La espectacularización de lo festivo en la Patagonia norte. A propósito de las significaciones populares en las Fiestas nacionales
The spectacularization of the festive in northern Patagonia. Regarding the popular meanings in the national holidays
La espectacularización de lo festivo en la Patagonia norte. A propósito de las significaciones populares en las Fiestas nacionales
Revista Pilquen - Sección Ciencias Sociales, vol. 27, núm. 2, pp. 026-043, 2024
Universidad Nacional del Comahue

Recepción: 12 Septiembre 2023
Aprobación: 19 Abril 2024
Resumen: En el presente trabajo se indaga, a través de un estudio cualitativo, el proceso de espectacularización de las celebraciones festivas poniendo especial atención al caso de las fiestas nacionales que se realizan en la Patagonia norte Argentina. Para ello se analiza, en un primer momento, cómo se produce la configuración de dispositivos de intervención sobre lo festivo y de organización de sus tiempos, en el marco de un proceso que denominamos como colonialidad de la temporalidad. Luego, se aborda cómo son incorporadas, en lo festivo, las significaciones populares para el desarrollo de dichas fiestas. Para esta tarea, se realiza un análisis de una serie de documentos normativos que regulan las fiestas oficiales y de documentos mediáticos sobre las coberturas de distintas celebraciones que se realizan en el territorio de la Patagonia norte.
Palabras clave: Fiestas, Espectacularización, Patagonia norte, Colonialidad, Cultura.
Abstract: In the present work, through a qualitative study, the process of spectacularization of festive celebrations is investigated, paying special attention to the case of the national holidays that take place in northern Patagonia, Argentina. To do this, we analyze, at first, how the configuration of intervention devices on the festive and the organization of its times occurs, within the framework of a process that we call coloniality of temporality. Then, it addresses how the popular meanings for the development of these festivals are incorporated into the festive. For this task, an analysis is carried out of a series of regulatory documents that regulate official holidays and media documents on the coverage of different celebrations that take place in the territory of northern Patagonia.
Keywords: Festivals, Spectacularization, northern Patagonia, Coloniality, Culture.
INTRODUCCIÓN
Las destrezas criollas, las actividades de campo y el folklore se viven también en las Fiestas Populares, fomentando la participación de todos los concurrentes: espectáculos, diversión, entretenimiento y alegría están garantizados durante las jornadas festivas.
Ministerio de Turismo de la provincia de Neuquén1
Las celebraciones festivas son acontecimientos simbólicos, económicos y políticos de suma importancia para cada una de las regiones en las que son desarrolladas y ponen en escena una transformación en la configuración de las rutinas cotidianas. Preguntarnos por la articulación entre dichas prácticas y las costumbres vinculadas a la tierra, al trabajo, a la religiosidad, al turismo, entre otras, nos sirve como disparador para comprender cómo las mismas se presentan como espacios apetecibles para la intervención de distintas instituciones, tanto del ámbito público como del privado.
Esta situación, encuentra dos aristas fundamentales: por un lado, la regulación del tiempo en la modernidad constituye una característica indispensable para lo festivo en relación con el otorgamiento de un valor al “tiempo productivo” en detrimento del “tiempo ocioso”; por otro lado, las fiestas oficiales se constituyen como un espectáculo y como una acción significativa dentro de la esfera y la oferta del denominado tiempo libre. En este sentido, la domesticación del tiempo también opera sobre los espectadores a partir de que se legitima el goce de la contemplación, como una de las actividades válidas dentro de las opciones para el sistema de producción capitalista existente (Albán Achinte 2008).
Cabe destacar aquí que las fiestas han sido ámbitos que, históricamente, escapaban al control de los organismos gubernamentales, motivo por el cual, el Estado moderno, como aparato jurídico/político de cohesión social central en el proceso histórico de consolidación de la modernidad, interviene en dichas actividades en aras de imponerles las marcas de su institucionalización. Claro está que dicho proceso tuvo una orientación definida: su espectacularización y su difusión a partir de, principalmente, la esencialización de prácticas, de sujetos y de saberes.
