Psicología del Desarrollo

ESTILOS MATERNOS Y PROCESOS DE SIMBOLIZACIÓN EN INTERACCIONES LÚDICAS MADRE-NIÑO PREESCOLAR

INTERACTIVE MATERNAL STYLES and ITS RELATIONSHIP WITH THE CHILD´S SYMBOLIZATION PROCESS

Clara Raznoszczyk de Schejtman
Universidad de Buenos Aires (UBA), Facultad de Psicología, Argentina
J. Augusto Laplacette
Universidad de Buenos Aires (UBA), Facultad de Psicologí, Argentina
M. Pía Vernengo
Universidad de Buenos Aires (UBA), Facultad de Psicología, Argentina
Constanza Duhalde
Universidad de Buenos Aires (UBA), Facultad de Psicología, Argentina
Vanina Huerin
Universidad de Buenos Aires (UBA), Facultad de Psicología, Argentina

ESTILOS MATERNOS Y PROCESOS DE SIMBOLIZACIÓN EN INTERACCIONES LÚDICAS MADRE-NIÑO PREESCOLAR

Anuario de Investigaciones, vol. XXIV, pp. 301-307, 2017

Universidad de Buenos Aires

Recepción: 09 Mayo 2017

Aprobación: 24 Octubre 2017

Resumen: Se presentan resultados de un programa de investigación acreditado y financiado por UBACyT que se realiza desde 2001 en el marco de la Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Este programa se basa en una investigación observacional sistematizada que presenta nuevos instrumentos que aportan herramientas para la comprensión acerca de la transformación interactiva mutua entre el niño y su madre, y acerca de su influencia en algunos aspectos del desarrollo infantil, tales como los procesos de simbolización y la regulación afectiva. Los resultados presentados focalizan sobre el concepto de Estilos maternos de interacción, en sus aspectos facilitantes y restricitvos, y la relación de esta variable materna con los niveles de simbolización en el juego de los niños de edad preescolar con sus madres.

Palabras clave: Interacción madre-niño, Simbolización , Estilos Maternos.

Abstract: We present results of a research program, accredited and funded by UBACyT in its different stages. The current program develops since 2001 in the Faculty of Psychology, University of Buenos Aires (UBA). This program bases on systematic observational research, which provides new tools that contribute to the understanding of the mutual interactive transformation between the child and his primary caregiver, and about its influence on child development. The aim of this paper is to present relevant results of our last research that shows the incidence of maternal variables, especially the Interactive Maternal Styles in its facilitating and restrictive aspects in preschool child´s symbolization processes.

Keywords: Mother, Mother-child interaction, Symbolization , Maternal Styles.

INTRODUCCIÓN

El ser humano nace y se desarrolla en el marco de la vincularidad y de la intersubjetividad. En la primera infancia la relación con el otro humano es fundante de la constitución psíquica. Desde el inicio de la vida, el niño depende, en una relación asimétrica, de otro adulto cuidador y se vincula socialmente; está abierto al mundo y busca activamente estos intercambios. Muchos de estos encuentros se dan a través de acciones lúdicas. Jugar forma parte de la interacción con los otros significativos, es uno de los pilares para la confianza en uno mismo y en el otro, base de la salud mental (Dio Bleichmar 2005). Es así que el juego ha sido la vía prínceps de acceso al conocimiento de la subjetividad del niño.

Desde una perspectiva que posa la mirada en la interacción madre-niño y en los diferentes entrecruzamientos singulares de dicha intersubjetividad, es nuestro interés profundizar sobre el papel del adulto en la regulación afectiva, el juego y los procesos de simbolización en el desarrollo infantil.

Todos estos conceptos forman parte del sustento teórico del programa de investigación que venimos desarrollando en diferentes programaciones UBACyT desde 2001, basado en observaciones de interacciones lúdicas madre-niño y en entrevistas en profundidad a las madres. En diferentes publicaciones, se han difundido resultados acerca de las siguientes variables: Niveles de Simbolización, Modalidades de Interacción, Indicadores de Desregulación Afectiva, Funcionamiento Reflexivo Materno, Temas y Contenidos de Juego (Schejtman et al., 2008; Duhalde et al., 2010; Huerin et al., 2012, Vernengo et al., 2010).

