. Año 2008
| Fuente de información sobre sexualidad | No tuvo hijos | Tuvo hijos | Total | 
| Familia | 49.1 | 48.9 | 49.1 | 
| Sistema educativo | 39.8 | 34.8 | 39.3 | 
| Otros | 11.0 | 16.3 | 11.6 | 
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 
El uso habitual de métodos anticonceptivos aparece como una práctica en las adolescentes madres y no madres (88.6 y 93.4%, respectivamente). De todas maneras, el no uso es algo superior entre aquellas que tienen hijos (11.4% contra 6.6%, Cuadro 12). Al indagar sobre el uso de contracepción en la última relación sexual en la madres, se observa que el porcentaje es más bajo que el observado cuando se pregunta por uso habitual.
Cuadro 12. Porcentaje de adolescentes madres y no madres según uso habitual de anticonceptivos. Uruguay. Año 2008
| Uso de anticonceptivos | No tuvo hijos | Tuvo hijos | Total | 
| Uso habitual | 93.4 | 88.6 | 92.5 | 
| No uso habitual | 6.6 | 11.4 | 7.5 | 
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 
El Cuadro 13 muestra la incongruencia entre uso habitual de contracepción y uso en la última relación sexual. Al relacionar el uso habitual con uso en la última relación sexual entre aquellas que son madres, se aprecia que algo más de la tercera parte (38%) tiene declaraciones incoherentes entre el uso habitual y la protección en la última relación sexual. Entre aquellas que no usan habitualmente anticonceptivos en sus relaciones sexuales, la tercera parte se protegió en la última relación sexual (67.8% frente a 32%).
Cuadro 13. Porcentaje de adolescentes madres por uso habitual de anticonceptivos, según uso en la última relación sexual. Uruguay. Año 2008
| Uso de anticonceptivos en la última relación sexual | Uso habitual de anticonceptivos | ||
| Sí | No | Total | |
| Sí | 62.0 | 32.2 | 58.6 | 
| No | 38.0 | 67.8 | 41.4 | 
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 
El comportamiento irregular de las/os adolescentes en relación con el ejercicio de la sexualidad protegida de embarazos no deseados y de enfermedades de trasmisión sexual se puede vincular con múltiples factores: entre otros, como se ha mencionado anteriormente, con la posición social, con las relaciones desiguales de género y con la propia condición del “ser adolescente”. Esto último en particular, incorpora en el imaginario social de este grupo etario una cierta protección frente al riesgo. Investigaciones anteriores muestran que en el discurso de las/os adolescentes está presente el supuesto de que están libres de cualquier clase de riesgos (Amorín, Carril, Varela Petito, 2006). Esta conducta hace referencia a lo que Rodríguez (2008) plantea acerca de la inestabilidad en las conductas de las/os adolescentes por la misma condición del ser adolescente: esa etapa del ciclo de vida se caracteriza por las inestabilidades emocionales y por ser un momento de pleno desarrollo y consolidación de su psiquis.
El menor uso de contracepción por parte de las mujeres y los varones también se vincula con lo que señalan Pantelides, Geldstein y Domínguez (1995:7): “La persistencia de imágenes de hombre y mujer que responden a la concepción tradicional del rol (genérico) aumenta la probabilidad del embarazo en la adolescencia al producir conductas reproductivas riesgosas entre los jóvenes de ambos sexos.” Las relaciones desiguales entre varones y mujeres establecen un bajo poder de negociación que complejiza una conducta de prevención.
Estas imágenes intervienen en la concepción de las mujeres sobre el papel preponderante que deben desempeñar en su vida, y que entre las de baja educación se vincula mayoritariamente con la maternidad y la crianza de los hijos. Como lo muestra el Cuadro 14, las adolescentes que tienen hasta primaria completa se dividen en partes iguales entre aquellas que prefieren atender a su familia en lugar de trabajar y las que no lo prefieren. Entre las que tienen nueve años de educación el desacuerdo con esta afirmación alcanza a las tres cuartas partes; y entre las más educadas al 90 por ciento.
