CONSUMO DE YODO, ESTADO NUTRICIONAL Y SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA EN DOS COMUNIDADES CON DIFERENTE ALTITUD SOBRE EL NIVEL DEL MAR

IODINE INTAKE, NUTRITIONAL AND SOCIOECONOMIC STATUS OF TWO COMMUNITIES WITH DIFFERENT ALTITUDE ABOVE SEA LEVEL

Gladys Bastardo 1
Universidad de los Andes, Venezuela
Yurimay Quintero
Universidad de los Andes, Venezuela
Coromoto Angarita
Universidad de los Andes, Venezuela
Carmen Acero
Universidad de los Andes, Venezuela
Orgleis Barrera
Universidad de los Andes, Venezuela
Gabriel Castañeda
Universidad de los Andes, Venezuela
Alejandro Carrero
Universidad de los Andes, Venezuela
José Gregorio Rivas
Grupo de Investigación en Bioquímica y Nutrición, Venezuela

CONSUMO DE YODO, ESTADO NUTRICIONAL Y SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA EN DOS COMUNIDADES CON DIFERENTE ALTITUD SOBRE EL NIVEL DEL MAR

Revista Venezolana de Endocrinología y Metabolismo, vol. 15, núm. 1, pp. 29-40, 2017

Sociedad Venezolana de Endocrinología y Metabolismo

Recepción: 15 Marzo 2016

Aprobación: 15 Diciembre 2016

Financiamiento

Fuente: CDCHTA-ULA

Nº de contrato: M-1029-12-07-B

Beneficiario: CONSUMO DE YODO, ESTADO NUTRICIONAL Y SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA EN DOS COMUNIDADES CON DIFERENTE ALTITUD SOBRE EL NIVEL DEL MAR

Resumen: Objetivo: Evaluar el consumo de yodo, el estado nutricional y la situación socioeconómica en escolares de Nueva Bolivia y El Playón, dos zonas andinas con diferente altitud sobre el nivel del mar del Estado Mérida, Venezuela.

Métodos: Estudio de corte transversal. Participaron 162 escolares. Se determinaron la hormona estimulante del tiroides (TSH), tiroxina libre (T4L), triyodotironina libre (T3L) séricas y la cantidad de yodo en la sal. La evaluación dietética se realizó mediante una encuesta de frecuencia semicuantitativa semanal, y los aspectos socioeconómicos por el indicador de pobreza por necesidades básicas.

Resultados: El Playón (25,61%) reportó los más altos índices de probeza extrema. Predominó el estado nutricional normal (75,8% Nueva Bolivia y 78,51% el Playón), los escolares de El Playón presentaron mayores índices de déficit (15,09% vs 12,04% en Nueva Bolivia), sin embargo el sobrepeso estuvo presente (11,05% Nueva Bolivia y 7,32% el Playón). No hubo relación estadística entre las hormonas y el consumo de sal. La sal comercial no presentó la cantidad de yodo recomendado (40 a 70 ppm). El patrón de consumo de alimentos fue monótono, el yodo en la dieta fue bajo en ambas comunidades, Nueva Bolivia 38,90 μg/día y en El Playón de 34,27 μg/día. No hubo asociación de estas variables con la altitud geográfica.

Conclusión: El consumo de yodo no satisface la ingesta recomendada de 120 μg/día y se demuestra un aporte insuficiente de yodo en algunas marcas de sal. La comunidad de El Playón presentó los más altos índices de pobreza extrema. Hubo predominio del estado nutricional normal. Es perentorio que se cumpla el monitoreo y la vigilancia del programa de yodación de la sal.

Palabras clave: Hormonas tiroideas, consumo de sal yodada, altitud sobre el nivel del mar, estado nutricional, aspectos socioeconómicos.

Abstract: Objective: To evaluate iodine intake, nutritional, and socioeconomic status in schoolchildren from Nueva Bolivia and El Playón, two Andean zones with different altitude above sea level from Merida State, Venezuela.

Methods: Cross-sectional study. One-hundred and sixty two schoolchildren participated. Serum thyroid stimulating hormone (TSH), free thyroxine (T4L), free triiodothyronine (T3L), and the amount of iodine in the salt were determined. Dietary assessment was performed using a weekly semi-quantitative frequency survey, and socioeconomic aspects by the poverty indicator for basic needs.