Nuestro objetivo es tender puentes entre los conocimientos psicoanalíticos acerca de los tiempos de estructuración psíquica y la observación minuciosa de interacciones lúdicas madre-hijo; así como desarrollar nuevos métodos de observación y evaluación.

La investigación observacional sistematizada produce nuevos desarrollos y consideramos que puede aportar herramientas novedosas para la comprensión acerca de la transformación interactiva mutua entre el niño y su madre, y acerca de su influencia en el desarrollo infantil. En esta oportunidad, presentamos resultados de nuestro reciente proyecto UBACyT (2013-2016) que muestran la asociación de algunas variables maternas con el proceso de simbolización del niño.

MARCO TEÓRICO

Juego y Simbolización en la Primera Infancia

E

En los primeros años de vida, la experiencia del juego está relacionada con el despliegue del gesto espontáneo, la construcción de la experiencia de sí y la integración del self (Winnicott, 1971). El juego infantil se relaciona con el sentimiento de placer, permitiéndole al niño la exploración del mundo que lo rodea y de sus emociones. El niño busca lograr una afirmación o el restablecimiento del equilibrio de la representación del sí mismo.

Winnicott (1971) resaltó el papel del juego como soporte de la experiencia de mutualidad del niño con su ambiente. Ésta varía acorde al momento de constitución psíquica del niño, desde una primera fase en donde la madre es experimentada como un objeto subjetivo, hasta llegar, vía los fenómenos transicionales, a una fase consistente en la superposición de dos zonas de juego, intersección de los espacios potenciales de la madre y del niño. En este momento podemos referirnos a un “jugar juntos en una relación” (Duhalde et al., 2011). Este logro implica que la madre introduce su propio modo de jugar descubriendo en el bebé la aceptación o el rechazo.

Cuando hay acuerdo se observa una escena lúdica de reciprocidad y acomodación mutua, es decir, convergencia. En algunas ocasiones se producen obstáculos en el fluir de las secuencias de juego adulto - niño. Aún cuando los desencuentros interactivos son parte de la construcción de la intersubjetividad, si predominan los desacuerdos no reparados y cierta intrusividad parental, es probable que el “jugar” se vea interrumpido, expresándose en el niño como protesta o sometimiento (Silver et al., 2008).

La emergencia del juego simbólico está emparentada con el desarrollo cognitivo, social y del lenguaje. Como señala Feldman (2007), la constitución del juego simbólico es un proceso que se despliega a través de secuencias temporales en las cuales se generan relaciones entre la facilitación del adulto y la complejidad de la expresión simbólica del niño. Los episodios complejos en el juego pueden relacionarse con acciones recíprocas del adulto que influyen en el aumento o disminución del juego simbólico (Vygotsky 1934; Slade 1987).

Algunos investigadores (Keren et al., 2005) refuerzan la idea de que la capacidad de los niños preescolares para el juego simbólico se forma por la capacidad de los padres para jugar. En cambio para Singer (2002), la capacidad de los niños para el juego simbólico se relaciona con una serie de factores del desarrollo, tales como la emotividad positiva y una mayor habilidad lingüística.

Los resultados que presentamos en este artículo corresponden a una de las etapas de nuestra investigación realizada con niños de entre 4 y 5 años. Este período coincide, según distintos investigadores (Wimmer y Perner, 1983; Leslie, 1987; Rivière, 1991; Fonagy y Target, 1996) con el momento en que se consolida la atribución a otros de estados intencionales más complejos. En esta etapa ya está presente la habilidad infantil para simular estados mentales, mediante la conducta de “hacer de cuenta” (pretende mode) en una situación lúdica, prototípica de los momentos de auge del juego simbólico y de expansión y enriquecimiento del mundo simbólico del niño (Fonagy y Target, 1996; Slade, 1987). La creación de un juego simbólico más complejo como el juego de ficción implica la noción de la existencia de mentes separadas, con procesos reflexivos autónomos que conducen a la ampliación del sí mismo (Leslie, 1987; Rivière, 1991; Fonagy y Target, 1996). La capacidad de simbolización le permite al niño diferenciar entre los procesos mentales y emocionales intrapersonales e interpersonales y distinguir entre realidad interna y realidad externa. Esta distinción también se expresará en la sensibilidad para diferenciar entre los propios procesos mentales y aquéllos que guían el accionar de los demás.

