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DE UN ÁREA DESÉRTICA E IMPRODUCTIVA A UN ESPACIO IDEAL PARA LA ESPECULACIÓN: LAS PERCEPCIONES SOBRE LA COSTA ATLÁNTICA BONAERENSE
DE UM DESERTO E ÁREA IMPRODUTIVA PARA UM ESPAÇO IDEAL PARA A ESPECULAÇÃO: PERCEPÇÕES SOBRE A COSTA ATLÂNTICA DE BUENOS AIRES
FROM A DESERT AND UNPRODUCTIVE AREA TO AN IDEAL SPACE FOR SPECULATION: PERCEPTIONS ABOUT ATLANTIC COAST OF BUENOS AIRES
DE UN ÁREA DESÉRTICA E IMPRODUCTIVA A UN ESPACIO IDEAL PARA LA ESPECULACIÓN: LAS PERCEPCIONES SOBRE LA COSTA ATLÁNTICA BONAERENSE
Boletim Goiano de Geografia, vol. 38, núm. 2, pp. 224-250, 2018
Instituto de Estudos Sócio-Ambientais
Recepción: 10 Febrero 2018
Aprobación: 22 Marzo 2018
Resumen: Este trabajo analiza el surgimiento de los balnearios más populares de la costa atlántica de Buenos Aires. El interés en su comprensión se remonta a la era colonial; por entonces la franja del territorio costero marítimo bonaerense fue adjudicada privilegiando la ocupación para defender el territorio, al margen de figuras legales y delimitaciones. Las playas estaban ubicadas al fondo de las estancias y hasta fines del siglo XIX, se las consideraba zonas improductivas. Tras los periodos de derrumbe del saladero y las crisis agropecuarias, surgió una singular “cultura de la playa”. El primer ejemplo exitoso de villa balnearia fue Mar del Plata. Posteriormente este modelo se replicó en los Partidos de La Costa, Pinamar y Villa Gesell. La instalación de balneariosse realizó mediante meros trámites administrativos, produciéndose un gran desfase entre la traza “real” y la “legal”. Durante la década del setenta, ante el impulso del turismo interno, se dio un marcado crecimiento de estos núcleos urbanos de la costa bonaerense. La estacionalidad de la actividad turística impuso a la población residente dificultades de empleo y de acceso a la vivienda. Además, el crecimiento urbano basado en proyectos de residencias secundarias, conllevo una alta estratificación y desorden urbano.
Palabras claves: Actividad turística, transformaciones urbanas, territorios inestables, especulación inmobiliaria.
Resumo: Este trabalho analisa o surgimento dos balneários mais populares da costa atlântica de Buenos Aires. O interesse em sua compreensão remonta à era colonial; nessa época, a orla do território costeiro de Buenos Aires foi adjudicada privilegiando a ocupação para defender o território, à margem das figuras e delimitações legais. As praias estavam localizadas no final das chácaras e, até o final do século XIX, eram consideradas zonas improdutivas. Após os períodos de colapso de terras e crises agrícolas, surge uma “cultura da praia” única. O primeiro exemplo de sucesso de uma villa balneária foi Mar del Plata. Mais tarde, este modelo foi replicado nas partes de La Costa, Pinamar e Villa Gesell. A instalação de balneários ocorreu por meros procedimentos administrativos, resultando em uma enorme lacuna entre o “real” e o “legal”. Durante os anos 70, antes do impulso do turismo doméstico, houve um crescimento acentuado desses centros urbanos no litoral de Buenos Aires. A sazonalidade da atividade turística impôs às populações residentes dificuldades no acesso a emprego e moradia, e o crescimento urbano baseado em projetos de residências secundárias levou a uma alta estratificação e à desordem urbana.
Palavras-chave: Atividade turística, transformações urbanas, territórios instáveis, especulação imobiliária.
