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La “niña santa”: Laura Vicuña en las hagiografías y biografías históricas (1911-1990)
Maria Andrea Nicoletti
Maria Andrea Nicoletti
La “niña santa”: Laura Vicuña en las hagiografías y biografías históricas (1911-1990)
The "holy girl": Laura Vicuña in hagiographies and historical biographies (1911-1990)
A “menina santa”: Laura Vicuña nas hagiografias e biografias históricas (1911-1990)
Revista Tempo e Argumento, vol. 15, núm. 39, e0104, 2023
Universidade do Estado de Santa Catarina
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Resumen: La santidad es una construcción histórica que nos permite indagar desde textos hagiográficos y biográficos, que nutren el proceso de canonización de la Iglesia Católica, al entorno social del santo/a, en este caso de la beata Laura del Carmen Vicuña (1891-1904). Esta niña fue alumna de las Hijas de María Auxiliadora, congregación de religiosas fundada por Don Bosco y Madre Mazzarello en Italia, en 1872. Para ello hemos seleccionado y clasificado un conjunto de hagiografías y biografías cómo fuentes históricas, para analizarlas desde la hermenéutica de esta disciplina. El objetivo es observar como la sociedad otorga a uno de sus miembros rasgos de santidad para llevarla a los altares. El primer conjunto biográfico corresponde a las primeras hagiografías escritas entre 1911 y 1945 por el salesiano Augusto Crestanello y las Hijas de María Auxiliadora M. Puttini (María Magdalena Moretti) y Alba Nembri. Estas hagiografías construyen la santidad de Laura en función de su presentación a la Causa de los Santos en el Vaticano para su beatificación. Las biografías del segundo periodo, entre 1958 y 1990, contienen debates que buscar comprobar hechos históricos y encontrar el rostro “verdadero” de Laura. Los salesianos Raúl Entraigas, Luigi Càstano y Ciro Brugna enfatizan el contexto histórico y el de las misiones salesianas. Sin dejar la sección hagiográfica, los autores buscan documentación histórica sobre algunas cuestiones relacionadas con la construcción de su santidad, como la legitimidad del nacimiento de Laura y su rostro.

Palabras clave:santidadsantidad,Laura VicuñaLaura Vicuña,PatagoniaPatagonia,Hijas de María AuxiliadoraHijas de María Auxiliadora.

Abstract: Holiness is a historical construct whose approach allows us to range from hagiographic and biographical texts, which nourish the canonization process in the Catholic Church, to the social environment of a saint, in this case of Blessed Laura del Carmen Vicuña (1891-1904). This girl was a student of the Daughters of Mary Help of Christians, a congregation of religious women founded by Don Bosco and Mother Mazzarello in Italy, in 1872. To do this, we have selected and classified a set of hagiographies and biographies as historical sources, in order to analyze them using the hermeneutics of this subject. The aim is to observe how a society grants one of its members traits of holiness to take it to the altars. The first biographical set corresponds to the first hagiographies written between 1911 and 1945 by the Salesian Augusto Crestanello and the Daughters of Mary Help of Christians M. Puttini (Maria Magdalena Moretti) and Alba Nembri. These hagiographies build Laura's holiness based on her submission to the Cause of Saints in the Vatican for beatification. The biographies of the second period, between 1958 and 1990, contain debates that seek to verify historical facts and find the "true" face of Laura. The Salesians Raúl Entraigas, Luigi Càstano, and Ciro Brugna emphasize the historical context and that of the Salesian missions. Without leaving the hagiographic section, the authors search for historical documentation on some issues related to the making of her sanctity, such as the legitimacy of Laura's birth and her face.

Keywords: holiness, Laura Vicuña, Patagonia, Daughters of Mary Help of Christians.

Resumo: A santidade é uma construção histórica cuja abordagem permite analisar desde textos hagiográficos e biográficos, que alimentam o processo de canonização na Igreja Católica, até o ambiente social de um(a) santo(a), nesse caso da beata Laura del Carmen Vicuña (1891-1904). Essa menina foi aluna das Filhas de Maria Auxiliadora, congregação de religiosas fundada por Dom Bosco e Madre Mazzarello na Itália, em 1872. Para tanto, selecionamos e classificamos um conjunto de hagiografias e biografias como fontes históricas, para analisá-las usando a hermenêutica dessa disciplina. O objetivo é observar como uma sociedade confere a um de seus membros traços de santidade para levá-la aos altares. O primeiro conjunto biográfico corresponde às primeiras hagiografias escritas entre 1911 e 1945 pelo salesiano Augusto Crestanello e pelas Filhas de Maria Auxiliadora M. Puttini (María Magdalena Moretti) e Alba Nembri. Essas hagiografias constroem a santidade de Laura a partir de sua apresentação à Causa dos Santos no Vaticano para a beatificação. As biografias do segundo período, entre 1958 e 1990, contêm debates que buscam verificar fatos históricos e encontrar o “verdadeiro” rosto de Laura. Os salesianos Raúl Entraigas, Luigi Càstano e Ciro Brugna destacam o contexto histórico e o das missões salesianas. Sem sair da seção hagiográfica, os autores buscam documentação histórica sobre algumas questões relativas à construção de sua santidade, como a legitimidade do nascimento de Laura e seu rosto.

Palavras-chave: santidade, Laura Vicuña, Patagônia, Filhas de Maria Auxiliadora.

Carátula del artículo

Dossiê Religiões e Religiosidades na História do Tempo Presente

La “niña santa”: Laura Vicuña en las hagiografías y biografías históricas (1911-1990)

The "holy girl": Laura Vicuña in hagiographies and historical biographies (1911-1990)

A “menina santa”: Laura Vicuña nas hagiografias e biografias históricas (1911-1990)

Maria Andrea Nicoletti
Universidad Nacional de Río Negro, Argentina
Revista Tempo e Argumento, vol. 15, núm. 39, e0104, 2023
Universidade do Estado de Santa Catarina

Recepción: 06 Enero 2023

Aprobación: 29 Junio 2023

1. Laura Vicuña: la construcción de la santidad

A través de la escasa documentación y de las primeras hagiografías y los testimonios para la Causa de los Santos, sabemos que Laura del Carmen Vicuña nació en el 5 de abril de 1891 en Santiago de Chile. Su partida de nacimiento certifica que es hija de Mercedes Pino, “quien pidió constara su nombre”. La filiación con José Domingo Vicuña aparece en la fe de bautismo e indica que recibió el sacramento en la Iglesia Parroquial de Santa Ana de Santiago de Chile, el 24 de mayo de 1891, y fue bautizada Laura “hija legítima de José Domingo Vicuña y de Mercedes Pino, feligreses de esta parroquia[1].

De acuerdo a las primeras biografías, Laura creció en un contexto histórico complejo tras la guerra civil en Chile que desplazó al presidente José Manuel Balmaceda del poder. Estas biografías atribuyen a la persecución del bando balmacedista y las crueles consecuencias de la guerra civil (SAN FRANCISCO, 2007), la “desaparición de Domingo Vicuña de la escena familiar y nacional” (BRUGNA, 1990, p. 163), aunque el padre de Laura había sido soldado previamente, según muestran sus fojas de servicio[2]. Su madre, quien declaraba ser costurera en la partida de nacimiento de Laura[3], se trasladó a Temuco donde nació su segunda hija, Julia Amanda, y falleció José Domingo Vicuña.

Mercedes Pino cruzó la cordillera en 1899 con sus dos hijas, Laura del Carmen y Julia Amanda, y se estableció en Junín de los Andes, trabajando primero en la estancia “Chapelco” o “Las Mercedes” del Capitán Fosbery (BRUGNA, 1990). A los pocos meses, pasó a la zona del Río Quilquihué y convivió con el estanciero del lugar Manuel Mora. Ya asentadas en Junín, Mercedes Pino llevó a Laura y Julia al colegio de las Hijas de María Auxiliadora como alumnas internas. Laura hizo su primera comunión en 1901, ofreció su vida a Jesús y consagró su pureza a la Virgen.

