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Apuntes para una cartografía de los pasos del psicoanálisis por Cuba después de 1959 (I): El fantasma perseguido
Raudelio Machin Suarez; Liudmila de la C. Santana Romero
Raudelio Machin Suarez; Liudmila de la C. Santana Romero
Apuntes para una cartografía de los pasos del psicoanálisis por Cuba después de 1959 (I): El fantasma perseguido
Apontamentos para uma cartografia dos passos da Psicanálise em Cuba após 1959 (I): O fantasma perseguido
Notes on a cartography tracing the trajectory of psychoanalysis in Cuba since 1959 (I): The haunted ghost
Notes pour une cartographie des étapes de la psychanalyse à Cuba après 1959 (I) : Le fantôme traqué
1959年后精神分析学在古巴的发展困境,现状与未来趋势(I)受迫害的幽灵
Passagens. Revista Internacional de História Política e Cultura Jurídica, vol. 15, núm. 1, pp. 127-150, 2023
Universidade Federal Fluminense
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Resumen: Este trabajo pretende resaltar algunos apuntes para un estudio de la circulación, recepción, imaginarización, praxis e institucionalización del psicoanálisis en Cuba, después de 1959. Más que centrado en la lógica historiográfica tradicional, pretende hilvanar elementos contextuales, sociales, económicos y políticos que pudieran relacionarse con la manera en que fue percibido, asimilado y a la vez, relativamente marginado, este sistema de ideas en la tierra caribeña. Busca algunos puntos de comparación con otros países latinoamericanos y sienta las bases para un estudio en profundidad. Se toman de referencia los trabajos sobre este tema en Latinoamérica, específicamente en Argentina, Brasil y Chile. Se desmarca de estos al hacer énfasis en la relación imaginario, praxis social e institucionalización, para tratar de entender las dificultades de la inserción del psicoanálisis en la isla. Esta primera entrega recorre hasta 1980 aproximadamente. Una segunda continúa el recorrido a partir de la década de los 80´s hasta mediados de la segunda década del 2000, período de relativo renacer del psicoanálisis.

Palabras clave: psicoanálisis, historia, Cuba, imaginario social, institucionalización.

Resumo: Este trabalho pretende contribuir para o estudo da circulação, da acolhida, da imaginarização, da práxis e da institucionalização da Psicanálise em Cuba após 1959. Muito além da exclusiva lógica historiográfica tradicional, trata-se aqui de esboçar elementos contextuais, sociais, econômicos e políticos vinculados ao modo como este sistema de ideias foi percebido, assimilado e, ao mesmo tempo, relativamente marginalizado nesta ilha caribenha. O objetivo consiste em buscar pontos de comparação com outros países latino-americanos e lançar premissas para um estudo mais aprofundado. Tomaremos como referência os trabalhos realizados na América Latina sobre essa temática, em particular na Argentina, no Brasil e no Chile. Na tentativa de compreender as dificuldades para a inserção da Psicanálise na ilha, nós nos diferenciaremos destes trabalhos enfatizando a relação imaginária, a práxis social e a institucionalização. Nesta primeira parte, abordaremos o que ocorreu até a década de 1980, antes de tratarmos, em um segundo texto, a situação entre a década de 1980 e meados dos anos 2000, a saber, um período de relativo renascimento da Psicanálise.

Palavras-chave: Psicanálise, História, Cuba, imaginário social, institucionalização.

Abstract: This work intends to highlight several points for a study of the circulation, reception, imagining, praxis, and institutionalization of psychoanalysis in post-1959 Cuba. Rather than focusing on traditional historiographical logic, it aims to weave together contextual, social, economic, and political elements that could relate to the way in which this system of ideas was perceived, assimilated, and at the same time, relatively marginalized in this Caribbean land. We seek several points of comparison with other Latin American countries and lay the groundwork for an in-depth study. Works on this subject in Latin America are taken as a reference point, specifically in Argentina, Brazil, and Chile. This work distinguishes itself by emphasizing the imaginary relationship, social praxis, and institutionalization, to attempt to understand the difficulties of the insertion of psychoanalysis on the island. This first installment runs until approximately 1980, while the second continues the trajectory from the 1980s to the mid-2000s, a period of relative rebirth in psychoanalysis.

Keywords: Psychoanalysis, History, Cuba, social imagination, institutionalization.

Résumé: Ce travail entend contribuer à l’étude de la circulation, de la réception, de l’imaginarisation, de la praxis et de l’institutionnalisation de la psychanalyse à Cuba après 1959. Bien au-delà de la seule logique historiographique traditionnelle, il s’agit ici d’esquisser des éléments contextuels, sociaux, économiques et politiques en lien avec la manière dont ce système d’idées a été perçu, assimilé et, en même temps, relativement marginalisé dans cette île des Caraïbes. Il s’agit de chercher des points de comparaison avec d’autres pays d’Amérique latine et de jeter les bases d’une étude approfondie. On prendra pour référence les travaux sur cette thématique menés en Amérique latine, et notamment en Argentine, au Brésil et au Chili. Pour tenter de comprendre les difficultés d’insertion de la psychanalyse sur l’île, on se distinguera de ces travaux en mettant l’accent sur la relation imaginaire, la praxis sociale et l’institutionnalisation. On abordera dans cette première partie ce qui s’est passé jusque dans les années 1980, avant d’aborder dans un second texte la situation entre les années 1980 et le milieu des années 2000, à savoir une période de relative renaissance de la psychanalyse.

Mots clés: Psychanalyse, Histoire, Cuba, imaginaire social, institutionnalisation.

摘要: 本文旨在研究 1959 年后,精神分析学在古巴的传播、接受、想象、实践和制度化。在分析史料的同时,作者将历史背景,语境、社会、经济和政治因素集合在一起,研究了精神分析学及其思想体系在加勒比地区被感知、吸收并且被相对边缘化。作者将古巴与其他拉美国家,特别是阿根廷,巴西和智利做比较,深入研究精神分析学在古巴的困境,特别是在社会形象,社会实践和制度化这些方面的困境。本项研究分为两部分,第一部,从1959到1980 年代,是精神分析学的困境时期;第二部分从 1980 年代到 2020 年,是精神分析学在古巴获得重生的时期。

關鍵詞: 精神分析, 历史, 古巴, 社会想象, 制度化.

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Apuntes para una cartografía de los pasos del psicoanálisis por Cuba después de 1959 (I): El fantasma perseguido

Apontamentos para uma cartografia dos passos da Psicanálise em Cuba após 1959 (I): O fantasma perseguido

Notes on a cartography tracing the trajectory of psychoanalysis in Cuba since 1959 (I): The haunted ghost

Notes pour une cartographie des étapes de la psychanalyse à Cuba après 1959 (I) : Le fantôme traqué

1959年后精神分析学在古巴的发展困境,现状与未来趋势(I)受迫害的幽灵

Raudelio Machin Suarez*
Universidad Andrés Bello, Chile
Liudmila de la C. Santana Romero**
Universidad Andrés Bello, Chile
Passagens. Revista Internacional de História Política e Cultura Jurídica, vol. 15, núm. 1, pp. 127-150, 2023
Universidade Federal Fluminense

Recepción: 08 Septiembre 2022

Aprobación: 20 Diciembre 2022

La historia comienza al ras del suelo, con los pasos…”

(CERTEAU, 1990, p. 109)

Tenemos que hablar de los pasos perdidos…

o de la historia no contada…

El imaginario de Lo historiográfico aprisionado bajo el esquema de la historia como disciplina positivista occidental, inició la fractura de los estudios historiográficos instituidos al menos desde el movimiento de los Annales1 (DOSSE, 1985). Esa fractura, de los estudios historiográficos, lejos de afectar a su objeto, lo diversificó y enriqueció. La combinación de lo sincrónico con lo diacrónico,2 la dialogicidad (BAJTÍN, 2005), la genealogía o la arqueología (FOUCAULT, 1969) de productos culturales “blandos” como los saberes de la alta tradición, la combinación de factores estructurales (BORDIEU, 1999) con sistémicos (WALLERSTEIN, 1996), el corrimiento del lugar de poder para el narrador de la historia (BORDIEU, 1999), la legitimación de ideas en su forma de circulación y recepción (JAUSS, 1978) y construcción (GERGEN, 2014), creación (MACHIN SUAREZ, 2011) en contraste con las tradicionales de reproducción (GERGEN, 2014), la legitimación de historias intangibles -imaginario, pensamientos, afectos (MACHIN SUAREZ, 2021)- o lo efímero; permitieron como “objetos” legitimados más recientemente por las disciplinas humanísticas y sociales enriquecer también la historiografía clásica.