Diversos autores trabajaron acerca de la relación entre el juego y la simbolización. Piaget (1969) profundizó la relación entre pensamiento e inteligencia y ubicó al juego como el reflejo de la experimentación del niño con el mundo, en la cual se produce una transformación activa entre sujeto y objeto, a través de procesos de asimilación y acomodación. Este autor planteó una evolución en el juego desde el juego funcional o de ejercitación al juego simbólico. Considera el juego simbólico como el juego por excelencia. El niño puede disponer de un sector de actividad, cuya motivación no sea la adaptación a lo real sino la asimilación de lo real al yo, sin coacciones ni sanciones. El juego simbólico para Piaget (1969) es un refugio para el yo frente a la constante demanda de adaptación al mundo de los adultos (Schejtman, 2000). Jugar al caballo con un palo, propio de los niños de 2 a 4 años es un acto creativo, único, de apropiación del mundo a los esquemas propios del niño. ¿El palo de escoba está representando al caballo, traslada rasgos del palo de madera a las características de un caballo; o sustituye al caballo en la necesidad lúdica del niño convirtiéndose en una imitación no reproductiva? El niño produce una ficción propia, singular, y allí está el germen de la creatividad. El niño no ve un caballo allí, sino lo usa para desarrollar su imaginación que es más amplia que los objetos a su disposición. Esta capacidad creativa en el camino a la simbolización va en línea con la omnipotencia del pensamiento propia del período que Piaget denomina pre-conceptual. Si la renuncia a la omnipotencia y al egocentrismo es demasiado precoz en pos de adaptación, el niño pagará un alto costo emocional. El aprendizaje creativo es un interjuego constante entre asimilar la realidad a los esquemas propios del sujeto y modificar esquemas existentes (acomodación) frente a los nuevos estímulos. También el lenguaje es un instrumento de adaptación. Al principio, el niño superpone palabras aprendidas con otras creadas, que conforman la media lengua comprendida casi exclusivamente por el círculo familiar, y paulatinamente se va apropiando de los significantes de consenso colectivo.

Vygotsky (1933) señala que lo que caracteriza al juego es la creación de una situación ficcional, en la cual el niño puede tomar el lugar del adulto, mostrando la peculiar relación con la realidad presente en el juego. En el juego ficcional el niño toma situaciones vividas o fantaseadas y las reconfigura según su necesidad deseante. En este “como si”, al tomar y sustituir roles, además suspende momentáneamente la asimetría respecto del adulto.

El aporte simbolizante de la intervención del adulto al juego recoge la iniciativa del niño, enriqueciéndola y así, adulto y niño comparten una experiencia mental real, donde participan tanto la actitud mentalizadora parental (funcionamiento reflexivo parental) como las representaciones que construye el niño acerca de su mente y de sí mismo (Slade, 2003, Slade et al., 2004; Fonagy et al., 1995, 1998; Huerin et al., 2008).

Progresivamente, el niño va construyendo diferentes formas de jugar, vinculadas a su creciente autonomía, lo que representa transformaciones significativas en el papel del adulto en tanto acompañante.

Estilos Maternos de Interacción Lúdica

Un abordaje en primera infancia requiere tener en cuenta distintas dimensiones de las funciones parentales. Por un lado, el lugar que ocupa el hijo en el deseo y narcisismo de cada uno de los padres, y el peso de la historia inconsciente parental. También ubicar la participación real y los comportamientos de ambos padres, en las acciones interactivas observables entre éstos y sus hijos (Dio Bleichmar, 2005).

Las metas y valores de los padres estarían en la base del “estilo parental” y de las prácticas parentales (Darling & Steinberg, 1993). Los estilos parentales se definen como una constelación de actitudes hacia el niño que crean un clima emocional (tono de voz, lenguaje corporal, etc.) en el que tienen lugar las prácticas parentales y aspectos de la interacción padres-hijo (Raya Trenas, 2008).

Pese a que la aptitud parental está sometida a ajustes permanentes, variando según el proceso de madurez del niño y los nuevos y diversos desafíos que enfrentan los padres, suele obtenerse un nivel de estabilidad en el estilo parental durante largos períodos (Bornstein & Bornstein, 2010).

