
Recepción: 12 Septiembre 2023
Aprobación: 19 Abril 2024
Resumen: ¿Por qué brókeres persiguen bienes que no pueden cambiar a discreción? Una teoría comprensiva sobre las acciones de brókeres y clientes es ofrecida para responder a dicho interrogante. Al respecto, se sugiere que brókeres persiguen bienes que no pueden cambiar a discreción más a menudo de lo que se cree. Para ello se apela a la noción “comunidades identificantes” y a aspectos que definen a la figura del bróker. Cuatro historias que transcurren entre 1980 y 2015 en barrios populares de un distrito de la periferia de Buenos Aires (Argentina) ilustran los argumentos aquí vertidos. El diseño teórico-metodológico incluyó etnografía en territorio y virtual.
Palabras clave: Brókeres, Comunidades identificantes, Bienes comunes y servicios públicos, Barrios populares, Buenos Aires.
Abstract: Why do brokers pursue goods that they cannot exchange at their discretion? A comprehensive theory about the actions of brokers and clients is offered to answer this question. In this regard, it is suggested that brokers pursue goods that they cannot change at their discretion more often than is believed. To do this, we appeal to the notion “identifying communities” and aspects that define the figure of the broker. Four stories that take place between 1980 and 2015 in popular neighborhoods of a district on the urban periphery of Buenos Aires (Argentina) illustrate those arguments. The theoretical-methodological design included on-line and off-line ethnography.
Keywords: Brokers, Identifying communities, Common goods and public services, Slums, Buenos Aires.
INTRODUCCIÓN
Las primeras acepciones sobre clientelismo se utilizaron para designar una forma de intercambio de favores entre jefes políticos y clientes (Vommaro y Combes 2016). Un tercer actor que ofició de mediador o brókerentre los anteriores se sumó a dicho intercambio tras la ampliación del sufragio, el advenimiento de la política de masas y el crecimiento de la población urbana (Ortiz de Rosas 2017).
Brókerespasaron a ocupar prontamente un rol significativo entre inquietudes de investigaciones centradas en los “microfundamentos”2 del clientelismo (Szwarcberg 2013). El carácter “egoísta” o “moral” de incentivos que orientan acciones de brókeres concentraron una parte significativa del debate (vg. Quirós 2011).
Otra parte significativa de la discusión fue destinada a analizar la incidencia de factores macro sobre el clientelismo u otras estrategias distributivas de parte de partidos políticos o autoridades (Kitschelt y Wilkinson 2012; Weitz-Shapiro 2012; Yıldırım y Kitschelt 2020). Variaciones en la competitividad de regímenes de gobierno, capacidades y formas de organización de estados, rendimientos económicos y desigualdades sociales, étnicas o de género se encuentran entre los factores más analizados (Ibidem).
Explicaciones centradas en microfundamentos y en factores macro a menudo recorrieron caminos separados. Lo propio hicieron estudios inscriptos en distintas tradiciones teórico-metodológicas (Quirós 2011).
Esta investigación se inscribe en una tradición etnográfica y su discusión se circunscribe a una escala micro. Resultados obtenidos, sin embargo, complementan hallazgos relativos a la incidencia de factores macro sobre distintas expresiones del clientelismo.
Aspectos e interrogantes afines a la pregunta que guía este trabajo3, formaron parte de planteos previos. Por un lado, aportes teóricos resultaron de categorías que permitieron eludir dicotomías simplificadoras, tales como el carácter meramente egoísta o moral de incentivos que guían las acciones de brókeres o la oposición entre criterios puramente discrecionales o racional-legales en la distribución de bienes (Ortiz de Rosas 2017; Vommaro y Quirós 2011).
Por otro lado, diversas investigaciones relevaron brókeres persiguiendo bienes comunes y servicios públicos (Álvarez-Rivadulla 2012; Burgwal 1995; Gay 1998; Levitsky, Steven y Wolfson 2003; Zarazaga 2014). Dificultades para excluir del goce de tales bienes a quienes no dan a cambio su apoyo político hizo que algunos trabajos considerasen a los casos relevados como una extrañeza. Para explicarlos se construyeron argumentos ad hoc y para confirmar la regla para la generalidad de los casos se apeló a mecanismos causales excepcionales (Álvarez-Rivadulla 2012; Zarazaga 2014).
Preguntas semejantes a la que guía esta investigación orientaron a otros estudios. “¿Por qué algunos políticos optan por no condicionar la entrega de bienes y servicios al comportamiento político individual de ciudadanos?” orientó a una investigación de mayor escala y particularmente reconocida (Weitz-Shapiro 2012: 568). Cierta compatibilidad entre altos niveles de competencia electoral y compra de votos donde la pobreza también es alta fue uno de los resultados a los que arribó dicha investigación. La preeminencia del clientelismo relacional por sobre la compra de votos en América Latina fue un hallazgo distintivo de otra investigación que compara países y partidos políticos (Yıldırım y Kitschelt 2020).
El presente trabajo reconoce la ascendencia de estudios citados, pero se distingue de muchos de ellos en que funda su argumento en un aspecto teóricamente relevante y empíricamente común a brókeres.
Teóricamente, el brókeres un mediador entre dos comunidades (Merton 1949). Una que compite por cargos electivos, otra que reside en un territorio delimitado. El conocimiento del bróker y su identificación con ambas comunidades es su principal activo y lo que lo constituye como tal.
Empíricamente, el brókersuele ser vecino de sus clientes (Stokes et al. 2013; Zarazaga 2014). De allí su acceso a información preferencial sobre los clientes. De allí también que brókeresy clientes vivan en condiciones semejantes y que gocen o carezcan de acceso a bienes comunes y servicios públicos en similar medida. El principal argumento de este trabajo, consecuentemente, sostiene que brókeres persiguen, más a menudo de lo que se cree, bienes que no pueden cambiar a discreción puesto que no son provistos en cantidades o calidades suficientes en territorios donde residen.
El mencionado argumento se desarrolla más pormenorizadamente en el apartado siguiente. La noción comunidades identificantes (Pizzorno 1985) da soporte teórico al mismo. Otra premisa fundamenta un argumento complementario (Almond y Verba 1989; Downs 1972; Olson 1971).
