Artículos

Casi un siglo y medio de mortalidad en la Argentina...

Nearly a century and a half of mortality in Argentina...

Carlos Grushka
Universidad de Buenos Aires, Argentina

Casi un siglo y medio de mortalidad en la Argentina...

Revista Latinoamericana de Población, vol. 8, núm. 15, pp. 93-118, 2014

Asociación Latinoamericana de Población

Attribution-NonCommercial 4.0 International (CC BY-NC 4.0),

Resumen: Este trabajo analiza la evolución de la mortalidad en la Argentina desde 1869 hasta 2010, teniendo en cuenta diferenciales según sexo, edad, causas, región y factores socioeconómicos determinantes.

La Esperanza de Vida al Nacer (EVN) tuvo una tendencia prácticamente lineal, aumentando de 33 a 75 años. Las diferencias regionales son significativas y decrecientes y se asocian a desigualdades en las condiciones de vida. Entre 1960 y 2010, la tasa de mortalidad (estandarizada por edad) se redujo un 46%; la mayor reducción corresponde a enfermedades infecciosas (76%) y la menor a violencia o causas externas (39%).Las perspectivas de la mortalidad generan controversias en cuanto al impacto que pueden tener sobre ella los cambios técnicos, médicos y ambientales y el balance de estos factores, pero es fundamental el conocimiento del camino recorrido.

Palabras clave: mortalidad, Argentina, tendencias, diferenciales.

Abstract: This paper analyzes the evolution of mortality in Argentina during 1869-2010, differentials by sex, age, causes, region and socioeconomic determinants .Life expectancy at birth had an almost linear trend, increasing from 33 to 75 years. Regional differences are significant and decreasing, related to inequalities in living conditions. Between 1960 and 2010, the age standardized mortality rate fell 46%; the greatest reduction corresponds to infectious diseases (76%) and the lowest to violence or external causes (39%). Mortality prospects generate controversy over the impact of technical, medical and environmental changes and the balance of these factors, but knowledge of the past is fundamental.

Keywords: mortality, Argentina, trends, differentials.

La evolución histórica de la mortalidad

La evolución de la mortalidad en la Argentina fue analizada en un estudio señero por Somoza (1971) y luego por Müller (1978) con datos que cubren desde 1869 hasta 1970. Este trabajo se propone actualizarlos hasta la primera década del siglo XXI e incorporar nuevos enfoques teniendo en cuenta diferenciales y factores socioeconómicos asociados.

La mencionada evolución puede comenzar a describirse con los cambios ocurridos en la Tasa Bruta de Mortalidad (tbm). La tbmes un componente del crecimiento de una población que relaciona todas las muertes acaecidas durante un año dado con la población total, midiendo así su disminución a causa de la mortalidad. Como limitación, se trata de un indicador que está afectado por la estructura etaria de la población (al tratarse de un promedio ponderado de las tasas específicas de mortalidad por edad) y, por lo tanto, no refleja fielmente el nivel general de la mortalidad.[1]

Los datos disponibles permiten comenzar la serie en 1870 y muestran una cierta estabilidad de alrededor de 30 defunciones anuales por cada mil habitantes hasta fines de siglo. Luego se produce un marcado y sostenido descenso hasta alcanzar valores del orden del 9 por mil en la década de 1950. Desde entonces, la tbm prácticamente se ha estancado, descendiendo muy lenta y levemente hasta su actual nivel de 8 por mil (Gráfico 1).

Evolución de la tasa bruta de mortalidad. Argentina. Años 1870/2010
Gráfico 1
Evolución de la tasa bruta de mortalidad. Argentina. Años 1870/2010
Fuente: Cuadro 1 del Anexo

Dicho estancamiento se debe, en parte, a una real desaceleración en el descenso de la mortalidad (medida en términos de Esperanza de vida al Nacer – EVN –), pero también al proceso de envejecimiento demográfico de la Argentina. Este proceso, a su vez, responde al descenso de la fecundidad desde comienzos del siglo XX, a la reducción y cese de la inmigración de ultramar y, más recientemente, a las mejoras en la supervivencia a edades más avanzadas.

Un indicador más apropiado para describir los cambios de la mortalidad general es la Esperanza de Vida al Nacer (EVN ó e0),[2] medida de la mortalidad no afectada por la estructura etaria de la población.

