Técnicas y Procesos de Evaluación
Recepción: 31 Agosto 2020
Aprobación: 20 Octubre 2020
Resumen: La agresividad forma parte del desarrollo saludable infantil. Se halla vinculada a distintas motivaciones y su evaluación es de gran utilidad para considerar el ajuste en la socialización y la adaptación a diferentes contextos relacionales. El presente estudio examina las tendencias agresivas de niños y niñas argentinos de la Ciudad de Buenos Aires. Para ello 300 sujetos escolarizados de 6 a 12 años respondieron al Test de los Cuentos de Hadas (Coulacoglou, 2002). Los resultados han mostrado que: a) los niños y niñas de la muestra exhiben bajas puntuaciones generales en la agresividad medida por el test en todas las edades, b) en ambos géneros y para todos los rangos etarios la agresión como dominancia se halla asociada al deseo de superioridad y, c) la agresión impulsiva fue la más puntuada por niños y niñas de esta muestra, presentándose en mayor medida en los de más edad.
Palabras clave: Agresividad infantil, Motivaciones, Test de los Cuentos de Hadas.
Abstract: Aggressiveness is part of healthy child development. It is linked to different motivations and its evaluation is very useful to consider adjustment in socialization and adaptation to different relational contexts. This study examines the aggressive tendencies of Argentine boys and girls in the City of Buenos Aires. For this, 300 school subjects aged 6 to 12 responded to the Fairy Tales Test (Coulacoglou, 2002) The results have shown that: a) the boys and girls in the sample showed low overall scores in the aggressiveness measured by the test in all ages, b) in both genders and for all age ranges, aggression as dominance is associated with the desire for superiority and, c) impulsive aggression was the highest score for boys and girls in this sample, occurring even in the oldest.
Keywords: Child Aggressiveness, Motivations, Fairy Tales Test.
INTRODUCCIÓN
La agresividad ha sido considerada como una disposición innata del ser humano y diferenciada de la agresión como conducta, resultado, o puesta en acto de esa disposición natural (Lolas, 1991). La conducta agresiva de los niños ha sido siempre objeto de estudio de la Psicología del desarrollo. Si bien las respuestas agresivas forman parte del desarrollo saludable infantil y contribuyen a la autoafirmación de la personalidad (Carrasco Ortiz y González Calderón, 2006), es cierto que dichas conductas han sido y son objeto de preocupación de los adultos en tanto afectan la vida relacional y, de estabilizarse en los distintos períodos de la vida, pueden convertirse en obstáculo para la socialización cuando van acompañadas con fallas en el autocontrol, inhibición de los impulsos y déficit de las habilidades sociales (Contini, 2015) .
Según Etxebarría (1999), en los primeros años escolares las agresiones reactivas, dirigidas a hacer daño al provocador, se intensifican y si bien aumenta en esas edades la comprensión de las intenciones del otro, los niños pueden reaccionar agresivamente ante casi cualquier provocación, aún sin que ella sea intencionada. El autor plantea además que los niños de esas edades son reacios a condenar las respuestas a las agresiones, las consideran comprensibles, justificadas.
En contextos específicos como los escolares este tipo de reacciones pueden provocar tensiones y conflictos al momento de generar y aplicar normas disciplinarias. Los niños altamente agresivos suelen tener menor tolerancia a la frustración e interpretar como hostiles conductas que no son malintencionadas. Esta situación verificada en contextos escolares resulta preocupante por la dificultad que muestran algunos niños en diferenciar bromas de agresiones. Dificultad que los lleva muchas veces a desarrollar conductas abusivas o violentas como el acoso entre pares o bullying (Olweus, 1998; Veccia, Levin & Waisbrot, 2012).
