El estudio del Crecimiento y Desarrollo como pilares de “progreso”. Una exploración desde las humanidades
The study of Growth and Development as pillarse of “progress” for society. An exploration from the humanities
El estudio del Crecimiento y Desarrollo como pilares de “progreso”. Una exploración desde las humanidades
Educere, vol. 24, núm. 79, pp. 533-545, 2020
Universidad de los Andes

Recepción: 07 Febrero 2020
Aprobación: 28 Febrero 2020
Resumen:
Pareciera que la ciencia económica y su intrincada jerga críptica sirve para enmascarar situaciones y decisiones que planteadas de manera comprensible al público provocarían un abierto rechazo. Debemos suponer que no es ese su propósito sólo que dado su enorme desarrollo formal se ha ido distanciando cada vez más de la comprensión del común de la gente y ha quedado reservada para el dominio exclusivo de los profesionales ligados a ella: economistas, en primer lugar y luego una larga lista de otros profesionales. Intentar definir crecimiento y desarrollo, para así comprender la evolución de las políticas públicas que nos afectan a todos y que en el caso de la escuela, por ejemplo es más evidente. A partir de una aproximación a los antecedentes históricos y regionales en el que los indicadores sociales están latentes para la posible medición de términos económicos y logre estar en consonancia con las denominadas políticas públicas.
Palabras clave: Crecimiento, Desarrollo, Economía, Políticas públicas.
Abstract:
It seems that economic science and its intricate cryptic jargon serves to mask situations and decisions that are understandably posed to the public would cause an open rejection. We must assume that this is not its purpose, given that, given its enormous formal development, it has been increasingly distancing itself from people’s understanding of the commons and has been reserved for the exclusive domain of professionals linked to it: economists, in the first place and then a long list of other professionals. Try to define growth and development, in order to understand the evolution of public policies that affect us all and that in the case of the school, for example, is more evident. From an approximation to the historical and regional antecedents in which the social indicators are latent for the possible measurement of economic terms and can be in line with the so-called public policies.
Keywords: Growth, Development, Economy.
A modo de introducción
¿Cómo mantener una democracia basada en el concepto de la igualdad, mientras siga en funcionamiento una economía con cada vez mayor desigualdad?
Lester Thurow
El tema de las relaciones entre crecimiento y desarrollo no sólo es un desafío arduo, complejo y denso para los profesionales de la economía, características que se elevan exponencialmente cuando los que intentan su abordaje son profesionales de otras áreas del conocimiento que carecen de la necesaria formación en el campo de la economía como es el caso de quien redacta esta exposición. Lo paradójico es que los temas de la economía están presentes permanentemente en la vida diaria de las personas, en los medios de comunicación, en las redes sociales, es decir, hacen parte de la cotidianidad en la que se desenvuelven los hombres y mujeres. En cada momento encontramos una colección de categorías económicas que no dicen mucho al ciudadano pero que tienen notorios efectos en su existencia diaria. Los medios de comunicación suelen publicar informaciones respecto a “renegociación de la deuda”, “créditos stand bye”, “inflación”, “hiperinflación”, “desaceleración de la economía”, “deflación”, “tasas dow jones”, “precios de referencia”, “presupuesto reconducido”, “tesoro nacional”, y un extenso repertorio de categorías económicas, las cuales si las miramos con prolijidad algunas, no pasan de ser más que metáforas literarias y además polisémicas. Descubrimos que la ciencia económica está plagada de recursos literarios, pues su repertorio técnico y específico está invadido por la literatura1. ¿Será esta la razón por la cual la ciencia económica termina refugiándose en sus complejos modelos matemáticos y en sus densos algoritmos?2, o, ¿son tan complejos los problemas económicos que el único lenguaje transparente que puede describirlo es el críptico formalismo matemático?, o, ¿será que las ciencias económicas son el más fidedigno reflejo del axioma que establece que manejarse con datos es un recurso para no informar? Debe en claro que el dato, que se encuentra en las redes sociales y en internet a raudales y además disponible masivamente, no provee conciencia, no desarrolla postura, es decir no informa, y como tal no-forma, sino entretiene y permite que algunos, especialmente los dirigentes emborrachen a los auditorios. Son dudas razonables que los especialistas deberán asumir para dar una respuesta pública.
