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Explicaciones de nivel personal en las ciencias del comportamiento animal
Personal-level explanations in behavioral sciences of non-human animals
Revista Argentina de Ciencias del Comportamiento, vol. 13, núm. 1, pp. 1-16, 2021
Universidad Nacional de Córdoba

Revisiones


Recepción: 10 Marzo 2020

Aprobación: 22 Junio 2020

Financiamiento

Fuente: Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Córdoba

Beneficiario: Sánchez, Nicolás Sebastián

Resumen: La distinción entre los niveles personal y subpersonal de explicación psicológica ha resultado de gran utilidad para diferenciar distintos modos de comprender el comportamiento humano. La discusión teórica en torno a la distinción se ha enfocado particularmente en torno a cómo caracterizar el nivel personal. Sin embargo, poco se ha dicho sobre cómo estas explicaciones operarían a la hora de hacer inteligible el comportamiento inteligente de animales no humanos. En este trabajo analizo las principales caracterizaciones que se han dado de las explicaciones de nivel personal y cómo éstas aplicarían a la interpretación del comportamiento animal en contextos científicos. Específicamente, defenderé que las explicaciones de nivel personal son especialmente relevantes para explicar las acciones humanas en tanto eventos singulares. A partir de esto, argumentaré que también los comportamientos animales pueden potencialmente ser eventos singulares como lo son las acciones humanas. Así, las explicaciones de nivel personal juegan un rol importante en las ciencias del comportamiento animal.

Palabras clave: explicación psicológica, comportamiento animal, nivel personal, cognición animal.

Abstract: The distinction between personal and subpersonal levels of psychological explanation has proved useful in order to differentiate ways of understanding human behavior. Yet little has been discussed about how these kinds of explanations would work in making sense non-animals’ intelligent behavior. In this paper I assess the main characterizations of personal and subpersonal explanations and how they could be applied in interpreting animal behavior in a scientific setting. Specifically, my claim is that personal level explanation is especially relevant to explain human actions as singular events. Through this, I will argue that instances of animal behavior can potentially be taken as singular events in the same way in which we take human action to be. Thus, personal level explanation plays an important role in behavioral sciences of non-human animals.

Keywords: psychological explanation, animal behavior, personal level, animal cognition.

Introducción

La complejidad y diversidad del comportamiento humano requiere para su comprensión de explicaciones con rasgos particulares, que no se presentan al dar cuenta de fenómenos de otro orden. Con el fin de hacer inteligibles esta clase de fenómenos apelamos en muchos casos a estados mentales, lo que conocemos como explicaciones psicológicas. Durante mucho tiempo fueron los filósofos los encargados intelectuales de caracterizar de modo sistemático la relación entre las acciones humanas y sus determinantes psicológicos. A partir del desarrollo y profesionalización de la psicología -especialmente de las ciencias cognitivas- nuevas discusiones se generaron sobre el modo en que la ciencia psicológica daba cuenta de las relaciones entre acciones y estados cognitivos.

Daniel Dennett, un filósofo formado en la intersección de estas dos épocas, con preocupaciones filosóficas sustantivas pero sensible también al desarrollo científico, planteó en Contenido y Conciencia (Dennett, 1969) la distinción entre explicaciones psicológicas de nivel personal -ENPs, en adelante- y explicaciones de nivel subpersonal -ENSPs, en adelante. Mediante ellas buscó diferenciar entre explicaciones que utilizan un vocabulario en el que figuran seres humanos y sus estados mentales al que apelamos para dar cuenta de sus acciones y, por otra parte, el vocabulario de las ciencias cognitivas donde los estados relevantes son los del cerebro. Dado que esa distinción era significativa en el contexto filosófico de la segunda mitad del siglo XX para discusiones que otros filósofos estaban teniendo, recibió posteriormente mucha atención y variadas interpretaciones.

Existen buenas razones para pensar que la clase de explicación psicológica que utilizamos para el caso de seres humanos adultos y racionales aplica también a otras formas de vida. De hecho, este parece ser el caso de los animales no humanos (Danón, 2013), niños prelingüísticos (Perner, 1993) y sujetos con patologías psiquiátricas (Bortolotti, 2010; Vilatta, 2017). Si bien se ha reconocido que los animales son merecedores de atribuciones mentalistas, queda por especificar en qué sentido específico estas atribuciones pertenecen a ENPs.

En el presente artículo caracterizaré a las ENPs como explicaciones psicológicas horizontales que apelan a estados del agente para dar cuenta de un comportamiento. Así caracterizadas, buscaré mostrar a la vez la necesidad tanto como las limitaciones de esta clase de explicaciones en las ciencias del comportamiento animal -CCAs, en adelante. Por una parte, sostendré que las ENPs adquieren especial relevancia cuando existen eventos singulares a explicarse. Argumentaré que bajo esta caracterización las CCAs efectivamente hacen y seguirán haciendo uso de ENPs, dado que los animales no humanos son potenciales generadores de eventos singulares. Por otro lado, mencionaré algunas limitaciones que tiene esta caracterización de las ENPs para su uso en las CCAs. Especialmente, la necesidad de ENPs dependerá del momento de la indagación en que se encuentre las CCAs. Expresado brevemente: si necesitamos responder a la pregunta de por qué un animal se comportó de determinado modo en un determinado momento, y al responder a esa pregunta damos una explicación que utiliza sus estados psicológicos como causalmente eficaces en la producción de ese comportamiento, entonces necesitamos ENPs. La estructura del presente trabajo es la siguiente. En primer lugar, comenzaré exponiendo la distinción de acuerdo a cómo la conceptualizó Dennett (1969). En el segundo apartado, expondré la posición funcionalista con respecto a las ENPs. También presentaré la posición de otros autores -a los que denominaré “partidarios de la mente autónoma” siguiendo a Bermúdez (2005)- quienes consideran que hay una distinción tajante entre los niveles de explicación de las ENPs y las ENSPs. Finalmente, expondré un modo en el que puede incorporarse a una posición funcionalista un insight de lo que los partidarios de la mente autónoma consideran propio y único de las ENPs -a saber, el hecho de que se ocupan de explicar a las acciones humanas como eventos singulares. En el tercer apartado consideraré qué clases de explicaciones son las utilizadas en las CCAs. En el cuarto apartado analizaré por qué puede considerarse que las ENPs son relevantes para las CCAs. Finalmente analizaré las limitaciones tienen las ENPs en el contexto de la indagación científica sobre el comportamiento animal.

Explicaciones de nivel personal

Formulación original

En Contenido y Conciencia (Dennett, 1969), Dennett postula la distinción entre las ENPs y ENSPs con el fin de diferenciar a la explicación psicológica de los seres humanos personas y sus procesos y actividades mentales del nivel en el que figuran los cerebros y eventos en el sistema nervioso. Las ENPs buscan dar cuenta de la ​acción de un agente en términos de sus intenciones, deseos y creencias, es decir, explicar el comportamiento a partir de los estados mentales del agente. Por el otro lado, las ENSPs apelan a las partes del agente o a subsistemas del mismo regidos por mecanismos computacionales y/o neurofisiológicos.