Reencontrarse con pasos del psicoanálisis en Cuba, después de 1959, sólo es posible, a partir de ese enriquecimiento del objeto historiográfico, resultante de ese pasado reciente de fracturas en la historiografía instituida.

Latinoamérica, como ha sido sistemáticamente reconocido, se la ha jugado entre la transnacionalización de ideas, los criollismos nacionales y la emergencia de ideas propias, sólo aceptadas luego de una legitimación en el norte. Esas transformaciones de las ciencias sociales y las humanidades; la sociología, la antropología, la psicología social (MACHIN SUAREZ, 2021) -incluida la propia historiografía-, en cierto sentido, ya se venían ensayando en Latinoamérica desde antes de los 50’s (MARTÍNEZ HEREDIA, 2008). Así, lo que solicita Plotkin (2003) para el estudio historiográfico del psicoanálisis a partir de las condiciones sociales políticas y culturales del contexto, venía produciéndose para otros sistemas desde hacía décadas. Por otra parte lo provechoso de transpolar el concepto o la teoría de la recepción de las ideas, usado en el campo de las letras a una historia de las ideas a otros campos, ya había sido preguntado con anterioridad (DAGFAL, 2004). En ese sentido se considera que en la traspolación de dominios hay diferencias y semejanzas. En los textos literarios prima la voluntad de trasmitir algo estético y los textos psicológicos buscan trasmitir principios de una teoría o particularidades de una práctica. Lo estético también está aunque no sea lo fundamental e incide, como los contenidos, en la recepción o no del lector teniendo en cuenta sus esquemas ya adquiridos (DAGFAL, 2004).

El vuelco de la historiografía occidental, hacia la legitimación de los sistemas de ideas; y más tardíamente, el intercambio productivo de los sistemas teóricos surgidos a ambos lados del muro de Berlín, favorecieron la evaluación cultural compleja de mixturas de la migración y ensamblaje de sistemas de pensamiento y sus representaciones imaginarias, expresiones y re-presiones en lo instituido y la aparición de resistencias a-instituidas en la praxis del psicoanálisis.

Por su parte, los estudios de recepción que validaron la polisemia del psicoanálisis (PLOTKIN, 2003); apenas otorgaron, para el contexto cubano una nueva fuente de legitimación. En la isla, el psicoanálisis y su revisión filológica, epistemológica e histórica, venía conduciendo desde hacía al menos dos décadas a la fusión con campos y discursos, a veces totalmente ajenos a su tradición, como veremos más adelante.

En ese mismo sentido, considerando la historia del psicoanálisis más allá de la “historia oficialista”, si nos aproximarnos a elementos de esa historia en Cuba, la interculturalidad (RUPERTHUZ HONORATO, 2013) con la que se ha pensado para Chile la historia de las ideas psicoanalíticas, deviene en trans-culturalidad para el caso cubano, como enfatizara en su momento Fernando Ortiz (1940/1983). La inserción de las ideas psicoanalíticas, en el ajiaco criollo, fue un condimento cuyo matiz afloraba más o menos, según el chef.

Escurrirse a través de las periodizaciones

Como fantasma al fin, era de esperar que el psicoanálisis, como otros, se escurrieran más allá o más acá de los períodos históricos identificados por la historiografía tradicional. En Cuba, como en muchos países de Latinoamérica, la incidencia de Europa en la conformación social como resultado del coloniaje español y su ensamblaje con las culturas de pueblos originarios y los de origen afro, caló en casi todos los productos culturales. Aunque su presencia en la isla casi aniquiló la existencia física aborigen, no logró extinguir del todo sus signos lingüísticos, que se cocieron a fuego lento junto al ingrediente afro. Así, el imaginario en torno a lo nacional estuvo vinculado a la cuestión racial, y se forjó sobre el mestizaje producto de la relación entre los esclavos africanos y los colonizadores españoles, construyendo la imagen del mulato actual (ORTIZ, 1940/1983), pero sobre todo, de una lengua enriquecida con profundas raíces de origen afro.

Una hipótesis que debe ser verificada en próximos estudios nos hace pensar no solo en una existencia diversa del psicoanálisis en Cuba antes de 1959, sino a su vez matizada por esa polisemia criolla de lo “real-maravilloso”. Algunos elementos desde ya, apuntan a esa dirección: Como en otros países los médicos cubanos iban a formarse en el extranjero, a Estados Unidos fundamentalmente, donde el psicoanálisis ya había calado en las Ciencias psi. Era común que luego se establecieran en la isla a realizar su labor. Fuera del ámbito médico y asistencial, es probable que las Ciencias jurídicas también hayan tenido la influencia de los intentos clasificatorios propuestos teniendo en cuenta el psicoanálisis.3 Cuba, como otros países, con su mezcla racial y cultural, compartía lo que de España y Estados Unidos venía como propuesta en todas las áreas. La situación social, histórica, política y cultural concreta en los siglos XIX y XX, y sus efectos en representaciones imaginarias, usualmente asociadas al concepto de “identidad criolla”; deben tomarse en consideración al intentar rastrear la forma en que calaron las ideas del psicoanálisis en las representaciones imaginarias, la praxis y la institucionalización en Cuba antes del Triunfo de la Revolución.

Por su parte los estudios historiográficos sobre Cuba después de 1959 han remarcado hitos para establecer períodos, dependiendo del objeto de análisis, los cuáles sin embargo, tal vez por su cercanía en el tiempo, han sido más polémicos y diversos que las grandes etapas en las que se divide la historia antes de esa fecha. Algunas líneas generales de periodización parecen dividir este gran período en momentos: los primeros años (1959-1967), el Quinquenio gris (1969-75), la Rectificación de errores (1980-90), la Caída del Campo Socialista (1990-91), el Período especial (a partir de la década de los 90), etc. Sin embargo, es indiscutible, más allá de los límites que se puedan establecer, que Cuba fue una antes de 1959 que había tenido un curso histórico similar al de otros países latinoamericanos. Después de 1959 no se parece mucho a ningún otro país del hemisferio, y la relación con el psicoanálisis no es una excepción.

Del 59 al 67, podemos encontrar, probablemente, uno de los períodos más ricos de producción cultural, teórica e intelectual de la historia de Cuba. Heredera de las décadas del 40 y del 50, con intelectuales como José Lezama Lima, Alejo Carpentier, Virgilio Piñera, Fernado Ortiz, y una larga lista enumerativa; vieron en el cambio instituido tierra fértil para el despliegue de su imaginario intelectual. Florecieron grupos, revistas (PONCE SUÁREZ, 2020),4 se editaron muchos libros de la cultura universal y Latinoamericana, nacieron varias instituciones culturales;5 se diversificó el imaginario nacional; proliferaron las acciones en lo público.