Cuatro historias de brókeres desarrolladas entre 1980 y 2015 en barrios populares de un distrito4 de la periferia urbana de Buenos Aires, Argentina, sirven para ilustrar los argumentos de este trabajo. Etnografías on-line (Hine 2011), principalmente desarrolladas en Facebook y cadenas de correo electrónico, complementan el trabajo hecho en territorio.
La selección de una jurisdicción ofrece un mayor control sobre variables intervinientes. Características del municipio elegido, además, son compatibles con la compra de votos por favores según hallazgos de estudios citados (Weitz-Shapiro 2012).
Un apartado en el que se desarrollan los argumentos sigue a continuación. La descripción del distrito elegido y de cuatro historias ilustrativas lo suceden. Una discusión que resume los aspectos más salientes de dichas historias viene luego. Una serie de reflexiones generales cierran el artículo.
ARGUMENTOS
Un bróker es un mediador en una tipología compuesta por tres sujetos. Intendentes, concejales o candidatos a cargos electivos tienden a ser referentes empíricos de la categoría jefe político. Habitantes de un barrio o territorio delimitado, generalmente de pocos recursos, tienden a serlo de la categoría cliente.
El bróker se asemeja al jefe político en su identificación con una fuerza electoral y al cliente en la suya con una comunidad territorial. El bróker se distingue de ambos porque no se identifica con una comunidad o grupo de pertenencia, sino con las dos. Su doble identificación otorga sentido a su mediación y figura, y es un elemento que conviene retener.
La residencia de brókeresen territorios donde ejercen su labor política es una regularidad empírica (Stokes et al. 2013; Zarazaga 2014) y también es un aspecto teóricamente relevante (Merton 1949). El territorio compartido entre brókeres y clientes favorece el acceso a información de los primeros sobre las necesidades de los segundos (Ibidem). Dicha información permite a brókeres satisfacer necesidades de clientes con bienes puntuales, obteniendo apoyo político sin incurrir en costos innecesarios (Kitschelt y Wilkinson 2012). Una maquina clientelar es efectiva electoralmente y eficiente para obtener apoyo político a bajo costo, en parte, gracias a la mediación de brókeres (Levitsky y Wolfson 2003).
Bajo dicho esquema, brókeres ofrecen favores discrecionalmente a quienes están dispuestos a dar a cambio su apoyo político y en desmedro de quienes no lo están (Stokes et al. 2013). No hay inconsistencias en semejante planteo, salvo porque brókeres también persiguen “utilidades” que no pueden cambiar a discreción, tales como bienes comunes y servicios públicos (Álvarez-Rivadulla 2012; Burgwal 1995; Gay 1998; Levitsky y Wolfson 2003; Zarazaga 2014).
La idea de sujetos racionales y egoístas que persiguen sus propios intereses en busca de maximizar beneficios y minimizar costos presenta dificultades para explicar lo anterior (Szwarcberg 2013). Estudios fundados en dicha idea también sufren dificultades para explicar por qué un cliente opta por el candidato que indica un bróker en contextos de voto secreto (Medina y Stokes 2007). Investigaciones semejantes igualmente presentan inconvenientes para explicar cómo sujetos racionales y egoístas mensuran el valor de favores de muy diversas cualidades (tales como bienes de consumo, empleos públicos, un ambiente sano, votos, entre otros) en intercambios clientelares (Ibidem).
El apoyo obtenido por jefes políticos a menudo es más ponderado que los favores recibidos por clientes (Stokes et al. 2013). Clientes, bajo esos parámetros, son sujetos menos racionales o egoístas que jefes políticos. Argumentos ad hoc intentan explicar esto indicando que información subóptima no permite a clientes evaluar cabalmente los términos del intercambio al que se someten (Szwarcberg 2013).
Estudios semejantes ofrecen explicaciones sobre la persecución de bienes comunes y servicios públicos de parte de brókeres. Sus explicaciones apelan, la mayoría de los casos, a mecanismos extraordinarios (eg. Álvarez-Rivadulla 2012). De ese modo, convierten a tales persecuciones en las excepciones que confirman la regla. Esta es, brókeres regularmente ofrecen favores que pueden cambiar a discreción.
Un párrafo aparte merece otro tipo de explicación que dio relevancia a aspectos simbólicos (Vommaro y Combes 2016). Dicha explicación, salvo raras excepciones (Auyero 2001), no gozó de mucha consideración. Una mención adicional amerita otro tipo de explicación que asocia el declive del clientelismo o de alguna de sus formas más explícitas con factores macro (Weitz-Shapiro 2012; Yıldırım y Kitschelt 2020). Tal asociación, sin embargo, no logra explicar la persecución de bienes y servicios que brókeres no pueden cambiar a discreción en contextos con presencia de redes clientelares o de factores que promueven su emergencia.
La noción comunidad identificante (Pizzorno 1985), por su parte, permite construir una teoría más comprensiva de acciones de brókeres y clientes. Tal concepto opone una Teoría de la Identificación a fundamentos afines a la elección racional (Ibidem).
Los amplísimos límites otorgados a la categoría “costo” y los limitadísimos márgenes a la de “interés”, “beneficio” o “utilidad” es una de las principales críticas a dichos fundamentos (Hirschman 1986; Pasquino 2011). Costos que incluyen casi todo con excepción de la obtención de utilidades económicas y beneficios tan excluyentes que no incorporan otra cosa más que tales utilidades no permiten comprender un acto tan simple como votar (paradoja del votante- Ibidem).
La búsqueda de maximización de otro tipo de beneficio, como es el poder, por parte de políticos hace de ellos sujetos más que singulares (paradoja del político -Ibidem). Interpretaciones que entienden al poder como un medio para acumular riqueza son excepciones algo simplistas.
La Teoría de la Identificación frente a ello sugiere que el interés de un sujeto por una utilidad, o el valor que otorga a ella, no sigue un parámetro único u objetivo (Pizzorno 1985). Ese interés, en cambio, es resultado de una construcción intersubjetiva con base en una escala de valores compartida por un grupo o comunidad de pertenencia (Ibidem).