En el presente trabajo, nos centraremos en la caracterización de algunos elementos que contribuyeron al proceso de espectacularización de lo festivo en el territorio de la Patagonia norte, más específicamente en las provincias argentinas de Río Negro y Neuquén. Primero, interesa detenernos en un análisis de lo que denominaremos como colonialidad de la temporalidad para acercarnos a la configuración de la organización del tiempo festivo como parte de una etapa de oficialización, institucionalización y masificación de sus prácticas. Posteriormente, nos adentraremos en el abordaje de las modalidades en que se presentan significaciones populares en el desarrollo de las fiestas oficiales, para entender de qué manera se articulan en el marco de su espectacularización. Para este punto, realizaremos un análisis de un corpus documental elaborado en dos dimensiones: documentos normativos que le otorgan el carácter de Fiesta nacional (en adelante FN) a distintas celebraciones festivas oficiales que se desarrollan en la región de la Patagonia norte y documentos mediáticos, en particular coberturas realizadas por el Diario Río Negro2 en diferentes ediciones de las fiestas analizadas. Por último, realizaremos algunas consideraciones finales que nos sirvan como disparadores para seguir pensando este tema.
2. LA COLONIALIDAD DE LA TEMPORALIDAD
La relación entre modernidad y colonialidad es sumamente compleja. Se hace necesario entender que la modernidad es una configuración que tiene directa relación con las estrategias de colonialismo y de colonialidad que fueron desplegadas desde los centros de poder económicos y políticos a nivel mundial a partir de 1492, con sus reformulaciones a lo largo del tiempo. Estas estrategias fueron organizadas desde una colonialidad del poder (Quijano, 2000), desde una colonialidad saber (Lander, 2000) y desde una colonialidad del ser (Maldonado Torres, 2007).
En investigaciones anteriores (Monasterio, 2014; 2015; 2023) hemos planteado la existencia de una colonialidad de la temporalidad que tiene sus implicancias en las formas en que la modernidad construyó una concepción del tiempo y del espacio y que nos sirve, en principio, para pensar la condición inescindible de ambos. En tal sentido, esto nos permite ver de qué manera el proceso civilizatorio de los tiempos modernos fue dejando sus rastros en los modos en que los sujetos vivencian sus prácticas en los ámbitos festivos.
Nos parece importante rescatar algunos elementos del análisis Mijail Bajtín ([1987] 2003) en torno a la cuestión de la temporalidad, la festividad y el carnaval en la Edad Media a los efectos de analizar la cuestión de la temporalidad como un tiempo vivido. Para comenzar, cabe destacar que los carnavales de la Edad Media buscaban romper, en un primer momento, con la jerarquización social y daban cuenta de una presencia vivencial muy intensa. Bajtín recupera esta idea de que el carnaval está hecho por todo el pueblo, que se presenta como una huida provisional de la vida cotidiana y ordinaria y que es vivenciado de una manera particular que no se condice con las formas en que la modernidad concibió a la temporalidad. En palabras del autor, las “fiestas tienen siempre una relación profunda con el tiempo. En la base de las fiestas hay siempre una concepción determinada y concreta del tiempo natural (cósmico), biológico e histórico. Además, las fiestas, en todas sus fases históricas, han estado ligadas a periodos de crisis, de trastorno, en la vida de la naturaleza, de la sociedad y del hombre” (14).
De esta forma, advertimos que existe una indivisibilidad de las categorías de tiempo y de espacio, entendiendo que la temporalidad es un producto social. El tiempo, o mejor dicho la temporalidad, se configura dentro de un contexto histórico, espacial y situacional. No es posible pensarlo como una categoría aislada, ajena, inmutable, objetiva y a-histórica. Sin embargo, la concepción del tiempo que propone el proyecto moderno/colonial, se asocia a una modalidad de mercancía que reproduce y reinventa el sistema de explotación y dominación del capitalismo, que contó, además, con la complicidad del discurso científico.
La linealidad del tiempo occidental ha dado cuenta de una forma, hegemónica, de entender las dimensiones de la temporalidad en términos de pasado – presente – futuro, lo cual no implica desconocer que otras formas de pensarlas son posibles, pero sí reconocer la eficacia de estos postulados. Este ha sido uno de los principales motivos por los que la intervención de los Estados nacionales se tornó central como un dispositivo político de ordenamiento.
La concepción moderna del tiempo tiene como una de sus principales características la de reducir la vida de los sujetos al “tiempo productivo”. El sistema capitalista reorganiza el espacio-tiempo, generando un efecto civilizador y estableciendo valoraciones referidas a un tiempo de trabajo, en tanto tiempo vendido a la producción para el sostenimiento del propio sistema, donde el tiempo de no trabajo es el tiempo destinado al consumo. En este sentido, Norbert Elias y Eric Dunning (1996) señalan que, en estas sociedades modernas de un grado de prácticas relativamente estables y uniformes y con fuertes demandas subliminales, se pueden apreciar una importante cantidad de prácticas orientadas a la reducción de esas demandas. Esto es, como parte del efecto civilizador que lleva implícito la construcción de un mundo moderno se encuentra la exigencia de la represión de los estados de ánimo, las pulsiones, afectos y emociones cotidianas, en tanto no colisionen con un orden social deseable, es decir, civilizado.