Results: As for the indicator of extreme poverty, El Playón (25.61%) reported the highest rate. Normal nutritional status predominated (75.8% Nueva Bolivia and 78.51% El Playón). The schoolchildren in El Playón presented higher rates of deficit (15.09%) compared to Nueva Bolivia (12.04%). The overweight was present (11.05% Nueva Bolivia and 7.32% El Playón). There was no statistical relationship between hormones and salt intake. Commercial salt did not provide the recommended amount of iodine (40 to 70 ppm), being the children from El Playón the most disadvantaged. The food consumption pattern was monotonous; iodine in diet was low in both communities, Nueva Bolivia 38.90 μg/day and El Playón 34.27 μg/day. There was no association of these variables with the geographical altitude.

Conclusion: Consumption of iodine does not meet the recommended 120 μg /day intake. El Playón community had the highest rates of extreme poverty. There was a predominance of normal nutritional status. It is imperative that monitoring and surveillance of the salt iodization program is carried out.

Keywords: Thyroid hormones, iodized salt consumption, altitude above sea level, nutritional status, socioeconomic status.

INTRODUCCIÓN

Las carencias nutricionales de yodo son consideradas como un problema de salud pública latente en 54 países del mundo, presentándose en formas leves en Europa continental y en países industrializados, mientras que en países con economías extremas las cifras son altas. En el continente americano, los problemas carenciales de yodo se han controlado en gran parte de los Estados Unidos y Canadá, sin embargo estas deficiencias aún se encuentran presentes en muchos países de América Latina, incluyendo Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú1. Sin embargo, la región de América muestra la menor prevalencia del problema, gracias a los esfuerzos de los programas de yodación de la sal2. Actualmente se estima que un 29% de la población mundial que habita en unos 130 países aproximadamente, viven en extensas zonas pobres en yodo3.

El yodo, es un nutriente esencial para la formación de las hormonas tiroideas, necesarias a su vez, para el crecimiento y desarrollo normal, y el funcionamiento del organismo, por consiguiente una dieta deficiente de yodo se asocia con un amplio espectro de enfermedades conocidas como Desórdenes por Deficiencia de Yodo (DDY), que incluyen retardo en el crecimiento, bocio, retardo mental, cretinismo, anormalidades motores, hipotiroidismo, sordomudez, abortos, bajo peso al nacer y mortalidad perinatal. De allí, que la carencia de este micronutriente esencial que no puede ser sintetizado por el organismo, es considerada actualmente como la causa prevenible más importante de DDY4.

El bocio endémico constituye una enfermedad crónica de fácil prevención y control, es un serio problema de salud pública mundial, estimándose que alrededor de 650 millones de personas tienen bocio, 43 millones padecen de cretinismo endémico y 1.570 millones están en riesgo de padecer esta enfermedad por vivir en áreas que presentan carencias nutricionales de yodo4. En Venezuela, específicamente la región de los Andes es el área donde ha existido la mayor prevalencia5 el problema ha sido agudo en los estados Barinas, Apure, Lara, Portuguesa, Táchira, Mérida y Trujillo6.

La fortificación con yodo en la sal destinada al consumo humano y animal, constituye la principal estrategia recomendada por Organización Mundial de Salud (OMS)7 para el control de la insuficiencia o deficiencia de este mineral, por tratarse de la medida más práctica, efectiva y de menor costo. Venezuela llevó a cabo esta estrategia según el Decreto Presidencial Nº 657 del año 1966, el estado asumió la responsabilidad de implementar el control y la vigilancia de la adición de yodo a la sal de consumo humano y animal8. La normativa nacional venezolana establece que la concentración de yodo agregado a la sal para consumo humano debe estar comprendida entre un mínimo de 40 ppm y un máximo de 70 ppm o 40 a 70 mg/kg (Comisión Venezolana de Normas Industriales COVENIN, 179:1995)8.