Luego, el llamado “Quinquenio gris” fue uno de los más complejos en la historia de Cuba. Fue denominado así por Ambrosio Fornet, y existe cierto consenso de que se extendió desde 1968 y hasta 1976, aproximadamente. Sin detenernos en la ampliamente documentada exclusión, censura y persecución intelectual de ese período; es de destacar que el psicoanálisis sufrió también los efectos de esa marginación. Su exclusión, al parecer, ya venía gestándose desde la articulación con la tradición psiquiátrica soviética. Fernando Martínez Heredia (2008, p. 144); al remitirse a ese escenario comenta que “[…] para Cuba fue vital entablar lazos demasiado fuertes con la URSS, y el socialismo y el marxismo soviéticos parecieron en el primer momento como los únicos, o los mejores […]”.

Esa sovietización, tuvo algunos efectos nefastos en el arte y la cultura. Considerando el declinar del teatro del absurdo en Cuba hacia la década del 70, R. Lobato (2002, p.15) nos dice:

[…] En 1948 se estrenan Electra Garrigó, la primera obra de Virgilio Piñera, Jesús y Falsa alarma, la primera inequívoca manifestación del teatro de vanguardia en la isla, publicada un año después en la Revista Orígenes. A partir de 1968, como resultado de la llamada “Meditación del 68”- que propugnara un teatro útil, comprometido ideológicamente con el proyecto revolucionario y con asuntos tomados de la realidad nacional-, no se presentará ni se publicará en Cuba, al menos durante veinte años, ninguna obra de signo absurdista, y el denominado “Nuevo Teatro” sustituirá al teatro del absurdo como fórmula dramática experimental […].

Curiosamente, era en el teatro y en la literatura en general, donde el psicoanálisis se había ido insertando de diversas formas antes de 1968, con temáticas referidas a los sueños y al inconsciente (LOBATO MORCHÓN, 2002); pero a su vez al cuerpo, a la relación persecutoria con la carne en la obra de Virgilio Piñera, (MACHIN SUAREZ, 2015) o a las formas de sexuación e “imaginarización” de lo humano en Lezama.

Esta politización de la cultura,6 con la creación de “modelos literarios permitidos”, entre 1972 y 1980, convirtieron a la isla en una “tierra estéril” desde el punto de vista literario (FERNÁNDEZ DIEGUEZ, 2016).

Las condiciones político-sociales que sobrevinieron a 1959, tuvieron incidencia también en lo que se legitimaba en las academias, sin embargo, al psicoanálisis, le permitió una sobrevivencia hasta fines de los 60’s y una relativa reaparición, al menos en ciertos espacios clínicos a fines de los 70’s e inicios de los 80’s, con la llegada de algunos psicoanalistas emigrados desde la dictadura militar argentina. En la academia, probablemente por ser un espacio de luchas de poder (BORDIEU, 1999), si bien no se prohibió tácitamente, quedó marginado. Así se puede apreciar en las evidencias en revistas, coloquios y programas de estudios de psicología, psiquiatría y derecho, hasta después de la segunda mitad de los 80’s, cuando aflora en lo público, su hasta entonces solapada presencia entre intelectuales, académicos y clínicos de la época, a través el primer congreso de psicoanalistas y psicólogos marxistas celebrado en 1986 en la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana.

La danza no oficial del fantasma psicoanalítico al son de la oficialidad

Al parecer, desde temprano en el período analizado, la “oficialidad” del poder instituido identificó al psicoanálisis como una nota discordante, pero dejó un contratiempo probable para su paso, al cuestionar si, eventualmente, podría ser o no rescatable por la orquestación “marxista”. De ahí que la recepción y circulación de las ideas psicoanalíticas adquiriera un carácter ambivalente, relativamente diferenciado al resto de los países latinoamericanos.

Por un lado, la demarcación en tiempos “oficialistas y no oficialistas” se torna sincopada, al no existir un “psicoanálisis oficial” (psicoanalistas e instituciones legitimadas). Otros campos donde en otros contextos se habían incorporado las ideas psicoanalíticas como en la criminología, en el país han estado vinculados al poder estatal después del /59, por lo que una “no oficialidad”, en este sentido, es impensable. El devenir socio-histórico, político y cultural cubano, la circulación ideas, pero también, ciertas praxis, representaciones imaginarias y hasta institucionalizaciones efímeras a veces a pesar de esa oficialidad, marcan ese baile que en Cuba se llama casino, y que en algunas ciudades la tradición a elegido bailar a contratiempo.

La oficialidad de una música de un todo para el adentro - la “oficialidad” - y nada para el afuera –“no oficial”-, al compás de un ritmo de 5 tiempos y un baile de entradas y salidas, facilitó una sobrevivencia a puntillas del fantasma psicoanalítico. Si bien el psicoanálisis no se instauró como sistema de ideas, a diferencia del marxismo como tendencia filosófica, ni en institutos, ni en asociaciones, ni en las consultas privadas de psicoanalistas formados; existió y existe, aún con muy vaga documentación, justo para sobrevivir bajo las sábanas, como un decir, un hacer, un imaginario compartido y, hasta en ciertas ocasiones, un nombrar-se.

Mientras que en Argentina, en Chile y en Brasil hubo una recepción temprana del psicoanálisis (PLOTKIN, 2003; RUPERTHUZ, 2013; VETO HONORATO, 2014) y en general en América Latina se estimaban unos 7000 psicoanalistas para 1986 (GOMBEROF, 1990); en Cuba la realidad llevó a la no existencia de psicoanalistas formados hasta esa fecha -salvo muy contadas excepciones-.

Cuando Brasil y Argentina intercambiaban profesionales que influyeron en el desarrollo del psicoanálisis en ambos países y en Argentina, llegó a considerarse el psicoanálisis más que un sistema de ideas, un sistema de creencias (PLOTKIN, 2003); En Cuba se pasó de un destierro (primeros años revolucionarios) a una asimilación o rescate (hacia los 80) y luego a una consolidación paulatina, aún hoy en praxis, ideas, relatos, discursos, trazos, pero no en instituciones.

Un primer tiempo7 (1959-80)
¿El psicoanálisis se auto-marginó o fue desterrado?

Esta pregunta, aparentemente clave, para entender este período, implícita en las aproximaciones interpretativas coexisten en la actualidad sobre la “extinción” del psicoanálisis en Cuba. Para unos se “autoexcluyó” de los centros donde existía8 y para otros fue “desterrado”9 como tantas otras ideas y cuestiones que no eran afines a la lógica revolucionaria. Estas dos formas de nombrar lo sucedido en esos años con el psicoanálisis en la isla, presupone su inexistencia en primer período. Nuestra hipótesis al respecto, es que sobrevivió como fantasma solapado en representaciones imaginarias, lenguaje popular, y productos culturales “inadvertidos” a la burda lectura censora que le perseguía de modo real o imaginario.

El psicoanálisis inicialmente recepcionado por la Medicina, la Psiquiatría y la Psicología, antes de 1959, se fue borrando. Este proceso de borramiento, más o menos intencionado, como resultado de políticas científicas alineadas con la ideología naciente, es lo que se ha recogido en las páginas de la historia del psicoanálisis en Cuba, para esta etapa.

La interculturalidad e intercambio con la antigua URSS incidió sin dudas no solo en la asimilación de doctrinas sino en la exclusión del psicoanálisis del gremio médico.