Espacio-tiempo de trabajo y espacio-tiempo de ocio se presentan como opuestos y, discursivamente, se establece la prioridad de un tiempo sobre otro. Sin embargo, esta construcción marca la funcionalidad, la complementariedad y la correspondencia entre ambos fragmentos temporales. En palabras de Jesús Martín-Barbero (1984), “[l]a nueva temporalidad constituye ante todo un cambio en la referencia: del tiempo vivido al tiempo-medida, de una percepción del tiempo como memoria de una colectividad, a una valoración del tiempo abstracta, como cantidad de dinero” (9).
En conformidad con la matriz moderna colonial, el tiempo pasará a tener una valorización que otrora no tenía. La noción del tiempo libre se sustenta en la aparente libertad de los sujetos y esta es una de las principales características en la constitución de la colonialidad de la temporalidad. El tiempo de trabajo marca los ritmos del sistema capitalista occidental y se constituye desde una oposición a un tiempo social no laboral. Entendemos que la construcción de esta supuesta oposición es central ya que establece la prioridad de un tiempo sobre otro y marca la funcionalidad y la relación de correspondencia entre ambos. Entonces pasa a tener una valorización en conformidad con una matriz colonial de poder. Si entendemos que existe una relación indisociable entre modernidad y colonialidad, también podemos entender que la temporalidad y las prácticas festivas en las sociedades modernas se encuentran constituidas por la colonialidad, es decir por una colonialidad festiva.
Pensar en clave de la existencia de una colonialidad de la temporalidad, nos permite desmontar analíticamente la manera en que el proceso civilizatorio de los tiempos modernos se encuentra atravesado y constituido por la colonialidad, instituyendo prácticas en relación a las formas y modalidades cómo los sujetos vivencian sus prácticas de ocio en el ámbito de la vida cotidiana y de las celebraciones festivas. Como plantea Rolando Vázquez (2014), “[l]a concepción moderna de la historia no sólo relega al olvido de la colonialidad las otras historias, las historias de la exterioridad de la modernidad, sino que también niega otras formas de relación con el tiempo” (183).
De esta manera, la jerarquización de prácticas, de seres y de saberes, crea también formas válidas y acciones no deseables dentro de la esfera del denominado tiempo libre. Esto que parece una mera definición, se concretiza a partir de la subalternización generada de múltiples maneras: coerción y violencia simbólica y epistémica. Se construye una otredad marcada primordialmente por la invención categorial de la idea de raza, que se legitima desde los discursos hegemónicos mediante operaciones tropológicas, que dan cuenta de una marcación de tiempos en los cuales se lleva adelante la domesticación de la violencia y, con ello, la construcción del binarismo tiempo libre/tiempo de trabajo. Binarismo que se piensa bajo una construcción oposicional.
Martín-Barbero (1984) nos aporta elementos para analizar la cuestión de la temporalidad en las celebraciones festivas. El autor plantea que, al oficializarse, las fiestas impondrán un sentido del tiempo que se encuentra ligado con el sentido del tiempo del capitalismo. En palabras del autor:
La destrucción de su sentido del tiempo –las fiestas- y de su saber –la brujería- deja en las masas populares un vacío que estallará en nuevas formas de violencia social. Para controlar esa violencia y llenar ese vacío la nueva sociedad que se gesta a impulsos del capitalismo ‘inventará’ una nueva temporalidad, otro sentido del tiempo, y una nueva moralidad, la del trabajo (9).
La modernidad adoptó, entonces, como uno de sus principios constitutivos el de la cuantificación del tiempo. Perder el tiempo no es una opción válida para las sociedades modernas. Según este principio, así como se cuantifica el tiempo, por caso, también se mensuran los bienes comunes en pos de su explotación, bajo una lógica de la construcción de binarismos, progreso-atraso o desarrollo-subdesarrollo, que genera implicancias sustanciales en los territorios.