Las ENPs son explicaciones horizontales. De acuerdo con Drayson (2012, p. 3), “cuando explicamos el comportamiento de una persona, citamos la secuencia de eventos mentales que precedieron al comportamiento, ante todo en términos de actitudes proposicionales tales como las creencias y deseos de las personas”. La utilización de actitudes proposicionales es requerida en buena parte de los reportes psicológicos que hacemos de las personas -sea en un contexto ordinario o en el de la indagación científica-; o al menos toda vez que queremos especificar qué cree, desea o teme alguien. Un reporte psicológico usualmente involucra una proposición del tipo “Juan cree que va a llover”. Donde Juan es el agente de quien se reporta el estado psicológico, la creencia es la actitud reportada y el hecho de que va a llover es el contenido de esa actitud.

Esta clase de explicaciones en las que figuran actitudes proposicionales se oponen a las explicaciones verticales, que buscan dar cuenta de “los rasgos de un evento antes que su ocurrencia” (Drayson, 2012, p. 2) apelando en particular a sus rasgos componenciales. De acuerdo con Drayson (2012, p. 2), la explicación vertical:

en vez de explicar por qué esta ventana en particular se rompió cuando lo hizo, una explicación vertical puede enfocarse en por qué el vidrio se rompe de esta manera en particular: ¿qué es acerca del vidrio en sí mismo que podría dar cuenta de este fenómeno? El explanandum de una explicación vertical es pensado usualmente en términos de las capacidades o disposiciones de una cosa, y los explanans tienden a citar las partes de una cosa o los componentes e.g. la estructura molecular del vidrio.

La ENP suele identificarse con la explicación de sentido común que utilizamos en contextos ordinarios de interpretación, explicación y predicción del comportamiento de los demás. En ese sentido, es la clase de vocabulario que utilizan los filósofos para hablar de la conducta humana -en términos de acciones intencionales y acciones racionales.

Uno de los objetivos de Dennett (1969) al postular la distinción era alertar acerca del uso de vocabulario subpersonal para explicar fenómenos de nivel superior, en un contexto científico donde se estaban aplicando predicados psicológicos al cerebro. Otro objetivo, en una dirección opuesta es plantear que las ENPs, si bien pueden considerarse explicaciones de sentido común, también son susceptibles de ser utilizadas como parte de explicaciones científicas de la conducta humana. A su vez, las ENSPs pueden hacer una contribución a las ENP y ayudar a conectar los vocabularios de nivel inferior con los de nivel superior, dando una explicación detallada de cómo se efectivizan en el cerebro los procesos que figuran en el nivel superior. De este modo, Dennett apunta a darle a las ENPs legitimidad haciéndolas accesibles a la ciencia psicológica. Ubicando la discusión en el nivel del vocabulario que usamos para explicar, espera desembarazarse de la carga metafísica que caracterizaba a algunas discusiones de los filósofos de su época -por ejemplo, las centradas en el problema mente-cuerpo. Merece enfatizarse -y ha sido reconocido en análisis posteriores (cf. Drayson, 2012; Skidelsky & Pérez, 2005)- el compromiso dennettiano con respecto a que esta distinción mapea, esencialmente, dos niveles​ de explicación diferentes. Estos pueden estar a su vez fundados sobre dos ​ niveles de cognición diferenciales, pero no hay una relación de necesidad entre estos dos compromisos. A su vez, el énfasis también está puesto en darle legitimidad a las ENSPs como un modo de explicación psicológica, teniendo en cuenta las prácticas científicas mencionadas.

En resumen, y como se sugiere en comentarios a su obra, existe en Dennett (1969) el compromiso doble de reconocer que nuestro discurso ordinario sobre nuestros estados mentales es distinto al discurso científico, a la vez que reconoce cómo se conectan esas dos imágenes (Skidelsky & Pérez, 2005). En este sentido, el problema central a lo largo de su obra es el del problema de la reconciliación (Zawidzki, 2014). La caracterización de Dennett, sin embargo, es muy sucinta en su formulación original y no ha sido retomada en su obra posterior. Algunos filósofos se hicieron eco de esta distinción: las etiquetas correspondientes a lo “personal” y lo “subpersonal” reflejaban sus propias posiciones acerca de cuestiones tales como la autonomía de la psicología, la posibilidad o imposibilidad de una explicación científica del comportamiento humano, entre otras. En las secciones que siguen en este apartado analizaremos estas perspectivas que buscaron o bien resaltar la distancia entre las mencionadas dos clases de explicación o bien matizarla y mostrar la continuidad entre ellas.

Posiciones funcionalistas: ENPs en ciencia cognitiva

Si parte del proyecto dennettiano era mostrar la posibilidad de relacionar los vocabularios de las ENPs y las ENSPs manteniendo alguna relevancia para las primeras, son los funcionalistas quienes más han continuado en esa senda. En términos generales una teoría funcionalista sostiene que lo que define a un estado funcional es “el estado de un objeto definido en términos de sus relaciones respecto al input hacia un sistema, a otros estados funcionales del sistema, y al output desde el sistema” (Ludwig, 2008, p. 21). En el caso de los estados mentales, los inputs serían lo percibido y sentido; los otros estados funcionales del sistema serían otros estados mentales; y los outputs las acciones o comportamientos del organismo.

La literatura filosófica acerca del funcionalismo es vasta debido a la popularidad que esta posición tuvo y tiene en filosofía de la mente. Aplicada específicamente a la discusión sobre la explicación del comportamiento y/o la acción humana, los funcionalistas sostienen que las ENPs son explicaciones de sentido común sobre el comportamiento de los demás. Mediante las ENPs podemos “detectar patrones de comportamiento que son simplemente invisibles a los niveles de explicación más bajos en la jerarquía de explicación” (Bermúdez, 2005, p. 52). Para estos autores no son muy diferentes las generalizaciones de sentido común que hacemos en contextos ordinarios de las que pretendemos hacer en contextos científicos. Uno de los puntos importantes que sostiene el funcionalismo es que la relación entre los estados psicológicos y comportamientos es causal, donde los primeros son causas de los últimos. Así, mi creencia de que va a llover es la que explica que salga de casa con un paraguas pues fue causa de ese comportamiento. Este punto es central, pues como veremos más abajo, los partidarios de la mente autónoma ponen restricciones a las ENPs que las separan de la dimensión causal.

De acuerdo con una perspectiva funcionalista, las tareas de la psicología son, en primer lugar, identificar las leyes o generalizaciones empíricas relevantes: las generalizaciones causales que se postulan mediante ENPs. De acuerdo con Roth y Cummins (2018), en esta fase se buscan “efectos”:

en psicología, las leyes son casi siempre concebidas, y generalmente llamadas, efectos [...]. Tenemos el efecto García [...], el efecto McGurk [...], así también como la Ley del Efecto [...] y la Ley de Emmert [...]. Cada una de estas es una ley o regularidad (o conjunto de ellas) bien confirmada. [...] La ciencia a veces se ocupa de explicar eventos individuales -e.g: la extinción de los dinosaurios es explicada apelando a la nube de polvo global que se formó cuando un gran meteorito chocó la Tierra. Pero, más a menudo, y más fundamentalmente, se enfoca en la explicación de [e]fectos. [...] Estos simplemente especifican regularidades. (Roth & Cummins, 2018, p. 34; cf. Cummins, 2000)

Una vez identificadas y precisadas, estas regularidades o efectos se vuelven explananda, es decir, los targets de la explicación. El objetivo de la explicación será decir en virtud de qué se dan esas regularidades o efectos. Es decir, la pregunta es qué capacidades psicológicas están en la base de los estados psicológicos que eran, a su vez, los explanans en la ENP. Esta fase es la que Cummins (1983) llama “el problema de la especificación”, en el que se busca especificar de algún modo la capacidad psicológica que permite la expresión del comportamiento.

