Artículo
Recepción: 13 Septiembre 2022
Aprobación: 30 Octubre 2022
DOI: https://doi.org/10.15517/rehmlac+.v14i1.52440
Resumen: La reacción contra la masonería especulativa empezó a manifestarse pocos años después de su fundación en 1717. La hostilidad ha tenido distinto grado de dureza: desde el descrédito y la difamación, hasta la más sanguinaria persecución durante las dictaduras fascistas. Esta actitud también se ha expresado mediante la acuñación de medallas antimasónicas; en ocasiones portadoras de un mensaje propagandístico abiertamente beligerante y, en otras, recurriendo a representaciones burlescas. En la actualidad, estas escasas piezas son muy apreciadas por los coleccionistas de medallas masónicas.
Palabras clave: Medalla, anti-masonería, propaganda, sátira, beligerancia.
Abstract: The reaction against speculative Freemasonry started to appear a few years after its establishment in 1717. This hostility has had different degrees of harshness: from discredit, defamation, or taunt to the most bloodthirsty persecution during the fascist dictatorships. This attitude has also been expressed by minting anti-Masonic medals, which sometimes showed openly belligerent propagandist messages and, other times, mocking representations. At present, these rare pieces are highly prized by Masonic medals collectors.
Keywords: Medal, anti-masonry, propaganda, satire, belligerence.
Introducción
Transcurridos más de 300 años desde la fundación de la Gran Logia de Londres y Westminster, ocurrida en el año de 1717 y considerada convencionalmente como la fecha de inicio de la masonería especulativa, es posible decir que, prácticamente desde sus inicios, la masonería despertó curiosidad y también rechazo1, hasta el punto de que pocos años después se publicarán varias obras donde se revelaban los “secretos” de la masonería. El interés era puramente comercial, pero el hecho en sí constituye un indicador de la curiosidad que despertaba la orden masónica entre el público general2. Esta polarización continúa plenamente vigente. De este modo, podemos ver como a lo largo de estos tres siglos la masonería no sólo ha crecido, sino que además sus instituciones se han consolidado y se ha diversificado ideológicamente; mientras que, de forma paralela, ha sido descalificada, prohibida y perseguida en numerosos países a lo largo de la historia, como así lo atestigua la ingente literatura científica que se ha publicado al respecto.
Anti-masonería, antimasonismo o masofobia, son términos que nos remiten a una misma actitud de descalificación, animadversión y persecución del hecho masónico practicado según una diversidad de modos y niveles de hostilidad acorde a la naturaleza y figura del agente agresor. Se ha señalado a la Iglesia católica, además de otras iglesias y credos de corte integrista, y a los regímenes políticos totalitarios como aquellos poderes y pilares ideológicos enfrentados con la masonería3. Es preciso señalar que, en algún momento, el enemigo ha partido desde las mismas filas masónicas. Es el caso de los “arrepentidos” que se retractan de su juramento pasando a ejercer una intensa actividad antimasónica. Uno de los más famosos fue Marie Joseph Gabriel Antoine Jogand-Pagès, más conocido por el pseudónimo de Léo Taxil autor de una amplia obra literaria antimasónica y del conocido como affaire Diana Vaughan. Él mismo terminó con la farsa confesando el fraude el 19 de abril de 1897 pronunciando en la Sociedad Geográfica de París la “Conferencia de Léo Taxil.”4
La medalla está considerada una forma de expresión artística. La medallística se ocupa de su estudio, ésta es una rama de la numismática, cumpliendo distintas funciones, según sea la intencionalidad con la que es emitida. La medalla puede cumplir diferentes fines, entre otros: conmemorativos, honoríficos, identitarios, pero, a su vez, tiene una naturaleza comunicativa y divulgativa, en tanto es testigo documental de un acontecimiento. Encontramos que el mensaje, del que es depositaria, se expresa artísticamente en el orden iconográfico y en el verbal, de ahí el atractivo que desde la antigüedad ha cautivado este objeto a los sujetos emisores y también a investigadores y coleccionistas5.
En el tema que nos ocupa, la medalla antimasónica, debido a su propia naturaleza y función, ha sido uno de los soportes de propaganda que se han utilizado para la descalificación, la sátira y como refuerzo identitario de los movimientos e instituciones antimasónicos. No obstante, conviene señalar que, si bien la medallística masónica hoy es una campo de investigación consolidado -aunque muy minoritario- dentro del universo de los estudios generales de la masonería, el estudio de las medallas antimasónicas es una parcela sobre la que no se ha realizado un estudio sistematizado y comparado a diferencia de lo ocurrido con otras fuentes utilizadas para canalizar esta hostilidad, como pueden ser los grabados e ilustraciones, las películas y documentales cinematográficos, los artículos de prensa, ensayos y todo tipo de publicaciones.
