A LA PEDIATRÍA DESDE EL ARTE
El balancín. Frederick Morgan, 1898. Patio de una casa de Delft, Pieter de Hooch, 1658
El londinense Frederick Morgan ha pasado a la historia de la pintura como uno de los máximos exponentes de la representación infantil, si bien no se ciñó en exclusiva a este campo. También fue pintor de animales y de escenas domésticas, siempre a medio camino entre la belleza y lo cursi.
En este cuadro podemos comprobar cómo una disciplinada mamá, sin despeinarse en absoluto, equilibra a tres mocosos en un balancín. La calma de la progenitora, llena de tonos blancos, contrasta con la energía de la chavalada. Hay que destacar, asimismo, la excelente plasmación de la primavera circundante al columpio de marras.

Frederick Morgan. Óleo sobre lienzo.
Colección privada.
Vermeer fue el pintor del interior, del orden, de la meditación y de lo reflexivo. Su paisano de Hooch, por el contrario, disfrutó representando los exteriores, la luz natural, el desorden cotidiano y el misterio imprevisto de la calle.
Este cuadro, en apariencia rutinario, esconde detalles que nos mueven a la reflexión. ¿Qué hace aquella mujer escondida? ¿Qué se dicen la mamá y la niña? ¿Por qué hay tantas puertas? ¿Por qué todo está descolocado, y tiene esa apariencia decadente? Muchas veces lo mejor de una escena, de una película o de unos versos está en las elipsis. He aquí un gran ejemplo.

Óleo sobre lienzo. 73,5 × 60 cm. National Gallery.
Londres, Reino Unido.
Iván Carabaño Aguado: carabano1975@hotmail.com

Frederick Morgan. Óleo sobre lienzo.
Colección privada.

Óleo sobre lienzo. 73,5 × 60 cm. National Gallery.
Londres, Reino Unido.