En síntesis, “lo bueno” y “lo malo”, “lo justo” y “lo injusto”, van a estar orientados según su opción cuantificadora. En Argentina, por ejemplo, algunas formas mediante las que se implementaron las políticas para “la buena utilización del tiempo” funcionaron como dispositivos para la eliminación de prácticas y costumbres de fuerte arraigo cultural3. Los carnavales al estilo del Medioevo ya no serán aceptables para los Estados modernos, ya que la dilapidación del tiempo es objeto de sanción. Ahora las fiestas tendrán una duración mucho menor y se encontrarán firmemente organizadas, rutinizadas y fragmentadas, en un espacio determinado.
Al controlar y delimitar esta práctica, se producen múltiples tensiones en torno a los procesos de construcciones identitarias de los pueblos, de sus historias y de sus modos de vida, sobre la base de una acción política violenta de exotización y exteriorización, de banalización y de folclorización que posibilita la inclusión de actores sociales, que habían sido “borrados” o visibilizados negativamente, bajo otras condiciones.
Dicha inclusión se encuentra ahora marcada por las dinámicas de la colonialidad, como una acción política que es orientada, desde una lógica de la racionalidad moderna instrumental, a la restricción del carácter desordenado, violento e inabordable de las prácticas de la cultura popular. La intervención hegemónica apunta a una organización de sus prácticas, otorgándole cierto sentido de coherencia, buscando limitar su perfil irrefrenable, irregular e incontrolable.
3. EL TIEMPO FESTIVO ORGANIZADO
El principio de cuantificación es uno de los dispositivos principales en la consecución del éxito de la colonialidad de la temporalidad. La valorización del tiempo impone jerarquías, establece clasificaciones y ordena experiencias. Un ejemplo de esto se da en el caso del gaucho, un sujeto de mucha preponderancia en las fiestas populares de la región de la Patagonia norte. Este es presentado como un sujeto alejado de la ciudad y del mundo moderno, cuestión que es central para comprender de qué manera se depositan sobre él variadas connotaciones positivas, ligadas a la folclorización, y peyorativas sobre el mismo y en el mismo momento.
En esta clave, esta nueva concepción de la temporalidad, focalizada en su opción cuantificadora, desarrolla una “moral calculadora y una piedad avara” (Martín-Barbero, 1987: 120). Como dice el autor, la pérdida del tiempo se termina transformando en un grave pecado y se produce una jerarquización en relación al tiempo-medida por sobre el tiempo vivido.
Como bien plantea DaMatta (2023):
En el caso del tiempo, quizás el contraste más completo es lo que se puede establecer entre las rutinas diarias y las extraordinarias, anómalas o fuera de lo común, pero socialmente programadas e inventadas por la propia sociedad. Estas situaciones están definidas por lo que solemos llamar fiestas, ceremonias, rituales, solemnidades (p. 6).
De este modo, esta diferenciación entre dichas concepciones temporales da lugar al eje principal del presente trabajo: el proceso de espectacularización de lo festivo.
La espectacularización forma parte, entonces, de una etapa de oficialización, institucionalización y masificación de las celebraciones festivas que se consolida como un modo representativo de normalización social. Entre todos los dispositivos políticos de mediación que se encuentran dentro de este proceso podemos mencionar tres que adquieren gran significación. El primero se da a partir del corrimiento del rol protagónico de los sectores populares hacia el lugar de espectadores (subalternización de lo vivido). El segundo, es la forma mediante el cual se lleva adelante la masificación de la cultura popular. Cabe aclarar que esta característica no se encuentra reducida a las fiestas, sin embargo, podemos destacar que en estos ámbitos dicho pasaje se manifiesta con un alto grado de intensidad. En términos de Martín-Barbero (1987), en el pasaje de lo popular a lo masivo se constituye una (de)formación identitaria que funciona como operatoria ideológica que da cuenta de una representación despojada de todo conflicto de clase, apoyada sobre simbolismos populares y que logra el consentimiento masivo. El tercero y último dispositivo es la regulación socio-temporal de las fiestas. Una importante actividad de los Estados modernos estuvo orientada a la organización, delimitación y control de estas prácticas con la finalidad de adecuarlas a los tiempos impuestos por el sistema capitalista de producción (Monasterio, 2018).
A continuación, realizaremos un análisis referido a la manera en que se llevan adelante las estrategias de oficialización en torno a la espectacularización de lo festivo y a la construcción de las denominadas Fiestas nacionales. Es en la relación entre lo oficial y lo popular, lo intercultural, lo hegemónico y lo subalterno, que se generan mecanismos simbólicos centrales para la configuración de dichas estrategias y para su conformación como eventos que trascienden las fronteras de las distintas ciudades y provincias en las que las mismas se realizan.