Keren y otros (2005), de la Universidad de Bar-Ilan, Israel, focalizaron en la cualidad del juego parental interactivo. Estos investigadores elaboraron un dispositivo de observación sistemática logrando discriminar de manera confiable los Estilos Maternos desplegados en el Juego Simbólico interactivo madre-hijo en edad preescolar. En estas investigaciones lograron diferenciar entre los elementos facilitadores y los elementos restrictivos de dichos estilos maternos. Encontraron también que el nivel de facilitación de la madre durante el juego predijo el nivel del juego simbólico del niño (Keren et al., 2005). A su vez pudieron identificar que el “Estilo Materno Facilitante” se asoció con las variables de elaboración y descontextualización, verbalización, afecto positivo y creatividad, y el “Estilo Materno Restrictivo” se relacionó con las variables de intrusión, crítica, directividad y afecto negativo (Keren et al., 2005).

En nuestras últimas investigaciones (Schejtman, UBACyT 2010-2013, 2013-2016) se han evaluado los estilos interactivos maternos en interacciones lúdicas madre-niño preescolar a través de la adaptación de dicho sistema de observación (Keren et al., 2005; Laplacette et al., 2013). Definimos entonces los Estilos Maternos de Interacción como el conjunto de actitudes que despliega la madre durante las interacciones lúdicas con respecto a las propuestas, iniciativas y actividades de su hijo en el juego (Laplacette et al., 2013), registrando dos tipos de estilos: facilitante y restrictivo.

Otros investigadores (Tamis-LeMonda & Bornstein, 1994; Slade, 1987), orientados en esta línea, encontraron relaciones secuenciales entre la complejidad del juego simbólico de la madre con el niño, pudiendo mostrar cómo los episodios de nivel simbólico complejo (por su incremento de la simbolización) solían ser precedidos por comportamientos recíprocos entre el niño y la madre. Los actos recíprocos entre la madre y el niño eran seguidos por un incremento de la simbolización del niño, mientras que la intrusión materna era seguida de una disminución del juego simbólico y una vuelta a la actividad funcional por parte del niño.

Algunos de los resultados previos de nuestra investigación, producida con una muestra de 17 díadas (UBACyT 2010-2012), han mostrado como tendencia predominante la relación entre convergencia -hacer juntos- y la complejidad del juego en los niños. Pareciera que las secuencias de convergencia sostenidas en el tiempo se correlacionan con mayor complejidad en el juego. En algunos casos en que las madres tendían a una sobreoferta (proponer sin pausa), los niños mostraron más complejidad en sus juegos cuando jugaban solos (Duhalde et al. 2011). Es decir, el adulto tiene un papel significativo en el despliegue lúdico del niño.

METODOLOGÍA

Diseño

Se trata de un estudio observacional, transversal en una situación fija, con recolección de datos multimodal (entrevista seguida de análisis del discurso, cuestionarios, y observación sistemática no participante). Se ha ampliado la muestra original de 17 díadas (UBACyT 2010-2012) a una muestra que quedó conformada por 30 díadas (UBACyT 2013-2016).

Muestra

30 díadas madre (20 y 39 años de edad al momento del parto) y su hijos (4 - 5 de años) fueron filmados en una situación de 15 minutos de juego libre

Instrumentos

El juego libre videofilmado fue analizado con los siguientes instrumentos

- “Sistema de Evaluación de la Interacción Lúdica”:

El equipo construyó un sistema de análisis (Duhalde et al., 2010) en el cual los 15 minutos de juego libre madre-niño fueron segmentados en 45 fragmentos de 20 segundos cada uno. El análisis evaluó las siguientes variables

Modos de Interacción Afectiva Madre-Niño:

M

Modo Convergente (madre y niño comparten un mismo “programa de acción” en el juego).

· Modo Divergente (madre y niño no logran establecer juntos un programa de acción en el juego).

· Modo No Interactivo Paralelo o Juego Solitario (predomina el desarrollo de actividades de madre y niño en paralelo).

Nivel de Simbolización en el Juego

· Juego Funcional (consiste en el empleo de un objeto en su función convencional de modo descontextualizado, como por ejemplo llevarse un vaso o cuchara vacía a la boca, o ponerse el teléfono en la oreja).

