Técnicas y Procesos de Evaluación

EL USO DE PRUEBAS PROYECTIVAS PARA DEVELAR LAS CARACTERÍSTICAS DE PERSONALIDAD EN UN SUJETO CON ANTECEDENTES DE ABUSO SEXUAL INFANTIL

THE USE OF PROJECTIVE TESTS TO DISCOVER THE LIMIT PERSONALITY CHARACTERISTICS IN A SUBJECT WITH BACKGROUND OF CHILD SEXUAL ABUSE

Any De Lima
Universidad Central de Venezuela, Escuela de Psicología, Venezuela
Mayoira Flores
Universidad Central de Venezuela, Escuela de Psicología, Venezuela
Pastori Neugim
Universidad Central de Venezuela, Escuela de Psicología,, Venezuela

EL USO DE PRUEBAS PROYECTIVAS PARA DEVELAR LAS CARACTERÍSTICAS DE PERSONALIDAD EN UN SUJETO CON ANTECEDENTES DE ABUSO SEXUAL INFANTIL

Anuario de Investigaciones, vol. XXV, pp. 423-435, 2018

Universidad de Buenos Aires

Recepción: 30 Marzo 2018

Aprobación: 14 Septiembre 2018

Resumen: Se trata de un estudio de caso único que tuvo como objetivo conocer las características de personalidad en un adulto de 49 años, víctima de abuso sexual en la adolescencia. Los datos fueron recolectados a partir de una entrevista inicial abierta de las pruebas proyectivas: el Test de Psicodiagnóstico de Rorschach, el Test del Dibujo de la Figura Humana de Karen Machover y el Test de Wartegg (8 campos). Para el procesamiento de los datos se utilizaron los criterios de corrección de cada instrumento. Finalmente, se procedió a describir, comprender y analizar la información obtenida del sujeto de estudio.

Palabras clave: Pruebas proyectivas, Abuso sexual infantil, Características de personalidad.

Abstract: This is a unique case study whose aim was to know the personality characteristics of a 49-year-old adult victim of sexual abuse in adolescence. The data were collected from an open initial interview, the projective tests: the Rorschach Psychodiagnostic Test, the Karen Machover Human Figure Drawing Test and the Wartegg Test (8 fields). For the processing of the data, the correction criteria of each instrument were used. Finally, we proceeded to describe, understand and analyze the information obtained from the subject of the study.

Keywords: Projective tests, Child sexual abuse, Personality characteristics.

Introducción

Durante la infancia son diversos los factores que pueden influir en el desarrollo de ciertas características de personalidad en el individuo. Como parte del proceso de crecimiento, el niño se encuentra expuesto a vivenciar múltiples experiencias que pueden resultar traumáticas. Al respecto, Freud (1939a) mencionaba, desde sus primeros escritos, el término trauma, llegando a definirlo como aquellas impresiones tempranas olvidadas, de naturaleza sexual, agresivas, que pueden ocasionar daños prematuros al Yo.

El abuso sexual infantil (ASI) es una de las experiencias con mayor influencia en la estructuración del Yo, por ende, es un asunto de interés para la psicología en cuanto constituye un acto perverso que impacta profundamente en la psique del niño. La creciente evidencia de sus repercusiones negativas lo han convertido en un tema prioritario a nivel mundial en diferentes ámbitos, especialmente al considerar que sus efectos no solo incluyen la vida infantil, sino también la adulta, indistintamente de la edad de ocurrencia del abuso, ya que el síntoma puede transitar a lo largo del ciclo vital a través de las manifestaciones típicas de cada etapa evolutiva o, incluso, puede mantenerse asintomático y presentarse de manera tardía mucho tiempo después del abuso (Cantón & Cortés, 2015).

Considerando lo expuesto, resulta pertinente adentrarse en la realidad que viven y vivieron las víctimas de ASI, lo que amerita un análisis profundo con el fin de comprender y describir los factores que en ellos han propiciado la forma en que han llevado su vida. Este trabajo se enmarca en la violencia infantil, ya que su ocurrencia y variedad de formas representan uno de los problemas más dañinos para la sociedad, principalmente porque afecta a una población vulnerable que construirá su vida basado en este tipo de experiencias.

Marco teórico

Pruebas proyectivas

En la psicología el estudio de la personalidad puede ser llevado a cabo por medio de diferentes técnicas e instrumentos, siendo las pruebas proyectivas una de las técnicas mayormente difundidas y con amplia aceptación desde el enfoque dinámico.

Las pruebas proyectivas pueden definirse como:

…unos instrumentos considerados como especialmente sensibles para revelar aspectos inconscientes de la conducta, ya que permiten provocar una amplia variedad de respuestas subjetivas, son altamente multidimensionales y evocan respuestas y datos del sujeto, inusualmente ricos con un mínimo conocimiento del objetivo del test, por parte de éste (Lindzey, 1961, c.p. Martínez y Sarlé, s.f., p. 3).

Las respuestas emitidas por el sujeto representan una expresión de su personalidad al poner en evidencia su mundo interno a partir de estímulos presentados deliberadamente ambiguos.

Clasificación de las pruebas proyectivas

Los tipos de pruebas proyectivas pueden variar según la forma en que hayan sido clasificadas. Para Fernández, Vizcarro y Márquez (1983, c.p. Martínez y Sarlé, s.f., pp. 9-10), las principales categorías en las que pueden agruparse son:

· Estructurales: se presenta material visual impreciso que el individuo debe estructurar para ofrecer una respuesta.