Posteriormente deben descomponerse capacidades psicológicas más complejas en otras más simples, y esto es lo que suele considerarse el paso propiamente explicativo. La estrategia que esta teoría -también llamada funcionalismo homuncular- postula para la psicología es “explicar una capacidad cognitiva de un conjunto en términos de las operaciones organizadas no-tan-cognitivas de sus partes” (Figdor, 2018, p. 41). En esta fase se da lo que se conoce como análisis funcional, que consiste:

en analizar una disposición en un número de disposiciones menos problemáticas tales que la manifestación programada de estas disposiciones analizantes resulta en una manifestación de la disposición analizada. Por ‘programada’ aquí simplemente quiero decir organizada de manera tal que podría ser especificada en un programa o un diagrama de flujo. (Cummins, 2000, p. 125)

A partir del análisis funcional podemos conectar a las ENPs con las ENSPs, podemos pasar explicaciones que dan cuenta de eventos de comportamiento en términos psicológicos a explicaciones que dan cuenta de capacidades psicológicas en términos de subcapacidades menos sofisticadas. En palabras de Roth y Cummins (2018), en el análisis funcional

[l]os targets explicativos [...] típicamente no son puntos en el estado espacio -eventos particulares- o trayectorias a través de él -secuencias particulares de eventos. Antes, el objetivo usual de esta clase de análisis es apelar al diseño de un sistema con el fin de explicar por qué uno encuentra las trayectorias que encuentra y no otras. [...] La estrategia es entender las propiedades disposicionales de un sistema complejo al exhibir el diseño funcional abstracto de ese sistema -mostrar, en definitiva, que un sistema con cierto diseño está obligado a tener la propiedad [...] en cuestión (p. 36).

A partir de las distintas etapas explicativas de la ciencia cognitiva -identificación de leyes y generalizaciones, análisis de qué capacidad psicológica expresan los comportamientos, y posterior análisis funcional- es posible conectar los vocabularios que utilizan las ENPs y las ENSPs. De este modo puede conectarse nuestra perspectiva de lo mental de sentido común y el vocabulario científico. En este sentido, la imagen funcional de la mente niega que estas dos clases de vocabularios hagan “cualitativamente diferente a la explicación psicológica de las explicaciones a nivel subpersonal” (Bermúdez, 2005, p. 52).

Partidarios de la mente autónoma y el reconocimiento de la singularidad de la acción humana

Para muchos filósofos, la caracterización funcionalista de la distinción de Dennett corre el riesgo de que a poco de andar -explicativamente hablando- nos olvidemos de las personas y sólo nos ocupemos de sus subsistemas. Estos autores, llamados por Bermúdez (2005, cap. 3) “partidarios de la mente autónoma”, toman a las ENPs como esencialmente normativas y dadoras de razones, mientras que las ENSPs son no normativas y mecanicistas o causales. Bajo esta perspectiva, el punto de la distinción es enfatizar la autonomía -irreductibilidad- de las explicaciones de actitudes proposicionales que resultan de las restricciones normativas que emergen de su atribución.

De acuerdo con John McDowell (1998), nuestro vocabulario mentalista utiliza conceptos de actitudes proposicionales y estos

tienen su lugar en explicaciones de una clase especial: explicaciones en las que las cosas se hacen inteligibles por revelarse siendo, o aproximándose a ser, como racionalmente deben ser. Esto debe ser contrastado con un estilo de explicación en el que uno hace las cosas inteligibles representándolas adviniendo como una instancia particular de cómo las cosas generalmente tienden a ocurrir (p. 328).

Para hacerlo, nos guiamos por restricciones normativas acerca de qué es racional hacer en un determinado caso. A partir de este rasgo normativo se sostiene una radical diferencia entre los dos niveles de explicación en relación a la clase de inteligibilidad que cada nivel brinda (Hornsby, 2000). A diferencia de la perspectiva funcionalista, estos autores no sólo aducen que las ENPs utilizan un vocabulario distintivo en cuanto a lo que explican y qué hechos citan para explicarlo. También consideran que la clase de explicación es “de una clase especial”.

De este modo, las ENPs no son explicaciones que puedan utilizarse en un nivel científico. Aún más, haciendo énfasis en los aspectos normativos de las ENPs consideran que este aspecto lo hace irreconciliable con el discurso científico. En una revisión de estas perspectivas, Drayson (2014) las caracteriza como sosteniendo que mediante las ENPs “se muestra a los estados mentales que pueden actuar como razones para la acción de tal manera de hacer a la acción inteligible a la luz de las creencias y deseos del agente” (p. 340).

Uno de los puntos centrales es la consideración de una separación tajante entre las ENPs y las ENSPs. Según ellos, mediante ENSPs se pueden identificar condiciones posibilitantes para los fenómenos que buscamos abordar mediante ENPs, pero de las condiciones constitutivas de estas últimas sólo se puede dar cuenta mediante ENPs (cf., McDowell, 1998).

En lo que sigue me centraré en los aportes de Donald Davidson, uno de los representantes de esta posición. En su explicación de la acción intencional, Davidson (2002a) sostiene que debemos considerar a los estados mentales como causas de la acción. ¿Por qué necesitamos un vocabulario causal? Porque, a diferencia de lo que ocurre en otras disciplinas, en psicología no contamos con leyes o generalizaciones lo suficientemente precisas como para saber por qué alguien hizo algo. El vocabulario causal se expresa paradigmáticamente mediante enunciados causales singulares (Davidson, 2002a): especifican la relación de dos eventos, el antecedente como causa y el posterior como efecto. En el caso particular de las explicaciones que apelan a estados mentales, Davidson (2003) sostiene que

[l]os conceptos y explicaciones mentales [...] apelan a la causalidad porque, como el propio concepto de causalidad, están diseñados para singularizar, de entre todas, las circunstancias que conspiran para causar un acaecimiento dado, precisamente los factores que satisfacen algún interés explicativo particular. Por ejemplo, cuando queremos explicar una acción, queremos conocer las razones del agente, de manera que podamos ver por nosotros mismos qué había en esa acción que la hizo atractiva para el agente. Pero sería una tontería suponer que existen leyes estrictas que estipulan que siempre que un agente tiene ciertas razones, ese agente llevará a cabo una determinada acción (p. 295).

Esto es, necesitamos una explicación causal pues no podemos identificar razones que sean necesarias para una acción o suficientes para ella, dado que podríamos tener las mismas razones y actuar de otro modo, o haber actuado del mismo modo en dos circunstancias por razones distintas.