Abstract: This work analyzes the emergence of the most popular spas on the Atlantic coast of Buenos Aires. The interest in its understanding goes back to the colonial era; by then the fringe of the Buenos Aires an marine coastal territory was adjudged privileging the occupation to defend the territory, to the margin of legal figures and delimitations. The beaches were located at the end of the rooms and until the end of the 19th century, they were considered unproductive zones. After the periods of landslide collapse and agricultural crises, a unique “beach culture” emerged. The first successful example of a spa town was Mar del Plata. Later this model was replicated in the Parties of La Costa, Pinamar and Villa Gesell. The installation of spas was made by mere administrative procedures, producing a large gap between the “real” and “legal” lines. In the decade of the seventies, given the boost of domestic tourism, there was a marked growth of these urban centers of the coast of Buenos Aires. The seasonality of the tourism activity imposed on the resident population difficulties in employment and access to housing, and the urban growth based on secondary residences projects led to a high stratification and urban disorder.
Keywords: Tourist activity, Urban transformations, Unstable territories, Real estate speculation.
Introducción
Partimos del supuesto que desde su génesis hasta nuestros días, el territorio Argentino se ha estructurado al compás de la demanda del mercado mundial (Santos, 2000).
Durante la etapa altoperuana1 (siglo XVI-XVII), la organización espacial respondió a la expropiación de metales preciosos del cerro de Potosí (Bolivia), con destino a las metrópolis ibéricas -en el marco de las doctrinas mercantilistas-, propiciando la fundación del virreinato del Alto Perú (Silveira 2003; Brailovsky y Foguelman, 1993). La importancia de la articulación económica, con el actual noroeste Argentino (NOA)2- como proveedor de mulas, carretas y tejidos-,ubica a esta región como la más dinámica3 (Giovannetti, 2005). Mediante una incipiente red urbana4 respondió a las necesidades del mercantilismo establecidas en las “leyes de indias”5, que además puntualizaban los criterios para la localización de las ciudades (Silveira, 1999, 2003)6.
Hacia la postrimería del siglo XVIII, se produce la decadencia económica española , contribuyendo a la misma la extenuación de la mina de plata de Potosí, simultáneamente surge Gran Bretaña como nueva potencia del naciente capitalismo industrial y con fuertes ambiciones expansionistas (Cárcano, 1972). La nueva organización del comercio mundial impuso cambios en la distribución espacial del territorio argentino7, que se adecuo a la estructura de nueva demanda externa - demanda mundial de cueros y carnes saladas-8.
El avance de la revolución industrial europea fue acompañada de una nueva racionalidad comercial basada en el liberalismo - dejando atrás al mercantilismo-, sucesivamente se plasmara la modernidad europeizada en El Litoral y fundamentalmente en Buenos Aires9, representando un nuevo periodo (Hora, 2014), - denominado “argentina criolla”10-.
Luego de este rápido racconto sobre la estructuración del territorio Argentino hasta el siglo XVIII. En los apartados siguientes se procedió haciendo usufructo de lo aportado por los historiadores y las principales líneas de investigación, a examinar las configuraciones en la distribución y ocupación del suelo, que acompañaron los procesos de racionalización económica y de cambios en el comercio mundial. Luegos e ingresara a la parte central del estudio, que tiene por objetivo caracterizar mediante factores históricos, ambientales, sociales y económicos la formación de los asentamientos turísticos de la Costa Atlántica Bonaerense, y el pasaje de estas zonas con nulo interés económico y percepción desfavorable en el pasado, y tiempo después representaran espacios urbanos valorizados muy por encima de las zonas linderas, que no fueron perturbadas por un tipo de urbanización particular (la creación de balnearios).
Buenos Aires como nuevo centro gravedad del país
Los “trabajos clásicos” expresan críticas respecto a la conquista Española basada en la ocupación de amplios territorios (Avellaneda, 1915), esa metodología de repartición de tierra conllevo a un problema histórico, estableciendo la estancia11 como unidad de producción.