Responsabilizar de esta situación sólo a la ciencia económica y sus arcanos resulta muy reduccionistas, pues hay otros actores que también participan de esta suerte de enmascaramiento de las medidas económicas. Es el caso de los partidos políticos que dicen defender los intereses de las mayorías o ser sus representantes pero que no proporcionan a su militancia formación respecto al funcionamiento del sistema político-económico como no sea en el plano de la consigna. Sin embargo, en las instancias de decisión son los que aprueban medidas económicas tales como disminución del gasto social, pago de la deuda pública a costa de disminuir las adquisiciones de alimentos y/o medicinas, incremento de las tasas de interés, aumento de impuesto al valor agregado, medidas regresivas y atentatorias contra los asalariados de funestos efectos sobre la población. Simultáneamente, los mismos que apoyan decisiones como las descritas no tienen ningún complejo en aprobar subsidios del estado a determinados renglones de la actividad económica normalmente en manos de privados. El argumento al que con frecuencia se recurre es la necesidad de mantener las tasas de empleo y el ordenamiento del gasto público. Y esta es la gran paradoja: si la economía impacta con tanta fuerza en la existencia de las personas, su dominio debería estar extendido al grueso del público, para lo cual toda su parafernalia
técnica, sus modelos y fórmulas matemáticas tendrían que estar acompañadas de una técnica lingüística, de un diccionario que traduzca aquellos intrincados modelos y fórmulas al lenguaje común de la gente. Lamentablemente esta aspiración excede las posibilidades de los partidos políticos y de la propia la ciencia económica que por su seguridad y prestigio debe enclaustrarse en su críptico mundo.3
Por otra parte, no es menos cierto que en el cuadro descrito una cuota alta de responsabilidad en el distanciamiento comprensivo de la economía por parte del común de las personas le cabe a la población en general que ha sido presa de un vulgar pragmatismo a la par que de un grosero individualismo. Se puede afirmar, sin mucho riesgo de equivocarse que si se propusiera un programa educativo a través de los medios de comunicación del tipo “aprendamos economía” o “cómo funciona el sistema económico” seguro que fracasaría por falta de audiencia. La ausencia de información y el complejo cuadro de la economía generan como respuesta en parte de la ciudadanía el surgimiento de ritos y conductas, que al parecer funcionan como efectivos mitos especialmente en pequeños vendedores ambulantes, comerciantes informales, buhoneros e incluso modestos bodegueros. Tal es el caso de la primera venta que lleva al comerciante a persignarse con los billetes recibidos para que las ventas sean exitosas en ese día. Se trata de un sincretismo en el que se mezcla paganismo, sacrilegio, blasfemia e infantilismo, y probablemente algo de ciencia económica. Más grave aún resulta la creencia bastante extendida y que se expresa en la fórmula “si a mí me va bien no veo por qué a los demás les puede ir mal”, afirmación elusiva pero que en el campo de la ciencia económica ha sido racionalizada alcanzando el rango de “teoría económica”. Es el caso de la “teoría del derrame”, también conocida como “teoría del goteo” de notable vigencia en la década de los noventa. En síntesis sostiene que el crecimiento económico necesariamente surtirá efectos sobre los estratos sociales bajos, al generar mayores y mejores ingresos, y consecuentemente mayor consumo. De esta forma se produciría un mayor bienestar general y una reducción de la desigualdad.4 No hace falta detenerse en el examen de esta “teoría”, mucho más cuando ya ha sido abandonada.
El colofón para esta parte es una paradoja. A pesar del enorme impacto que las decisiones económicas tienen sobre la población su conocimiento y comprensión son parte de un gran misterio para la mayoría de las personas.
Los conceptos
El crecimiento, una obsesión
El tema del crecimiento y desarrollo no escapa a las consideraciones precedentes y a pesar de nuestro limitado bagaje formativo en las ciencias económicas intentaremos abordarlo de la mejor forma posible para lo cual partiremos por unas consideraciones previas que saltan a la vista de cualquier observador por muy desaprensivo que sea.
De entrada lo más evidente es que el crecimiento económico junto con ser un concepto y una variable económica es también una obsesión para gobiernos y naciones. En Latinoamérica y El Caribe al igual que en el resto del mundo se lo busca afanosamente y cuando se logra una tasa por encima del promedio de los países de una región, el dato se exhibe ruidosa y orgullosamente pues es la muestra que “las cosas se han hecho bien” o que “vamos por buen camino” consignas que se repiten en forma majadera. Lo que el ciudadano común observa es que esta fijación gubernamental por lograr el crecimiento funciona como un horizonte que moviliza energías y esfuerzos para alcanzarlo pero que en la medida en que se acerca a aquel, este se aleja. Se puede decir que si alguna función cumple el crecimiento es la misma del horizonte, es decir, sirve para movilizarse tras él con una escasa probabilidad de no alcanzarlo. En efecto, el crecimiento en Latinoamérica y El Caribe, a pesar de todos los esfuerzos, sigue siendo una asignatura pendiente, continúa como una meta por alcanzar. ¿Por qué es tan difícil o casi imposible un crecimiento, primero sostenido, y luego, de una magnitud que permita avizorar el futuro con una dosis de optimismo?, una pregunta difícil con una respuesta no menos dificultosa que obligaría a salir del tema central de este escrito.
El crecimiento como variable dependiente de demandas internacionales
En segundo lugar debe quedar en claro que el crecimiento para América Latina y el Caribe especialmente aunque también para los países del así denominado Tercer Mundo es una variable dependiente del comercio internacional, básicamente porque la región salvo probablemente Brasil y quizás México, sigue siendo exportadora de materias primas: soja, trigo, azúcar, gas, algodón, fruta, tabaco, café, carne, licores, petróleo, cobre, oro, plata, zinc, estaño, gas, es decir, productos que tienen un valor agregado moderado. En la actualidad, entre los minerales de fuerte impacto en el mercado internacional se encuentra el litio, principal componente de las baterías de los equipos electrónicos. Bolivia posee el salar de Uyuni uno de los más grandes y altos del mundo, cuantioso en litio, lo que le permitiría a este país mirar el futuro con moderado optimismo, y sin embargo, no cuenta con la capacidad económica como para levantar una empresa que lo extraiga, es decir que realice la prospección, la exploración, la extracción, el procesamiento, la manufacturación y todos los pasos subsiguientes hasta llegar a su comercialización en el mercado internacional. Una obra de esta naturaleza requiere de una inversión que no está al alcance de ese país, salvo que esté dispuesto a firmar contratos con consorcios transnacionales los cuales normalmente son leoninos y en consecuencia atentatorios a los intereses nacionales bolivianos. En esta misma dirección hay que señalar que en un futuro cercano se prevé un importante desarrollo del Coltan5, el mineral del futuro según los entendidos, cuantioso en el sur de Venezuela6.