4. SIGNIFICACIONES POPULARES EN EL DESARROLLO DE LAS FIESTAS NACIONALES
En la Provincia del Neuquén se celebran alrededor de 70 fiestas populares y 43 eventos que se distribuyen en un calendario anual a lo largo de todo el territorio provincial. Movilizan cientos de miles de residentes y visitantes de otras provincias y hasta de otros países.
Ministerio de Turismo de la provincia de Neuquén4
En la actualidad, en el territorio de la Patagonia norte, y más específicamente en las provincias de Río Negro y del Neuquén, existen más de veinte celebraciones festivas que cuentan con el carácter de FN. Su nombramiento como FN implica una serie de particularidades vinculadas al proceso por el que atraviesan todos los eventos festivos en las dinámicas de institucionalización y oficialización, que están marcadas, entre otras cuestiones, por el análisis y la discusión en los distintos niveles del Estado (municipios, provincias y nación), por la continuidad en las realizaciones de estos eventos y por su conformación como FNs.
Podemos considerar que las FNs realzan significaciones acerca de lo popular como elementos constitutivos de las mismas. Cabría decir que no habría fiesta nacional sin este componente de lo popular, al mismo tiempo que observamos que este componente entra en un proceso complejo de esencialización. Una afirmación de este estilo para un conjunto de celebraciones festivas tan diversas que se desarrollan en el territorio de la Patagonia norte, podría resultar un tanto dilemática en función de que ese componente popular fluctúa de acuerdo al tipo de festividad. Aquí recuperamos dos cuestiones: por un lado, el tipo de celebración en sí (ya que parecieran ser muy distintas, una celebración como la FN de la Actividad Física5 y otra como la FN del Chocolate6 o la FN de la Lana7); por otro lado, es importante observar aquí quién o quiénes impulsan la celebración.
En relación al primer aspecto encontramos en todas las FNs de la Patagonia norte algún elemento que se presenta como un rasgo popular, que ocupa un lugar central e importante para la fiesta. Para el segundo punto, recuperamos uno de los aportes realizados Octavio Getino (1984) sobre las diferencias entre las fiestas que surgen de una iniciativa popular y las que son impuestas desde los distintos espacios del poder dominante (Estado o poder político, empresas, poder religioso, etc.). Las primeras, dice el autor, son realizadas con “cierta periodicidad y requiriendo preparativos especiales” y “formaban parte de la vida común” (183). Aquí cobra mucha potencia la idea de “vida común” que es un elemento que pareciera no tener mucho peso en las celebraciones que son impulsadas desde las esferas de poder dominante, más allá de lo que aparece en el plano discursivo.
Las FNs del territorio de la Patagonia norte son sumamente heterogéneas en cuanto a su masividad. Por caso, la FN de la Manzana que se desarrolla en la localidad de General Roca, en Río Negro, ha llegado a contar con noches en la que se juntaron más de cien mil personas en el predio, la Fiesta de la Confluencia, un evento relativamente nuevo que se desarrolla en Neuquén, con similar repercusión en cuanto a convocatoria, o la FN de la Pera, en la ciudad de Allen, que es otra celebración que cuenta con un alto componente de masividad. Justamente todas estas se desarrollan en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén que es la zona más densamente poblada de la región y que hacen referencia a una de las principales actividades en términos económicos, culturales y simbólicos, que es la producción de frutas y los ríos que permiten la misma. Actividad fundamental para la conformación de una “identidad valletana”.
En los últimos años, la FN del Chocolate fue adquiriendo una importante masividad. De hecho, se destaca esta característica en una cobertura del Diario Río Negro en el marco de su primera celebración como FN:
Pero ayer la concurrencia fue todavía mayor y desde la mañana temprano, a una hora inusual, el microcentro era un hervidero (Diario Río Negro, FN del Chocolate, 21 de abril de 2014).
Entonces, cuando acá referimos a la noción de lo masivo no lo estamos abordando desde una cultura mediática, es decir desde lo que tradicionalmente se conoce como comunicación masiva o comunicación de masas, sino más bien lo masivo remite aquí a lo cuantitativo. En relación al poder de convocatoria que cuentan estos acontecimientos y a la idea de masas, como un elemento cultural homogeneizante y esencializador. Respecto al primer aspecto, traemos otro fragmento del Diario Río Negro:
Las actividades continuarán mañana, con la realización de “La Corrida”, el evento masivo que fue el puntapié inicial de la fiesta nacional que aprobó el Congreso Nacional a fines del año pasado (Diario Río Negro, FN de la Actividad Física, 1 de marzo de 2013).