Cuando Laura comprendió que la convivencia de su madre con el estanciero Mora la hacía vivir en pecado, se inició un camino de sufrimiento y entrega. Las visitas a su madre resultaban un tormento para la niña, que sufría violentos ataques por parte de Mora.

De acuerdo a la primera hagiografía, Vida de Laura Vicuña, alumna de las Hijas de María Auxiliadora e Hija de María Inmaculada, de su confesor Augusto Crestanello, Laura optó por pedir a Dios la salvación de su madre a cambio de su propia vida y, tras caer gravemente enferma, muere el 22 de enero de 1904, no sin antes hablar con su madre para decirle que había ofrecido su vida para que ella se arrepintiera y viviera cristianamente.

Su fama de santidad, durante su corta vida y tras su muerte, hizo que el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora iniciará en la década de 1950 su Causa de Santidad, que tuvo inconvenientes por la corta edad de la muerte de la niña[4], por lo que fue aceptada recién en 1982. En 1986 fue declarada Venerable y en 1988, Beata por el papa Juan Pablo II, cuando se celebraba el centenario de la muerte de San Juan Bosco, fundador de las Congregaciones Salesianas, Salesianos e Hijas de María Auxiliadora.

La corta edad de Laura (BOESCH, 2020), cuando en general los santos son adultos y varones consagrados (DELOOZ, 1962), complicó la Causa, ya que “las mujeres han tenido además que sortear el límite entre santidad, herejía y brujería que era muy lábil” (BOESCH, 2020, p. 33), que podían implicar controles inquisitoriales y planteos de falsa santidad (MILLAR CARVACHO, 2009).

El poder de decisión sobre quién es o no santo fue concentrándose poco a poco en la Santa Sede, que controló todo el proceso (MILLAR CARVACHO, 2009). La Iglesia Católica, en ese sentido, ha reglamentado el camino a la santidad desde su teología hasta su liturgia y sus reglas legitimando la devoción (FIROLAMO, 2013). Esta institucionalidad es el Dicasterio de la Congregación de la Causa de los Santos, que lleva adelante el complejo y largo proceso hacia los altares, a través de los testimonios de quienes atestiguan que él o la postulante ha vivido las virtudes heroicas y ha realizado milagros comprobados clínicamente por su intercesión (CURIA ROMANA, 1957).

Pero, además, dentro de las Congregaciones salesianas, hubo una tradición iniciada por Don Bosco de un modelo de santidad en niños y jóvenes. A través del libro La juventud instruida, escrito por Don Bosco en 1847 (BOSCO, 1897) y las biografías ejemplares salesianas con fines didácticos a través de una selección de “escenas santificadoras” que “operan como marcos interpretativos para la reconstrucción biográfica” (CAROZZI, 2006, p. 100). Un claro ejemplo salesiano de esta selección es el texto de Esteban Trione (1957), Vida de Colegio. Hechos edificantes entresacados de las biografías de algunos alumnos del oratorio de San Francisco de Sales, que publicó en 1888. Don Bosco seleccionó alumnos salesianos virtuosos, que murieron entre los 13 y 15 años: Domingo Savio (1859), Miguel Magone (1861) y Francisco Besucco (1864). Los puntos en común que señala Trione (1957) están relacionados con: la observancia de los reglamentos; el estudio dedicado; las prácticas piadosas; los votos y propósitos; la vocación sacerdotal y religiosa; la devoción a la Virgen; la castidad; la penitencia; y la muerte “preciosa y santa”.

Los datos biográficos de Laura descriptos nos permiten analizar su proceso de santidad como una construcción desde el momento en el que es elaborada como representación social (DELOOZ, 1962), en los distintos contextos históricos en los que un conjunto social percibe o atribuye elementos de santidad a un “otro” (BIANCHI, 2007; MILLAR CARVACHO, 2009; SALLMANN, 1996).

En el caso de la primera hagiografía de Laura, escrita por el salesiano Augusto Crestanello, director de la casa salesiana de Junín de los Andes en 1911, el modelo hagiográfico según Luigi Càstano, también biógrafo de Laura, fue el de la vida de Domingo Savio escrita por Don Bosco.

El texto hagiográfico también tenía un objetivo apologético. Especialmente en América, la vinculación de un bienaventurado con una religión determinada era muestra del éxito que ella tenía en la labor de la cristianización de estas tierras (MILLAR CARVACHO, 2012).

2. Construir la santidad con hagiografías: Vida de Laura, Bocciolo di Rosa[5] y Candido Olocausto

“Las fuentes hagiográficas han sido recuperadas en la familia de las fuentes históricas, como fuentes que a pesar de sus peculiares características y reglas, constituyen evidencia de excepcional importancia para la investigación” (LONGO, 2006, p. 46). Esto significa que podemos analizarlas como una valiosa fuente histórica en cuanto a los criterios de construcción interna y validación externa del discurso hagiográfico (DE CERTEAU, 1993), teniendo en cuenta que “sirven ante todo para interrogarse sobre la concepción del mundo transmitida por el hagiógrafo, más que sobre las vivencias efectivas del santo cuya vida se relata” (DOSSE, 2007, p. 138).

Las hagiografías y biografías de santos se elaboran a través de fuentes primarias y testimonios de quien conocieron a la persona y son presentadas ante el Dicasterio de la Congregación para la Causa de los Santos y confección de la Positio[6]. Pero es importante observar, como señala René Millar, qué tipo de información podemos extraer de esa documentación, como las referidas a los aspectos devocionales del contexto histórico o si determinada virtud era una actitud propia del candidato o de la candidata o “era una política de la orden religiosa que trataba de transmitir un mensaje a los fieles respecto a la relación que debían guardar respecto de los confesores” (MILLAR CARVACHO, 2012, p. 145-146), tal como analizamos sobre las hagiografías de niños y jóvenes salesianos.

El conjunto de hagiografías y biografías de Laura Vicuña es amplio, variado y dinámico. Sus autoras y autores pertenecen a la Congregación de Hijas de María Auxiliadora y Salesianos de Don Bosco. Están, en general, ilustrados y responden a la exaltación de los rasgos de santidad de la niña como modelo de alumna salesiana. Podemos distinguir un grupo netamente hagiográfico entre 1911 y 1958 y otro grupo biográfico histórico entre 1958 y 1990, en el que se incluyen además sus virtudes de santidad y una pastoral para la formación de las niñas y adolescentes salesianas, intentando adaptarla al contexto la cada época.

En el primer grupo se destacan, además de la hagiografía de su confesor Crestanello, Vida de Laura Vicuña (1911), aquellas escritas por las Hijas de María Auxiliadora en Italia: Sulle Ande (1924) y Bocciolo di rosa ossia Laura de Vicuña (1a ed., 1926, y 2ª ed., 1953), traducida al español como Botón de rosa o Laura Vicuña P. Selecta flor de la Misión salesiana de los Andes y editada en Chile en 1927, su autora Sor María Magdalena Moretti, que firmaba como M. Puttini, fue la secretaria permanente de la Madre Clelia Genghini, quien investigó la vida de Laura y recogió material sobre su vida. A estas sumamos las de Alba Nembri, Laura Vicuña. Fiori di Cielo (1943) y Candido Olocausto, publicadas dentro de las Letture Cattoliche (1945), y la de Rodolfo Fierro (1953), L’angelo del Neuquén. Laura Vicuña (1953). De este grupo trabajaremos con las mas representativas: Vida de Laura, las dos ediciones de Bocciolo di rosa y Candido Olocausto.

El prototipo hagiográfico busca infundir mensajes sociales y morales mediante una estructura cerrada “con un inicio (el nacimiento), un desarrollo (las acciones, virtudes y milagros) y un final (la muerte)” (RUBIAL GARCÍA, 1997-1998, p. 43). Las hagiografías de Laura siguen los parámetros de las hagiografías femeninas como una obra entre la santa y su confesor quien “‘traduce’ esos materiales para difundir lo que era secreto” (RUBIAL GARCÍA, 1997-1998, p. 48). Del texto de su confesor surge el tema del “secreto de Laura”, que en italiano y castellano se publica en forma de historieta: Laura e il suo segreto (s. d.), Laura y su secreto (redición, 1988) donde se describe la inmolación, la entrega de su vida por la conversión de su madre, igual que la historieta Por ti, mamá.