Así como la graduación de la actividad beligerante frente a la masonería oscilaría entre la difamación descalificadora y la persecución más sangrienta, las medallas antimasónicas reflejan escenas que van desde lo satírico hasta la aniquilación del enemigo masón. De este modo, del movimiento católico antimasónico europeo, surgido durante el último cuarto del siglo XIX, hemos podido documentar una medalla francesa y la del congreso antimasónico de Trento, celebrado en 1896. De las que hemos catalogado como satíricas, registramos una inglesa, perteneciente a la fraternidad de los Gormogones, emitida en torno a 1724, siendo la que más se ha investigado. Esta una alemana, la cual podemos fechar sobre 1740, así como un sorprendente penny norteamericano que datamos como anterior a 1904. Una incorporación de última hora es el conjunto de las tres medallas de los miembros del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo -órgano represor español activo durante gran parte de la dictadura franquista- que se conservan en el Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH). La referencia nos la ha proporcionado generosamente la historiadora y exdirectora del CDMH, la doctora María José Turrión6.
Para finalizar, incluimos, como ejemplo de disparatado fanatismo, la reproducción de una joya masónica descrita como “porta-hostia” por la prensa antimasónica francesa de finales del siglo XIX.

Esta medalla7 es conocida por los numerosos artículos que se han escrito acerca de la orden o Sociedad de los Gormogones -considerada como una iniciativa burlesca para desprestigiar a la masonería- y su vinculación con el controvertido Felipe, duque de Wharton8 (1698-1731). El conocido grabado The Mystery of Masonry brought to Light by ye Gormagons9, obra del pintor y grabador William Hogarth -de quien hay constancia que en 1725 ya era francmasón-, famoso por sus obras de corte satírico y moralizantes en algunas de las cuales aparecen masones en controvertidas actitudes. En el grabado aparece identificado un personaje como: C. In-Chin present Oecumenical Volgi, de aspecto semejante al que figura en el anverso de la medalla y, además, la denominación coincide con la que aparece en un fragmento de la leyenda: OECUM · VOLG. La primera parte de la leyenda: C Q KY PO, guardaría relación con otra figura: A. Chin Quan-Kypo 1st Emperor of China, el cual porta sobre su pecho un medallón con un sol radiante semejante al del reverso de la medalla. Sobre la orden de los Gormogones se publicaron varias notas en prensa, entre 1724 y 1728, la primera en el Daily Post del 3 de septiembre10. Un ejemplar de esta medalla se encuentra depositado en el British Museum de Londres, datándola entre 1724 y 1725, lo que la haría anterior incluso a la Sackville Medal11 acuñada en Florencia en 1733, y considerada como la primera medalla de la masonería especulativa12.


La emisión del conocido como “falso ducado”, “ducado de burla” y “ducado moravo” se ha atribuido13 a Nicolaus Ludwig von Zinzendorf (1700-1760), conde alemán que en su juventud fue miembro de la Orden del Grano de Mostaza y se ha conjeturado que hubiera estado vinculado con la masonería14. A lo largo de su vida se dedicó a la religión, siendo consagrado obispo de la Iglesia de los Hermanos moravos destacándose por su activismo evangelizador y misionero. Según Merdorf estos ducados se acuñaron en oro y en plata. El anverso de la medalla no ofrece ningún problema de interpretación, pues los elementos representados pertenecen a corpus iconográfico masónico. El interés de la medalla reside en el reverso donde aparece un enigmático mensaje sobre un libro abierto debajo de unos anteojos. El conjunto tiene una estructura semejante a un jeroglífico, donde las lentes harían referencia a la actitud de búsqueda del secreto al que se refiere la leyenda. El mensaje del texto resulta ambiguo, aunque aparece en forma de revelación, pues puede interpretarse tanto en el sentido de que se está mostrando un indicio o pista: “aquí está presente todo el secreto”, como en el de una afirmación desmitificadora, banalizante: “este es todo el secreto, no hay nada más”.


