La Reforma Universitaria y nuestra América. A cien años de la revuelta estudiantil que sacudió al continente

La lectura de La Reforma Universitaria y nuestra América. A cien años de la revuelta estudiantil que sacudió al continente, el más reciente trabajo del connotado investigador argentino Hugo Biagini, no podría resonar hoy con más fuerza en el panorama latinoamericano. El protagonismo de los contingentes universitarios, catalizadores de cambio, cuyo ámbito de acción comienza al interior de su comunidad para luego volcarse hacia contextos sociales mucho más amplios, se ha hecho patente de manera reciente lo mismo en la pugna por erradicar la violencia que ha penetrado el ambiente universitario en México, que en las protestas sociales nicaragüenses o en la lucha a favor de la universidad pública en Argentina, por citar sólo algunos casos.

En este sentido, el título principal del volumen en cuestión resulta equívoco si el lector no se molesta en engarzarlo con el subtítulo que le complementa, aquél que deja ver la perspectiva de larga duración a la que apunta la disertación del filósofo Biagini. Más que el análisis histórico de una reforma universitaria en particular y del movimiento estudiantil que la impulsó, la investigación es en sí una reflexión sobre las múltiples dinámicas que han delineado y continúan definiendo un concepto vivo, que se construye y reconstruye continuamente: el reformismo universitario.

Los ejes fundamentales que han motivado los ímpetus de transformación tanto educativa como social desde el último cuarto del siglo XIX y a lo largo del siglo XX, con notables coyunturas mundiales como lo fueron el tránsito entre las décadas de 1910 y 1920 o los años 60, no se han concretado aún. No en vano en junio de este año, durante la Conferencia Regional de Educación Superior (CRES), las reivindicaciones que los estudiantes argentinos enarbolaron un siglo antes, en aquel lejano 1918, estuvieron todavía en el centro del debate. Las “banderas” del reformismo universitario identificadas por Biagini, el cogobierno, la extensión universitaria, la asistencia y la docencia libres, siguen siendo demandas en vías de consolidación.

A lo largo de los catorce, breves y concisos capítulos que componen este libro sobre reformismo universitario, nuestro autor conjuga de manera clara diversas reflexiones teórico-conceptuales con una bien fundamentada investigación acerca de fenómenos puntuales. Así, el abordaje de temáticas de implicaciones universales, tales como la juventud, la autonomía, la agencia y la hegemonía o el pensamiento alternativo, queda sólidamente entretejido con la disección de hechos particulares: los congresos interamericanos, los movimientos estudiantiles platenses o la Revolución Mexicana. Las perennes interacciones entre el plano de las ideas con las acciones “mundanas” y concretas de los agentes sociales que pugnan por poner tan intangibles elucubraciones en práctica.

Tal diálogo entre categorías universales y acontecimientos particulares pone de manifiesto las amplias capacidades tanto metodológicas como analíticas de Hugo Biagini. Las complejas aristas de los debates conceptuales se problematizan de manera contundente. En tanto que el sustento fáctico, proveniente de una vasta gama de fuentes entre las que el lector encuentra, además de los documentos secundarios de rigor, referencias a reveladoras fuentes de primera mano (testimonios, manifiestos, proclamas, etc.), da pie a pertinentes interpretaciones sobre los temas nodales. La combinación de ambas resulta en una síntesis completa sobre el reformismo universitario en América Latina. En consecuencia, el autor, como él mismo lo confiesa en las primeras páginas del texto, se desenvuelve simultáneamente como filósofo y como historiador. La obra resultante es una exitosa combinación entre la disquisición ensayística y los requisitos, tanto heurísticos como hermenéuticos, de la producción historiográfica.

A partir de un hecho histórico concreto, el convulso “dieciocho” argentino que fungió como epicentro de diversos movimientos reformistas en otros contextos universitarios, el filósofo abre complejos debates en torno a procesos, tanto conceptuales como sociales, plenamente vigentes en la coyuntura latinoamericana actual. En particular, dos son las discusiones que subyacen a lo largo de la narración. La primera se refiere al motor mismo de la(s) reforma(s) universitaria(s), siendo la del dieciocho una de tantas otras: los estudiantes. La segunda, por su parte, se liga directamente con la segunda premisa del título, a saber, el carácter multidimensional de las dinámicas reformistas, mismas que fluyen del plano local al nacional para luego desplazarse al nivel regional para, finalmente, conectarse a fenómenos globales.

Centrar el discurso en la vocación reformista de los universitarios y las universitarias se ha convertido en un reto, pues, recurrir a clichés es, sin duda, una tentación. Sin embargo, La Reforma Universitaria… dista mucho de ser una mera composición laudatoria del estudiantado y la juventud contestataria; el grupo social capaz de configurar e instaurar visiones alternativas a la hegemonía autoritaria. No es complaciente; tampoco se limita a repetir lugares comunes sobre el rol crucial de los universitarios en la oposición a sistemas hegemónicos de todo tipo. La de Biagini es una visión crítica que muestra las limitaciones y contradicciones en las interacciones que los estudiantes reformistas establecieron tanto con sus pares como con diversas instancias de poder. El concepto del universitario reformista no aparece como una categoría fijamente establecida, muy al contrario, esta imagen se desdobla a lo largo del texto mostrando una multiplicidad de percepciones y roles cambiantes que nuestros actores centrales despliegan en contextos disímiles.

El segundo eje de la discusión remite a la problemática, longeva e irresoluta tensión entre los diversos planos sobre los que se ha configurado históricamente el conflicto reformista en América Latina. ¿Es válido y útil siquiera seguir concibiendo el problema en términos de “Nuestra América”? ¿Existe un sustrato común dentro de un universo tan diverso? Frente a estas interrogantes, la aportación de Biagini es mayúscula pues se aboca a encontrar los puntos de encuentro, al tiempo que señala las singularidades tanto de contextos como de coyunturas locales, nacionales y globales que inciden sobre el reformismo regional. Su investigación muestra conexiones regionales previamente negadas u soslayadas, tal es el caso, por ejemplo, del sutil impacto del movimiento revolucionario mexicano dentro del devenir educativo latinoamericano, particularmente en su faceta reformista. Al mismo tiempo, su fina interpretación permite ver los rasgos distintivos que hacen del reformismo educativo mexicano, guiado por el Estado posrevolucionario, una experiencia muy distinta a la de otros países latinoamericanos.

Sin duda lo más valioso del trabajo de Biagini es, precisamente, que desnuda el poco camino recorrido en el análisis de un fenómeno que atañe, en un sentido de inmediatez, a toda la comunidad académica y, por extensión, al resto de la sociedad. El autor muestra el relativamente escuálido estado de la cuestión, a la vez que traza potenciales vías de investigación que claman formar parte de un continuo diálogo con importantes repercusiones prácticas para Latinoamérica y el mundo. Con este libro, Hugo Biagini aporta, sin duda, una contribución fundamental a este fin.