Cuadro 14. Porcentaje de adolescentes por nivel educativo, según preferencia de las mujeres por familia e hijos que por trabajar. Uruguay. Año 2008
| Preferencia por familia e hijos | Nivel educativo | |||
| Hasta primaria completa | Hasta ciclo básico completo | 2do ciclo completo y/o más | Total | |
| Acuerdo | 45.0 | 19.3 | 5.5 | 25.0 | 
| Ni acuerdo ni desacuerdo | 5.5 | 5.8 | 4.5 | 5.5 | 
| Desacuerdo | 49.5 | 74.9 | 90.0 | 69.5 | 
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 
Enfrentadas a la pregunta sobre si la tarea fundamental de las mujeres debe ser criar a sus hijos, un 70% de las menos educadas manifiesta estar de acuerdo, muy de acuerdo o neutralidad; pero estos porcentajes cambian sustancialmente al observar a las adolescentes con mayor nivel educativo. Las desigualdades de género, unidas a las carencias en el clima educativo y en las condiciones de vida, son factores que pautan los proyectos vitales de las mujeres (Cuadro 15).
Cuadro 15. Porcentaje de adolescentes por nivel educativo, según su respuesta a si la tarea fundamental de la mujer es criar a sus hijos. Uruguay. Año 2008
| Criar hijos como tarea femenina fundamental | Nivel educativo | |||
| Hasta primaria completa | Hasta ciclo básico completo | 2do ciclo completo y/o más | Total | |
| Muy en desacuerdo | 7.1 | 13.1 | 15.1 | 11.6 | 
| Desacuerdo | 22.0 | 34.1 | 36.9 | 30.9 | 
| Acuerdo | 10.4 | 13.0 | 16.8 | 12.8 | 
| Ni acuerdo ni desacuerdo | 30.6 | 25.3 | 17.4 | 25.7 | 
| Muy de acuerdo | 29.9 | 14.6 | 13.7 | 19.0 | 
| Total | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 
Maternidad en la adolescencia: ingreso anticipado y precario a la vida adulta
Análisis explicativos. Modelos de riesgo
En esta sección nos concentramos en las relaciones que existen entre la transición a la maternidad en la adolescencia y el resto de los eventos que definen el pasaje a la vida adulta. Nuestros análisis solo toman en consideración la trayectoria de las mujeres en la adolescencia, tanto de aquellas que fueron madres como de las que atravesaron esta etapa sin tener hijos. Esto quiere decir que las personas son consideradas en riesgo de experimentar el evento de tener un hijo desde los 15 años y solamente hasta los 19 años, momento a partir del cual son censuradas del análisis. No analizamos aquí la fecundidad a edades más avanzadas de la juventud. Por lo tanto, nuestro interés se centra particularmente en la etapa de la adolescencia, en los factores que inciden en la maternidad en dicha etapa y en algunas consecuencias de este fenómeno para la transición a la vida adulta durante la adolescencia.
Los modelos de riesgo proporcional de Cox permiten analizar los factores que aumentan o disminuyen el riesgo de experimentar un evento a lo largo del tiempo en relación con una categoría de referencia.2 En este caso, nos interesamos inicialmente sobre los factores que aceleran o disminuyen el riesgo de tener un hijo en la adolescencia. La variable dependiente considera si la persona tuvo un hijo en este período de la vida, es decir, tiene en cuenta la duración desde la edad en la cual las personas comienzan a ser consideradas en riesgo de tener un hijo (a partir de los 15 años) hasta el momento (edad) en que tienen un hijo, o por el contrario salen del grupo a riesgo luego de los 19 años sin haber experimentado el evento de la maternidad en la adolescencia.
En nuestros modelos empleamos dos tipos de variables independientes: variables que se modifican en función del tiempo y atributos fijos. Por un lado, empleamos variables explicativas que consideran si la persona realizó o no a cada momento del tiempo los eventos clave de la transición a la vida adulta. Para ello usamos la metodología de crear variables que varían en función del tiempo, lo que nos permite analizar para cada momento de la biografía de las mujeres si ya realizaron o no algunos eventos de interés para el estudio de la transición a la vida adulta: emanciparse del hogar de origen, insertarse en el mercado de trabajo o salir del sistema educativo. Esto es posible dado que la encuesta cuenta con preguntas sobre la edad a la cual los/as jóvenes procesaron cada uno de estos eventos. A partir de esta información, es posible construir para cada edad de los/as jóvenes las variables que varían en el tiempo: a cada edad podemos saber si la persona se encontraba o no en el sistema educativo, si había comenzado a trabajar, si había formado o no un hogar propio. Lamentablemente, los datos no permiten estudiar como variable que varía en función del tiempo “formar una pareja”, por lo cual esta dimensión no es incluida en el análisis.
