Desafíos y orientaciones intelectuales de la sociología porteña en el período de entreguerras

Challenges and intellectual orientations of Buenos Aires sociology in the interwar period

Esteban Ezequiel Vila
Instituto de Investigaciones Gino Germani; Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas., Argentina

Desafíos y orientaciones intelectuales de la sociología porteña en el período de entreguerras

Revista Pilquen - Sección Ciencias Sociales, vol. 25, núm. 3, pp. 120-142, 2022

Universidad Nacional del Comahue

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Recepción: 27 Mayo 2022

Aprobación: 03 Agosto 2022

Resumen: Este artículo estudia el devenir de las cátedras de sociología de las Facultades de Filosofía y Letras y Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires durante los años 1920-1940. Luego de finalizada la sociología del Centenario, que contó con intelectuales de fuste como Ernesto Quesada, Juan Agustín García y Leopoldo Maupas, y antes de la renovación iniciada en 1940 por Gino Germani, la sociología porteña entró en una crisis que la hizo perder su centralidad a nivel nacional. Por este motivo, el texto se centra en reconstruir las trayectorias y orientaciones intelectuales de los docentes a cargo de las cátedras de la Universidad: Ricardo Levene y Justo Prieto. El contraste entre ambos profesores mostrará que, mientras en la Facultad de Filosofía y Letras se aprecia una importante actualización de las tradiciones sociológicas, en Ciencias Económicas se mantuvo un programa de enseñanza de la disciplina ajustado a los parámetros positivistas y evolucionistas de finales del siglo XIX.

Palabras clave: Sociología, Universidad de Buenos Aires, Entreguerras.

Abstract: This article studies the becoming of the sociology chairs of the Faculties of Philosophy and Arts and Economic Sciences of the University of Buenos Aires during the years 1920-1940. After the end of the sociology of the Centenary, which featured leading intellectuals such as Ernesto Quesada, Juan Agustín García and Leopoldo Maupas, and before the renewal begun in 1940 by Gino Germani, Buenos Aires sociology entered into a crisis that made it lose its centrality at the national level. For this reason, the text focuses on reconstructing the trajectories and intellectual orientations of the professors in charge of the University chairs: Ricardo Levene and Justo Prieto. The contrast between both professors will show that, while in the Faculty of Philosophy and Arts an important updating of the sociological traditions is appreciated, in Economic Sciences a teaching program of the discipline was maintained adjusted to the positivist and evolutionary parameters of the end of the 19th century.

Keywords: Sociology, University of Buenos Aires, Interwar.

INTRODUCCIÓN

La historia de la sociología en la Universidad de Buenos Aires durante el período de entreguerras ha sido poco estudiada. Un manto de oscuridad se extiende entre la sociología del Centenario, que contó con intelectuales de fuste en las Facultades de Filosofía y Letras (FFyL-UBA) y Derecho y Ciencias Sociales (FDCS-UBA) como Ernesto Quesada, Juan Agustín García o Leopoldo Maupas, y la sociología científica, que nace con las primeras investigaciones empíricas de Gino Germani en el Instituto de Sociología fundado en 1940.

En otros trabajos (por ejemplo, Pereyra 2000), se ha demostrado que los sociólogos argentinos de principios de siglo XX se caracterizaron por su creencia en el progreso indefinido, siendo la misión de la sociología constituirse en una guía científica para promoverlo. En particular, fueron la cuestión social, producto del aluvión inmigratorio de ultramar, y la democracia, impulsada por la ley Sáenz Peña, los principales temas sobre los cuales la sociología debía pronunciarse. Estos primeros acercamientos al estudio de los fenómenos sociales tuvieron lugar en un contexto donde el positivismo fue la perspectiva dominante (Soler 1968).

Sin embargo, la Primera Guerra Mundial, que marca el final del “largo siglo XIX”, fue un hecho determinante para las modificaciones sustantivas que sufrieron las ideas, perspectivas y problemas sociológicos vigentes en Argentina hasta ese momento. A partir de este acontecimiento, el progreso adquiriría límites precisos y las verdades que hasta entonces se sostenían sin reservas comenzarían a desvanecerse. De esta forma, se pusieron en entredicho varios conceptos claves como “el de absoluto (sobre todo el de la Razón, con mayúsculas), el de civilización (y la idea matriz de progreso que la había animado) y el genérico sujeto liberal” (Funes 2006: 75).

Por su parte, la Reforma Universitaria de 1918, en coincidencia con el fin de la Gran Guerra, aunque no tuvo el mismo impacto en Buenos Aires que en Córdoba, marcaría un quiebre en la historia institucional de la sociología en la capital del país. Entre sus consecuencias más importantes, se cuentan los alejamientos de las cátedras de sociología de sus profesores más relevantes. Leopoldo Maupas ya había renunciado a su cargo en la FDCS-UBA en 1915 e hizo lo mismo con el de la FFyL-UBA en 1921; Juan Agustín García dejó la FDCS-UBA en 1918 luego de ser designado Interventor de la FFyL-UBA; y Ernesto Quesada abandonó no sólo la universidad sino también el país luego de 1921.

Esto puso en un serio entredicho el emplazamiento de la sociología porteña en el contexto nacional, sobre todo cuando se la compara con la magnitud de los trabajos sociológicos desarrollados en Córdoba. Este desplazamiento del eje productivo supuso que las discusiones en torno a lo que significaba la disciplina, su sentido y el quehacer de los sociólogos, tendieron a situarse en la casa de estudios superiores de la ciudad mediterránea durante el período de entreguerras (Vila 2021). Además, si se tienen en cuenta las publicaciones de José Oliva y José María Rosa, titular y suplente, respectivamente, de la cátedra de Sociología de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral, esta crisis queda aún más en evidencia (Escobar, 2016).

Por lo tanto, la sociología en Buenos Aires dejaría de ser objeto de reflexiones del calibre que se habían conocido hasta poco tiempo atrás. En la FFyL-UBA, Quesada dedicaría sus últimos años a la divulgación de la obra de Oswald Spengler, La decadencia de Occidente (1918), a la cual accedió a partir de su vínculo con Leonore Deiters, su segunda esposa. Por su parte, el cierre de la cátedra de la FDCS-UBA luego de la Reforma obstaculizó un importante canal de difusión de conocimientos sociológicos.