Los estudios revelan que la concentración de yodo en el agua de consumo es buen indicador del contenido de yodo en los suelos9. Existe una pérdida continua de yodo del suelo secundaria a la erosión, a inundaciones, a consumo de pastos en exceso y tala de árboles10. Por todos estos factores se presentan grandes variaciones del contenido de yodo en la tierra11,12. Se ha demostrado que la ubicación geográfica y geológica son factores etiológicos determinantes de la deficiencia del micronutriente en la población. A mayor altitud el cuerpo sufre cambios corporales debidos a la menor presión del aire, cantidad de oxígeno y temperatura. Estos originan cambios en la tasa metabólica donde las hormonas tiroideas participan en el aumento de oxígeno, mientras que por respuesta a la temperatura la actividad de las hormonas es modificada, especialmente al frío, para mantener la temperatura adecuada mediante la producción del ATP. La carencia de yodo en los suelos es un fenómeno geológico natural determinado por la altitud geográfica. El suelo de las montañas es pobre en yodo, debido al efecto de fuertes lluvias13,14.

La fuente de yodo más importante es la sal yodada, son pocos los alimentos que aportan el nutriente, los marinos, los huevos, los enlatados, los encurtidos y embutidos o productos cárnicos, y los productos de panadería. No existen en el país estudios sobre el contenido de yodo en alimentos, sólo datos del agua en ciertas regiones y de la sal para consumo humano. Se conoce que la técnica culinaria afecta en forma negativa el yodo del alimento, así el pescado frito pierde 20%, asado 23% y hervido 58% de su contenido de yodo15,16. Otro aspecto son las interrelaciones metabólicas de los elementos contenidos en los alimentos, el consumo de los derivados de la soya que contienen isoflavonas (denesteína y daidzeína) inhiben la peroxidasa tiroidea, disminuyendo la disponibilidad del yodo. El perclorato, presente en los alimentos que se producen naturalmente en los ambientes áridos y con los fertilizantes solubles en el agua, también afecta la disponibilidad del yodo. Otros compuestos como los tiocianatos presentes en los alimentos provienen de la aplicación de herbicidas, plaguicidas y rodenticidas, también pueden afectar la disponibilidad del yodo17.

Determinados alimentos tienen propiedades bociógenas sobre todo aquéllos que forman parte del género Brassica, entre ellos destacan el col, rutabaga, casava, coliflor, nabo, yuca, millo, maíz, berza, boniato, colza, grelo, rábano, berro soja, colza, mijo y cacahuetes; en este grupo, algunos alimentos como la soja, la colza, el mijo, las nueces y el maní, actúan inhibiendo la captación de yodo18,19,20.

Las recomendaciones para el consumo de yodo son 50 μg/día para menores de 1 año, 70 μg/ día al año de edad, 90 μg/día preescolares (2-6 años), 120 μg/día escolares (7-12 años), 150 μg/día mayores de 12 años y 200 μg/día para mujeres durante la gestación y lactancia21.

Investigaciones actuales demuestran que existe déficit de yodo en la sal comercial en el país, como se evidenció en las plantas procesadoras en el estado Zulia22; este estudio mostró en tres plantas procesadoras de sal, que una sola planta fue absolutamente confiable para la mínima y la máxima concentración de yodo (40 ppm-70 ppm), mientras que las 2 plantas restantes resultaron menos confiables, por la variabilidad de las concentraciones mínimas y máximas. Resultados similares se han reportado en otros países como es el caso de Bolivia, donde se evidenció que la gran mayoría de la sal de cocina expendida en los diferentes puestos de venta de la ciudad de Monteagudo, está siendo comercializada con muy baja concentración de yodo, fuera de los parámetros establecidos23. Similares hechos se han demostrado en otros trabajos donde señalan que la mitad de las sales analizadas no aportan el nutriente en cantidades adecuadas24.

La región andina en Venezuela, por sus características geológicas, es considerada en riesgo para la carencia nutricional de yodo, sin embargo se realiza vigilancia periódica en la zona; así lo reveló un estudio en los estados Táchira, Mérida y Trujillo, que reportó el estado nutricional del yodo en escolares, resultando con medianas de yoduria de 200 μg/l; 180 μg/l y 153 μg/l, respectivamente25.