La EVN, desde fines del siglo XIX, tuvo una tendencia ascendente prácticamente lineal. Desde 1883 –año central del primer período intercensal[3] hasta el año 2009, aumentó de 33 a 75 años, un incremento absoluto de 44 años equivalente a 0.33 años por año calendario. Las desviaciones respecto de la recta son pequeñas, aunque el aumento de la EVN (descenso de la mortalidad) no ha sido uniforme a lo largo del período considerado (Gráfico 2).

Esperanza de Vida al Nacer (evn) para ambos sexos. Argentina. Años 1880-2010
Gráfico 2
Esperanza de Vida al Nacer (evn) para ambos sexos. Argentina. Años 1880-2010
Fuente: Cuadro 2 del Anexo

Tras un ascenso moderado hasta comienzos del siglo xx, se destaca una aceleración entre la primera y segunda décadas del siglo, con una ganancia de casi una año de vida por año calendario. En las décadas posteriores, los avances continuaron, aunque a un ritmo menor. Durante los años 1960, se produjo incluso un retroceso transitorio,[4] para recuperarse luego la tendencia ascendente, pero cada vez más lenta, hasta alcanzar una EVN de 75 años en el trienio 2008-10, lo que es coherente con la esperable reducción de los avances a medida que disminuye el nivel de la mortalidad.

Luego, puede intentarse una curva logística (línea punteada del Gráfico 2) que, en efecto logra una mejor asociación estadística pero también una más adecuada descripción conceptual, al tratarse de una función que al extrapolarse (tanto hacia el pasado remoto como para el futuro previsible) alcanza los valores asintóticos seleccionados (en este caso, 20 y 85 años).

En cuanto al contexto internacional, la reducción de la mortalidad en la Argentina se inició más tempranamente que en la mayor parte de los países latinoamericanos y, a diferencia de estos, respondió, en sus comienzos, a mejoras en las condiciones generales de vida asociadas al desarrollo socioeconómico, más que al avance del conocimiento y la tecnología médicas o a esfuerzos dirigidos a combatir directamente las enfermedades infecciosas (Lattes, 1975). En este sentido, aunque partiendo de niveles más altos y con un mayor ritmo, la caída de la mortalidad en la Argentina se asemeja en parte al proceso experimentado por los países desarrollados y se distancia de la mayor parte del resto de América Latina.

Entre los factores que habrían contribuido al precoz inicio del descenso sostenido de la mortalidad, cabe mencionar la temprana modernización de la sociedad argentina en relación con la mayoría de los países latinoamericanos, su elevado nivel de urbanización y la expansión de la educación formal. Así, mientras que en la década de 1950 muchos países de la región se encontraban dando los primeros pasos en la transición epidemiológica, para ese entonces la Argentina ya había cubierto gran parte de su recorrido (Grushka, 2010).

Diferenciales de la mortalidad por edad

La mortalidad, como los demás fenómenos demográficos, muestra un comportamiento diferencial según la edad. El riesgo de morir es alto durante los primeros años de vida, especialmente en el primer año, y se reduce entre los 5 y 15 años. Luego, aumenta suavemente hasta alrededor de los 40 años, para incrementar posteriormente su intensidad alcanzando nuevamente valores elevados en las edades más avanzadas.

A su vez, la reducción de la mortalidad no se produce con el mismo ritmo en todas las edades: durante el proceso de su descenso, la caída es más rápida en las primeras edades. En el Gráfico 3 puede verse cómo, a medida que la edad aumenta, disminúyela dispersión de los valores para los distintos períodos analizados. Este proceso ha dado lugar a la típica transformación de la estructura por edad de la mortalidad, que cambia de una forma de letra U –con intensidades de la mortalidad similares entre los grupos más jóvenes y los de edades mayores– a una forma más parecida a una letra J.

Para el caso argentino, si bien la mortalidad disminuyó en todos los grupos de edad a lo largo de todo el período analizado (con excepción de la década de 1960), las reducciones han sido muy heterogéneas según la edad. Se puede analizar la evolución relativa de las probabilidades de morir en cinco años a partir de las edades terminadas en 0 y 5, tomando como base los valores correspondientes al período 1869-95 (Cuadros 3a y 3b del Anexo). Las mayores caídas relativas hasta 2010 corresponden a los menores de 35 años (por encima del 90%); seguidos por los grupos de 35 a 60 años (disminuciones entre 70% y 90%). Finalmente, a partir de los 60 años, a medida que avanza la edad, las mejoras relativas comienzan a ser cada vez menores (entre 50% y 70%). En todos los períodos considerados, el orden de disminución relativa descrito se mantiene similar.