Un ejemplo sencillo consiste en una condecoración. El interés de un sujeto por recibirla es comprensible solo en consideración del valor que se le asigna en una escala a la que adhiere una comunidad con la que el individuo se identifica. Otro ejemplo comprensible por quienes forman parte de comunidades científicas consiste en el sistema de publicaciones académicas, ¿cuán difícil es explicar a terceros los recursos invertidos (conocimiento, dinero, tiempo, esfuerzo) en la elaboración de un artículo que, tras un largo período de evaluación, puede ser publicado por una revista a la que se cede el derecho de reproducción y que no ofrece contraprestación económica alguna?
La Teoría de la Identificación tiene otras implicaciones que no serán desarrolladas aquí por temas de espacio. Aplica al problema en cuestión porque brókeres se identifican con dos comunidades, en tanto mediadores de otros sujetos; y porque -recuérdese- el territorio de residencia que brókeres comparten con clientes es una regularidad empírica y un elemento teóricamente relevante.
Dicho territorio es relevante porque favorece la obtención de apoyo político a bajo costo mediante el acceso a información preferencial por parte de brókeres sobre las necesidades de clientes. Aplicando la noción de comunidad identificante, el interés por obtener apoyo político solo adquiere valor dentro un grupo que compite electoralmente.
Ahora bien, si tal relevancia del territorio donde residen brókeres y clientes es aceptada por literatura sobre clientelismo, ¿por qué no lo es el valor de bienes que mejoran las condiciones ambientales y materiales para quienes integran una comunidad que reside en dicho territorio?
A diferencia de literatura sobre clientelismo, la exposición a riesgos ambientales y la nula, escasa o deficiente provisión de servicios públicos fueron destacadas por estudios que tipificaron a los territorios en cuestión como barrios populares (Registro Nacional de Barrios Populares 2020). Si se considera esto último, es consecuente que brókeres persigan bienes comunes y servicios públicos, así como lo es que ofrezcan favores que pueden cambiar a discreción para obtener apoyo político. Este último adquiere valor para grupos que compiten por cargos electivos. Bienes comunes o servicios públicos lo hacen para comunidades circunscritas a territorios afectados por su falta, escasez o mala calidad.
Considerando 1) que brókeres se definen por su pertenencia a ambas comunidades identificantes; 2) que junto a vecinos (clientes o no), residen en barrios populares; 3) que barrios populares se definen por sus problemas de acceso a bienes comunes y servicios públicos; 4) que bienes comunes y servicios públicos afectan en similar medida a todo aquel que reside en un territorio; y 5) que su provisión no permite excluir de su goce a quien no da a cambio su apoyo político: es consistente lógicamente que brókeres persigan bienes que no pueden cambiar discrecionalmente por apoyo político y que lo hagan más a menudo de lo que se cree.
Otro aspecto justifica la persecución de bienes comunes y servicios públicos por parte brókeres. Estos comparten con sus vecinos, sean clientes o no, el interés por acceder a bienes comunes. Sin embargo, gozan de recursos de los que carecen los últimos. Acceso a redes políticas y poder de movilización, propios del rol de mediador, son encuentran entre dichos recursos.
Literatura sobre participación política mostró cómo, cuanto mayores son las posibilidades de alcanzar con éxito una empresa, mayores los motivos para que sujetos participen por ello (vg. Almond y Verba 1989). En ese sentido, brókeres persiguen bienes y servicios que no pueden cambiar a discreción más a menudo de lo que se cree porque tienen más probabilidades que otros sujetos de alcanzarlos con éxito.
Algunos aspectos del distrito elegido se desarrollan a continuación. Luego, cuatro historias ilustran los argumentos señalados.
DISTRITO, POBREZA Y COMPETENCIA ELECTORAL
El conurbano bonaerense es el área donde se halla el distrito elegido. La región presenta altos índices de pobreza y reúne la mayor cantidad de población residiendo en barrios populares de Argentina (INDEC 2023; RENABAP 2020). Inundaciones, falta o deficiente acceso a redes de agua, cloacas, energía eléctrica, entre otros inconvenientes, son característicos de dichos barrios (RENABAP 2020). El distrito aludido, además, tiene indicadores sociales levemente peores al promedio del conurbano bonaerense (INDEC 2023).
A diferencia de otros municipios sensiblemente pobres, el elegido presenta una considerable alternancia política durante el período analizado. Una gestión radical fue sucedida por gestiones peronistas de distintas corrientes. La última de ellas fue vencida por una coalición de centroizquierda que incluyó al radicalismo. La crisis del 2001 diluyó el capital electoral de dicha coalición, sin embargo, el intendente sobrevivió en alianza con el kirchnerismo. Este fue derrotado posteriormente por otra fuerza kirchnerista. El intendente de esta última acompañó un desafío al interior de las filas peronistas y desistió de su identificación con el kirchnerismo. Ante el fracaso de dicho desafío, regresó al kirchnerismo, aunque casi es vencido en elecciones internas y generales.
Las historias que siguen se desarrollan en los barrios San Jorge, Presidente Bianchini y aledaños de dicho distrito.
BÁEZ Y AGUA POTABLE
San Jorge se emplazó sobre un valle de inundación que los vecinos rellenaron con desechos de todo tipo. Dichas características del suelo hicieron casi imposible acceder allí a fuentes naturales de agua en buen estado.
Báez fue un brókerque ganó cierta reputación hacia 1990. Su figura se asoció a la del intendente Marrón (1987-1991). Su máximo esplendor, sin embargo, lo logró entre 1991 y 1999. Las buenas vinculaciones de Báez con áreas del estado local y provincial tuvieron mucho que ver con ello.
A escala local, Marrón fue sucedido por otro peronista –Blanco- que gobernó el distrito por casi dos mandatos (1991-1999). En paralelo, Marrón comandó un importante ministerio provincial. Marrón y Blanco formaron parte de un mismo frente bajo la órbita del entonces gobernador Eduardo Duhalde, ex vicepresidente de la Nación. Tras su paso por la vicepresidencia, Duhalde conservó una fuerte influencia en algunas carteras del estado nacional, además de contar con gran cantidad de recursos económicos usualmente destinados a la ejecución de obras públicas en distritos afines. El ministerio que comandó Marrón fue el que ejecutó la mayoría de esas obras.