A su vez, es interesante ver cómo aquí se manifiestan acciones que nos remiten de manera indiscriminada a lo culto, a lo popular y a lo masivo, y donde todo esto pareciera formar parte de un mismo paquete. Al manifestarse todas estas prácticas como prácticas análogas, lo que está sucediendo es una especie de borramiento, de maquillaje esencializador de los conflictos que intenta, de alguna manera, anular su historia misma (Alabarces, 2021). Interesante es la mención que se hace del repertorio de prácticas populares en el documento normativo que da origen a la FN del Puestero8:
En esta pista se vivencia una fiesta popular que comprende un amplio repertorio de acciones como juegos, jineteada de novillos, ordeñe de vacas ariscas, y domas, entre otras (Proyecto de Ley S00565/15, FN del Puestero: 1).
Durante el desarrollo de la celebración, todas estas actividades son puestas al servicio de los espectadores para su disfrute. Todas tienen el mismo valor simbólico a los fines de la propuesta de la fiesta, ya sean los juegos de niños, las jineteada de novillo o el ordeñe de las vacas ariscas, como dice el documento. La amplitud de estas prácticas, que son presentadas como populares, también está pensada y es reivindicada en función de atraer a la mayor cantidad de espectadores posibles.
Las FNs construyen a sus “personajes típicos”, entre otras cuestiones, a partir de la idea de lo autóctono. El sujeto de la fiesta, es un portador de ciertos rasgos característicos que pone en relación diferentes cuestiones: alguna referencia al campo, vestimenta típica, vinculación con la actividad central que la fiesta celebra y una cercanía a lo que se consideran prácticas tradicionales. En definitiva, lo que se genera es la producción folclorizada del personaje principal que, por lo general, es un varón: el gaucho.
Ese gaucho es ahora el portador de los elementos simbólicos de la identidad local. Pero como venimos planteando, es una construcción de una identidad que se presenta, se muestra y se espectaculariza a partir de la idea de esencia del sujeto. Recuperamos una publicación del Diario Río Negro sobre la FN del Chivito, la danza y la canción9 en la que se destaca cómo se produce la escenificación de lo festivo y otra publicación, de la FN del Puestero, en la que, además de lo mencionado, se plantea el lugar del hombre de campo como un emblema de las tradiciones y como la figura articuladora entre la costumbre y la vida familiar:
Hoy, se vivirá un espectáculo único durante la jornada con el desfile gaucho que se iniciará a las 9 de la mañana y que todos los vecinos tendrán oportunidad de apreciar, dado que pretende mostrar atuendos típicos de la zona y pasará por todos los barrios (Diario Río Negro, FN del Chivito, la danza y la canción, 6 de noviembre de 2004).
La idea del Puestero es reunir a los hombres de campo y sus familias para celebrar tradiciones y costumbres mediante la demostración de actividades (Diario Río Negro, FN del Puestero, 9 de febrero de 2011).
Lo que se presenta aquí como “tradiciones y costumbres” de manera indistinta, nos permite volver sobre el lugar que cumple cada una de ellas en relación con la cultura. Siguiendo a Thompson (1990), es posible dar cuenta de que las costumbres tienen un carácter dinámico y cambiante en el heterogéneo entramado de prácticas de las culturas populares. Por otra parte, la tradición ocupa un rol de fijación de las mismas y es, a partir de la noción de folclore, que se produce la sensación de distanciamiento entre ambas. Esto se genera a partir de la producción de mecanismos institucionales y de dispositivos culturales que se juntan en pos de la instauración y consolidación de sentidos hegemónicos.
En este sentido, se configura un escenario festivo, en el marco de un proceso que mencionamos en apartados anteriores como colonialidad de la temporalidad, en el que por unos días, por lo general durante un fin de semana, se construye desde una maquinaria estatal un dispositivo simbólico que se centra en la elaboración de una “fiesta popular” en el que todos y todas se pueden sentir incluidos e incluidas en la misma. La propuesta sobre la FN del Puestero, en este sentido, es muy elocuente:
los niños y jóvenes de las escuelas de la zona cooperan en la organización de este evento e intervienen en presentaciones artísticas con el objeto que sean protagonistas activos del quehacer cultural-tradicional de nuestra patria (Proyecto de Ley S-0565/15, FN del Puestero: 3).