· Juego Simbólico Simple o “como si” (se desarrolla una actividad imaginaria, como por ejemplo tomar el té).

· Juego Simbólico Complejo (se desarrolla una situación imaginaria ficcional en la que hay atribución de roles o uso sustitutivo del objeto). El uso sustitutivo del objeto supone que un objeto asume otra función (por ej., serrucho como teléfono). Atribución de roles implica que cada uno de los participantes, asume un rol (ejemplo: vendedor, guerrero).

Ocurrencia de Indicadores de Desregulación

Se registró por separado para la madre y para el niño la ocurrencia de los siguientes indicadores de desregulación afectiva:

a. Queja de la madre o llanto del niño.

b. Interrupción disruptiva: detención brusca del juego.

c. Impulsividad/ agresividad: desligadas de la secuencia lúdica, agresividad directa hacia el cuerpo del otro.

d. Retraimiento/inhibición: cuando la madre o el niño no se mueven, no toman objetos, no hablan.

La interacción lúdica madre niño fue nuevamente codificada a partir del análisis de los Estilos Maternos de Interacción Lúdica:

Las variables obtenidas fueron

Estilo Materno Interactivo Facilitante

1. Estilo No Intrusivo-No Directivo: Implica una participación activa de la madre respetando los ritmos del niño.

2. Verbalización No Crítica: La madre expresa ideas o sentimientos en un tono positivo, puede estar acompañado por sonrisas o gestualidad positiva pero debe estar presente la verbalización

Estilo Materno Interactivo Restrictivo

1. Estilo Intrusivo-Directivo: La madre interrumpe o dirige el plan de acción privilegiando sus propias propuestas por sobre las del niño.

2. Verbalización Crítica: La madre realiza comentarios negativos sobre la acción y/o propuesta del niño

RESULTADOS

En esta oportunidad, nos enfocaremos en los resultados más recientes de nuevos análisis realizados (N=30), a partir del estudio de la asociación entre las siguientes variables: Niveles de Simbolización en el Juego del Niño, Modalidades Interactivas y Estilos Maternos de Interacción Lúdica.

Los resultados de los 15 minutos de juego libre codificado en la muestra (N=30) son los siguientes:

Interacción Afectiva Diádica (Modalidad de Interacción):

a. Convergencia (madre y niño comparten una misma agenda de juego): 80% del tiempo codificado.

b. Divergencia (madre y niño no logran establecer una agenda de juego en común): 10.87% del tiempo.

c. Juego Paralelo (la madre y el niño juegan en paralelo, sin intentar ni establecer, una agenda de juego común): 9.13% del tiempo.

Indicadores de Desregulación Afectiva:

10 (33.33%) de los 30 niños y 6 (20%) de las 30 madres presentaron algún indicador de desregulación

Nivel de Simbolización en el Juego (expresado en porcentaje del tiempo total codificado):

Juego Funcional (no simbólico): 19,5%

Juego Simbólico Simple: 33.93%

Juego Simbólico Complejo: 38.7%. Conformado por Sustitución de objetos (9.2%) y Atribución de roles (29,34%).

El total de juego simbólico (Juego Simbólico Simple más Juego Simbólico Complejo) fue 71.77%.

No Juego: 7.57% del tiempo codificado.

La categoría No Intrusión-No Directividad estuvo presente en el 93.3% del tiempo codificado.

La categoría Verbalización No Crítica, en el 90.4%.

La categoría Intrusión-Directividad, en el 6.7%.

La categoría Verbalización Crítica en el 9.6% del tiempo codificad

Estilos Maternos de Interacción observados en el Juego:

La categoría No Intrusión-No Directividad estuvo presente en el 93.3% del tiempo codificado.

La categoría Verbalización No Crítica, en el 90.4%.

La categoría Intrusión-Directividad, en el 6.7%.

La categoría Verbalización Crítica en el 9.6% del tiempo codificado.

