Resumen: La violencia constituye un desafío social que incide directamente en el adecuado progreso de los alumnos. El propósito de esta revisión sistemática es analizar el impacto de la violencia en el desempeño académico en niveles de educación primaria y secundaria. Se llevaron a cabo dos búsquedas bibliográficas: una centrada en estudiantes de primaria y otra en estudiantes de secundaria. Se consultaron las bases de datos de Web of Science y Scopus, recopilando un total de 20 estudios en conjunto. Los resultados resaltan que todos los jóvenes que enfrentan o son testigos de episodios violentos experimentan repercusiones negativas en su rendimiento académico, evidenciándose calificaciones inferiores en comparación con aquellos que no se ven expuestos a la violencia. Esto suscita una reflexión acerca de la imperiosa necesidad de abordar este problema con recursos educativos adecuados para mitigar tanto la violencia en sí como sus secuelas en la vida de los jóvenes.
Palabras clave: violencia, rendimiento académico, estudiantes , educación.
Abstract: Violence constitutes a social challenge that has a direct impact on the adequate progress of students. The purpose of this systematic review is to analyze the impact of violence on academic performance at primary and secondary school levels. Two exhaustive literature searches were carried out: one focused on elementary school students and the other on secondary school students. The Web of Science and Scopus databases were consulted, compiling a total of 20 studies together. The results highlight that all young people who face or witness violent episodes experience negative repercussions in their academic performance, evidencing lower grades compared to those who are not exposed to violence. This raises a reflection on the urgent need to address this problem with adequate educational resources to mitigate both the violence itself and its aftermath in the lives of young people.
Keywords: violence, academic performance, students, education.
Artículos de revisión
Relación de la violencia en el rendimiento académico de estudiantes de educación primaria y secundaria: un estudio de revisión sistemática
Relationship of violence in the academic performance of primary and secondary school students: a systematic review study.
Recepción: 26 Febrero 2022
Aprobación: 10 Mayo 2022
La violencia es entendida como la desigualdad y abuso de poder de un individuo u organización que se lleva a cabo con la finalidad de hacer daño a otra persona (Pacheco-Salazar, 2018). Hay que tener en cuenta que la violencia no entiende de cultura, raza, etnia, género ni de nivel socioeconómico por lo que puede verse reflejada en diversos ámbitos como son el social y el académico (Rivera, 2017).
Haciendo hincapié en el entorno social, entre las más habituales, se encuentran la violencia familiar y la violencia comunitaria. En primer lugar, la violencia familiar es un problema que afecta a una gran cantidad de familias independientemente de su estatus económico o cultural (Urbano & Rosales, 2014) y que suele ser ejercida mediante maltrato físico, psicológico e incluso en algunos casos sexual por parte de una persona responsable en cuidar y proteger la integridad de la víctima (Solano et al., 2019). No hay que olvidar que la familia es la principal fuente de socialización, por lo que el ejercicio de conductas violentas resulta un impedimento a la hora de la transmisión de valores asociados con el bienestar psicoemocional (Mayor & Salazar, 2019). Por otro lado, la violencia comunitaria se relaciona con la exposición indirecta o el ser testigo de conductas violentas que se producen dentro del vecindario o comunidad y que afectan de manera interpersonal (Kennedy & Ceballo, 2014). Esta exposición a la violencia puede repercutir de manera negativa en los jóvenes pudiendo llegar en un futuro a ser ellos mismos víctimas o entender la violencia como una conducta habitual en las relaciones con otros individuos (Susanne et al., 2017).
Atendiendo al contexto escolar se encuentra lo que se conoce como violencia escolar, la cual alude a toda agresión y/o intimidación a nivel físico y psicológico que es llevada a cabo entre los diferentes miembros de la escuela (Garcés-Prettel et al., 2020; Leganés-Lavall, 2013). La violencia escolar puede verse representada a través de diferentes conductas o maneras, las cuáles han ido cambiando pudiendo ser desde agresiones físicas, psicológicas o verbales hasta las más actuales, conocidas como acoso cibernético o ciberbullying, donde se producen ataques de forma virtual a través de las redes sociales o cualquier dispositivo con conexión a internet con el que se puede tener una comunicación inmediata y a tiempo real (Olweus & Limber, 2018; Quintana-Rojas, 2017; Rivera et al., 2018;Salazar & González, 2019).