Chaux (2003) considera diversos tipos de conducta agresiva en niños de acuerdo a su forma o expresión (verbal, física, relacional). La agresión verbal puede observarse en las burlas, palabras hirientes o cualquier uso de la palabra para hacer daño al otro y la física en los golpes, empujones, patadas, ambas formas de agresión resultan fácilmente observables. La agresión relacional se manifiesta en los grupos de escolares cuando, por ejemplo, desarrollan conductas de exclusión de un compañero, no lo dejan intervenir en tareas grupales, o bien hacen circular rumores malintencionados incluso usando las redes sociales para ello. Este autor plantea que los tipos de agresión incluyen además diferencias según sus funciones: la agresión reactiva se refiere a la dificultad para regular las emociones propias frente a una ofensa real o percibida como tal, mientras que la agresión instrumental (también conocida como proactiva) no es la respuesta a una ofensa previa sino que se usa como medio para conseguir un objetivo (por ejemplo, una ventaja material, status, etc.) y no tiene una clara relación con el manejo de las emociones. Menciona además algunos factores de riesgo tales como: el contexto violento, el maltrato físico y rasgos de la personalidad como problemas de atención, hiperactividad y ansiedad.
Así pues, parece comprensible y justificada la necesidad de contar con instrumentos de evaluación de la agresión en los niños que permitan diseñar acciones preventivas adecuadas y eficaces para impedir que tales conductas se estabilicen en el funcionamiento de la personalidad, e interfieran en el saludable desarrollo afectivo y social.
Siendo la agresividad un constructo complejo, multivariado y multideterminado (Furst, 1988, citado por Coulacoglou Souyouldjoglou y Atsaros, 2002) resulta de mucha utilidad y aún más cuando de niños se trata, una evaluación comprehensiva que incluya distintos tipos de medidas tanto de los comportamientos “abiertos” o explícitos, auto-informados (Cuello y Oros, 2013), como de las tendencias y motivaciones más enmascaradas de la personalidad que constituyen el contenido de las fantasías agresivas infantiles. En este sentido, se considera indispensable la incorporación de técnicas proyectivas en la exploración de la agresividad infantil que permitan un registro cualitativo de las expresiones y significados que los niños atribuyen a los estímulos presentados así como un aceptable nivel de psicometrización necesario para desarrollar investigaciones clínicas y transculturales.
A diferencia de otras técnicas proyectivas el Test de los Cuentos de Hadas (en adelante FTT, por sus siglas en inglés, Fairy Tale Test) aborda el estudio de la agresividad en niños y niñas vinculada a los motivos que dan origen a la respuesta agresiva. Si bien las formas en que se manifiesta la agresividad pueden ser directamente observadas, no son tan fáciles de comprender los motivos que subyacen a ellas.
Coulacoglou et al. (2002) llevaron adelante una investigación con 803 niños griegos escolarizados. Entre otros resultados, hallaron que los niños con altos niveles de agresión como dominancia eran menos temerosos, tenían mayor conciencia moral y un gran deseo de superioridad.
Asimismo, con el objetivo de estudiar las diferencias culturales en las conductas externalizadas/internalizadas de niños y niñas griegos/as, rusos/as, indios/as y chinos/as, Savina, Coulacoglou, Sanyal y Zhang (2012) aplicaron el FTT. Encontraron que los niños y las niñas griegos/as expresaron niveles más altos de agresión impulsiva y motivada, mientras que los niños y las niñas rusos/as expresaron mayor miedo a la agresión. Tanto los/las participantes rusos/as como los/las indios/as se mostraron más deprimidos/as que sus homólogos/as griegos/as y chinos/as. Independientemente de la cultura, los niños y las niñas de 7 a 8 años demostraron un nivel más alto de agresión impulsiva que los grupos de mayor edad. Estos resultados evidencian la importancia de los factores contextuales junto con las diferencias debidas al desarrollo de la agresividad con la aplicación del test.