Para Luigi Càstano (1990), solo Crestanello como confesor podía dar cuenta de la santidad de Laura y de su "sacrificio". Cuenta Crestanello (1911, p. 4-5) que “ya desde los primeros meses después de su muerte, varias personas que la conocieron, me pidieron que escribiera algo sobre su ejemplar conducta”.

La credibilidad de esta hagiografía la confirma uno de sus biógrafos históricos Luigi Càstano (1990), que, en su primer capítulo de Santitá e martirio di Laura Vicuña, introduce la hagiografía de Crestanello en italiano con un estudio sobre la “personalidad y trabajo hagiográfico de Don Crestanello”. Allí cita a los “testigos oculares” de la santidad de Laura como Sor María Vera, Sor Enrica Marchesotti y las compañeras Celina Brunet y Benita Astete (CÀSTANO, 1990). Crestanello se basó en los testimonios de “varias de sus condiscípulas, y de otras personas que la conocieron” (CÀSTANO, 1990, p. 23).

Otra de las fuentes en las que se basó esta hagiografía, según Càstano (1990) es la publicación de artículo "Heroico sacrificio de una Hija de María" para el semanario salesiano Flores del Campo, escrito por Félix Ortiz el 29 de enero de 1905. Ortiz fue el sacerdote mencionado por Crestanello (1911) que acompañó a Laura en su lecho de muerte, ya que tanto su confesor como Sor Angela Piai partieron dos días antes de su muerte a Chile. Efectivamente, en este artículo Ortiz refuerza el motivo del "holocausto", la "salvación" y entrega por la conversión de su madre. Otro artículo de Ortíz para el mismo semanario, del 14 de mayo de 1910, titulado "In Memoria de la virtuosa joven Laura Vicuña", destaca el modelo de santidad juvenil salesiano y estimula a que Don Crestanello escriba la hagiografía (CÀSTANO, 1990).

Este librito de 93 páginas fue publicado en Santiago de Chile por la Escuela Tipográfica “Gratitud Nacional” en 1911, con el permiso de la Autoridad Eclesiástica, y fue citado en todas sus hagiografías y biografías históricas posteriores. Su circulación estaba limitada a los colegios salesianos, de Hijas de María Auxiliadora y oratorios festivos de estas Congregaciones. Como primera fuente formó parte, a modo de apéndice (III), de la biografía histórica de Ciro Brugna (1990), Aportes para el conocimiento de Laura Vicuña, y fue reeditado en 2007 y 2008 por la fundación Laura Vicuña en Santiago de Chile[7].

La matriz es un recorrido desde el nacimiento hasta la muerte de la niña con hechos que preanuncian la santidad, como su “conducta edificante”, “obediente y sosegada” con su madre (CRESTANELLO, 1911, p. 8 y 11). La vida en el colegio crea el ambiente propicio para la santidad, que Laura llamaba “su Paraíso”, pues allí practicaba con la guía de su confesor y las Hermanas “las prácticas de esa u otra virtud, o para cumplir con ese otro deber” (CRESTANELLO, 1911, p. 16 y 13). El colegio es el marco que le posibilita frecuentar los sacramentos y desarrollar las virtudes, que conforman la segunda parte de la hagiografía: las prácticas de piedad, las mortificaciones, la humildad, la obediencia, la caridad, la paciencia, la fortaleza, la devoción, la oración y la entrega de su vida para la conversión de su madre. Cada una de ellas ilustrada con una anécdota. El conocimiento directo del P. Crestanello y los escasos años pasados tras su muerte posibilitaron incluir la voz de Laura, que en Bocciolo di rosa aparece en bastardilla destacándose del relato general. Además, Crestanello reprodujo los testimonios de quienes la conocieron: su madre, las Hermanas, las compañeras: “amaba tanto a su prójimo, y especialmente a los pobres, dice una amiga suya, que si hubiera seguido los impulsos de su corazón todo lo habría dado” (CRESTANELLO, 1911, p. 51).

El hito clave de la santidad es el “holocausto” relatado por Crestanello (1911, p. 76) en la primera hagiografía y repetido con variaciones en las sucesivas. Sin mencionar a su madre, Crestanello (1911, p. 74) escribe: “¡Ah! No todos sus queridos parientes llevaban una vida verdaderamente cristiana y esto acibaraba sobremanera su felicidad”. Entonces Laura “decidióse a ofrecer su vida misma y aceptar gustosa la muerte, a trueque de alcanzar tan suspirada conversión” (CRESTANELLO, 1911, p. 75). A partir de ese ofrecimiento, la salud de Laura que ya era frágil, empeoró hasta su muerte el 22 de enero de 1904, revelándole a su madre el “sacrificio de su muerte”, “para que se convierta a Dios y verla arrepentida”. Como escribe Càstano (1990, p. 23) en su estudio sobre la hagiografía de Cestanello, “la última vejación de Manuel Mora y la vuelta a Dios de Doña Mercedes.

Su agonía, su muerte y su velorio fueron pormenorizadamente relatados: “hubo veneración para aquellos despojos” (CRESTANELLO, 1911, p. 91). La hagiografía cierra con las intercesiones de Laura en “varias personas que supieron justipreciar la virtud de la niña y aun otras que no la conocieron sino por referencias, al acudir a su intercesión, para alcanzar favores corporales o espirituales, fueron oídas” (CRESTANELLO, 1911, p. 92).

Sulle Ande (1924) y Bocciolo di Rosa (1926 y 1953) siguieron básicamente la matriz de Crestanello. Sulle Ande va parangonando la vida de Laura como modelo de santidad con una flor andina de la que surgirá después la hagiografía Bocciolo di rosa.

Esta escritura parte de una característica particular de las hagiografías que es el “perfume de santidad”. Dadas las características propias de todo perfume (en particular, su intangibilidad y su extraordinaria capacidad de propagarse con rapidez), esta dimensión sensorial fue magníficamente empleada por los mismos hagiógrafos para subrayar una dinámica de la santidad que podía ser aceptada por los fieles sin mayores exigencias teóricas (GUIANCE, 2009).

“Con tales disposiciones no hay que extrañar, si esta niña en su corta vida, adelantó tanto en las virtudes, que dejó en pos de sí un grato perfume de santidad” (CRESTANELLO, 1911, p. 22). La hagiografía Bocciolo di rosa divide los capítulos relacionando el perfume con las virtudes: “perfume de humildad, perfume de obediencia, perfume de piedad, perfume de Getsemaní, último aroma sobre la tierra” (PUTTINI, 1926, p. 95).

La biografía sobre Laura de Raúl Entraigas (1958), aunque considerada cómo biografía histórica, ha sido titulada La Azucena de los Andes, remitiendo a la flor blanca como símbolo de pureza, del mismo modo que Santa Mariana de Jesús, llamada también la Azucena de Quito, la virgen penitente y santa quiteña, quien murió en su juventud y no pudo ingresar al convento para ser monja (ANDRAGO WALKER, 2018).

Sulle Ande reprodujo gran parte de la hagiografía de Crestanello, pero inserta en el contexto misionero de las Hijas de María Auxiliadora, cuando pasan de Temuco a Junín de los Andes y a General Roca (PUTTINI, 1924). Pero en ambas ediciones de Bocciolo di rosa, la autora aprovecha la descripción del viaje de Mercedes Pino con sus hijas a Junín de los Andes, para describir la labor de los misioneros salesianos en el norte de Neuquén que le hablan del colegio de Junín (PUTTINI, 1953).