Por otro lado, incluimos en nuestros modelos tres variables de control. Estas tres variables son atributos fijos, de los cuales no conocemos su evolución en el tiempo sino la posición de las personas en cada una de ellas al momento de la encuesta: en primer lugar, incluimos el nivel educativo de las jóvenes y el de sus madres al momento de la encuesta, dos variables que nos permiten acercarnos a la posición de las jóvenes en la estructura de estratificación social;3 por otro lado, incluimos en los modelos la condición de pobreza de los hogares en que viven las jóvenes.4 Dado que se trata de atributos fijos, no podemos saber si, por ejemplo, las jóvenes vivían en un hogar pobre previamente al nacimiento de un hijo en la adolescencia, o si esa situación es posterior al nacimiento. Y, puesto que no contamos con datos longitudinales o retrospectivos que permitan conocer la situación antes y después del nacimiento, no nos es posible establecer la antecedencia temporal de una variable sobre la otra. Sin embargo, decidimos incluirlas en nuestros modelos porque consideramos que, a pesar de dicha limitación metodológica, mejoran los análisis.
Antes de analizar los modelos en sí mismos, presentamos en el Cuadro 16 información descriptiva sobre la situación de las jóvenes que fueron madres en la adolescencia en cuanto al momento en que procesaron los eventos que definen el pasaje a la vida adulta. Esto nos permite aproximarnos a la dimensión temporal de los eventos, su simultaneidad o separación en el tiempo.
Cuadro 16. Temporalidad de la maternidad con respecto a los eventos de la transición a la vida adulta entre quienes fueron madres adolescentes (porcentajes). Uruguay. Año 2008
| Temporalidad de la maternidad | Eventos de transición a la vida adulta | ||
| Salida del sistema educativo | Inserción en el mercado trabajo | Emancipación del hogar de origen | |
| Maternidad anterior | 70.9 | 38.4 | 36.4 | 
| Maternidad a la misma edad | 12.7 | 7.5 | 23.6 | 
| Maternidad posterior | 16.4 | 54 | 40 | 
| Total | 100 | 100 | 100 | 
Apreciamos que entre las jóvenes que fueron madres, un 71% abandonó los estudios antes de experimentar la maternidad, mientras que un 13% lo hizo a la misma edad en que tuvo su hijo y solamente un 16% abandonó o terminó los estudios con posterioridad a la maternidad. En cuanto a la inserción en el mercado de trabajo, un 38% de las jóvenes comenzó a trabajar antes de ser madres y la mayor parte (54%) lo hizo con posterioridad. En el caso de la emancipación del hogar de origen, podemos observar que un 37% de las jóvenes que fueron madres formó un hogar independiente antes de convertirse en madre, un 24% lo hizo a la misma edad en que tuvo su hijo y un 40% formó un hogar independiente con posterioridad al nacimiento.
En el Cuadro 17 se observan varios modelos que analizan la transición a la maternidad. Analizamos primero el impacto de cada evento de la transición a la vida adulta por separado (modelos 1 a 3), junto con las variables de control de nivel educativo de la joven y de la madre, y presentamos al final modelos que incluyen todos los eventos de la transición a la vida adulta y las variables de control. En el modelo 4 incorporamos las mismas variables de control que en los modelos 1 a 3: el nivel educativo de las jóvenes y de sus madres. El modelo 5 agrega, además, la situación del hogar respecto de la condición de pobreza.