En este contexto, Ricardo Levene, suplente de la cátedra de la FFyL-UBA desde 1911, sería el único heredero de la primera generación de sociólogos porteños. Su escasa producción de trabajos sociológicos es un indicador de la crisis que atravesó la sociología de Buenos Aires en estos años, debiendo esperar hasta las primeras intervenciones de Germani a comienzos de la década de 1940 para recobrar la importancia que había tenido a principios de siglo.

Sin embargo, a pesar de esta merma en la producción sociológica porteña, durante las décadas de 1920 y 1930 la UBA dio cuenta de importantes debates sobre

la profesionalización de las carreras, reformulación de los planes de estudio a la luz del reformismo, vinculaciones de la Universidad y sus centros con otros espacios científicos y redes en el exterior, y profundización de vías de reclutamiento hacia otros poderes del Estados y la diplomacia que, a través de la ruta de determinados hombres públicos y docentes de las Facultades, (…) [produjeron] procesos de intersección más complejos en torno a la universidad y la política (Lida y López 2021: 7).

En el plano de las ideas, en esta época tuvo lugar una amplia difusión del pensamiento filosófico de José Ortega y Gasset. Durante poco más de dos décadas la “nueva sensibilidad” que implantó su “filosofía de la conciencia”, apoyada en Henri Bergson y Edmund Husserl, se constituyó en una línea de reflexión relevante para los intelectuales vernáculos. En Buenos Aires, Alejandro Korn se destacó por el impulso de esta filosofía antipositivista, desarrollando una importante actividad intelectual e institucional en la FFyL-UBA.

Con cierto retraso en relación a la filosofía, los sociólogos locales también darían a conocer trabajos enmarcados en esta corriente de pensamiento. Por intermedio de las traducciones de la Revista de Occidente, empresa editorial de Ortega y Gasset, fueron difundidos sociólogos del medio alemán como Georg Simmel, Alfred Vierkandt, Leopold Von Wiese, Max Weber, entre otros (Blanco 2007). En este sentido, aunque las publicaciones más importantes sobre las novedades del medio alemán fueron de los sociólogos cordobeses, es decir, Raúl Orgaz y Alfredo Poviña, en Buenos Aires Levene también dio a conocer varios de estos trabajos a través de sus clases e, incluso, llegó a prologar un libro de Vierkandt (Levene 1934).

A su vez, estas recepciones de nuevos autores dan cuenta de una reorientación en relación a la primacía que la sociología francesa tuvo en el período previo (Pereyra y Vila 2019). Sin embargo, como se verá más adelante, durante estos años los sociólogos franceses siguieron siendo los más importantes para la enseñanza de la sociología en la FFyL-UBA. En la etapa analizada, la sociología argentina se convirtió en un espacio plural en el cual se expandieron de manera progresiva las sociologías alemana y, en menor medida, norteamericana y donde las lecturas cruzadas se influyeron mutuamente. Entonces, a pesar de su mengua en cuanto a la publicación de trabajos, la FFyL-UBA no dejaría de ser un espacio actualizado en materia sociológica.

No obstante, este no es el caso de la otra cátedra de sociología que, hacia finales del período, se fundó en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (FCE-UBA). Creada en 1936 y puesta en funcionamiento al año siguiente, la materia contaría con Justo Prieto, abogado y político paraguayo, como su primer profesor titular. Como se podrá observar en este trabajo, y a diferencia de su par de Filosofía y Letras, Prieto no impulsaría una modernización del programa de la asignatura durante el tiempo en que estuvo a su cargo.

De esta forma, el objetivo del artículo es rastrear las reorientaciones intelectuales que sucedieron al proceso de descomposición de la generación de sociólogos porteños del Centenario, producto de la crisis desatada por la Gran Guerra, la Reforma Universitaria y el fin del positivismo como perspectiva dominante para estudiar el mundo social. Para esto, se propone un análisis comparativo de ambas cátedras, prestando atención a los orígenes sociales, trayectorias, programas de materias y producciones sociológicas de ambos autores. Por un lado, Ricardo Levene fue el único heredero de la primera pléyade sociológica porteña y el vínculo principal con la sociología científica iniciada luego de 1940. Por el otro, Justo Prieto fue un político exiliado que, si tiene el mérito de haber iniciado la enseñanza de la sociología en la FCE-UBA, lo hizo por un breve período de tiempo y sin llevar adelante una renovación bibliográfica como la realizada por Levene.

En síntesis, las preguntas que guían la pesquisa son las siguientes: ¿cuál fue el derrotero intelectual de Ricardo Levene en relación a la sociología y en qué consistieron sus clases sobre esta materia?; ¿qué dinámica tuvo la cátedra de sociología de la FFyL-UBA en el período de entreguerras?; ¿cuál fue el peso de los sociólogos franceses en la enseñanza de la sociología en la FFyL-UBA en esta época?; ¿cuándo y por qué se fundó la cátedra de sociología de la FCE-UBA?; finalmente, ¿quién fue Justo Prieto y en qué consistieron sus clases en los años que estuvo al frente de la materia?

RICARDO LEVENE Y LA SOCIOLOGÍA DE ENTREGUERRAS

No es mucho lo que se conoce al respecto de los primeros años de la vida de Ricardo Levene. Sin embargo, los comentarios de algunos analistas revelarían que este intelectual, que nació en Buenos Aires en 1885, era hijo de inmigrantes de sectores medios que vieron en la educación superior un canal de movilidad social ascendente. Según María Sáenz Quesada (2012: 517) Levene “era hijo de gringos”, y Manuel Gálvez (2003: 657) señaló que su familia era de origen judío, siendo su padre sastre de profesión.

Sí se sabe que Levene fue un estudiante excepcional que finalizó sus estudios en el Colegio Nacional de Buenos Aires con tan sólo 15 años, y que defendió su tesis de Doctorado en Jurisprudencia en la FDCS-UBA en 1906, cuando apenas había cumplido los 21. Durante sus años de estudiante tuvo una incursión en el periodismo entre 1902-1904, escribiendo artículos sobre temas candentes de la época como la inmigración, los aranceles universitarios, las huelgas estudiantiles, etc., al tiempo que militó brevemente en política apoyando la candidatura presidencial de Carlos Pellegrini.

