Editorial

MARCEL ROCHE, EL EDITOR FUNDADOR DE INTERCIENCIA

MARCEL ROCHE, THE FOUNDING EDITOR OF INTERCIENCIA

MARCEL ROCHE, O EDITOR FUNDADOR DE INTERCIÊNCIA

Yajaira Freites
IVIC y Presidente de la AsoVAC, Venezuela

MARCEL ROCHE, EL EDITOR FUNDADOR DE INTERCIENCIA

Interciencia, vol. 45, núm. 7, pp. 306-308, 2020

Asociación Interciencia

MARCEL ROCHE, EL EDITOR FUNDADOR DE INTERCIENCIA

Hace 46 años la Asociación Interciencia fue fundada en Recife, en 1974, y registrada como tal en la ciudad de Caracas en 1975. Entre las primeras decisiones de sus integrantes estuvo la creación de Interciencia, una revista orientada a estimular “la investigación científica, su uso humanitario, y el estudio de su contexto social, especialmente en América Latina y el Caribe, así como a fomentar la comunicación entre las comunidades científicas y tecnológicas de América”. Se publicaría en español, inglés y portugués.

La responsabilidad de organizarla y ponerla en marcha se le dio al venezolano Marcel Roche Dugand (Caracas 1920 - Miami 2003), un científico de dilatada carrera tanto en el ámbito científico como en la política científica de la región. Fue su editor desde 1976 hasta 1999.

Roche egresó como médico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins en 1946; realizó el internado y la especialización (1946-1948) en instituciones norteamericanas. Regresó a Venezuela a principios de la década de 1950, ejerciendo por poco tiempo la medicina, dedicándose luego a la investigación biomédica sobre las anemias rurales y el bocio endémico. Su actividad en el campo de la política científica y tecnológica abarcó desde la organización del Instituto de Investigaciones Médica de la Fundación Luis Roche (1952-58), el ejercicio de la Secretaría General de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (AsoVAC; 1958), la organización y dirección del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC; 1959-69), la dirección como primer Presidente al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT; 1969-72), y la fundación del Centro de Estudios de la Ciencia en el IVIC (1976) para albergar los Estudios Sociales de la Ciencia (ESC). Fue representante del país y asesor en diversas instituciones regionales e internacionales vinculadas con la ciencia, como la Universidad de las Naciones Unidas, la UNESCO, la OMS y la OPS. Fue integrante por derecho propio del Movimiento Pugwash, siendo parte de su Consejo Consultivo (1976-1986).

En medio de esa vasta actividad de investigación, de gerencia y política científica, Roche usó la palabra escrita para comunicar la ciencia en sus más variadas dimensiones: presentar resultados de la investigación biomédica y de ESC, marcar la pauta de valores y conducta de nuevas instituciones como el IVIC y el CONICIT, y divulgar la ciencia, siendo por esto último reconocido con el Premio Kalinga de la UNESCO en 1987.

Roche el editor fundador de Interciencia, ha dejado su huella como hombre de dos culturas. La portada de la revista, que reproduce en cada número la obra de arte de un autor de las Américas, se ha constituido en uno de sus sellos distintivos; y se une al contenido de los artículos de investigación mostrando como la ciencia y el arte pueden estar hermanados.

Durante años, Interciencia tuvo su sede editorial en Caracas, permitiéndome ser testigo de los primeros años de la revista, el afán para atraer buen material científico, el proceso del arbitraje y el ubicar a la revista en un buen ranking, lo cual no solo se lograba gracias a que la revista saliera a tiempo, sino que los artículos publicados tuvieran calidad y visibilidad. De hecho, la revista constituyó una escuela de aprendizaje para los editores asociados. Desde antes de retirarse Roche en 1999, Interciencia era reconocida.