Puestas así las cosas, el crecimiento económico en nuestra región está supeditado a las demandas del mercado externo al cual, básicamente, se le provee de materias o insumos para su elaboración y transformación en productos manufacturados de consumo masivo que luego se compra a precio muy superior al de la venta de la materia prima. Nadie niega el importante valor de las materias primas, pues, son la base de los productos elaborados, y sin embargo, los beneficios que se consiguen por medio de aquellas no guardan relación con el producto final.
En el pasado la región proveyó de importantes materias primas que luego, cuando se logró su creación artificial, las regiones que habían prosperado gracias a su extracción se convirtieron en campos yermos o cementerios de pueblos fantasmas. El caso más relevante ocurrió con el Salitre7 en Chile en el siglo XIX, que era la base para la fabricación de pólvora y que luego con la expansión de las superficies cultivables también se utilizó como abono agrícola. Pero a la altura de 1930, cuando en Alemania se empezó producir nitrato en los laboratorios, la debacle se hizo sentir en ese país.
Por otra parte, es necesario destacar que las materias primas se cotizan en mercados altamente especializados de países del norte tales como Inglaterra, Japón, Estados Unidos entre otros. El dato si bien pareciera ser irrelevante, sin embargo cobra importancia por la influencia que tiene en el crecimiento de un país los precios de las materias primas. Cabe agregar además que una de las características de los precios de estas mercancías es su volatilidad lo que crea inestabilidad y conflictividad en el país productor. En algunos casos para enfrentar el cuadro de inseguridad se han creado “fondos de estabilización” que son ahorros en tiempos de bonanza y que se utilizan para los momentos de precariedad en los precios para mantener un cierto equilibrio. Obviamente mientras mayor sea la dependencia de un país de una materia prima, más expuesto estará a la incertidumbre de los precios. Un caso típico es el de Venezuela cuya dependencia del petróleo es muy alta. Adicionalmente la especialización en la comercialización de una materia prima provoca que ese país destine gran parte de sus ingresos a fortalecer a ese sector mediante la inyección de recursos y el empleo de tecnología, al precio de abandonar o cuando menos descuidar otros sectores de la economía nacional.8
La distribución inequitativa del crecimiento, un dilema sin resolver.
Ahora bien las bondades que ofrece la naturaleza en América Latina en orden a poseer tantos recursos tienen su lado negativo en dos expresiones empíricamente comprobables. Por una parte, estos recursos no están al alcance de toda la población, mejor dicho, las riquezas que se generan a partir de ellos, no se distribuyen equitativamente provocando injustas asimetrías sociales que con pertinacia están ancladas en nuestras sociedades. Por otra parte, al depender de demandas externas, cuando éstas decrecen tal como está ocurriendo en estos días, la región las sufre notoriamente lo que incrementa la conflictividad social, la ingobernabilidad y en general las inquietudes sociales, pues, en un mundo tan interconectado las expectativas respecto a la calidad de vida se han elevado y en consecuencia la población tiene aspiraciones que sus gobiernos no pueden o no quieren cumplir. De acuerdo al Banco Mundial
Se espera que el Producto Interno Bruto de la región se contraiga 1,1% en 2016, luego de un descenso de alrededor de medio punto porcentual en 2015. Esto marca la primera recesión bianual en más de tres décadas. Para el 2017, se prevé que la economía regional crezca un 1,8 por ciento y continúe expandiéndose en 2018, aunque ello dependerá en gran medida de la fortaleza de los mercados externos y la capacidad de abordar los desafíos macroeconómicos.9
En las circunstancias someramente descritas el crecimiento económico cobra especial relevancia pues es la esperanza para superar la pobreza de los “condenados de la tierra”10 en América Latina y el Caribe.
El concepto de crecimiento y su expresión cuantitativa. El Producto Interno Bruto (PIB)
¿Cómo podemos definir el crecimiento económico? De manera sencilla y comprensible se puede decir que es la sumatoria de bienes y servicios creados y ofertados durante un año en un país. Esto es, por ejemplo, la suma de zapatos, vestidos, embutidos, atenciones sanitarias y educativas, películas estrenadas, obras de teatro montadas, entre muchas otras posibilidades. Técnicamente se expresa como el Producto Interno Bruto (PIB), es decir, el valor de producción durante un periodo determinado medido monetariamente. Básicamente se calcula mediante el gasto, aunque no es la única alternativa.