Báez reconoció cuánto lo ayudó “el entramado político Duhalde-Marrón-Blanco”, así como la “anuencia del entonces presidente Menem”. Antes, dos de cuatro hitos considerados por Báez como fundamentales para la extensión de redes de agua en San Jorge se lograron durante la gestión municipal de Marrón. La obtención de parte de los materiales necesarios, en primer lugar, y la apertura de una calle que luego permitiría el ingreso de maquinaria pesada para la instalación de una cañería central, en segundo lugar.
El primero de esos hitos fue posible en un contexto macroeconómico complicado y con el municipio como oposición de la fuerza que comandaba el gobierno nacional y provincial. Así lo relata Báez:
Veníamos gestionando el agua con [Raúl Ricardo] Alfonsín de presidente en 1987 […] eran de la Unión Cívica Radical, no nos iban a regalar nada, pero acordamos que si comprábamos los materiales ellos hacían la instalación […] con la crisis hiperinflacionaria no se hizo, tenían otras prioridades y no les convenía beneficiarnos a nosotros que éramos contrarios (Báez 2012).
El tercer hito consistió en la instalación de una cañería central. Para entonces, el peronismo ya había obtenido el ejecutivo nacional y provincial y la empresa de agua potable fue privatizada. Esto último, pese a vaticinar cambios negativos, no perjudicó la iniciativa de Báez gracias a fondos públicos utilizados para comprar a la empresa materiales faltantes. Vecinos del barrio reconocen a Báez la mayor parte de los méritos por ello. Junto a vecinos, Báez encaró “la otra parte del trabajo”. El cuarto hito se basó en el zanjeo del frente de las casas del barrio y en el excavado de un pozo donde cupiera la cañería central:
La otra parte del trabajo fue caminar y hablar con los vecinos para que hagan el zanjeo de su frente. […] Para hacer el pozo de la cañería firmaron veinte hombres y contamos con fondos municipales […] pero algún vivo arregló que la empresa viniera el lunes y esto lo comenzamos un viernes, ¡Quién trabaja un domingo! Al final le pagué la comida a los muchachos y se prendieron […] Pero los muchachos pensaban que iban a cobrar el lunes […] voy el lunes a la mañana y me dicen «no trabajamos porque queremos cobrar» […] llamo a Blanco para que les pagara, me quería matar, pero cobraron. No obstante, me pararon la obra horas y me empecé a preocupar […] Entonces empieza la problemática: ya venían los muchachos de la empresa […] Salgo a hablar con los vecinos para que me den una mano. Ya tenía a los de la empresa empezando y había que zanjear las cuadras siguientes. Gritaba cuadra por cuadra, bastante enojado: «si no hacen el zanjeo no tienen agua» […] ahí varios tomaron conciencia y lo logramos, fue extraordinario (Báez 2013).
Redes de mangueras, desprendidas de la cañería tras su instalación, abastecieron al conjunto de calles y pasillos del barrio. Báez también estuvo tras estas acciones. Su trabajo fue doble: una parte consistió en colaborar con funcionarios públicos, “la otra parte” en hacerlo con vecinos.
Báez ya no es el brókerque solía ser. Sin embargo, continuó siendo la primera referencia frente a imprevistos que pusieron en riesgo el servicio de agua potable hasta 2017. En dos ocasiones fue hallado desarrollando tareas relativas a la manutención del servicio. Ningún encuentro se coordinó con él. En ambos, Báez repitió una frase: “si yo no estoy, los muchachos de la empresa no entran al barrio”. Desde las oficinas de la empresa confirman la versión de Báez: “con sujetos como ellos los empleados se sienten seguros”.
CRACCO Y ENERGÍA ELÉCTRICA
Un gobierno de facto expulsó forzosamente a población de bajos recursos del centro de Buenos Aires hacia la periferia entre 1976 y 1983. Servicios en zonas poco pobladas hasta entonces se hicieron necesarios.
Cracco residía por esos años en Presidente Bianchini, barrio aledaño a San Jorge. Obtener el servicio del tendido eléctrico fue una empresa que le demandó tiempo. Su primer logro consistió en extender irregularmente una línea de cables y postes de luz a lo largo de uno de los principales accesos al barrio:
En 1979, con mi hermano hicimos varias presentaciones en el municipio […] como no nos dieron bola, hicimos una colecta entre vecinos, compramos postes y tiramos cables desde un barrio cercano (Cracco 2017)
El último de cuatro intendentes de facto, ya en el ocaso del gobierno militar, intentó desactivar una serie de conflictos latentes. A sabiendas del liderazgo construido por Cracco recurrió a él. Este prestó sus servicios a cambio del tendido eléctrico:
No importaba quién trajera la luz […] Ellos no tenían consenso, casi no podían ingresar al barrio [...] entonces me vinieron a buscar. No voy a salir a hacerles propaganda, pero gracias a ello me convertí en un actor importante acá porque pude traer la luz (Cracco 2017)
Frente al advenimiento de la democracia, Cracco se convirtió en un referente con un potencial electoral codiciado por políticos locales. Según su versión, recibió ofertas no satisfactorias y culminó abriendo, por cuenta propia, una unidad básica.
Cracco continuó con su cometido en democracia y negoció nuevamente, esta vez con un intendente radical. “Tenía que buscarme a mí para entrar y salir sano del barrio”, dirá. Cuando Marrón llegó a la intendencia, Cracco afianzó su identidad política y fue capaz de extender sus logros y áreas de influencia:
Con Marrón logramos traer y expandir la luz a Presidente Bianchini y alrededores. Siempre que hay elecciones aprovechamos para sacar algo […] no éramos de la misma línea política [...] pero la luz era una mejora para todos y apoyamos a Marrón […] Yo sufrí la falta de luz, no quiero que nadie más del barrio la sufra (Cracco 2017)
Cracco da cuenta de su habilidad para conseguir servicios públicos y obtener, en igual medida, rédito político una y otra vez. Así como Báez, Cracco trae a colación su condición de vecino. Esa condición otorga legitimidad a sus acciones por el barrio, “yo sé qué necesitan los vecinos porque soy uno de ellos” dirá.
Cracco también fue participe necesario en la edificación de la primera escuela pública de la zona y en obtener un servicio de barrido y recolección de residuos. Su desempeño en dicha área le valió el empleo que hoy ostenta en una cartera de higiene urbana.
