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LA INCIDENCIA DE LA ÉPOCA ACTUAL EN LA PRECARIZACIÓN DE LA SUBJETIVIDAD. UN APORTE DESDE EL PSICOANÁLISIS A LA CLÍNICA CON NIÑOS
The incidence of current times in the precarization of subjectivity. A psychoanalytic contribution to clinical practice with children
Anuario de Investigaciones, vol. XXIV, pp. 203-206, 2017
Universidad de Buenos Aires

Psicoanálisis



Recepción: 21 Mayo 2017

Aprobación: 15 Octubre 2017

Resumen: La pregunta que convoca este escrito surge a partir de la gran incidencia de casos que se presentan, en la práctica institucional, de pacientes que no se encuentran dentro de lo esperable con respecto a la adquisición del lenguaje y a todo lo que implica el armado del aparataje simbólico. Esto es: la posibilidad de la constitución de un yo-cuerpo libidinal como una unidad diferenciada del otro (Freud, 1923, p.27), y el ordenamiento pulsional consecuente en el sentido de un armado del mundo habitable para el sujeto, todo lo cual implica la construcción de la subjetividad. Se trata de casos en donde no se construyó la posibilidad de una cierta autonomía en el niño: el certificado de discapacidad denota esto. En este estado de cosas se requiere de una dependencia permanente del otro, muchas veces el Estado, a través de las instituciones estatales o privadas. Todo esto nos lleva a pensar, a modo de hipótesis, en la incidencia de las variables de la época actual en lo que ubicamos como una precarización en la construcción de la subjetividad en los casos descriptos.

Palabras clave: Subjetividad , Época , Lenguaje , Precarización , Clinica con niños, Psicoanálisis.

Abstract: The great incidence of patients not meeting expectations in case histories regarding acquisition of language abilities as well as the establishment of a symbolic apparatus is discussed in this paper. This is: the possibility of the constitution of a libidinal self-body as a differentiated unit from another being (Freud, 1923, p.27), and the consequent drive arrangement in terms of the disposition of an habitable world for the subject, all of which implies the construction of subjectivity. These are cases where the possibility of a certain autonomy in the child was not established: disability certificate proves this. In this state of things, the patient requires a permanent dependence on others, often the State, through statal or private institutions. All this leads us to think, as a hypothesis, in the incidence of the variables of current times on what we place as a precarization in the construction of subjectivity in the case histories described.

Keywords: Subjectivity , Present time, Language , Precarization, Clinic with children, Psychoanalys.

Presentación

Nuestro trabajo se inscribe en el marco de las materias Diagnóstico y abordaje de las crisis infanto- juveniles -Licenciatura en Psicología- y Psicología del Ciclo Vital II -Licenciatura en Musicoterapia- de la Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, Cátedra Prof. Titular Lic. María Eugenia Saavedra, Prof. Adjunto Regular Lic. Ramón Ojeda, y de los Proyectos de Investigación PROINPSI: “La adolescencia y el déficit en los procesos de simbolización” y “La incidencia de la época actual en el déficit de los recursos subjetivos para la elaboración psíquica en la pubertad”, Directora: Prof. Titular Lic. María Eugenia Saavedra, Co Director: Prof. Adjunto Regular Lic. Ramón A. Ojeda. La metodología utilizada es aplicativa, realizando un análisis teórico a partir del trabajo con casos clínicos, en el marco de la teoría psicoanalítica, desde la perspectiva freudiano-lacaniana.

La pregunta que convoca este escrito surge a partir de la gran incidencia de casos que se presentan, en la práctica institucional, de pacientes que no se encuentran dentro de lo esperable con respecto a la adquisición del lenguaje y a todo lo que implica el armado del aparataje simbólico. Esto es: la posibilidad de la constitución de un yo-cuerpo libidinal como una unidad diferenciada del otro (Freud, 1923, p.27), y el ordenamiento pulsional consecuente en el sentido de un armado del mundo habitable para el sujeto, todo lo cual implica la construcción de la subjetividad. Se trata de casos en donde no se construyó la posibilidad de una cierta autonomía en el niño: el certificado de discapacidad denota esto. En este estado de cosas se requiere de una dependencia permanente del otro, muchas veces del Estado, a través de las instituciones estatales o privadas.

Todo esto nos lleva a pensar, a modo de hipótesis, en la incidencia de las variables de la época actual en lo que ubicamos como una precarización en la construcción de la subjetividad en los casos descriptos

El desarrollo esperable y los tiempos subjetivos

En términos descriptivos, la afectación en la relación con el Otro se puede ubicar, en los diversos casos trabajados en nuestra práctica clínica, a partir de ciertos indicadores cuyo valor como tal se sitúa en relación a lo esperable para cada momento evolutivo. Dichos indicadores son: si el niño responde a su nombre; si hay una comunicación verbal y no verbal integrada; si hay dificultades en la comprensión y el uso gestual; si establece o no contacto visual; si muestra ausencia de interés por otras personas; si existe una excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal y no verbal; si hay movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos; si existen intereses muy restringidos o fijos de gran intensidad; si hay híper o hipo-reactividad a determinados estímulos sensoriales o una captación inhabitual por aspectos sensoriales del entorno; si es capaz de pedir o utilizar al otro como herramienta para conseguir algo; si hay intereses o afectos compartidos o recíprocos; qué tipo de juegos realiza; si existen diferencias en su comportamiento entre el ámbito familiar y el social; así como otros aspectos del desarrollo evolutivo tales como nutrición, control de esfínteres, sueño, etc.