Recuperamos aquí dos aspectos que consideramos relevantes. Por un lado, la cuestión de que los niños y jóvenes se esmeran por ser “protagonistas activos del quehacer cultural-tradicional de nuestra patria” nos parece una cuestión importante, sobre todo a partir de la relación que se construye entre lo popular y lo nacional. Por el otro, la necesidad de pensar la manera en que la masividad de las fiestas abre la posibilidad a la participación. En este sentido, entendemos que esta participación ya no se da en los términos y bajo la idea de protagonismo que destacaba Bajtín ([1987] 2003) cuando hacía referencia al rol de los sujetos en el carnaval, sino que la participación activa ahora está orientada a la conformación y a la consolidación de un espectáculo festivo. Esto lo podemos ver, también, en el Proyecto de ley que le otorga el carácter de nacional a la FN de los Jardines10:
Este espacio festivo, tiene una importante repercusión popular, ya que toda la comunidad participa activamente en los distintos eventos que conforman el festejo. Para concretar los objetivos mencionados (Proyecto de Ley 0564/15, FN de los Jardines: 1).
La noción de una fiesta popular remite aquí a una idea de unión, de comunidad, en la que toda la ciudad de Villa la Angostura se encuentra unida por los mismos objetivos. Y en este caso, los objetivos son, según lo que dice el mismo documento:
el embellecimiento urbano, con el cuidado y arreglo de los jardines, tanto de viviendas particulares como de comercios, establecimientos hoteleros, cabañas e instituciones (Proyecto de Ley 0564/15, FN de los Jardines: 1).
Se entrecruzan aquí diferentes intereses con el afán de perseguir un objetivo común: embellecer la ciudad. Pero en este punto cabe destacar que este objetivo propuesto está planteado desde un municipio cuya principal fuente de ingreso está orientada y focalizada en el turismo.
En el presente apartado destacamos cómo lo masivo se muestra como una reivindicación de ciertas prácticas populares, pero estas son presentadas como elementos pintorescos, autóctonos y tradiciones que formarían parte de una cultura atrasada. Podemos observar una recurrencia en torno a que las políticas culturales y los elementos mediadores operantes en los dispositivos propuestos por los distintos gobiernos (municipales, provinciales o nacional), entran en tensión y disputan sentidos con otras memorias que son propias de los sectores populares y de los grupos subalternos. De algún modo, estas expresiones públicas de las culturas contemporáneas, como la tradición, las formulaciones de identidad y las formas del pasado, siguiendo a Rufer (2016), nos invitan a hacernos preguntas en torno a los usos y a las expresiones políticas de lo popular, del pasado, de la memoria oficial y de las ‘memorias otras’.
Para finalizar este punto, cabe destacar que el proceso por el que atraviesan las denominadas fiestas populares en su configuración como FN está lleno de tensiones. En parte, por la relación que se da entre aquellos actores que son los impulsores de las fiestas y el lugar que ocupan los sectores populares en la organización, realización y participación de las mismas.
No pretendemos reproducir una mirada sobre lo popular, siguiendo a Semán (2006), como un espacio de “una caracterización negativa, que subraya la relevancia de la privación, la carencia y las relaciones de dominación o de otra positiva, que busca captar lo que esas culturas afirman pese a sus condicionamientos” (39), sino poner especial énfasis en la articulación (Hall 2017). Entendemos que muchas de las fiestas aquí trabajadas surgen de iniciativas diversas a partir de diferentes objetivos y necesidades de un sector o de distintos grupos o comunidades. Resulta interesante observar la afirmación que se realiza desde la página del gobierno de la provincia de Neuquén, en la que se hace referencia a la FN del Chivito, la Danza y la Canción y se destaca que esta fiesta que surgió en el año 1988 fue:
una iniciativa de la agrupación folclórica Centenario, un grupo de danzas de Chos Malal, creado un año antes con motivo de los 100 años de la ciudad. Teniendo ya antecedentes del año 1981 cuando un grupo de vecinos impulsaba un encuentro para festejar estas actividades (http://neuquentur.gob.ar/es/noticias-turisticas/31520/se-viene-la-13-fiesta-nacional-del-chivito-en-chos-malal/ : S/F.)11.