En Sulle Ande, la autora relata la muerte de Sor María Rodríguez (PUTTINI, 1924) e inicia con el nombre Bocciolo di rosa su biografía. A diferencia de Crestanello, Sulle Ande y Bocciolo comienzan la vida de Laura con los supuestos orígenes aristocráticos de los Vicuña (PUTTINI, 1924, 1926) y en la edición de 1953, el padre de Laura muere después de la huida a Temuco por la guerra civil (PUTTINI, 1953).

Aunque siguen en líneas generales a Crestanello, ambas hagiografías agregan cuestiones para reforzar la santidad de Laura y su holocausto, que será justamente el eje de la hagiografía de Alba Nembri Candido Olocausto. Este libro divide la vida de Laura en cuatro momentos: a) Preludio; b) Preparación; c) Ofrecimiento; y d) Inmolación. Su título denota la tensión hacia la entrega final: “yo misma le he pedido a Jesús y a María esta muerte, ofreciendo mi vida por ti, mamá para que tengas la vida del alma” (NEMBRI, 1945, p. 88).

Por primera vez, aparece la figura del estanciero Manuel Mora, quien vivía con la madre de Laura. En Sulle Ande es un “tirano con aquella desgraciada señora, hombre rico, sin fe y dignidad, no contento con someterla a humillaciones públicas, en un día en el cual la voz del amor materno le había hablado un poco alto ante él, le había arrojado un insulto atroz: ‘hoy a ti, maña a tus hijas, especialmente a la santita’” (PUTTINI, 1924, p. 71-72). En Bocciolo di rosa, Mora no es llamado por su nombre sino con la palabra Protettore, como una persona violenta y abusadora (PUTTINI, 1953).

La autora insinuaba el abuso con las siguientes palabras: “tímida a las caricias del padrone más que de costumbre con piel de cordero, pero ahora mostrando algunos signos de estar un poco incómodo frente a esa criatura, tan joven y sin embargo tan digna” (PUTTINI, 1924, p. 61). De hecho, por primera vez aparece una ilustración de la violencia de Mora sobre la niña y su madre mirando por la ventana la terrible escena.


Figura 1
“La persigue, la tira al piso y la golpea.”
Puttini (1953, p. 117).

De acuerdo al análisis de Càstano (1990) sobre la primera hagiografía, el padre Crestanello no reveló el nombre de Manuel Mora, ni la inconducta de su madre, porque era párroco de Junín y no quería hacer públicos los nombres de quienes aún vivían en la región.

En la primera hagiografía no aparecen ilustraciones que sí se repiten en Sulle Ande, Bocciolo di Rosa y Candido Olocausto. En Sulle Ande las fotos son solo de Sor Ana María Rodríguez (PUTTINI, 1924, p. 40 y 45), mientras Laura es dibujada en el ámbito escolar: un retrato de medio cuerpo con delantal (PUTTINI, 1924, p. 52) barriendo (PUTTINI, 1924, p. 61), en clase (PUTTINI, 1924, p. 67).


Figura 2
Laura de Vicuña
Puttini (1953, p. 52).

Bocciolo di Rosa mejora las ilustraciones de Sulle Ande dibujando a una niña más delicada y angelical. Las tapas de ambas ediciones son sumamente ilustrativas al respecto.


Figura 3
Tapa de Bocciolo di rosa
Puttini (1953, p. 1)

Las ilustraciones de 1926 refieren a la hagiografía una característica de imágenes angelicales, bucólicas y delicadas en las que se destaca Laura en escenas con las Hijas de María Auxiliadora, en el colegio y con sus compañeras. Todas estas son edificantes y se refieren a la construcción de la santidad de Laura: la primera comunión, los premios por su conducta, su oración, etc. Salvo en tres oportunidades: la contratapa que la presenta de cuerpo entero con una flor en sus manos y hacia el final (PUTTINI, 1926, p. 76), en la que enferma abandona el colegio y ora en la capilla (PUTTINI, 1926. p. 78), todas las demás ilustraciones son escenas cuidadosamente compuestas: el día de su primera comunión con su madre y su hermana (PUTTINI, 1926, p. 16), la misma escena de la clase, pero con una Hija de María Auxiliadora y sus compañeras (PUTTINI, 1926, p. 28), Laura ofreciendo rosas por su buena conducta (PUTTINI, 1926, p. 32), Laura en el recreo animando a sus compañeras (PUTTINI, 1926, p. 41), Laura en la naturaleza con sus amigas (PUTTINI, 1926, p. 46), Laura catequizando a sus compañeras en la galería del colegio (PUTTINI, 1926, p. 57), en su lecho de muerte (PUTTINI, 1926, p. 88) y su velatorio (PUTTINI, 1926, p. 90).


Figura 4
“El rostro de Laura muerta conserva la serenidad de virgen que reposa sobre el altar.”
Puttini (1926, p. 90)

Candido Olocausto sigue el mismo estilo con sólo cuatro ilustraciones en las que Laura es la protagonista rodeada de ángeles, candor y santidad como hija de María (NEMBRI, 1945, p. 15), cuando prefiere pasear la noche a la intemperie resguardando su virtud (NEMBRI, 1945, p. 37), cuando le pide a monseñor Cagliero ser aceptada como postulante (NEMBRI, 1945, p. 51) y en una actitud humilde y pudorosa al dudar en decir el número de flores ganadas por su buena conducta (NEMBRI, 1945, p. 67).


Figura 5
“Laura prefiere pasar la noche a la intemperie antes que participar del baile de la Colonia.”
Nembri (1945, p. 15)

En la edición de 1953, Laura cambia su fisonomía, ahora es rubia, está vestida con el delantal del colegio, pero con los colores de la Virgen Inmaculada (blanco y celeste) y porta los símbolos de su santidad: la medalla de Hija de María que muestra con alegría y orgullo con una mano y una rosa en la otra. Las ilustraciones más sencillas que la edición de 1924, pero en color rojo, a diferencia de la primera edición, destacan a Laura que aparece en general sola o acompañada por una persona: su madre, una Hermana, Cagliero (PUTTINI, 1953, p. 84), Mora castigándola (PUTTINI, 1953, p. 117), rezando (PUTTINI, 1953, p. 22, 63, 88 y 103), trabajando (PUTTINI, 1953, p. 74) o estudiando. Las escenas familiares y del colegio son las de Mercedes Pino cruzando con sus hijas la cordillera (PUTTINI, 1953, p. 10), la despedida de su madre en el colegio (PUTTINI, 1953, p. 33) y su lecho de muerte (PUTTINI, 1953, p. 124), en el recreo con sus compañeras jugando (PUTTINI, 1953, p. 40) o leyendo el catecismo (PUTTINI, 1953, p. 78), regando el rosal con una compañera (PUTTINI, 1953, p. 52), dando catecismo (PUTTINI, 1953, p. 78), Laura con una Hija de María Auxiliadora y sus compañeras paseando en una barca (PUTTINI, 1953, p. 108).


Figura 6
“Reza toda la noche por sus pobrecitos.”
Puttini (1953, p. 63, 84 y 124)

Los puntos en común que señala Trione (1957) en las hagiografías salesianas aparecen en las de Laura: la observancia de los reglamentos, el estudio dedicado, las prácticas piadosas, los votos y propósitos, la vocación religiosa, la devoción a la Virgen, la castidad, la penitencia y la muerte “preciosa y santa”.

En las hagiografías resulta difícil establecer diferencias entre el anecdotario y las virtudes señaladas para ser santo (DE CERTEAU, 1993). El hagiógrafo, que por general conoció personalmente al santo, recoge elementos provenientes del círculo en el que vivió y los integra en el marco de la tradición oficial de la Iglesia y de la orden religiosa que avala la fama de santidad del protagonista (MILLAR CARVACHO, 2012), como fue el caso de su primera hagiografía (1911).