Dentro de Latinoamérica, Valadez Sierra, Coulacoglou, Gkotsi, Mitsios y Triantopoulou (2010) aplicaron el FTT a 399 niños y niñas de dos regiones de Méjico y hallaron una asociación significativa entre la baja autoestima y las respuestas de agresión impulsiva y agresión motivada por envidia que dieron niñas y niños frente a los estímulos del test. Respecto de estos resultados
no encontraron diferencias por sexo, región o edad. En nuestro país, Veccia, Balsamo, Lorente y Naser (2017) aplicaron el FTT en una muestra inicial de 150 participantes e informaron, entre otros hallazgos, que los varones de 6 a 12 años mostraron puntuaciones significativamente más altas que las mujeres en la variable agresión impulsiva.
El presente estudio tiene como objetivo, en primer lugar, describir los niveles y tipos de agresividad medidos por el FTT en una muestra de niños/as escolarizados/as de la ciudad de Buenos Aires. En segundo lugar, busca indagar si existen diferencias en la expresión agresiva en función del género y la edad y, por último, explorar las relaciones que existen entre los tipos de agresión y otras variables analizadas en el FTT, segmentadas por género y edad.
METODOLOGÍA
Tipo y diseño de estudio
Se trata de un estudio empírico, de diseño no experimental, transversal, con un alcance descriptivo y correlacional
Participantes
La muestra, no probabilística intencional, estuvo compuesta por 300 participantes. Un 52.66% eran mujeres y un 47.33% varones. Las edades oscilaban entre 6 y 11 años, con un promedio de 8.80 años (SD = 1.80. Mdn = 9). Respecto al nivel socio-económico, el 13.3% pertenecía a la clase baja/media-baja, el 80.3% a la clase media y el 6.4% a la clase media alta/alta. Las y los participantes asistían a instituciones educativas, dos de las cuales eran de gestión estatal y laicas, ubicadas en distritos céntricos de la CABA, y otra de gestión privada y religiosa perteneciente a un barrio de la zona oeste de la CABA. Ninguno de los niños/as de la muestra estaba asistiendo a psicoterapia al momento de la evaluación.
Instrumento
El FTT es un test proyectivo temático y asociativo para niños de 6 a 12 años, cuyo objetivo es la evaluación dinámica de la personalidad infantil, presentando personajes y escenas de cuentos tradicionales como los de Caperucita Roja y Blancanieves. El fundamento teórico es psicodinámico, basado mayormente en las teorías sobre el Yo y las relaciones objetales. Es un test temático porque evoca temas como sentimientos de privación, rechazo, celos o preocupaciones sexuales, revelados en sus respuestas. Es también un test asociativo porque el niño asocia un personaje a su historia particular (Coulacoglou, 2008).
La técnica presenta una cuidadosa operacionalización de 30 variables de personalidad y la posibilidad de aplicar una evaluación tanto cualitativa como cuantitativa a las mismas. Ha demostrado aceptables propiedades psicométricas en cuanto a la validez con base en su estructura interna y la validez de constructo y de criterio (Coulacoglou, 2014; Roxo Borges, 2011; Werlang, Nunes & Borges, 2014). De las 30 variables descriptas, ocho corresponden a Agresión: agresión oral, agresión como dominancia, agresión instrumental, agresión impulsiva, agresión defensiva, agresión por envidia, agresión por celos y agresión por venganza.
El FTT consta de 21 láminas que son presentadas al niño en series de tres. Estas láminas muestran personajes de los cuentos de hadas más conocidos en el mundo como Caperucita, Blanca Nieves, el Lobo, gigantes, etc., en tres versiones ligeramente diferentes del mismo personaje que facilita a los niños y las niñas comparar qué sienten y piensan cada uno de ellos. Es importante registrar en qué orden se elige cada lámina.
El tiempo de administración oscila entre los 50-60 minutos.
Se solicita al inicio que cuente cómo es el cuento de Caperucita Roja, Blanca Nieves, y algún cuento de gigantes o saber qué características tienen, por ejemplo, que son más altos que las personas comunes, muy fuertes, etc.