A partir de 1962 fueron cada vez más frecuentes las críticas al psicoanálisis, que ciertamente había influido en la formación de no pocos psiquiatras y psicólogos cubanos formados durante la República, una parte de ellos miembros del Grupo de Estudios Psicoanalíticos […] de 1955, luego Asociación […] (MARQUÉS DE ARMAS, 2014, p. 179).

Según Jesús Dueñas Becerra, psicólogo, crítico y periodista, miembro honorario de la Escuela Romana de Rorschach, quien trabajó 30 años en el Hospital Psiquiátrico de La Habana en los primeros años de la década de los 60, el doctor Bernabé Ordaz10 facilitó la publicación, de las conferencias de I.T. Victorov y D.N. Isaiev, con el objetivo de formar a psiquiatras y psicólogos enfoque marxista en la interpretación del psiquismo humano. (DUEÑAS BECERRA, 2005).

I.T. Victorov, fue un destacado crítico del psicoanálisis en esos años. Durante la impartición del ciclo de conferencias sobre Problemas teóricos de la Psiquiatría desarrolladas en La Habana (y que luego fueron publicadas en Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana)11 fue sembrando criterios que contribuyeron a sedimentar las bases para la extirpación del germen analítico del imaginario en el campo profesional médico. Su interpretación del psiquismo, al parecer estaba más a tono con la nueva sociedad que se gestaba. Se asoció el psicoanálisis al capitalismo contrario a las ideas que él, proveniente del campo socialista, promulgaba. Así, el uso y apropiación de las ideas psicoanalíticas, quedó en medio de esta encrucijada geopolítica, y las definiciones sobre su lectura y apropiación, empezaron a estar mediadas por la definición política e ideológica de los profesionales.

En la séptima conferencia El problema del inconsciente, a la luz de las modernas adquisiciones de la Fisiología Cerebral, el 29 octubre de 1963, su crítica al psicoanálisis lo lleva a considerar “no científica” la concepción de inconsciente. Acusa a Freud de “idealista” y a sus concepciones de “no demostrables”. Emite un juicio desfavorable sobre la aplicabilidad de los conceptos freudianos considerándolos “fuera de las Ciencias Naturales” por lo tanto “artificiales”, “no demostrables”. Le dio mucho más valor al método experimental para las Ciencias psi. Por otra parte, se cuestionaba el reconocerle a Freud el descubrimiento del inconsciente (VICTOROV, 1964a).

Como uno de los encargados por la tradición más conservadora de las ideas de la militancia comunista, a pesar de que sus textos y conferencias no trascendieron más allá de esa década, y apenas fueron citados con posterioridad, al perecer su sola presencia tuvo efectos en la exclusión del psicoanálisis en la praxis docente y clínica de las instituciones de salud.

En la conferencia La Doctrina psicosomática en la Medicina contemporánea y la teoría córtico-visceral de I.P.Pavlov y K.M.Bikov, considera la teoría psicoanalítica como “mística”. Su crítica la sostiene en dos pilares uno empírico y otro de orden moral: la ausencia del uso del método experimental y lo dañino de esa ideología en el nuevo contexto político. Así, en su crítica al Complejo de Edipo y al Complejo de Castración, comenta:

Freud y los freudianos intentan, tratan de llenar todos los vacíos de la Medicina contemporánea pero los llenan, no basándose en investigaciones experimentales, en el amplio estudio multilateral de la cuestión sino partiendo de una teoría perniciosa, nociva […] (VICTOROV, 1964c, p. 532, grifo nuestro).

Sin embargo, como en esos años ya era insuficiente, al menos en el medio científico, el argumento moral, continuó rebatiendo que la teoría freudiana se armaba: “[…] formando hipótesis que de por si necesitan una argumentación y comprobación” (VICTOROV, 1964b, p. 532).

Ya anteriormente en un intercambio, había sido radical en contra de la posición asumida por el Dr. Bustamante O’Leary al relacionar a Bleuler y a Freud. Victorov comenta que Bleuler “tuvo necesidad de utilizar algunos conceptos de Freud para explicar el pensamiento autista: el principio de lo ‘real’ y el principio de lo ‘satisfactorio’” (VICTOROV, 1963, p. 251). Sin embargo, consideró innecesaria esta argumentación freudiana teniendo en cuenta la posibilidad brindada por otras teorías. Así, se refirió a Bleuler como un “gran psiquiatra” pero que había cometido este “pecado” (VICTOROV, 1963, p. 264, grifo nuestro).

Frente a la resistencia de varios psicólogos y psiquiatras de la época, de reivindicar las tradiciones de investigación en psicología como argumento por sobre las moralizantes, para los temas de psicología y psiquiatría, tuvo que radicalizar más sus posiciones, ahora en lo metodológico. Así, acude a la reificación del experimentalismo como único método científico válido. En la conferencia Métodos de estudios de los enfermos psíquicos y sus fundamentos teóricos (conferencia 15) del 30 enero, 1964, ante una crítica del Dr. Manuel Cortiñas le dice:

[…] y por eso yo también me manifiesto por el estudio psicológico, solo que estoy en contra de la metapsicología de Freud y todas sus variantes contemporáneas…” (VICTOROV, 1964b, p. 403, grifo nuestro). Con lo cual, la renuncia no era sólo a Freud, sino a cualquier autor o tendencia que tuviese alguna inspiración en las ideas psicoanalíticas.

Mientras tanto, el Dr. José Ángel Bustamante O’Leary,12 psiquiatra de renombre en la época, cuyos textos fueron utilizados para la formación académica en las carreras de Medicina, Psicología y Psiquiatría, aún se resistía a esta presión política, y mostraba una percepción diferente del psicoanálisis, y así la transmitía. Bustamante O’Leary proponía hacer uso del psicoanálisis, compartido y recepcionado anteriormente, y trataba de ligarlo con lo “nuevo” que se trataba de traer desde la URSS: “Nosotros aceptamos y entendemos que Freud es un producto del mecanismo de Darwin y de los conceptos sobre hipnosis de Charcot” (BUSTAMANTE O’LEARY, 1960, p. 233).

Insistía a la necesidad de no proponer una renuncia a su corpus teórico:

Freud […] posteriormente desarrolla toda una teoría que fundamenta […] la cuestión sexual…hasta dónde por superar a Freud tengamos que negarlo. Tenemos que tomar algunas cosas de Freud y revisarlas, e incluso tomarlas al revés. Pero hay que tomarlas (BUSTAMANTE O’LEARY, 1960, p. 234).

Aun así, en apenas tres años, su posición experimentó un vuelco radical, no fundamentado en razones teóricas, lo que nos hace pensar que las presiones de lo instituido, y la imaginarización de una ciencia “buena” y “efectiva”, para el contexto naciente le hicieron dar este giro.

Mientras en 1960 comentaba:

Cuando intento estudiar las variables participantes de la psicoterapia, relación médico-paciente, y busco la biografía mundial, no me queda más remedio que coger una serie de figuras, que empiezan con Freud (BUSTAMANTE O’LEARY, 1960, p. 235).

Ya para 1963, al analizar lo más “efectivo” y “factible” para el país en relación a la psicoterapia, su criterio denota una apropiación ambivalente o parcial del psicoanálisis, propia de lo que se estaba gestando en la época en Cuba. En su Ponencia Sobre Planificación de Psicoterapia, el 31 de mayo de 1963, a raíz de Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas expresó:

El psicoanálisis, cuyo valor no discutimos y cuyo fundador hemos reconocido y reconocemos su papel trascendente en el desarrollo de la psicoterapia, se ha visto sucedido por otras técnicas de más breve duración y base científica suficiente como para que no sean desvalorizadas (BUSTAMANTE O’LEARY, 1963, p. 253).