Luego de su graduación, Levene tuvo un ascenso importantísimo a partir del acceso a diversos cargos de jerarquía a nivel docente e institucional, consolidando su posición hacia la década de 1930. Ejerció desde 1906 hasta finales de los años veinte como profesor del Colegio Nacional y la Escuela Normal N°40 “Estanislao S. Zeballos”. En 1912 fue designado profesor suplente de Introducción al Derecho y las Ciencias Sociales en la FDCS-UBA, materia a cargo de Carlos O. Bunge, y en 1913 accedió a la titularidad de la cátedra de Historia Argentina de la “Sección de Filosofía, Historia y Letras” de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (Rajmanovich 2016).

Precisamente, fue en la UNLP donde alcanzó las posiciones más importantes ya que fue decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE-UNLP) en dos ocasiones (1920-1923 y 1926-1930), institución en la que fundó la revista Humanidades y la Biblioteca de Humanidades en 1921 y el Instituto Bibliográfico en 1926. Ese mismo año creó y dirigió el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires y, al finalizar su segundo decanato, fue elegido presidente de la UNLP por dos períodos consecutivos (1930-1935).

Por fuera del ámbito de la enseñanza, fue asesor letrado de la Dirección General de Vías de Comunicación y jefe del Departamento de Estadística de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en 1915. En 1933 presidió la Comisión Revisora de Textos para la Enseñanza de la Historia y la Geografía y en 1938 promovió la creación de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, de la cual fue presidente hasta 1946. Dos años antes había sido designado vicepresidente de la Comisión del IV Centenario de la Fundación de Buenos Aires junto a Emilio Ravignani, su presidente. Con este último compartió una de sus apuestas intelectuales más importantes, es decir, aquella ligada al oficio de historiador.

Ambos fueron, junto a Diego Molinari, Rómulo Carbia y Luis María Torres, protagonistas principales de la renovación historiográfica de la década de 1920 que Juan Agustín García identificó como la “Nueva Escuela Histórica”. Precisamente, la Junta de Historia y Numismática Americana (a partir de 1938 Academia Nacional de la Historia), de la cual Levene fue presidente entre 1927-1931 y desde 1935 hasta su fallecimiento en 1959, fue un lugar clave de su trayectoria (Heras 1959).

Ahora bien, más allá de esta pluralidad de espacios en los que Levene se insertó, aquí interesa su accionar al frente de las cátedras de Sociología de la FFyL-UBA, donde fue suplente entre 1911-1921 y titular entre 1922-1947, y de la FaHCE-UNLP, donde ejerció la docencia entre 1924-1947. Estos fueron los lugares clave de su trayectoria en vínculo con la sociología, además de lo que concierne a su rol como fundador y director del Instituto de Sociología entre 1940-1947, aunque esto corresponde al período posterior. Es entonces en su labor dentro de las cátedras donde puede rastrearse la forma en que se relacionó con la disciplina durante los años que contempla este artículo.

Sin embargo, fue antes de su ingreso a la cátedra de la FFyL-UBA que Levene dio a conocer sus trabajos sociológicos, de los cuales aquí se destacan dos. El primero es el libro Leyes Sociológicas (1907), donde indicaba que la sociología había conseguido determinar la existencia del fenómeno social, imprimiéndole un carácter distintivo de los objetos de las otras ciencias sociales y, en este sentido, estaba en condiciones de instituir relaciones constantes entre causas y efectos, con el fin del establecimiento de leyes.

Luego, pasaba revista por una serie de leyes sociológicas sobre varios fenómenos entrelazados como el progreso, la evolución, la coexistencia y la sucesión, la ley del menor esfuerzo, diversas leyes económicas, etc. A su vez, cada una de ellas era atribuida a una larga lista de autores relevantes para la ciencia social de la época: Spencer, Comte, Condorcet, Giddings, Durkheim, Fouillé, Hegel, De Greef, Tarde, Le Bon, Gumplowicz, Worms, Roberty, Ricardo, Malthus, Bentham, Marx y Engels, entre otros.

El segundo texto importante es el que le permitió acceder al cargo de profesor suplente en la FFyL-UBA, Los orígenes de la democracia argentina (1911). Este trabajo está claramente enmarcado en la sociología del Centenario, ya que contiene una serie de reflexiones en torno a las dos problemáticas centrales de las sociedades modernas sobre las cuales la sociología debía expedirse: la cuestión social y la democracia. Era entonces a partir de estos elementos que la sociología adquiría autoridad para aportar al estudio de la “evolución más general” de las instituciones. Para ello, Levene (1911: 216) proponía seguir el método iniciado por Fustel de Coulanges, es decir, una investigación de tipo “positiva e histórica”.

Por largos años, este sería el último trabajo que Levene dedicó a la sociología. Si bien siguió trabajando en la cátedra, con el correr del tiempo su apuesta intelectual más relevante terminaría por ligarse a la historia del derecho. De hecho, en 1936 sería el fundador y primer director del Instituto de Historia del Derecho Argentino de la FDCS-UBA. Esta reorientación intelectual se explica a partir de su interés por vincularse con los grupos de poder de la sociedad porteña que formaban parte de la FDCS-UBA, a diferencia de la FFyL-UBA, espacio cuyo público se reclutaba de las clases medias (Vila 2021).

En efecto, en esta última facultad, y especialmente luego de la Reforma de 1918, tuvo lugar una mutación significativa en la incorporación de su personal docente y técnico, el cual pasó a estar conformado en gran medida por los propios graduados de la institución. En 1924, Coriolano Alberini, quien iniciaba su primer decanato, “señalaba que dicha función no iba a constituir, en su caso, un apéndice del consultorio, del bufete o de la actividad política, sino que formaría parte de su ‘propia y más sincera actividad’” (Buchbinder 1997: 99-100). Para este momento, gran parte del cuerpo de profesores y autoridades de la facultad ya no pertenecía al “diletantismo abogadil” del que renegaba Alberini, siendo que la mayoría vivía de la docencia tanto a nivel secundario como superior.