La consigna general tiene un encuadre lúdico: “Vamos a jugar a un juego con personajes de los cuentos de hadas. Te voy a hacer algunas preguntas acerca de ellos y me gustaría conocer tu opinión”. Las sub-consignas van presentando al niño diversas tareas, como por ejemplo la de responder qué sienten y piensan los personajes, cuál de los tres representa al personaje del cuento según su apreciación, etc. Las respuestas deben consignarse textualmente, y el/la entrevistador/a debe prestar una escucha atenta a fin de repreguntar lo que considere pertinente a los fines de esclarecer la respuesta para el posterior análisis. Se intenta provocar la proyección que el niño hará de sus propias motivaciones menos explícitas o conscientes en el personaje. Puede proyectar sus pensamientos, sentimientos y conflictos identificándose con los personajes del cuento.
El FTT presenta dos tipos de evaluaciones: una cuantitativa y otra cualitativa. La interpretación cuantitativa permite la evaluación de 30 variables y su codificación según un método predeterminado de puntuación. La descripción de las 30 variables de personalidad derivadas de las respuestas a las preguntas del Test pueden leerse en el Anexo 1.
Las variables se puntúan en una escala de 1 a 3 (según su intensidad, donde 1 es puntuación baja y 3 alta). Por ejemplo, la variable agresión como dominancia (AGRDOM) en el test aparece como la necesidad de dominar o de autoafirmarse de manera agresiva y suele aparecer frente a las figuras de la Bruja y el Gigante. Así, una respuesta equivalente a 1, es decir, de agresión con intensidad baja sería “Esta bruja se siente fuerte y poderosa con su varita mágica y va a transformar al mundo en lo que ella quiere”. Una puntuación de 2, de agresión con intensidad media, sería: “El gigante le pega a los chicos con el palo para que lo admiren porque es más poderoso” y un puntaje equivalente a 3, de agresión con intensidad alta sería “El gigante quiere ser el rey y matar a todos los hombres para vivir solo él y los demás gigantes”. Cuando una variable no aparece, no recibe puntuación ninguna (Coulacoglou, 2002)
Procedimiento de recolección de datos
Se entrevistó en primer lugar a directivos de las escuelas para presentar el proyecto y obtener su autorización. Se solicitó el consentimiento informado de los padres y las respuestas a una encuesta socio-demográfica que registró datos como sexo, edad, grado de escolarización, nivel de estudios alcanzado por los padres, ocupación, tipo de vivienda, escuela pública/privada, grupo familiar conviviente, hermanos y orden de nacimiento, salud del niño/a, asistencia a psicoterapia (actual o pasada), y motivos para ello. Se pactó el encuentro con los niños en horario escolar de acuerdo a las disponibilidades de los distintos cursos. Se presentaron varios administradores psicólogos/as entrenados/as en la administración de la técnica que trabajaron simultáneamente con los niños y las niñas en aulas vacías, bibliotecas u oficinas de la dirección procurando espacios libres de interferencias y silenciosos. Cada administración insumió 60 minutos aproximadamente. Se volcaron las respuestas en protocolos impresos y luego se copiaron a formato digital.
Procedimiento de análisis de datos
Respecto a los procedimientos de análisis de datos, los datos recolectados fueron ingresados en una base de datos utilizando el paquete de procesamiento estadístico IBM SPSS, versión 21.
En primer lugar, se realizaron análisis descriptivos utilizando cálculo de frecuencias absolutas y porcentuales, medidas de tendencia central y de dispersión. Luego, al analizar la existencia de diferencias estadísticamente significativas en las variables de interés se emplearon la prueba t de student y el análisis de la varianza (ANOVA de un factor). Para analizar la existencia de correlaciones estadísticamente significativas se utilizó la prueba de correlación de Pearson. Para un mayor nivel de parsimonia en los datos, solo se reportaron las correlaciones superiores .20 y/o que representaran relevancia desde el punto de vista teórico. El nivel de significación estadística para todas las pruebas se fijó en p < .05.