¿A qué obedece esta particularidad de la ciencia psicológica? Para Davidson es constitutivo de ella. Identificar a algo como una acción es, para Davidson (2002b), un acto de interpretación y, por ello no podemos encontrarles condiciones necesarias y suficientes ni leyes que conecten a las razones con las acciones. En una comparación con las leyes de la física, sostiene:

Es un error comparar una perogrullada como ‘Si un hombre quiere comer un omelette de bellota, entonces generalmente lo hará si la oportunidad existe y ningún otro deseo lo invalida’ con una ley que dice cuán rápido caerá un cuerpo en el vacío. Es un error, porque en el último caso, pero no en el primero, podemos saber de antemano si la condición se sostiene, y sabemos qué consideraciones tener si no lo hace. Lo que se necesita en el caso de la acción, si vamos a predecir sobre la base de los deseos y creencias, es un cálculo cuantitativo que recurra a todas las creencias y deseos relevantes. No hay esperanza de refinar el patrón simple de explicación sobre la base de razones en tal cálculo. (Davidson, 2002b, p. 45, mi énfasis)

Dado que no podemos saber todo lo que el agente está pensando y, de modo más importante, sólo podemos inferirlo a partir de su comportamiento, empezamos la empresa explicativa con la inteligibilidad que brinda un enunciado causal singular. Cuando damos ENPs explicamos acciones intencionales mediante enunciados causales, y podemos construir y servirnos de generalizaciones, pero la explicación de base sobre la que las generalizaciones se cimentan es la que apela a estados mentales. El insight es que la acción humana es de una complejidad tal que requiere una explicación instancia a instancia y no de tipo a tipo, porque se requiere saber qué la causó. Por eso es que requerimos explicaciones causales, que son un modo primario de explicación. La explicación causal es el primer modo de inteligibilidad, antes de que sea posible realizar generalizaciones.

Llamaré “insight davidsoniano” a la idea de que para dar cuenta de la acción humana requerimos interpretar una instancia particular de comportamiento y formular una explicación causal -mediante un enunciado causal singular- a partir del cual lo hacemos inteligible. Las acciones humanas serían así eventos singulares que requieren ser identificados y explicados instancia a instancia.

La interpretación requiere, para Davidson, consideraciones normativas, que han sido caracterizadas de distintos modos a lo largo de su obra – “ideal constitutivo de racionalidad” (Davidson, 2002d, p. 223), “maximización del acuerdo” (Davidson, 2001, p. 27) o bien “principio de caridad” (Davidson, 2001, p. 153)- razón por la cual las ENPs serían distintivas con respecto a las ESNPs. En uno de sus trabajos sostiene que “si vamos a atribuir inteligiblemente actitudes y creencias o describir a los movimientos como comportamientos, entonces estamos comprometidos a encontrar en el patrón de comportamiento, creencia y deseos un alto grado de racionalidad y consistencia” (Davidson, 2002b, p. 237). La manera en la que aparece como condición de posibilidad de la interpretación es mediante la proyección de nuestros propios estándares de racionalidad sobre el agente al que buscamos entender: si no podemos encontrar una red de creencias más o menos consistente y coherente, no podemos comenzar a asignar contenidos a los pensamientos del agente.

Una posición funcionalista sobre las ENPs que incorpora el insight davidsoniano

Dado lo que he expuesto en los dos apartados anteriores, nos encontramos con dos posiciones que caracterizan de modos incompatibles a las ENPs. Por un lado, el funcionalismo sostiene que las ENPs proveen explicaciones de los comportamientos humanos en términos de causas y efectos y buscan identificar las generalizaciones que operan a ese nivel, para luego poder proceder a la tarea de dar cuenta de ellas mediante ENSPs. Por otra parte, los partidarios de la mente autónoma sostienen que el nivel de las generalizaciones se opone al nivel normativo, y que esta radical diferencia hace que el diálogo entre ENPs y ENSPs sea, en el mejor de los casos, limitado. Este rasgo, a su vez, mantiene la autonomía de las ENPs. En este apartado quisiera sugerir que hay un modo de compatibilizar a estas dos posiciones teóricas.

Quienes quieren establecer una distinción tajante enfatizan los componentes normativos para sostener que entre las ENPs y las ENSPs hay un abismo explicativo. El punto central del desacuerdo es si las dos clases de explicación son radicalmente diferentes, y lo son si en una se alude a lo que suele ocurrir y en la otra a lo que debe ocurrir. Sin embargo, puede pensarse a la distinción tomando al “insight davidsoniano”: cuando se buscan explicaciones de lo que hacemos los seres humanos no se busca inteligibilidad a partir de lo que suele ocurrir, si no de los eventos antecedentemente causales. En este sentido puede encontrarse espacio conceptual entre el nivel normativo y el de las generalizaciones1. Al preguntarnos por qué alguien hizo algo respondemos con los antecedentes causalmente eficientes, independientemente de si así es como suele ocurrir o no. Y cuando hacemos esto estamos dando explicaciones horizontales en las que figuran estados psicológicos del agente, que es lo que son las ENPs.

La pregunta adicional sería: ¿son científicas estas explicaciones en las que se recurre a explicaciones de eventos singulares? Con el fin de hacer plausible la idea de que determinado conjunto de fenómenos requiere una explicación causal singular, sirvan algunos otros ejemplos de explicaciones científicas de este estilo. Los más claros son casos históricos. Los historiadores están interesados en la explicación de eventos singulares mediante la búsqueda de antecedentes causales, aunque no siempre se logre esta clase de inteligibilidad. Al explicar la instancia de un evento, pueden tratar de categorizar a esa instancia dentro de una clase, pero a partir de ello no pueden dilucidar el caso de interés. Pongamos por caso a la Revolución Rusa. Ciertamente podría servir a los intereses del historiador ubicar a este evento dentro de la clase revoluciones -como la Revolución Francesa- pero lo que valió como explicación para una no necesariamente vale para la otra. El punto central es que cuando explicamos apelando a lo que “tiende a suceder” basándonos en generalizaciones o leyes, insertamos a las instancias de eventos como perteneciendo a una clase, y lo que hace inteligible a la instancia es la inteligibilidad que previamente poseemos de cómo se comporta la clase. En el caso de la explicación de eventos singulares, lo importante es que para hacer inteligible la instancia no nos hace falta conocer cómo se comporta la clase, si podemos dar con los antecedentes causalmente eficaces.

Quizás el ejemplo histórico sea objetable. Prueba que algunos comportamientos humanos -los de relevancia histórica- pueden considerarse eventos singulares y que es necesaria allí una inteligibilidad especial. Pero ¿hay casos de explicaciones científicas de eventos singulares fuera de la esfera de la acción humana? Nuevamente podemos apelar a la historia, pero en este caso la a historia natural. Podemos referirnos a eventos que hayan ocurrido una sola vez en la historia, como la extinción de los dinosaurios (cf., Currie & Sterelny, 2017) para un análisis de casos como éste.

No es casual que para encontrar eventos singulares debamos buscar en la historia. Son estos casos de eventos “irrepetibles” en donde nos falta información para saber si la instancia pertenece a la clase. Creo que esto mismo aplica, en muchos casos, al comportamiento humano. En resumen, en la concepción de las ENPs que sostengo, estas son explicaciones horizontales -y por lo tanto causales- que dan cuenta de eventos particulares de comportamiento de agentes apelando a sus estados psicológicos.

Es una concepción funcionalista porque reconoce que al utilizar el vocabulario de las ENPs capturamos un nivel de discurso que no está disponible en las ENSPs. La incorporación del insight davidsoniano implica que la utilización de los conceptos de las ENPs es especialmente relevante cuando nos preguntamos por una instancia particular de comportamiento. Esta atención a las instancias particulares de comportamiento complejiza, pero no modifica la perspectiva funcionalista, donde las explicaciones proceden a través de análisis funcionales. De acuerdo con Cummins (2000), al explicar eventos particulares estamos en una fase previa de indagación a la del análisis funcional, en la que se busca identificar generalizaciones, regularidades o “efectos” (según su denominación). Al explicar una instancia de comportamiento puede estar avanzándose un paso en ese sentido: encontrándose una relación entre estados psicológicos y comportamientos lo suficientemente estable como para -en un futuro- formar parte de una generalización. En ese sentido es directa la relación entre lo postulado mediante ENPs y ENSPs: en la medida en que pueda decirse de la instancia de comportamiento que forma parte de una clase, y que esa clase figure en una regularidad asociada a estados psicológicos, se busca una explicación vertical en términos de análisis funcional. Sin embargo, la importancia del insight davidsoniano es que la pregunta por la inteligibilidad de un evento singular comportamiento no depende de que ese evento pueda ser subsumido a una clase.