La presente investigación se realizó en escolares de dos zonas andinas con diferente altitud sobre el nivel del mar en el Estado Mérida, la comunidad de El Playón (Municipio Rivas Dávila, Estado Mérida), ubicado en la zona del Valle del Mocotíes y Nueva Bolivia (Municipio Tulio Febres Cordero, Estado Mérida), ubicado en la zona Panamericana. Se determinaron el consumo de yodo, los aspectos socioeconómicos y la situación nutricional de los escolares y su relación con el consumo de sal.

MATERIALES Y MÉTODOS

Sujetos: Estudio epidemiológico de corte transversal de prevalencia, realizado en dos comunidades con diferentes niveles de altitud, El Playón a 2.265 metros sobre el nivel del mar y Nueva Bolivia a 70 metros sobre el nivel del mar.

La investigación se llevó a cabo en niños escolares pertenecientes a cada comunidad en edades comprendidas entre los 7 y 11 años, se les solicitó consentimiento y participación voluntaria e informada del estudio garantizándose la confidencialidad de la información, acorde con las normas éticas nacionales e internacionales.

Procedimiento y Métodos: Del total de escolares (n=180), pertenecientes a ambas comunidades, participaron 162 en el presente estudio, a cada uno de ellos se les determinó en muestra sanguínea la hormona estimulante de la tiroides o tirotropina (TSH), la tiroxina libre (T4L) y la triyodotironina libre (T3L) a través de la Técnica ELISA (Enzyme- Linked Immunosorbent Assay); la determinación de las hormonas se realizó en el laboratorio del CEPRAMED, IAHULA, Mérida, Venezuela. Además, a cada uno de los escolares se le suministró una bolsa con cierre hermético con la finalidad de que trasladaran de sus hogares una muestra de la sal de consumo diario, recolectándose tres marcas comerciales, que se clasificaron en tipo 1, 2 y 3. Se determinó la presencia de yodo en la sal a través de la técnica AOAC 925:568, en el Laboratorio de Composición y Tecnología de Alimentos, Escuela de Nutrición y Dietética. ULA; esta técnica, es una determinación cuantitativa de yodo presente como yodato en sal fortificada. El principio de este método es que el yodo elemental en medio ácido se libera del yodato por acción del yoduro. El yodo liberado se titula con una solución de Tiosulfato de Sodio 0.005N, en la que se adiciona una solución indicadora de almidón al 1% cerca al punto de equivalencia (cuando el yodo liberado amarillo intenso se torna pálido). El punto de equivalencia se observa cuando la muestra analizada pasa de azul oscuro a incolora. Por este método se analizaron todas las muestras positivas por triplicado, sin importar las concentraciones.

Los datos socioeconómicos del hogar, se determinaron a través del método de necesidades básicas insatisfechas (NBI) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)26; a través del método se determinan cinco indicadores de necesidades básicas del hogar: asistencia escolar, condiciones de la vivienda (estructurales y de servicios), educación del jefe de familia, dependencia de los ocupados. Para efectos de medición, se definieron las siguientes variables: inasistencia escolar, hacinamiento crítico, vivienda inadecuada, carencia de servicios básicos, alta dependencia económica. Para la clasificación del nivel de pobreza según este método se consideró hogar pobre, si presenta al menos uno de los cinco indicadores asociados a carencias, y hogar pobre extremo si presenta dos o más indicadores.

Se constató el consumo de alimentos ricos en yodo; los datos de la dieta se obtuvieron mediante una encuesta de frecuencia semicuantitativa semanal de consumo de alimentos, en la cual se elaboró un listado de los alimentos considerando el aporte de yodo en la dieta. La frecuencia de consumo se clasificó en: Nunca: 0 veces por semana; Baja: 1 a 2 veces; Media: 3 a 4 veces, Alta: 5 a 6 veces; Muy alta: 7 veces o más a la semana. Los cálculos de energía y nutrientes se realizaron por la tabla de composición de alimentos para Venezuela programa computarizado27. Como criterio de clasificación actual se consideró una ingesta de energía en promedio para ambos sexos de 1891 ± 65 Kcal por día. Para tener una apreciación más objetiva del riesgo de consumo inadecuado en la dieta, se tomó el porcentaje de adecuación clasificándose para energía y macro nutrientes en ingesta por exceso >105%, ingesta adecuada 95-105% ingesta por déficit <95%. Para micronutrientes como el yodo las recomendaciones nutricionales en escolares son de 120 ug/día, considerándose una ingesta por exceso >115%, ingesta adecuada 85-115% e ingesta por déficit < 85%.