¿Qué ocurrió entonces con la sociología en la FFyL-UBA luego de la Reforma? A pesar de que se introdujeron modificaciones en los planes de estudio, la materia continuó como obligatoria en el cuarto año en los Doctorados de Historia y Filosofía. Por otro lado, se produjo un intento por impulsar la investigación científica en la universidad, creando dieciséis institutos entre 1921 y 1942. Entre ellos, pueden mencionarse los de Investigaciones Históricas, Literatura Argentina, Filología, Historia de la Civilización, Historia del Arte, Literaturas Clásicas, Filosofía, Historia Antigua y Medieval, Didáctica y Sociología.

Sin embargo, resulta llamativo que aunque la ordenanza para la creación del Instituto de Sociología sea de 1927, siendo Levene el candidato natural a dirigirlo, comenzó sus funciones recién en 1940 (González Bollo 1999). Sin evidencia empírica que permita sostener una respuesta contundente, se conjetura que esta dilación probablemente tenga que ver con: i) las posiciones de poder de Alberini en la UBA;1 ii) su explícito rechazo a la sociología;2 iii) que al momento de inicio de las actividades del Instituto Alberini ya no era decano/vicedecano de la FFyL-UBA; y iv) los vínculos entre Levene y Ravingnani (decano de la FFyL-UBA entre 1940-1943), quienes compartieron varios espacios de socialización, entre los que se destacan la FDCS-UBA y la Academia Nacional de la Historia (Buchbinder 2021).

En lo que respecta a la asignatura, como se ha dicho, todo este período Levene ejerció la docencia tanto en Buenos Aires como en La Plata. La ventaja que otorga esta situación es que, al cotejar los programas de las materias de las dos universidades, se corrobora la identidad de los contenidos impartidos en ambas instituciones. A su vez, se conserva un testimonio al respecto de la labor docente de Levene perteneciente al político guatemalteco Juan José Arévalo, quien llegaría a presidir su país en la década de 1940. Arévalo estudió en la UNLP y cursó con Levene Historia Argentina y Sociología, dejando la siguiente descripción de su profesor:

Su autoridad de decano, su autoridad intelectual, lo revestían de especiales características dentro de la clase. Un poco repulgado en las disertaciones, modulaba las frases como si lo escuchasen multitudes y procedía por premisas que gustaba repetir (…). Utilizaba gomina en su peinado, con raya al medio; se frotaba las manos mientras explicaba. Solían llevarle una taza de mate cocido, que sorbía de vez en cuando. No miraba a nadie: miraba al fondo, hacia lo alto, al infinito, para mejor estar en trance por invocación (…). Un poco acartonado, mantenía, sin embargo, plena autoridad por sus pasiones de investigador. Años después será mi profesor en sociología y pondrá en mis manos los textos de Simmel y de Durkheim, pero también los de Sarmiento y Alberdi (Arévalo 1974: 146-147).

La mención a Durkheim no resulta secundaria, ya que su escuela fue de suma relevancia en las clases de Levene. Es más, en 1928 ofició como presentador de uno de sus miembros, Célestin Bouglé, en ocasión de la visita al país, cuando dictara una conferencia en la FaHCE-UNLP. Sin embargo, en esta presentación Levene indicó que a pesar del mérito que podía atribuirle a la Escuela Francesa de Sociología, no adhería a las conclusiones de Durkheim y sus discípulos,

pues mucho tendría que exponer en la crítica, dirigida especialmente a no admitir esta especie de divinidad de la sociedad, como única fuente de toda la vida, y especialmente ante la necesidad de reconocer el valor activo de la vida del individuo pues que lo social no se opone a lo individual sino que se funden en una nueva síntesis (Levene 1929: 22).

A partir de esta cita, sumada al mencionado prólogo al libro de Vierkandt, varios autores han afirmado la adhesión de Levene al antipositivismo. Sin embargo, como ha indicado Rajmanovich (2016), esto es un error producto de un análisis superficial. Con sólo echar un vistazo a los programas de la asignatura, se vuelve evidente el influjo de la sociología francesa durante todo el período que aquí se aborda e, incluso, hasta su alejamiento de las cátedras de sociología en 1947. Así, esta influencia “resulta más elocuente al advertir las referencias a casi toda la obra de Durkheim y el empeño por presentar a algunos de sus discípulos tales como Maurice Halbwachs o Charles Blondel” (González Bollo y Rodríguez 1996: 5).

En efecto, en los programas de sociología de la década de 1920 se pueden observar muchas referencias a los libros de Durkheim y, en el decenio siguiente, abundante bibliografía de sus discípulos, a quienes aquí se denominará “durkheimianos”. Esta categoría refiere tanto a Durkheim como a sus continuadores nucleados en torno a L’Année Sociologique, su órgano difusor. Steiner (2003: 15) reconstruye los aportes a la revista realizados por este grupo que, sin ser homogéneo, tenía en común el interés por impulsar una sociología científica.3 Por cierto, los textos de estos autores comenzaron circulando en el ámbito local en francés y, progresivamente, se incorporaron traducciones al castellano (Cataño 1998).

De esta manera, luego de la suspensión de Levene en 1931,4 se ha observado que en el programa de 1932 “de las ocho bolillas la mitad referían a la escuela creada alrededor del fundador de L'Année Sociologique” (González Bollo y Rodríguez 1996: 5). No obstante, esta afirmación resulta un poco exagerada ya que también aparecen autores franceses “no durkheimianos”. En esta categoría ingresan miembros de otras tradiciones que compitieron con Durkheim por el liderazgo de la sociología en Francia, como la sociografía de Frédéric Le Play, el organicismo de René Worms o la interpsicología de Gabriel Tarde; intelectuales con relaciones fluctuantes con los “durkheimianos”, como Gaston Richard, Lucien Lévy-Bruhl o Marcel Déat; críticos de la teoría de Durkheim, como Simon Deploige, Henri Berr o Dominique Parodi; e incluso quienes reivindicaron su escuela sin formar parte de ella, como Armand Cuvillier (Cuadro 1).