· Temáticas: se sugieren, por medio de la presentación de material visual impreciso, diversas escenas y personajes que el sujeto debe desarrollar.

· Expresivas: se solicita al sujeto la realización de una producción, ya sea verbal, gráfica o a través de alguna acción.

· Constructivas: se requiere que el individuo organice el material previamente suministrado.

· Asociativas: se invita al sujeto a realizar asociaciones libres frente a diferentes estímulos.

Personalidad

Según Phares (1988, c.p. Caballo, 2004), se define la personalidad como “…un patrón de pensamientos, sentimientos y conductas característicos que distingue a las personas entre sí y que persiste a lo largo del tiempo y a través de las situaciones” (p. 31). La personalidad es entonces aquello que define a cada individuo en su forma de ser tanto interna como externa (en lo referido a su interacción con el medio circundante).

De igual forma, la personalidad se encuentra constituida por dos importantes elementos: el aspecto temperamental y los aspectos caracterológicos. Al respecto, Caballo (2004) establece que:

El temperamento se refiere a las influencias innatas, genéticas y constitucionales que influyen sobre la personalidad. Es decir, constituiría la dimensión biológica de la personalidad… El carácter se refiere a factores psicosociales, aprendidos, que influyen sobre la personalidad. Buena parte del carácter se forma a lo largo de la experiencia y del proceso de socialización (pp. 27-28).

Ambos aspectos de la personalidad pueden relacionarse con la carga genética heredada y las experiencias infantiles correspondientes a la vinculación que se da en la más temprana niñez.

Aunado a esto, Freud (1939b) plantea que la personalidad es un sistema dinámico de energías integrado por tres instancias básicas:

· El Ello, contenido en el inconsciente, se encuentra regido por el principio del placer; está presente desde el nacimiento y es la fuerza que impulsa el comportamiento del niño quien en principio es dirigido por este. De igual forma, Freud (1939b) consideró este estadio como aquel que crea la energía e impulsa el accionar.

· El Yo contiene elementos tanto conscientes como preconscientes y se encuentra regido por el principio de la realidad. Se va conformando a medida que el niño es capaz de romper con la díada madre-hijo, cuando comprende que hay otro diferente y separado de él.

· El Superyó es la instancia conocida como la consciencia moral producto de la introyección de los valores, normas y prohibiciones, fundamentalmente del entorno familiar. Esta instancia se sitúa entre el preconsciente y el inconsciente y es configurada en el niño con la adquisición de la Ley del padre durante el Edipo. La principal función del Superyó es la de censurar los deseos emanados del Ello y dirigir al Yo.

El equilibrio que se presente en el individuo entre estas instancias son las que posibilitarán una personalidad sana o patológica. Min y Escovar (1996a, c.p. Caballo, 2004) establecen que:

…los individuos poseen una personalidad normal, sana, cuando manifiestan la capacidad para afrontar el ambiente de un modo flexible y cuando sus percepciones y conductas típicas fomentan el aumento de la satisfacción personal. Por el contrario, cuando las personas responden a las responsabilidades diarias de forma inflexible o cuando sus percepciones y conductas dan como consecuencia un malestar personal o una reducción de las oportunidades para aprender y crecer, entonces podemos hablar de un patrón patológico o desadaptativo (p. 31).

Al no poder adaptarse a las condiciones ambientales, debido a la inestabilidad intrapsíquica promovida por los componentes ya mencionados, el individuo puede desarrollar una estructura de personalidad patológica que mediará la forma en que afronta los diferentes escenarios de su vida.

Trastorno de la personalidad límite

El trastorno de la personalidad límite, también conocido como borderline, es una de las tantas patologías que pueden presentarse en la estructura de la personalidad de un sujeto. Su definición, así como sus criterios diagnósticos, han sido ampliamente debatidos, ya que no existe precisión en su sintomatología.

La Asociación Americana de Psiquiatría (2013) define este trastorno como un “Patrón dominante de inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos, e impulsividad intensa, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos…” (p. 367).

Por otra parte, la concepción psicoanalítica de los borderline se basa en “…características dinámicas, el tipo de conflicto que predominan en estos pacientes y en la historia genética, no en el sentido biológico, sino en el sentido psicoanalítico de historia inconsciente del pasado activado en el presente” (Kernberg, 1985, p. 406).

Para Kernberg (1985), ambos conceptos poseen debilidades, puesto que, en el primer caso, este limita la estructura a la presencia o no de una serie de rasgos descriptivos; en el segundo caso, su amplitud dificulta el establecimiento de criterios diagnósticos. Es por esto que el autor optó por una explicación psicoestructural:

…una definición de estructuras “borderline” basada no en rasgo descriptivos, ni en aspectos dinámicos, sino en ciertos rasgos comunes de estructuras de personalidad a todos los pacientes con patología de carácter grave, que funcionan en nivel de “borderline”, y que diferencian esos pacientes de las patologías de carácter menos grave o neuróticas, entonces habría una clasificación de patologías de carácter neuróticas y patologías de carácter “borderline”. Al mismo tiempo, esta concepción estructural permite diferenciar estas estructuras de carácter “borderline” de las psicosis, especialmente de la esquizofrenia. (Kernberg, 1985, p. 407).