La evaluación nutricional antropométrica fue realizada considerando las variables edad (E), peso (P) y talla (T), determinadas a través de las técnicas establecidas por el programa biológico internacional. Se realizó la clasificación del estado nutricional utilizando las gráficas para la evaluación nutricional antropométrica en el primer nivel de atención en salud, INN (2007)29, a través de los indicadores peso/talla y talla/edad para los niños de dos a nueve años e índice de masa corporal para los niños de diez a diecinueve años, estableciéndose la clasificación del estado nutricional en: sobre la norma, normal y bajo la norma.

Análisis Estadístico: Para el procesamiento de los datos se trabajó con el programa SPSS versión 17.0. Se analizó la posible asociación entre los niveles séricos de hormonas tiroideas, consumo de sal yodada y el patrón de consumo de alimentos. Las diferencias estadísticas se estudiaron con chi cuadrado para variables categóricas y t de student para variables cuantitativas. Se consideró significativo un valor de p <0,05.

RESULTADOS

Los resultados arrojados en esta investigación demostraron que en relación a las NBI, en la comunidad de Nueva Bolivia los hogares de los escolares presentaron el mayor porcentaje (66,93%) de NBI en comparación con los de El Playón (42,18%), sin embargo en cuanto al indicador de pobreza extrema la comunidad de El Playón presentó los más altos valores (25,61%), no encontrándose diferencias significativas en estos resultados (Figura 1).

Indicador de necesidades básicas insatisfechas
(NBI) para ambas comunidades. PEXT: pobreza extrema; NBS: necesidades básicas
satisfechas. Porcentajes.
Fig. 1
Indicador de necesidades básicas insatisfechas (NBI) para ambas comunidades. PEXT: pobreza extrema; NBS: necesidades básicas satisfechas. Porcentajes.

En el análisis del estado nutricional, cabe destacar que en ambas comunidades, existió predominio del estado nutricional normal (75,8% Nueva Bolivia y 78,51% El Playón), sin embargo, en cuanto al déficit nutricional los escolares de El Playón presentaron los más elevados índices (15,09%) con respecto a Nueva Bolivia (12,04%), no obstante el problema del sobrepeso está latente en ambas comunidades (11,05% Nueva Bolivia y 7,32% El Playón) (Figura 2).

Estado nutricional de los escolares (SN: sobre
la norma; N: Normal; BN: bajo la norma) según procedencia. Porcentajes.
Fig. 2
Estado nutricional de los escolares (SN: sobre la norma; N: Normal; BN: bajo la norma) según procedencia. Porcentajes.

En cuanto a la comparación de las hormonas determinadas por edades, se apreció para todas las edades estudiadas, desde los 7 a 11 años, que las hormonas tiroideas TSH, T3L y T4L, se encuentraron dentro de los valores esperados (Tabla 1). En el análisis de los niveles de yodación de la sal de consumo en los hogares y su relación con la edad, se evidenció que en el caso de los niños de 7 años de la comunidad de Nueva Bolivia, las muestras de sal estaban por debajo de los valores óptimos, así como los niños de 8, 9 y 11 años de la comunidad de El Playón, siendo el grupo de 11 años el más afectado (Figura 3).

Tabla I
Valores promedios y desviación estándar de TSH, T3L y T4L en los escolares estudiados según edad y procedencia.
Valores promedios y
desviación estándar de TSH, T3L y T4L en los escolares estudiados según edad y
procedencia.