La violencia escolar, aunque puede producirse en cualquier etapa educativa, suele comenzar en estudiantes de primaria y verse incrementada en cursos superiores, apuntando así a la educación secundaria obligatoria, que incluye a las edades de entre 12 a 18 años, como la etapa más propensa a tener este tipo de conflictos en sus aulas (Giménez-Gualdo et al., 2018; Sánchez et al., 2019). El informe español del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD, 2020) muestra como el grupo de edad con más casos de acoso escolar es entre 12 y 14 años seguido del rango de los 15 a los 17 años. Por ello hay que tener especial atención en las etapas correspondientes a primaria y secundaria, ya que los sujetos se encuentran en una transición entre la niñez y la vida adulta, en la que se está desarrollando su personalidad, por lo que pueden verse vulnerables e influenciados por otras personas o medios de comunicación (Álvaro-González et al., 2016).
Uno de los estudios más recientes llevados a cabo a nivel mundial, como es el de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, señala cómo la violencia escolar ha ido aumentando, conforme a los anteriores estudios, de manera progresiva en el último año; siendo uno de cada tres participantes los que afirman haber sido amenazados o haber recibido algún tipo de agresión por parte de sus compañeros (UNESCO, 2018). Estos datos tan alarmantes también se confirman en otros estudios como es el caso de España, en el que uno de sus últimos informes revela como el registro de denuncias por acoso escolar se ha ido incrementando hasta llegar a más de 1000 casos denunciados en el año 2017 (MECD, 2020). Atendiendo pues a la alta tasa de casos en los que se produce violencia escolar, ésta puede ser considerada como un problema de salud pública que afecta a todos los miembros involucrados en dicho ámbito (Organización Mundial de la Salud, 2014).
Independientemente de cual sea el tipo de violencia hay que tener en cuenta como la vivencia de experiencias violentas afecta significativamente en el proceso de salud y conlleva a la perpetración de dichas conductas (Pereira & Lorenzini, 2014). Las causas por las que se produce violencia en la escuela son variadas, algunos estudios como el de Machimbarrena y Garaigordobil (2018) señalan que existen diferencias en cuanto al género en relación con la violencia escolar, siendo los chicos quienes mayores actitudes agresivas físicas presentan y las chicas las que muestran un mayor acoso psicológico entre ellas. Algunas de las otras variables que pueden incentivar este tipo de conductas agresivas en los adolescentes son el entorno familiar en el que conviven (Calvete et al., 2018), la visualización de contenidos violentos a través de los medios de comunicación (Gentile et al., 2011), el clima escolar (Varela et al., 2019), así como, las relaciones sociales entre iguales que se construyen a dichas edades (Jain et al., 2018).
La normalización del uso de la violencia ante la solución de cualquier conflicto o simplemente el empleo de la misma con la finalidad de hacer daño de manera intencionada conlleva ciertas consecuencias que afectan no solo a la convivencia escolar sino también al ambiente de aprendizaje (Cortés & Mujica, 2020).
El acoso escolar es estimado como un aspecto que no tiene relación con el proceso de enseñanza y aprendizaje y, por ello, no se considera como un elemento que pueda entorpecer en la educación (Reyes & Acuña, 2020). Por el contrario, existen estudios que señalan cómo la violencia entre iguales afecta de manera significativa el rendimiento académico de los estudiantes (Barragán et al., 2016; Cerda et al., 2019) siendo aquellos sujetos con un menor expediente académico los que practican en mayor cantidad comportamientos agresivos hacia sus compañeros (Domínguez et al., 2020;Molero et al., 2016) y pudiendo llegar algunos de estos casos al abandono escolar (Ruiz-Ramírez et al., 2018); por lo que se recomienda el uso adecuado de ciertas estrategias de aprendizaje con el objetivo de potenciar el rendimiento académico en el alumnado (Molero et al., 2013). Este problema de bajo rendimiento académico se muestra en estudios realizados a nivel nacional, los cuales indican que en España más del 20% de la población de entre 18 a 24 años no tiene los estudios mínimos que se necesitan para poder insertarse en la vida laboral (MECD, 2019).
Algunas investigaciones han mostrado su interés en conocer cómo se relacionan las variables de violencia y rendimiento académico con la finalidad de poder desarrollar una serie de instrumentos de evaluación y recursos de intervención adecuados (González & Molero, 2022;Molero et al., 2014). Un claro ejemplo de ello es el videojuego de realidad aumentada denominado VERA-Nivel 1 con el que mediante la interacción de los jugadores se puede obtener una información detallada acerca de los mismos y de su manera de actuar ante la violencia (Pérez-Fuentes et al., 2011).
