Artículos

Recepción: 05 Octubre 2015
Aprobación: 07 Diciembre 2015
DOI: https://doi.org/10.31406/relap2015.v9.i2.n17.3
Resumen: Se describe la evolución del empleo de los adultos mayores entre 2005-2014, período el que la cobertura previsional experimentó una notable expansión. También se analiza la segregación laboral de los adultos mayores respecto a los ocupados más jóvenes. El nivel de segregación laboral de los adultos mayores creció entre 2005 y 2010 y disminuyó entre 2010 y 2014. En el año 2005, la segregación de los varones mayores era muy baja y se observa en las ocupaciones directivas, de la comercialización ambulante, de la gestión, de la reparación y de la producción industrial y artesanal. En 2010 se acentuó en los mismos grupos ocupacionales, a excepción de las ocupaciones de la reparación. En 2014, los mayores continuaban segregados en la producción industrial y artesanal y aparecen ligeramente sobrerrepresentados en las ocupaciones de la construcción, de la salud y la sanidad y de los servicios de limpieza no domésticos. En 2005 las mujeres mayores estaban sobrerrepresentadas en las ocupaciones de la reparación, de los servicios gastronómicos, de los servicios de limpieza no domésticos, de la gestión y de la producción industrial y artesanal. Entre 2005 y 2010 se acentuó la segregación en las ocupaciones de la reparación de bienes de consumo, de la gestión, del cuidado y la atención de las personas y directivas. Entre 2010 y 2014, los niveles de segregación laboral disminuyeron y se destaca la sobrerrepresentación en las ocupaciones de la reparación, de los servicios gastronómicos, de la gestion y de los de limpieza no domésticos.
Palabras clave: Segregación laboral, Cobertura previsional, Envejecimiento demográfico, Argentina.
Abstract: The evolution of employment of elder adults in the period 2005-2014 is described herein, a period in which the social security coverage experienced a remarkable expansion. The level of labor segregation of elder adults increased between 2005 and 2010 and decreased between 2010 and 2014. In 2005, the segregation of elder males was very low and detected in managerial positions, street vendors, and occupations related to direction, repair and industrial and handicraft productions. In 2010, the segregation was even more remarkable in the same occupational groups, with the exception of occupations related to repairing. In 2014, the elder were still segregated in industrial and handicraft production, and they appear slightly overrepresented in occupations related to construction, health and sanitation, besides non-domestic cleaning services. In 2005 elder women were overrepresented in repairing occupations, gastronomic services, non-domestic cleaning services, management, and industrial and handicraft production. Between 2005 and 2010 the segregation of elder people increased in the occupations related to consumer goods, management, people’s care and attention and direction. Between 2010 and 2014, the levels of labor segregation decreased and overrepresentation in the occupations of repair, gastronomic services and non-domestic cleaning services can be remarked.
Keywords: Labour Segregation, Social Security Coverage, Demographic Aging, Argentina.
Introducción
Desde el año 2004, el Gobierno nacional argentino promovió cambios en la legislación previsional para ampliar los niveles de cobertura entre las personas en edad jubilatoria que no habían efectuado contribuciones o que, habiendo completado los años de aportes requeridos, no tenían la edad para jubilarse. Además, diversas medidas apuntaron a recomponer el monto de las jubilaciones y pensiones y garantizar su aumento, siguiendo la evolución de los salarios y de los ingresos del sistema previsional.
Como consecuencia de las medidas, entre 2005 y septiembre de 2013 se otorgaron 2,7 millones de nuevas jubilaciones y pensiones, que representaban más del 40% del total de beneficios otorgados por el sistema previsional. De este modo, la cobertura previsional en Argentina superó el 90% y se ubicó entre las más altas de Latinoamérica (Bertranou et al., 2012).
El aumento de la cobertura previsional redujo el porcentaje de adultos mayores sin ingresos propios (Sala, 2012). Tuvo efectos redistributivos a nivel regional, por el mayor crecimiento en las provincias con mayores deficiencias y en la equidad de género, porque tres cuartas partes de los nuevos beneficiarios fueron mujeres. La ampliación de la cobertura y los incrementos periódicos de los beneficios previsionales contribuyeron a reducir la pobreza y la indigencia y a mejorar la distribución del ingreso de los adultos mayores (Calabria y Calero, 2011).
Este artículo busca describir la evolución del empleo de los adultos mayores en tres momentos del período 2005-2014 e indagar la existencia de nichos ocupacionales que permiten la continuidad laboral de esta subpoblación. Es decir, busca detectar grupos ocupacionales en los que los adultos mayores están concentrados de una manera desproporcionada y asimétrica respecto a los ocupados de menor edad, y determinar la existencia de variaciones en esa concentración.
