Reseña
Rafael Llácer Pantión (2015). Fachadas marítimas de Cádiz. Colección cuadernos de Paisaje. Granada, Entorno gráfico ediciones | 22x25 cm | 178 pp. | ISBN 978 84 1631 905 3
![]() | Llácer Pantión Rafael. Fachadas marítimas de Cádiz. Colección cuadernos de Paisaje.. 2015. Granada. Entorno gráfico ediciones. 178pp.. 978 84 1631 905 3 |
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Recepción: 13 Diciembre 2017
Aprobación: 12 Febrero 2018
Basándose en su tesis doctoral: “Cádiz. Caracterización de los bordes de la ciudad histórica” defendida en la Universidad de Sevilla, en junio del 2008, Rafael Llácer Pantión publica el libro aquí reseñado: “Fachadas marítimas de Cádiz”, con el cual se inaugura la colección “Cuadernos de Paisaje”. Dicha colección, coordinada por Juan Fco. Ojeda Rivera, es fruto de la transferencia de conocimiento del equipo que él mismo lidera en el desarrollo del Proyecto de Investigación de Excelencia de la Junta de Andalucía HUM 5382: Archivo de Percepciones y Representaciones de Paisajes Andaluces. La convergencia de miradas de este equipo interdisciplinar de investigadores, sumada a la propia mirada del lector, es lo que, según señala Juan Fco. Ojeda Rivera, permitirá comprender la complejidad paisajística que se pretende abordar en este trabajo.
Rafael Llácer Pantión nació en Sevilla en 1960, es arquitecto técnico, licenciado en geografía, Doctor por la Universidad de Sevilla y obtuvo el Grado de Ingeniero Edificación en 2015. Es profesor titular en la Universidad de Sevilla y forma parte del movimiento Urban sketchers, una comunidad de dibujantes que retratan los lugares donde viven y a donde viajan a través del dibujo in situ “mostrando el mundo dibujo a dibujo” a través de internet. Su propio blog: “Miradas dibujadas. Cuaderno de paisajes cotidianos” expone algunos de sus croquis. Además, ha participado en numerosos congresos y actividades académicas con aportes relacionados a esta actividad como por ejemplo: “Dibujar la ciudad. El dibujo como técnica de análisis del paisaje urbano”.
El trabajo aquí considerado recoge un conjunto de miradas que han confluido en Cádiz y sus bordes con el mar, distintas aproximaciones a la ciudad que han sabido alimentarse unas de otras en el seno de un proyecto de excelencia. Con él, el grupo humano multidisciplinar que lo acompaña ha querido materializar el trabajo realizado sobre un objeto de estudio concreto -las fronteras entre mar y urbe de un casco histórico profundamente significativo como el de Cádiz- (Llácer Pantión, 2015: 163). Este libro encarna una pretensión divulgativa y abierta geográficamente en la mirada del paisaje, porque el paisaje es polisémico y exige selección e interpretación de aquel que lo mira. Así queda hecha la invitación a maridar nuestras emociones como lectores con la contemplación, observación, comprensión y disfrute del paisaje. Porque el paisaje se sustancia en la recepción (11).
“En la medida que es una circunstancia vital, requerirá su vivencia. Es decir, la comprensión del paisaje es un ejercicio intelectual completo, donde, además del indispensable rigor y la necesaria inteligencia, son particularmente apropiadas la sensibilidad y la experiencia directa, saber dialogar con el marco” (Martínez de Pisón, 2010: 411).
Respecto de la metodología para abordar el itinerario propuesto en este libro, el autor se apoya en el trabajo de Juan Fco. Ojeda Rivera, quien entiende que el paisaje es una realidad compleja y por lo tanto también lo es su lectura. Consecuentemente, señala que no es suficiente una mirada técnica y objetiva de las claves territoriales, sino que es fundamental la inmersión sensorial, las percepciones y experiencias individuales y colectivas. Es por ello que los instrumentos utilizados en estos cuadernos son las descripciones, esquemas y claves que revelan sintéticamente los fundamentos de las realidades visibles de los distintos ambientes a reconocer, como productos de interacciones naturales e históricas- y por otra parte, las presentaciones y creaciones de relatos iconográficos y literarios- que introduzcan a las emociones de quienes observan el paisaje. La aplicación que Llácer Pantión hace de este método de lectura paisajística es lo que termina por estructurar el libro que se divide en cinco capítulos.
El primero de ellos “INTRODUCCIÓN” hace una descripción sintética pero completa del entorno geográfico de la ciudad de Cádiz. Describe su emplazamiento dentro del territorio de la Bahía de Cádiz, situada en el extremo sur-occidental europeo en el litoral de Andalucía y caracteriza la evolución geomorfológica desde su fundación y sus condicionantes naturales. Este capítulo también hace un recorrido por la historia de la ciudad desde la época fenicia (1000 a.C) hasta el SXX, marcada por importantes episodios naturales y militares que significaron sucesivas construcciones y destrucciones, producto de su estratégica ubicación.
Una vez presentada la ciudad y sus principales características, se dispone a emprender la “lectura paisajística”, por eso el segundo capítulo: “METODOLOGÍA DE ESTE CUADERNO” explica el método que fue desarrollado y empleado por el equipo investigador. El mismo consta de tres momentos sucesivos: 1. El establecimiento de claves espaciales, territoriales y paisajísticas a través de la acumulación de distinta información pluridisciplinar; 2. La selección de paisajes concretos y significativos a través de migraciones disciplinares y por último; 3. Se aplican a esos paisajes complejos, pautas de lectura que tienen que ver con el establecimiento de límites, la caracterización de componentes principales, la definición de sus atributos y la dilucidación compartida de su núcleo de sentido o unidad de significado (p.39).