3. Las biografías históricas y los debates para comprobar los hechos: Luigi Càstano y Ciro Brugna

En el segundo grupo se destacan tres autores salesianos: a) Raúl Entraigas, con La Azucena de los Andes (1953); b) Luigi Càstano, a través de varios títulos: Laura Vicuña L’eroica figlia di Maria delle Ande Patagoniche (1958) y 1988 en castellano; Una adolescente de trece años en los altares (1988), Santitá e martirio di Laura Vicuña (1990); y c) Ciro Brugna, con Aportes para el conocimiento de Laura Vicuña (1990); Laura Vicuña. Una santidad juvenil (1891-1904); Laura del Carmen Vicuña y Monseñor Cagliero (1994) y con su secretario, Ricardo Román, Laura del Carmen Vicuña. Una adolescente heroica (1995). Estos tres autores tuvieron un papel fundamental en la autenticidad de las fuentes y en la imagen de la Beata.

Este segundo grupo de biografías no abandona el texto modélico de santidad, pero busca contextualizarlo históricamente, “es continua la mención a las fuentes utilizadas, como cartas e informes de testigos presenciales, que a menudo se incluyen dentro del texto. Por otro lado, la crítica histórica salta a cada paso y una rigurosa cronología nos sitúa constantemente en una narración temporal” (RUBIAL GARCÍA, 1997-1998, p. 51).

La azucena de los Andes, de Raúl Entraigas (1958), busca acercarse a ese modelo y, en palabras de su autor, pretende ser “la biografía de una criatura buena”, pero a la vez “como una heroína” (ENTRAIGAS, 1958, p. 7 y 8). “Este es el 16o libro que se escribe sobre ella, pero las Hijas de María Auxiliadora querían un trabajo cimentado sobre la más limpia realidad histórica […] con vistas a la beatificación” (ENTRAIGAS, 1958, p. 8).

Raúl Entraigas fue uno de los primeros salesianos que sintetizó los primeros años de la llegada de la Congregación a la Argentina. Siguió una línea historiográfica marcadamente positivista y fue uno de los autores más fecundos en cuanto a biografías salesianas que describieron la figura del misionero como un héroe y a su acción misionera como una epopeya. Su principal informante que aparece por primera vez en las biografías como tal es Julia Amanda Vicuña, la hermana de Laura, a quien Entraigas entrevista y quien “puso el sello a todos los testimonios y biografías ya escritas” (ENTRAIGAS, 1958, p. 11).

Este autor retoma y amplía el tema de los orígenes de Laura con el supuesto linaje aristocrático de José Domingo Vicuña (ENTRAIGAS, 1958) y relata su vida a través de capítulos cronológicamente: “Los caminos de Dios” (padres y primera infancia); “El Jardín y la Flor” (contexto histórico misionero y viaje a Junín de los Andes), “En el Jardín” (ingreso de las hermanas Vicuña en el colegio), “Primer año de colegio”, “Con una espina en el alma” (las vacaciones de Laura con su mamá en la estancia de Mora); “El gran día” (Primera Comunión); “Sobre las Huellas del Maestro” y “Como el Niño Jesús” (vida de Laura en el colegio); “La inicial del Nombre materno” (su vida espiritual y ofrenda por su madre); “En el Huerto de los Olivos” (su vida en estancia con su madre y Mora); “En el Huerto cerrado” (su enfermedad en el colegio); “La loquita” (apodo de Laura la loquita de Jesús); “La niña que vivió de prisa”; “Apasionada de lo blanco”; “Los juncos de Chimehuin” (testimonios de la espiritualidad de Laura); “El Holocausto”, “Amiga de todas”, “Los dos dedos de frente” (El rosal de Laurita); “La respuesta de Dios”; “Getsemaní” (la entrega de Laura y su muerte); “Reliquias”; “La sombra del cuadro” (Testimonios de santidad).

Entraigas tuvo correspondencia con Luigi Càstano, quien leía sus escritos e impulsaba la Causa y el conocimiento de la vida de Laura desde Italia[8].

La hagiografía de Crestanello fue la base de las biografías históricas ya que su trabajo recogió numerosos testimonios de quienes la conocieron y fue presentado a los Tribunales para su Causa de santidad por Luis Pedemonte, autor de La sierva de Dios Laura Vicuña (circa 1954) e introducido en la Positio super Causae Introductione en 1969 como documento primario (CÀSTANO, 1990).

Las biografías históricas de Cástano y Brugna incorporaron nuevos elementos, como el testimonio de su compañera de colegio Carmen Ruiz y el manuscrito de Crestanello, que se encontraba en el Archivo Salesiano de Bahía Blanca denominado "Apuntes" (CÀSTANO, 1990, p. 33). Sin embargo, ambos siguen los acontecimientos de la vida de Laura destacados por su primer hagiógrafo.

En los primeros capítulos de L’eroica Figlia (CÀSTANO, 1958) y la segunda parte de Santità e martirio (CÀSTANO, 1990), busca completar aquellos elementos que señalaba en la crítica hagiográfíca de Crestanello sobre el contexto. Continúan los textos de Càstano adentrándose en los protagonistas, la legitimidad del nacimiento de Laura y el martirio de la joven. En Santità e martirio (CÀSTANO, 1990), agregaba además un apéndice documental con el boletín de notas de Laura, las crónicas de Junín de los Andes de la Hijas de María Auxiliadora y de los Salesianos de 1903 y 1904, respectivamente, el elenco de la misión y parroquia de Junín, el Boletín Salesiano XIX, n. 7, julio 1904, el artículo de Félix de Ortíz de Flores del Campo de 1910 y los testimonios de Sor Piai, Julia Sifuentes, Claudina Martínez y Josefa Ferré.

Càstano (1958) contextualiza histórica y geográficamente el territorio de Neuquén y la labor de los misioneros y misioneras. En Santità e martirio (CÀSTANO, 1990), cita en varias oportunidades la obra de Entraigas (1958), La Azucena de los Andes, y se basa en el Summarium historico-criticum super virtutibus de la Positio, de 1983.

Para Càstano (1958, p. 93, y 1990, p. 46), la “piedra angular” de la santidad de Laura se inició con la primera comunión y, al igual que el santo salesiano Domingo Savio, los propósitos formulados resultan el camino hacia la santidad, especialmente el tercero: “reparar las ofensas de los hombres, especialmente de mi familia”.

Ya en L’eroica Figlia (CÀSTANO, 1958, p. 42), Manuel Mora es el “feroz tirano” y el capítulo dos de Santità e martirio (CÀSTANO, 1990) lo caracteriza como “el tirano”, recogiendo el encuentro con Mercedes Pino y la biografía de Mora que había estado preso en la cárcel de Chos Malal. Las características de la personalidad de Mora fueron descriptas a través de los testimonios de Carmen Ruiz, el chileno Manuel Urrutia López, Benedicta Astete y Julia Vicuña. El siguiente capítulo es sobre “Las víctimas”: Mercedes Pino y Laura Vicuña a quienes que describe también a través de distintos testimonios a los que se suman los salesianos y las Hermanas. Càstano (1958) narra, a través de testimonios cercanos a Laura, los episodios de maltrato físico y psicológico de Mora a la mujer y la niña.

El tercer capítulo sobre la legitimidad del matrimonio Vicuña-Pino resulta de gran importancia, aunque Càstano (1990, p. 134) aclara que esto “no toca ni a la santidad ni al doble martirio del corazón y del cuerpo”. El salesiano sostiene en sus biografías los orígenes aristocráticos del padre de Laura (CÀSTANO, 1958) y se esfuerza en comprobar, ante documentos que se contradicen (acta de nacimiento, fe de bautismo, registro de defunciones de la parroquia y certificado de muerte del juez de paz)[9], la legitimidad del matrimonio y por lo tanto de su nacimiento en una familia cristiana.

Los últimos capítulos de L’eroica Figlia y Santità e martirio (CÀSTANO, 1958, 1990) se concentran en el tramo final de la vida de la Beata.

En Santità e martirio, Càstano (1990) parangona el final de Laura con la pasión y muerte de Cristo para demostrar cómo Laura soportó el abuso y la violencia de Manuel Mora y por ello entregó su vida para la conversión de su madre. Para el salesiano italiano Luigi Càstano (1990, p. 9), Laura “no es santa sólo por su virtud; lo es también por su martirio”. El libro cierra con la Causa de Beatificación (CÀSTANO, 1990).