Cracco supo combinar dichos servicios con favores discrecionales para sus clientes. Hizo lo primero sin perjuicio de lo segundo. La siguiente historia, en cambio, narra el caso de una brókeren tensión. Debe elegir entre satisfacer necesidades del barrio con el que se identifica o poner a salvo su carrera política.
DALLA E INUNDACIONES
Un temporal de dimensiones inusitadas azotó a Buenos Aires en abril de 2013. Tormentas afectaron a vecinos de San Jorge, Presidente Bianchini y barrios aledaños. El desborde de un arroyo que circula por las inmediaciones de varios barrios arrastró consigo descargas cloacales y basura arrojada en él. Dalla era empleada municipal y una vecina damnificada por entonces.
Previamente, Dalla fue protagonista de una protesta que evitó la cancelación de un programa alimentario a niños que acudían a una escuela barrial. Luego, Dalla trabajó afanosamente para conseguir votos a favor del candidato que resultó electo intendente. Entonces obtuvo su empleo público.
Una reunión de una política participativa quincenal del gobierno nacional se desarrolló en Presidente Bianchini a poco de ocurrir la tormenta. Allí asistió Dalla y otros vecinos en busca de soluciones. La asistencia a dicho espacio superó con creces la esperada debido al temporal. El clima de nerviosismo en que se desarrolló la reunión culminó con una promesa de ayuda de parte del coordinador del espacio. Recoger datos de los afectados fue el paso a seguir. Dalla arengó durante todo el proceso a los más alicaídos apelando a la imagen de Cristina Fernández (presidenta de la nación) y del intendente, populares por entonces.
Un anuncio de la presidenta pareció darle la razón a Dalla días después. La aprobación e inminente reglamentación de un decreto que otorgaría ayudas y beneficios económicos se comunicó por cadena nacional.
Un intercambio de correos electrónicos se desarrolló en paralelo en el marco de otro espacio participativo, dependiente del gobierno provincial. Allí se gestó una controversia sobre las responsabilidades de Nación para ofrecer respuestas estructurales que eviten las inundaciones. La postura de funcionarios nacionales que participaban de ambos espacios se impuso en la controversia. Estos pugnaron por esperar las ayudas prometidas y encausar el reclamo por vías institucionales. La memoria emotiva y la buena imagen de la que gozaban la presidenta y el ejecutivo municipal nuevamente fueron parte del discurso. Aun así, manifestaciones de los vecinos dieron cuenta de la fragilidad del acuerdo alcanzado. Dalla señaló:
Este espacio está con la gente, aunque nuestra situación es desesperante. Se enferman los chicos, perdemos lo que tenemos, esto no tiene que ocurrir nuevamente […] Esperamos porque tenemos confianza en la presidenta y el intendente. Queremos soluciones duraderas. Si no las hay, algo habrá que hacer [...] Yo soy empleada pública, si hiciera una protesta tendría problemas con el intendente, pero antes soy vecina (Dalla 2013).
El decreto anunciado se reglamentó días después. Las ayudas, no obstante, no incluyeron a Presidente Bianchini entre las zonas beneficiadas. El malestar se manifestó en una nueva asistencia inusual al programa nacional. Vecinos se anoticiaron por mensaje de texto que se postergaba la reunión una semana “por razones de fuerza mayor” en la puerta del lugar donde debía desarrollarse. Dalla afrontó quejas de sus propios vecinos por falta de soluciones.
Un día después, Dalla encabezó un corte de ruta de seis horas junto a un centenar de vecinos. El corte se organizó con discreción para evitar que otros funcionarios de la propia fuerza política de Dalla “les llenen la cabeza a los vecinos”. Caso contrario, “se empiezan a bajar y chau, pagas los platos rotos y no conseguís nada” (Dalla 2013).
Dalla también pergeñó una estrategia que incluyó la elaboración de un petitorio y una junta de firmas de vecinos. Elaborado por una abogada, dicho petitorio apeló a un discurso de derechos en reclamo de obras estructurales que solucionen las inundaciones. El petitorio fue socializado inmediatamente, a diferencia de las protestas, con el fin de recolectar cuantas adhesiones sean posibles. Entregarlo en dependencias públicas y en la reunión postergada de la política nacional fue el objetivo.
La estrategia de Dalla generó malestar en su propia fuerza política. También motivó un nuevo relevamiento de afectados y la extensión de ayudas a vecinos del barrio. Todo ello se hizo antes de la reunión mencionada. Una nueva controversia, de la que quedaron correos electrónicos como testimonio, versó sobre si entregar o no el petitorio y las firmas recolectadas (ver fotografía I).
Dalla omitió participar de dicha controversia y siguió el curso de acción prefijado. Concurrió a la reunión tras juntar las últimas adhesiones y tras convencer a cuanto vecino para que asista. La convocatoria, sin embargo, no fue tan contundente y el reclamo no prosperó.
El saldo final tuvo claroscuros. Una suspensión sin goce de sueldo durante tres meses pesó sobre Dalla. Esta, sin embargo, recompuso su relación con el intendente y pagó con creces en las siguientes elecciones, contribuyendo con apoyos para su reelección.
Los vecinos, por su parte, obtuvieron beneficios similares a los otorgados por el decreto. No se realizaron obras estructurales y continuaron las inundaciones. Una nueva historia ilustra la posición de otros brókeres frente a nuevas inundaciones.
WALTER Y FABIÁN E INUNDACIONES
Walter y Fabián no participaron de las protestas lideradas por Dalla un año antes. Ambos se encontraron ante la posibilidad de sacar provecho de un nuevo proceso de protestas frente a nuevas inundaciones. “No hay que negar que las protestas son políticas”, reflexionó Walter (2014).
Poco antes del nuevo ciclo de inundaciones, la emergencia del “Frente Renovador” (en adelante FR), nueva fuerza electoral, significó un desafío al “Frente para la Victoria” (en adelante FPV) a cargo del ejecutivo nacional y provincial. Walter y Fabián, en ese contexto, abandonaron el plantel del gobierno municipal como respuesta al ejecutivo local por desertar del FPV y sumarse al FR.
La política participativa nacional mencionada en el relato anterior se convirtió en un espacio de disputa electoral durante este período. Al contrario de la desmovilización que se intentó durante las protestas lideradas por Dalla, en este nuevo proceso dicho espacio funcionó como articulador de demandas. Walter y Fabián canalizaron gran parte del descontento.