Era el contexto de la psiquiatría antes de 1959, destinada en la isla a la élite económica, el que Bustamante O’Leary (1963, p. 253), un convencido de la misión social de su especialidad, rechazaba en principio, más que la perspectiva teórica propia del psicoanálisis:

Es por ello que luchamos contra la desvalorización de todas esa técnicas y contra la posición unilateral en pro del psicoanálisis, técnica por cierto la más prolongada y la que ofrece menores oportunidades de atender un mayor número de pacientes, sin que pretendamos por ello excluir su utilización ya que debe en unión de las otras formar parte siempre del equipo terapéutico en poder del psicoterapeuta.

Este criterio suyo, abría la puerta a una renuncia paulatina a la recepción de las ideas psicoanalíticas en el campo psiquiátrico, que hizo falta cuestionar en la época, también bajo la excusa de hacer funcionar un servicio diferente. Este anuncio, será sólo un adelanto del valor otorgado al uso de una multiplicidad de técnicas terapéuticas, desde una perspectiva más ecléctica, en los años que vendrían.

Al parecer, el psicoanálisis sobrevivió aún algunos años de la década de los 60. El Dr. Juan J. Fernández Martí expuso, en marcos oficiales, su ponencia Comentarios sobre los problemas transferenciales de los esquizofrénicos: a propósito de un caso13 apropiándose de conceptos de la metapsicología freudiana. Analizando la evolución de un caso de esquizofrenia, se explayó en el su recorrido por concepto de transferencia y su importancia en la obra freudiana:

Freud le concedió a la transferencia la mayor importancia como instrumento de trabajo en su método, al punto de caracterizar como psicoanálisis toda técnica que se ocupe del examen de la transferencia y las resistencias. En sus primeros trabajos Freud calificó la transferencia como una resistencia o una defensa en sí misma, cuyo propósito era evitar la recuperación de recuerdos infantiles. Posteriormente, en 1920, con la publicación de su trabajo Mas allá del principio del placer modificó dicha opinión, y atribuyó a la transferencia el ser objeto de la resistencia (FERNÁNDEZ MARTÍ, 1963, p. 265).

Su elección teórica, en el contexto descrito, era de esperar que detonara polémicas, sin embargo, sirvió para matizar las posturas de crítica radical que en torno al psicoanálisis se produciría hacia fines de los 60 e inicios de los 70. En medio de ese debate, el Dr. Manuel Cortiñas, asume una postura mediadora:

[…] es muy interesante […] Yo soy uno de los médicos que cree que Freud le ha hecho mucho bien y le ha hecho mucho daño a la psiquiatría. Yo estimo que todavía no hemos podido soltar las muletas del daño que nos ha hecho Freud (CORTIÑAS, 1963, p. 268).

Sus afirmaciones son reflejo de la ambivalencia con que el psicoanálisis era tratado en esos primeros años, de profunda producción teórica, pero de incipiente entrada del dogma proveniente de los manuales soviéticos y la ortodoxia comunista. Así lo expresa: “Es evidente que los aportes de Freud son incalculables en cuanto a la formación de la estructuración de la personalidad […]” e inmediatamente, se siente obligado a incorporar el “pero”: “[…] hay tanto de sutil en la interpretación respecto a los síntomas y a la simbolización que se pueden suponer en el enfermo mental, que requiere casi una revisión completa” (CORTIÑAS, 1963, p. 270).

Los argumentos contra el psicoanálisis, al menos en esa época relacionado, por esos psiquiatras que se habían formado con esta perspectiva, eran aún argumentos de orden de lo práctico:

Si nosotros aceptamos la hipótesis de trabajo psicológica, la interpretación que podemos hacer de un enfermo psicótico,-ustedes imaginan lo difícil que es recuperar un neurótico, que nos lleva veinte años y a veces no lo logramos-,¿qué sería la interpretación psicológica de un psicótico? Las dificultades estarían elevadas al cubo, y la interpretación ya sería extremadamente sutil (CORTIÑAS, 1963, p. 273).

Estas opiniones ambivalentes, de parte de algunos de los principales emisores del psicoanálisis aportan elementos para considerar por qué estos médicos que fueron formados antes del triunfo revolucionario, que conocían la teoría freudiana, aun cuando fuese recepcionada de manera desigual, fueron cediendo espacio a otras opiniones. El gremio iba siendo fracturado, poco a poco, a favor de la sovietización. En esa tendencia que se iniciaría con fuerza después de los 70, no solo incidió la recepción del psicoanálisis, la elección teórica y práctica de los especialistas, sino también la posición ideológica y las nuevas tendencias políticas, económico y sociales que se gestaron en esos primeros años.

El valor que se le otorgó a la psicología soviética, tuvo relación con decisiones políticas y económicas que evidentemente repercutieron en lo que circuló y se legitimó en el medio académico más allá de la preferencia de cada profesional desde el punto de vista teórico. Sin que se pueda afirmar que fue algo tan radical, como de un año para otro, como cree suponer Marqués de Armas (2014).

[…] cuando se declaró a mediados de 1963, en una mesa redonda en el Hospital Psiquiátrico (y en el curso de las conferencias de Victorov e Isaiev), a la reflexología pavloviana como doctrina oficial de la psiquiatría en Cuba, ya estaban sentadas las bases de su sovietización (MARQUÉS DE ARMAS, 2014, p. 179).

Los matices a favor y en contra del psicoanálisis, se extendieron durante casi toda la década de los 60’s; pero, evidentemente, después de esa década, proliferó el énfasis en la mirada soviética de los fenómenos psi. J. Dueñas Becerra alude al hecho de haberse publicado y socializado los textos soviéticos - Manual de Psiquiatría de L. Kervikov; Bases teóricas de los problemas centrales de la psiquiatría y Bases teóricas de los problemas centrales de la psiquiatría infantil, de Victorov e Isaiev, entre otros, de un conjunto de más de 31 libros y monografías- como textos de referencia en para la isla (DUEÑAS BECERRA, 2005).

Así se fue consolidando, junto a la socializaron de los libros soviéticos, la gestación paulatina de un imaginario de exaltación de esa perspectiva sobre sobre la patológico. En lo adelante toda referencia a ellas se parece a la de Dueñas Becerra en varias de sus: “obras de indiscutido valor científico; valioso referente teórico-conceptual y metodológico”; entre otros apelativos; cuando de autores nacionales concordancia con esa perspectiva se trataba.

Del mismo modo, crecían las referencias de desaprobación de las interpretaciones psicoanalíticas y su asociación con “lo burgués”. Estas referencias, paulatinamente crearon las condiciones para la purga de los textos psicoanalíticos.

Así, mientras se incrementaba la edición de manuales soviéticos,14 o nacionales desde una mirada soviética,15 la Editora Revolucionaria, que había publicado los tomos 1 y 2 de las obras escogidas de Freud, “se hizo pulpa la tirada del tercer tomo de las Obras de Freud, ya lista para encuadernar […]” (RODRÍGUEZ et al., 1991, p. 7).

Según Juan José Guevara, este texto, bajo el rótulo de “[…] Estudios Culturales, debía completar los tomos I y II, que ya habían sido publicados por la misma editorial un par de años antes […]”.16 La difusión y la circulación de las ideas psicoanalíticas, empezó a quedar cada vez más matizada por eventos de este tipo a partir de fines de la década de los 60’s.