Fue organizado en ocho apartados, incluyendo esta introducción. Los dos siguientes abordan la relación entre el nivel de cobertura previsional y la participación laboral de los adultos mayores argentinos. El cuarto se refiere al perfil educativo de los mayores ocupados. El quinto describe los cambios en la estructura de ocupaciones de la población total y adulta mayor y los cambios en la participación relativa de los mayores en cada grupo ocupacional entre 2005 y 2014. El sexto sintetiza algunos conceptos sobre segregación laboral. El séptimo describe y aplica la metodología para estimar los niveles de segregación laboral de los adultos mayores urbanos argentinos y los compara en tres momentos de la década, y el octavo contiene algunas conclusiones.
Cobertura previsional y participación laboral en la tercera edad
La tendencia descendente de la participación laboral de los adultos mayores en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde) fue atribuida al acceso a los beneficios de la seguridad social y a los planes privados de pensiones (Stock y Wise, 1990; Coile y Gruber, 2000). Al respecto, Dorn y Souza Poza (2005) afirmaron que los sistemas de seguridad social con disposiciones de jubilación anticipada generosas favorecen los retiros anticipados voluntarios e involuntarios, muchas veces promovidos por las empresas en situaciones de crisis. De este modo, las prestaciones de la seguridad social pueden actuar como una forma de seguro de desempleo, al subvencionar las reducciones del personal y así disminuir el costo empresarial del despido de los trabajadores mayores.
Del Poppolo (2001) señaló la relación entre la participación laboral de los adultos mayores latinoamericanos con la baja cobertura de los sistemas previsionales y el bajo monto de los beneficios otorgados. No obstante, destacó la mayor intensidad de la participación de los no pobres en relación con los pobres e indigentes. También mencionó la mayor concentración de adultos mayores latinoamericanos ocupados en actividades por cuenta propia —no técnicas ni profesionales— y el descenso de la participación entre los asalariados a medida que avanza la edad. Asimismo, destacó la precariedad de esta inserción laboral y la percepción de menores ingresos con idéntica carga horaria. También destaca la menor nitidez de la relación entre la participación laboral femenina y la cobertura previsional, debida a la interacción con otros factores, ya que las mujeres mayoritariamente perciben beneficios previsionales por viudez.
En Argentina, Bertranou (2001) analizó la transición de la actividad laboral al retiro de los trabajadores del Gran Buenos Aires de 55 y más años y mostró que la edad estaba negativamente asociada con la probabilidad de participar en la fuerza laboral; que la convivencia en pareja y la cantidad de miembros del hogar la reducían en el caso de las mujeres y la aumentaban entre los varones; que la condición de jefe del hogar aumentaba la probabilidad de participación en ambos sexos, y que las enfermedades crónicas y las discapacidades reducían las chances de participación laboral y la cantidad de horas trabajadas.
A partir de datos de la Encuesta de la Tercera Edad sobre Estrategias Previsionales (eteep) del 2003, el Banco Mundial (bm) señaló que los principales determinantes de la participación laboral de los adultos mayores de áreas urbanas argentinas eran los ingresos no laborales —principalmente los previsionales—, el estado de salud, los arreglos domiciliarios y la ocupación. Comparó atributos de los adultos mayores jubilados económicamente activos e inactivos y los de los no jubilados. Concluyó que los activos tenían más chances de ser hombres, de menor edad, con mejor estado de salud y residentes en hogares con mayor número de hijos y menos personas jubiladas. Observó mayor participación de los activos en la construcción, transporte, servicios y comercio y entre los trabajadores por cuenta propia. Señaló que los activos trabajaban a tiempo completo, tenían una presencia de larga data en el mercado laboral, exhibían menor intermitencia en el empleo y menor densidad de aportes a la seguridad social (bm, 2007).
Por su parte, Alós et al. (2008) concluyeron que la probabilidad de participar en el mercado de trabajo entre los mayores de sesenta años estaba inversamente relacionada con haber completado la cantidad mínima de años de aportes requerida para acceder a la jubilación, con ser varón y soltero o viudo, con la buena salud y con haber alcanzado estudios universitarios. Señalaron que entre quienes gozaban de beneficios previsionales, la probabilidad de permanecer económicamente activos estaba fuertemente condicionada por el monto de estos, la edad y el estado de salud.
Paz (2010) constató el incremento en el porcentaje de adultos mayores asalariados y la caída del porcentaje de cuentapropistas entre 1980 y 2006. También destacó la mayor incidencia de la informalidad entre los adultos mayores argentinos y la mayor propensión a estar ocupados en firmas formales, en relaciones informales.
La participación laboral de los adultos mayores responde a condicionantes que operan sobre la población en general: la dinámica económica, el grado de urbanización, el sexo, la edad, la escolaridad, el estado de salud, los ingresos provenientes de otras fuentes alternativas al trabajo, la posición en el hogar, las responsabilidades familiares y las expectativas de ingresos derivados del trabajo. Además de los factores antes señalados, este grupo etario tiene un rasgo particular, porque la percepción de jubilaciones y pensiones y el monto de estas son determinantes de su participación en el mercado de trabajo.