Originalmente, surgieron desacuerdos sobre las competencias de cada nivel de gobierno frente a las inundaciones. Una bróker,por ejemplo, manifestó su fastidió frente al reclamo de paciencia de parte de un funcionario de la propia fuerza política:
Hablas porque no te mojas los piecitos […] los vecinos sí nos mojamos. Vos venís y te vas. Yo me tengo que quedar, tengo que seguir viviendo acá y el costo lo pagamos nosotros con enfermedades, con un montón de problemáticas. Eso es lo que tenemos que sufrir nosotros. Como partido, deberíamos estar impacientes, reclamar al municipio si es necesario y hacer cosas por nuestra cuenta también (Candela 2014)
Poco a poco, las posiciones irían confluyendo en un discurso común. Este identificó al estado local como único responsable de las inundaciones. La construcción de una red de brókeresafines al FPV y a diez barrios del distrito, denominada “Red Interbarrial Reconquista” (en adelante Red), aportó su poder de convocatoria a acciones que se desarrollaron entre 2014 y 2015. Durante ese período, la Red se reunió mensualmente en una iglesia equidistante a los barrios más alejados, agotó los canales formales de petición y realizó tres grandes manifestaciones públicas.
La primera manifestación consistió en una campaña que juntó adhesiones a favor de la implementación de soluciones contra las inundaciones e incorporó demandas por otros servicios públicos. El cierre de ese proceso se llevó a cabo con un gran acto al que concurrieron 700 personas (ver volante de convocatoria al acto y fragmento del petitorio). Más de siete mil adhesiones se recolectaron y adjuntaron a un petitorio entregado en las sedes del ejecutivo y legislativo municipal y en la Defensoría del Pueblo de la Provincia. Paralelamente, brókeres de la Red convocaron a medios y apelaron a sus redes sociales para hacer público el reclamo (ver portal de noticias y cuenta de Facebook de Walter).

El ejecutivo municipal, por su parte, continuó indiferente a los reclamos. La Red, sin embargo, logró el apoyo y la visita de representantes de la Defensoría del Pueblo a barrios del área. Un informe sobre los riesgos de inundación y sobre las responsabilidades que competen al estado local y a dependencias provinciales resultó de dicha visita. Posteriormente, la Red efectuó una segunda manifestación con apoyo de la Defensoría (ver imagen Fotografía III).

Dicha manifestación consistió en la realización de una reunión en la puerta del palacio municipal. Allí se leyó el informe elaborado por la Defensoría, se juntaron nuevas firmas y se realizó un abrazo simbólico al palacio municipal (ver Imagen Fotografía IV).

El “abrazo” culminó con la invitación a Walter para reunirse con el director municipal de obras públicas y la obtención de un compromiso municipal de presentar un plan de obras a evaluar por la Red. Dicho compromiso se hizo efectivo dos semanas después. Mientras se desarrollaba una reunión entre brókeresde la red y personal municipal, 400 personas aguardaban los resultados. El testimonio de Walter tras la reunión indicó que funcionarios municipales ofrecieron planos de obras proyectadas con el fin de solucionar inundaciones antes del primer trimestre de 2015 (Fotografía V).

Tan solo una parte de las obras anunciadas se desarrollaron hoy día. La Red perdió capacidad de presión paulatinamente. La intendencia del distrito regresó al entramado del FPV para afrontar las elecciones de 2015. Cierto debilitamiento del FR frente a dichas elecciones cambió el escenario electoral y provocó nuevas rupturas y alianzas al interior de la Red. Walter describió la situación del siguiente modo, “está difícil la mano. No todos estamos en el mismo armado y se mezclan disputas partidarias y personales con el reclamo […] además, somos menos. No nos da para hacer marchas. Igual nos reunimos e intentamos que avancen las obras” (Walter 2017)
Algunos miembros de la Red continúan gestionando obras para sus barrios. Algunos de ellos sufrieron ciertas desavenencias con sus jefes. Otros, en cambio, abandonaron sus reclamos. Sobre estos y otros aspectos se reflexiona en las siguientes secciones.
DISCUSIÓN
Cuatro historias de brókeres persiguiendo bienes comunes y servicios públicos fueron narradas con antelación. Barrios populares de un distrito del conurbano bonaerense fueron escenarios de las anteriores.
Altos niveles de pobreza y una variación que va de medios a altos grados de competencia electoral caracterizaron al municipio elegido durante el período analizado. Cierta compatibilidad fue hallada entre dichas características y la compra de votos por favores (Weitz-Shapiro 2012). Tal hallazgo, sin embargo, resultó de análisis de distritos argentinos de no más de 14.000 habitantes, donde alcaldes prescinden de mediaciones o brókeres y mantienen una relación más directa con su clientela o electorado (Ibidem).
Hallazgos de estudios que destacan la preeminencia del clientelismo relacional sobre la compra de votos en América Latina son, por su parte, más afines a los resultados aquí obtenidos (Yıldırım y Kitschelt 2020). Muestras que incluyeron distritos de áreas de conurbación de grandes metrópolis latinoamericanas, tal como el municipio donde las historias precedentes se desarrollaron, dieron fundamento a dichos resultados.
Variaciones en la competitividad de regímenes de gobierno, capacidades y formas de organización de estados, rendimientos económicos y desigualdades de diversa índole son factores macro que fueron encontrados compatibles al auge o declive del clientelismo en algunas de sus formas (Ibidem). Condiciones ambientales y materiales de los territorios donde residen brókeres y clientes también deberían ser consideradas según sugiere este trabajo.
Brókeres persiguiendo bienes que no pueden cambiar a discreción también fueron relevados por otros trabajos. Pocos prestaron atención a las estrategias empleadas por dichos brókeres. Entre las estrategias observadas, en una prevalece la cooperación con actores estatales y vecinales (véase historias I y II) y en la otra lo hace la confrontación con los primeros y la movilización de los segundos (véase historias III y IV).