Probabilidad de morir en cinco años a partir de la edad x, ambos sexos. Argentina. Años 1869-2010
Gráfico 3
Probabilidad de morir en cinco años a partir de la edad x, ambos sexos. Argentina. Años 1869-2010
Fuente: Cuadro 3a del Anexo

Sobrevivientes a la edad exacta x [1(x)], ambos sexos. Argentina. Años 1869-2010
Gráfico 4
Sobrevivientes a la edad exacta x [1(x)], ambos sexos. Argentina. Años 1869-2010
Fuente: Cuadro 4 del Anexo

Un camino alternativo para mostrar la evolución de la mortalidad por edad es a través de la función de sobrevivientes de la tabla de mortalidad (1x) y, en este caso, se puede decir que el descenso de la mortalidad genera un proceso de “rectangularización” de la 1x(Gráfico 4).

Diferencial de la mortalidad por sexo

La mortalidad tampoco afecta a los sexos de la misma forma. Por causas tanto biológicas como socioeconómicas, los hombres presentan una mortalidad mayor que las mujeres.[5] En todos los años considerados, la EVN de las mujeres es mayor que la de los hombres (Gráfico 5). La diferencia era menor a un año en 1869-95, pero el aumento posterior fue mayor entre las mujeres que entre los varones, de manera que, siguiendo el patrón internacional,la sobremortalidad masculina se incrementa a medida que disminuye el nivelde la mortalidad general. El descenso de la evn producido entre 1960 y 1970 correspondiósolo a los varones, y esto hace que la diferencia entre sexos sea aún más amplia. A partirde esa fecha, las ganancias experimentadas por los varones se vuelven mayores o similaresa las de las mujeres y, por consiguiente, la sobremortalidad masculina comienza adecrecer y se estabiliza en las tres últimas décadas con una diferencia en las evn dealrededor de 7 años.

Esperanza de Vida al Nacer (en años) según sexo. Argentina. Años 1880-2010
Gráfico 5
Esperanza de Vida al Nacer (en años) según sexo. Argentina. Años 1880-2010
Fuente: Cuadro 5 del Anexo.

Las causas de mortalidad

La llamada transición epidemiológica describe el proceso empírico de descenso de la mortalidad, que es acompañado por una transformación en la estructura de sus causas. En términos generales, la caída de la mortalidad responde, en principio, a una reducción en la incidencia de las enfermedades transmisibles (infecciosas y parasitarias), dando lugar a un aumento de la importancia relativa de las enfermedades del aparato circulatorio, las neoplasias y los traumatismos. Una vez que las enfermedades del primer tipo han sido controladas, la caída de la mortalidad se hace más lenta, dadas las mayores dificultades para combatir las segundas.

Según Pantelides (1983), los cambios importantes en el perfil epidemiológico de la Argentina comienzan a observarse a fines de la década de 1930. A partir de esos años, la mortalidad por enfermedades transmisibles desciende a un ritmo mayor que la mortalidad general, reduciéndose su importancia relativa (Gráfico 6). Este patrón sugiere que hasta la década de 1940 el descenso de la mortalidad se habría debido a una mejora generalizada de las condiciones de vida y no a esfuerzos especiales por controlar las enfermedades infecciosas y parasitarias, ya que en las dos décadas previas disminuyeron al mismo ritmo que las otras causas de muerte.

Porcentajes de muertes atribuibles a enfermedades infecciosas y parasitarias. Argentina. Años 1911-1960
Gráfico 6
Porcentajes de muertes atribuibles a enfermedades infecciosas y parasitarias. Argentina. Años 1911-1960
Fuente: Grushka, 2010, basado en Pantelides, 1983 y Somoza, 1971

Es conveniente señalar que la serie disponible solo incluye datos a partir de 1911 y que las epidemias tuvieron una fuerte incidencia sobre la mortalidad hacia fines del siglo xix: cólera en 1867-68, 1886-87 y 1894-95; fiebre amarilla en 1870-78; viruela en 1874; peste bubónica en 1899-1900 (Carbonetti y Celton, 2007). Considerando que la transición de la mortalidad en la Argentina se inicia entonces, es probable que la reducción de las tasas y del peso relativo de las enfermedades transmisibles comenzara desde antes de 1911, que luego se haya hecho más lenta durante un tiempo, para acelerarse nuevamente en la década de 1940.