Cuando el PIB se divide por el total de la población, surge la Renta Per Cápita, un indicador que hasta hace algunas décadas se consideraba que reflejaba las condiciones de vida de la población. Sin embargo, como se trata de una cifra que resulta de dividir el Producto Interno Bruto por el número de habitantes de un país, es decir, un promedio abstracto, se genera una distorsión de la realidad debido a que está asignando el mismo nivel de ingresos a todas las personas, lo cual es una enorme falacia. Ciertamente es un dato falaz porque no considera una realidad impactante en nuestros países como es la desigualdad, la asimetría en las condiciones de vida dando por hecho que todos tienen condiciones, al menos semejantes. Tampoco considera algunos gastos que no tienen ninguna incidencia en las condiciones de vida. Por ejemplo, en Chile, por mandato de la dictadura, el 10 % de las ventas del cobre en un año, principal renglón de exportación de la economía de ese país, está destinado para financiar a las Fuerzas Armadas. Tal es la Ley Reservada del Cobre, Nº 13.906 publicada en El Diario Oficial (Gaceta) el 29 de octubre de 1976, a sólo tres años de instalada la dictadura que derrocó al gobierno constitucional de Salvador Allende. Es de hacer notar que el monto se mide en dólares americanos y en el caso de que las ventas del mineral arrojen un beneficio a la institución castrense inferior a US 90.000.000 (noventa millones de dólares) el Estado deberá complementar esa cifra con un crédito adicional que se establece en la Ley de Presupuesto de la nación.11 La democracia en tanto administradora de la herencia dictatorial no la ha eliminado este injusto reparto de una riqueza nacional porque forma parte de los acuerdos para la transición a la democracia ¿Para qué le sirve a la población ese enorme flujo de dinero? Lo que hoy se sabe es que ha sido una fuente permanente de corrupción, pues, los controles previos y posteriores son inexistentes.
El crecimiento y los factores de la producción
El incremento de la producción de bienes y servicios y su respectiva renta es el crecimiento de la economía, de allí la importancia que tienen los factores que intervienen en la producción. Tradicionalmente la teoría económica considera tres factores para el crecimiento económico.12 En primer lugar la tierra, más concretamente, las posibilidades que ofrece la naturaleza punto de partida para la producción, es decir, la disponibilidad de bosques, tierras cultivables, minerales, agua, condiciones climáticas, orográficas, edafológicas. En este sentido, como está dicho, Latinoamérica y El Caribe poseen una generosa naturaleza que brinda oportunidades de crecimiento. El segundo factor importante de la producción es el capital, de trascendental impacto en las sociedades contemporáneas al punto de dar nombre al modo de producción que rige la economía mundial: el capitalismo.13 Estrecho resulta concebir el capital sólo como la masa monetaria disponible en un país, pues, en un sentido amplio todo lo que contribuye a la producción y a la prestación de servicio se considera capital. No es casual que se haya acuñado el concepto de “capital” humano o de “recurso” humano, inaceptables desde un punto de vista ético, pues el hombre nunca es un medio, siempre es un fin en sí mismo. Cuando al ser humano se le convierte en recurso, simultáneamente pierde su dignidad y se transforma en un objeto que puede ser utilizado y luego desechado como una cosa con valor de uso y de cambio. Sin embargo, en la literatura de la economía el término ha sido aceptado exitosamente aunque de manera acrítica situación que pudiera explicarse porque efectivamente en el modo de producción capitalista el hombre no sólo es un objeto prescindible, sino un medio de producción.
Si, como está dicho, por capital se entiende todo lo que sirve a la producción o prestación de un servicio, entonces, la maquinaria, las herramientas, las instalaciones, los depósitos, los insumos, el transporte, entre otros, también se consideran capital. Ahora bien, se puede contar con una naturaleza que ofrezca muchas posibilidades como suele ocurrir en los países tropicales, también se puede acceder a capital en términos relativamente convenientes, pero estos dos factores, siendo necesarios no son suficientes, es decir, no alcanzan aún para producir porque falta lo que a juicio de quien escribe es lo más importante: el trabajo En este contexto el trabajador, su capacitación, su experticia, su bienestar, su salud, su remuneración, su aptitud y actitud para el trabajo desempeñan un rol fundamental en el proceso productivo, y en consecuencia en el crecimiento económico.