Estrategias similares fueron halladas por estudios que analizaron el comportamiento de brókeres en tiempos normales y de crisis (Auyero, Lapegna, y Page Poma 2009). Esto último no fue objeto de interés de la presente investigación, pero amerita un análisis mayor. Cualquiera sea el caso, las estrategias relevadas son consistentes con el repertorio de acciones y recursos (acceso a redes políticas y poder de movilización) que brókeres despliegan habitualmenteen su oficio de mediación.
Distintos cursos de acción fueron revelados en las historias precedentes. Una bróker, en particular, se vio en la necesidad de elegir entre intereses valorados por la fuerza política a la que adhiere y otros ponderados por la comunidad donde reside. La situación contradictoria que afrontó muestra que brókeres no actúan como autómatas. Tal situación puso en evidencia cuán significativa puede ser la decisión política y cuán difícil es predecirla.
Regularidades empíricas y aspectos teóricamente relevantes dan fundamento a la tesis aquí planteada. La vecindad entre brókeres y clientes es un aspecto relevante, pero no en los términos en que los protagonistas de las historias quieren connotar. Brókeres declaman su generosidad o altruismo para con sus vecinos con tanta insistencia como algunas teorías sindican su egoísmo o perversión (Szwarcberg 2013). Categorías que ponen énfasis en aspectos simbólicos y materiales ya criticaron convincentemente aspectos de dicotomías simplificadoras en las que, no obstante, se insiste (Vommaro y Quirós 2011; Ortiz de Rosas 2017). La noción comunidades identificantes ofrece, tal como se profundiza en la última sección, una teoría más comprensiva de las acciones de brókeres y clientes.
CONCLUSIONES
Teorías o premisas ocasionalmente son sostenidas pese a sus inconvenientes para explicar interrogantes de interés en distintos campos del conocimiento. Apelaciones a argumentos ad hoc y a mecanismos extraordinarios son respuestas usuales en tales ocasiones con objeto de contemplar excepciones y confirmar la norma para la generalidad de los casos (Kuhn 1971).
Sujetos racionales y egoístas que persiguen sus propios intereses en busca de maximizar beneficios y minimizar costos es un ejemplo remanido de lo anterior en trabajos sobre clientelismo (vg. Szwarcberg 2013). Se insiste en tal premisa pese a sus dificultades para explicar diversos problemas (¿por qué clientes optan por candidatos sugeridos por brókeres en contextos de voto secreto? ¿por qué clientes dan apoyo político a cambio de favores de menor valía? ¿cómo sujetos racionales y egoístas mensuran valores en el intercambio de favores cualitativamente muy diversos?), entre los que se encuentra la pregunta que guía esta investigación (¿por qué brókeres persiguen bienes que no pueden cambiar a discreción?).
Una concepción de “interés” que incluye casi únicamente beneficios pecuniarios, al tiempo que excluye un sinfín de aspectos considerados “costos”, fue regularmente criticada por planteos que se oponen a la susodicha (vg. Hirschman 1986). Este trabajo apeló a la Teoría de la Identificación para hallar respuestas comprensivas a problemas que la premisa mencionada no explica convincentemente.
Un fundamento de la Teoría de la Identificación sugiere que intereses no siguen parámetros únicos u objetivos, sino que resultan del valor asignado a un bien o utilidad en una escala de valores construida intersubjetivamente por un grupo o comunidad con la que un sujeto se identifica (Pizzorno 1985). Este fundamento aplica a la pregunta que guía la presente investigación porque el sujeto bróker se identifica con dos comunidades y porque el territorio donde reside es un aspecto relevante para ambas.
Tal relevancia no pasó desapercibida en el caso de grupos de pertenencia que integran brókeres y jefes políticos. Literatura sobre clientelismo, en ese sentido, prestó atención al territorio que brókeres comparten con clientes en tanto favorece la obtención de apoyo político a bajo costo a partir de información a la que acceden los primeros sobre necesidades de los segundos (Stokes et al. 2013).
La Teoría de la Identificación sugiere, en sus propios términos, que el interés de brókeres por obtener apoyo político se sustenta en el valor que otorga a dicha utilidad un grupo que compite regularmente en elecciones. En tal sentido, es coherente que brókeres ofrezcan favores a quienes están dispuestos a dar a cambio su apoyo político y en desmedro de quienes no lo están.
Literatura sobre clientelismo, en cambio, no consideró en igual medida las implicaciones del territorio de residencia en la comunidad que integran brókeres y clientes. Esto es llamativo porque en paralelo se reconoce el rol que brókeres cumplen obteniendo apoyo de quienes residen junto a ellos, pero lo es aún más porque no se tomó debida nota de cuán relevante es dicho aspecto en una comunidad cuyo locus es, precisamente, el territorio compartido.
Que no se prestara suficiente atención a las características de los territorios donde residen brókeres y clientes fue consecuencia de dicho desatino. Tales territorios no son tabula rasa. Tipificados regularmente como barrios populares se distinguen de otros por su exposición a riesgos ambientales y por carecer o acceder en menor medida a servicios públicos de calidad (RENABAP 2020).
Bienes comunes y servicios públicos, recuérdese, afectan en similar medida a todo aquel que reside en un territorio, así como su provisión no permite excluir de su goce a quien no da a cambio su apoyo político. El interés de brókeres por acceder a bienes comunes y servicios públicos, según los términos de la Teoría de la Identificación, se sustenta en el valor que adquieren para una comunidad que sufre su falta o mala calidad. En tal sentido, es tan coherente que brókeres ofrezcan favores a quienes dan a cambio su apoyo, así como lo es que persigan bienes que no pueden cambiar a discreción.
Un aspecto más es consistente con la persecución de bienes comunes y servicios públicos por parte de brókeres. Como sus vecinos, brókeres tienen interés en acceder a bienes y servicios que mejoren su calidad de vida. No obstante, a diferencia de ellos, gozan de más recursos para alcanzarlos con éxito. Estos recursos se relacionan con repertorios de acción regulares entre brókeres, tales como acceso a redes políticas y poder de movilización.
El último y el anterior aspecto asocian la persecución de bienes que no pueden intercambiarse discrecionalmente con elementos que identifican a brókeres como tales. Que la persecución de dichos bienes se desarrolle más a menudo de lo que se cree es una consecuencia lógica que se desprende de ello.