A partir de datos de la Encuesta Permanente de Hogares (eph) de Argentina de mediados del 2014, se observó que entre los adultos mayores urbanos argentinos la edad, el ingreso familiar per cápita y la percepción de ingresos previsionales son los factores más estrechamente asociados con la participación laboral. La edad reduce las chances de participación laboral y no se detectaron diferencias en perjuicio de las mujeres, descartando evidencias de mayor obsolescencia de las trabajadoras de mayor edad. También se observó una relación inversa entre el nivel de ingreso familiar per cápita y la participación laboral. La condición de perceptor de ingresos de jubilación o pensión también disminuye las chances de continuar económicamente activo a mayor edad y esta reducción es más marcada entre las mujeres.
Con menor intensidad de asociación, el nivel de ingresos previsionales reduce las chances de participación laboral en ambos sexos. La condición de jefe del hogar las incrementa respecto de los no jefes, especialmente entre las mujeres. Estar casado o unido las incrementa entre los varones y las reduce entre las mujeres.
La escolaridad tiene una asociación muy débil con la participación laboral de los adultos mayores, aunque la intensidad de la asociación es mayor entre las mujeres con estudios superiores. La participación laboral en la tercera edad está significativamente asociada con los estudios superiores completos en ambos sexos, especialmente entre las mujeres. La percepción de ingresos no previsionales extra laborales reduce las chances de participación laboral en ambos sexos.
Cobertura previsional y participación laboral en áreas urbanas argentinas
El quinquenio 2005-2010 se diferencia del período siguiente por mayor crecimiento económico, menor inflación e intensa expansión de la cobertura previsional, especialmente entre las mujeres. Desde el año 2007 el crecimiento económico se estancó. A comienzos de la presente década la economía argentina entró en recesión y desde entonces la inflación se aceleró. En 2014 nuevas modificaciones en las leyes previsionales permitieron la incorporación de nuevos beneficiarios.
En el total de ocupados residentes en los aglomerados urbanos argentinos relevados por la eph, en el año 2005, 10% de los varones y 8% de las mujeres tenían 60 o más años. En el período 2005-2014 la participación laboral de los varones de 60 y más creció a 13% y la de las mujeres mayores se mantuvo estable.
La ampliación en la cobertura previsional y la mejora en los montos de jubilaciones y pensiones impactaron en la participación laboral de los adultos mayores argentinos, que evolucionó en dos sentidos divergentes. Entre 2005 y 2010 se observó una notoria reducción de la participación de quienes tendrían mayores dificultades de inserción laboral, por su menor escolaridad y mayor edad. Algunos subgrupos exhibieron un comportamiento coincidente con la tendencia de larga duración, marcada por la mayor permanencia en el mercado de trabajo, que involucraba especialmente a las personas de mayor escolaridad, a los adultos mayores más jóvenes y a los no perceptores de beneficios previsionales. Entre los últimos, se destaca el incremento de la participación laboral de los varones próximos a la edad jubilatoria, de todos los niveles de escolaridad.
En el período 2010-2014 se observa una retracción de la participación laboral masculina, especialmente entre los 60 y 64 años, y un ligero incremento de la femenina. Específicamente, cayó la participación laboral de los varones de 60 a 64 años sin escolaridad superior completa y la de los de 65 a 69 años con escolaridad baja, media y alta. Esta reducción se observa entre los perceptores y no perceptores (tablas 1, 2 y 3).
La participación femenina cayó entre 2005 y 2010 y tuvo un ligero incremento en el período siguiente. En el primer período, en un contexto de reducción generalizada, sobresale el incremento de la participación laboral de las mujeres con baja escolaridad de 60 a 64 años y de 65 a 69 años con estudios superiores completos. En el período 2010-2014 creció la participación laboral de las mujeres de todos los niveles de escolaridad de 60 a 64 y de 70 y más y descendió entre las de 65 a 69 años (tabla 2).

Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) de Argentina: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) de Argentina: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014

Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014
Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014La retracción de la participación laboral masculina y el ligero incremento de la femenina, presenta rasgos diferentes cuando se controla la condición de percepción de ingresos previsionales. Los varones no perceptores reforzaron su presencia en el mercado de trabajo mientras que las mujeres no perceptoras muestran tasas de actividad en aumento entre 2005 y 2010, y decrecientes entre 2010 y 2014, que al final del período se ubican por encima de las de 2005 (gráficos 1 y 2).
La participación de los varones mayores de 59 años perceptores ingresos previsionales creció entre 2005 y 2010 y decreció en el período siguiente. Paralelamente, el nivel de actividad de las mujeres mayores perceptoras cayó entre 2005 y 2010 y luego se estabilizó (tabla 3). Las reducciones en la participación laboral podrían atribuirse a las mejoras en las jubilaciones y pensiones, a la presencia de otros contribuyentes en el hogar y a la pérdida de dinamismo del mercado de trabajo.

Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014
Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014

Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014
Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014

Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014
Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014Características educativas de los adultos mayores argentinos
La mayoría de los adultos mayores ocupados tenía bajo nivel de instrucción y su escolaridad era inferior a la de los trabajadores más jóvenes. Las mujeres presentaban mayores brechas educativas por edad que los varones en las tres mediciones. Así, mientras la mayoría de las ocupadas menores de sesenta años tenía nivel de instrucción medio, entre las de mayor edad la categoría modal correspondía a quienes tenían bajo nivel de instrucción.