El mundo académico y profesional, también se vio influenciado por decisiones políticas como la Reforma Universitaria de 1962 dentro de las instituciones, pero también por la profunda convicción ideológica que llevó a sus actores a determinaciones en torno a la ciencia. Uno de los más reconocidos docentes e investigadores de las Ciencias psi. fue el Dr. Diego González Martin,17 uno de los máximos exponentes de la sovietización y el método experimental para las ciencias psi en la isla, cuyo libro Experimentos e ideología (GONZÁLEZ MARTÍN, 1960), es representativo de lo que ocurriría después de la segunda mitad de los 60’s en el medio académico de la psiquiatría y la psicología en Cuba.

En los textos de los autores iniciáticos de la sovietización del pensamiento psi en la isla se denota una inicialmente una postura de rechazo absoluto del psicoanálisis, GONZÁLEZ MARTÍN (1953), escribe un artículo titulado “Sí, la obra de Freud es una superchería reaccionaria”, representativa de esta deriva que tomará fuerza a fines de los 60’s. Esta cruzada contra el psicoanálisis no fue sólo, como argumentan algunos, resultado de la formación “científica”; además tuvo claros fundamentos políticos, asociados a la vertiente del marxismo dogmático que estuvo solapado entre las tantas tendencias ideológicas fundacionales de la de la institucionalidad cubana después de 1959, y que tomó fuerza cuando la alternativa de conexión económica con la URSS, era casi evidente. Así, el propio autor, escribe, a mediados de los 60’s un artículo titulado “Algunas consideraciones críticas sobre la teoría freudiana en Cuba Socialista” (GONZÁLEZ MARTÍN, 1965), que deja entrever ese fundamento político, más que teórico asociado a esa actitud. Del mismo modo, luego de mediados de los 80´s, cuando postura se vislumbra una nueva diversificación del debate en Cuba, aquella postura radical de rechazo al psicoanálisis, incluso dentro de los autores más retrógrados, se fue matizando, en la medida en el contexto ideológico era más plural y en particular el psicoanálisis iba teniendo otra acogida en la isla. Así, según se puede percibir en el artículo “Desarrollo de las ideas neurofisiológicas en Cuba en el curso del proceso revolucionario” en 1986,18 el autor ya mencionado se retracta de sus dichos en su primer trabajo: “jamás hoy diría que la obra de Freud es una superchería” (GONZALEZ MARTIN, 1986, p. 670 apud GONZÁLEZ SERRA, 1998). Este texto coincide con la época que analizaremos después, de relativa reivindicación del psicoanálisis en Cuba. Lo relevante para período analizado, es que durante dos décadas había mantenido una posición crítica a la obra de Freud, mientras analizaba la validez del método experimental y la determinación “material” de las enfermedades mentales (GONZÁLEZ SERRA, 1998), lo cual sin dudas tuvo influencia en varias generaciones de psicólogos y psiquiatras y en el imaginario social de la época.

En sus tesis de doctorado Factores económicos y sociales en las enfermedades mentales y nerviosas (GONZÁLEZ MARTÍN, 1953), trabajó la etiología de las enfermedades mentales con un criterio multilateral, pluri-causal, dialéctico, afirmando la hegemonía del factor económico-social en la producción de disturbios mentales.

Afirma que

[…] sobre ese fondo constitucional de los predisponentes actúan los factores del complejo económico-social, nutricionales, sexuales, tóxicos e infecciosos, en circunstancias sociales o histórico-sociales concretas, de urbanismo, miseria, trabajo inadecuado o excesivo, desocupación, conmociones y guerras, reforzándose extraordinariamente su sinergia patogénica (GONZALEZ MARTIN, 1986, p. 73 apud GONZÁLEZ SERRA, 1998, p. 90-91).

Propone entonces un programa de Higiene Mental que contenga la erradicación de las causas económico-sociales que determinan a los trastornos para que no se conviertan los programas, consciente o inconscientemente, en propugnadores del mantenimiento de dichas causas. En su persona puede resumirse el pensar de una época. Lo demuestran las palabras de elogio hacia su persona referidas en los artículos referenciados por otros profesores de la Facultad de Psicología. Textos que sostienen también el ambiente en el que el psicoanálisis no fue recepcionado dentro del nuevo modelo social, ni dentro de la academia, ni la lógica psicoanalítica fue asimilable dentro de la formación en las ciencias psicológicas.

El Dr. Alfonso Bernal del Riesgo (1902-1975)19 fue un notable psicólogo cubano que protagoniza los primeros actos en torno a la Psicología en Cuba, después del 59. Denotaba por su valentía y por hacer valer su ideario, independientemente de lo que pudiera costarle. I. Louro Bernal y G. Bernal (2013), muestran algunos pasajes de su vida relevantes para entender el contexto de recepción de psicoanálisis, después del 59, como una época de profundas contradicciones no solo entre simpatizantes y opositores a la lógica que se gestaba con el triunfo revolucionario, sino también al interno de las instituciones y personas que habían sido considerados afines al proceso político naciente.

Del mismo modo, sus ideas y las contradicciones propias de la gestación de un pensamiento dogmático, también lo condujeron, a dejar de trabajar en la Facultad de psicología de la universidad de la Habana, y continuar sólo con sus labores de clínico, investigador y formador de terapeutas (LOURO BERNAL; BERNAL, 2013).

Refiriéndose al período de 1960-65, varios autores comentan:

En este período se consolidó la enseñanza de la Psicología como carrera universitaria y como nueva profesión en la sociedad, en tiempos de agudas contradicciones ideológicas, lo cual trajo nuevas formulaciones en Psicología, encuentros y desencuentros de teorías norteamericanas, rusas y cubanas, nuevos enfoques y métodos de enseñanza (LOURO BERNAL; BERNAL, 2013, p. 178). Bernal, al parecer, fue uno de los defensores de la tradición psicoanalítica como alternativa a discutir en los espacios académicos.20 Aunque no estuvo vinculado al psicoanálisis, sus posturas de respeto a la diversidad de pensamiento le llevaron a defenderlo como alternativa teórica. Así, su inclinación a respetar la diversidad en la formación y promover espacios plurales y sin fronteras, que le llevó a tomar distancia de la academia a fines de los 60’s., lo trajeron de vuelta a la fundación de la clínica psicológica de la facultad de psicología que se nombró a mediados de los 90’s en su honor; curiosamente la sede desde donde el psicoanálisis ha tenido en La Habana mayor protagonismo en los últimos años.

Además de la incidencia de las personalidades, la época universitaria también estuvo determinada por decisiones curriculares, didácticas y de la praxis al interno de la docencia, que hicieron del psicoanálisis un sistema desterrado.

A pesar de los intereses de muchos profesionales, después de 1959 en las formaciones académicas de la carrera de Psicología, Medicina o Psiquiatría -donde ya se impartía como en Chile y en otros países latinoamericanos- el psicoanálisis no estuvo como asignatura dentro de la malla curricular de las carreras organizadas a nivel nacional.21 Fue desterrado “en 1962, en el marco de la Reforma Universitaria”22 (LAFUENTE, 2007, párr. 2).

Por ello resulta relevante rescatar que del medio académico, al menos en Psicología, surgieron en etapas posteriores las principales acciones que hicieron del psicoanálisis perdurable. No por disposición oficial, sino por iniciativas de algunos alumnos y profesores que, inmersos en su momento histórico, pasaron de considerarlo ajeno a ver su utilidad y percibirlo necesario, con no poca resistencia en la oficialidad.