Con respecto a Ciro Brugna, (1990, p. 9) quien también publicó la hagiografía de Crestanello, tiene como objetivo sumar nuevos datos: “un conjunto de novedades, con estilo biográfico, útiles para otros investigadores”. De hecho, reproduce como apéndice la hagiografía de 1911, recorre archivos salesianos y privados, reproduce los “Apuntes” manuscritos de Crestanello y visita los lugares donde estuvo Laura Vicuña para sumar más testimonios a la Causa. Brugna (1990) escribió una extensa contextualización de las misiones salesianas y los sucesos históricos del momento de la llegada de Laura con su madre y su hermana y las características de la comunidad educativa y misionera de en Junín de los Andes. Allí finaliza la descripción histórica, comienza la hagiografía de Laura que separa en Evangelios y que tras su muerte denomina como “la divulgación del Evangelio de Laura” (BRUGNA, 1990, p. 237). Lo cierto es que en ambos se produce lo que Rosa (2000, p. 42) llama “atracción de cientificidad”: entre las exigencias administrativas de la Congregación de la Causa de los Santos y las reglas metodológicas universales y sus presupuestos teóricos históricos.

Càstano y Brugna tuvieron diferencias sobre algunos aspectos de la biografía de Laura que aparecen en dos pies de página del libro de Càstano (1990) y también en su epistolario:

La hipótesis de Don Brugna que Mercedes Pino decidió dejar Temuco y trasladarse a Junín de los Andes para llevar a las dos hijas cerca del colegio María Auxiliadora no encuentra ningún fundamento en la documentación y tradición salesiana, que dio otros motivos más válidos para explicar su emigración a la Argentina. Sorprende que Don Brugna (1990, p. 33) rechacen sin razón el testimonio de madre Clelia Genghini, la más antigua y competente recolectora de memorias al respecto (CÀSTANO, 1990, p. 117, nota 6).

Brugna, C., Aportes 161 e s. No se comparten, sin embargo, las opiniones que parecen crear incertidumbre sobre las uniones conyugales Vicuña-Pino. La documentación no es siempre clara y completa. Se prefieren por lo tanto las declaraciones juradas de los procesos que son explicitas y perentorias (CÀSTANO, 1990, p. 136, nota 2).

Càstano le escribe a Brugna tras leer su libro “Aportes” y le objeta que “muchas opiniones expresadas no puedo compartirla y que de la totalidad de los documentos, las cosas han resultado diferentes”[10]. La respuesta de Brugna es que su texto ha sido ampliamente apoyado, citándole varios nombres de salesianos y hermanas, y que no duda tampoco que sus planteos serán “polémicos”, por los

[...] dos detalles, que pueden impresionar mal. 1° habrá que tener en cuenta que mi publicación no es “para todo público” (lo digo claramente en la nota introductoria) y al respecto pregunté a Don Viganó[11] (en los patios de Valdocco en ocasión de la Beatificación de Laurita), si debía hablar de esos “Detalles” en el estudio que estaba haciendo. Me contestó afirmativamente, aludiendo al celebre “Amicus Plato, etc. Sed magisamica veritas”[12].

Efectivamente tras comparar ambos documentos relacionados con el nacimiento de Laura, Brugna (1990, p. 166) deduce que: “de la lectura atenta y comparada de las dos actas, y de las argumentaciones que aduciremos, se infiere que el hogar que recibía a Laura tenía irregularidades”. Brugna (BRUGNA, 1990, p. 166) continúa su razonamiento apoyándose en el testimonio de su amiga Merceditas Vera, que, hablando del “dolor de Laura”, repite tres veces la conversión de “sus padres” y que el artículo de Félix Ortíz de 1910 vuelve a insistir en el plural, diciendo que Laura se ofrecía “como víctima por la salvación de sus queridos”. Brugna (1990, p. 167) dice, además, que “lentamente apareció la verdad verdadera: Laura era hija natural, y nos parece poderlo probar con numerosas argumentaciones y documentos”, aunque Genghini, su primer biógrafo, este del lado de la legitimidad que confirma en su acta de defunción en el libro parroquial. Para Brugna (1990), el “impedimento” que hace que no pueda consagrarse a Dios con votos religiosos, cuya escena aparece en Candido Olocausto (NEMBRI, 1945, p. 51), se debe a su procedencia ilegitima, mientras que para Càstano (1990, p. 161), basándose en los testimonios de la Causa, el impedimento era la situación de concubinato de Mercedes Pino con Manuel Mora. Càstano (1958, p. 132) agregaba, además, a través del testimonio de Julia Cifuentes, compañera de Laura, que Mora no tenía intención de casarse con Mercedes, pero que sí con Laura, a quien “hacía educar”.

Además de las críticas de Càstano, Brugna recibió otras observaciones. El salesiano Benito Santecchia le dijo que “la gesta salesiana tiene elementos excesivamente apologéticos” y que debería “sustituir la palabra ‘indio’ o por ‘aborigen’ o por ‘mapuche’”[13]. El sacerdote salesiano Heraclio Moreno recoge comentarios de salesianos e Hijas de María Auxiliadora que lo ven como un trabajo que “ha mezclado realidad con fantasía” y de su puño y letra pone el P. Moreno “digo yo, imaginación”. En otra carta puntualiza los temas en los que los lectores opinan que el P. Brugna “fantasea” o “imagina” como “el baile de Quilquihue, la golpiza que le habría propinado (Mora) y el itinerario de ingreso de Mercedes y sus hijas a la Argentina”[14]. Vuelve sobre el tema “polémico ” de la “ilegitimidad” de la paternidad de Laurita y “otras, tal vez de menor importancia, pero capaces de crear un clima poco favorable a la Causa de la Beata (este temor lo expresan las Hermanas)”. Heraclio Moreno cierra su carta citando a Càstano, que en su texto si bien muestra ambos documentos (acta de nacimiento y fe de bautismo), dice que la omisión del nombre del padre de Laura en el primer documento “no debe inducir a conclusiones falsas y expone a continuación una serie de razones para probarlo”[15]. Efectivamente, según Càstano,“este silencio u omisión no niega nada y se entiende, tanto por la diferencia de clase entre los cónyuges; como, sobre todo, porque en 1891, la ciudad estaba convulsionada por la guerra civil que se libraba contra el presidente José Manuel Balmaceda y el jefe de gobierno Claudio Vicuña; lo que hacía de este ilustre apellido una bandera, y al mismo tiempo constituía un riesgo político para el padre de Laura, que sin duda era partidario de su familia" (CÀSTANO, 1990, p. 135). Finalmente, Moreno sigue haciendo correcciones en su epistolario con Brugna, recogiendo opiniones: “a las Hermanas no les cae bien que tras haber rechazado a Laurita como posible religiosa Dios la hizo santa![16]”. Y en otra carta vuelve sobre lo mismo: “por qué machacar sobre el tema ‘del impedimento’ de Laurita para ingresar en la Congregación de las H.M.A? Es revolver el avispero”[17].

Una última cuestión que separa la opinión de Càstano y Brugna llega a nuestros días y es la del rostro de Laura (NICOLETTI, 2022).

Las hagiografías y biografías de Laura hasta el libro de Brugna (1990), Aportes, tienen, en general ilustraciones y dibujos de Laura, como hemos visto, en diferentes escenas familiares, escolares, en la capilla y en su lecho de muerte. Como expresa Burke (2005), el retrato dibujado o pintado se atiene a una serie de convenciones tradicionales y a modelos prototípicos que implican contenidos simbólicos.

En el conjunto de biografías que analizamos, Raúl Entraigas ilustró La Azucena de los Andes, con una serie de fotos de sitios como el colegio y la capilla, paisajes de Junín de los Andes y retratos como el de Cagliero. Entre ellas introdujo una foto de conjunto de las alumnas del colegio de Junín de los Andes con el epígrafe “Grupo de alumnas de Junín de los Andes de unos pocos años después que Laura pasó por sus aulas”.