En el período mejoró la escolaridad de los trabajadores argentinos de todas las edades y se redujo la brecha educativa entre generaciones, especialmente entre 2005 y 2010. Las mejoras en la escolaridad se observan especialmente en los extremos, ya que cayó el porcentaje de ocupados con nivel de instrucción muy bajo y creció el de quienes habían concluido estudios de tercer nivel. Ambos procesos fueron especialmente destacables ente los adultos mayores y entre las mujeres.2
En 2010, una porción significativa de los adultos mayores argentinos con instrucción muy baja y baja estaba vinculada a ocupaciones de la construcción, el servicio doméstico, la comercialización directa, los servicios de limpieza no domésticos, el transporte, el cuidado y la atención de personas, la producción industrial y artesanal y la reparación de bienes de consumo. Por otra parte, entre los más escolarizados se observa un perfil laboral más diversificado, aunque la mayoría de ellos se vinculaba a ocupaciones de la educación, la salud, directivas de pequeñas y medianas empresas y de la gestión administrativa, planificación y control, en las que, probablemente, los adultos mayores disfrutaban de mayor estabilidad y mejores condiciones laborales (Sala, 2012). En 2014 la distribución según ocupaciones mostraba rasgos semejantes.
Cambios en la estructura de ocupaciones y en la composición por edad3
Entre 2005 y 2015 la estructura del empleo masculino total no sufrió prácticamente alteraciones, mientras que la composición del empleo femenino total mostró pocas modificaciones, expresadas en la reducción de la participación del servicio doméstico y de la comercialización directa. En contraposición, los cambios en la estructura de empleo de los adultos mayores fueron más acentuados, especialmente entre las mujeres (tablas 4 y 5).

Fuente: Indec: eph, 2005, 2010 y 2014
Fuente: Indec: eph, 2005, 2010 y 2014Entre los varones de mayor edad, entre 2005 y 2014, creció la presencia de los ocupados en la gestión, el transporte y la comercialización ambulante. Entre 2005 y 2010 cayó la participación de las ocupaciones de la comercialización directa, de la producción industrial y artesanal, de la reparación, de los servicios de vigilancia y seguridad civil y creció la de los vinculados a la construcción. Estos cambios se revirtieron en el período 2010-2014 (tabla 4).
Entre 2005 y 2014, entre las trabajadoras mayores cayó la participación relativa de las ocupadas en el servicio doméstico, la comercialización directa y, en menor grado, de las vinculadas a los servicios de limpieza no domésticos. Creció la presencia relativa en tareas de gestión, de la salud y sanidad, de la producción industrial y artesanal y del cuidado y la atención de personas (tabla 5).

Fuente: Indec: eph. 2005, 2010 y 2014
Fuente: Indec: eph. 2005, 2010 y 2014A continuación, se indagó el nivel de envejecimiento demográfico en los grupos ocupacionales que congregaban a la mayoría de los adultos mayores, estimado a partir del porcentaje de adultos mayores, y se detectaron tendencias de mediano plazo y cambios de corto plazo, afectados por la coyuntura económica y las fluctuaciones en la cobertura previsional.
Una de las tendencias de mediano plazo es el incremento, entre 2005 y 2014, del porcentaje de adultos mayores entre los ocupados en la gestión; de los varones mayores entre los ocupados en el transporte y en los servicios de vigilancia y seguridad civil y de las mujeres mayores en la reparación de bienes de consumo, la producción industrial y artesanal y la salud y sanidad (tablas 6 y 7).
En el mismo período cayó la participación relativa de los varones mayores entre los ocupados en la reparación de bienes de consumo y de las mujeres mayores en los servicios de limpieza no domésticos y gastronómicos. Es decir estas que ocupaciones rejuvenecieron (tablas 6 y 7).

Fuente: Indec: eph, 2005, 2010 y 2014
Fuente: Indec: eph, 2005, 2010 y 2014

Fuente: Indec: eph, 2005, 2010 y 2014
Fuente: Indec: eph, 2005, 2010 y 2014Durante la fase de crecimiento económico y de menor inflación aumentó la participación relativa de los adultos mayores de ambos sexos en las ocupaciones directivas, de los varones de mayor edad en la construcción y la comercialización ambulante y de las mujeres mayores en las ocupaciones del cuidado y la atención de personas (tablas 6 y 7). Esta participación se retrajo durante los cuatro años siguientes, al desacelerarse el crecimiento económico y aumentar la cobertura previsional. La mayoría de estas ocupaciones, a excepción de las directivas, funcionan como refugio de la mano de obra desempleada y, al empeorar las condiciones económicas, se tornaron atractivas para trabajadores más jóvenes, que desplazaron a los mayores hacia la inactividad.