RESULTADOS
En cuanto a los resultados, se analizaron los distintos tipos de agresión: agresión como dominancia, agresión oral, agresión impulsiva, agresión como venganza, agresión por celos, agresión por envidia, agresión como defensa y agresión instrumental. En términos descriptivos, se observan bajas puntuaciones de los niveles de agresión, siendo que la agresión impulsiva es el tipo de agresión más elevada, seguida de la agresión oral y de la agresión por venganza. La agresión por celos, junto a la agresión como defensa son los tipos de agresión que menos exhiben los participantes de la muestra.
En función de la edad, en el único tipo de agresión donde se verifican diferencias estadísticamente significativas es en la agresión defensiva (F(2,297) = 4.184, p = .016). Así, son los niños de 6 y 7 años (M= .44, SD = 1.414) quienes presentan mayores niveles, diferenciándose de los niños de 10 y 11 años (M = .10, SD = .410) (8 y 9 años = .16, SD = .611).
Asociación de los distintos tipos de agresión y otras variables del FTT en niños y niñas
Como se observa en la Tabla 2, la agresión instrumental correlaciona de manera positiva con el deseo de cosas materiales en niños mientras que en las niñas esa asociación es más débil. En las niñas, se verifica que mayores niveles de agresión instrumental se asocian positivamente a mayores necesidades orales y a mayor presencia de preocupaciones sexuales pero a menor conciencia moral.
En lo que hace a la agresión como dominancia se observa que correlaciona de manera positiva tanto en niños como en niñas con el deseo de superioridad. En niños, también se asocia a una mayor adaptación al contenido del cuento. En las niñas, en cambio, la agresión como dominancia se asocia a un mayor deseo de ayudar y a un mayor sentido de privacidad.
Respecto a la agresión impulsiva, se observa que correlaciona negativamente con el temor a la agresión tanto en niños (r = -.298, p = .000) como en niñas (r = -.241, p = .002).
La agresión por celos se asocia a una mayor preocupación sexual en ambos géneros. En relación a la agresión por envidia, se verifica que solo existe una relación positiva con la conciencia moral en niñas.
Como se exhibe en la Tabla 3, en lo que hace a la agresión instrumental se observa una correlación positiva con deseo de cosas materiales tanto en los niños de 8 y 9 años como de 10 y 11, no así en el grupo de 6 y 7 años. Asimismo, en los niños de 6 y 7 a mayor agresión instrumental muestran una mayor relación positiva con la madre.
La agresión como dominancia correlaciona de manera positiva con el deseo de superioridad en todos los rangos etarios. También se asocia a una mayor ansiedad de preocupación por otros en los niños de 6 y 7 años, a una mayor necesidad de afecto en los niños con edades de 8 y 9 años y a una mayor relación negativa con el padre en los niños con edades de 10 y 11 años.
La agresión impulsiva se asocia a menores niveles de temor a la agresión en todos los rangos etarios.
Por su parte, la agresión por celos en los niños de 6 y 7 años se asocia a una mayor necesidad de afiliación, a una mayor necesidad de protección, mayores niveles de ansiedad soledad y a una relación positiva con la madre. En los niños de 10 y 11 años se asocia a una mayor ansiedad de rechazo y a una mayor conciencia moral.
Se observa que a mayores niveles de agresión por envidia, los niños de 6 y 7 y de 8 y 9 años, presentan mayores niveles de conciencia moral.