Distribución  de autores por nacionalidad (Programas Sociología FFyL-UBA y FaHCE-UNLP)
Cuadro 1.
Distribución de autores por nacionalidad (Programas Sociología FFyL-UBA y FaHCE-UNLP)

*Para el año 1924 sólo se ha utilizado el programa de la FaHCE-UNLP ya que faltan los correspondientes al período 1922-1924 en la FFyL-UBA. El programa de 1926 falta en ambas instituciones. De 1928 sólo se conserva el del profesor suplente de la cátedra, Alberto J. Rodríguez.

**En el programa de 1941 no consta la bibliografía.

***Esta categoría incluye españoles, ingleses, italianos, rusos y varias nacionalidades latinoamericanas.

(Programas Sociología FFyL-UBA y FaHCE-UNLP)

Si se observa el Cuadro 1 podrá comprobarse que, del total de autores que Levene utilizó como lectura obligatoria para su materia, alrededor de un tercio fueron de nacionalidad francesa y, entre estos últimos, si bien la mayoría eran “durkheimianos”, no superan a los “no durkheimianos” por un número significativo, aunque su importancia relativa fue en aumento. Los porcentajes para cada período serían: 48% “durkheimianos” y 52% “no durkheimianos” entre 1924-1930; 46,5% y 53,6% entre 1932-1935; 60% y 40% entre 1936-1940; y 69,2% y 30,8% entre 1942-1947. Por esta razón, el peso real de la Escuela de Durkheim se aprecia mejor si se toma en cuenta no la cantidad de autores pertenecientes a ella, sino el volumen de textos redactados por sus miembros que formaron parte de la bibliografía de la materia.

Distribución  de citas bibliográficas acumuladas por nacionalidad
Cuadro 2.
Distribución de citas bibliográficas acumuladas por nacionalidad
(Programas Sociología FFyL-UBA y FaHCE-UNLP)

En el Cuadro 2 el peso de los sociólogos franceses se eleva de manera sensible, aventajando de forma ostensible a las otras nacionalidades. En rigor, prácticamente la mitad de los textos propuestos en los programas de Levene pertenecían a autores nacidos en Francia y, entre ellos, la mayoría eran de miembros de la Escuela de Durkheim. Tal como puede apreciarse en el desglose entre “durkheimianos” y “no durkheimianos”, luego del retorno de Levene a la cátedra de sociología en 1932 los primeros nunca fueron menos de dos tercios de las referencias francesas (42% entre 1924-1930; 94,3% entre 1932-1935; 69,9% entre 1936-1940; 74,3% entre 1942-1947). Trasladado al conjunto de la materia, puede afirmarse que desde la década de 1930 los “durkheimianos” constituyeron un tercio de la asignatura, llevándose los siguientes porcentajes de las referencias: 18,7% entre 1924-1930; 45,5% entre 1932-1935; 33,9% entre 1936-1940; y 32,6% entre 1942-1947.

En definitiva, aunque la escuela durkheimiana no fue lo único enseñado, ya que desde mediados de la década de 1920 Levene incorporó de forma progresiva autores como Simmel, Stammler, Weber, Vierkandt, etc., lo cierto es que los sociólogos franceses fueron los que más peso tuvieron en sus clases. Tal es así que Poviña (1932: 576) llegó a decir que Levene era un representante local de la sociología francesa, dado que en su cátedra la estudiaba “casi exclusivamente”, por lo que “más de la mitad de la parte teórica de su programa (…) está dedicada a la concepción de Durkheim y de su escuela (...). Dedica pequeña parte a la corriente alemana y en su programa no figura ningún pensador norteamericano”. En este sentido, debe resaltarse que, aunque no fuera por intermedio de textos propios, Levene se mantuvo actualizado respecto de las novedades de la sociología internacional.

En síntesis, a pesar de la importante merma productiva de la sociología en la capital del país durante el período 1920-1940, puede observarse un interesante aggiornamiento de su enseñanza en la FFyL-UBA. Si bien Levene no apostó por la sociología, llevó a cabo una importante labor de modernización bibliográfica que comenzaría a rendir sus frutos después de la fundación del Instituto de Sociología en 1940. Esto marca una diferencia importante con respecto a la cátedra de sociología de la FCE-UBA que, como se apreciará en el próximo apartado, manifiesta un acentuado anacronismo respecto de los autores enseñados.

LA ENSEÑANZA DE LA SOCIOLOGÍA EN LA FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

La FCE-UBA fue fundada en 1914 por la Ley 9.254, la cual contemplaba que se organizara esta institución sobre la base del Instituto Superior de Estudios Comerciales. Desde sus orígenes, el plan de estudios de la facultad realizaba una distribución de asignaturas en ciclos (matemático, técnico industrial y rural, técnico comercial, económico y jurídico), ninguno de los cuales estaba sólo orientado a los conocimientos teóricos de la materia, sino también a las necesidades del país con el fin de formar “hombres de Estado”. Las carreras que se ofrecían eran las de Administración, Contador Público, Consular, Profesor en Ciencias Económicas y Comerciales y el Doctorado en Ciencias Económicas, teniendo este último como finalidad la capacitación “para el desempeño de los altos cargos de la banca y del comercio” (Facultad de Ciencias Económicas [Plan de estudios, Ordenanzas, Reglamentos] 1915:25).

Fue en el quinto año del doctorado, a partir de la sanción del plan de estudios de 1936, que se estableció como requerimiento para la obtención del título la aprobación de una materia de sociología. Según consta en el Digesto de la FCE-UBA correspondiente a dicho año:

Con la aprobación del trabajo de investigación correspondiente al quinto año, se reputará cumplida la condición exigida por el artículo 86 in fine del Estatuto; pero para obtener el grado de Doctor en Ciencias Económicas, el egresado deberá justificar haber aprobado la materia SOCIOLOGIA en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (Digesto Facultad de Ciencias Económicas 1936:444, énfasis en original).