El trabajo como factor de producción. Una reflexión crítica
Antes de continuar, brevemente, quisiera detenerme en el factor de producción llamado trabajo. En primer término denominar “factor” a la tarea que lleva a cabo el trabajador, desde el punto de vista es cuestionable éticamente hablando, mucho más cuando se le pone a la par del capital y la naturaleza. Esta perversión semántica está en la génesis de otras aberraciones, como por ejemplo el desplazamiento brutal de trabajadores que provoca la incorporación de la tecnología en los procesos productivos. De forma aún incipiente comienza a hacerse realidad el sueño del empresariado en orden a sustituir al trabajador por la máquina, que no se enferma, que no pide permiso, que no falta, liberándose de cancelar vacaciones, reemplazos, pagar leyes sociales, prestaciones, jubilación, en suma, desentenderse de las garantías sociales. En nuestros días es frecuente que la máquina desplace al maquinista, según la feliz afirmación contenida en el texto “El horror económico”.14 Cuando ponemos las cosas de esta manera, el paro forzoso, la cesantía o la ausencia de fuentes de empleo adquieren connotaciones de drama social, pero mucho más de desgracia personal. Si se comparte la afirmación de Marx que califica al trabajo como una fuente de humanización, entonces, es posible dimensionar el cúmulo de efectos que causa la cesantía sobre el trabajador.15
Capital financiero
Una referencia especial lo merece el así llamado “capital financiero”, que a vista de personas medianamente informadas, está permanente en el vórtice de la crítica por el carácter especulativo que lo caracteriza. Corresponde a la masa monetaria con la que normalmente trabajan las entidades financieras, específicamente los bancos, que como bien sabemos, buscan la mayor rentabilidad en todas sus transacciones. Un ejemplo concreto lo representa el interés que estas instituciones establecen para los préstamos y los ahorros. En el primer caso se establecen tasas activas; el segundo, son las tasas pasivas. En concreto, cuando alguien solicita un préstamo el banco le cobra una tasa de interés superior a la que paga cuando alguien deposita sus ahorros. Considerando que los bancos esencialmente lo que hacen es trabajar con el dinero de los clientes y estos a su vez buscan al banco para entregar sus ahorros de manera de obtener beneficio por vía del interés que éste paga, queda en claro que se trata de un capital que no es productivo. Quien posee dinero, sin necesidad de arriesgarlo en un proceso productivo, sin necesidad de crear una empresa, está en condiciones de incrementarlo mediante su colocación en la banca. El dinero produce dinero, o si quiere, el dinero es altamente rentable porque su costo es elevado y quien quiera acceder a él para desarrollar alguna iniciativa, lo que hoy se llama “emprendimiento” debe estar dispuesto a pagar el precio que el mercado exige. Y en este vértice nos encontramos con un factor de enorme relevancia en nuestros días: el mercado que se ha convertido en el santo grial de la economía. Tal es la potencia de esta abstracta y a la vez concreta de la institución “mercado” que Hans Ketmaiel, presidente del Bundesnank afirmó:
Ustedes señores políticos tienen que ir acostumbrándose a obedecer los dictámenes de los mercados.16
Crecimiento y deuda pública
Si las economías de los países Latinoamericanos y Caribeños carecen de financiamiento para estimular el crecimiento, ¿cuál es la alternativa que les queda? Pues, acudir a los organismos financieros internacionales los mismos que rigen la economía mundial. Nos referimos Fondo Monetario Internacional (FMI), El Banco Mundial, El Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización Mundial del Comercio. Una breve y descarnada disección de Eduardo Galeano sobre estos organismos resulta francamente sorprendente. Por ejemplo, sólo cinco (5) países son los que toman las decisiones del FMI, decisiones que afectan a casi todos los países y a millones de personas. El Banco Mundial es un poco más democrático, pues su directorio está compuesto por ocho (8) países y en los Estatutos de la Organización Mundial del Comercio está establecido que su directorio debe ser producto de una elección, sin embargo, nunca se procedió de esta manera, pues lo normal es una decisión por aclamación.17 La pregunta resulta inevitable, ¿se puede hablar de un mundo democráticamente organizado cuando éste depende de las decisiones de unas instituciones que dirigen l los países y que son intrínsecamente anti democráticas?
Si lo expuesto en el párrafo anterior resulta sorprendente, escandalosamente mayor es el mecanismo que se emplea para los préstamos que generan la deuda pública. En este caso la perversión alcanza límites depravados. Haciendo gruesas generalizaciones el procedimiento, esencialmente es el siguiente. Los bancos centrales –que no funcionan como tales– o el Tesoro norteamericano18 son los que prestan dinero a la banca privada a un interés bajo, la cual a su vez lo facilita a los países solicitantes evidentemente con un interés mucho mayor. Negocio redondo para los bancos, empobrecimiento brutal para los países. Peor aún, cuando la banca está saturada de préstamos y ha alcanzado su máximo capacidad y no puede recuperar esos préstamos, entonces se producen las operaciones de rescate, que no son más intervenciones del Estado nacional o de la banca de un país del norte que presta dinero para rescatar al banco afectado quedando el Estado y el banco con nuevas acreencias.
Conscientes que el problema de la deuda es mucho más complejo, los elementos de juicio, gruesamente expuestos, son otra de las muchas y complejas aristas que un estado debe considerar para contraer en préstamos de la banca internacional para fomentar el crecimiento.
Crecimiento y límites del desarrollo
Por la década de los setenta vio la luz pública un documento que en su momento causó un fuerte impacto en la opinión pública mundial. Se trata del Informe del Club de Roma.19 En síntesis lo medular de este Informe es alertar sobre la capacidad del planeta para satisfacer las necesidades y formas de vida de una población cada vez más en crecimiento. En definitiva hizo sonar la alarma respecto al innegable deterioro de los recursos existentes en el planeta para sostener el ritmo de crecimiento demográfico y de explotación de los recursos que, a la larga, no podrá sostenerse.20 Si en el pasado las chimeneas y su descarga de gases era evidencia empírica de la fortaleza económica de un país, con el transcurrir del tiempo sus efectos son extremadamente negativos.