Desde esta perspectiva se puede atribuir rasgos más específicos, obviando los matices que evitaban diferenciar las diversas estructuras entre sí. Estos rasgos pueden determinarse a partir de los siguientes criterios (Kernberg, 1985):

· El concepto de integración de identidad: cuando el sujeto es capaz de identificarse a sí mismo (self) y a sus objetos significativos.

· El concepto de predominio de defensa primitiva: es el aspecto más difícil de evaluar según Kernberg (1985). Hace referencia al uso de los mecanismos del Yo para manejar la angustia, principalmente de carácter primitivos, tales como la escisión, la identificación proyectiva, la negación e introyección, entre otras.

· Concepto de criterio de realidad: se refiere a la capacidad que tiene el sujeto de diferenciar su self de su medio ambiente, las experiencias psíquicas internas de las externas y la capacidad de mantener la empatía con criterios habituales de realidad (pp. 411-412).

Según estos criterios, la Organización Limítrofe de la Personalidad (Kernberg, 1985), poseen una difusión en su identidad, sus defensas son predominantemente primitivas y su criterio de realidad está conservado.

Abuso sexual infantil (ASI)

Para algunos autores, el ASI representa la máxima expresión de violencia hacia los niños debido a su gran impacto. Para este estudio se entenderá como:

…la transgresión de los límites íntimos y personales del niño o la niña. Supone la imposición de comportamientos de contenido sexual por parte de una persona (un adulto u otro menor de edad) hacia un niño o una niña, realizado en un contexto de desigualdad o asimetría de poder, habitualmente a través del engaño, la fuerza, la mentira o la manipulación… puede incluir contacto sexual, aunque también actividades sin contacto directo como el exhibicionismo, la exposición de niños o niñas a material pornográfico, el grooming o la utilización o manipulación de niños o niñas para la producción de material visual de contenido sexual. (Orjuela & Rodríguez, 2012, p. 7).

El ASI trasciende y vulnera la percepción de bienestar físico, psicológico y social del niño afectando su calidad de vida incluso hasta la adultez, desarrollando consecuencias negativas como: baja autoestima, inseguridad, sumisión, miedo, angustia, ansiedad, depresión, dificultades para intimar, hostilidad, rabia, fallas en el control de los impulsos, adicciones, problemas sexuales, somatizaciones, rasgos psicopáticos, tentativas de suicidio, entre otras, que repercuten en diversos ámbitos de la vida del afectado (Unicef, 2011).

Aunado a esto, Padilla (2011) señala que los niños abusados presentan más síntomas y trastornos psiquiátricos en la edad adulta, siendo la incidencia cuatro veces mayor que en la población general. En este sentido, la Unicef (2011) menciona algunos de las consecuencias en el largo plazo del ASI, destacando: trastorno depresivo recurrente (F33); trastornos de ansiedad (F40 - F42); trastornos por estrés postraumático (F431); disfunciones sexuales (F52); y trastornos de personalidad y comportamiento en adultos (F60 - F69).

Objetivo de la investigación

Describir las características de personalidad en un sujeto adulto víctima de abuso sexual infantil, según los datos obtenidos en el Test de Psicodiagnóstico de Rorschach, el Test del Dibujo de la Figura Humana de Karen Machover y el Test de Wartegg (8 campos).

Metodología

Considerando el objetivo de la investigación, se desarrolló un estudio clínico de enfoque cualitativo y de tipo descriptivo; según Hernández, Fernández & Baptista (2010), los estudios descriptivos “… buscan especificar las propiedades, las características y los perfiles de personas, grupos, comunidades, procesos, objetos o cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis” (p. 80).

Asimismo se llevó a cabo un estudio de casos, definido por Goode (1998) como “… una forma de organizar datos sociales, de modo que se conserve el carácter unitario del objeto social que se está estudiando (…) es un enfoque que ve cualquier unidad social como un total” (p. 464).

Goode (1998) plantea que la dificultad que se presenta en los estudios de casos es el determinar hasta qué punto resulta pertinente recopilar datos del objeto una vez que se ha delimitado. Es por ello que previamente se debe establecer qué datos serán los adecuados a partir del problema de investigación, es decir, el estudio de casos no pretende captar lo único −ya que esto imposibilitaría el establecimiento de generalizaciones−, sino mantener juntas las características que se relacionan con el problema; por tanto, este enfoque busca preservar la integridad del individuo planteando cuatro áreas: amplitud de los datos, niveles de datos, formación de índices y tipos e interacción dentro de una dimensión de tiempo.

En este sentido, se recolectaron datos sobre las características de personalidad del sujeto de estudio, posibilitando su descripción a través de los resultados de las pruebas aplicadas.

Descripción del participante

Debido a que se trató de un estudio de caso (N=1), la selección de la muestra fue intencional, no probabilística, por lo que se estableció como requerimiento obligatorio para formar parte de este estudio, el tener un antecedente de abuso sexual infantil.

Datos biográficos del participante

Wi. Sujeto masculino de 49 años de edad. Fue criado por su madre y su padrastro; no conoció a su padre biológico ya que falleció en un accidente automovilístico. Tiene dos hermanas menores; la primera producto de la unión entre su madre y su padrastro, y la segunda, que legalmente fue presentada por su madre pero que consanguíneamente es su prima. Actualmente vive en la casa de su madre en un sector popular de Caracas. Logró graduarse de bachiller a pesar de la inestabilidad en el hogar y los constantes cambios de residencia. Es peluquero de profesión. No posee pareja estable. En el cuadro 1 se describen los datos básicos del sujeto de estudio.