En relación a estos resultados, destacamos las siguientes correlaciones:

Niveles de Simbolización y Modalidades de Interacción

Se registró una correlación positiva entre Juego Funcional y Divergencia (Rho = .42, p < .05), es decir que a mayor divergencia (madre y niño no comparten una propuesta de juego en los segmentos evaluados), mayor juego funcional. A la vez, se observó una correlación negativa (Rho = -.57, p < .01), entre Convergencia (madre y niño comparten la propuesta de juego) y Juego Funcional. A menor convergencia menor juego funcional. Finalmente, se encontró una correlación positiva entre Juego Simbólico y Convergencia (Rho = .44, p < .05). Es decir, a mayor convergencia, mayor juego simbólico.

Es decir, cuando las díadas pasan mayor parte del tiempo estudiado en el modo interactivo convergente (madre y niño comparten la propuesta de juego) se observó mayor frecuencia de juego simbólico en el niño, mientras que en el modo divergente (madre y niño no logran una propuesta de juego común) se observó que el juego del niño se limita mayormente al uso funcional de objetos y juguetes. Esto corrobora resultados previos (Esteve et al., 2012).

Indicadores de Desregulación y Estilos Maternos

Se encontró que la mayor frecuencia de presencia de Indicadores de Desregulación en el niño durante el juego, se asocia con mayor presencia de intrusividad-directividad (Rho = .41, p < .05) y mayor verbalización crítica por parte de las madres (Rho = .84, p < .05), es decir, Estilo Materno Restrictivo. Por otro lado, en la discriminación de diferentes tipos de indicadores de Desregulación, se registró que una mayor frecuencia del indicador de desregulación impulsividad-agresividad en los niños se asocia significativamente con mayor frecuencia de verbalizaciones críticas de las madres (Rho = .57, p < .01); y la mayor frecuencia del indicador de desregulación inhibición/retraimiento en los niños (Rho = .49, p < .01), se asoció con mayor frecuencia de intrusión-directividad en la madre.

Las siguientes viñetas, extraídas de la observación de las interacciones lúdicas videofilmadas entre madres y sus hijos, nos permiten ejemplificar situaciones donde se asocia un predominio o tendencia del estilo materno de interacción con la emergencia o no de indicadores de desregulación.

VIÑETA 1: Delfina, 4 años 10 meses

El bebé está en la cuna y Delfina le pone con fuerza la mamadera en la boca; la mamá ríe, mientras Delfina dice: “se la voy a meter en la boca toda la mamadera. ¡Dale tomate toda la mamadera!”. La mamá saca al bebé de la cuna y lo pone en brazos de la niña, “porque si no se va a ahogar, pobre, en la cunita”. Delfina pone la mamadera en la boca del muñeco y la madre exclama: “¡Pero no es una inyección!”. La niña clava la mamadera en el cuerpo del bebé y entre risas dice: “¡entrá inyecciones!”. Luego arroja al bebé, riendo exageradamente, y diciendo: “¡Bravo, bravo!”. “¡Delfina, eso es un bebito! Mirá si yo te hacía eso”, comenta la mamá.

En la viñeta número 1 se registró la aparición de las categorías de estilo materno: “No intrusiva-directiva” y “verbalización crítica”.

VIÑETA 2: Jerónimo, 4 años 10 meses

Jerónimo propone jugar a reparar el celular. La madre acepta y le da indicaciones acerca de dónde debe ubicarse junto con sus herramientas. El niño no sigue esas indicaciones.

La madre lo toma del hombro y le dice varias veces: “Dale, parate”. El niño tiene en sus manos un teléfono de juguete y una llave. Finalmente exclama: “¡Ya está!”. La madre toma el teléfono preguntando: “¿Ya lo arreglaste tan pronto? ¿Qué problema tenía?”.

El niño comienza a dar una respuesta pero la madre continúa hablando sin escuchar. Jerónimo toma nuevos juguetes y no contesta a su madre, quien vuelve a interrogarlo del mismo modo otras dos veces. Por último pregunta: “¿Qué problema tenía? ¿Te acordás?”, a lo que el niño responde simplemente: “No”, mientras juega a martillarse el dedo… Siguen varios minutos con este tipo de intercambio. Jerónimo no hace caso a su madre, quien sigue insistiendo en su propuesta. El niño toma dos destornilladores, comienza a golpearlos uno contra otro como si fueran espadas, y dice: “Ma, ¿jugamos a las espaditas?”. Su madre toma uno de los destornilladores, aceptando la propuesta de su hijo y juegan por un tiempo.