Las explicaciones ofrecidas para esta última reducción se vinculan con los avances de la medicina (especialmente con la introducción de la penicilina y la sulfamida), el progreso de la provisión de agua potable y las políticas sociales y sanitarias que incluyeron la concientización social acerca de normas higiénicas en el cuidado de niños(Carbonetti y Celton, 2007).

Por otro lado, resulta importante destacar que la distribución de muertes por causas también está afectada por la estructura etaria de la población. Al tratarse de indicadores brutos (no estandarizados por edad), los cambios observados a partir de 1945 expresan una reducción del riesgo de morir debido a enfermedades infecciosas, pero también una disminución relativa de la población en edades jóvenes, en las que dicho riesgo es más alto que en las demás edades. En realidad, la manera más apropiada para dar cuenta de los cambios en los riesgos asociados a distintas causas no es a partir de la distribución de defunciones, sino a través de la comparación de Tasas de Mortalidad (específicas por causa) Estandarizadas por Edad (TMEE) (véase la Figura 1 del Anexo).

Las mejoras introducidas en el registro de defunciones clasificadas por causa en la Argentina durante la década de 1960 permiten realizar un análisis más detallado a partir de esa fecha, aunque no sin dificultades vinculadas a la distribución de las causas mal definidas o desconocidas y a los cambios en la codificación de la clasificación internacional de enfermedades (Anderson, 2011).

En el Gráfico 7 se presentan las TMEE por causas agrupadas en cinco grandes categorías para los años 1960 y 2010. En el último medio siglo, el nivel general de la mortalidad disminuyó 46%; la menor reducción relativa corresponde a las muertes porviolencia o causas externas (39%) y la mayor reducción, a las enfermedades infecciosasque, con tasas un 76% menores en 2010 que en 1960, han continuado perdiendo pesoentre las causas de muerte. Las enfermedades cardiovasculares son la causa más significativa(y explican un 24% de la reducción total), al igual que en la Unión Europea, Japóny Estados Unidos (Ridsdale y Gallop, 2010).

Tasas de mortalidad (por cien mil) según causa de muerte. Argentina. Años 1960 y 2010
Gráfico 7
Tasas de mortalidad (por cien mil) según causa de muerte. Argentina. Años 1960 y 2010
Fuente: Cuadro 6 del Anexo.

Esperanza de Vida al Nacer (en años) por jurisdicción. Argentina. Años 1980-2010
Gráfico 8
Esperanza de Vida al Nacer (en años) por jurisdicción. Argentina. Años 1980-2010
Fuente: Cuadro 7 del Anexo.

Diferenciales de la mortalidad entre regiones del país

La mortalidad de un país es el resultado, a nivel agregado, de la mortalidad en las distintas regiones que lo integran. Los valores de la Esperanza de Vida analizados anteriormente son un promedio ponderado y ocultan notables diferencias regionales, que indican desigualdades en las condiciones de vida entre las poblaciones.

La brecha entre regiones ha disminuido de manera significativa: en 1914 era de más de 13 años (Buenos Aires con EVN de 51.4 años y la región Noroeste 37.9) y en 1970 menos de 7 (Cuyo 66.9 y Noroeste 59.5) (Müller, 1978); para 1980 el máximo diferencial entre jurisdicciones superaba los 8 años (Ciudad de Buenos Aires –caba– 72.2 y Jujuy 63.8); en la década siguiente disminuyó a solo 4 años (Córdoba 72.8 y Jujuy 68.4); volvió a crecer a 6 años en 2001/02 (caba 75.9 y Chaco 70.0) y, finalmente, alcanzó la mínima dispersión en 2008/10 (Neuquén 77.3 y Chaco 72.9). La tendencia decreciente de las desigualdades coincide con la experiencia internacional (Soares, 2007).