Su relato…

… fue con mi padrastro, al empezar la adolescencia intenté acercarme, o sea, yo me intenté acercar en cuestión de averiguar… mi curiosidad pues, y me acuerdo que le enseñé… yo tenía un poco de revistas… yo le enseñé por la cuestión de averiguar… En ese momento él se excitó, me estrujó el pene en la pierna y de ahí fuimos al cuarto, eso fue una especie de complicidad, qué es lo que yo ahora analizo, de que -yo te lo meto y tú me lo metes-. Y como te dije, terminamos desnudos y penetrados pues. De ahí se repitió casi un año, mi mamá estaba hospitalizada, ella regresó y yo lo dejé… no seguí más, y él se metía, él iba en la madrugada a que yo le hiciera sexo oral. Después de esa última de sexo oral, hubo una discusión y mi mamá estaba presente… él le contó eso a mi mamá, de ahí fue que yo me fui a vivir con mis abuelos.


* Según la escala MMCS. Fuente: The LONGSCAN Investigators (1997).

Instrumentos de recolección de la información

Entrevista abierta

Basada en “… una guía general de contenido (…) el entrevistador posee toda la flexibilidad para manejarla (él o ella es quien maneja el ritmo, la estructura y el contenido)”. (Hernández, et al., 2010, p. 418). Con esta técnica se buscó captar la vivencia de la persona entrevistada

Test de psicodiagnóstico de Rorschach

Este instrumento evalúa la estructura de personalidad; fue desarrollado en el año 1921 por Hermann Rorschach. Consiste en la presentación de 10 láminas compuestas por manchas de tinta cromáticas y acromáticas, en las que el sujeto, por medio de la consigna “¿qué podría ser esto?”, verbaliza la forma en que percibe el estímulo

Test de Wartegg (8 campos)

El test de signos a completar es una prueba proyectiva creada por Ehrig Wartegg en el año 1937, cuya finalidad es describir la personalidad a través de estímulos inestructurados dispuestos en 8 cuadros de 4x4 cm sobre un fondo negro, los cuales evalúan el autoconcepto, las relaciones interpersonales, las aspiraciones, las ansiedades, los impulsos, la inteligencia, la sexualidad y las normas. El sujeto debe completar los cuadros libremente bajo la consigna “tenemos aquí una serie de dibujos que están comenzados, pero no terminados, usted va a terminarlos como le parezca mejor”. Adicionalmente, se le informa que puede completarlos en el orden que desee. Luego, se realiza un breve interrogatorio que busca determinar cuál es el dibujo que le pareció más fácil, cuál le pareció más difícil, cuál le gustó más y cuál le gustó menos.

Dibujo de la figura humana

Es una prueba proyectiva desarrollada por Karen Machover que evalúa los rasgos de personalidad, así como impulsos, ansiedades, conflictos, relación con el medio ambiente, entre otros. Consiste en la elaboración de tres dibujos, siguiendo la consigna “dibuja una figura humana lo más completa posible”; posteriormente se le solicita que realice una figura del sexo opuesto, y por último, que realice un tercer dibujo de sí mismo. Adicionalmente, se le pide que asigne un nombre y edad a cada figura y se le interroga acerca de qué piensa, qué siente, qué dice y qué hace cada personaje.

Técnicas de procesamiento de datos

Entrevista abierta

En la fase inicial se transcribió la entrevista tomando los elementos cualitativos más importantes de la vivencia narrada por el sujeto de investigación. De la información obtenida se registraron los datos del participante, se puntualizaron las características del abuso y se extrajeron algunas narraciones que permitieran enlazar, en las conclusiones, los resultados de las pruebas con la vivencia del sujeto.

Test de psicodiagnóstico de Rorschach

Las respuestas suministradas, que dependen de los rasgos de personalidad del sujeto, fueron codificadas e interpretadas por medio del sistema comprehensivo de Exner (2001a/ 2001b), el cual describe 6 categorías: estilo vivencial, área cognitiva, área afectiva, autopercepción, relaciones interpersonales y control y tolerancia al estrés. El producto presentado consiste en una integración general de cada categoría

Test de Wartegg (8 campos)

La interpretación de la prueba se realizó siguiendo las pautas de Vallester (2004) y del Colegio de Psicólogos del Distrito Capital (s.f.). Se llevó a cabo un análisis individual del campo según el tema evaluado: la posición frente al medio y a sí mismo, relaciones interpersonales, proyecto de vida, manejo de ansiedades y frustraciones, utilización de la energía vital para el logro de objetivos, estilos cognitivos de análisis, sexualidad y comportamiento frente a valores socialmente establecidos. Consecutivamente, se realizó una integración de los hallazgos, presentándose una síntesis de los aspectos formales y proyectivos encontrados, obteniendo un análisis situacional y constitucional. En este último se efectuó una síntesis por áreas: personal, relaciones interpersonales, objetivos y energía vital, intelectual, valores-normas y manejo de conflictos internos.