Las sociedades tienen que crecer constantemente y mientras más acelerado sea el crecimiento mayor es la evidencia del progreso, de modernidad. De pronto, como de una enorme pesadilla hemos despertado ante la realidad del crecimiento y del progreso, los dos estandartes que los economistas y los políticos ha sacralizado, han propuesto como las normas que todos debemos seguir. Progreso, o mejor dicho efectos perversos del progreso, son la lluvia ácida, desaparición de especies la desertificación, la polución, el efecto invernadero, la destrucción de la capa de ozono, la contaminación de las aguas por efecto del uso extendido del DDT y de los relavesmineros, en suma, el crecimiento y el progreso se alzan sobre la destrucción de la naturaleza y en nuestros días las penurias y zozobras del cambio climático con el azote de fenómenos climáticos altamente perjudiciales para la humanidad.21
Peor aún, el crecimiento no es para todos pues sus efectos no llegan al asalariado, al cesante, al que inútilmente golpea las puertas de los hospitales en busca de alivio para sus males, al pensionado que recibe un sueldo inferior al salario mínimo, ni a la mujer, madre y esposa, que recibe un salario inferior al del hombre a pesar que ejecuta la misma tarea.
Los antecedentes expuestos permiten inferir que el crecimiento económico siendo una meta deseable es también un riesgo que es necesario tener presente, y de ser posible controlar. Lo que está en riesgo no es una empresa ni una iniciativa, sino la vulnerabilidad de vidas humanas, de poblaciones enteras que están en riesgo de sufrir severos daños si el crecimiento económico no es controlado. Cierto es que hoy se habla de “crecimiento sustentable”, un esfuerzo por recordar que el crecimiento no puede ser a costa de una agresión a la naturaleza. También es verdad que en el derecho se ha establecido el delito ecológico, conocido como “ecocidio”, que el tema del cuidado de la naturaleza se ha incorporado como contenido transversal de la enseñanza. Sin embargo, todas estas medida, a juicio nuestro, son meros paliativos porque en estricto rigor el gran responsable de la crisis ambiental de nuestros días es un modelo de economía y sociedad, hegemónico a nivel planetario que arrastra en su crisis a toda la humanidad.
Desarrollo económico
Hasta ahora, por razones estrictamente formales, o si se quiere didácticas, la exposición se ha centrado en el tema del crecimiento independientemente del desarrollo, aunque en la práctica resulta imposible separarlos. Mientras el crecimiento es la dimensión cuantitativa, el Desarrollo es la dimensión cualitativa. El crecimiento es la condición para alcanzar el desarrollo; sin crecimiento no es posible lograr desarrollo. A la inversa, el desarrollo es inviable sin el crecimiento. Puestas así las cosas ¿cómo se puede concebir el desarrollo en los parámetros de esta exposición?
De manera sencilla y directa, el desarrollo es el traslado a la población de un país de los beneficios del crecimiento. El crecimiento es la condición para la prosperidad y bienestar de la población. Por ejemplo, el crecimiento tendría que servir para mejorar las condiciones sanitarias de la población, modificando la morbilidad, pues a nadie debe caberle dudas respecto a la existencia de enfermedades que son de pobres y de ricos. Los antiguos monarcas europeos, las monarquías absolutas, fueron víctimas propicias de la gota, una enfermedad producto de la acumulación de ácido úrico en las articulaciones. Independientemente de factores metabólicos, propios de cada persona, lo cierto es que si la enfermedad mencionada no afectó a la población sino a los monarcas, debemos suponer que fueron víctimas de una alta ingesta de carne, abundante en ácido úrico. Los pobres, los excluidos, que no tenía acceso a la proteína animal no sufrieron la enfermedad. Pero sin necesidad de ir tan lejos, basta recordar la Tuberculosis (TBC), una enfermedad respiratoria que afecta a los pulmones y que hizo víctima propicia a los sectores sociales de menores recursos, se debe, entre otras variables, a una precaria y deficiente ingesta alimenticia.22 En nuestros días, las enfermedades gastrointestinales y de la piel afectan mayoritariamente a los que carecen de agua potable, es decir viven precariamente. En este sentido una política de desarrollo consistiría en utilizar el crecimiento en la atención de estos sectores sociales.
Algunos indicadores de desarrollo económico
A la morbilidad agreguemos otros indicadores. Por ejemplo las tasas de mortalidad infantil que en los países en desarrollo son elevadas comparadas con los indicadores de Europa y Norteamérica; la expectativa media de vida, de la tasa de natalidad infantil, entre otras posibilidades, todas las cuales marcan notorias diferencias de desarrollo entre el sur subdesarrollado y el norte desarrollado.
Pero no sólo los indicadores expuestos revelan el desarrollo de un país. También están las variables territoriales. Lo más evidente es la disponibilidad de recursos que ofrece la naturaleza, que, como se ha señalado, en nuestro continente son abundantes.