Esta medalla fue acuñada en París en el contexto del movimiento antimasónico de finales del siglo XIX. En ese momento, en Francia existen diversas organizaciones antimasónicas de naturaleza ultra-católica, destacan por su activismo el Comité Antimasónico de París, creado en 1892 por Gabriel Soulacroix, más conocido como el abbé de Bessonies; la Unión Nacional, movimiento político antimasónico y antijudío fundado en 1892 por el abate Garnier en la Rue Bayard15; la Unión Antimasónica de Francia constituida en 1895, inspirada en la Unión Antimasónica de Roma a la que reconocerá como su sociedad matriz, fundada por el párroco Henry Joseph, más conocido por el pseudónimo de Tourmentin, cuya presidencia recaerá posteriormente sobre el padre Vincent-de-Paul Bailly; y, finalmente, la Liga Antimasónica del Labarum, una orden católica iniciática de corte caballeresco formada también en 1895, por iniciativa de Léo Taxil.
Estas asociaciones se servirán de varias publicaciones para difundir su ideario. Monseñor Amand-Joseph Fava, obispo de Grenoble, fundó en 1880 la revista mensual La Franc-maçonnerie démasquée16, la cual se hará eco de las actividades desarrolladas por la Unión Antimasónica de Francia y por la Liga Antimasónica del Labarum -la cual editará su propio semanario: Revue hebdomadaire illustrée du mouvement anti-maçonnique dirigido por Léo Taxil-. El diario La Croix será fundado en 1883 por el padre Vincent-de-Paul Bailly, miembro de la Congregación de los Agustinos de la Asunción. Además, desde otras publicaciones como L’Univers y la France Chrétienne, se arremeterá sistemáticamente contra la masonería. En 1895 el diario La Croix17 publica por primera vez una noticia titulada La Medaille de Jeanne D’Arc describiéndola en estos términos: “Con un arte perfecto, todo este drama religioso y patriótico se ha encerrado en los estrechos límites de una medalla”, añadiendo el precio de venta (4,25 francos) así como el nombre y dirección del fabricante: Robert Enault, Rue de Montesquieu 9, París.
Por otro lado, La Croix Supplément18, en un artículo de noviembre del mismo año, publicado en primera página, se identifica al canónigo Dulong de Rosnay -“un padre con el corazón de fuego y el alma tan ardiente e impetuosa como distinguida y delicada”, como el responsable de la iniciativa de acuñar esta medalla, descrita “no como un artículo de propaganda: es una joya”. Continúa elogiando la hechura de la medalla y señalando las diferentes variantes de uso y materiales de fabricación que están a la venta. En la página 4, del número de 29-30 de diciembre, del mismo 1895, apareció una reseña sobre la medalla, incluyendo una ilustración de ésta.
La Franc-maçonnerie démasquée19 hizo eco de la acuñación de la medalla en junio de 1895, la ponderó en estos términos: “Esta medalla, que es una verdadera obra de arte, reúne el amor a la Iglesia y el amor a Francia, bajo la forma de Juana de Arco que vence a la masonería.” En 1907 L’Univers20 publicita la medalla en los siguientes términos: “Su santidad el papa León XIII había tenido la amabilidad de aceptar el homenaje que se le había rendido por esta medalla. La elogió mucho, diciendo que su propagación sería una muy buena obra.” Para entonces se comercializa en oro, plata, sobredorada (vermeil) y bronce, estando disponible para broches, alfileres y colgantes de fantasía (breloque).
Podemos observar que el movimiento antimasónico francés es consciente de la relevancia de la medalla como un instrumento divulgador de su ideario al concederle distintos espacios en las publicaciones afines o promovidas por las organizaciones que lo integran. Es significativo recurrir a la figura de Juana de Arco, genuino símbolo del nacionalismo francés y de la Iglesia católica francesa. Pocos años después, en 1909, fue beatificada por Pío X y canonizada en 1920 por Benedicto XV. El mensaje iconográfico de la medalla da cuenta de un elocuente fanatismo identificando a la masonería con un ser diabólico profanador de los sacramentos eucarísticos, mientras que, Juana de Arco brazo en alto redentora, atraviesa con su lanza/estandarte el cuerpo del maligno que porta un blasón con los emblemas masónicos.


Esta medalla, de carácter institucional y conmemorativo, se acuñó con ocasión del I Congreso Antimasónico celebrado en Trento, del 26 al 30 de septiembre 1896. El evento ha sido calificado por el profesor José Antonio Ferrer Benimeli como: “Uno de los acontecimientos más pintorescos por parte de la Iglesia católica en su lucha contra la masonería.”21 Los organizadores del congreso, la Unión Masónica Universal, tomaron la decisión de emitir esta medalla conmemorativa encargando al stabilimento milanés Stefano Johnson su acuñación como lo rubrica el punzón22 “JS” que aparece en el anverso. La casa, fundada en 1836 por Stefano Johnson23, grabador originario de Birmingham, Reino Unido, continúa en activo después de que varias generaciones de la familia se hayan ido relevando en su dirección.