Explicaciones en ciencias del comportamiento animal

Las CCAs, una subclase dentro de las ciencias comportamentales comprende a la etología, la psicología comparada y la ecología evolutiva comportamental. A grandes rasgos puede caracterizarse a la primera por el énfasis en la taxonomía del comportamiento animal y la observación en su ambiente natural, a la segunda por la perspectiva comparada respecto a distintas especies y el énfasis en el estudio experimental y a la tercera disciplina por el estudio del comportamiento en un contexto evolutivo. En este apartado desarrollo qué clases de explicaciones se dan en las CCAs con el objetivo de analizar en qué casos específicos se utilizan explicaciones psicológicas. En el apartado siguiente, buscaré analizar cómo operan las ENPs en estas disciplinas.

Podemos tomar dos grandes modos de dar cuenta de una forma de vida animal: la descripción y el testeo de hipótesis. Durante la tarea descriptiva buscan mapearse los comportamientos de interés y sus rasgos, especialmente mediante estudios que se caracterizan por la observación, descripción, y categorización de patrones de comportamiento de animales. De acuerdo con Bekoff (2010, p. 394) “el resultado de este proceso es el desarrollo de un etograma o catálogo comportamental de estas acciones. Los etogramas presentan información sobre la morfología o la forma de una acción”. Este modo de plantear la distinción ofrece un matiz con respecto a otros dos que son también usuales en las CCAs: respecto al contexto en donde se realizan los estudios -ambiente natural o laboratorio- o bien respecto a la clase de investigación que se esté llevando a cabo -experimental u observación. La distinción propuesta entre descripción y testeo de hipótesis creo resulta más apropiada en la medida en que existen modos de testear hipótesis no experimentales y modos hacer algo similar a experimentos en ambientes naturales.

Los comportamientos a estudiar se seleccionan a partir del rol evolutivo que pudieron haber jugado, atendiendo especialmente a sus roles funcionales (Millikan, 1995). De un modo muy general, la individuación de los comportamientos en términos evolutivos puede circunscribirse a: conseguir comida, evitar ser depredado, reproducirse, depredar. A partir de ahí la individuación debe ser más específica en relación a cada especie y va conformando el etograma descripto más arriba. Tomemos, por ejemplo, el caso de conseguir comida. Hay distintos comportamientos que son instancias de conseguir comida. A partir de ciertas complejidades en algunos organismos podemos encontrarnos de que existen varios comportamientos que individúan modos de “buscar comida” -por ejemplo, mediante la utilización de herramientas, navegando en el espacio, utilizando la ayuda de otros. Es en relación a la diversidad del repertorio comportamental que el comportamiento se continúa individuando de un modo más fino.

La tarea de individuación de los comportamientos puede ser en principio inacabable, en la medida en que con mayor conocimiento las disciplinas involucradas van también cambiando sus taxonomías. A su vez, la complejidad de los comportamientos estudiados puede hacer que la clasificación sea una empresa difícil de dar por terminada. En primatología, por ejemplo, algunos análisis sostienen que sólo recientemente se está priorizando el testeo de hipótesis por sobre la clasificación (Call, 2013). Es, eventualmente, esta última tarea la más importante de las disciplinas científicas: a partir del testeo de hipótesis se pueden proveer explicaciones.

En las CCAs nos encontramos con variadas clases de explicaciones. Una de las explicaciones que se utilizan en las CCA -especialmente la ecología evolutiva comportamental (cf., Westneat & Fox, 2010) son las explicaciones evolutivas. En ella se da cuenta de un comportamiento en tanto un rasgo de una especie que fue adquirido a través del mecanismo de selección natural. Otra de las explicaciones típicas para dar cuenta del comportamiento animal, especialmente en la disciplina de la psicología comparada (cf., Shettleworth, 2009), son las explicaciones conductistas, donde se da cuenta del comportamiento en función de la especificación de variables ambientales (Foxall, 2007), “donde las fuentes del comportamiento son externas” (Graham, 2019). En este sentido, alcanza con especificar esas variables y quizás una historia individual de aprendizaje para dar cuenta del comportamiento. Suele considerarse en los experimentos con animales la hipótesis nula, es decir, la hipótesis que se adopta por defecto, especialmente por estar muy distribuida filogenéticamente (Shettleworth, 2009, p. 553).

No es aquí el lugar para revisar en toda su complejidad las explicaciones asociativas, pero podemos decir que siguen siendo el tipo de explicación dominante para dar cuenta del comportamiento animal en contextos experimentales, y que han incorporado un vocabulario representacional a sus teorías, a la vez que se han mostrado insuficientes, sin embargo, en ciertos dominios de comportamiento. Es decir, para instancias particulares de comportamiento no será posible dar esta clase de respuestas por lo que se requiere postular como variables intervinientes estados cognitivos y motivacionales más sofisticados.

Las explicaciones psicológicas del comportamiento animal, por su parte, suelen ser motivo de disputa y muchos investigadores sostienen que no deben usarse a menos que sean estrictamente necesarias, recurriéndose a criterios de simplicidad explicativa. ¿Cuándo se apela a explicaciones psicológicas? Suele decirse que cuando se utilizan explicaciones psicológicas se está realizando una inferencia a la mejor explicación: las explicaciones alternativas y más simples no son suficientes (cf., Bermúdez, 2003). También el repertorio comportamental del animal nos puede orientar sobre sus capacidades psicológicas. Es decir, durante la tarea descriptiva del comportamiento, podemos encontrar cierta flexibilidad que dé cuenta de, por ejemplo, capacidades innovadoras o de utilización de un comportamiento complejo en nuevos dominios. En este sentido, se considera que cuanto más flexible sea el comportamiento de un animal, más requerimos de una explicación psicológica para dar cuenta de ese comportamiento (Sterelny, 2001, 2003).

ENPs en CCAs

Hasta aquí he recorrido las distintas posiciones teóricas disponibles con respecto a cómo caracterizar las ENPs, he propuesto una definición funcionalista que incorpore el insight davidsoniano y, por otra parte, he analizado qué clase de explicaciones se utilizan en las CCAs. En este apartado me gustaría mostrar en qué sentido preciso puede decirse que las explicaciones psicológicas de las CCAs son ENPs. Por otra parte, busco exponer de qué modo el análisis de formas de cognición más básica permite plantear consideraciones generales para la discusión sobre los niveles de explicación.

Teniendo en cuenta las características de las ENPs mencionadas en los apartados anteriores -a saber: explicaciones psicológicas horizontales de eventos comportamentales singulares- resulta clara su utilización para dar cuenta de -al menos- algunas formas de comportamiento animal. Sin embargo, se requiere un análisis más preciso respecto a qué eventos explican las ENPs en las CCAs y la cuestión relacionada respecto a cuándo requerimos de ENPs en las CCAs.