De alguna manera, los sectores desde los que se impulsan las distintas festividades condicionan fuertemente el tipo de celebración y el direccionamiento que va adquiriendo en su proceso de oficialización. Por caso, como mencionábamos anteriormente la FN de los Jardines surgió como un impulso de la municipalidad de Villa la Angostura con una clara finalidad: promover el turismo. Sin embargo, en otras situaciones no es tan claro el sentido de las mismas y resultan espacios de múltiples disputas en las que intervienen distintos actores y organizaciones. En la medida que van creciendo y que adquieren el estatus de FN, dichas tensiones se van invisibilizando.
El conflicto es algo que se encuentra bastante silenciado en los documentos normativos y mediáticos aquí trabajados. Respecto a la FN de los Jardines, lo único que se destaca en la referencia a sus inicios son las bondades de las fiestas en cuanto a las posibilidades de unión, de construir lazos de comunidad, en la posibilidad de mostrar tradiciones y reforzar y realzar la “identidad local”.
En un suplemento especial que sacó el Diario Río Negro, en el marco de la primera edición de la FN del Pehuén12, podemos observar la manera en que esto que venimos mencionando se manifiesta:
Una de las novedades será la primera edición del Certamen de la Música, el Canto y el Recitado que se hará en el marco de esta celebración popular y que tiene por objetivo descubrir los nuevos valores y ayudarlos a encontrar el espacio para que puedan expresarse (Diario Río Negro, FN del Pehuén, 1 de abril de 2010).
Nuevamente aparece aquí la búsqueda de unión, armonía y comunidad que se expresa en los documentos que estamos analizando y que se presentan como un elemento distintivo de las FNs. El interés por “descubrir los nuevos valores y ayudarlos a encontrar el espacio para que puedan expresarse” refuerza la idea que destacábamos al comienzo del presente apartado respecto a cómo lo masivo se reafirma en el afán de su ocultamiento de las desigualdades y en la idea de la existencia de un mundo repleto de oportunidades para las distintas expresiones populares y subalternas.
6. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES
En el presente artículo interesó indagar el proceso mediante el cual se desarrollan estrategias de espectacularización de las celebraciones festivas, poniendo especial atención en aquellas que se realizan en el territorio de la Patagonia norte. Para ello analizamos, en un primer momento, cómo se configuraron dispositivos de organización de los tiempos festivos, en el marco de un proceso que denominamos como colonialidad de la temporalidad. Posteriormente, abordamos cómo se presentan distintas significaciones populares en el desarrollo de las fiestas oficiales en el marco de su proceso de espectacularización. Para esto, realizamos un análisis de una serie de documentos normativos que regulan las fiestas y de documentos mediáticos que desarrollan coberturas sobre distintas FNs que se realizan en el territorio de la Patagonia norte.
Aquí, nos interesa destacar que el proceso de espectacularización de lo festivo configura nuevas modalidades de intervención en torno a las formas mediante las cuales los sujetos participan de las denominadas fiestas populares. Las estrategias de oficialización de las FNs en la región de la Patagonia norte, en la actualidad, cuentan con una fuerte articulación con el consumo. Esto se da en el marco de una expansión exacerbada de la industria del ocio y del entretenimiento, que tiene su punto de partida a comienzos del siglo pasado con la naciente industria cultural y el momento en el que se produce el acceso al consumo por parte de las masas en diferentes sociedades urbanas. La consolidación de esta industria se instaló en los usos cotidianos del denominado tiempo libre y, particularmente en relación al tema central del presente trabajo, fue muy importante para la transformación de las fiestas en espectáculos.
Para finalizar, la transformación de las fiestas en espectáculos y su pasaje de fiesta popular a fiesta masiva, hace que sea una constante en las celebraciones la búsqueda de acuerdos que se generan entre los gobiernos municipales, provinciales y nacionales con el objetivo de lograr un mayor número de espectáculos artísticos de renombre a nivel nacional. En esta línea, lo nacional y lo popular se articulan permanentemente en clave de llevar adelante una construcción simbólica de “lo nacional” centrada en la posibilidad de pensar políticas públicas asociadas a la posibilidad de desarrollar una institucionalización de ciertos rasgos y características comunes de sujetos y prácticas como típicas de las regiones en las que se realizan las fiestas y que, al mismo tiempo, son presentadas como parte del acervo cultural del país.
REFERENCIAS
1. Alabarces, Pablo. Pospopulares. Las culturas populares después de la hibridación. Guadalajara: CALAS/ Bielefeld University Press. 2021.
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Notas