Segregación laboral de los adultos mayores
En esta sección se aborda la problemática de la segregación laboral por edad que involucra a los adultos mayores. Humpert (2013) sintetiza abordajes clásicos y contemporáneos de esta problemática. Entre los primeros, sitúa aquellos que consideran que las oportunidades de trabajo y la gama de ocupaciones se reducen con la edad, porque los empleadores suponen una disminución de las capacidades individuales, de la productividad o por discriminación. Se refiere a estudios que fundamentan las preferencias por contratar trabajadores más jóvenes por el mayor tiempo durante el cual el empleador obtendrá beneficios, a partir de costos de contratación y entrenamiento idénticos para trabajadores jóvenes y mayores. El autor menciona además que las empresas con salarios crecientes con la antigüedad contratan con menor frecuencia trabajadores mayores y prefieren a candidatos con menos años de experiencia laboral.
Entre los estudios más recientes, destaca las conclusiones que muestran la distribución más homogénea entre ocupaciones de los mayores de 55 años con mayor tiempo de contratación, en relación con los reingresantes al mercado laboral de la misma edad. En la misma línea, destaca las conclusiones de otro trabajo que observa mayor concentración ocupacional entre los mayores de 55 años que estuvieron desempleados más de un año, que los ocupados de la misma edad desempleados durante un período menor.
Luego sintetiza las principales conclusiones de estudios que abordan esta problemática en países de la ocde en los últimos años. Así, por ejemplo, en España se observó que los trabajadores mayores de 45 años estaban más segregados que los más jóvenes y que las mujeres de mayor edad tenían menos oportunidades laborales que los hombres de edad avanzada. En Finlandia empresas que permiten la permanencia de trabajadores mayores de 50 años son menos propensas a la contratación de trabajadores de estas edades. Paralelamente, en Estados Unidos, los trabajadores de más edad que cambian de empleador tienden a seleccionar empresas que contratan un alto porcentaje de trabajadores mayores. Además, en Bélgica, las mujeres mayores tienen menos probabilidades de encontrar empleo que las mujeres más jóvenes o que los hombres de cualquier edad, aun cuando acepten un salario y pagos a la seguridad social menores (Humpert, 2013).
El mismo autor analiza luego los cambios en las oportunidades laborales de los adultos mayores y su relación con los cambios en las políticas laborales y de jubilación en Alemania occidental. Muestra una disminución a largo plazo en la segregación ocupacional por sexo, que se verifica entre los ocupados menores de 54 años. Entre los mayores observa un incremento de la segregación a partir de la década del ochenta, asociados a los cambios en las políticas laborales y de jubilación. Destaca que la segregación laboral es mayor entre las mujeres que entre los hombres mayores (Humpert, 2013).
A continuación se propone un abordaje de la segregación laboral, definida como la concentración desproporcionada y asimétrica de los adultos mayores de cada sexo en diferentes grupos de ocupaciones. Parte del supuesto de la existencia de mecanismos de ingreso (por vía del autoempleo o de la contratación) y de condiciones para el desempeño y la permanencia prevalecientes en algunas ocupaciones, capaces de convertirlas en nichos que posibilitan la continuidad laboral en edades avanzadas.4
En general, las ocupaciones que requieren menor calificación suponen un uso intensivo del cuerpo, jornadas de trabajo de mayor duración y peores condiciones laborales, por lo que la mayor edad y la pérdida de salud dificultan el cumplimiento de las tareas que estas suponen. Por otra parte, en general permiten la incorporación de trabajadores jóvenes, migrantes y reingresantes al mercado laboral, por sus menores requisitos de calificación. En las que requieren mayor calificación, la edad no tiene tantas desventajas. Sin embargo, los adultos mayores enfrentan limitaciones para permanecer en el mercado de trabajo relacionadas con la obsolescencia de sus conocimientos ante el rápido avance tecnológico y la mayor escolaridad de los trabajadores más jóvenes. Además, algunas de estas ocupaciones están reguladas por disposiciones que obligan al retiro a edades determinadas.
En un contexto de elevada precariedad, en el que los trabajadores más jóvenes tienen mayor escolaridad, los adultos mayores tienen menores ventajas y pueden competir con éxito solo en aquellas ocupaciones en las que se valora su experiencia. Además, la contratación de adultos mayores tanto en las ocupaciones que requieren menor calificación como en las que convocan a trabajadores más calificados, la demanda de los bienes y servicios que ellos ofrecen también están condicionadas por el grado de prejuicio hacia el trabajo de las personas mayores y la sobrevaloración de la juventud en la esfera laboral.
Las ocupaciones directivas, de la salud y la educación implican la puesta en juego de habilidades menos afectadas por la edad, como las capacidades de comunicar, organizar, tomar decisiones, transmitir conocimientos y que podrían estar menos expuestas a los prejuicios que afectan a la vejez. Estas ocupaciones serían permeables a la permanencia de personas de edades avanzadas, porque se valoran sus atributos.