Esta revisión sistemática tiene como objetivo principal analizar si la violencia afecta el rendimiento académico de los niños y jóvenes estudiantes de educación primaria y de secundaria.
El presente trabajo cuenta con los principios establecidos en la declaración PRISMA 2020 (Yepes-Núñez et al., 2021) y con las pautas diseñadas para el desarrollo de revisiones sistemáticas de calidad (Alexander, 2020).
Se ha llevado a cabo una búsqueda automatizada de documentos en diferentes bases de datos tales como Web of Science y Scopus, así como, el buscador de Google Académico como un complemento de ayuda.
La Tabla 1 muestra las características más relevantes de la búsqueda. Atendiendo a la temática a abordar se han realizado dos búsquedas diferenciadas: una primera búsqueda enfocada a estudiantes de educación primaria y una segunda búsqueda para los adolescentes cursantes de educación secundaria. Para la primera búsqueda, denominada como búsqueda 1 (educación primaria), se han empleado los descriptores en español: violencia, rendimiento académico, niños; que en inglés han sido: violence, academic performance y children. Por otro lado, en cuanto a la segunda búsqueda (más adelante, búsqueda 2 – educación secundaria), los descriptores utilizados han sido: violencia, rendimiento académico, adolescentes; siendo en inglés: violence, academic performance y adolescents.

A partir de dichos descriptores se han establecido unas estrategias de búsquedas que han contado con el operador booleano AND. Estas fórmulas de búsquedas, debido a que la búsqueda ha sido realizada en inglés, concretamente han sido: violence AND academic performance AND children (búsqueda 1); violence AND academic performance AND adolescents (búsqueda 2). Los aspectos que se han tenido en cuenta en la búsqueda de estudios han sido el año de publicación, el tipo de documento, la disponibilidad del texto completo y el idioma.
Se han establecido una serie de criterios tanto de inclusión como de exclusión con la finalidad de favorecer la búsqueda, los cuáles han sido invariables para ambas búsquedas.
Como criterios de inclusión se han incorporado aquellos documentos que presentaban las siguientes características: a) estudios publicados en revistas científicas; b) artículos publicados en la última década; c) disponibilidad de texto completo; d) idioma en español o inglés; e) estudios de corte empírico.
Por otro lado, atendiendo a los criterios de exclusión, los documentos que se han rechazado detallaron los aspectos: a) documentos diferentes a artículos tales como capítulos de libro, libros o trabajos de fin de estudios; b) publicaciones anteriores al año 2010; c) no accesibilidad al texto completo; d) idiomas distintos al español o inglés; e) estudios de corte cualitativo.

LaFigura 1 muestra el procedimiento establecido para la selección de la muestra de artículos de ambas búsquedas en esta revisión sistemática. En la primera búsqueda (Figura 1A) se han obtenido un total de 476 documentos que, tras aplicar los filtros anteriormente comentados, se han reducido a 119. Una vez examinados de manera detallada e incluidos los criterios de elegibilidad dichos artículos se han incluido en esta revisión nueve estudios provenientes de la etapa de educación primaria.
Por otro lado, la búsqueda 2 (Figura 1B) se ha iniciado con 458 estudios que, una vez aplicados los criterios de inclusión y exclusión este total fue reducido a 129. Tras la aplicación de los criterios de elegibilidad se han excluido un total de 118 documentos; quedando así 11 investigaciones enfocadas en estudiantes de educación secundaria. Entre ambas búsquedas se han incluido un total de 20 estudios.
Una vez seleccionados los artículos que, de ambas búsquedas, han sido los incluidos en esta revisión sistemática se han elaborado dos tablas: una para los resultados obtenidos referentes a la etapa de primaria (Búsqueda 1) y otra para aquellos que hacen referencia a la etapa de secundaria (Búsqueda 2).
LaTabla 2 muestra las características más relevantes de los estudios seleccionados en la búsqueda 1. En dicha tabla se puede observar cómo en mayor o menor medida la violencia se encuentra ligada con el rendimiento académico, siendo los chicos quienes mayores tasas de conductas violentas presentan en relación con las chicas (Ramírez et al., 2019); dichas conductas pueden verse causadas por carencias emocionales en los acosadores (Rosser-Limiñana & Suriá-Martínez, 2019). Alrededor del 50% de los sujetos que han intervenido en la investigación afirman haber experimentado algún tipo de violencia en el último mes, lo que a su vez se relaciona con la baja participación y ausencia escolar (Corboz et al., 2018).
