Bibliografia
Un oso venezolano: el oso frontino
A Venezuelan bear: the spectacled bear
Un oso venezolano: el oso frontino
Revista Geográfica Venezolana, vol. 59, núm. 1, pp. 218-224, 2018
Universidad de los Andes


Relataba Christian Anton Göering, un científico alemán, algo aventurero, que visitó a esta Tierra de Gracia (Cristóbal Colón, dixit), que en su ascenso a la Sierra Nevada de Mérida y “…a una altura de 2.500 metros aproximadamente, en una curva del camino, me sorprendió la súbita aparición de un oso andino (Ursus ornatus). Este animal negro con manchas blancas salió ruidosamente de la espesura, cruzó el sendero para precipitarse por un desfiladero oscuro. Yo no estaba preparado para esta escena que tanto había deseado ver y olvidé disparar, pero de todas maneras no me había servido de mucho, porqué mi escopeta sólo estaba cargada con perdigones” (p. 105)1. Es oportuno señalar que Göering era un experto taxidermista y que afortunadamente aquel oso escapó de sus balas; de allí que no se encontró con el fatal destino de numerosos ejemplares que colectaba para, posteriormente, llevarlos a Europa. Los mataba con “pervertida ternura”, como diría el poeta Luis Alberto Crespo2.
La narración antes citada nos permite adentrarnos en la vida y costumbres de este hermoso animal que antes poblaba en abundancia, las selvas nubladas, por debajo del límite con las zonas del Páramo, a todo lo largo de los Andes venezolanos. De la mano de dos investigadores venezolanos: Denis Alexander Torres y Edgard Yerena, con la generosidad y la ayuda de la Fundación Empresas Polar, tenemos la oportunidad de apreciar esta bella obra, de delicado formato, ilustrada profusamente con fotografías, diagramas y dibujos, que mediante una prosa ligera se orienta preferentemente a niños, jóvenes y público en general. De bello formato, en papel glasé y con un tiraje de 1.000 ejemplares, se trata entonces de un libro de corte divulgativo.
A Denis Torres lo conocemos de larga data; geógrafo egresado de la Universidad de Los Andes, quien ha destacado por su afán de investigador y por ser un explorador innato de vegetales y animales.
Su amplia experiencia lo ha llevado a colaborar y ser actor principal en iniciativas internacionales en las que ha participado incluso con la National Geographic Society, Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza, Provita, la BBC de Inglaterra, entre otras; así como en varios canales de televisión, pero además ha sido invitado por diversas universidades extranjeras para dictar charlas, conferencias y cursos. Por su parte Edgard Yerena, biólogo y profesor del Departamento de Estudios Ambientales de la Universidad Simón Bolívar, con maestría en Ecología en esta casa de estudios, es autor y coautor de publicaciones científicas y de divulgación y ha liderado estudios científicos sobre el oso frontino: actividad pionera en el país.
Por capricho de estos revisores y para facilitarnos la tarea de comentar el texto, se dividió esta bibliografía crítica en cuatro segmentos: i) intimidades de la vida del oso frontino; ii) características de su entorno; iii) aspectos culturales que giran a su alrededor, y iv) el futuro de la especie. Finalmente, destacar el útil glosario, la bibliografía y una serie de actividades didácticas mediante simpáticos e ingeniosos ejercicios diseñados para niños. Este libro ha tenido una amplia aceptación y la idea es que se fomente su lectura en las escuelas.
La primera parte de la obra nos sumerge en el mundo de los osos; de hecho, se muestra una inmejorable infografía donde se puede apreciar claramente que de las ocho especies de osos distribuidas en todo el mundo: polar, pardo (también conocido como grizzly), negro americano, negro asiático (tibetano), bezudo, malayo, panda y el oso frontino, andino u oso de anteojos; cinco en total son ‘vulnerables’ (incluye el nuestro), el panda como es sabido en ‘peligro de extinción’ y tan solo dos presentan ‘preocupación’ menor: el pardo y el oso negro americano. (p. 12 y 13).
