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Síndrome de Gorham
R Hurtado García; E Nortes Cañizares; JA Ruiz Maciá;
R Hurtado García; E Nortes Cañizares; JA Ruiz Maciá; ML Paredes Martínez
Síndrome de Gorham
Revista de Osteoporosis y Metabolismo Mineral, vol. 10, núm. 2, pp. 96-97, , 2018
Sociedad Española de Investigaciones Óseas y Metabolismo Mineral
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Carátula del artículo

IMÁGENES DE OSTEOLOGÍA

Síndrome de Gorham

R Hurtado García
Hospital Comarcal de la Vega Baja, España
E Nortes Cañizares
Hospital Comarcal de la Vega Baja, España
JA Ruiz Maciá
Hospital Comarcal de la Vega Baja, España
ML Paredes Martínez
Hospital Comarcal de la Vega Baja, España
Revista de Osteoporosis y Metabolismo Mineral, vol. 10, núm. 2, pp. 96-97, 2018
Sociedad Española de Investigaciones Óseas y Metabolismo Mineral

Recepción: 18 Diciembre 2017

Aprobación: 17 Enero 2018

Presentamos imágenes correspondientes a un varón de cincuenta años en seguimiento en el Servicio de Medicina Interna por lumbalgia y coxalgia de dos años de evolución, que fue diagnosticado de enfermedad de Gorham-Stout. En la resonancia magnética de cadera se aprecia un patrón óseo alterado de forma difusa sin lesiones líticas ni escleróticas. En cadera se observa una necrosis bilateral de cabeza femoral (Figuras 1 y 2).


Figura 1


Figura 2

En la analítica sanguínea destacaba únicamente una fosfatasa alcalina de 185 UI/L. El resultado de la biopsia de cabeza femoral informaba de vasodilatación con contorno irregular de aspecto malformativo; la tinción con marcador D2-40 informaba de proliferación vascular y no linfática (Figura 3).


Figura 3

La enfermedad de Gorham-Stout o síndrome de Gorham, también conocida como enfermedad del hueso evanescente, es un cuadro clínico caracterizado por la destrucción progresiva de tejido óseo (osteolisis) y crecimiento de tejido linfático y vascular en las áreas afectas.

A pesar de poder verse afectada cualquier estructura ósea, la afectación más frecuente es a nivel de costillas, vértebras y pelvis. La etiología es desconocida, aunque se sospecha que las alteraciones en factores de crecimiento vascular, los cambios en el pH y el déficit de oxígeno pueden estar involucrados en la fisiopatología de la enfermedad, ya que los cambios bioquímicos que se producen en el tejido por estas causas favorecen un crecimiento y remodelado alterados de las estructuras afectas.

La clínica suele comenzar con fracturas y dolor intenso, existiendo variedad de síntomas según el hueso enfermo (pérdida de dientes en el caso de la mandíbula o signos neurológicos en caso de las vértebras).

El tratamiento se basa en bifosfonatos e interferón α-2B. Sirolimus también se plantea como alternativa terapéutica, si bien las series son testimoniales. Además, está indicada la adopción de medidas de soporte que puedan reducir o detener el quilotórax o estabilizar las regiones esqueléticas afectadas.

La radioterapia puede ser utilizada en combinación con estas terapias pero, por lo general, se reserva para la enfermedad refractaria o de progresión rápida.

Material suplementario
Notas
Declaración de intereses
Conflicto de intereses: Los autores declaran no tener conflicto de interés.
Notas de autor

Correspondencia: Roberto Hurtado García - Servicio de Medicina Interna - Hospital Vega Baja de Orihuela -Carretera Orihuela-Almoradi, s/n - 03314 San Bartolomé -Orihuela- Alicante (España)Correo electrónico: robelx2@gmail.com


Figura 1


Figura 2


Figura 3

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