Dibujo de la figura humana

Los dibujos fueron interpretados a través de la técnica propuesta por Karen Machover en “Proyección de la personalidad en el dibujo de la figura humana”, bajo los parámetros de Portuondo (1997), procediéndose a analizar cada aspecto proyectivo de las figuras dibujadas bajo la consigna: “dibuja una persona, dibuja una persona del sexo contrario y dibújate a ti mismo”. Seguidamente, se evaluaron los aspectos formales referentes a dimensión, emplazamiento, tipo de trazo, presión y sombreado. Por último, con la técnica de Inventar una historia, se identificó: el tema, que consiste en el asunto o situación que predomine en el relato hecho por el sujeto sobre los dibujos; los matices, que son las manifestaciones afectivas o el estilo de reacción que se produce, constituyendo la representación de la conducta, defensa y reacciones básicas de la personalidad (conscientes o inconscientes) frente al medio ambiente y frente a sí mismos; y los índices diagnósticos, extraídos de las verbalizaciones y expresiones afectivas que, a través de la historia, pueden sugerir una patología específica dentro de un síndrome nosológico determinado.

Resultados

Test de psicodiagnóstico de Rorschach. Hoja de respuestas



Interpretación del Test de psicodiagnóstico de Rorschach El sujeto posee un modo de funcionamiento ideativo, llegando incluso a distanciarse en exceso de lo afectivo probablemente por temor a la pérdida de control. Esta tendencia hace que recoja y codifique la información con facilidad, aunque utilizando una lógica simplista y errónea, con escasa evaluación de los datos, por lo que suele ser extremadamente concreto y rígido, interfiriendo en su ajuste a la realidad y respuestas adaptativas, las cuales suelen ser inapropiadas para las circunstancias. Igualmente, esta rigidez puede llevarlo a tener conductas hostiles encubiertas o acting outs.

En este sentido, también demuestra que la forma en que procesa la información es práctica, económica y convencional, siendo su motivación escasa, por tanto, su capacidad de análisis y síntesis es baja, sin grandes esfuerzos creativos, limitándose a cumplir con las exigencias. Por lo que sus metas se encuentran por debajo de sus capacidades. Asimismo, puede llegar a presentar distorsiones que afectan la manera en que recoge la información, pudiendo ser defectuosa y procesada con una calidad inferior.

En cuanto a la resolución de problemas, su propensión a la ideación lo lleva a considerar todas las alternativas, obviando las emociones en la búsqueda de soluciones, basándose en su evaluación interna al momento de establecer juicios. Esto, a su vez, se relaciona con cierta constricción afectiva y bloqueo de la expresión emocional, utilizadas para controlar su labilidad al interiorizar los afectos con el fin de evitar la desorganización, generando esto la aparición de malestar interno.

Por otra parte, el sujeto muestra una forma poco convencional en sus percepciones, siendo estas diferentes a la de la mayoría de las personas. Por ello puede llegar a mostrar distorsiones en circunstancias donde se le dificulte la adaptación, no obstante, esta distorsión desaparece a medida que se familiariza y acepta la situación.

Esta forma poco convencional de percibir las cosas se relaciona con un cierto autocentramiento del sujeto que influye en la imagen que tiene de sí y de su entorno, la cual parece estar definida por una visión inmadura, menos realista y distorsionada, que puede incluso llevarlo a malinterpretar ambos aspectos. Igualmente, destaca que esta imagen se encuentra matizada por cierta visión desfavorable. Por una parte, con respecto a su autoimagen, pose una percepción negativa en el ámbito sexual y una excesiva preocupación por el funcionamiento corporal −relacionado con el deterioro de su salud física actual. Por otra parte, en el ámbito relacional, percibe el ambiente como hostil, por lo que, a pesar de buscar en alguna medida el contacto, desea mantenerse distanciado como una forma de garantizar su seguridad, llegando incluso a evitar la cercanía, tratando de ocultar o “camuflar” sus rasgos más internos.

Ahora, esa cercanía que intenta establecer parece asociarse con un interés por “limpiar” su interior, especialmente aquellas cuestiones que le generan malestar. Por ello, en los vínculos positivos que posee, predominan rasgos amables y acogedores hacia los demás, percibiéndose como una persona agradable, sin embargo, el desarrollo de este comportamiento es relativamente reciente y por ello su proximidad es limitada, llegando a mostrarse cauteloso al momento de establecer vínculos.

Con respecto a su comportamiento frente a situaciones de tensión, habitualmente es controlado y tolerante, usa diversos recursos para manejar las tensiones y es capaz de identificar y utilizar dichos recursos oportunamente −aunque con cierta distorsión cognitiva. De igual forma, debido a su funcionamiento ideativo, es más vulnerable a las situaciones emocionales. Esto, aunado a su personalidad inmadura, puede sobrecargarlo, por lo que utiliza la evitación-negación de situaciones estresantes −emocionales− como mecanismo de defensa.

En la actualidad, el sujeto pareciera estar experimentando una elevación de su malestar interno debido a un estado de necesidad que constantemente empeora y cada vez se vuelve más difícil de satisfacer. Ante esto, manifiesta tensión, incremento de la ideación periférica y distanciamiento de la realidad.

Test de Wartegg (8 campos)


Figura 1. Wartegg de Wi.Interpretación del Test de Wartegg En cuanto a los aspectos formales, prevaleció el trazado débil que indica apatía, vitalidad rebajada, falta de planificación personal, relación abstracta con la vida en la que rehúye a enfrentarse con la realidad. Las líneas reforzadas y los trazos fragmentados reflejan falta de seguridad y espontaneidad, exceso de autocrítica, y a veces tentativa de encubrir algo. El predominio de líneas curvas se relaciona con un tono muscular relajado, emotividad, sensibilidad, adaptación y benevolencia.