A escala internacional, los diferentes niveles de mortalidad se asocian al grado de desarrollo socioeconómico (Preston, 1975). Como resume Grushka (2010), las características de esta relación y su evolución han sido revisadas y analizadas recientemente por el mismo autor (Preston, 2007), mientras que otros estudios complementarios enfatizan la importancia de las intervenciones sanitarias (Kunitz, 2007), la contribución del progreso técnico (Bloom y Canning, 2007), la posibilidad de obtener más salud con el mismo ingreso a través del tiempo (Wilkinson, 2007) o la evolución histórica de cada país y otros factores (además del ingreso) que afectan la EVN (Riley, 2007). Por su parte, Soares (2007) analiza los determinantes de la reducción de la mortalidad y sus implicaciones en términos de desigualdades, basado en la evidencia del incremento de la EVN en diferentes países y las variables asociadas a la reducción de la mortalidad en cada país. Más recientemente, Schnabel y Eiler (2009) modelaron la relación entre EVN y producto bruto por habitante para estimar el desempeño individual, mostrar cómo cambió a través del tiempo y establecer posibles fronteras.

Para el caso argentino, en el Gráfico 9 se presenta la relación entre las EVN de cada jurisdicción en el año 2001 y un indicador económico como el Producto Bruto Geográfico por habitante (no disponible para fechas más recientes). La relación es bastante similar ala establecida a nivel internacional en los trabajos antes citados: la asociación es claramentepositiva y el mayor ingreso podría considerarse causa de la mejor salud a travésde mejor educación, nutrición, vivienda, sanidad y mayor demanda por servicios de salud (Soares, 2007). Los casos que más se alejan de la tendencia general corresponden a dosprovincias patagónicas (Chubut y Santa Cruz), con recursos extraordinarios (vinculadosa la industria petrolífera) y una población que no llega a beneficiarse directamente (almenos en términos relativos).

Producto Bruto Geográfico (pbg) per cápita (en pesos) y Esperanza de Vida al Nacer (en años) según jurisdicción. Argentina. Año 2001
Gráfico 9
Producto Bruto Geográfico (pbg) per cápita (en pesos) y Esperanza de Vida al Nacer (en años) según jurisdicción. Argentina. Año 2001
Fuente: Cuadros 7 y 8 del Anexo.

El uso del Producto Bruto (o de sus estimaciones per cápita) ha recibido varias miradas críticas en años recientes, especialmente por intentar medir la producción de mercado más que el bienestar económico de la población (Stiglitz, Sen y Fitoussi, 2009). Un indicador alternativo del desarrollo de cada jurisdicción es la proporción de población con Necesidades Básicas Insatisfechas (nbi), definidas según el indec (1984). En este caso, su relación con las respectivas evnestá disponible a partir de los cuatro últimos censos nacionales (1980, 1991, 2001 y 2010), y se verifica que cada punto porcentual de nbi se asocia con una disminución de las EVN de entre 0.12 y 0.16 años (Gráfico 10).

Esperanza de Vida al Nacer (en años) y nbi (en %) por jurisdicción. Argentina. Años 1980-2010
Gráfico 10
Esperanza de Vida al Nacer (en años) y nbi (en %) por jurisdicción. Argentina. Años 1980-2010
Fuente: Cuadros 7 y 9 del Anexo.

Es interesante destacar que en cada década no solo disminuye la proporción de población con nbi (y los desplazamientos serían sobre la misma línea recta) sino que, a igual porcentaje, la EVN asociada es mayor (las líneas se desplazan hacia arriba). El hallazgo es similar a la experiencia internacional: una parte importante de la disminución de la mortalidad se debe a factores estructurales no relacionados con el desarrollo económico, entre los que se destacan las intervenciones dirigidas a enfermedades particulares y la educación (principalmente de las madres) (Soares, 2007).

Otro aspecto a considerar en este proceso de reducción de brechas es lo que se conoce como regresión a la media: las jurisdicciones que comienzan (en 1980/81) con mayores niveles de EVN tienden a obtener menores ganancias (en las tres décadas siguientes) que las que comienzan con niveles menores, como se muestra en el Gráfico 11.

Ganancias en la Esperanza de Vida al Nacer (en años) por jurisdicción, según nivel inicial. Argentina. Años 1980-2009
Gráfico 11
Ganancias en la Esperanza de Vida al Nacer (en años) por jurisdicción, según nivel inicial. Argentina. Años 1980-2009
Fuente: Cuadro 7 del Anexo.