Cuadro 17. Aplicación del modelo de Cox de transición a la maternidad (modelos 1 a 5). Uruguay. Año 2008
| Variable | Modelos | |||||
| 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | ||
| Transición al trabajo | ||||||
| No | 1.00 | 1.00 | 1.00 | |||
| Sí | 1.90*** | 1.16 | 1.15 | |||
| Salida del sistema educativo | ||||||
| No | 1.00 | 1.00 | 1.00 | |||
| Sí | 11.60*** | 8.07*** | 7.54*** | |||
| Emancipación del hogar de origen | ||||||
| No | 1.00 | 1.00 | 1.00 | |||
| Sí | 5.37*** | 3.79*** | 3.66*** | |||
| Nivel educativo de la joven | ||||||
| Bajo | 1.00 | 1.00 | 1.00 | 1.00 | 1.00 | |
| Medio | 0.60*** | 0.85 | 0.72*** | 0.93 | 1.01 | |
| Alto | 0.13*** | 0.58*** | 0.21*** | 0.72* | 0.88 | |
| Nivel educativo de la madre | ||||||
| Bajo | 1.00 | 1.00 | 1.00 | 1.00 | 1.00 | |
| Medio | 0.92 | 0.97 | 0.92 | 1.00 | 1.05 | |
| Alto | 0.25*** | 0.40** | 0.25*** | 0.44** | 0.49** | |
| Condición de pobreza del hogar | ||||||
| No pobre | 1.00 | |||||
| Pobre | 1.73*** | |||||
Nota: Los análisis se basan sobre 2,067 casos. Significativo al nivel de confianza de: * 90% ** 95% *** 99%. Las personas son consideradas en riesgo de tener un hijo en la adolescencia desde los 15 hasta los 19 años, momento en que son censuradas del análisis.
Fuente: Procesamiento de microdatos de INE 2008: Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud.De manera general, haber realizado cualquiera de los eventos que son considerados indicadores de la transición a la vida adulta aumenta el riesgo de ser madre en la adolescencia, cuando se analiza cada transición por separado. El impacto de haberse insertado en el mercado de trabajo es positivo (modelo 1), aumentando en un 90% el riesgo de realizar la transición a la maternidad en la adolescencia. La salida del sistema educativo aumenta más de 10 veces el riesgo de realizar la transición a la maternidad en esta etapa de la vida (modelo 2), al igual que la emancipación del hogar de origen, que aumenta 5 veces este riesgo en comparación con las jóvenes que no realizaron dicha transición (modelo 3).
Todas las variables de transición son significativas al máximo nivel de significación estadística en los primeros modelos. Las variables de control tienen el sentido esperado en los modelos que consideran cada transición por separado: de manera general, a mayor nivel educativo de la joven y de la madre, el riesgo de realizar la transición al primer hijo en la adolescencia disminuye. El nivel educativo de la madre solo reduce de manera significativa el riesgo de hacer la transición a la maternidad en esta etapa de la vida cuando se trata del nivel más alto de educación, es decir, por lo menos la secundaria completa.
En los modelos 4 y 5 observamos que la inserción en el mercado de trabajo deja de ser estadísticamente significativa cuando se consideran todos los eventos de la transición a la vida adulta en conjunto. La salida del sistema educativo sigue teniendo un impacto sumamente positivo sobre el nacimiento de un hijo en la adolescencia, pero la magnitud del cociente disminuye. La emancipación del hogar de origen tiene un impacto positivo pero el cociente también disminuye en comparación con los modelos anteriores. Debemos tener en cuenta que no contamos en estos modelos con el evento de haber formado pareja y que es probable que la emancipación del hogar de origen esté relacionada con dicho evento.
Las variables de control por nivel educativo de la joven y de la madre se comportan según lo esperado cuando incluimos en el mismo modelo todas las transiciones, aunque el nivel educativo de la joven pierde significatividad estadística (modelos 4 y 5, Cuadro 17). Cuando agregamos además en el modelo 5 la condición de pobreza del hogar, observamos que el hecho de vivir en un hogar pobre aumenta en 70% el riesgo de realizar la transición a la maternidad en esta etapa, incluso controlando por nivel educativo. La educación de la joven deja de ser significativa en este modelo, lo que es esperable debido a la correlación entre esta variable y la condición de pobreza del hogar.
Observamos que el hecho de experimentar transiciones tempranas en los eventos característicos del pasaje a la vida adulta aumenta el riesgo de realizar una temprana transición a la maternidad. Dado que nuestro análisis está restringido a la etapa de la adolescencia, podemos pensar que haber realizado transiciones tan precoces a los roles adultos es el producto de una situación de vulnerabilidad social. Como señalamos anteriormente, la literatura sobre la transición a la vida adulta considera, de manera general, el retraso relativo de ese pasaje como consecuencia de que los jóvenes pasan más tiempo acumulando capital humano y educativo que los ayudará a insertarse de manera más sólida, aunque más tardía, en los roles adultos. Cuando las personas no logran retrasar la transición al mercado de trabajo, la salida del sistema educativo y la emancipación del hogar de origen durante la adolescencia, podemos considerar que es la situación de vulnerabilidad social la que acelera estas transiciones y, al mismo tiempo, predispone a una transición precoz a la maternidad, lo que refuerza el ciclo de vulnerabilidad. La familia de origen juega un rol sumamente importante: se generan diferencias significativas entre las jóvenes cuyas familias tienen la capacidad de darles recursos para realizar una transición relativamente más tardía pero más sólida, y las que no tienen estos recursos, lo que las impulsa a una transición temprana a la maternidad. Esto queda de manifiesto con las variables que controlan por la posición social de las jóvenes.