Algunos detalles que llaman la atención: y es que ciertamente se trata de un ‘oso verdadero’ (Clase: Mammalia; Orden: Carnivora; Familia: Ursidae; Subfamilia: Tremarctinae; Género: Tremarctos Gervais; Especie: Tremarctos ornatus), ello según su clasificación taxonómica. Vale destacar que, de acuerdo a la región donde habitan, reciben varias denominaciones locales. En el caso de Venezuela los nombres más comunes del Tremarctos ornatus, son las de oso: criollo, negro, enmascarado, de antojos, careto, piñuelero; este último derivado de su preferencia de consumir piñuelas (bromelias) y, por supuesto, la denominación de oso frontino que quiere decir ‘con mancha en la frente’. Los autores destacan un aspecto peculiar de esta especie, y es que no existen dos osos frontinos iguales, es decir que las manchas en su rostro y pecho varían mucho entre individuos, lo que se constituye en una verdadera marca de identificación (p. 20). La alusión de ‘verdadero’ tiene que ver con las confusiones de la cultura popular venezolana al referirse animales que no pertenecen a la familia Ursidae; tal es el caso de los ‘osos hormigueros’ (Myrmecophaga tridactyla), los ‘osos meleros o tamandúas’ (Tamadua tetradactyla) y el ‘osito lavador’ (Procyon cancrivorus).
Por otra parte, el término ‘tesoro viviente’ destacado en el texto, por ser el único sobreviviente en el planeta de la subfamilia Tremarctinae, resalta su importancia paleobiogeográfica. Como es sabido, grandes grupos de mamíferos, incluidos los cánidos, así como los osos y felinos provenientes del norte invadieron el territorio que ocupa América del Sur a finales del Plioceno; mediante la utilización del istmo de Panamá, que emergió hace aproximadamente 3 millones de años, e hizo las veces de puente biogeográfico o puente terrestre. Se cree que su génesis estuvo allí: en el hecho de venir del hemisferio norte, en el bien conocido ‘gran intercambio biótico americano’, donde los mamíferos del sur, también viajaron a Norteamérica, pero corrieron con menor suerte que los primeros al extinguirse muchos de ellos.
Este oso no es enteramente nuestro, ya que su distribución biogeográfica es muy amplia: cubre su hábitat, varias zonas de montañas (Andes venezolanos y sierra de Perijá), Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia; e incluso al norte de Argentina. Detalles tales como las características de sus huellas, aspectos referentes a la reproducción y tipos de alimentos que consumen (la dieta varía y consiste en diversas frutas, plantas, especialmente cogollos de bromelias, insectos, pequeños vertebrados y ocasionalmente carroña de ganado), se muestran de manera explícita en el desarrollo del libro; donde además se hace hincapié en el espacio vital del oso frontino, cuya superficie aproximada se estima en 25 km2 de manera de asegurar la supervivencia de un solo individuo. Comportamiento: se caracteriza por no hibernar y se mantiene activo durante todo el año, lo que es una lógica consecuencia de las condiciones climáticas donde se desenvuelve; resalta su ‘misteriosa presencia’, ya que se trata de una criatura elusiva, tímida y de respuestas rápidas, por ser muy ágil, no obstante al dejar señales visibles “…su presencia puede resultar un asunto menos complicado” (p. 41).
Lejos de ciudades y pueblos, constituye el bosque nublado (montano bajo y montano alto) su entorno preferido, especialmente a altitudes superiores a los 1.800 msnm, pero también puede desplazarse hacia los páramos, donde suele ir con menor frecuencia; ello debido a su naturaleza nómada y a las grandes distancias que recorre en busca de alimentos. Los autores lo han definido o denominado como “el gran jardinero”, al facilitar la dispersión de semillas.
Tema interesante lo constituye el ítem: ‘Oso y cultura’. Inicialmente, el oso se vinculó con el mundo anímico, espiritual y hasta cierto punto romántico por algunos grupos indígenas, existiendo prohibiciones que impedían su cacería. De hecho, en la actualidad se mantiene una tradición de la etnia yukpa en la sierra de Perijá (entre Venezuela y Colombia), según la cual el oso es “el espíritu que protege el equilibrio ecológico e impide que el hombre cace más animales que los que necesita para subsistir” (p. 57). Esta situación cambió con la llegada de los colonizadores europeos, y el oso se convirtió en una especie dañina.
Símbolo ambiental, la especie aquí descrita ilustra el reverso del billete de 50 bolívares en Venezuela, hecho que se ve reivindicado en el nuevo billete de 10.000 bolívares y hasta Simón Díaz Jr., le escribió la letra de una canción que en su momento, fue musicalizada e interpretada por su padre: Simón Díaz (nuestro querido Tío Simón).