En las escuelas de psicología, el psicoanálisis al parecer tuvo similar destino al que tuvo en las facultades de medicina. Según nos relata LAFUENTE, (2007), el psicoanálisis, en la enseñanza de la psiquiatría en las escuelas de medicina en este primer momento histórico, se redujo al “recuento” de conceptos freudianos, con utilización “arbitraria”. Del mismo modo, puede constatarse en los documentos rectores de la enseñanza de las escuelas de Psicología (PLANES 1962/1996; PLANES 1961/1998), que las teorías freudianas y de sus seguidores no tuvieron mejor destino. En ellos, no aparece el psicoanálisis como asignatura. Se muestra como contenido histórico primero en “Historia de la Psicología”, y fue luego, a partir de los planes C -de fines de los 80’s-, en “Teorías y sistemas”; que se incorpora con más énfasis, pero siempre, al menos en lo declarado, con un interés histórico. En otras asignaturas, como “Psicología del desarrollo”, o “Psicoterapia”, aparece, tanto en los programas, como en los textos básicos oficiales. Libros de personalidad, o de psicología del desarrollo de autores nacionales, hacen referencia a él como un sistema de ideas para ser criticado y desmantelado, y, en el mejor de los casos -para la psicoterapia- la apropiación de ciertas “técnicas” con un uso pragmático o ecléctico de algún concepto.

No es nueva la hipótesis de relacionar la incongruencia del psicoanálisis con el totalitarismo, sin embargo, en varios momentos, psicoanalistas como José Bleger (1958), Mary Langer (VOLNOVICH; WERTHEIN, 1989), entre otros; realizaron esfuerzos por conciliar esa confluencia con las tradiciones políticas marxistas; a menudo frustradas en la praxis (ACANDA, 1998) y rescatadas en la teoría (MACHIN SUAREZ, 2011). En Cuba, en ese primer período al parecer, la recepción “como acto” (JAUSS, 1978) quedó relegada a efectos sólo en lo textual como sucedió con “lo estético” (DAGFAL, 2004); y curiosamente, fue en ese registro, donde mayor florecimiento y crecimiento rizomático adquiere, para renacer, como se verá, sólo avanzada la década de los 90’s.

Así, el psicoanálisis en contextos políticamente muy estructurados y controlados por el estado, como el resto los países latinoamericanos de las dictaduras, al parecer se replegó. Pero mientras en países Chile se trasladó de servicios públicos a privados, en Cuba, la ausencia práctica privada apenas le “imaginarizó” en la reflexión intelectual. Representado, por la naciente revolución, como una de las prácticas de la burguesía, no debió ser conveniente en los círculos donde se pretendía una filosofía de vida del proletariado. De ahí que la no divulgación de los textos, la no formación, la no institucionalización y la no legitimación del psicoanálisis, como en otros países socialistas, fue parte de los primeros años de revolución aliados del campo socialista, a pesar de que algunos de sus textos se habían reimpreso en esos primeros años, a diferencia de lo que ocurría en los países socialistas de Europa.

In-conclusiones

A modo de resumen se puede concluir que este primer momento (1959-80) estuvo caracterizado por la declinación de la inercia de un psicoanálisis en los círculos médicos heredada de años anteriores; sistemáticamente borrado, sin ser oficialmente prohibido. En ese sentido, a pesar de no llegar a estar generalizado como sistema de creencias, y haberse ido desterrando de las prácticas académicas, clínicas, jurídicas, de formación y editoriales, quedando en lo instituido apenas solapado en ciertos rincones universitarios; no desapareció de modo absoluto del imaginario psi ni de la producción cultural y su crítica.

Las primeras medidas revolucionarias económicas, políticas y sociales incidieron en la forma particular en esa declinación. La Reforma universitaria de 1962 fue una medida de control al interno de la academia que sirvió de impulso para excluir al psicoanálisis de la malla curricular de las carreras de Psicología y Psiquiatría (PROGRAMAS… (1961/1996, 1961,1998), donde se impartían, quedándose fuera de la academia como asignatura. La trayectoria revolucionaria de los principales miembros de la dirección académica y el intercambio con la antigua URSS, a través de la formación de los profesionales cubanos en ese país y de invitados soviéticos al gremio médico como representantes del “deber ser”, sentaron las bases para la asimilación de teorías psicológicas que se proponían como contrarias al psicoanálisis. El florecimiento de actitudes extremas respondiendo a las exigencias de la época: la aceptación de la propuesta revolucionaria o la no aceptación (emigración como salida), hizo del psicoanálisis una doctrina ideológica de difícil incorporación y divulgación en el contexto. A pesar de los intentos por calar en lo público, no hubo mucho margen para posiciones diversas o contrarias a la oficialidad, al menos desde fines de la década de los 60’s y hasta la segunda mitad de la década de los 80.23 ¿Qué ocurrió entonces, a partir de la década de los 80’s, que permitió, entre otros espacios, los congresos de Psicoanálisis y Psicología Marxista desde 1986 hasta el 2000? ¿Renació el psicoanálisis? ¿Se reivindicó? ¿Qué inserciones encontró en lo imaginario, la praxis y lo instituido?