Débilmente defendido por los precarios fuertes12 que se levantaron a mediados del siglo XVIII (Banzato, 2009), el puerto de Buenos Aires se presentaba estratégico para los nuevos circuitos mercantiles. Así Buenos Aires se transformó en la ciudad principal de la economía colonial (Silveira, 2003; Moreno, Mateo, 1997), el centro territorial se desplazó desde el Noroeste hacia el Litoral. Se dio inicio a la expansión de la frontera bonaerense, conforme se incorporaban nuevas apropiaciones de tierra, la Corona Española13 demandaba la creación de un fortín, como política defensiva ante las sociedades nativas (Canedo, 2006). Sin embargo, los ejidos en la campaña bonaerense se alejaron de lo propuesto por el proyecto colonial14.
Los hombres de Mayo15-16-17 tuvieron plena conciencia de la necesidad de constituir una clase de medianos o pequeños propietarios rurales, pero se enfrentaban a los hacendados, en especial los de Buenos Aires, que tenían grandes cantidades de tierras e influencia en el gobierno. De esta manera las aspiraciones de los hombres de la Revolución se verán frustradas, el cumplimiento de sus decretos18 no estaba en sintonía con la clase terrateniente latifundista (Raimundo, 1981).
Entre 1829 y 1852 se destaca en el terreno político la influencia de Juan Manuel de Rosas19, no sólo en la Provincia de Buenos Aires, su figura tuvo proyección nacional. Las fuerzas políticas en esta época corresponden son dos sectores de la clase dominante - emergieron tras la lucha interna en la legislatura de Buenos Aires, los unitarios y los federales.
Los primeros expresaban a los grandes comerciantes porteños y del interior, eran partidarios del librecambio y defensores de la política del puerto único, mientras del lado del partido federal existió una mayor heterogeneidad de ideas - principalmente, el grupo a favor de la Confederación, y el federalismo bonaerenses con interés en el puerto y la aduana -. Cabe destacar, que ambos partidos diferían mucho más en la forma que en el contenido20. Rosas adoptó la denominación federal para imponer un modelo porteño, evitando la resistencia de los federalismos provinciales, utilizo el disciplinamiento mediante el terror contra el disenso.
En 1829 la Legislatura lo eligió gobernador21, su primer gobierno entre 1829-32, se destacó por renovar las leyes suprimidas en el golpe unitario por la cual se ganó el título de “Restaurador de las leyes”.
Rosas22 resultará elegido nuevamente gobernador en el año 1835 con poderes discrecionales, se destacan la promulgación de la ley de Aduana23 (Infesta y Valencia, 1987) y en 1840 decretó de embargo24 de los “bienes muebles e inmuebles, derechos y acciones de cualquier clase en la ciudad y campaña” de los “unitarios” (Gelman, Schroeder, 2003). De esta manera la rivalidad económica, se tradujo en rivalidad política25-26-27
Entre 1845 y 1850 se produce un bloqueo de todos los puertos argentinos y uruguayos por parte de Francia e Inglaterra28. Los acuerdos alcanzados con las potencias dan cuenta de la extensa y densa relación entre la oligarquía latifundista y sus socios ingleses y franceses.
El dominio exclusivo de los ríos despertó la oposición de las provincias del Litoral, tuvo como desenlace el derrocamiento de Rosas29-30.
En el marco de las reformas liberales31, se sancionó en 1858 la ley de venta de terrenos ejidales para los pueblos de campaña de Buenos Aires, que se proponía de quebrar el pasado rosista.
Se transitó un periodo de gran desbarajuste normativo hasta la sanción de la Ley General de Ejidos de 1870, mediante la cual se establecían los factores para la localización de la fundación de los nuevos pueblos de campaña.
Existía una percepción desfavorable sobre el poblamiento de las costas marítimas de la provincia de Buenos Aires, considerando esta dilatada franja del territorio ausente de atractivo tanto para los agricultores, como para los ganaderos.