Asimismo, que brókeres persigan bienes comunes no los convierte automáticamente en sujetos altruistas. Podrían hacerlo con el único fin de satisfacer sus necesidades, aunque en el proceso satisfagan las de terceros.
La obtención de apoyo político de parte de quienes integran la comunidad a beneficiarse por el bien común alcanzado o perseguido también es posible bajo los mismos parámetros. La identificación de integrantes de una comunidad territorial con grupos electorales a los que adhieren brókeres también es una opción viable en caso de que los primeros valoren positivamente la acción de los segundos. Esto, a su vez, tiende puentes con otras discusiones.
Intereses de sujetos pueden resultar de identificaciones con valores y comunidades que preexisten a la acción política, así como de comunidades que resultan de la propia acción política (Pizzorno 1985). Acciones que consolidan identidades no son extrañas a la política, como tampoco lo son aquellas que expresan la identificación con nuevos valores e intereses de parte de sujetos que a priori nada tenían que ver entre sí (Katz y Mair 2004; Tilly y Wood 2010).
En suma, aquí se sostuvo una tesis que ostenta una menor pretensión predictiva que otras y ofrece a cambio respuestas más comprensivas de la acción política. Las decisiones de sujetos -qué opciones toman en situaciones que tensan sus identidades- son difíciles de predecir. No por ello son irrelevantes o incomprensibles.
REFERENCIAS
1. Almond, Gabriel A. y Verba, Sidney (eds.) The Civic Culture: Political Attitude and Democracy in Five Nations. Newbury Park, London y New Delhi: SAGE. 1989.
2. Álvarez-Rivadulla, María José. "Clientelism or Something Else? Squatter Politics in Montevideo". Latin American Politics and Society 54.1 (2012): 37-63.
3. Auyero, Javier. La política de los pobres: las prácticas clientelistas del peronismo. Las prácticas clientelistas del peronismo. Buenos Aires: Cuadernos Argentinos Manantial. 2001.
4. Auyero, Javier, Pablo Lapegna, y Fernanda Page Poma. "Patronage Politics and Contentious Collective Action: A Recursive Relationship". Latin American Politics and Society 51.3 (2009): 1-31.
5. Burgwal, Gerrit. Struggle of the Poor: Neighborhood Organization and Clientelist Practice in a Quito Squatter Settlement. Quito: CEDLA. 1995.
6. Downs, Anthony. "Up and Down with Ecology - the Issue-Attention Cycle". Public Interest 28 (1972): 38-50.
7. Gay, Robert. "Rethinking Clientelism: Demands, Discourses and Practices in Contemporary Brazil". Eurapean Review af Latin American and Caribbean Studies (1998): 7-24.
8. Hine, Christine. Etnografía virtual. Madrid: Editorial UOC. 2011.
9. Hirschman, Albert O. Interés privado y acción pública. México: Fondo de Cultura Económica. 1986.
10. INDEC. Censo 2022. Buenos Aires: INDEC. 2023
11. Katz, Richard S., y Peter Mair. “El partido cartel: la transformación de los modelos de partidos y de la democracia de partidos”. Zona Abierta 42 (2004): 108-109.
12. Kitschelt, Herbert y Wilkinson, Steven. Vínculos entre ciudadanos y políticos: una Introducción. Salamanca: Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca. 2012.
13. Kuhn, Thomas. La estructura de las revoluciones científicas. México DF: Fondo de Cultura Económica. 1971.
14. Levitsky, Steven, y Leandro Wolfson. "Del sindicalismo al clientelismo: La transformación de los vínculos partido-sindicatos en el peronismo, 1983-1999". Desarrollo Económico 44.173 (2003): 3-32.
15. Medina, Luis Fernando y Susan C. Stokes. Monopoly and monitoring: an approach to political clientelism. Cambridge: Cambridge University Press. 2007. https://doi.org/10.1017/CBO9780511585869.003.
16. Merton, Robert. Social Theory and Social Structure. New York: The Free Press of Glencoe. 1949.
17. Olson, Mancur. The Logic of Collective Action: Public Goods and the Theory of Groups. Cambridge: Harvard University Press. 1971.
18. Ortiz de Rosas, Victoria. "¿Clientelismo o representación política? El 'programa' de los mediadores políticos. Reflexiones desde Argentina". Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales (2017): 265-296.
19. Pasquino, Gianfranco. Nuevo curso de ciencia política. México: Fondo de Cultura Economica. 2011.
20. Pizzorno, Alessandro (Ed.) Los límites de la democracia. Buenos Aires: CLACSO. 1985.
21. Quirós, Julieta. 2011. “El clientelismo como incógnita: antropólogos, sociólogos y politólogos”. Desarrollo Económico 50.200 (2011): 631-41.
22. RENABAP. Argentina.gob.ar/ReNaBaP. N.p., 14 feb. 2020. Web. 3 nov. 2020. <https://www.argentina.gob.ar/desarrollosocial/renabap>.
23. Stokes, Susan et al. Brokers, Voters, and Clientelism. The Puzzle of Distributive Politics. New York: Cambridge University Press. 2013.
24. Szwarcberg, Mariela. "The Microfoundations of Political Clientelism: Lessons from the Argentine Case". Latin American Research Review (2013): 32-54.
25. Tilly, Charles, y Lesley J. Wood. Los movimientos sociales, 1768 - 2008: desde sus orígenes a Facebook. Barcelona: Crítica. 2010.
26. Vommaro, Gabriel y Combes, Hélène. El clientelismo político: desde 1950 hasta nuestros días. Buenos Aires: Siglo XXI. 2016.
27. Vommaro, Gabriel, y Julieta Quirós. “Usted vino por su propia decisión”: repensar el clientelismo en clave etnográfica”. Desacatos 36 (2011): 65-84.
28. Weitz-Shapiro, Rebecca. “What Wins Votes: Why Some Politicians Opt Out of Clientelism”. American Journal of Political Science 56.3 (2012): 568-83.
29. Yıldırım, Kerem, y Herbert Kitschelt. “Analytical Perspectives on Varieties of Clientelism». Democratization”, enero. 2020. https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/13510347.2019.1641798
30. Zarazaga, Rodrigo. "Brokers beyond Clientelism: A New Perspective on Brokerage through the Argentine Case". Latin American Politics and Society 56.3 (2014): 23-45.
Notas