Análisis situacional

Secuencia confusa (8, 7, 2, 3, 1, 6, 5, 4), indica falta de control, impulsividad y labilidad. El inicio por el campo 8 indica que tiene una fuerte necesidad de protección y de filiación, mientras que culminar con el campo 4 revela que aborda los problemas de forma práctica.

Análisis constitucional

El área personal, campo 1 (Labrado), revela baja autoestima. El estímulo se diluye multiplicándose, lo que indica una necesidad de pasar desapercibido. Ser un punto más dentro de una abstracción manifiesta su falta de comprensión y de adaptabilidad, ya que las abstracciones de carácter asimétrico son realizadas por individuos con perturbaciones emocionales; además, implica dar por sentado que el mundo se presenta de una forma extraña e ininteligible, en el que entender e interrelacionarse con los otros es un reto que lo perturba emocionalmente y ante lo cual reacciona con distanciamiento y poco contacto. Este tipo de persona desarrolla un tipo de trato particular que enmascara la falta de seguridad en sí mismo.

El área de relaciones interpersonales, campos 2 y 7, demuestra que aunque es una persona afectiva y sensible se muestra distante; el campo 2 (Campanilla) revela que está centrado en sí mismo, mientras el campo 7 (Sonríe) denota inmadurez para intimar. Ambos campos plantean la dificultad para establecer relaciones interpersonales y una autopercepción negativa en cuanto al ajuste social.

El área de objetivos y energía vital, campos 3 y 5, refleja que se siente estacado en cuanto al cumplimiento de metas; es una persona que no se esfuerza lo suficiente pero que cuando tiene presión externa puede funcionar de forma adecuada. Estos campos también muestran que la energía está puesta en superar la angustia que le genera una lucha interna, lo que afecta su motivación e inhibe la voluntad. Esta es una persona que se esfuerza por reprimir la afectividad y la agresividad, ya que no cuenta con los recursos necesarios para tramitar sentimientos de forma adecuada.

El área intelectual, campo 6 (Triángulos), está claramente afectada, no cuenta con capacidad de síntesis y logra con dificultad alcanzar un nivel asociativo; su raciocinio es intuitivo y altamente subjetivo. Su posición frente al mundo encierra un sentimiento de inferioridad, lo que propicia que se defienda aislándose y cerrándose a nuevas experiencias que le exigirían un mayor esfuerzo de su parte.

El área de normas y valores, campo 8 (El paraguas), refleja necesidad de protección, dependencia, reserva, compromiso y sumisión ante la norma.

El área de manejo de conflictos internos, campo 4 (Cometa), muestra un mal manejo de la angustia que le genera el conflicto básico y un esfuerzo exagerado del Yo para aliviar la inferencia afectiva y el controlar la furia interna que le produce.

Entre los aspectos más resaltantes de esta persona se encuentra la marcada evitación de las relaciones interpersonales. Una situación emocional de afectividad interferida que no le deja concentrarse, incrementa su nivel de angustia y desgasta su vitalidad. Se muestra falto de organización y de objetividad y es excesivamente crítico consigo mismo.

Interpretación del Test Dibujo de la Figura Humana

En esta secuencia se muestra como primer dibujo a una persona joven y delgada con correspondencia de sexo con el evaluado, quien a pesar de haberle conferido un apariencia bastante infantil lo ubica en una edad entre 25 y 30 años; en este dibujo, el gran tamaño de la cabeza es expresión del alto grado de preocupación contenida. El sombreamiento de la cara se relaciona con la vergüenza, por lo que el sujeto trata de anular una sensación de rubor, mientras que en las manos se relaciona con un sentimiento de culpa. Lo remarcado de la pupila, conformando una mirada expectante, refleja a un joven absorto que asume una posición de indefensión. Los brazos, fiel expresión del grado y la espontaneidad del contacto interpersonal con el medio ambiente, están en una posición defensiva pero con las manos caídas, por lo que la actitud de la figura expresa debilidad y miedo. El estar sentado implica pasividad; las piernas juntas y apretadas indican una tensión emocional. Los pies dibujados con semejanza a un falo son producidos por sujetos con preocupación sexual. El apoyar solo las puntas es índice de inseguridad y fuerte necesidad de escapar. Dibujarlos descalzos en una figura que no se intenta representar desnuda es una manifestación, tanto de lo inapropiado como de la crudeza con la que transita por el mundo.

Los sujetos tímidos y huidizos a menudo enfatizan los rasgos faciales. En este caso, se remarcaron los surcos nasolabial, subnasal y mento-labial, y se destacó la manzana de Adán para añadir profundidad y madurez a la cara. Las rayas en la cara −tipo arrugas− reflejan temor a una vejez con soledad, rasgo esquizoide y depresivo. El cuerpo especialmente delgado, como representación del propio sexo, usualmente resulta indicativo de descontento con el cuerpo. El tronco redondeado indica menos agresividad y más feminidad. Los hombros pequeños o nulos es una clara expresión de sentimiento de inferioridad, poco poder y nula perfección física. Los labios gruesos en la figura masculina se consideran un signo de afeminación.

Dibujo de la figura humana


1Burda: venezolanismo que refiere a “muy” o “mucho”. 2Bolsa: bolsa de comida subsidiada por el Gobierno venezolano. 3Peo: venezolanismo que refiere a conflicto.