La percepción negativa de la zona marítima de Buenos Aires (hacia fines del siglo XIX)
Para la clase gobernante las áreas costeras eran visualizadas entre las zonas improductivas del país, no merecerían salir de la categoría de desierto (Mantobani, 1997).
Conforme al primer censo Nacional realizado en el año 1869, Buenos Aires se presentó a los fines de la apreciación estadística dividida en tres zonas o agrupaciones (Norte, Centro y Sud). La parte Sud era la región más extensa, y entrañaba el 27,7% de la población de la provincia, distribuida en 35 secciones.
Sólo el 1,5% de la población total de la Provincia en el año 1869 se encontraba en los partidos que limitan al Este con el Océano Atlántico y que tendrán como actividad principal al turismo de playa (Ajó, Tuyú, Mar Chiquita y Necochea). En la racionalidad económica de fines del siglo XIX, no existía ningún interés sobre las costas bonaerenses -ni respecto de la utilidad de las playas. Ver Cuadro 1.

La parte Sud de la provincia de Buenos Aires presentaba sobre el Atlántico tres puertos, Ajó, Bahía Blanca y Patagones. El puerto de Ajó tuvo una alta actividad tras el bloqueo francés32 al puerto de Buenos Aires -como hemos mencionado-, logrando el rango de puerto nacional en 1859. En 1864 se dispuso la fundación del pueblo de General Lavalle sobre la margen derecha de la ría de Ajó. Estrechamente vinculadas con el puerto se asentaron en la zona las primeras industrias saladeriles (Varela, 1997). El auge de la actividad saladeril33 generó que el puerto de Lavalle fuera, en 1880, el tercero en importancia del país -después de los de Buenos Aires y Rosario -, (Bertolotti, Gil de Muro, 1991). La zona costera formaba parte de las estancias agropecuarias cuyos fondos llegaban hasta la playa (Verón, 2006), estas habían sido confiscadas por Rosas, y tras su caída fueron adjudicadas a nuevos propietarios.
El Poder Ejecutivo impulsó la creación de doce pueblos en 1882, uno de estos a fundarse en el partido del Tuyú34-35 con el nombre de “Dorrego” (Provincia de Buenos Aires, 1882). No existió en el imaginario de la época, otro tipo de modelo de urbanización relacionado con las playas marítimas que no estuviera ligado a la existencia de un puerto o algún tipo de producción primaria.
En el contexto de planificación productiva del siglo XIX, el proyecto agroexportador implicaba una mirada permanente hacia el río de la Plata y sus afluentes. Las costas marítimas eran consideradas estériles, improductivas e inadecuadas para ser habitadas, un “terreno inútil compuesto por puros médanos” (Pisani, 1997), en donde las estancias cimentaban la riqueza nacional que iba a morir al mar. En contraposición, a fines del siglo XX el valor de esos terrenos superará ampliamente al de las zonas agrícolas.
El área denominada socioecosistema Litoral Norte de la provincia de Buenos Aires (Verón y Barragán Muñoz, 2015), en el centro este de la provincia, correspondía en el año 1914 a los partidos de Juan Madariaga36 (luego se desprenderán los emplazamientos de Pinamar, Villa Gesell y General Lavalle).37 Su uso estuvo ligado a la actividad agropecuaria en el marco de la Argentina agroexportadora: la cría de ganado ovino y sus derivados (lana y grasa) y de ganado bovino (Vervoorst, 1967; Randle, 1981; Ghersa y León, 2001), quedando el área costera relegada y sin uso alguno.
En 1880 se produjo el derrumbe de la industria saladeril ante el advenimiento de los frigoríficos38 (Varela, 1997), el ritmo de crecimiento de la población rural en General Lavalle (utilizando como medida la tasa de crecimiento anual medio, en adelante TCMA), decreció en-30,1 personas cada 1.000 habitantes y la urbana -9,1 ‰ durante el periodo 1895-191439 (Ver Cuadro 2).