Pero y ¿cuál es el futuro de la especie?, cazado sin misericordia: se consume su carne y sus huesos, mientras que sus pieles, patas y otras partes tienen para algunos un uso ornamental y ‘mágico – curativo’. Es el oso que perdemos al invadir su hábitat, que en conjunto con la cacería indiscriminada, hacen que este mamífero se encuentre dentro de las más amenazadas del mundo. Lo que es “bueno para el oso, es bueno para la gente”… (definitivamente) …“la experiencia acumulada poco a poco ha permitido disipar la neblina de la ignorancia” (p. 67). A todo lo largo de la obra se hace énfasis en la importancia de conocer las características y hábitos del oso frontino, de allí el estímulo a la búsqueda de información, la participación, la contribución, la comunicación y difusión a un público no especializado. Hubiese sido interesante incluir dentro del texto, y de forma resumida, una sección con los trabajos pioneros, que se han hecho sobre el tema del Tremarctos ornatus en Venezuela.
En letras rojas, como parte del texto se resaltan una serie de términos que luego son explicados, de forma clara y sencilla, en un glosario que acompaña a la obra. La bibliografía concluye con ocho citas de trabajos relacionados con el tema, de fácil acceso de forma que las consultas sean parte de la aventura.
Como elemento especialmente atractivo se presenta un centro de actividades dedicado a diferentes aspectos de la vida, hábitat, costumbres del oso frontino, orientado principalmente a niños. Además de ser un aporte original, se complementa con una de una serie de divertidas tareas. La totalidad del texto es un mensaje claro a conservar una especie, cuya existencia se encuentra en peligro y que, ciertamente, es el único representante de toda la familia de los úrsidos en América del Sur. De allí que, a nuestro juicio, debe ser un libro de apoyo y de consulta no sólo para niños y docentes de aula, sino para universitarios y la comunidad en general. En síntesis, toda la obra está escrita en un lenguaje que recuerda aquella máxima: ‘escribir claro es un buen hábito’.
Las primeras ideas e inquietudes de los autores [3] surgieron a mediados de la década de los 90’s, en vista de motivar el conocimiento y difusión de las características del ‘Oso Venezolano’, por la vía de la publicación de un libro. Como nota resaltante hay que hacer hincapié en el gran desconocimiento que hace tan solo dos décadas había de esta hermosa criatura. Resulta toda una aventura reseñar las peripecias que estos dos investigadores experimentaron hasta ver su obra publicada. Paralelo a este esfuerzo se dedicaron a la difusión mediante artículos, folletos, trípticos y hasta una cartilla educativa.
Esta última fue auspiciada por la asociación PROVITA, y resultó ser un completo éxito; de hecho, se agotó en corto tiempo. Dificultades adicionales impidieron una reedición del texto.
Luego de tocar muchas puertas y ‘cruzar el desierto’, los autores se toparon con el apoyo y la generosidad de la Fundación Empresas Polar, que decide patrocinar la obra que ahora comentamos. De palabras de Denis Torres se sintetiza esta experiencia que ha sido vivida en primera persona: “El proceso editorial desde la diagramación y correcciones duró 1 año y medio aproximadamente (para mí) fue una magnífica noticia recibida en diciembre 2013, que fuese elegida nuestra propuesta editorial dentro de las cinco que iban a financiar en ese momento; ya en junio del 2015 finalmente vimos publicado el libro, en un formato que me hizo acordar de aquel formidable diseño de los cuadernos Lagoven (financiados en su época por esta antigua filial de PDVSA) y que también había servido de inspiración para lograr la meta planteada” (D. Torres. En Comunicación Personal; 2017).
Finalmente se puede decir que el oso frontino encontró en Torres y Yerena, dos grandes aliados en la preservación de su existencia.
Es con profundo pesar que informamos a nuestros lectores la desaparición física de nuestro querido y apreciado colega y amigo de aventuras y desventuras editoriales Carlos Ferrer Oropeza, hecho acaecido en la ciudad de Valencia (Venezuela), el 15 de febrero de 2018. Carlos fue desde hace muchos años, editor asociado de la Revista Geográfica Venezolana y, sin duda ninguna, el estar hoy en el lugar que ocupa nuestra revista se le debe en mucho al tesón, entrega y disposición que siempre demostró por el mundo de las letras. Esta reseña del texto de Torres y Yerena, realizada con el profesor y colega Alejandro Delgadillo, es una clara muestra de lo que significaba para Carlos una revista para la divulgación del quehacer de los hacedores de ciencia en nuestro país.
Notas