En términos generales, esta FH representa a un joven delicado con tensión emocional, que se muestra débil e indefenso, teniendo una reacción psíquica de miedo pero que permanece como un espectador en estado de alerta −esperando que algo ocurra. La figura está direccionada a la izquierda, al área de conflicto, del pasado. Esto, junto con otros elementos como una línea tenue que intenta anular el área genital y una pequeña transparencia en el brazo izquierdo, señalan la existencia de un conflicto relacionado con una deficiente apreciación de la realidad, típicamente encontrado en personas con un cociente intelectual bajo, es decir, con deficiencias en sus facultades críticas frente a la realidad. La transparencia, generalmente indica angustia, conflicto o miedo agudo con respecto a lo sexual, el nacimiento o mutilación corporal.

La segunda figura, correspondiente al sexo opuesto, se presenta más armónica. Portuondo (1997) plantea que “cuando el vestido de la mujer le llega hasta los tobillos puede estimarse como indicativo de que la figura representa a la imagen materna”. En este caso, el sombreado en la cara puede vincularse con un sentimiento de devaluación, ya que el rostro es la única parte que se halla consistentemente expuesta a la vista. Este, junto a los brazos, y más específicamente con los ojos, cumple la función de las relaciones sociales mediante la cual se establece el contacto con el mundo exterior. En el dibujo, la posibilidad de este contacto aparece anulada, subordinada a una FH en posición estática, atrapada en sí misma, con una mirada fija y evasiva que intenta deliberadamente cerrarse al mundo con el propósito de aislarse mejor en su propio narcisismo. Las cejas bien arregladas, al igual que el peinado, indican la necesidad de aparentar cierto refinamiento y cuidado personal. Las manos escondidas se asocian con dificultad en el contacto, evasividad, sentimientos de culpa, necesidad de controlar la agresión y rechazo a afrontar una situación (pasividad). Los pies, que poseen implicaciones que parten de su función de impulsar y conducir el cuerpo hacia adelante, también están anulados, lo que implica una postura rígida e inmóvil. El cuerpo redondeado indica menos agresividad y más feminidad. El aspecto más resaltante es la apariencia de efigie, que logra transmitir dureza, parquedad e indiferencia, lo que quizás esté relacionado con una madre poco contenedora o que no fue lo suficientemente “buena”.

La tercera figura es una representación más actualizada y consciente del sí mismo. El evaluado mantuvo los rasgos faciales esenciales del primer dibujo y el gran tamaño de la cabeza, lo que implica que se trata de una persona preocupada que trata de sobreponer el raciocinio sobre los impulsos. En este caso se omiten las pupilas −inmadurez emocional, egocentrismo, soledad; es una forma menos voluntaria y más proyectiva de “no ver”, busca evitar los estímulos visuales displacenteros, lo que implica que el mundo no está activamente cerrado al sujeto, sino que es percibido vagamente como una especie de masa no diferenciada en la que se le hace difícil establecer un orden a nivel macro, lo que lo lleva a relacionarse de una forma poco adaptativa con el medio. El cuello es el eslabón entre el cuerpo −impulso− y la cabeza −control intelectual; en este dibujo se presenta alto y delgado, típico de los moralistas, educados y rígidos. Los pies conservan la semejanza con el falo, lo que indica que se mantiene una problemática sexual pero esta vez están en posición de ángulo recto, alusivo a mayor seguridad. El cuerpo aunque se mantiene delgado es más anguloso. Quizá se percibe más fuerte y masculino en la actualidad. Las manos tras las espaldas y el oscurecimiento de los rasgos faciales indican evasión −reconocimiento inconsciente de debilidad en los rasgos de contacto−, por lo que esta persona tiene poca capacidad para las relaciones interpersonales. La figura como flotando en el aire refleja inestabilidad emocional.

Aspectos formales de los dibujos

Las líneas débiles, fragmentadas y con refuerzos indican temor, inseguridad, ansiedad, negativismo, sentimientos de inadecuación e inestabilidad emocional. El sombreado en la cara, que se repite en los tres dibujos, es característico de personas con problemas de conducta, agresividad reprimida o seriamente perturbados.

Técnica de inventar una historia

El tema. Incapacidad y frustración para confrontar un mundo hostil.

Los matices. En el principio se muestra a un joven pacífico “sentado” y “triste” incapaz de elaborar al nivel de pensamiento y por ende de poder poner en palabras una situación que le genera miedo y angustia, lo que queda descrito con la palabra “nada”, haciendo referencia a un vacío o falta de entendimiento. Seguidamente la figura femenina, y seguramente materna, expresa una crítica “La comida está burda de cara”, lo que se relaciona con la dificultad de cumplir con la función nutricia, siente “soledad” pero no dice “nada”, solo permanece “de pie”. En la versión más actualizada de sí mismo, el sujeto se muestra activo “ir y venir”; agresivo “ir y formar un peo”; dispuesto al dolor futuro “me va a doler el bolsillo”, lo que indica que se prepara psicológicamente para enfrentar un mundo que percibe como hostil.

El índice diagnóstico. Depresión, aislamiento, agresividad reprimida y rasgos paranoides.

Conclusiones

Wi. es un adulto de 49 años que sufrió abuso sexual a la edad de 13 años por parte de su padrastro. Su infancia estuvo marcada por el rechazo, puesto que la interacción con ambas figuras parentales se caracterizó por la crítica negativa, el escaso contacto, el aislamiento y el menosprecio. Estas actitudes asumidas por su madre y su padrastro lo llevaron a sentirse excluido del núcleo familiar desde muy corta edad. “… yo no me sentía incluido en la familia, o sea, la familia era mi mamá, el esposo y su hija… para ellos, yo era un negro…”.