Por otra parte, es necesario tener presente que aquellos países que fundan su crecimiento y desarrollo en la extracción minera tienen comprometido su futuro. ¿Por qué?, simplemente debido a que la actividad minera es esencialmente depredadora. Después que se agota el mineral, cuando se abandona la faena lo que queda es un campo yermo, una tierra estéril e infecunda por varias décadas.23
El ordenamiento territorial es un factor de incidencia en el desarrollo nacional que se refiere al uso de la tierra en forma racional. Lo normal en los países subdesarrollados no exista una legislación que resguarde la vocación de las tierras, la adecuada localización de los asentamientos humanos, la explotación de los recursos. Precisamente al carecer de ordenamiento territorial el efecto inevitable son los desequilibrios, que permiten que algunas regiones alcancen desarrollos con tecnología moderna y otras regiones se encuentren en la pre historia. Por ejemplo, en la minería la tecnología es de punta; en las zonas rurales se emplea el arado de palo tirado por bueyes. Estas asimetrías traen como consecuencia que en algunas partes del territorio nacional se produzcan concentraciones humanas descomunales, mientras que otras poseen escasa densidad poblacional. Los lugares que son polos de desarrollo concentran toda la atención gubernamental, mientras que regiones enteras están dejadas a la mano de Dios. Consecuentemente la distribución de la población en el territorio es desordenada e irracional, un atentado al desarrollo económico que necesariamente debe tener equilibrio.24
En materia de indicadores sociales, destaca la educación como condición para el desarrollo. En este sentido, de entrada se hace necesaria una precisión. Hasta hace muy poco tiempo atrás se sostenía con valor axiomático la fórmula

Esto quería decir que si a la población se le ofrecían más y mejores oportunidades de educación, proporcionalmente también habría más desarrollo25. La experiencia ha mostrado que esta creencia, bastante extendida al menos hasta el pasado reciente, es insostenible. Un ejemplo concreto lo presenta en esta “tierra de gracia” el Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho y otros planes26 menos trascendentes. Ruiz27, en un interesante estudio muestra con suficientes elementos de juicio, cómo esa enorme inversión en educación no se tradujo para Venezuela en un mayor desarrollo. Entre otros ejemplos hace referencia a un grupo de estudiantes venezolanos que viajaron a Costa Rica a especializarse en producción frutícola. Al retornar no encontraron ninguna posibilidad de empleo en el país, debido a que ese renglón de la economía no estaba desarrollado. En consecuencia, a los estudiantes no les quedó más alternativas que entrar al rebusque de trabajo y/o retornar al país donde habían estudiado, que obviamente los recibió con los brazos abiertos.
Desarrollo y políticas públicas
El ejemplo precedente es importante por cuanto permite visibilizar uno de los aspectos menos mencionados cuando se habla del desarrollo económico. Tal es el tema político.
En este sentido lo primero que hay que enfatizar es que toda economía es Economía Política. Pretender que las decisiones en materia económica son asépticas, incontaminadas, es uno de los mayores y el más grosero mito. En cuanto afectan a poblaciones enteras las medidas económicas son expresión de la política. Tal como lo hemos asomado al referirnos a la Deuda Externa, las medidas que adoptan los entes financieros, si bien aparentemente están circunscritas al ámbito económico, sus efectos sobre la población van más allá de lo económico obligando a la movilización social, a la denuncia y al enfrentamiento en todos los terrenos a la autoridad nacional que firmó acuerdos, que votó a favor, que dio su anuencia a medidas regresivas y a atentatorias a los intereses sociales.28 De manera que si existe una manifestación palmaria de la política esa no es otra que la economía, y dentro de ella, el crecimiento y el desarrollo.
Al criticar la fórmula que afirma que más educación es igual a más desarrollo lo que se pretende es destacar que no se trata de una relación mecánica, del tipo causa-efecto. Si así fuera, alcanzar el crecimiento y el desarrollo económico serían una tarea relativamente sencilla. Bien sabemos que no es así y si algún ingenuo pretende que el desarrollo se logrará por vía de impulsar la educación no hay duda que se estrellará con una dura realidad adversa, debido a la ingenuidad con que se aborda el tema. Si se pretende el crecimiento y el desarrollo, el punto de partida necesario es la decisión política de llevarlo a cabo con plena consciencia de que los obstáculos son muchos y que las fuerzas adversas son tan poderosas que en el momento en que lo decidan pueden doblar la mano a cualquier gobierno. Basta con pensar qué puede pasar en un país que decida implementar una política nacionalista, popular e independiente. Porque sabemos cómo terminará ese gobierno no es necesario ser explícito. En un escenario más real y menos conflictivo, es probable que un gobierno se proponga impulsar el desarrollo agrícola para abastecer el mercado interno y dejar de depender de fuentes externas. Cuando esta decisión política está tomada, recién en ese instante comienzan a intervenir a intervenir el conjunto de factores que apoyarán la decisión. A la educación, de acuerdo a la planificación, le compete proporcionar en el mediano y largo plazo, los técnicos, los mandos medios, y la mano de obra calificada que sostendrá el desarrollo agrario. Al Poder Legislativo le compete la tarea de revisar el ordenamiento jurídico en materia agrícola, para adecuar leyes, derogar otras, crear nuevas disposiciones para los tiempos nuevos y así sucesivamente cada una de las funciones sociales tendrá que hacer su aporte para el fin que se ha provisto como meta de desarrollo.
Palabras finales
Reconocemos nuestra conciencia por las limitaciones de esta exposición dada nuestra escasa formación en Economía, y adicionalmente, porque se trata de un problema que requiere de la participación multidisciplinaria y transdisciplinaria, pero que, curiosamente sólo está en manos de políticos y economistas, en ese orden.