A continuación nos concentramos en uno de los eventos de la transición a la vida adulta que nos permiten evaluar, en cierta medida, el impacto de la maternidad adolescente sobre el bienestar y el proyecto de vida de las jóvenes. Es con este objetivo que evaluamos los factores que inciden en el riesgo de haberse insertado en el mercado de trabajo durante la adolescencia. Nos concentramos en esta dimensión por su importancia para el bienestar futuro de las jóvenes. La variable dependiente en este caso es la duración desde que la persona es considerada en riesgo de comenzar a trabajar, a la edad de 15 años,5 hasta que comienza su primer trabajo a tiempo completo, o hasta que es censurada sin haber experimentado el evento a la edad de 19 años.
Al igual que en los modelos que analizan la transición a la maternidad, en el Cuadro 18 presentamos, en primer lugar, modelos que incluyen cada evento de la transición a la vida adulta por separado y, finalmente, modelos que consideran todos los eventos simultáneamente, así como las variables de control. De la misma manera que en los modelos presentados en el Cuadro 17, las variables explicativas que consideran los eventos de la transición a la vida adulta son variables que varían en función del tiempo construidas con información biográfica, mientras que las variables de control son atributos fijos.
La observación más importante que surge de estos modelos es que la transición a la maternidad no constituye un evento que aumente el riesgo de hacer la transición al mercado de trabajo en la etapa de la adolescencia, incluso controlando por las otras transiciones y por las variables de control.
Cuadro 18. Aplicación del modelo de Cox de inserción en el mercado de trabajo (modelos 1 a 5). Uruguay. Año 2008
| Variable | Modelos | |||||
| 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | ||
| Transición a la maternidad | ||||||
| No | 1.00 | 1.00 | 1.00 | |||
| Sí | 0.73*** | 0.63*** | 0.61*** | |||
| Salida del sistema educativo | ||||||
| No | 1.00 | 1.00 | 1.00 | |||
| Sí | 2.27*** | 2.30*** | 2.28*** | |||
| Emancipación del hogar de origen | ||||||
| No | 1.00 | 1.00 | 1.00 | |||
| Sí | 1.12 | 1.16* | 1.16* | |||
| Nivel educativo de la joven | ||||||
| Bajo | 1.00 | 1.00 | 1.00 | 1.00 | 1.00 | |
| Medio | 1.56*** | 1.80*** | 1.68*** | 1.68*** | 1.78*** | |
| Alto | 1.04 | 1.71*** | 1.22* | 1.49*** | 1.63*** | |
| Nivel educativo de la madre | ||||||
| Bajo | 1.00 | 1.00 | 1.00 | 1.00 | 1.00 | |
| Medio | 0.96 | 1.00 | 0.98 | 0.98 | 1.00 | |
| Alto | 0.70*** | 0.76*** | 0.73*** | 0.73*** | 0.75*** | |
| Condición de pobreza del hogar | ||||||
| No pobre | 1.00 | |||||
| Pobre | 1.19** | |||||
Nota: Los análisis se basan sobre 2,067 casos. Significativo al nivel de confianza de: * 90% ** 95% *** 99%. Las personas son consideradas en riesgo de comenzar a trabajar desde los 15 hasta los 19 años, momento en que son censuradas del análisis.