A pesar de que la relación con las figuras parentales estuvo predominantemente determinada por el abandono y la falta de afecto, también hubo momentos de excesiva intrusión y control. “Entre que me ignoraba y otro que estaba muy pendiente de lo que estaba haciendo. Siempre estuvo pendiente de si yo me reía, si yo… o sea, eso le molestaba, cualquier cosa que yo hiciera le molestaba…”; matizados por períodos breves de cercanía −particularmente con la madre.

En correspondencia con lo establecido por Caballo (2004) sobre el aspecto caracterológico de la personalidad influido por las experiencias tempranas durante la niñez, las reacciones de Wi. ante esta forma de vinculación, generaron cierta fragmentación de su identidad, lo cual influyó directamente en su desorganización emocional e impulsividad. Este hecho se vio potenciado por la experiencia traumática de abuso sexual, la cual tuvo consecuencias aún más graves al ocurrir en el ámbito intrafamiliar, ocasionándole sentimientos de desvalimiento al cuestionar la actitud adoptada por quien debía garantizar su cuidado, “… el adulto es él, el que tenía que protegerte, cuidarte, respetarte por el niño que eres...”; y desconfianza frente a la contradicción de que la persona que debía protegerlo es quien le generó daño.

En este sentido, tal como lo plantean Bowlby y Ainsworth, estos sentimientos son trasladados al resto de sus relaciones. La falta de confianza promueve su aislamiento y dificultad para establecer vínculos estrechos con otros como una forma de evitar el contacto ante el temor al daño y la perturbación que siente en la interacción. Este distanciamiento lo lleva a malinterpretar su entorno, considerándolo siempre como negativo y hostil, creándose un juicio propio y viviendo en función de su punto de vista, llevándolo a actuar de manera desadaptada.

De igual forma, este distanciamiento responde a un intento por alejarse del componente emocional, debido a que el trauma se fijó en un momento de suma carga afectiva (adolescencia) cuando se consolidaría el Edipo, generando emociones que no supo manejar, siendo incapaz de reaccionar de forma ajustada a tales situaciones. Por ello utiliza la evitación-negación de emociones como defensa ante la amenaza de desorganización. Dicho mecanismo funciona también como una especie de bloqueo interno de los afectos, lo que le dificulta comprenderlos y manifestarlos adecuadamente, potenciando su malestar.

Por otra parte, de los vínculos tempranos, así como del trauma, se deriva también su sensación de impotencia psíquica por la adopción de una visión pesimista del mundo, que lo lleva a sentirse incapaz de actuar, a dudar de sus habilidades, limitándose al momento de emprender cualquier actividad. Llega incluso a renunciar a las metas antes de emprender cualquier esfuerzo por alcanzarlas, sumiéndose en el fracaso, lo que funciona como una especie de reafirmación de la idea negativa que posee de sus capacidades, lo que en definitiva influye en su sensación de estancamiento. Tal actitud expresa una gran inseguridad, que se encuentra enmascarada, promovida por una autoimagen negativa que lo lleva a destacar sus debilidades.

Es por esto que, aun en la actualidad, el trauma continúa, representando una fuente de malestar para él, lo que puede evidenciarse no solo en sus esfuerzos por reprimir los estímulos que movilizan la angustia, rechazando todo lo relacionado con el evento, y la lucha interna suscitada por el rencor hacia las personas involucradas, que lo lleva a tener un gran malestar interno definido por la furia y los sentimientos de venganza, sino también en las repercusiones negativas que ha tenido en diferentes ámbitos de su vida al sentir que no lo ha superado, “… tú piensas que ya superaste etapas y resulta que no, te das cuenta que no… no me ha dejado vivir todos estos años, porque yo pensé que lo había finiquitado hace un tiempo atrás y siguió pues…”.

Algunas de estas consecuencias se observan en la dificultad por tomar decisiones, incapacidad para abrirse a nuevas experiencias, falta de independencia y autonomía, sentimientos de inferioridad −especialmente en el ámbito intelectual−, impulsividad, descontrol y labilidad, “Inestable emocionalmente… yo para mantener una pareja, no soy persona que me le calo nada a nadie... no tengo nada… Inestabilidad. Lo que emprendo no lo concluyo... no me siento... capaz, o sea, me echo para atrás…”.

Según lo expuesto, es posible observar como estas experiencias infantiles propiciaron que Wi. estructurara su personalidad de manera fragmentada y débil, teniendo una percepción errática de los hechos que lo circundan, no pudiendo conciliar sus deseos inconscientes con las exigencias de un amenazante Superyó; en otras palabras, no consigue satisfacer sus impulsos de un modo adecuado. Todo esto lo lleva a demostrar una personalidad patológica desde la perspectiva de Min y Escovar (1996a, c.p. Caballo, 2004), marcada por las dificultades de adaptación frente a las adversidades debido al desequilibrio entre sus instancias intrapsíquicas y escasas fortalezas yoicas que pudieran ayudarlo a responder apropiadamente.

De igual forma, los aspectos patológicos de la personalidad de Wi. coinciden con las características de los trastornos de personalidad límite o borderline, establecidas por Kernberg (1985): pobre integración de su identidad, siendo esta inmadura, poco realista y distorsionada; utilización de mecanismos de defensa primitivos (la negación); y, a pesar de sus dificultades para relacionarse adecuadamente con su medio, conserva el contacto con la realidad.

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