En Latinoamérica y El Caribe, el crecimiento, cuando lo hubo no se ha traducido en desarrollo. La razón que justifica esta anomalía está en asimétrica estructuras e nuestra economía sociedad. Lo normal es que el crecimiento solo se beneficie una minoría nacional. La gran masa sigue vegetando entre severas restricciones.
Para nuestra realidad continental caracterizada por una innegable dependencia de factores internacionales lo que condiciona y subordina muchas de las decisiones en materia de política económica, la tarea del crecimiento y desarrollo es un camino largo y lleno de obstáculos, riesgos y sorpresas. Primero por el papel subordinado de nuestras economías en el contexto de la división internacional del trabajo que nos ha impuesto el papel de mono productor y abastecedor de un recurso energético.
Si bien el discurso político apela a la autonomía, la independencia, la soberanía y al anti imperialismo y otras consignas de este tipo, lo cierto es que las grandes decisiones las adoptan los centros de poder de las transnacionales y los bancos que controlan la economía planetaria. Así, a pesar de todas bravuconadas, seguimos generando un proceso de industrialización modesto que cumple fundamentalmente una función ensambladora de tecnología producida en otros lugares.
La investigación que se realiza en el país, no ha tenido la expansión necesaria y se concentra en unos pocos centros de excelencia que no alcanzan a irradiar su potencia al nivel nacional. La investigación, una actividad clave en cualquier intento de crecimiento y desarrollo, tiene modesta incidencia. La INVESTIGACION, con mayúscula, hay que reconocerlo, se desarrolla en los centros creadores de tecnología de la cual nuestros países son consumidores. Así nos movemos impulsados por modas que provienen de centros de poder.
El crecimiento y desarrollo a pesar de su enorme importancia es visto por la población con una enorme ligereza y superficialidad, quizás porque la economía se presenta como una ciencia difícil e inaccesible.
Para nuestra realidad continental la primera condición para alcanzar el crecimiento y desarrollo es consensuar el proyecto de país que queremos. Si carecemos de un proyecto país acordado entre todos, el crecimiento y el desarrollo seguirán siendo una meta inalcanzable. Para ello se requiere de una enorme generosidad para que todos los sectores sociales depongan sus legítimos intereses y sin renunciar a sus puntos de vista se busquen la convergencia en aquellas cuestiones claves para la ciudadanía. Mientras blancos, verdes, rojos, amarillos, azules no hagan el esfuerzo por buscar las coincidencias seguiremos viviendo en un mar de incertidumbres.
Llama la atención que en tiempos de tanta incertidumbre, los únicos que tienen certezas son los economistas neoliberales que han impuesto un modelo de economía y sociedad que por todas partes muestra sus deficiencias y falencias. En este contexto, es posible entender la posición del recientemente electo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump que aspira a desahuciar los tratados de libre comercio y de paso cuestionar la globalización porque se ha dado cuenta que esa potencia, guiada por la búsqueda de la competitividad y la maximización de la ganancia instaló sus industrias a los lugares de mano de obra barata pero al precio de provocar un lento proceso de desindustrialización en Norteamérica. En este juego de poder Latinoamérica y El Caribe tienen poco o nada que decir.
Referencias bibliográficas
ADELMAN, Irma. (2002). Falacias en la teoría del desarrollo y sus implicaciones en política. En Meier, Gerald y Stiglitz, Joseph (Eds.). Fronteras de la Economía en Desarrollo. Bogotá. Banco Mundial-Alfa Omega.
Banco Mundial (2016). América Latina y El Caribe. Panorama general. Disponible en http://www.bancomundial.org/es/region/lac/overview
CAMPOS SAÉNZ Ana, Sheila Martín Morillo, Luis Martín Rodríguez. Crecimiento y Desigualdad. Re- visado el 21 de Mayo de 2019. Disponible en: http://campus.usal.es/~ehe/anisi/Modelizacion_II/Laura/.../ crecimiendo_y_desigualdad.pdf
CEPAL (2016). Horizontes 2030. La igualdad en el centro del desarrollo sostenible. México. Trigésimo sexto período de sesiones de la CEPAL Economía en la escuela. Los factores de la producción. Revisado el 14 de Mayo 2019 https://sites.google.com/site/economiaenlaescuela/los-factores-de-la-produccion El Mostrador.
La ley Reservada del cobre. Revisado el 05 de Abril 2019. Disponible en http://www.elmostrador.cl/noticias/.../exclusivo-esta-es-la-secreta-ley-reservada-del-cobre/
FANON Franz (1961) Los condenados de la tierra. Francia. Edición Maspero.
PNUD (1996). Informe sobre Desarrollo Humano 1996. ¿Crecimiento económico para apropiar el desarrollo humano? New York. ONU-PNUD.
RUIZ Humberto (1979). Plan de Becas Ayacucho. Mito y realidad. Caracas. Editorial El Ateneo.
SEN, Amartya. (2002) ¿De qué se trata el desarrollo? En Meier, Gerald y Stiglitz, Joseph (Eds.). Fronteras de la Economía en Desarrollo. Banco Mundial-Alfa Omega
SEN, Amartya (2003). Desarrollo y Libertad. Bogotá. Editorial Planeta.
Notas