En la viñeta número 2 se observaron las siguientes categorías: “Verbalización no crítica” e “Intrusiva-directiva”.

VIÑETA 3: Valentina, 4 años 1 mes

Valentina tiene puesto debajo de su remera el muñeco bebé y juega a estar embarazada. Su madre se encuentra sentada en el piso cerca de ella. Se produce el siguiente diálogo:

Valentina: Le quiero hacer una pregunta.

Madre: Sí, cómo no, dígame.

Valentina: Voy a tener un bebé. Es varón…

Madre: Ah, se le ve todo. ¿Quiere que le haga una ecografía?

Valentina: ...el pito, todo.

Madre: Ah, ¿sí? Ah, bueno, a ver. Vamos a hacer de cuenta que esto era el coso del gel (toma un martillo de la canasta de juguetes). Usted se acuesta acá.

La niña entonces se acuesta en el piso.

Madre: …Yo le hago la ecografía. Acá está el monitor, ¿no? (señala con su mano el lugar donde habría un monitor imaginario).

Valentina: Y después, hoy nacía.

Madre: ¡ ¿Hoy nacía?!

Valentina: Sí.

Madre: Ah, bueno, dale.

El diálogo continúa mientras la madre pasa el martillo sobre la panza de la niña como si estuviera llevando adelante la ecografía. Finalmente Valentina le pide a su madre que le saque el bebé. Ésta accede y saca el muñeco de debajo de la remera de la niña. “Mire qué hermoso bebé que tuvo señora”, exclama la madre. Luego hace como que limpia al bebé recién nacido y por último se lo entrega a la niña, quien lo toma en sus brazos.

En la viñeta número 3 se registró la presencia de las categorías de estilo materno: “No intrusivo-directivo” y “Verbalización no crítica”.

Los estilos descriptos aparecen en las interacciones habituales madre-hijo pero cuando la presencia de un estilo predomina por sobre otro, se puede decir que el estilo materno es primordialmente facilitante o restrictivo.

En la primera viñeta, cuando la madre introduce comentarios negativos sobre lo que el niño hace o propone en la situación lúdica, se observan giros bruscos en la escena, como tirar con fuerza el muñeco-bebé al suelo, empujar la cuna de juguete. Estas verbalizaciones críticas por parte de la madre pueden detectarse a partir del tono o el contenido mismo del comentario. La crítica es la variable que marca una tendencia en el estilo materno interactivo y aparece el indicador de desregulación Impulsividad.

Por otro lado, en la segunda viñeta, cuando la madre toma del brazo al niño interrumpe la acción, dirige la interacción lúdica, privilegiando los propios intereses o propuestas, la intrusión marca la tendencia de su estilo interactivo. También, esto se denota en la sobreoferta de la madre en la interacción, que no acompaña los ritmos del niño. Éste se repliega por unos momentos, pero no cede a la propuesta de la madre. En este caso la Intrusión se asocia con inhibición/ retraimiento. Es interesante señalar que cuando la propuesta del niño tiene lugar y su madre logra seguirlo, comienza un tramo más rico en el juego.

La tercera viñeta muestra el acompañamiento del adulto, donde se logra convergencia y un nivel complejo en el nivel de simbolización del juego

Para que podamos hablar de juego creativo para Winnicott debe desplegarse una experiencia que produzca transformación y sorpresa. Esto se refleja en esta viñeta, donde es posible observar una interacción en la cual la madre da cuenta de un estilo facilitante. Participa activamente a la vez que respeta los ritmos y propuestas de la niña. El tono de sus verbalizaciones es positivo y logra de esta manera acompañar la acción de su hija. Juntas despliegan un nivel de juego simbólico complejo (juego de roles y sustitución de objeto) que se sostiene a lo largo de varias secuencias.

La diferenciación y el detalle entre dos tendencias (intrusiva y crítica) dentro del estilo materno restrictivo, nos permite detectar las variaciones cualitativas dentro de distintas escenas en juego, la emergencia de despliegues lúdicos diferenciables como son las interrupciones en el juego, los giros bruscos en la escena lúdica, entre otros.