Fuente: Procesamiento de microdatos de INE 2008: Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud.Por el contrario, el haber hecho la transición a la maternidad en la adolescencia disminuye el riesgo de insertarse en el mercado de trabajo aproximadamente entre un 30% y un 40%, tanto considerado de manera independiente (modelo 1) como en simultáneo con el resto de los eventos del pasaje a la vida adulta (modelos 4 y 5). La salida del sistema educativo duplica el riesgo de comenzar a trabajar en todos los modelos. La emancipación del hogar de origen no muestra diferencias significativas cuando es considerada de manera independiente (modelo 3) y tiene un cociente levemente positivo en el resto de los modelos. Las variables de control actúan en el sentido esperado: las jóvenes cuyas madres son más educadas tienen un menor riesgo de realizar una transición temprana al mercado de trabajo. La educación de las jóvenes, por el contrario, aumenta las chances de insertarse en el mercado de trabajo, en comparación con la categoría de referencia, esto es, las jóvenes con un muy bajo nivel educativo (hasta primaria completa). En el modelo 5, donde observamos además el impacto de la pobreza sobre esta transición, vemos que la condición de pobreza del hogar aumenta levemente este riesgo.
Esto confirma nuestros hallazgos de la sección descriptiva, donde afirmamos que la maternidad en la adolescencia en general predispone a las jóvenes a un cierto nivel de reclusión en el ámbito doméstico, al menos durante esa etapa. El hecho de que la maternidad en la adolescencia disminuya el riesgo de insertarse en el mercado de trabajo en ese período de la vida confirma lo anteriormente visto. Sumada a las condiciones de vulnerabilidad que acompañan el embarazo en la adolescencia, su falta de inserción en el mercado de empleo puede contribuir a un mayor nivel de exclusión social y a reforzar el círculo de pobreza.
Conclusiones
Nuestro trabajo confirma lo que la literatura específica señala ampliamente en relación con la pertinencia de variables como el estrato social de pertenencia, el género y las peculiaridades de la etapa del ciclo de vida para explicar el inicio temprano de la maternidad. En el Uruguay, la maternidad en la adolescencia se concentra en los estratos sociales carenciados, en hogares de bajo clima educativo y en un contexto donde las relaciones afectivas y sexuales están pautadas por la conjunción de las desigualdades de género y de clase y el ser adolescente. Estos factores exponen a las adolescentes a una vulnerabilidad psicológica y social que las condiciona tanto en lo que respecta al ejercicio de la sexualidad y la reproducción como a la precariedad de acumulación de activos que compromete su adecuada inserción en la vida adulta. El hecho de que la mayor parte de las madres adolescentes manifieste una insatisfacción con el calendario de su fecundidad demuestra su incapacidad para satisfacer el deseo de ejercer la sexualidad de manera independiente de la reproducción.
Nuestro análisis constata un bajo nivel educativo y niveles elevados de abandono escolar de las madres adolescentes. Las carencias del clima educativo del hogar de las madres adolescentes y su bajo nivel educativo, junto con el estado de privación social, complejizan aún más las condiciones de vida y comprometen la acumulación de activos para el adecuado desempeño de su futura vida adulta. La transición temprana a la maternidad enfrenta a estas jóvenes a severas dificultades para superar la condición de pobreza. Tanto el análisis descriptivo como el explicativo verifican que la maternidad no acompaña otros eventos que denotan la asunción de roles adultos y, por lo tanto, la transición a la vida adulta, encontrando que el ingreso al mercado de empleo por parte de las madres adolescentes es muy escaso y que el nacimiento de un hijo no implica la conformación de un hogar independiente ni la formalización de la vida en pareja.
El acceso a información sobre sexualidad y el uso habitual de contracepción parecen ser fenómenos universales entre las jóvenes. Sin embargo, existen grandes inconsistencias en el uso de la misma en la última relación, que se ven además afectadas por el logro educativo de las jóvenes. Esto es muy importante, dado que el análisis realizado pone de manifiesto el peso que tiene la edad de inicio de las relaciones sexuales como variable intermedia relevante en el estudio de la maternidad adolescente, variable que también se encuentra permeada por el nivel educativo de las jóvenes: cuanto mayor es acumulación de capital educativo más tardío es el inicio del ejercicio de la sexualidad y mayor es la independencia entre sexualidad y reproducción.
El haber iniciado la maternidad lleva a estas jóvenes en forma anticipada a asumir un rol característico de la etapa adulta, pero ello no las conduce a cursar otros eventos propios de la transición a la adultez, como la inserción laboral, ni a diversificar su proyecto de vida. La cotidianeidad de las adolescentes madres se restringe al ámbito doméstico y al cuidado de su/s hijo/s. El rol de la familia de origen para evitar transiciones precoces en todas las dimensiones del pasaje a la vida adulta no puede ser minimizado.
Bibliografía
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