Se produjo un aumento de la ganadería bovina en ambos partidos en detrimento de la ovina y la equina. En menor medida, en el área de General Madariaga se diversificó la producción agropecuaria mostrando una incipiente producción agrícola cereal era que, si bien ganó terreno hasta 1937, luego fue suplantada por la ganadería intensiva40 (Ghersa y León, 2001), presentando un aumento de la población rural de 17,7‰ entre los años 1895 y 1914 -muy inferior al crecimiento total que fue de 38,8‰-.
El surgimiento del turismo en Argentina, la originalidad de Mar del Plata
Bajo el nombre de Mar del Plata41 se inició un proceso de transición urbana42 hacia un pueblo balneario43, vinculado a varios factores: la promesa de llegada del ferrocarril, la crisis de las actividades agropecuarias y del saladero, la aparición de una singular “cultura de la playa” (Mantobani, p. 7, 1997), y el apoyo político44 y financiero para urbanizar el territorio (Groussac, 1904).
De esta manera Mar del Plata pasó de ser un paraje que ni siquiera figuraba en los mapas, a ser uno de los proyectos de modernización más importantes de la Generación del Ochenta45 (Cova, 1980).
En 1879 se creó el Partido de General Pueyrredón en cuyo interior se encuentra Mar del Plata, como un desprendimiento del Partido de Balcarce (creado en 1865).
En el Cuadro 2 se aprecia que la TCMA más elevada se dio en el periodo 1895-1914 de 73,3 cada 1.000 personas, y un tasa de 40,1‰ en el intervalo 1914-1947 (mientras el aumento poblacional fue de 11,1‰ y 18,3‰ en General Lavalley General Madariaga, respectivamente). Durante el periodo 1947-1970, el crecimiento de la población urbana en los tres partidos mencionados presento valores similares a la provincia de Buenos Aires (inferiores al total nacional).
General Lavalle toma el estatus de Partido en 1881, incorporando en su interior al Partido “Rincón de Ajó”, la TCMA del periodo 1895- 2010 arrojó una valor de -4,1‰, se destaca un continuo descenso de su población rural hasta 1970 (en 1985 el 64,8% de la población era rural, y en 1970 solo el 30,1%), mientras que en los dos últimos censos se produjo un cuenta cambio en la tendencia, encontrándose el total de población en el área rural (94,7% y 100,0%, en los años 2001 y 2010, respectivamente). Esto no ocurrió en el Partido de General Madariaga que siguió un patrón urbanización similar al del partido de General Pueyrredón, aunque de menor intensidad (Ver Cuadro 2).
La estructura de edad en los orígenes del partido de General Pueyrredón presentó alta participación de jóvenes de nacionalidad argentina -casi el 70%-, en tanto la población extranjera residente se destacó por su concentración en edad de trabajar, en claro contraste con el Partido de Lavalle en donde la inmigración internacional representaba apenas 21,3% en 1895, caracterizándose por estar relativamente envejecida. Ver Figura 1.

Como fue mencionado, el ecosistema costero no estaba valorizado económicamente debido al auge del modelo agroexportador, que concentraba su atención tierra adentro, encontrándose esta zona bajo la propiedad de estancieros. Hasta principios de siglo XX:“[…] La racionalidad productiva basada en una primitiva economía ganadera desvalorizó las potencialidades del área litoral que fueron los ámbitos más marginados […]” (Villar, 2003, p. 14).
Se produjo un cambio respecto de la percepción de las playas sobre el océano Atlántico y su incorporación al sistema económico - asimilado primeramente por la clase alta-46, mostró la capacidad de este recurso recreativo47 para animar la economía urbana48.
El éxito de Mar del Plata como villa balnearia49 y los grandes progresos que experimentó a partir de la llegada del ferrocarril en conjunto con las condiciones económicas del país, propicias para la especulación inmobiliaria, motivaron la rápida difusión del modelo. El “veraneo” de toda la familia50 irá convirtiéndo se en una actividad social indispensable para los sectores más acaudalados de la sociedad51.