En el libro L’eroica Figlia, Càstano (1958) utilizó la misma dinámica e intercaló fotos de paisajes neuquinos, de la hermana de Laura ya mayor y, al igual que Entraigas, también publicó la foto de conjunto de las alumnas, pero aclarando en el epígrafe que pertenece a “las alumnas del Colegio algunos años después de la muerte de Laura” (CÀSTANO, 1958, p. 208). En cambio, Ciro Brugna (1990, p. 192), en su libro Aportes, da un paso más y publica la misma foto con el siguiente epígrafe: “Fotografía en la cual sor Piai marcó con números (1 y 2) las chicas que más le traían a la memoria la imagen de Laura (año 1920)”. Brugna (1990, p. 192) quiso validar que Laura estaba en esa foto y supuso que M. Puttini (1926), la autora de Bocciolo di rosa, puede haber tenido una foto original porque esos bocetos recogen los pocos datos que aportan los testigos sobre su rostro (por ej. pelo levemente ondulado, etc.)[18].

Lo cierto es que la foto publicada en el libro de Ciro Brugna (1990) fue posteriormente sometida a un estudio pericial por el Departamento de Criminalística de Carabineros de Chile (8121/2009). Este estudio, en base a la comparación de los rasgos mencionados, se focaliza a priori en las dos posibles niñas señaladas por Sor Piai como semejantes a Laura y concluye que el retrato de la niña 1 es Julia Amanda Vicuña y el retrato de la niña 2 es Laura del Carmen Vicuña y que ambas tienen rasgos similares a Mercedes Pino, comprobando entonces el vínculo parental[19].


Figura 7
“Fotografía en la cual sor Piai marcó con números (1 y 2) las chicas que más le traían a la memoria la imagen de Laura (año 1920).”
Brugna (1990, p. 192)


Figura 8
“Ampliación de la fotografía de la página 192.”
Brugna (1990, p. 192)

Sin embargo, en el Archivo de las Hijas de María Auxiliadora de Bahía Blanca existe una copia de esta foto con un epígrafe que refuta esta teoría de Brugna y del informe realizado por Carabineros de Chile. El epígrafe dice: “Junín de los Andes.1915 [este último número claramente adulterado][20]. Pupilaje de Beneficencia. 36 Niñas internas Dna. Sor M. Magdelaine” y al dorso “Oratorianas de Junín de los Andes del tiempo de Sor María Magdelaine anterior a 1919 (son 36 niñas)”[21].

El estudio heurístico de esta copia, realizado por el Archivo Histórico Salesiano de Bahía Blanca, determinó, no sólo por el epígrafe y el dorso, sino por su peritaje técnico y otra documentación epistolar, que hallamos en el Archivo de las Hijas de María Auxiliadora (Bahía Blanca)[22], que esa foto no se corresponde con el período en el que Laura Vicuña estuvo en el colegio y, por lo tanto, no sería la niña señalada por el peritaje de Carabineros de Chile[23].

Esta cuestión sobre la imagen de la Beata sigue aún sin resolverse, conviven en los textos los dibujos propiciados por Raúl Entraigas[24] y la ampliación del rostro de la foto de conjunto de Ciro Brugna.


Figura 9
Foto de un grupo de alumnas del colegio María Auxiliadora, circa 1919
Archivo de las Hijas de María Auxiliadora de Bahía Blanca


Figura 10
La azucena de los Andes
Entraigas (1958, p. 1)

Conclusiones

La santidad como construcción histórica nos permite observar aquellos rasgos que en cada contexto histórico la sociedad otorga a personas a quienes considera santos o santas, en una suerte de “hermenéutica del otro”, en palabras de De Certeau (1993). Las hagiografías y biografías históricas se constituyen en preciosos materiales para esta construcción desde el momento en el que son recuperadas como fuentes históricas, junto con la Positio y los testimonios de quienes los y las conocieron.

Hemos analizado dos conjuntos hagiográficos y biográficos para la construcción de la santidad en Laura Vicuña: las hagiografías de Augusto Crestanello, M. Puttini y Alba Nembri, escritas entre 1911 y 1945. Y las biografías históricas de Raúl Entraigas, Luigi Càstano y Ciro Brugna, Aportes para el conocimiento de Laura Vicuña (1958-1990).

El primer grupo construye la santidad de Laura en post de su presentación a la Causa de los Santos en el Vaticano para su beatificación. La base de estos textos es la hagiografía de Domingo Savio, escrita por Don Bosco, que resalta “escenas edificantes” para constituir a su protagonista como ejemplo de santidad, virtudes cristianas y de alumno y alumna salesiano/a.

La hagiografía de Crestanello constituye la matriz de acuerdo al prototipo hagiográfico clásico que siguen ambos conjuntos, ya que ha sido escrita por su confesor, recogiendo testimonios directos y escritos a pocos años de su muerte. Desde su nacimiento, el relato se encuentra en clara tensión hacia el desenlace de una muerte santa y sacrificial, que en el caso de Laura es su “secreto” (Laura e il suo segreto) y su “cándido holocausto” (Cándido Olocausto) y “martirio” (Santitá e martirio di Laura Vicuña).

La vida en el colegio es el ambiente propicio para la práctica de las virtudes y la frecuencia sacramental que se relata en una serie de anécdotas concatenadas. El colegio revela a Laura la situación de pecado de su madre, por la que decide entregar su vida. Su agonía y su muerte fueron relatadas pormenorizadamente porque en ellas se encuentra la clave de santidad que motiva la veneración de quienes la rodean. Ese “perfume de santidad” es el hilo conductor de Sulle Ande (1924) y Bocciolo di Rosa (1926 y 1953) que van parangonando la vida de Laura con una flor. Imagen que retoma posteriormente el biógrafo salesiano Raúl Entraigas con La Azucena de los Andes (1958). En estas hagiografías surge una figura que suma a la heroicidad y santidad de Laura: Manuel Mora. Su madre quien vivía con Mora fue descripto como un hombre rico, violento y abusador que acosaba a Mercedes Pino y a Laura.

Las imágenes de Sulle Ande (1924) y la primera edición de Bocciolo di rosa (1926) son bocetos monocromáticos sobre la vida cotidiana de Laura en el colegio, pero la segunda edición (1953) y Candido Olocausto (1945) se transforman en dibujos coloreados con imágenes angelicales de Laura sola o de escenas edificantes compuestas con su madre, las Hermanas y sus compañeras. La santidad es resaltada en las ilustraciones hagiográficas a través del cabello rubio y los colores de su vestimenta referidos a la Inmaculada Concepción, acompañados por símbolos de santidad, como flores y medallas. En éstas, es complejo distinguir entre las anécdotas propiamente dichas y las virtudes que debe tener la santa para ser beatificada. Las hagiografías de Laura buscan integrar el contexto histórico del santo a la tradición de la Iglesia y, en este caso, a la trayectoria de la Congregación salesiana en las misiones patagónicas.

Brugna sostuvo que Laura provenía de una unión irregular y que el holocausto de Laura fue por ambos padres. Además, continuó afirmando que ésta fue la causa por la que no fue aceptada su vocación religiosa. En un interesante epistolario e incluso en textos biográficos, Càstano, Moreno y Román polemizaron con Brugna y rebatieron sus afirmaciones. Entre ellas el rostro de Laura en una foto de conjunto del Colegio de las Hijas de María Auxiliadora, que generó hasta el día de hoy una polémica irresuelta.