La pregunta que buscamos responder mediante las ENPs es ¿por qué A hizo E?, donde A es un organismo y E es un evento comportamental. Esta pregunta, que hacemos buscando la inteligibilidad de la acción intencional humana, es intuitivamente aplicable también en el caso de los animales no humanos. Nos hacemos estas preguntas porque hay algo que no sabemos acerca de un individuo en particular. Dado que el contexto de interpretación de interés es el de las CCAs, esta pregunta tiene una aplicación restringida. Este es uno de los puntos donde existe mayor discontinuidad en relación a los contextos en los que nos preguntamos por qué alguien hizo algo (o por qué un animal hizo algo). En los casos de acciones intencionales de las personas, hay muchos contextos en donde nuestras explicaciones ordinarias o de sentido común tienen un alto valor epistémico. Un caso en cuestión podrían ser las atribuciones de responsabilidad, o las explicaciones que damos en interacciones sociales habituales. No encontramos algo análogo en los casos animales. Sí es cierto que interpretamos lo que hacen los animales en contextos de interpretación ordinaria, pero puede pensarse que el valor epistémico que le asignamos a nuestras interpretaciones de sentido común es menor con respecto a la evidencia que provee la investigación científica.

La necesidad de inteligibilidad que pueden brindar las ENPs se dará cuando no sea posible incorporar al comportamiento del organismo en una generalización ya establecida. La ocurrencia de una instancia de un evento comportamental particular requerirá ser explicada apelando a otros eventos antecedentes. Pongamos como ejemplo el comportamiento de acicalado de babuinas hembras relatado por Cheney y Seyfarth (2007) en Baboon Metaphysics:

las hembras adultas son acicaladoras asiduas y pueden pasar cuatro o cinco horas al día acicalándose junto a diferentes compañeros/as. En el curso de un año, una hembra puede tener docenas de compañeros/as con las que se acicale, incluyendo su descendencia, otros familiares, machos adultos y hembras no relacionadas. La gran mayoría de su acicalar, sin embargo, es realizada con familiares hembras. El acicalamiento involucra bastante más que sólo la remoción de ectoparásitos. Cuando dos animales se acicalan, su comportamiento no sólo provee satisfacción sino también fortalece el lazo entre ellos. Esto no sólo causa que se acicalen los unos a los otros, sino que también refuerza su tendencia a pasar tiempo juntos, tolerarse en sitios de alimentación, acurrucarse en días fríos y apoyarse en alianzas agresivas. (pp. 62-63)

Esta descripción general permite entender la clase de comportamiento “acicalado” en las hembras babuinas. Dado el conocimiento previo que tenemos sobre los babuinos, podemos individuar parcialmente el comportamiento como perteneciendo a la clase “acicalamiento”. Sin embargo, las generalizaciones empíricas que involucran a esa clase no proveen la suficiente información para dar cuenta del comportamiento específico que, por ejemplo, realizó la hembra A a la hembra B. Además de los elementos generales que nos ofrece la descripción citada más arriba, podemos saber que las hembras babuinas se acicalan en ciertas circunstancias y no en otras -por ejemplo, que son sensibles a las interacciones pasadas con los individuos de su grupo y al lugar que ocupan en la jerarquía-, entre otras cosas. Sin embargo, al ocurrir una instancia de evento de acicalamiento ésta involucrará a un individuo particular y a los estados psicológicos que fueron los antecedentes causalmente eficientes del comportamiento. Esto se debe a la centralidad del contexto específico en el que el comportamiento de acicalamiento se da. Por otra parte, la pregunta “¿por qué A acicaló a B?” puede hacerse más específica de modo que el comportamiento involucre también el momento en que lo hizo -“por qué A acicaló a B en t?”- o por qué lo hizo de ese modo. Es en estos casos donde, sostengo, son especialmente relevantes las ENPs.

Es en el caso de ejemplos como el anterior -y otros en los que los individuos muestren grados importantes de flexibilidad comportamental- donde creo que puede hablarse de eventos singulares de comportamiento animal y es allí donde requerimos ENPs. Así, requerimos una explicación que apele a los estados internos -cognitivos y conativos- que operaron de modo causalmente eficaz en ese momento para explicar ese comportamiento. Si consideramos de modo esquemático a la investigación empírica como una empresa que puede pensarse secuencialmente, la indagación que nos permita arribar a ENPs se daría del siguiente modo. En primer lugar, los investigadores se encuentran con el comportamiento de un individuo que buscan comprender. Deberán ver si el conocimiento que ya poseen de esta especie de animal les permite identificar generalizaciones evolutivas, asociativas o psicológicas que les permitan a su vez dar cuenta de la instancia de comportamiento en cuestión. Si este fuera el caso, la pregunta de “¿por qué A hizo E?” quedará resuelta por una respuesta general del tipo “E es lo que suelen hacer los miembros de la clase A ante las circunstancias tales y cuales” -las circunstancias en las que la indagación tiene lugar. Si esa respuesta no es suficiente, o si los investigadores aún pueden preguntarse “¿por qué lo hizo de ese modo?” o “¿por qué lo hizo en ese momento?”, entonces es relevante la ENP. Es para estos comportamientos que las ENPs se verían reivindicadas como especialmente relevantes.

Preguntarse por qué ocurrieron estos eventos singulares muestra que en las ENPs hay un interés por los individuos y sus estados internos. En relación al comportamiento, esto comienza cuando los organismos son capaces de aprendizaje -pues en ellos detectamos cambios comportamentales en el individuo. Además de poseer la capacidad de aprendizaje los organismos deberán poseer cierta flexibilidad comportamental que requiera una explicación psicológica. Son las capacidades psicológicas inferidas a partir de la flexibilidad comportamental de un organismo las que los muestran como potenciales generadores de eventos singulares. Esta capacidad la comparten con los seres humanos, aunque en menor medida. Hasta aquí he mostrado en qué casos se requieren explicaciones de eventos singulares en CCAs buscando defender en ciertos casos específicos la relevancia de las ENPs.

Si tenemos en cuenta las distintas fases de la investigación en psicología planteadas más arriba y las consideramos para dar cuenta de lo que ocurre en las CCAs, notaremos que al utilizar ENPs nos encontramos en la primer parte: identificación de generalizaciones. Esto no quiere decir que en las disciplinas de interés no se posean ya generalizaciones, sino que la indagación requiere lidiar con un caso para el cual las generalizaciones no son suficientes. Que esa explicación puntual continúe siendo relevante para las CCAs dependerá de distintos factores, entre ellos que el fenómeno sea lo suficientemente robusto para buscar convertir las instancias en generalizaciones.

La empresa científica es una empresa dinámica. En un contexto de indagación científica podemos interesarnos por los eventos singulares, pero de ser posible la generalización, es deseable. En ese punto, la indagación se centrará en establecer una generalización -estadística- que vincule un tipo de comportamiento con ciertos tipos de estados psicológicos. Por supuesto, la relevancia de la ENP se revalida cada vez que aparece una instancia y debemos indagar sobre su causa -puede no ser manifiesto que la generalización alcance a explicarla. Por otra parte, a la vez que los comportamientos se siguen interpretando como eventos singulares, una vez identificada la robustez de una generalización así será abordada como la expresión de una capacidad. Es decir, se pretenderá establecer por qué es posible la regularidad que es la base de la generalización. De este modo, una capacidad representa una manifestación de propiedades más o menos estables, y esa estabilidad permite explicar la regularidad. A su vez, esa capacidad se vuelve objeto de la explicación, se vuelve explanandum y los explanans pasan a ser capacidades menos complejas. El cambio que opera en el paso de ENPs a ENSPs es el de buscar explicaciones para dos clases de cosas diferentes: en un caso comportamientos y en otros casos capacidades. Este paso involucra, por un lado, un cambio en la categoría metafísica -de eventos a disposiciones- y, por otro, en el estilo de explicación -de explicación causal horizontal a análisis funcional vertical.