Por último, cabe destacar que el proceso de regresión a la media observado en lastres últimas décadas no fue homogéneo a través del tiempo. La reducción de brechas deevn a nivel provincial fue una característica bien significativa en la década de 1980 y algomenos en la de 2000, pero casi nula en la de 1990 (Gráfico 12). Este particular fenómenono se corresponde con las brechas del indicador de nbi, que disminuyeron en todas lasdécadas (en parte, por componentes inerciales de su definición).

Ganancias en la Esperanza de Vida al Nacer (en años) por jurisdicción, según nivel inicial. Argentina. Años 1980-1991, 1991-2000 y 2000-2009
Gráfico 12
Ganancias en la Esperanza de Vida al Nacer (en años) por jurisdicción, según nivel inicial. Argentina. Años 1980-1991, 1991-2000 y 2000-2009
Fuente: Cuadro 7 del Anexo.

Perspectivas y panorama internacional

En cuanto a la evolución futura de la mortalidad en la Argentina, las proyecciones oficiales más recientes publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (indec, 2013) estiman –con la única justificación de ir aproximándose gradualmente a tablas “óptimas” desarrolladas en Estados Unidos (por el U.S. Bureau of the Census)– que en 2040 la EVN sería de 78.4 años para varones y 84.7 para mujeres, con ganancias anuales decrecientes.

Es llamativo que, por vez primera, las proyecciones no fueron preparadas de manera conjunta con el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), División de Población y que, además, difieren los horizontes, ya que tanto CELADE como Naciones Unidas tradicionalmente proyectaban hasta el año 2050 y desde hace tiempo lo hacen hasta el año 2100. Esto es un indicio de la falta de preocupación por formular proyecciones poblacionales a plazos más largos, sin considerar sus múltiples utilidades.[6]Naciones Unidas (2004) divulgó por vez primera proyecciones de muy largo plazo que alcanzan hasta el año 2300, con detalles a nivel mundial, regional y por país. La EVN estimada para la Argentina en 2300 se aproximaría a los 100 años, con un aumento promedio entre 2050 y 2300 de 0.08 años por año calendario.

A continuación se intenta ampliar un poco el análisis de la evolución y las tendencias de la mortalidad en la Argentina y otros países o regiones, así como considerar los enfoques interdisciplinarios sobre longevidad. Con fines ilustrativos, se presentan estimaciones de cinco unidades geográficas: el mundo, la división entre países más y menos desarrollados (P+D, P-D),[7] América Latina y Argentina, para el período de 1950 a 2100 (Gráfico 13).

Esperanza de Vida al Nacer (en años). Mundo, regiones con distinto desarrollo (P+D, P-D), América Latina y Argentina. Años 1950-2100
Gráfico 13
Esperanza de Vida al Nacer (en años). Mundo, regiones con distinto desarrollo (P+D, P-D), América Latina y Argentina. Años 1950-2100
Fuente: Grushka, 2014a, basado en Naciones Unidas, 2013.

En las últimas seis décadas, la EVN mundial aumentó de manera significativa, pasando de 46 a 69 años; como se prevén aumentos menores, para 2050 llegaría a 76 años y para 2100 se acercaría a 82 años. La brecha entre países más y menos desarrollados se redujo notablemente (de 23 a 9 años) desde mediados del siglo xx y predomina (aunque con ciertos desacuerdos) la visión de que podría disminuir algo más (8 años a partir de mediados del siglo XXI). América Latina logró reducir la brecha con la Argentina (de más de 11 a menos de 2 años)[8] y ambas presentan similares tendencias futuras. Los valores de la Argentina son siempre superiores a los de los P-D y los de América Latina (aunque, en este último, caso tienden a igualarse), y están y seguirán levemente por debajo de los P+D.