Desde la perspectiva psicoanalítica, se trata de considerar los tiempos lógicos que se enlazan conflictivamente al tiempo cronológico. En este sentido, tomamos en cuenta los tiempos del sujeto (eje sincrónico) en tensión con el desarrollo (eje diacrónico). En primer lugar, es preciso contemplar a este último como un proceso que, como todos los momentos de la vida, presenta períodos de crisis esperables a lo largo de su desarrollo temporal. En segundo lugar, hay que reconocer a la niñez como una fase sensible del desarrollo, es decir, un momento que propicia la adquisición de recursos para afrontar la vida en mayor medida que momentos posteriores (Saavedra, 2016, p.2). Este desarrollo cuenta con diferentes aspectos tales como: lo motor, lo perceptivo, los hábitos, la inteligencia, el lenguaje, la afectividad, la socialización. También está condicionado por múltiples factores entre los cuales podemos ubicar la biología, el ambiente, la familia y la cultura en que se desarrolla. En este sentido, la maduración biológica es una condición necesaria pero no suficiente para explicar lo que sucede, ya que el desarrollo diacrónico es inescindible de la constitución subjetiva (Saavedra, 2016, p.3).

Condición de existencia del sujeto humano

El humano requiere para la entrada en la vida que quien soporte la función materna haga lugar a la llegada del niño en tanto otro y que pueda, en este sentido, ceder algo de sí donando lo que va a marcar la condición de existencia del mismo. Hablamos del don de la vida. Se trata del pasaje de una generación a otra del sentimiento de estar vivo, de algo del orden de lo más particular de cada quien y que es plausible de pervivir en el nuevo ser que adviene a la existencia. El cachorro humano necesita ser animado, llamado a la vida, convocado a responder en la afirmación o el rechazo a lo que le llega del otro en tanto demanda.

“El trato del niño con la persona que lo cuida es para él una fuente continua de excitación y de satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas, y tanto más por el hecho de que esa persona -por regla general, la madre- dirige sobre el niño sentimientos que brotan de su vida sexual, lo acaricia, lo besa y lo mece, y claramente lo toma como sustituto de un objeto sexual de pleno derecho. La persona que realiza esta función se horrorizaría, probablemente, si se le esclareciese que con todas sus muestras de ternura despierta la pulsión sexual de su hijo y prepara su posterior intensidad.” (Freud, 1905, p.203)

Siguiendo a Freud, no es de satisfacer las necesidades de lo que se trata en la atención que se le brinda al niño. Si el otro materno, en tanto que función, no es capaz de poner a disposición del niño aquello que brota de su vida sexual no tendrá lugar, en ese cuidado, lo que entendemos como lo vital.

Cuando el niño nace, incluso antes de nacer, es hablado, es nombrado, es esperado en el mundo. Recibe el baño de lalengua (Lacan, 1972, p.167) aun desde antes de producirse la separación en el parto del cuerpo biológico respecto del cuerpo de la madre. Freud (1950, p.362) plantea en su texto Proyecto de psicología, en el apartado La vivencia de satisfacción, que se da una acción específica por parte del otro auxiliador en la asistencia del cachorro humano. Esta acción implica una lectura, una diferenciación de lo que se presenta como caótico a nivel de la pulsión y que conlleva ya la posibilidad de un primer ordenamiento, es decir de una entrada en lo simbólico. En la misma línea, Lacan (1969, p.393), en su texto Nota sobre el niño, da cuenta del modo en que estos cuidados primordiales se dan desde las propias carencias, es decir, lo que en el otro del auxilio hace falta. Allí se articula lo que hace al deseo más particular y al goce en juego por parte de quien prodiga los cuidados. La función paterna entra así en escena como posibilidad de poner un coto al goce materno que se extiende en los cuidados del niño, abriendo una falta plausible de ser donada como causa de la vida, es decir, introduciendo la castración como condición de la misma. En palabras de Lacan (1969, p.393), se trataría de lo irreductible de una transmisión que es de un orden diferente de la vida según las satisfacciones de las necesidades pero que conlleva una constitución subjetiva. Esto implica la relación con un deseo que no sea anónimo.

“Conforme a tal necesidad se juzgan las funciones de la madre y del padre. De la madre: en tanto sus cuidados llevan la marca de un interés particularizado, aunque lo sea por la vía de sus propias carencias. Del padre: en tanto su nombre es un vector de una encarnación de la ley en el deseo.” (Lacan, 1967, p.393)

Con esto se destaca como, desde el inicio de la vida, la posibilidad de la misma y su posterior desarrollo van a estar marcados por la incidencia del otro. Como contrapartida se ubica lo que singularmente el niño pueda tomar o no de lo que se le ofrezca, como sujeto que adviene en el construirse un lugar simbólico en el Otro.