Hemos catalogado tres ejemplares de esta medalla, todos estampados en latón y con el asa incorporada en la misma pieza. El diseño es sencillo, apareciendo en el anverso la Iglesia de Santa María la Mayor y en el reverso el emblema de la Unión Masónica Universal. Una reproducción de la medalla en B/N aparece en la portada de la edición de las actas del congreso24,


Este token satírico, de procedencia estadounidense27, está basado en los penny emitidos por los capítulos del Arco Real del rito de York, practicado principalmente en América, y de los que forma parte la masonería de la Marca, a diferencia de la masonería de tradición inglesa donde Arco Real y Marca son grados colaterales independientes. En Escocia e Irlanda también están vinculados ambos grados, debiéndose adquirir el de maestro masón de Marca antes de ser exaltado a compañero del Arco Real. Por esta razón, en los tokens y pennies norteamericanos de los capítulos de Arco Real aparece la piedra clave con la leyenda circular: H/T/W/S/S/T/K/S28 que es un símbolo de la masonería de Marca. En este caso, en vez de la piedra clave aparece un ataúd -con una significativa referencia al tercer grado- y las siglas de la Marca se han sustituido por: T/U/A/P/H/O/L/L. Hemos encontrado ejemplares acuñados en cobre, hierro y aluminio.
El doctor Benjamín P. Wright29 publicó una reseña sobre este penny, el cual data como anterior a 1904, calificándolo de “satírico”; se extiende explicando que es una emisión irónica contra los capítulos clandestinos e impostores. Sobre el anverso, explica que la figura representa al dios Xangti de la mitología china30, describiéndolo como dotado de un extraordinario poder capaz de “oír” los pensamientos de los hombres de tal modo que ninguna sabiduría oculta podía escapar a su conocimiento, de ahí que esta divinidad recibiera el homenaje de profanos, espías e impostores. La cifra 666 la referencia al Libro de Daniel, asociada con la “Segunda bestia”, mientras que describe el término “Cowan” -en el contexto masónico- como relativo a un impostor o a un masón “irregular”.
En relación con la simbología del reverso, Wright señala que el ataúd denota simbólicamente la muerte, y que, cuando la palabra TUAPHOLL se emplea asociado con él, significa un fallecimiento infame o sin honor. Añade, también se trata de un término utilizado por los druidas para describir una circunvalación profana alrededor de un altar sagrado o un féretro con el cadáver de un malhechor o criminal. Sobre la leyenda: “Procul o Procul Este Profani31”, Wright la comenta en el contexto de los misterios eleusinos señalando que era la exclamación -proferida en la entonación del himno órfico- destinada a los profanos para que abandonaran los lugares sagrados. Finalmente, la fecha de 27 de abril de 1741 hace referencia a la procesión que los Scald Miserable Masons organizaron para mofarse de los masones32, señalando que The Daily Post se había hecho eco del acontecimiento, señalando que “un número de limpiabotas, barrenderos, etc. a pie y en carros con ridículos desfiles fueron en procesión a Temple Bar a modo de burla de los masones.”


Los principales referentes de los estudios iconográfico/iconológico del emblema del TERMC los encontramos en la obra de la historiadora María José Turrión García34 y en el trabajo del profesor Rubén Sánchez Domínguez35, los cuales han estudiado e interpretado sistemáticamente estas medallas. El modelo de la medalla reproduce el mismo esquema que se aplica a las portadas de los expedientes incoados por el tribunal. Están compuesto por dos elementos: el blasón superior con las filacterias con el lema y el emblema oval coronado sobre pergamino. El lema: IN HOC SIGNO VINCES es la traducción latina de la expresión griega Εν Τούτῳ Νίκα, que traducida significa “en este signo vencerás”. La frase, conforme a la tradición cristiana, hace referencia a la visión divina que habría tenido el emperador Constantino antes de la batalla del Puente Milvio entablada contra Magencio por el poder de Roma, en la que aparecía una cruz junto con el lema.