El modelo de urbanización de la costa atlántica (las fundaciones), inspirado en Mar del Plata
La costa atlántica permaneció sin poblar52 desde fines del siglo XIX, pero el surgimiento de las playas como atracción turística (Mantobani, 1997), se buscó valorizar estas tierras que poseían excelentes condiciones de sitio y posición (en tanto playas marítimas más próximas a la Metrópoli Nacional), mediante la instalación de pueblos balnearios. La fundación de los mismos consistió en meros trámites administrativos aprobados según Ley de Fundación de Pueblos vigente en la provincia de Buenos Aires desde 1913 (N. 3487 y sus decretos reglamentarios de 1927 y 1929)53 (Bertoncello, 1992).
Existió un gran desfasaje entre la traza “real” y la “legal”, agravado por la magnitud de las subdivisiones. El predominio del damero cruzado a lo sumo por algunas diagonales, resultó contradictorio con la función de área de esparcimiento y recreación, lo que se explica por el carácter especulativo de la urbanización, más preocupada por la simplicidad de la división catastral y la rapidez del replanteo54
La apertura de los balnearios a los sectores urbanos medios55 estuvo vinculada al llamado “turismo social” que se iniciócon el primer gobierno peronista a mediados de 1940. Ordoqui y Hernández (2009), calificaa la segunda etapa del turismo de sol y playa como Turismo Masivo. De esta manera, a partir de los años sesenta56 comienza a cobrar mayor importancia el hábito de hacer turismo57 entre capas cada vez más amplias de la población (Schluter, 1983, 1985).
En el Cuadro 2 se aprecia que los partidos de General Lavalle y Madariaga tuvieron un decrecimiento poblacional entre los años 1970- 2001, siendo de -50,5‰ y -3,8‰, por el contrario General Pueyrredón presento un crecimiento de 18,5‰ en dicho periodo (superando el valor de la provincia de Buenos Aires 14,7‰ y del total país 14,2‰).
El patrón de urbanización de las zonas costeras difirió del realizado en las tierras altas dentro de la misma ecoregión. Su evolución fue dependiente del turismo interno y, por tanto, de los cambios macroeconómicos. Durante la década del setenta aproximadamente, se dio un marcado crecimiento de estos núcleos urbanos58 de la costa bonaerense ante la demandas del turismo interno, imponiendo mayor presión sobre estos ambientes costeros59 (Morello, 1983). Para el período 1970-1980 los municipios urbanos de Pinamar y Villa Gesell aportaron significativamente al crecimiento de viviendas del partido de Madariaga que alcanzo el 180,7%, lo mismo sucedió al interior del Partido de Lavalle, donde se registró un aumento del parque habitacional de 183,5%, siendo de 99,0% el aporte del municipio urbano de La Costa (ver Cuadro 3), por tantoun incremento notablemente superior al poblacional.

Utilizando el indicador “cantidad de habitantes por cada vivienda”, los nuevos municipios urbanos presentan un valor notablemente inferior a los partidos mencionados. Mientras que si se escoge el indicador “cantidad de habitantes por cada vivienda ocupada”, no se presentan diferencias significativas.
El modelo de desarrollo de los Balnearios se base en el turismo como actividad principal, caracteriza por su estacional (dos o tres meses por año), y concentración económicaen el espacio. Entre las consecuencias negativas de la estacionalidad, cabe destacar la necesidad de una infraestructura y equipamiento ser muy grande -que permanece ocioso la mayor parte del año-, periodos de desempleo en la población residente, fuertes movimientos migratorios estacionales (Gaudemar, 1977). Además la dificultad para acceder a una vivienda a pesar de la gran oferta ociosa60 debido a la competencia turística.
El sector hotelero presentó baja rentabilidad, debido al desvío del grueso de la demanda hacia alojamientos en “residencias secundarias”61.