Las ocupaciones del cuidado de las personas, de la reparación de bienes de consumo (que congrega entre otros oficios a las modistas), el servicio doméstico, las ocupaciones de limpieza no doméstica o algunas formas de producción artesanal, se ubican en una línea de continuidad entre las labores de la reproducción familiar y por ello explican la concentración de mujeres mayores de baja instrucción.
Las ocupaciones de limpieza no doméstica y de seguridad y vigilancia son también una alternativa para los varones con menor escolaridad. En ellas prevalecen los empleos de medio tiempo, que resultan de la externalización de funciones de empresas, que contratan los servicios de agencias.
La permanencia en el mercado de trabajo en edades avanzadas también depende del grado de control sobre los medios de trabajo a lo largo de la vida activa. Así, los patrones y trabajadores por cuentapropia tienen más chances de permanecer ocupados a mayor edad. Estas categorías ocupacionales prevalecen en las ocupaciones directivas, de la comercialización directa, de la construcción, de la reparación de bienes de consumo y de la producción artesanal.
Metodología empleada para estimar la segregación ocupacional
A continuación se analizan los niveles de segregación laboral de los adultos mayores urbanos argentinos en tres años del período 2005-2014 a partir del índice de asociación global en un modelo log-lineal saturado.
El índice de asociación global en un modelo log-lineal saturado permite medir la segregación de diferentes tipos de trabajadores en distintas ocupaciones, empleos y locales de trabajo, controlando, simultáneamente, las diferencias en la composición de poblaciones específicas. Es decir, que permite controlar simultáneamente las diferencias en las estructuras productivas y las discrepancias en el peso relativo de los adultos mayores en los mercados de trabajo. Este índice fue utilizado en estudios de segregación laboral por sexo (Oliveira, 1998 y 2003) y permitió detectar cambios en los niveles de feminización de algunas ocupaciones.
Con la misma metodología fue estimada la segregación laboral de los adultos mayores urbanos argentinos en 2011. Se observó que los varones de sesenta y más años que no habían completado estudios de nivel medio estaban sobrerrepresentados entre los directivos de pequeñas y microempresas. En menor grado, también estaban segregados en las ocupaciones de los servicios de vigilancia y seguridad civil, de la reparación de bienes de consumo, de la comercialización directa, de la construcción edilicia, del transporte y del almacenaje. Por su parte, quienes tenían nivel de instrucción medio y alto estaban sobrerrepresentados respecto a los varones más jóvenes, entre los directivos de medianas, pequeñas y microempresas, y en las ocupaciones de la producción industrial y artesanal, del transporte, de la construcción edilicia y de la gestión administrativa, planificación y control. Paralelamente, las trabajadoras de mayor edad y menor escolaridad estaban segregadas en las ocupaciones del cuidado y la atención de personas, de la comercialización directa, de la producción industrial y artesanal, de los servicios de limpieza no domésticos, de la comercialización ambulante y callejera, directivas de pequeñas y microempresas y de la gestión administrativa, planificación y control. Mientras que las mujeres mayores con niveles de instrucción medio y alto estaban segregadas en las ocupaciones de la salud y sanidad, directivas de pequeñas y microempresas, de los servicios de limpieza no domésticos y de la gestión presupuestaria, contable y financiera (Sala, 2013).
El cálculo de este índice parte de la distribución de las poblaciones clasificadas según la variable que se considera determinante en la segregación, en este caso la edad. Provee una serie de parámetros, de los que serán analizados los valores vjy A.
Maj son los ocupados de sesenta y más años, por lugar de residencia y sexo, en la ocupación j y Bj son los ocupados menores de sesenta años en la ocupación j.
Los valores vjson los desvíos de la razón entre ocupados de sesenta y más y los trabajadores menores en la ocupación j, con relación a la razón media de todas las ocupaciones, o sea, el desvío del grupo con relación a la representación de los trabajadores de mayor edad. Si este parámetro es positivo, indica sobrerrepresentación de los adultos mayores en cada grupo de ocupaciones. Si es negativo, se interpreta que están subrepresentados en relación con los trabajadores de menor edad.
A= es el índice de segregación. En una situación de mercado de trabajo perfectamente integrado, es decir, en ausencia de segregación, A= 1. Cuanto más se distancie A de 1, más segregación presenta el mercado de trabajo.
El índice es sensible a la cantidad de categorías analizadas y el refinamiento de sistema clasificatorio incrementa las posibilidades de captar correctamente la magnitud de la segregación. Se optó por calcular los niveles de segregación considerando los diez grupos ocupacionales a dos dígitos que concentraban a la mayoría de los adultos mayores ocupados, según sexo y lugar de residencia.
Tres hipótesis guiaron la elaboración de este artículo. La primera postula que la expansión de la cobertura previsional contribuyó al incremento de los niveles de segregación por la salida del mercado laboral de los adultos mayores con menor escolaridad y la concentración en un número menor de ocupaciones de quienes permanecieron. Esta concentración fue polarizada y se produjo en ocupaciones con requerimientos de mayor calificación, como las de dirección y gestión y, por otra parte, en aquellas que albergaron a un número importante de cuentapropistas de baja calificación. Este es el caso de las ocupaciones de la construcción, del comercio ambulante y de las ocupaciones de la reparación.