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Información adicional

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Fontes
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Notas
Notas
1 La prisión de los objetos culturales, luego de la separación provisional de las ciencias sociales de la filosofía, cuyo costo positivista ha sido bien documentado, no tardó en reclamar su libertad, reapareciendo para fracturar los límites de las ciencias instituidas.
2 Desde que Sausure reclamara su legitimidad para la lingüística, se perciben cada vez más historiografías que narra y combina en presente costumbres de épocas diversas en un plano “intemporal”.
3 Para el estudio de la psicopatía se tenía en cuenta la estructura de la personalidad propuesta por el psicoanálisis Ver por ejemplo Cortiñas (1960). Los psiquiatras en este período incipiente de la Revolución eran especialistas de consulta en los casos legales y como puede verse, conocían las ideas psicoanalíticas que circulaban entre los médicos, con una recepción más generosa que en otros espacios.
4 Más de 70 títulos, dentro de los que destacan: Pensamiento Crítico (1967-1971), El caimán barbudo (1966-1970), Cuba (1962-1969). Varias de ellas surgieron y desaparecieron entre 1960 y 1971.
5 Casa de las Américas (1959-actualidad); Departamento de Filosofía de la Universidad de la Habana (1963–1971), y muchas instituciones de cultura e investigación social.
6 Congreso de Educación y Cultura de abril de 1971.
7 Las fechas que acotan los períodos no han sido elegidas por capricho o azar. Responde a un cambio en el imaginario social respecto al proyecto revolucionario, que repercutió en la posición de los intelectuales frente al Estado (quizás en la población en general) y a su vez en las formas de recepción del psicoanálisis en Cuba según las fuentes revisadas.
8 Palabras del jefe de la Asociación de psicólogos de Cuba en 2013, en ocasión de un encuentro de psicólogos cubanos con un psicoanalista chileno de la Universidad Adolfo Ibáñez, invitado a dar una conferencia en la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana. Se toma como referencia porque el comentario inició un debate entre los participantes, muchos de ellos habían sido protagonistas como estudiantes o egresados de esa escuela, de algunos intentos de publicación, difusión e investigación en el campo psicoanalítico en los años 80 y la dirección de la facultad les había limitado en sus acciones. La hipótesis de la auto-marginación es refrendada por criterios otros criterios oficiales como Diego González Serra en casi todas sus publicaciones a partir del 2000 -año en que se clausuran los congresos de Psicoanálisis y Marxismo por la dirección de la facultad de Psicología de la Universidad de la Habana.
9 Esta hipótesis es la más generalizada fuera del medio oficialista (GUINSBERG, 2006; LAFUENTE, 2007; MARQUÉS DE ARMAS, 2014).
10 Dr. B. Ordaz (1921-2006). Psiquiatra de renombre y prestigio en Cuba, director del Hospital Psiquiátrico de La Habana hasta su muerte.
11 Fundada en 1959 por el Dr. B. Ordaz, fue la principal revista nacional para los profesionales de la salud mental y la psiquiatría cubana. Publicada en papel hasta el 2000 -con muy pocos ejemplares disponibles hoy en las bibliotecas- pero a partir de 2004 se puede encontrar en formato digital (REVISTA DEL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO DE LA HABANA, 1959-)
12 Presidió la Sociedad psicoanalítica de Cuba, en 1955.
13 En el “Staff meeting médico” del 30 de mayo de 1963, frente a otros colegas. En esa ocasión fue presentado por el invitado de honor Dr. Leopoldo E. Araujo Bernal, presidente del Colegio Médico Nacional y profesor de psicología de la Facultad de Medicina de la UH.
14 Con autores rusos, de la psiquiatría y de la psicología como Zeigarnik, B.S. Bratus, P.V. Bunazen, V. Bassin y A. Katzenstein (DUEÑAS BECERRA, 2005).
15 Según el propio autor, se publicaron tres Glosarios Cubanos a la Clasificación Internacional de Enfermedades Mentales, así como textos Ricardo González Menéndez, Guillermo Franco Salazar, Ricardo Cabanas Comas, Rafael Larragoiti Alonso, Rolando Valdés Marín y Luis Sastre Sisto (DUEÑAS BECERRA, 2005).
16 RODRÍGUEZ, M. et al. (1991). Entrevista inédita a Dr. Juan José Guevara, psicólogo y profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana. A este profesor se le consultó en una de las preguntas, sobre la relevancia de la publicación en Cuba de algunos clásicos de la Psicología y la Filosofía por la Editorial Revolucionaria.
17 De larga tradición vinculada a lo más ortodoxo del partido comunista en la primera mitad del siglo XX en Cuba, también fue representante del experimentalismo en psiquiatría y psicología. Se graduó de Medicina en 1951, viajó a Bucarest, Rumania en 1953, recibiendo un curso de Teoría y experimentación pavloviana bajo la dirección del profesor Kreidnler. En 1957 viajó a Francia a estudiar Neuropsiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Paris. Del 66-67 cursó sobre Investigación electrofisiológica, en Georgia, URSS, con el profesor Roitbak en el Instituto de Fisiología de Tbilsi. Se especializó psiquiatría y divulgó en el medio cubano de los 70’s los puntos de vista marxistas sobre Psiquiatría a través de textos de I. Petrovich, de Pavlov y P.K.Anojin -autor ruso, crítico del psicoanálisis freudiano. Fue profesor de la Escuela de Psicología de la Universidad de la Habana durante 25 años y de la Universidad de los Andes en Venezuela del 59 al 60. Del 61 al 64 fue responsable de la Comisión Psiquiátrica Nacional del Ministerio de Salud Pública. Publicó numerosas obras, tuvo participaciones en eventos internacionales y fue condecorado con la medalla Sechenov por el Ministerio de Salud Pública de la URSS y el Instituto Sechenov, en Moscú en 1982. (GONZÁLEZ SERRA, 1998).
18 Tal vez, no por casualidad, año de inicio de los Congresos de Psicoanalistas y Psicólogos Marxistas (1998-2000). Su texto fue presentado en la Jornada Científica Internacional Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, y publicado en Editorial Ciencias Sociales, La Habana.
19 Habiendo sido formado en Cuba como doctor en Derecho en 1923 y en filosofía y letras en 1928 en la Universidad de La Habana: “[…] Obtuvo un premio por la excelencia en Psicología y su tesis de grado versó sobre La Psicología de José Ingenieros” (LOURO BERNAL; BERNAL, 2013, p. 178). Sus vínculos en los años de estudiante en contra se la dictadura, le llevaron a tener que abandonar el país en 1930. A su regreso, tuvo una gran incidencia en el desarrollo de la psicología en el país; fue profesor de Psicología General de la facultad de letras, y miembro fundador de la Sociedad Cubana de Psicología, de la Revista de Psicología y de la Escuela de Psicología de la Universidad de La Habana, así como autor de muchos artículos y varios libros (LOURO BERNAL; BERNAL, 2013).
20 “Aunque la intensa producción científica de Bernal del Riesgo caracterizó esta etapa, en ella se produjo su separación de la Escuela de Psicología de la Universidad de la Habana. La vehemencia en la defensa de sus ideas, el modo de hacer planteamientos con estudiantes y directivos no fue aceptado en algunos círculos de poder de la institución y de la Federación Estudiantil Universitaria, en uno de los momentos más rígidos y convulsos de la historia de la Revolución cubana. Este hecho provocó sentimientos de injusticia y dolor en el Dr. Bernal, en sus familiares, amigos y discípulos, los cuales siguieron sus enseñanzas fuera de las aulas, estimularon su don de maestro y psicoterapeuta, al tiempo que cultivaron su admiración y prestigio. Sobre todo por la dignidad con la que enfrentó el cambio, sin abandonar su desempeño profesional ni el afán por la producción científica (C. Rodríguez, comunicación personal, 1982; H. Bernal, comunicación personal,1992; A. Edreira, comunicación personal, 1995)…”. Continuó trabajando hasta su muerte (LOURO BERNAL; BERNAL, 2013, p. 179).
21 A partir de los Planes de estudio “C” de psicología a inicios de los 90’s -los planes se actualizan máximo cada 5 años-, se incluyó en psicoanálisis como un tema dentro de “Teorías y Sistemas”, donde se leían los textos originales, según lo que permitía la carga horaria (PLANES 1962/1996; PLANES 1961/1998; PROGRAMAS…, 1961/1996, 1961/1998).
22 Fue promulgada el 10 de enero de 1962. Se mantiene vigente hasta nuestros días. Existe polémica en torno a lo que representó para la cultura cubana. Para unos “la reforma… fue la culminación de siglo y medio de luchas de ideas en Cuba por darle una formación científica y humanística adecuada a nuestros profesionales y una proyección social a su labor, de acuerdo a las necesidades del país…” (TEJA PÉREZ et al., 2004) y para otros, fue una reforma sin autonomía, ideado por los representantes del Estado a cargo de la dirección de las universidades de La Habana, Las Villas y Oriente y que permitió el control absoluto sobre la institución universitaria (CASTELLANOS, 2012).
23 Esta oficialidad política, al parecer, excedía a su líder, en “La prisión fecunda” de Mario Mencía comenta que, en prisión, entre los autores de libros que solicitó para hacer una biblioteca estaban Trotski y Freud. Ante la negativa de la dirección de la cárcel de entrar estos textos, redactó un documento reivindicando el derecho a la elección de lectura. (MENCIA, 1980)
Notas de autor
* Director del Magíster en Psicología e Intervención en Salud Mental, Universidad Andrés Bello, 2021-actualidad. Psicólogo, Magíster y PhD, por la Universidad de la Habana con Pasantía de estudios Doctorales en Roskilde, Dinamarca. Director de departamento carrera de psicología 2007-2014, Universidad de la Matanzas. Vicedecano de Investigación y Doctorado, Universidad de la Habana, 2010-2014. Cinco libros y más de 20 artículos publicados.
** Licenciada en Psicología en Cuba. Cursó magíster en Psicología Clínica en la Universidad de la Habana. Directora de Carrera de Psicología Universidad de Matanzas de 2008-2014. Realizó estudios de doctorado en Psicoanálisis, Universidad Andrés Bello.
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