Sin embargo, en el Suplemento N°1 del Digesto de la Facultad de Ciencias Económicas (1938: 10) del año siguiente se realizaba un agregado al mencionado artículo “in fine”. Allí se establecía que “cuando funcione en la Facultad de Ciencias Económicas, un curso libre de Sociología, los alumnos del curso del Doctorado podrán optar por aprobarla en ella, en lugar de hacerlo en la Facultad de Filosofía y Letras”, lo cual era ratificado por el Consejo Superior de la Facultad. El sentido de esta inclusión era explicado del siguiente modo:

En cuanto a la aprobación de la materia Sociología, en la Facultad de Filosofía y Letras, se ha buscado despertar el interés por los estudios humanistas, acercar a los estudiantes de esta casa a un medio distinto y darles así la posibilidad, y aun indicarles la conveniencia de adquirir una verdadera cultura universitaria (...). La preferencia por Sociología se explica por el deseo de limitar, por ahora, la innovación a lo que por parecer, a primera vista, más concordante con la especialización de la carrera, produzca menos desconcierto (Greffier y Laudet 1958: 42).

En este marco se fundó la primera cátedra de Sociología de la FCE-UBA, la cual comenzó a funcionar en 1937 y tuvo a Justo Prieto como su primer profesor. La trayectoria de este sociólogo es por demás interesante. Nacido en Pilar del Ñeembucú en 1897, estudió en el Colegio Nacional de Asunción, graduándose en 1913 y, cinco años más tarde, finalizó el Doctorado en Derecho y Ciencias Sociales en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción (FDCS-UNA). En esta institución ejerció la docencia las cátedras de Sociología, Derecho Civil y Economía Política.

También dio clases en la Escuela Normal, la Escuela Militar y la Escuela Superior de Guerra, aunque sus cargos más relevantes en el mundo académico fueron los de Decano y Rector de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y de la Universidad Nacional de Asunción, respectivamente. A su vez, dirigió los periódicos El Liberal, El País y El Diario, y la Revista de la Facultad de Derecho (Asunción), al tiempo que colaboró con el diario La Prensa de Buenos Aires. En el plano político, militó desde su juventud en el Partido Liberal, llegando a integrar la Junta Municipal de Asunción, para luego acceder a los cargos de Diputado y Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública. Durante la presidencia de Eusebio Ayala, conocido como el “Presidente de Victoria” por su gestión durante la Guerra del Chaco, se le otorgó el Ministerio de Educación y Justicia en 1932, donde permaneció hasta el derrocamiento del gobierno en 1935 (Centurión 1951).

Prieto acompañó al exilio a Ayala y se radicó en Buenos Aires, donde dictaría un curso de sociología durante los años 1937-1939 en la FCE-UBA, la cual editaría su manual Síntesis Sociológica (1937), cuyo prólogo fue escrito por Levene. Además, en Argentina dio a conocer otras obras, entre las que se destacan El sentido social de la cultura universitaria (1942) y una informada y exhaustiva biografía titulada La vida indómita de Auguste Comte (1944). A su vez, realizó algunas colaboraciones para el Boletín del Instituto de Sociología durante los primeros años de la década de 1940.

Debido al escaso tiempo que Prieto fue docente de la materia, es imposible realizar una comparación equilibrada con Levene en términos cuantitativos. En este sentido, debe destacarse que el único programa que se conserva del período en que Prieto estuvo a cargo de la materia no da cuenta de la bibliografía utilizada, aunque entre los temas a tratar en el curso aparecen los nombres de Comte, Spencer, Durkheim y Tarde. Sin embargo, sí es factible reconstruir la orientación general de la asignatura a partir del relevamiento de citas de autores vinculados a la enseñanza de la sociología que se encuentran en el manual mencionado.

Índice onomástico  sociológico ordenado por cantidad de entradas (Síntesis Sociológica, 1937)
Cuadro 3.
Índice onomástico sociológico ordenado por cantidad de entradas (Síntesis Sociológica, 1937)
Programa Facultad de Ciencias Sociales elaboración propia.5

En el Cuadro 3 es palpable el peso del positivismo de mediados del siglo XIX, ya que prácticamente dos tercios de las entradas corresponden a Comte y Spencer.6 Entre los positivistas franceses posteriores a Comte, Durkheim y Tarde, de quienes se recupera su famoso debate, son los mejor ponderados. Por el contrario, autores ajenos a esta tradición, como los alemanes Simmel o Stammler, apenas tienen un par de menciones. Finalmente, entre los sociólogos estadounidenses Ward y Giddings son los únicos mencionados, dejando de lado a Albion Small y Charles Ellwood, quienes también formaban parte de las lecturas locales de la sociología norteamericana.

Si se avanza sobre el texto, se observa una estructura similar a la que podría encontrarse en otros manuales de sociólogos latinoamericanos de comienzos de siglo XX. El libro se divide en tres partes: la primera dedicada a la historia de la sociología, desde los clásicos griegos hasta la actualidad, enfatizando de manera especial las obras de Comte y Spencer; la segunda, “Lógica Sociológica”, aborda el objeto, definiciones, metodologías y divisiones internas de la disciplina; finalmente, la tercera se aboca a indagar en “los dominios de la sociología”, es decir, sus relaciones con otras ciencias como la antropología, la historia, la filosofía de la historia, el derecho, la psicología, etc.

Esta impronta positivista decimonónica se mantuvo en los textos posteriores. Así, en El sentido social de la cultura universitaria (1942) se ensaya una reflexión acerca de la institución universitaria, su organización, su método de enseñanza, los roles de profesor y estudiante y la orientación de los planes de estudio. En la segunda parte del libro se analiza la enseñanza de la sociología en las facultades de derecho y ciencias sociales, mencionando nuevamente a Comte y Spencer como practicantes destacados de la materia.

Por último, en las colaboraciones que realizó en el año 1942 para el Boletín del Instituto de Sociología de Buenos Aires aparece un artículo en tono celebratorio de la figura Ignacio A. Pane, profesor de sociología de la FDCS-UNA, así como de Cecilio Báez y Eusebio Ayala, quienes compartieron la cátedra de Sociología de Asunción. Por su parte, la conferencia “Los problemas generales de la sociología” no profundiza respecto de lo que puede leerse en los capítulos dedicados a la historia de la disciplina publicados en Síntesis Sociológica.