Entre 2010 y 2014 se destaca la retracción de la participación laboral de los varones de 60 a 64 años sin escolaridad superior completa. Esta retracción coincidió con el rejuvenecimiento de las ocupaciones de la construcción, del comercio ambulante, directivas y de la gestión. Este rejuvenecimiento habría provocado una reducción de los niveles de segregación por edad en estos grupos ocupacionales al final del período.
Además, se postula que la mayor segregación laboral por edad en perjuicio de las mujeres mayores se relaciona con las brechas educativas entre generaciones y dentro del colectivo de mujeres de la tercera edad.
Hacia el final del período analizado se estimaba una disminución del nivel de segregación laboral por edad en beneficio de los adultos mayores de ambos sexos, asociada a la reducción de las brechas educativas entre generaciones, producto de las mejoras en la escolaridad de los adultos mayores ocupados.
Estas hipótesis encontrarían suporte parcial en la evidencia del crecimiento del nivel de segregación laboral de los adultos mayores entre 2005 y 2010 y posterior reducción entre 2010 y 2014. Además, en las tres mediciones consideradas se observa mayor nivel de segregación ocupacional entre las mujeres (tabla 8).
Tabla 8: Índices A de segregación ocupacional de los ocupados de 60 años y más, según sexo. 2013

Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014
Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014Los valores A se explican por la segregación laboral de los adultos mayores en cada grupo de ocupaciones. Estos grados, expresados en los valores vj, se observan en los gráficos 3 y 4.

Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014
Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014

Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014
Fuente: Indec: eph, segundo semestre de 2005, cuarto trimestre de 2010 y segundo trimestre de 2014En el año 2005, la segregación laboral de los varones de mayor edad era inexpresiva en la mayoría de los grupos ocupacionales considerados. Estos estaban sobrerrepresentados respecto a los varones más jóvenes en las ocupaciones directivas, de la comercialización ambulante, de la gestión, de la reparación y de la producción industrial y artesanal.
En 2010 se profundizó la segregación de los varones mayores en las ocupaciones directivas, de la comercialización ambulante y de la producción industrial y artesanal. En 2014 los trabajadores mayores continuaban segregados en las ocupaciones de la producción industrial y artesanal, de la construcción y de la salud y la sanidad y los servicios de limpieza no domésticos.
Al comenzar el período analizado, las mujeres mayores estaban segregadas en las ocupaciones de la reparación, de los servicios gastronómicos, de limpieza no doméstica, de la gestión y de la producción industrial y artesanal. Entre 2005 y 2010 la segregación se acentuó en las ocupaciones de la reparación de bienes de consumo, de la gestión, del cuidado y la atención de las personas y directivas.
Entre 2010 y 2014 los niveles de segregación laboral disminuyeron notablemente. Hacia el final del período solo se destaca la sobrerrepresentación de las mujeres mayores en las ocupaciones de la reparación, de los servicios gastronómicos, de la gestión y de los servicios de limpieza no domésticos.
Conclusiones
Este artículo describió algunas tendencias relacionadas con la participación laboral de los adultos mayores urbanos argentinos en una década signada por la inclusión en el sistema previsional.
Concluye que la ampliación en la cobertura previsional y la mejora en los montos de jubilaciones y pensiones ocurridos entre 2005 y 2010 fueron acompañadas por una notoria reducción de la participación laboral de los adultos mayores con menor escolaridad y mayor edad, y de las mujeres perceptoras de beneficios previsionales. En sentido inverso, en el quinquenio creció la participación laboral de los más escolarizados, de los adultos mayores más jóvenes y de los no perceptores de beneficios previsionales, especialmente entre los varones próximos a la edad jubilatoria, de todos los niveles de escolaridad. Entre 2010 y 2014, en un marco de reducción de la participación laboral en la tercera edad, se detectan algunas excepciones, relacionadas con la mayor participación de las mujeres de 60 a 64 años y de las de 70 y más y, entre los varones, de quienes tenían 60 a 64 años, con escolaridad superior completa y los perceptores mayores de 65 años.
En 2005, 2010 y 2014, la mayoría de los adultos mayores ocupados tenía bajo nivel de instrucción y su escolaridad era inferior a la de los trabajadores más jóvenes. Las mujeres presentaban mayores brechas educativas por edad que los varones. En el período mejoró la escolaridad de los trabajadores argentinos de todas las edades y se redujo la brecha educativa entre generaciones. Cayó el porcentaje de ocupados con nivel de instrucción muy bajo y creció el de quienes habían concluido estudios de tercer nivel. Ambos procesos fueron especialmente destacables ente los adultos mayores.