El emblema representa al arcángel San Miguel -protector de la Iglesia universal, patrón de la guerra espiritual y vencedor de Lucifer-, alanceando al diablo con la cruz, el cual estaría identificado con la masonería y el comunismo. En la leyenda que lo circunda figura el nombre del tribunal. Como se observa en la fotografía, las medallas tienen distinto acabado según corresponda a la jerarquía de los distintos empleos de los miembros del tribunal: plateada, dorada y dorada con esmalte en campeado, siendo el cordón en todas dorado. El profesor Rubén Sánchez Domínguez añade que conocemos al fabricante -la madrileña casa “Condecoraciones Fernández”- por los estuches que se conservan de las medallas.

Por último, presentamos un curioso ejemplo de fake news, fenómeno muy extendido hoy en las redes sociales, pero actitud frecuente en el periodismo amarillista finisecular decimonónico de ambos lados del Atlántico. El artículo36 al que pertenece esta imagen, se publicó en 1896, es un ejemplo del delirante fanatismo al que llegaron las publicaciones antimasónicas de ese momento en Europa. Este movimiento antimasónico significó el germen de las persecuciones que contra los masones se pusieron en práctica por parte de los regímenes fascistas a lo largo de la primera mitad del siglo XX y, en el caso español, hasta la promulgación de la Constitución de 1978. Pero, en última instancia, lo que resulta sorprendente es el grado de credibilidad que se les otorgó a estos auténticos disparates. Más allá de la descripción de la joya, la función atribuida no tiene desperdicio y la reproducimos a continuación:
Ce qu’il y a de remarquable, outre l’acacia à cinq branches indiquant une Loge androgyne, c’est la position du poignard, qui semble traverser le cercle de part en part. Là est le point capital. Ce cercle, en effet, est constitué par une boîte ronde, de la grandeur d’une pièce de cinquante centimes, et dont le couvercle portant le mot Vérité s’enlève aisément.
Pour nous, il est évident que cette boîte était destinée à contenir un fragment d’hostie consacrée. On ne peut supposer qu’elle pût contenir un portrait de famille, des cheveux ou quelque chose de semblable, le symbole du poignard la traversant de part en part s’y oppose absolument. De plus, la boîte ne contient rien qui ressemble à un encadrement pouvant fixer une photographie. Enfin, on constate deux ou trois éraflures qui semblent faites avec une pointe aiguë dans le fond de la boîte. N’est-ce pas un indice de plus, et comme la trace restée visible des profanations rageuses qu’a dû subir, de la part de quelque sectaire, la parcelle d’hostie consacrée contenue dans ce singulier bijou?37
Conclusiones
De la misma manera que la antimasonería es objeto de investigación dentro del ámbito de conocimiento de la masonología, el estudio de la medalla antimasónica se inscribe en el universo de la medallística masónica al igual que ocurre con las acuñadas por sus instituciones. Se comprueba que, aun tratándose de ejemplares emitidos en distintos contextos, el conjunto objeto de estudio constituye una unidad documental compuesta toda vez que comparten una misma temática, más allá de las características formales de cada una.
Estas medallas, en sí mismas, representan un testimonio documental de la necesidad que tienen las iniciativas antimasónicas de expresar su ideario. Tal es así, que a través de ellas podemos determinar que la reacción antimasónica surge desde épocas tempranas y es un fenómeno repetido en el tiempo y en distintos entornos, independientemente de la forma que tome la masonería, ya sea la tradicionalista, la reformada o la adogmática. Por otro lado, el mensaje -que en algún caso llega a representar un alto grado de fanatismo- recurre a iconos históricos para representar y validar la aniquilación del adversario masónico como enemigo de la propia cultura y sociedad, identificando religión con nación y con tradición.
Resulta significativo como en dos de los casos estudiados se recurre a falsos mitos de extremo oriente -con la carga de misterio y exotismo que ello implica- para vehicular la sátira y la descalificación. Del mismo modo, resulta elocuente que el emisor amalgame símbolos de naturaleza siniestra y contracultural pertenecientes a distintas tradiciones con la intención de reforzar el mensaje negativo y descalificador.
De la misma manera, es interesante constatar cómo se emulan a las instituciones masónicas creando sociedades -o directamente órdenes iniciáticas- que imitan sus estructuras y jerarquías, acuñando a su vez medallas, o como ocurre en algún caso, recurriendo a representar el mensaje de forma codificada como en un jeroglífico. Esta unidad documental constituye una primera aproximación al estudio de la medallística antimasónica -en el contexto más amplio de la numismática y de la historia de la cultura material masónica- a la vez que representa otra línea de investigación del fenómeno antimasónico.
Fuentes de información
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Notas