Quizás un ejemplo clarifique esta dinámica de la explicación científica. Un paradigma experimental ha sido recientemente empleado para investigar la capacidad metacognitiva en primates no humanos: el paradigma de búsqueda de información diseñado por Call y Carpenter (2001). Así describe Call (2012) la tarea:

el set-up original de la tarea de búsqueda de información era bastante simple. Los sujetos se encontraban con dos tubos en paralelo ubicados sobre una plataforma con sus entradas orientadas hacia ellos. El experimentador ubicaba una pieza de comida dentro de uno de los tubos en un lugar lejano a donde estaba el sujeto. Con el fin de obtener la comida, todo lo que el sujeto tenía que hacer era tocar el tubo con cebo al primer intento. No se permitían segundas oportunidades. Había dos condiciones. En la condición visible, los sujetos veían al experimentador ubicar la comida dentro del contenedor mientras que en la condición escondida el cebado tuvo lugar detrás de un oclusor opaco que bloqueó el acceso visual del sujeto. Luego de que se realizaba el cebado, la plataforma se movía hacia adelante y los sujetos podían seleccionar uno de los tubos tocándolo. La principal variable dependiente medida fue si los sujetos miraron dentro de los tubos antes de elegir. (p. 64)

El comportamiento modelado a través de la tarea experimental es individuado como búsqueda de información -y no como búsqueda de comida. Alcanzar un objetivo -comida- que el organismo está dispuesto a buscar, pero en ausencia de la información necesaria para hacerlo. Esta categoría es lo suficientemente abstracta como para abarcar otros comportamientos de búsqueda de información posibles -por ejemplo, en alguna situación en la que no haya comida. La capacidad que se busca evaluar es la sensibilidad a la propia falta de información, que se expresa en el comportamiento de buscar información. La discusión entre los investigadores es -en el caso de un paradigma reciente como este- qué capacidad más simple está en la base de esa sensibilidad. Lo que los autores pretendieron modelar al plantearlo fue una capacidad metacognitiva. La metacognición es la capacidad que permite evaluar los propios estados mentales. Se puede discutir no sólo la explicación propuesta -capacidad metacognitiva- pero también lo que la tarea pretende explicar -la sensibilidad a la falta de información. Así, se han propuesto para animales otros paradigmas que -se arguye- permitirían medir mejor esa sensibilidad (cf., Smith, Shields, & Washburn, 2003). La discusión se da en torno a que la capacidad que este comportamiento expresa puede ser explicada de otro modo.

Si bien la secuencia de indagación científica que he descrito más arriba es útil como esquema para conocer la vinculación que existe entre una explicación psicológica de eventos singulares -ENP- y una explicación en términos de análisis funcional de capacidades -ENSP-, no siempre esa secuencia se cumple. En el caso de la psicología comparada, la capacidad de interés usualmente está tomada de los seres humanos y el objetivo es ver en qué medida puede encontrarse en algún animal no humano. La precisión en la especificación en la capacidad es también aquí central “en el caso de la metacognición involucra la discusión conceptual de si la capacidad debe definirse como una forma de monitoreo de la incertidumbre de un agente o bien como implicando una representación de segundo orden sobre la representación del propio conocimiento” (Call, 2012). Puede considerarse que en este momento de la indagación los científicos discuten si los paradigmas experimentales miden efectivamente capacidades metacognitivas, a la vez que tratan de especificar la capacidad en términos más simples. De lograrse esto, la capacidad metacognitiva pasaría nuevamente a ubicarse como el explanandum de un nuevo intento de explicación científica, que buscaría dar cuenta de ella en términos de subcapacidades más simples.

Mediante este ejemplo pretendo mostrar que una vez que al dar cuenta exitosamente de un evento en términos de estados mentales antecedentes, buena parte de la indagación migrará hacia otra clase de preguntas. Es decir, empezamos a transitar el camino la especificación de capacidades y, una vez hecho esto, del análisis funcional. En este sentido es limitado cuando requerimos ENPs. Si aceptamos que una ENP es correcta, tenemos una pregunta empírica respondida. En este caso habremos utilizado una ENP para dar cuenta de un fenómeno, pero, al menos en un sentido, ya no la requerimos en el contexto de la indagación científica, en la medida en que ese fenómeno ya ha sido explicado.

Ya no explicamos comportamientos si no capacidades. En este sentido el desempeño en la tarea experimental se considerará una expresión de una capacidad psicológica que se utilizó como explanans para dar la ENP. A partir de ahí puede decirse que ya no se buscará explicar el comportamiento, sino que ese comportamiento -el desempeño en la tarea experimental- es un indicador fiable de una capacidad y se buscará explicar la capacidad apelando al análisis funcional -explicación vertical. Puede considerarse que, en este caso, ya no nos preguntarnos ¿por qué A hizo E?, sino más bien ¿cómo son capaces los A de hacer cosas como E? El caso más claro de un comportamiento que se vuelve expresión de una capacidad es el de los modelos experimentales animales. De este modo, no es el comportamiento lo que va a buscar explicarse, sino la capacidad de la que este comportamiento es evidencia.

Lo que les brinda la autonomía a las ENPs es el hecho de que se ocupen metafísicamente de un nivel distinto al que utilizan otras explicaciones: el nivel de los eventos como ocurrencias identificadas por su localización espaciotemporal (Davidson, 2002c). Una vez que a un evento se le ha encontrado una explicación en términos de eventos antecedentes, se busca enmarcar a ese evento como la expresión de un sistema disposicional. Ocurre lo mismo en ese sentido para las ciencias del comportamiento que en disciplinas más básicas. A partir de ahí la ENP pierde relevancia al menos para ese caso de comportamiento. Sin embargo, la variabilidad del comportamiento animal es lo que les provee en última instancia una dimensión de eventos singulares que garantiza la autonomía de la explicación para esa clase de organismos.

En este sentido, puede decirse que el contexto de indagación científica privilegiado para las ENPs es el etológico, donde existen prácticas como el rastreo de la historia individual de los individuos -realizado mediante la asignación de un nombre o un número- o la narración de eventos significativos en la vida de una comunidad -peleas por un rol en la jerarquía social, establecimiento de alianzas, entre otros. Este modo de indagación contrasta con el caso de la psicología comparada. Tomemos el caso de la discusión sobre si los chimpancés pueden “leer las mentes” de otros. De acuerdo con una revisión de la literatura (Call & Tomasello, 2008), se ha establecido que “los chimpancés entienden tanto las intenciones como los objetivos de otros tanto como la percepción y el conocimiento de otros” (p. 191). Claramente estamos en presencia de explicaciones psicológicas del comportamiento de los chimpancés. Sin embargo, creo que la clase de indagación que ocurre en el contexto experimental es más restringida. Como mencioné en el caso de la investigación sobre metacognición, gran parte del trabajo es la especificación de la capacidad que expresa la competencia del animal al realizar la tarea. Por ejemplo, en la discusión con Povinelli y Eddy (1996) respecto a si los animales eran sensibles a la dirección de la mirada de los otros o sólo a su postura corporal, el debate es sobre qué capacidad es la que realmente mide la tarea experimental. Por contraste a esto, cuando mediante la observación naturalista se busca dar cuenta de eventos singulares, los factores causales involucrados son más complejos y -probablemente- más imprecisos que los que se abordan en el contexto experimental.