Se estimaron variaciones en el nivel de envejecimiento de diferentes grupos ocupacionales. Se detectaron tendencias de mediano plazo y cambios más afectados por la coyuntura económica y las fluctuaciones en la cobertura previsional. Entre 2005 y 2015 creció la participación de los mayores de 59 años de ambos sexos entre los ocupados en la gestión, de los varones mayores entre los ocupados en el transporte y los servicios de vigilancia y seguridad civil y de las mujeres mayores entre las ocupadas en la reparación de bienes de consumo, la producción industrial y artesanal y la salud y sanidad. Entre 2005 y 2010, durante la fase de crecimiento económico y menor inflación, aumentó la participación relativa de los adultos mayores en las ocupaciones directivas, de los varones de mayor edad en la construcción y la comercialización ambulante y de las mujeres mayores en las ocupaciones del cuidado y la atención de personas. Esta participación luego se retrajo.
En tres momentos del período se indagó la presencia de nichos ocupacionales que permitieran la continuidad laboral de los adultos mayores, definiendo como tales a los grupos ocupacionales en los que estaban sobrerrepresentados.
El nivel de segregación laboral de los adultos mayores creció entre 2005 y 2010 y disminuyó entre 2010 y 2014. En el año 2005, la segregación laboral de los varones mayores era muy baja y se explica por su sobrerrepresentación en las ocupaciones directivas, de la comercialización ambulante, de la gestión, de la reparación y de la producción industrial y artesanal. En 2010 se acentuó en los mismos grupos ocupacionales, a excepción de las ocupaciones de la reparación. En 2005 las mujeres mayores estaban sobrerrepresentadas en las ocupaciones de la reparación, de los servicios gastronómicos, de los servicios de limpieza no domésticos, de la gestión y de la producción industrial y artesanal. Entre 2005 y 2010 la segregación se acentuó en las ocupaciones de la reparación de bienes de consumo, de la gestión, del cuidado y la atención de las personas y directivas.
Entre 2010 y 2014 los niveles de segregación laboral por edad de ambos sexos disminuyeron y probablemente se estabilizaron. Hacia el final de período emergen como nichos laborales que albergaban a los varones de mayor edad las ocupaciones de la producción industrial y artesanal, de la construcción, de la salud y la sanidad y los servicios de limpieza no domésticos. Paralelamente, las mujeres mayores aparecen sobrerrepresentadas en las ocupaciones de la reparación, de los servicios gastronómicos, de la gestión y de los servicios de limpieza no domésticos.
En los años analizados se destaca el mayor nivel de segregación laboral femenino, que podría relacionarse con la doble vulnerabilidad de las mujeres mayores, por su condición de género y edad. Para algunas de ellas la inserción desventajosa a lo largo de sus vidas, asociada a la baja escolaridad, en un contexto de mejoras del nivel de instrucción de las cohortes de trabajadoras más jóvenes, las empuja a un núcleo muy reducido de ocupaciones, entre las que sobresalen las de reparación de bienes de consumo. No obstante, también es importante considerar la contribución de la segregación total la de las mujeres mayores más escolarizadas, sobrerrepresentadas en las ocupaciones de la gestión administrativa, contable y financiera.
La problemática del empleo en la tercera edad se enmarca en la discusión sobre los mecanismos que garantizan la seguridad económica en la vejez, definida como la capacidad de disponer y usar de forma independiente recursos económicos regulares y suficientes para asegurar una buena calidad de vida. Los beneficios de la seguridad social, junto a la participación en la actividad económica y las transferencias y ayudas familiares son los principales mecanismos que proveen seguridad económica a las personas mayores (Huenchuan y Guzmán, 2006).
El estudio de la segregación laboral es un primer paso para determinar situaciones de discriminación laboral por edad, asociadas a diferencias salariales y de condiciones de trabajo. Además, la comprensión de los mecanismos de inserción y permanencia en estas ocupaciones, permitirá orientar acciones de apoyo a quienes se encuentran una situación más desfavorable. Este es el caso de los adultos mayores vinculados a ocupaciones de la reparación, de la venta ambulante, la limpieza no doméstica y las ocupaciones de la seguridad. También ayudará a detectar grupos ocupacionales en los que sería oportuno focalizar políticas de promoción de la calidad del empleo, a través de capacitación o acceso a créditos blandos para mejorar el equipamiento y a promover la transferencia de conocimientos a generaciones más jóvenes, como en las ocupaciones de reparación que albergan a mujeres mayores.
En un marco de envejecimiento poblacional acentuado, la concentración desproporcionada de adultos mayores convierte a algunos grupos ocupacionales en nichos en los que prevalecen condiciones laborales y salariales que estimulan su permanencia o alimentan la preferencia de los empleadores por este tipo de trabajadores. El análisis de estas condiciones supone recurrir a metodologías cualitativas capaces de dar cuenta de la importante heterogeneidad de situaciones dentro de algunos grupos ocupacionales, que se expresa en diferentes las funciones, jerarquías y condiciones laborales y remunerativas. Este es el caso de las ocupaciones de la producción industrial y artesanal, la construcción, de la gestión y de la salud, que albergan a una importante cantidad de adultos mayores, quienes probablemente transitaron caminos de movilidad ocupacional que los sitúen en mejor posición que los trabajadores más jóvenes.
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Notas
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