Es importante resaltar que la riqueza de la interacción lúdica está en la combinación de los diferentes aspectos, lo propio del niño, lo propio del adulto y la interacción en sí, y no cada uno tomado aisladamente. La “responsabilidad” del adulto en la interacción, está dada por la asimetría en el vínculo, por la capacidad de percibir lo que el niño necesita según su nivel de maduración emocional y neurocognitiva y responder lo más adecuadamente posible. Es en este sentido que la función parental requerirá predominancia de aspectos facilitantes.

DISCUSIÓN Y REFLEXIONES

En la presente investigación se amplió la muestra original (N=17 a N=30). Los resultados obtenidos van en la misma línea de los obtenidos en la muestra original (Schejtman et al., 2013).

La frecuencia de juego simbólico complejo continúa asociada a la convergencia como modalidad interactiva, es decir, un modo de jugar en que madre y niño comparten y enriquecen mutuamente la propuesta de juego. Mientras que la divergencia, en la que madre y niño no logran una agenda de juego común, se asocia a mayor presencia de juego funcional, juego de menor complejidad. Esto confirma las referencias teóricas que plantean que la calidad de transformación interactiva mutua entre adulto y niño aumenta la producción simbólica en el juego del niño.

Al mismo tiempo, la relación positiva entre el estilo materno restrictivo y los indicadores de desregulación se mostró más robusta en la muestra ampliada. Esto constituye un aporte para la detección temprana de desencuentros interactivos, cuando se evidencian dificultades en el adulto para reparar el afecto negativo del niño, y ofrecer una actitud facilitante que enriquezca la simbolización.

Los resultados evidenciaron la necesidad de continuar con un análisis pormenorizado en las variables referidas a los Estilos Maternos de Interacción Lúdica, ya que encontramos que dentro de lo que llamamos un estilo materno restrictivo (intervención crítica y mayor tendencia a la intrusividad), hay diferencias en los tipos de indicadores de desregulación que presentan los niños. Estos hallazgos permiten identificar patrones de conducta y particularidades de las interacciones que facilitan u obstaculizan los procesos de simbolización en la primera infancia.

Cabe aclarar que estos estilos interactivos observados en la situación lúdica no implican una evaluación de la calidad maternante. Sin embargo, en nuestras observaciones minuciosas de interacciones se observa que el estilo interactivo materno es un motor para la interacción y produce efectos facilitantes o restrictivos en la producción simbólica en el juego de niños preescolares.

En el análisis de las observaciones y resultados, privilegiamos una mirada que tome en cuenta la complementariedad de los factores intrapsíquicos, intersubjetivos y del contexto. El estudio del juego interactivo de los niños preescolares con sus madres permite rastrear procesos de simbolización y ligarlos con funciones y rasgos maternos, tales como Funcionamiento Reflexivo Parental y los Estilos desplegados.

Se destaca la función del adulto, quien de forma activa -no intrusiva-, puede acompañar, proponer escenas de juego y respetar el ritmo y las iniciativas del niño. La función del acompañante, tanto en el juego como en diversas experiencias del niño, es la de delimitar zonas, dar tiempo, participar sin invadir y presentar objetos. Es decir, es el que facilita que el juego pueda desarrollarse en un tiempo y lugar, dejando que siga cuando fluye e impulsándolo cuando se traba.

Pensamos que estudiar más detalladamente los modos en los cuales el adulto registra y acompaña las propuestas lúdicas de los niños puede ampliar el conocimiento acerca de la constitución de los procesos de simbolización. Seguir avanzando en esta línea constituye un aporte para las intervenciones en primera infancia con fines clínicos y preventivos. Nos proponemos continuar profundizando en la multideterminada y compleja relación entre la interacción niño - progenitor observable y las variables parentales: estilos maternos de interacción y funcionamiento reflexivo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Dio Bleichmar, E. (2005). Manual de psicoterapia de la relación padres e hijos. Bs. As.: Ed. Paidós, 1a edición.

Duhalde, C., Tkach, C., Esteve, J., Huerin, V., Schejtman, C.R. (2011). “El jugar en la relación madre-hijo y los procesos de simbolización en la infancia”. Anuario de investigaciones de la Facultad de Psicología UBA. Volumen XVIII, Año 2011.

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