Los sujetos pertenecientes a educación primaria presentan una exposición a la violencia no sólo en su entorno escolar, sino también en el ámbito familiar (Sherr et al., 2016). Aquellos individuos, que son partícipes de manera directa o indirecta en la violencia familiar, se caracterizan por mostrar un progreso negativo en su rendimiento escolar (Wandera et al., 2017).
Por otro lado, los estudiantes que han participado en situaciones de violencia muestran un desempeño menos eficiente en las puntuaciones obtenidas en ciertas asignaturas de carácter obligatorio como es la escritura, la lectura y la aritmética (Sharkey et al., 2014; Zequinao et al., 2017).
Para finalizar, cabe destacar cómo aquellos sujetos que habitan en barrios marginales o en zonas donde el uso de la violencia se realiza de manera habitual son los que mayor tendencia tienen a manifestar puntajes negativos en su rendimiento escolar (Burdick-Will, 2013;Milam et al., 2010).

La Tabla 3 se encuentra enfocada en los resultados obtenidos tras la búsqueda 2. En dicha tabla se muestran los aspectos más relevantes de las investigaciones relacionadas con estudiantes adolescentes de educación secundaria.
Atendiendo a dichos resultados cabe destacar cómo aquellos sujetos que se encuentran inmersos en la violencia en su vida cotidiana presentan diversos problemas de conducta que pueden verse desencadenados en un bajo rendimiento académico (Hardaway et al., 2014); al contrario, ocurre con aquellos que no tienen una exposición a la violencia y, por ello, sus calificaciones suelen ser mejores (Rasberry et al., 2017).
Esta dificultad relacionada con una puntuación inferior en las calificaciones académicas también se refleja en estudiantes que han sido víctimas de acoso escolar o por sus compañeros mediante diferentes agresiones tanto físicas como verbales, pudiendo llegar incluso en ciertas ocasiones al fracaso escolar (AlBuhairan et al., 2017; Hysing et al., 2019).
Estas bajas calificaciones académicas se relacionan también con los sujetos que pertenecen a ciertas zonas marginales, expuestas a la violencia o con cargos judiciales, quienes son más propensos a actuar mediante ciertos comportamientos agresivos (Hernández et al., 2020). Estas zonas, en ocasiones excluidas por la sociedad, experimentan una mayor exposición a una vigilancia constante por parte de las autoridades llegando incluso a la imposición mediante la fuerza. Esto genera en los jóvenes una actitud de resistencia ante todo tipo de normas, entre las que se incluyen las relacionadas con el contexto educativo (Legewie & Fagan, 2019).
Otro de los factores que influyen de manera negativa con el rendimiento académico son aquellas conductas sexistas e incluso abusos sexuales que se muestran inmersas tanto dentro como fuera del contexto escolar, siendo habitualmente provocadas de un hombre hacia una mujer; por lo que aquellos centros con mayores casos de acoso escolar muestran peores resultados académicos (Malonda et al., 2018;Strom et al., 2013)
Enfocados a otros contextos que pueden intervenir tanto de manera positiva como negativa al adecuado desarrollo académico de los adolescentes se encuentra el familiar. Aquellos sujetos que experimentan violencia por o entre los propios miembros de su familia se ven envueltos en una sobrecarga de responsabilidades al asumir ciertos conflictos impropios de estas edades y que pueden conllevar al agotamiento emocional, viéndose reflejado en el desempeño académico (El Achkar et al., 2019). Aunque no cause tanto daño emocional como la violencia familiar, los adolescentes también se encuentran ensimismados por la violencia comunitaria, la cual hace referencia a todos aquellos actos violentos que se llevan a cabo por otros sujetos tales como guerras o ataques terroristas; estas conductas también se encuentran presentes en la vida de los estudiantes y pueden tener efectos negativos dentro del contexto escolar a través de diferentes variables que afectan el clima escolar como un desempeño académico menos favorable, ciertas actitudes agresivas por parte de los alumnos y/o profesores e incluso problemas de sueño (Busby et al., 2013; Lepore & Kliewer, 2013).