El financiamiento de la revista fue un factor que siempre preocupó a Roche; en sus primeros años Venezuela, a través del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT), aportó junto con la institución equivalente de México una parte sustancial de los fondos requeridos, que se completaban con los obtenidos por la suscripción; luego, otras instituciones latinoamericanas, norteamericanas y canadienses contribuyeron a ello. Hoy en día, Interciencia se enfrenta a la realidad de conseguir financiamiento seguro y estable, o perecer. Esperamos que este año centenario del nacimiento de Marcel Roche, su editor fundador, sea posible hallar una vía para que Interciencia siga siendo una alternativa de publicación para la comunidad de investigadores de la América Latina y el Caribe.

MARCEL ROCHE, THE FOUNDING EDITOR OF INTERCIENCIA

Forty six years ago, in 1974, the Interciencia Association was established in Recife, and registered as such in Caracas, in 1975. Among the first decisions of its members was the creation of Interciencia, a journal oriented to stimulate “scientific research, its humanitarian use, and the study of its social context, specially in Latin America and the Caribbean, and to promote communication between the scientific and technological communities of the Americas”. It was to be published in Spanish, English and Portuguese.

The responsibility of organizing it and get it started was given to Marcel Roche Dugand (Caracas 1920 - Miami 2003), a Venezuelan scientist of extensive career both in the scientific sphere as well as in science policy in the region. He remained its editor from 1976 to 1999.

Roche graduated as physician at the Johns Hopkins University Medical School in 1946, and pursued his residence and specialization in North American institutions. He returned to Venezuela at the beginning of the decade of 1950, worked in the medical practice for a short time and thereafter dedicated himself to biomedical research, studying rural anemias and endemic goiter. His activity in the field of scientific and technological policy covered from the organization of the Instituto de Investigaciones Médicas of the Luis Roche Foundation (1952-58), holding the office of General Secretary of the Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (AsoVAC; 1958), the organization and direction of the Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC; 1959-69), the direction as first President of the Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT; 1969-72), and the foundation of the Center for the Studies of Science at IVIC (1976) to harbor the Social Studies of Science (SSS). He represented the country and served as advisor in several regional and international institutions related to science, such as the United Nations University, UNESCO, WHO and PAHO. He became a member of the Pugwash Movement and was part of its Board of Directors (1976-1986).

In the midst of this vast scientific research, management and policy activity, Roche employed the written word to communicate science in its most varied dimensions: to present results of biomedical research and of SSS, to set the pace of values and behaviors of new institutions such as IVIC and CONICIT, and to disseminate science, having been recognized for the latter with the UNESCO’s Kalinga Prize in 1987.

Roche the founding editor of Interciencia has left his fingerprint as a man of two cultures. The cover of the journal, where a work of art by an artist of the Americas is reproduced in each issue, has become one of its distinctive features; and it merges with the contents of research papers showing how science and art can be in brotherhood.

For years the publishing office of Interciencia was in Caracas, allowing me to be witness of the initial years of the journal, the eagerness to attract good scientific material, the refereeing process and placing the journal in a good ranking, which not only was achieved by a punctual release of the journal, but by papers being of quality and having visibility. In fact, the journal became a learning school for the associate editors. Well before his retirement in 1999, Interciencia was recognized.

Funding the journal was a problem that always bothered Roche; in its initial years Venezuela, by way of CONICIT, provided together with the equivalent institution from Mexico a substantial part of the required amounts, which were completed with those obtained through subscriptions; later, other Latin American, North American and Canadian institutions contributed. Nowadays, Interciencia faces the reality of obtaining reliable and stable funding, or perishing. We do hope that in this year, the centenary of the birth of Marcel Roche, its founding editor, a way could be found for Interciencia to continue being a publication alternative for the community of researchers of Latin America and the Caribbean.