En definitiva, puede concluirse que en estos primeros años de enseñanza la sociología de la FCE-UBA estuvo enmarcada en las discusiones decimonónicas sobre el biologicismo, la raza y el darwinismo social, dejando una pobre imagen de lo que esta disciplina podía ofrecer a los economistas. En 1939 Prieto retornaría a Paraguay para cumplir el rol de Canciller Nacional del gobierno del General José Félix Estigarribia, quien había asumido el mando con apoyo del Partido Liberal, por lo que debió abandonar la enseñanza universitaria. Los vaivenes políticos posteriores lo harían exiliarse nuevamente en Argentina, aunque esto ya forma parte de un momento posterior al cumplimiento de labores docentes en la cátedra analizada.

Sin embargo, fue también en 1939 cuando Alberto Baldrich ingresó como suplente a esta misma cátedra de la FCE-UBA, en la cual lograría la titularidad en 1942. Por razones políticas7 fue forzado a dejar su cargo en 1945, pero una investigación posterior hizo que se terminaran desestimando las acusaciones. En 1947, Baldrich volvería a ejercer la titularidad de la asignatura y fundaría el Instituto de Sociología de la FCE-UBA, contando con Juan Pichón Rivière y José Enrique Miguens como sus ayudantes.

Para este momento, Baldrich ostentaba una prolongada experiencia docente al frente de la cátedra de Sociología de la Facultad de Ciencias Económicas, Políticas y Comerciales de la Universidad Nacional del Litoral. Según Poviña (1932: 576), Baldrich era un representante local de la sociología alemana, ya que la bibliografía de su programa versaba “toda sobre el pensamiento germano sin excepción”. Esto muestra un quiebre importante en la enseñanza de la sociología en la FCE-UBA respecto de lo que podía observarse en la época de Prieto. De hecho, Baldrich se constituiría en “la figura más importante en la sociología universitaria del período peronista” (Neiburg 1998: 195) impulsando, junto con Rodolfo Tecera del Franco, Fernando Cuevillas y el propio Poviña, la enseñanza de una sociología antipositivista en Argentina, aunque esto ya excede el recorte propuesto para el presente trabajo.

CONCLUSIONES

En la Universidad de Buenos Aires la sociología atravesó una crisis durante el período de entreguerras como producto del súbito final del “largo siglo XIX”. El fin de esta época estuvo marcado por la conjugación de tres fenómenos: la Primera Guerra Mundial, la Reforma Universitaria de 1918 y la reacción antipositivista. De este modo, se bajó el telón de una generación de importantes intelectuales porteños abocados al estudio de la ciencia social como Quesada, García y Maupas. Este grupo no tuvo un reemplazo que los equiparara en las Facultades de Filosofía y Letras y de Derecho de Buenos Aires.

De tal forma que Ricardo Levene fue el único eslabón que permanecería firme durante más de dos décadas al frente de la cátedra de la FFyL-UBA, aunque no fue un autor especialmente afecto a la práctica de la sociología, dejando una magra producción en torno a ella. No obstante, este escaso interés no impidió que se actualizara al respecto de las novedades que llegaban del viejo continente, no sólo por lo que muestran los programas de la asignatura, sino también por la monumental cantidad de escritos de su archivo personal.8

Por lo tanto, lo más destacable de la labor sociológica de Levene estuvo relacionado con la consolidación al interior de la FFyL-UBA de una tradición que pregonaba la indagación empírica de los hechos sociales. Según puede apreciarse en la reconstrucción y análisis de los programas de la materia, la enseñanza de la sociología francesa y, particularmente, de la escuela durkheimiana, como contraposición a una tradición alemana que concebía a la sociología como “ciencia del espíritu”, fue probablemente el legado intelectual más relevante dejado por Levene. Por cierto, esto se ligará con su trabajo en el período posterior tanto en términos institucionales como en la formación de discípulos.

La fundación del Instituto de Sociología de la FFyL-UBA en 1940 es un momento bisagra en la historia sociológica local, constituyendo el primer intento de institucionalizar la investigación empírica en la sociología académica y, por lo tanto, un cambio cualitativo en la orientación disciplinar. Por este motivo, la conformación de una tradición empírica en la sociología argentina, la cual pudo desarrollarse cuando las condiciones fueron apropiadas en el período universitario posperonista, no podría haber tenido lugar sin el trabajo docente e institucional de Levene. En este sentido, su relación con Gino Germani, quien liderará dicho proceso, tiene suma relevancia para entender esta reorientación de la sociología.

En contraposición, Justo Prieto estuvo al frente de una materia con bibliografía desactualizada, lo cual se colige del lugar asignado en su manual a los autores mencionados en el último apartado. Abocado al estudio de temas comprendidos en el viejo positivismo decimonónico, Prieto exhibe un importante anacronismo respecto de los avances de la sociología de finales de la década de 1930. Sin lugar a dudas, la falta de actualización de este autor jugó en contra de la institucionalización de la sociología como disciplina científica al interior de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Como tarea pendiente, resta indagar qué tanto condicionó este atraso la labor de Baldrich, Pichon Rivière y Miguens en el marco del Instituto de Sociología de la FCE-UBA durante la década peronista, aunque este problema de investigación ya corresponde a un trabajo futuro.

Referencias

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3. Buchbinder, Pablo.Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Buenos Aires: EUDEBA. 1997.

4. Buchbinder, Pablo. “Entre la historia, la política y las aulas: reflexiones sobre la trayectoria de Emilio Ravignani”. PolHis, Nº25, pp. 44-72. 2021.

5. Cataño, Gonzalo. “Los escritos de Émile Durkheim en español. Reseña bibliográfica”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, Nº81, pp. 151-160. 1998.

6. Centurión, Carlos.Historia de las letras paraguayas. Tomo III. Buenos Aires: Ayacucho. 1951.

7. Digesto de la Facultad de Ciencias Económicas. Buenos Aires: Porter. 1936.

8. Escobar, Luis. “La cátedra de Sociología de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales”.En Hacer Derecho. Reconstrucciones acerca de la relación derecho/ciencias sociales en la FCJS-UNL. Sozzo, Gonzalo. Santa Fe: Ediciones UNL. pp. 185-203. 2016.