DISCUSIÓN
En primer lugar surge como dato de interés las bajas puntuaciones generales en la variable agresión de los niños y niñas de esta muestra. No se verifica entonces la presencia de una agresividad intensa como tendencia dominante de la personalidad tal como la mide esta técnica, aunque ello no aseguraría la ausencia de comportamientos agresivos detonados en las interacciones con otros/as. Otro punto de interés surge al analizar las diferencias por género. Al no verificarse diferencias estadísticamente significativas entre los subgrupos, se podría inferir que las y los participantes se comportan de forma semejante respecto de la variable estudiada. Si bien desde el punto de vista de la agresión física y verbal los varones se han caracterizado por ser más agresivos (Cuello y Oros, 2013), al estudiar su agresividad motivacional con el FTT no difieren de las mujeres. Cabe preguntarse entonces qué es lo que detona en los varones un mayor número de agresiones físicas y verbales. Tal vez este interrogante sea de interés para considerar la educación y los mandatos culturales referidos a estereotipos masculinos marcadamente agresivos a los que ellos se ven sometidos (Etxebarría, 1999).
En función de la edad y en lo que se refiere a la modalidad agresiva que se implementa como protección propia o de otros/as frente a peligros (agresión defensiva), son los niños/as más pequeños de la muestra los que la expresan con más intensidad. Se considera aquí que la percepción de peligros puede verse aumentada en esas edades debido a la menor autoafirmación y autoconfianza, en línea con los autores que estudiaron la intensificación de conductas agresivas en los primeros años escolares aun cuando las actitudes hostiles de otros no fuesen intencionadas (Chaux, 2003; Etxebarria, 1999).
Sin embargo, se observan perfiles diferenciales en cuanto a la asociación de las variables tanto según el género como según la edad.
Al estudiar las asociaciones según género se observa que los niños expresan la agresión instrumental fuertemente asociada al deseo de cosas materiales, esa asociación es menos fuerte en las niñas quienes en cambio presentan esa expresión de agresividad asociada a necesidades orales primitivas tanto reales como simbólicas (emocionales) y a mayores preocupaciones sexuales. Por lo tanto, vuelve a hacerse presente el interés que tiene considerar ciertas formas de agresividad en los niños en relación a los determinantes culturales. La agresividad asertiva dirigida a obtener una ventaja propia, de tipo material o de posición social, pareciera caracterizar mejor a los varones de esta muestra, coincidiendo con las representaciones de género tradicionales en nuestra cultura. Es también de interés teórico destacar que aparece una asociación negativa en las niñas entre la agresión instrumental y la conciencia moral, como si mostrarse proactivas en el logro de ventajas pudiera expresarse a costa de una menor conciencia moral.
En relación a la agresión como dominancia y su asociación con el deseo de superioridad se comportan de manera semejante niñas y niños. La agresividad dirigida a controlar y dominar el entorno muestra una relación aquí con el deseo de ser único/a, superior al resto. Estos resultados estarían en línea con los de la propia autora de la técnica en su estudio de la agresividad en niños y niñas griegos/as (Coulacoglou et al., 2002) Sin embargo, se observa que en los niños y niñas aquí estudiados este tipo de agresión definida en el FTT, aparece también asociada a mayores niveles de ansiedad y mayor control emocional y cognitivo. Mientras que en las niñas la agresividad con propósito de dominio se expresa asociada a motivaciones altruistas y a la necesidad de poder aislarse o replegarse. Puede entonces pensarse que una misma expresión de la tendencia a ejercer un liderazgo se origina en motivaciones muy diferentes para cada género.
En cuanto a la agresividad como forma de expresión de los celos o la rivalidad en el establecimiento de relaciones aparece en ambos géneros fuertemente asociada a las preocupaciones sexuales que en esta técnica abarcan tanto las formas sociales del matrimonio o el enamoramiento como expresiones más directas de la sexualidad. Este comportamiento nos resulta indicativo de las elaboraciones infantiles respecto a la tramitación de conflictos referidos a la sexualidad que emergen precozmente en estas etapas del desarrollo.