MARCEL ROCHE, O EDITOR FUNDADOR DE INTERCIÊNCIA

Há 46 anos, em 1974, a Associação Interciência foi fundada em Recife, e registrada como tal na cidade de Caracas em 1975. Entre as primeiras decisões de seus integrantes está a criação de Interciência, uma revista orientada a estimular “a investigação científica, seu uso humanitário, e o estudo de seu contexto social, especialmente na América Latina e o Caribe, bem como a promover a comunicação entre as comunidades científicas e tecnológicas de América ̋. Seria publicado em espanhol, inglês e português.

A responsabilidade de organizá-la e implementá-la foi atribuída ao venezuelano Marcel Roche Dugand (Caracas 1920 - Miami 2003), um cientista de longa carreira tanto no âmbito científico quanto na política científica da região. Ele foi seu editor de 1976 a 1999.

Roche formou-se como médico da Escola de Medicina da Universidade de Johns Hopkins em 1946; realizou a residência e a especialização (1946-1948) em instituições da América do Norte. Ele retornou para Venezuela no início da década de 50, praticou a medicina por um período curto e logo dedicou-se à investigação biomédica sobre as anemias rurais e o bócio endêmico. Sua atividade no campo da política científica e tecnológica abrangeu a organização do Instituto de Investigações Médica da Fundação Luis Roche (1952-58), o exercício da Secretaria Geral da Associação Venezuelana para o Avanço da Ciência (AsoVAC; 1958), a organização e direção do Instituto Venezuelano de Investigações Científicas (IVIC; 1959-69), a direção como primeiro Presidente ao Conselho Nacional de Investigações Científicas e Tecnológicas (CONICIT; 1969-72), e a fundação do Centro de Estudos da Ciência no IVIC (1976) para abrigar os Estudos Sociais da Ciência (ESC). Ele foi representante do país e assessor em diversas instituições regionais e internacionais vinculadas à ciência, como a Universidade das Nações Unidas, a UNESCO, a OMS e a OPS. Ele foi membro por direito próprio do Movimento Pugwash, fazendo parte de seu Conselho Consultivo (1976-1986).

No meio de essa vasta atividade de investigação, de gestão e política científica, Roche usou a palavra escrita para comunicar a ciência em suas mais variadas dimensões: apresentação de resultados da investigação biomédica e de ESC, estabelecimento do padrão de valores e conduta de novas instituições como o IVIC e o CONICIT, e a divulgação da ciência, isto último lhe valeu o reconhecimento da UNESCO em 1987 com o Prêmio Kalinga.

Roche, o editor fundador de Interciência, deixou sua marca como homem de duas culturas. A capa da revista, que reproduz em cada edição a obra de arte de um autor das Américas, tornou-se uma de suas características únicas; e junta-se ao conteúdo de artigos de investigação nos que mostra como a ciência e a arte podem estar vinculadas.

Durante anos, Interciência teve sua sede editorial em Caracas, permitindo-me ser testemunha dos primeiros anos da revista, a avidez para atrair um bom material científico, opel processo de arbitragem e por colocar a revista em uma posição privilegiada no ranking, o qual era alcançado não apenas pela pontualidade da publicação, mas pelos artigos publicados terem qualidade e visibilidade. De fato, a revista transformou-se em uma escola de aprendizado para editores associados. Antes de Roche se aposentar em 1999, Interciência já era reconhecida.

O financiamento da revista foi um fator que sempre preocupou Roche; nos seus primeiros anos, a Venezuela, por meio do Conselho Nacional de Investigações Científicas e Tecnológicas (CONICIT), e a instituição equivalente do México, contribuíram com uma parte substancial dos fundos necessários, que eram complementados com os obtidos dos assinantes; mais tarde, outras instituições latino-americanas, norte-americanas e canadenses contribuíram para este fim. Hoje, Interciência depara-se com o desafio de encontrar financiamento seguro e estável, ou perecer. Esperamos que, neste ano centenário do nascimento de Marcel Roche, seu editor fundador, seja possível definir um caminho para que Interciência continue sendo uma alternativa de publicação para a comunidade de investigadores da América Latina e o Caribe.

HTML generado a partir de XML-JATS4R por