El tercer capítulo “APROXIMACIÓN A LAS CLAVES DEL ÁMBITO DE ESTUDIO” desarrolla el primer momento disciplinar de la lectura hermenéutica de paisajes: la aproximación multidisciplinar al ámbito de estudio. En esta etapa se suman miradas y aportes desde distintas disciplinas que se traducen en claves espaciales, claves territoriales o históricas y claves paisajísticas. Las claves espaciales presentan a Cádiz según su ambivalente medio natural, su limitado espacio físico y su particular relación con los vientos. Las territoriales hacen referencia a su historia, siempre a la defensiva de constantes asaltos y estrechamente relacionada con el mar. Y por último, se exponen las claves paisajísticas, relacionadas con su blanca arquitectura en contraste con el azul intenso del cielo y el mar.
El cuarto capítulo corresponde a la segunda etapa del método que, como se mencionó anteriormente, se trata de una “lectura interdisciplinar de paisajes significativos”, ya abocada a paisajes concretos. Es por eso que está titulado “ITINERARIOS” y desarrolla cada uno de los ámbitos de estudio particularmente. En el caso de Cádiz se dividió al borde marítimo urbano de la ciudad en 5 ámbitos de estudio: Muelle, Campo del Sur, Caleta, Genovés y Alameda, cada uno de ellos caracterizado por distintos elementos urbanos que a través de la historia se han convertido en señas de identidad y forman parte del patrimonio material e inmaterial de Cádiz. Para su análisis se establecen límites que, en este caso están dados “por la configuración en planta y la orientación (…), cuestiones estas que repercuten en la personalidad del paisaje que genera cada fachada marítima” (59). Se analizan los componentes principales como marcas objetivas del paisaje, que por tratarse de un borde marítimo son: el frente edificado, el espacio marítimo, el espacio intermedio entre ambos y la línea de contacto del borde. Los atributos son aquellas cualidades abstractas que definen la esencia de cada ámbito, por su pasado, por su presente e incluso por los anhelos que de ellos se despiertan; y terminan por sintetizarse en una unidad de significado.
El quinto y último capítulo se denomina “CÁDIZ EN LOS TEXTOS LITERARIOS” y se trata de una compilación de fragmentos pertenecientes en su mayoría a cuadernos de viaje que datan desde el SVIII y SIX e incluyen también fragmentos de algunos autores actuales. Este apartado presume una magnífica oportunidad de poner en valor los aportes de la literatura al paisaje. Sin duda una fascinante relación que invita a ser profundizada de modo extendido en su próxima edición.
Por su parte, el EPÍLOGO carece de la fuerza necesaria para caracterizar el aporte de Llácer Pantión, pues no logra sintetizar los argumentos y conclusiones fundamentales del trabajo. Si bien puede ser una de las características del formato editorial elegido -el de “Cuadernos de paisaje”- la lectura final de la propuesta deja al lector con sabor a poco.
La habilidad de Llácer Pantión para expresarse a través del dibujo, le da al libro una de sus características más particulares y atractivas, el relato a través de las ilustraciones. Fachadas marítimas de Cádiz contiene numerosas dibujos, gráficos y acuarelas, tanto del autor como de otros colaboradores que, con distintos grados de análisis, respaldan y explican cada uno de los contenidos. Este recurso, siguiendo a Maderuelo, le permite mirar el paisaje desde el punto de vista del espectador, observando y descifrando cada signo para plasmar con fidelidad la realidad en sus dibujos (Maderuelo, 2008: 69). El enfoque artístico del autor será sin duda muy bien valorado por lectores del ámbito disciplinar de la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo, sin descuidar a la geografía y el arte. Es destacable también la factura de la encuadernación que, sumada a la calidad y variedad de los recursos gráficos que acompañan el texto, sorprenderán gratamente al lector. Por el lado de las sombras, la lectura de este trabajo puede requerir de mucha atención e incluso tornarse un tanto reiterativa y densa al momento de analizar cada uno de los ámbitos y subámbitos debido a la profundidad del análisis, lo que genera además un notable desbalance en los capítulos, tanto en extensión como en atractivo. Estos detalles, aun cuando son menores, podrían ser objeto de atención en futuras re-ediciones.
En conclusión, el trabajo aquí plasmado es resultado de un consenso entre la vivencia, el riguroso ejercicio intelectual, la sensibilidad y la experiencia directa a los que Martínez de Pisón se refería. Es el “dialogo con el marco” que, a través de este cuaderno, permite al lector introducirse en el paisaje de Cádiz; conocerlo, vivirlo y sentirlo en un viaje a través de las disciplinas, los vínculos y los afectos.
Llácer Pantión nos ofrece la oportunidad de mirar el paisaje a través de una perspectiva amplia que extiende los límites fuera de las murallas de Cádiz, una perspectiva capaz de entender sus bordes marítimos como espacios significativos donde el presente convive cotidianamente con las marcas de su pasado.
Todos los relatos contenidos en el libro, tanto los narrados en palabras, como los transmitidos a través de la representación gráfica de la que se vale el autor, honrando su tradición disciplinar, nos invitan a mirar el paisaje con sensibilidad. En este “explicar dibujando” Rafael Llácer Pantión pone en evidencia su mirada docente, decodificando en cada croquis o pintura: hitos urbanos, dinámicas de uso y relaciones espaciales en el lenguaje que mejor interpretamos los arquitectos. De esta manera el autor apela a generar sobre el territorio miradas comprometidas con el paisaje, que como plantea Nogué, sean capaces de comprender como se gestaron cada uno de los elementos tangibles y simbólicos de la ciudad para así poder revalorizarlos (Nogué, 2007: 373). Es decir, la urdiembre entre relatos e ilustraciones, entre el libro y su lector se completa y complementa en el paisaje mismo.