9. Facultad de Ciencias Económicas [Plan de estudios, Ordenanzas, Reglamento]. Buenos Aires: Kraft. 1915.

10. Funes, Patricia.Salvar la nación. Buenos Aires: Prometeo. 2006

11. Gálvez, Manuel.Recuerdos de la vida literaria (II). Buenos Aires: Taurus–Alfaguara. 2003.

12. González Bollo, Hernán.El nacimiento de la sociología empírica en la Argentina: El Instituto de sociología, Facultad de Filosofía y Letras (UBA), 1940-54. Buenos Aires: Dunken. 1999.

13. González Bollo, Hernán y Rodríguez, Marta. “Conceptos y objetivos de la obra sociológica de Ricardo Levene, 1906-30”. Noveno Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina. 1996.

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15. Heras, Carlos. “Ricardo Levene (1885-1959)”. Trabajos y Comunicaciones. Nº8. pp. 7-24. 1959.

16. Levene, Ricardo.Los orígenes de la democracia argentina. Buenos Aires: J. Lajouane & Cía. Editores. 1911.

17. Levene, Ricardo. “Notas sobre la escuela sociológica de Durkheim”. Humanidades. Nº19. pp. 19–22. 1929.

18. Levene, Ricardo. “Prólogo”. En Filosofía de la sociedad y de la historia. Alfred Vierkandt. Buenos Aires: Biblioteca de la Universidad Nacional de La Plata. pp. 2-5. 1934.

19. Lida, Miranda y López, Ignacio. “Vida pública y carreras académicas en la Argentina de entreguerras. Trayectorias de profesores de las Facultades de Derecho y Ciencias Sociales y de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires (1920-1940)”. PolHis, Nº25, pp. 3-13. 2021.

20. Neiburg, Federico.Los intelectuales y la invención del peronismo. Buenos Aires. Alianza. 1998.

21. Pereyra, Diego.Antes de Germani. La sociología en la Universidad de Buenos Aires en los albores del siglo veinte. Tesis de Maestría. Universidad de Buenos Aires. 2000.

22. Pereyra, Diego y Vila, Esteban. “Diálogos sociológicos franco-argentinos. Intercambios y apropiaciones de las ideas de Durkheim en los inicios de la sociología en Argentina (1898-1915)”. Nuevo Mundo Mundos Nuevos. 2019. http://journals.openedition.org/nuevomundo/78197

23. Poviña, Alfredo. “La sociología en las universidades argentinas”. Cursos y Conferencias. N°6. pp. 561-589. 1932.

24. Prieto, Justo.Síntesis Sociológica. Buenos Aires: Facultad de Ciencias Económicas. 1937.

25. Rajmanovich, Jacqueline.Gestión y legado del Instituto de Sociología. Un estudio de caso histórico sobre la gestión para el cambio institucional dentro de la Universidad de Buenos Aires (FFyL, 1940-1947). Tesis de Maestría. Universidad Nacional de San Martín. 2016.

26. Sáenz Quesada, María.La Argentina. Historia del país y de su gente. Buenos Aires: Sudamericana. 2012.

27. Soler, Ricaurte. El positivismo argentino. Buenos Aires: Paidós. 1968.

28. Steiner, Philippe. La sociología de Durkheim. Buenos Aires: Nueva Visión. 2003.

29. Suplemento N°1 del Digesto de la Facultad de Ciencias Económicas. Buenos Aires: Porter. 1937.

30. Vila, Esteban. “La apuesta por la sociología. Una reconstrucción de las trayectorias de Ricardo Levene y Raúl Orgaz en perspectiva comparada”. Astrolabio. Nº27. pp. 193-218. 2021.

Notas

1. Alberini fue director de la Revista de la Universidad de Buenos Aires en 1912 y, en los años posteriores, impulsó la candidatura a decano de Alejandro Korn entre 1918-1921, ocupando cargos en el Consejo Directivo de la facultad. Posteriormente, fue vicedecano durante la gestión de Ricardo Rojas (1921-1923), ejerció el decanato en varias oportunidades (1924-1927; 1931-1932; 1936-1940) y, finalmente, el vicerrectorado de la Universidad de Buenos Aires en 1928 y 1940.
2. En la reseña que escribió sobre el libro de Maupas, Caracteres y Crítica de la Sociología (1911), titulada “Psicología y Sociología” (1912), Alberini realiza una dura crítica, negando la cientificidad de la disciplina.
3. Entre los miembros más importantes que formaron parte de los programas de Levene aparecen Georges Davy, Marcel Mauss, Henri Hubert, Paul Fauconnet, François Simiand, Célestin Bouglé, Charles Blondel y Maurice Halbwachs.
4. Comenta Buchbinder (1997: 145-146) que Levene fue separado de su cargo en 1930 “por no haber aplicado, en su calidad de Presidente de la Universidad de La Plata, sanciones disciplinarias a un estudiante que se había manifestado 'en forma irrespetuosa' sobre la intervención de la Universidad de Buenos Aires en una reunión del Consejo Superior de la Universidad que presidía”.
5. Este índice se ha construido teniendo en cuenta a los autores comúnmente asociados a la enseñanza de la sociología en los manuales de comienzos de siglo XX. Se han dejado de lado otros que, aunque son mencionados, se los considera antecedentes de la disciplina como Platón, Aristóteles, Bacon, Descartes, Kant, Hegel, Condorcet, Turgot, Rousseau, etc.
6. Este marcado interés por Comte queda aún más claro teniendo en cuenta que Prieto redactaría en 1944 la ya mencionada biografía sobre el sociólogo montpellierino.
7. Se lo acusó de adherir al nazismo y realizar acciones violentas.
8. En el Archivo Ricardo Levene, perteneciente a la Biblioteca Nacional de Maestros, se encuentran muchos resúmenes de libros y artículos de sociólogos de la época, aunque se trata de notas que seguramente Levene utilizó para la preparación de sus clases.
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