Tras dos siglos de continua y muy significativa disminución de la mortalidad, surgió una amplia diversidad de opiniones acerca de si los cambios técnicos, médicos y ambientales futuros tendrán sobre la EVN mayores o menores impactos que en el pasado. La futura evolución de la EVN depende de siete factores identificados por Gallop (2007): a) tres factores potencialmente positivos: la reducción de los niveles de privación y mejoramiento de las viviendas; el apoyo público para mejorar la salud, los ingresos y el gasto en avances médicos; el descenso en la prevalencia de la población fumadora; b) tres factores negativos: la obesidad; la emergencia de nuevas enfermedades (hivsars); la reaparición de viejas enfermedades (por ejemplo, tuberculosis); c) un factor con efecto neto poco claro: los estilos de vida modernos. En décadas recientes han surgido considerables discrepancias entre demógrafos y biólogos acerca de cuáles son los posibles escenarios futuros. Algunos pesimistas piensan que la EVN se está acercando a un límite, mientras que otros, muy optimistas, esperan avances ilimitados. La discusión suele cobrar otra relevancia cuando se considera, por ejemplo, que los aumentos de la ENV constituyen un factor clave del incremento de los costos de pensiones y asistencia sanitaria a los adultos mayores (Bongaarts, 2006).[9]

El balance de las distintas visiones está lejos de quedar establecido, pero el conocimiento más detallado de la trayectoria previa es un elemento fundamental. Es en este aspecto que el presente trabajo trata de sumar un aporte.

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Anexo estadístico

Cuadro 1
Tasa bruta de mortalidad (por mil) por períodos quinquenales. Argentina. Años 1870-2010
Tasa bruta de mortalidad (por mil) por períodos quinquenales. Argentina. Años 1870-2010
Fuente: Grushka, 2010.

Cuadro 2
Esperanza de Vida al Nacer (en años) e incremento anual medio (en años), en ambos sexos. Argentina. Años disponibles 1869-2010
Esperanza de Vida al Nacer (en años) e incremento anual medio (en años), en ambos sexos. Argentina. Años disponibles 1869-2010
Fuente: Elaboración propia basada en Grushka, 2010 e indec, 2013.

Cuadro 3a
Probabilidades de morir en 5 años a partir de la edad exacta x, en ambos sexos. Argentina. Años disponibles 1869-2010
Probabilidades de morir en 5 años a partir de la edad exacta x, en ambos sexos. Argentina. Años disponibles 1869-2010
Fuente: Elaboración propia basada en Müller, 1978; indec, 1988, 1995, 2005 y 2013.

Cuadro 3b
Valores relativos de la probabilidad de morir en 5 años (base período 1869-1895), en ambos sexos. Argentina. Años 1869-2010
Valores relativos de la probabilidad de morir en 5 años (base período 1869-1895), en ambos sexos. Argentina. Años 1869-2010
Fuente: Elaboración propia basada en Müller, 1978; indec, 1988, 1995, 2005 y 2013.

Cuadro 4
Función de sobrevivientes a la edad exacta x [l(x)] en ambos sexos. Argentina. Años disponibles 1869-2010
Función de sobrevivientes a la edad exacta x [l(x)] en ambos sexos. Argentina. Años disponibles 1869-2010
Fuente: Elaboración propia basada en Müller, 1978; indec, 1988, 1995, 2005 y 2013.

Cuadro 5
Esperanza de Vida al Nacer (en años) e incremento anual medio (en años) por sexo. Argentina. Años disponibles 1869-2010
Esperanza de Vida al Nacer (en años) e incremento anual medio (en años) por sexo. Argentina. Años disponibles 1869-2010
Fuente: Elaboración propia basada en Müller, 1978; indec, 1988, 1995, 2005 y 2013.

Cuadro 6
Mortalidad por grupos de causas: tasas estandarizadas (tmee. por cien mil) y distribución porcentual. Argentina. Años 1960-2010
Mortalidad por grupos de causas: tasas estandarizadas (tmee. por cien mil) y distribución porcentual. Argentina. Años 1960-2010
Fuente: Elaboración propia basada en Lattes, 1975 (tomado de Cerisola, 1972) y msal, 2012.Nota: Las tasas de 2010 fueron estandardizadas tomando la estructura por edad de 1960 (indec, 2005).

Cuadro 7
Esperanza de Vida al Nacer (en años) por jurisdicción. Argentina. Años disponibles 1980-2010
Esperanza de Vida al Nacer (en años) por jurisdicción. Argentina. Años disponibles 1980-2010
Fuente: Elaboración propia basada en indec, 1900, 1995, 2005 y 2013.