La violencia es toda aquella conducta que se ejerce hacia otra persona con el objetivo de hacer daño y que puede encontrarse en cualquier ámbito de la vida cotidiana sin importar ciertas variables como es el estatus socioeconómico o la cultura (Pacheco-Salazar, 2018; Rivera, 2017). Por otro lado, el rendimiento académico se entiende como el progreso en relación a sus calificaciones que tiene cada alumno dentro del contexto educativo y que puede verse condicionado por diferentes variables como son las conductas disruptivas (Cortés & Mujica, 2020).
Atendiendo a los resultados encontrados y al objetivo planteado, es necesario resaltar como el uso de la violencia afecta al aprendizaje escolar y al rendimiento académico de los estudiantes (Barragán, et al., 2016; Cerda et al., 2019); siendo los estudiantes con calificaciones más bajas o de género masculino los que mayores conductas violentas presentan y más posibilidades tienen de sufrir fracaso escolar (Domínguez et al., 2020; MECD, 2019; Molero et al., 2016; Ramírez et al., 2019; Ruiz-Ramírez et al., 2018) y al contrario de aquellos sujetos que no experimentan ningún tipo de violencia (Rasberry et al., 2017). Independientemente de la etapa educativa, cabe señalar como los estudiantes que están expuestos a conductas violentas o han experimentado algún tipo de violencia o abuso sexual presentan problemas en su progreso académico viéndose representado en una baja participación, carencias emocionales, faltas de asistencia a clase o calificaciones negativas (AlBuhairan et al., 2017; Corboz et al., 2018; Hardaway et al., 2014; Hysing et al., 2019; Malonda et al., 2018; Rosser-Limiñana & Suriá-Martínez, 2019; Sharkey et al., 2014; Strom et al., 2013; Zequinao et al., 2017). La violencia es un problema social que se encuentra inmerso en cualquier ámbito de la vida cotidiana (El Achkar et al., 2019; Sherr et al., 2016; Wandera et al., 2017), siendo las zonas marginales donde el uso de la violencia se realiza de manera habitual (Burdick-Will, 2013; Busby et al., 2013; Hernández et al., 2020; Legewie & Fagan, 2019; Lepore & Kliewer, 2013; Milam et al., 2010). Por tanto, debido a cómo afecta la violenciaen el rendimiento académico de los estudiantes, existen estudios que se han centrado en determinar qué estrategias son las más recomendadas para potenciar el rendimiento académico (Molero et al, 2013), así como, elaborar instrumentos para conocer cómo se relaciona la violencia con el rendimiento académico con la finalidad de diseñar unos recursos de intervención adecuados (Molero et al., 2014; Pérez-Fuentes et al., 2011).En definitiva, indistintamente
En definitiva, indistintamente de dónde se produzca la exposición a la violencia, es evidente que los estudiantes que la experimentan verán afectado su rendimiento académico. La realización de esta revisión sistemática sirve para conocer cómo afecta la violencia experimentada tanto fuera como dentro del ámbito escolar en el rendimiento académico de los estudiantes, concretamente de las etapas de educación primaria y secundaria. En cuanto a las limitaciones se ha observado que los participantes de algunos estudios correspondían a edades pertenecientes tanto de educación primaria como de secundaria, por lo que han tenido que ser excluidos de esta revisión por no poder ser clasificados en una etapa u otra. Para futuras líneas de investigación puede tenerse en cuenta cómo afecta la violencia en otras variables como la inteligencia emocional o la motivación, así como, también podría tenerse en cuenta participantes de otras edades correspondientes a otros niveles educativos. Para concluir es necesario recalcar cómo la violencia es un problema social que conlleva consecuencias en el desarrollo de los jóvenes, por lo que es preciso llevar a cabo ciertas actuaciones como son los programas de intervención entre todos los miembros de la comunidad educativa (alumnos, docentes, familias, etc.) con el objetivo de reducir esta problemática y que afecte lo menos posible en el rendimiento académico de los estudiantes.
Citar este artículo como : Gonzáles, A., & Molero, M. P. (2023). Relación de la Violencia en el Rendimiento Académico de estudiantes de educación primaria y secundaria: un estudio de revisión sistemática. Revista Argentina de Ciencias del Comportamiento, 15(3), 1-11
https://revistas.unc.edu.ar/index.php/racc/article/view/36813/44293 (pdf)
El presente trabajo cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación y Formación Profesional a través del programa de ayudas para la Formación de Profesorado Universitario (FPU) otorgado a Alba González Moreno con referencia FPU19/01570.
Enviar correspondencia a: González, A. E-mail: agm048@ual.es