En relación a las diferencias por género resulta interesante destacar además que la única relación positiva de la agresividad (vinculada a la envidia) y la conciencia moral se verifica solo en las niñas de esta muestra. Fuera de este resultado ha podido apreciarse la ausencia de asociaciones entre las diferentes formas de la agresividad definidas por el instrumento con el desarrollo del pensamiento moral, comportándose de manera semejante niños y niñas. Posiblemente este hallazgo se relaciona con la menor reprobación que las intenciones y tendencias hostiles despiertan en estos niños y niñas en edad escolar y contradice los resultados de la investigación de la autora con niños y niñas griegos (Coulacoglou et al., 2002). Probablemente se trate de una diferencia cultural ya que en nuestra cultura urbana la respuesta agresiva se ha naturalizado. Un punto de interés a considerar en contextos escolares a la hora de plantear programas de prevención de la violencia escolar.
A continuación, se abordarán los principales hallazgos en las asociaciones de las distintas formas de agresión teniendo en cuenta los tres subgrupos de edades.
En todos los rangos etarios la agresión como dominancia relacionada en esta técnica con la necesidad de reafirmarse controlando el entorno, se asocia de manera positiva con el deseo de superioridad, de ser único o tener un status superior. Esta asociación permite pensar en la dificultad de muchos niños y niñas en establecer relaciones simétricas y cooperativas en contextos escolares. Se cree que podría tenerse en cuenta a la hora de plantear la necesidad de programas de aprendizaje cooperativo en las aulas.
Asimismo hallamos que la asociación negativa entre la agresión impulsiva y el temor a la agresión, que se verifica en todas las edades y en ambos géneros, supone que la agresividad sin justificación externa sino ligada a una justificación personal, elimina o disminuye la percepción de la propia vulnerabilidad frente a un peligro o ataque. Cabe reflexionar entonces en el significado que los niños y niñas de estas edades les dan a las situaciones en las que se ven amenazados/as, en la interpretación particular que muchas veces hacen de las conductas de sus pares y en la dificultad que esto acarrea para los educadores cuando se trata de aplicar normas disciplinarias (Veccia, et al., 2012).
La agresión impulsiva destaca como la más puntuada por niños y niñas de esta muestra y está definida en la técnica como un tipo de agresividad que el niño es incapaz de controlar. Tiene relación con la agresión reactiva o emocional y parece ser una característica de estas edades ya planteada en investigaciones previas y vinculada junto a la agresión instrumental en la emergencia de conductas violentas (Chaux, 2003). Aquí se observa también en los niños y niñas de mayor edad, los que finalizan la etapa de la primera infancia cuando era esperable observar un decrecimiento en ella.
Finalmente, es necesario destacar que al segmentar la muestra por edades se hallaron asociaciones positivas entre las formas relacionales de la agresión (en los niños mayores por celos, en los menores por la envidia), con la presencia de pensamientos autocríticos, la diferencia entre lo que está bien y mal, o los sentimientos de culpa. Esto parece indicar que en estas edades niños y niñas desarrollan su conciencia moral en relación con los sentimientos agresivos generados en el establecimiento de sus relaciones interpersonales. Conductas tales como la exclusión, la intolerancia, o las burlas entre compañeros/as requieren de un trabajo aunado entre familias y educadores en pos de afianzar el desarrollo de los valores y el pensamiento moral en la etapa escolar.
Estos hallazgos podrían ser útiles para sugerir la conveniencia de elaborar programas de prevención temprana de la conducta agresiva tomando en cuenta las distintas motivaciones que la impulsan y adecuados a las peculiaridades y características de cada género así como de los distintos períodos etarios de la primera y segunda infancia.
Futuros estudios deberían incluir muestras representativas de distintas regiones de nuestro país que ampliaran la comprensión de las expresiones de la agresividad de las respuestas de niños y niñas de diferentes sub-culturas.
REFERENCIAS
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[1]Tomado del trabajo publicado por Coulacoglou, C., Valadez, M., Gkotsi, K., Mitsios, A., & Triantopoulou, A. (2010). Los primeros resultados de la tipificación del Test de los Cuentos de Hadas (FTT) en México. REV. PSICODIAGNOSTICAR-ADEIP
Notas