Las ciudades turísticas se presentaron muy estratificadas62-63, destacándose diferencias entre los usos, actividades, tipos de construcción, altura de edificios, infraestructura de balnearios, entre otras (Dadon, 1999). Tal como puede observarse en la Figura 2, en 1980 la categoría “departamento” representó alrededor del 30% de las viviendas particulares ocupadas en los municipios urbanos de La costa, Pinamar y Villa Gesell, durante las décadas siguientes esta proporción disminuyó -encontrándose igualmente significativamente por arriba de la media de la provincia-.

Notas: “Resto de viviendas” (incluye a las viviendas precarias - ranchos, casillas, piezas en inquilinato, locales nq construidos para habitación y viviendas móviles-, y las “casas tipo B” - aquellas que cumplen al menos una de lau siguientes condiciones: tienen piso de tierra, no tienen provisión de agua por cañería dentro de la vivienda, o no disponen de baño con descarga de agua-). Las “casas tipo A” corresponden a todas las casas no consideradas tipo B (INDEC, 2012)
Fuente: Elaboración personal sobre la base de información del Institutq Nacional de Estadísticas y Censos. Años 1991, 2001 y 2010El ferrocarril irá perdiendo importancia frente a transporte automotor público y privado, unido a la expansión de la red vial, permitiendo nuevos modos de hacer turismo (turismo itinerante, mini- turismo, camping, etc). Tal como puede observarse en la Figura 2, Las casas de mayor solidez (“tipo A”64) en el hacia 1980 en La Costa, Pinamar y Villa Gesell representaban una proporción inferior al total de la provincia de Buenos Aires, en los años censales siguientes esta situación comienza a converger.
La densidad de la mancha urbana se destacó por ser muy baja durante los primeros años, y entre 1958 y 1980 las áreas centrales se densificaron incorporando sectores de intensidad de ocupación mínima (Bertoncello, 1989). En 1983 el porcentaje de lotes edificados era muy bajo, llegando a sólo el 21%, mientras simultáneamente se densificó la ocupación por subdivisión en propiedad horizontal, en un proceso aparentemente paradójico, dado el alto número de lotes vacíos. En el año 1980 la densidad de La Costa113,5hab./Km2, Pinamar 84,5y Villa Gesell 40,8, mientras que la de Buenos Aires era de 35,3 hab./Km2-en General Madariaga y General Lavalle de tan solo 5,2 y 0,5, respectivamente-. Ver Figura 3.

El total nacional y el interior de la Provincia de Buenos Aires presentaron su mayor crecimiento durante el intervalo 1980-1991. En el caso de los partidos costeros el mayor crecimiento se verificó durante el intervalo 1991-2001 (INDEC, 2012).
Según un informe de la OECEI65, Mar del Plata era el principal centro receptor del país, (OECEI, 1973, p. 608), pero desde aproximadamente 1980 el conjunto de Balnearios del sector norte de la costa atlántica provincial supero a Mar del Plata en el volumen total de turistas.
Los partidos de La Costa, Pinamar y Villa Gesell fueron los de mayor crecimiento poblacional durante el periodo 1991-2001, con variación porcentual relativa muy superior a los restantes (50-100%). Esto implicó una fuerte urbanización de la zona costera, en la década del noventa se sumaron los proyectos de los modelos de barrios privados. En las décadas siguientes se estancó el crecimiento debido a la crisis económica de la Argentina de fines de los años noventa. La situación se revierte a partir del año 2003, alcanzado intensidad mayor a la que había alcanzado en el pasado66-67. Hacia el año 2010 La Costa, Pinamar y Villa Gesell presentan aumentos de la densidad 135,8%, 288,0% y 108,8%, en relación al año 1980, respectivamente (Ver Figura 3), mientras que el total de Buenos Aires solo creció tan solo 43,8%. La singularidad de la revalorización costera fue privilegiar determinados sectores de la trama urbana, recurriendo a productos inmobiliarios vinculados a la lógica de las demandas, generando nuevas funciones en espacios tradicionales (Carvalho; Guzman, 2011). Esta dinámica de la selectividad territorial, se rige por la especulación inmobiliaria, presentando como resultante una alta fragmentación del espacio (Fittipaldi; Mira; Espasa; Facchini, 2015).