Variables de la época actual

En su texto Alocución sobre las psicosis del niño, Lacan (1967, p.381) trabaja el lugar que toma el objeto en la era posmoderna, allí donde se da un desplazamiento del ideal en tanto horizonte que orientaba el devenir de la sociedad. Es en este sentido que podemos ubicar la función del Padre como aquello que posibilitaba el pasaje de un deseo que no sea anónimo (Lacan, 1969, p.393) de una generación a otra, resultando de esta operación la constitución de un ideal como posibilidad de hacerse un lugar en lo social. Actualmente, nos encontramos en la época de la evaporación del Padre (Recalcati, 2014, p.65), lo que trae aparejado una ausencia de referencias en nuestro tiempo. Este movimiento no se dio sin una fuerte impronta de los mercados globalizados y su empuje al consumo masivo de objetos. Esto ha traído como consecuencia que los lazos sociales han quedado subsumidos bajo modos de relación individualizados en torno a productos técnicamente configurados -entre los que se incluyen los cuerpos-, imperando una lógica de rechazo de la castración.

Se ha producido así lo que Lacan (1967, p.381) da en llamar el niño generalizado: un modo de tratar con el propio goce donde lo que prevalece es lo infantil en la búsqueda de la propia satisfacción como única meta.

La consecuencia más directa de lo antedicho se puede pensar en términos de una falta de personas mayores (Lacan, 1967, p.381), capaces de responder por su propio goce. Resultando esto en un vacío generacional que deja en un estado de arrojo, sin soporte, a quienes llegan a la vida como posibilidad. El niño generalizado es un cuestionamiento ético a los adultos de nuestro tiempo, en tanto se da un extravío del sujeto en la inercia de goce autoerótico que se instala en el empuje al consumo de los objetos del mercado.

Decíamos anteriormente que la condición de existencia para un sujeto a advenir es la de recibir inicialmente de un otro el don de la vida. Actualmente, la circulación de objetos ha tomado prevalencia en el modo de relación entre los seres hablantes, quedando el don subsumido a una lógica del costo-beneficio, cuya apoyatura está dada por un modo de pensamiento en términos de cálculo. (Saavedra & Ojeda, 2017, p.35) Lo calculable trae como efecto un empobrecimiento del lazo, en donde el semejante pasa a ser objeto de conveniencia o amenaza de acuerdo a su posibilidad de plegarse al goce propio o no. La llegada de un niño no constituye una excepción a esta lógica.

Nos encontramos con padres que tienen hijos al modo de los objetos que pueden adquirir para su satisfacción individual, ya sea como ostentación o como un simple apéndice que llevan adosado sin posibilidad de una existencia propia. Nada de lo amoroso se ubica allí, nada que pueda sustraerse del narcisismo en cada quien para abrirse en torno a hacer un lugar a quien pide desde el grito más primordial la carta de entrada en el mundo. Allí donde la falta no toma su justo lugar, no se pone en juego una lógica fálica, es decir, sustitutiva. Entonces el niño no entra como un término de la equivalencia simbólica, tal como Freud (1933, p.104) lo trabaja en su texto titulado La feminidad.

Si se cuenta con el signo del amor en tanto posibilidad de donar la propia falta, el mundo se ofrece en cada palabra, en cada caricia, en cada gesto. Esto implica a su vez una respuesta por parte del niño a este llamado del otro, que lo convoca sin saber previamente que va a resultar de su operación.

Si esto no acontece el niño queda encapsulado ya sea por la ausencia del llamado del otro o por el rechazo como modo de respuesta. En este sentido, es que situamos el aumento de esta condición como aquello que motiva nuestro trabajo.

Un aporte desde el psicoanálisis

Desde la perspectiva psicoanalítica, el abordaje se lleva adelante contando con el deseo del analista, el cual es un deseo que no es anónimo. Y, en el paciente, el psicoanalista supone un sujeto capaz de responder por su propia satisfacción. Si se produce esta respuesta tiene la implicancia de restar aquel goce que lo mortifica. En los casos en los que no se constituyó un lugar que aloje en la relación con el Otro, la presencia del analista propone algo allí que intente posibilitar una apertura del mundo como despliegue de un tiempo para el sujeto.

Al haberse construido precariamente la estructura subjetiva, el analista presta su propia subjetividad como soporte al modo de una ortopedia, para que algo de lo que no se inscribió -sea por haber sido rechazado primordialmente, sea por no haber sido ofertado desde el otro- haga marca a modo de suplencia. Es así que en la clínica con estos niños, se puede propiciar un armado que posibilite mínimamente algún tipo de lazo con el mundo. Allí donde no hay una direccionalidad hacia el Otro hay que construirla cada vez, y es en el mismo recorrido que se abre una posibilidad para la elaboración del propio lugar de objeto.

El analista presta los propios recursos a la espera de que el niño responda de un modo diferente. La apuesta ética del psicoanálisis es que apunta al sujeto y, en este sentido, no reproduce el padecimiento que conlleva el tratamiento al modo de un objeto.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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