Material suplementario
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Notas
2 1927
3 AHMA, Chile, Caja 1 Documentos originales. Partida de nacimiento de Laura Vicuña.
4 Archivo Histórico Salesiano, Buenos Aires (AHS ARS/BA). Caja 154.2, Laura Vicuña. Carta de Luigi Castano a Raúl Entraigas, Roma 17/4/1955.
5 Los textos en italiano han sido traducidos por la autora.
6 En la Curia Romana, el uso más conocido del término es el de la Positio en las causas de beatificación y canonización de los fieles, que tratan sobre las virtudes y fama de santidad o martirio, y sobre el milagro, véase Lexicon Canonicum (2019).
7 La portada del libro conserva el título de la hagiografía del padre Crestanello y su autoría. Ha sido prologado por el Obispo Auxiliar de Santiago, el salesiano Ricardo Ezzati en el 2006 y conserva la introducción del padre Crestanello. Aunque son los mismos títulos, su redacción varia y cita con pies de página los testimonios que Crestanello incorpora en su hagiografía.
8 AHS ARS/ BA, Caja 154.2.
9 En el acta de nacimiento de Laura del Carmen Vicuña, hija de Mercedes Pino, “quien pidió constara su nombre”, pero en la fe de bautismo de la Parroquia de Santa Ana “hija legítima de José Domingo Vicuña y Mercedes Pino, feligreses de esta parroquia” (AHMA, Santiago de Chile, Caja documentos originales, Acta de nacimiento y Copia de la Fe de bautismo de Laura Vicuña, Acta 553, Libro 30).

En el acta de defunción parroquia escribió el P. Genghini “hija legitima de Don Domingo Vicuña y Doña Mercedes Pino” (Archivo de la Parroquia de Junín de los Andes, Virgen de las Nieves, Libro de defunciones, año 1900, n. 9). El acta de defunción del Juez de Paz, Mercedes Pino declara que “falleció en su domicilio la niña Laura, hija natural de ella y de Domingo Vicuña chileno, de edad se ignora” (Archivo del Colegio María Auxiliadora, Junín de los Andes).

10 Archivo Histórico Hijas de María Auxiliadora, Junín de los Andes (AHHMA), Caja Azul, Cartas de Luigi Càstano a Ciro Brugna, Valsalice, 6 de septiembre de 1990 y octubre de 1990.
11 Rector Mayor de los Salesianos
12 AHHMA, Junín de los Andes, Caja Azul, Carta de Ciro Brugna a Luigi Càstano, San Martín de los Andes, 22 de septiembre de 1990.
13 AHHMA, Junín de los Andes, Caja Azul, Carta de Benito Santecchia a Ciro Brugna, San Martín de los Andes, 31 de enero de 1994.
14 AHHMA, Junín de los Andes, Carta de Heraclio Moreno a Ciro Brugna, Bahía Blanca, 6 de junio de 1989.
15 AHHMA, Junín de los Andes, Carta de Heraclio Moreno a Ciro Brugna, Bahía Blanca, 29 de marzo de 1989.
16 AHHMA, Junín de los Andes, Carta de Heraclio Moreno a Ciro Brugna, Viedma, 20 de julio de 1992.
17 AHHMA, Junín de los Andes, Carta de Heraclio Moreno a Ciro Brugna, Bahía Blanca, 29 de noviembre de 1993.
18 Los testimonios son los de Sor Ángela Piai, su directora, el P. Genghini, su confesor y la señorita Francisca Mendoza, quien la recibió en su ingreso al colegio (BRUGNA, 1990, p. 186-187). Entre los salesianos sólo Brugna afirma que hubo una foto “original, enviada desde Junín en 1905, fue recibida el mismo año y archivada con brevísima alusión al año y al lugar de origen. Sin embargo, en el texto al dorso no se menciona en qué año fue tomada […] Ante todo, afirmó (Sor Piai que) “fue enviado a Nizza desde Junín, el año 1905, un grupo fotográfico en el cual se encontraba también Laura”. Sin embargo, cuando le muestran la foto de conjunto 1915/19 ella no la identifica como la original desde el momento que afirma “entre las caritas no he podido encontrar una Laura. La formé entre tres. El número 1 tiene un parecido, cara redonda y peinado igual; Laura tenía los pómulos algo más salientes. La pose de la cabeza como el número 2. Tenía los ojos castaños, grandes y lindos; parecía que tomaran parte de aquella sonrisa que tenía constantemente, marque para los ojos el número 3” (BRUGNA, 1990, p. 191).
19 AHMA, Chile, Estudio pericial por el Departamento de Criminalística de Carabineros de Chile (8121/2009).
20 Si atendemos al informe de la foto realizada por técnicas de Archivo Histórico Salesiano, correspondería al año 1919 y Laura Vicuña falleció en 1904. El estudio espectrográfico revela que esa fecha fue claramente adulterada. Según el estudio de la foto: “el segundo número 9 de 1919 fue tachado y se sobre escribió un 5”. AHS ARS/BB, Informe del análisis técnico de la foto de grupo del Colegio de las Hijas de María Auxiliadora de Junín de los Andes, p. 3. Peritaje realizado en el Archivo Histórico Salesiano (ARS/BB).
21 En el epígrafe se menciona la foto como anterior a Sor María Magdelaine que estuvo destinada a Junín de los Andes entre 1908 y 1914, o sea, antes de 1915 o 1919, como está escrita la datación en el epígrafe. Agradezco la información biográfica a la Hermana Eulalia Briceño, sobre el Epistolario del Archivo Salesiano de Bahía Blanca a su directora Pamela Alarcón y sobre la ausencia de las Hermanas en la foto a la Hermana Ana María Fernández.
22 Finalmente, las cartas de su secretario, P. Román, le aconseja enfáticamente no publicar esa foto que considera posterior a la muerte de Laura, dando distintos argumentos probatorios (AHMA,BB, Caja Documentos importantes Ciro Brugna, Cartas del P. Román al P. Brugna, Buenos Aires, 22 de agosto de 1989). Afirma que “La foto ES POSTERIOR a la muerte de Laura” (AHMA, BB, Caja Documentos importantes Ciro Brugna, Cartas del P. Román al P. Brugna, Buenos Aires, 1 de octubre de 1989).
23 Con respecto a la foto publicada por Ciro Brugna (1990) en su libro Aportes para el conocimiento de Laura Vicuña, como la foto de conjunto en la que se encuentra la Beata, podemos concluir que no tuvo en sus manos la copia del AHMA, Bahía Blanca con el epígrafe 1915/1919, sino otra copia que él afirma es del original “enviado a Nizza desde Junín, el año 1905, un grupo fotográfico en el cual se encontraba también Laura” (BRUGNA, 1990, p. 198).
24 Nos referimos a la pintura de Mario Caffaro Rore que el P. Entraigas publicó en su biografía La Azucena de los Andes (1958) en base a la foto de una niña llamada Sara Díaz que frecuentaba la parroquia Mater Misericordiae y que se usó como base o modelo agregando rasgos aportados por su hermana Julia Amanda Vicuña en 1955 que confirmó el parecido (AHMA, BB, Caja Documentos importantes del P. Brugna. Carta del P. Román al P. Brugna el 22 de agosto de 1989 desde Buenos Aires, Carta de Don Marocco a Don Brugna 22 de agosto de 1990).

Figura 1
“La persigue, la tira al piso y la golpea.”
Puttini (1953, p. 117).

Figura 2
Laura de Vicuña
Puttini (1953, p. 52).

Figura 3
Tapa de Bocciolo di rosa
Puttini (1953, p. 1)

Figura 4
“El rostro de Laura muerta conserva la serenidad de virgen que reposa sobre el altar.”
Puttini (1926, p. 90)

Figura 5
“Laura prefiere pasar la noche a la intemperie antes que participar del baile de la Colonia.”
Nembri (1945, p. 15)

Figura 6
“Reza toda la noche por sus pobrecitos.”
Puttini (1953, p. 63, 84 y 124)

Figura 7
“Fotografía en la cual sor Piai marcó con números (1 y 2) las chicas que más le traían a la memoria la imagen de Laura (año 1920).”
Brugna (1990, p. 192)

Figura 8
“Ampliación de la fotografía de la página 192.”
Brugna (1990, p. 192)

Figura 9
Foto de un grupo de alumnas del colegio María Auxiliadora, circa 1919
Archivo de las Hijas de María Auxiliadora de Bahía Blanca

Figura 10
La azucena de los Andes
Entraigas (1958, p. 1)
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