Cuadro 8
Producto Bruto Geográfico (pbg) total (en millones de pesos), población (en miles) y pbg per cápita (en pesos), según provincia. Argentina. Año 2001
Producto Bruto Geográfico (pbg) total (en millones de pesos), población (en miles) y pbg per cápita (en pesos), según provincia. Argentina. Año 2001
Fuente: Elaboración propia basada en cepal, 2006 e indec, 2005.

Cuadro 9
Población con Necesidades Básicas Insatisfechas (nbi) (en %): valores y reducciones absolutas intercensales. según provincias. Argentina. Años censales 1980-2010
Población con Necesidades Básicas Insatisfechas (nbi) (en %): valores y reducciones absolutas  intercensales. según provincias. Argentina. Años censales 1980-2010
Fuente: Elaboración propia basada en http://indec.mecon.gov.ar a partir de los Censos Nacionales de Población 1980 a 2010.(1) Población en hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas sobre el total de población en hogares de cada provincia (%).Nota: Las nbi fueron definidas de acuerdo con la metodología utilizada por el indec (1984). Los hogares con nbi son aquellos que presentan al menos uno de los siguientes indicadores de privación:

• Hacinamiento: hogares que tuvieran más de 3 personas por cuarto.

• Vivienda: hogares que habitaran en una vivienda de tipo inconveniente (pieza de inquilinato. vivienda precaria u otro tipo).

• Condiciones sanitarias: hogares que no tuvieran ningún tipo de retrete.

• Asistencia escolar: hogares que tuvieran algún niño en edad escolar que no asista a la escuela.

• Capacidad de subsistencia: hogares que tuvieran cuatro o más personas por miembro ocupado y cuyo jefe tuviera baja educación.

Tasas de mortalidad (por 100,000 habitantes) por causas y grupos de edad. Argentina. Año 2010
Figura 1
Tasas de mortalidad (por 100,000 habitantes) por causas y grupos de edad. Argentina. Año 2010
Fuente: Elaboración propia basada en msal, 2012.

Notas

1 “Dado que la mortalidad varía con la edad, la tasa bruta puede ser engañosa cuando las poblaciones que se comparan no tienen una composición similar según la edad y el sexo. Las poblaciones compuestas por una elevada proporción de personas de edad avanzada en las que la mortalidad es más alta, mostrarán naturalmente TBM más elevadas que las de las poblaciones más jóvenes” (msal, 2012).
2 La EVN se define como el número medio de años de vida de los integrantes de una cohorte hipotética de nacimientos expuestos desde su nacimiento hasta su extinción a las condiciones de mortalidad por edad vigentes en la población de estudio.
3 Los valores de EVN para los períodos intercensales 1869-1895 y 1895-1914 fueron estimados sobre la base de los tres primeros censos de población y deben ser considerados como aproximaciones (Somoza, 1971).
4 Este fenómeno aún no ha sido explicado satisfactoriamente, y debiera revisarse tanto el contexto como las limitaciones metodológicas. Durante la década de 1970, se consideró a esta caída como síntoma de la llegada a un máximo, impuesto por las condiciones socioeconómicas del país (Müller, 1978). Los avances en la evn(aunque moderados) que se produjeron durante los años posteriores, a pesar de la dispar evolución socioeconómica, obligan a descartar esta hipótesis. Para otra controversia sobre coyunturas más recientes, véanse Abdala, Geldstein y Mychaszula, 2000; Belliard y Conti, 2012.
5 Solo en algunos pocos casos, donde la mortalidad es muy alta, la esperanza de vida de las mujeres es menor que la de los hombres.
6 Una de las implicaciones más relevantes de disponer de proyecciones a largo plazo se relaciona con el campo de la seguridad social (Grushka, 2014b). La potencial proyección por métodos estocásticos puede verse en Belliard y Williams, 2012.
7 Según el criterio de las Naciones Unidas, los países más desarrollados comprenden todos los de Europa y América del Norte, Australia, Nueva Zelanda y Japón; los países menos desarrollados comprenden todos los de África, Asia (excluyendo Japón), América Latina (muy influenciada por Brasil y México) y el Caribe más la Polinesia.
8 Para una comparación del deterioro relativo de la mortalidad infantil de la Argentina con respecto al resto de América Latina, véase Escudero y Massa, 2006.
9 Para más detalles sobre esta discusión, véase Grushka, 2010, y para una visión más reciente y extrema, véase Gavrilova y Gavrilov, 2014.
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