Para finalizar y en aras de la claridad, me gustaría señalar algunas diferencias respecto del uso que aquí propongo de las ENPs con respecto al modo en que tradicionalmente se utiliza la expresión. En primer lugar, entre los autores que discuten las ENPs comparten una preocupación sobre qué hace al nivel personal un genuino nivel explicativo (Bermúdez, 2000). En el contexto en el que Dennett (1969) planteó la distinción, la tradición enfocó sus esfuerzos en defender la distintividad de las explicaciones psicológicas argumentando contra la posibilidad de reducción a niveles de explicación inferiores (cf., Fodor, 1974). En otros casos, un requisito más pragmático ha sido adoptado: apelamos a una explicación de nivel superior porque no tenemos otra mejor (Bermúdez, 2003). Esto refuerza la idea de que la utilización de ENPs es impulsada por consideraciones contextuales. Al concentrarse sobre la pregunta metafísica de qué hace a las ENPs un genuino nivel explicativo, los teóricos han olvidado que otra pregunta que debemos hacernos es ¿cuándo requerimos ENPs? La respuesta es que las requerimos cuando estamos buscando respuestas acerca de eventos comportamentales singulares. De acuerdo con Cummins (1983), para las explicaciones canónicas de la ciencia cognitiva -y también de algunas formas de conductismo- necesitamos poder caracterizar a nuestro explanandum como un sistema de propiedades. Cuando tenemos eventos singulares, o cadenas de eventos singulares, no podemos hacer esto -aunque el objetivo de la indagación científica sea hacerlo.

En segundo lugar -y relacionado con lo anterior- es importante resaltar las diferencias de las ENPs con lo que se conoce como explicaciones intencionales (Allen & Bekoff, 1999; Bermúdez, 2003). Una explicación intencional es la que refiere a las creencias y deseos del agente, estados que se citan para explicar la acción (Vanderbeeken, 2004). Son explicaciones intencionales porque poseen entre sus explananda estados con contenido intencional, contenido que está direccionado a algo más allá de sí mismo y que posee condiciones de satisfacción (Crane, 2001). La cuestión de si requerimos ENPs para dar cuenta de eventos singulares distingue la presente aproximación de las explicaciones intencionales. Algo califica como una explicación intencional si figuran en ella estados intencionales. En el uso que aquí propongo, la explicación que utiliza generalizaciones que involucran estados intencionales -y que serían explicaciones intencionales- referirán a tipos de eventos y no a instancias, por lo que no serían ENPs. Por otra parte, la ponderación de que en la ENP figuran estados psicológicos atribuidos al agente, no se pronuncia acerca de si en ellas se dan estados intencionales o de otra clase.

La utilidad de las ENPs es limitada en el contexto de la explicación científica del comportamiento animal. Ciertamente, si la explicación psicológica refiriera únicamente a eventos singulares, dado que las disciplinas que la utilizan tienen como objeto la predicción además de la explicación, sería difícil hacer ciencias de ellas. Y esto tiene que ver con la dinámica de la explicación científica en las CCAs. Por supuesto que en otros contextos no científicos vamos a seguirnos preguntándonos por el comportamiento animal y vamos a seguir apelando a ENPs para dar cuenta de ellos. Por otra parte, existe una dimensión de variación temporal en las vidas de los animales -variaciones en relación a los cambios de hábitat, desarrollo de repertorios conductuales específicos de un grupo social- que nos obligarán a buscar ENPs de otros comportamientos de los mismos organismos. En ese sentido los animales son, como los humanos, generadores de eventos singulares.

Conclusiones

En este trabajo he buscado conceptualizar a las ENPs en el contexto específico del comportamiento animal, en particular en relación a cómo aplicarían estas explicaciones en las ciencias del comportamiento animal. Con ese fin, comencé revisando las posiciones más importantes con respecto a la distinción. Argumenté que era posible incorporar a una posición funcionalista la idea de que las ENPs son especialmente relevantes para explicar las acciones humanas en tanto eventos singulares -lo que llamé en el texto el insight davidsoniano. En ese sentido, las ENPs fueron caracterizadas como explicaciones horizontales de eventos comportamentales singulares. Luego fueron presentadas tres formas de explicación utilizadas usualmente en CCAs: las explicaciones evolutivas, las conductistas y las psicológicas. A partir de ello se abordó la cuestión de cómo aplicaría en las CCAs esta caracterización de las ENPs. Así, argumenté que los comportamientos animales pueden potencialmente ser eventos singulares como lo son las acciones humanas, en la medida en que también los animales no humanos pueden producir instancias particulares de comportamientos que busquen hacerse inteligibles. En el caso animal como el humano, muchas veces tratamos de responder a la pregunta de por qué el organismo hizo algo apelando a estados psicológicos causalmente antecedentes. En el cuarto apartado, además, se especificaron limitaciones de la utilización de ENPs en las CCAs. Finalmente, se plantearon diferencias de la presente propuesta con respecto al modo en que la tradición filosófica se ha referido a las ENPs. De este modo, la consideración de las ENPs como explicaciones psicológicas horizontales de eventos comportamentales singulares permite incorporar a la utilización del vocabulario mentalista a la indagación científica sin implicar que, al hacerlo, pierda relevancia.

Agradecimientos

El presente trabajo fue presentado enmúltiples instancias de discusión. Agradezcoespecialmente a Laura Danón y Daniel Kalpokas,a los miembros de los grupos de investigación“Conceptos y Percepción” y “Variedades de laIntencionalidad” y a los revisores de esta revistapor sus valiosos comentarios y sugerencias.

Este trabajo fue posible gracias a la becadoctoral otorgada al autor por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacionalde Córdoba.

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Notas

1 Si bien no tengo espacio para desarrollar el argumento de modo concluyente, podría independizarse el “insight davidsoniano” de compromisos normativos iría de la siguiente manera. El insight davidsoniano es que la acción humana hay que explicarla instancia a instancia. Requerimos explicaciones instancia a instancia porque requerimos explicaciones causales. Se requieren explicaciones causales porque no es posible establecer leyes para la acción humana. No es posible establecer leyes porque no tenemos evidencia de qué implicaría que se cumpla el antecedente independientemente del consecuente en un enunciado como “si alguien cree X y desea Y, hará Z” . Esto es, accedemos a los estados mentales de los demás a través de su comportamiento. Ahora bien, para individuar a algo como un comportamiento hace falta interpretarlo como tal; y Davidson ofrece una teoría de la interpretación en la que conceptos normativos como la racionalidad están involucrados. Ahora bien, la necesidad de la explicación causal del comportamiento es compatible con modos no davidsonianos de interpretación -atomistas y no holistas por ejemplo- o bien modos no normativistas de entender la interpretación davidsoniana. Por ello es que creo pueden tomarse como dos compromisos separados la necesidad de la explicación causal de la conducta humana de la necesidad de emplear conceptos normativos para interpretarla como tal.

Notas de autor

Enviar correspondencia a: Sánchez, N. S. E-mail: nssanchez.unc@gmail.com

Información adicional

Citar este artículo como: Sánchez, N. S. (2021). Explicaciones de nivel personal en las ciencias del comportamiento animal. Revista Argentina de Ciencias del Comportamiento, 13(1), 1-16

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