Consideraciones finales
El análisis del desarrollo de los balnearios más populares de la costa atlántica bonaerense en la actualidad, se remonta a la época colonial. Por entonces los pueblos fueron generados por un objetivo netamente de estrategia de defensa, y se adjudicaron bajo divergentes figuras legales de manera de garantizar su ocupación, sin ningún tipo de intervenciones municipales.
Hasta fines del siglo XIX, la franja del territorio costero marítimo bonaerense no era considerado un suelo urbanizable, lejos de eso, ni siquiera atractivo para los agricultores y ganaderos.
Bajo la racionalidad económica de la clase gobernante, el área de análisis, correspondiente a las playas ubicadas al fondo de las estancias, era visualizada como las zonas improductivas del país. Siendo el modelo de urbanización de la época el relacionado con la producción primaria o la existencia de un puerto, ligados a la actividad agropecuaria en el marco de la Argentina agroexportadora
Tras los periodos de derrumbe de la industria saladeril y de crisis agropecuarias, la aparición de una singular “cultura de la playa”, avanzará con el tiempo en la transición urbana de gran parte del territorio de estos partidos, basado en el modelo de Mar del Plata, como caso testigo de la transformación de un paraje ausente en los mapas, convertido en uno de los proyectos de modernización más completos y ricos del sistema urbano argentino en esta época. Pero el éxito de Mar del Plata como villa balnearia también propició la emulación de la especulación inmobiliaria. Se busca valorizar estas tierras mediante la instalación de Balnearios. Este tipo de asentamiento urbano se realizó mediante meros trámites administrativos a través de “fundaciones”, destacándose grandes desfases entre la traza “real” y la “legal”, situación agravada por la topografía, cuya superficie estaba conformada por dunas irregulares y móviles.
Internacionalmente, a mediados del siglo XX la actividad turística se propone como un derecho reconocido para los trabajadores. En el marco del primer gobierno peronista se impulsó la masividad del turismo, de manera que este hábito alcanzará capas cada vez más amplias de la población.
Ante el impulso del turismo interno, durante la década del setenta se da un marcado crecimiento de los núcleos urbanos de la costa bonaerense. Se da un crecimiento inusitadode las viviendas en los municipios urbanos de La Costa, Pinamar y Villa Gesell. La actividad económica queda sujeta a un desarrollo estacional (dos o tres meses por año), imponiendo a la población residente largos periodos de desempleo y dificultades para acceder a la propiedad de una vivienda, ante la fuerte demanda por la viviendas secundarias dedicadas al turismo. Esta característica del mercado desplazóal sector hotelero como principal lugar de alojamiento turístico, y generó un ritmo acelerado de crecimiento basado en el negocio de las residencias secundarias. Al mismo tiempo las ciudades se van estratificando de acuerdo a las diferencias en el tipo de construcción, altura de los edificios y distancia a la costa, entre otras.
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Notas
Notas de autor
Os autores trabalharam juntos na determinação e justificativa da seleção do tema, objetivos específicos, estruturação e redação, bem como na revisão de todas as seções. Fernando Ariel Manzano foi responsável pela pesquisa de dados, edição e descrição de tabelas e figuras
Guillermo Ángel Velázquez encarregou-se da investigação dos dados históricos sobre o tema e da preparação da configuração dos fatores históricos, ambientais, sociais e econômicos, que se apresentam em todos os setores, e que estão ligados à formação específica dos assentamentos da costa atlântica de Buenos Aires.
Ambos desenvolvemos a fusão de todas as entradas e os dados de contexto na introdução, conclusão e parágrafos resumidos.