Presencia de yodo en la sal de consumo según
edad y procedencia. Porcentaje
Fig. 3
Presencia de yodo en la sal de consumo según edad y procedencia. Porcentaje

Otro aspecto importante a destacar en las comunidades andinas evaluadas es el análisis de los valores hormonales y su correspondencia con las marcas de sal consumidas, donde se apreció que no hubo relación estadística importante, sin embargo, es notorio señalar que una de las marcas comerciales de sal consumidas por los niños para ambas comunidades no presentó la cantidad de sal yodada recomendada (de 40 a 70 ppm) marca de sal Nº 1.

El análisis del patrón alimentario de consumo para Nueva Bolivia estuvo constituido por 22 alimentos, mientras que en El Playón solo por 18 alimentos. Se destaca que en Nueva Bolivia el consumo de leche es de 4 veces por semana y el yogurt y queso solo 3 veces por semana. Los productos cárnicos, carne, pollo y pescado, 2, 3, y 1 vez por semana respectivamente. Predominó además el consumo de frutas, representadas por guayaba, lechosa, naranja y cambur (3 veces por semana) y el mango 1 vez por semana. No estuvo presente el consumo de hortalizas. En cuanto al grupo de los tubérculos, se consumió el plátano verde y maduro 3 veces por semana. Dentro del grupo de los cereales, la arepa de maíz se consumió diariamente (7 veces por semana), pan de trigo, avena y cereal tipo hojuelas de maíz, tuvo una frecuencia baja (3 veces por semana), la pasta 1 vez por semana. Las leguminosas como la caraota solo 1 vez por semana. Llama la atención en los escolares el consumo diario de café, 7 veces por semana y las bebidas gaseosas 3 veces por semana. Similar patrón de consumo muestra la comunidad de El Playón, diferenciándose en que en la dieta no se consume el pescado, de igual manera se evidenció poca variedad en el consumo de frutas (guayaba, lechosa y cambur). Se evidenció el consumo diario de café y no estuvo presente el consumo de bebidas gaseosas. En relación a las calorías aportadas, la comunidad de Nueva Bolivia reportó en promedio 2086 Kcal totales, una adecuación de 110%, por exceso, mientras que la comunidad de El Playón 1840 Kcal totales (adecuación normal)30.

El consumo de yodo en la dieta fue bajo, mientas que el consumo sal fue adecuado, solo que la cantidad de ppm de yodo en la sal no cumplía con las normas establecidas por COVENIN; Nueva Bolivia reportó un consumo de yodo en promedio de 38,9 μg/día y la comunidad de El Playón de 34,27 μg/día, con una media de 41,25 μg/día para ambas comunidades, lo cual no satisface la ingesta recomendada (120 μg /día) (Figura 4).

Promedio de aportes de yodo en la dieta para ambas comunidades
Fig 4
Promedio de aportes de yodo en la dieta para ambas comunidades

DISCUSIÓN

En la última década, la deficiencia de yodo ha disminuido sustancialmente, según los informes de la OMS, sin embargo, continúa siendo un problema de salud pública31. Desde el año 2003 al 2011, el número de países con deficiencia de yodo disminuyó de 54 países a 32, y el número de países con adecuada ingesta de yodo se incrementó de 67 a 105. El 71% de la población tenía acceso a la sal yodada, cifra que denota un incremento con respecto a 1990, que fue aproximadamente 20%. Sin embargo, las mayores proporciones de niños con deficiencia de yodo estaban en el Mediterráneo Oriental (46,6%), Europa (44,2%) y las regiones de África (40,4%)32. Se estima a nivel mundial que la deficiencia de yodo está presente en 241 millones de escolares evaluados por la concentración de yodo en orina. La deficiencia de yodo aún está presente en el 50% de Europa occidental, la padecen países marginales como Sur de Asia y África, Sub Sahariana, así como también, en los industrializados, como Estado Unidos de Norteamérica y Australia, como consecuencia de la reducción de yodo en los lácteos y debido al menor uso de los yodóforos33. El problema ha resurgido, pese a que la población Norte Americana es “suficiente” en yodo. En países como la República de Irlanda y en el Reino Unido, también existen grupos vulnerables al problema, las embarazadas y los niños38.

Los países de América han realizado esfuerzos para disminuir los DDY, al menos el 80% de la sal que se consume es yodada, aunque Guatemala, República Dominicana y Haití mantienen yodurias por debajo de lo suficiente33.

En Cuba, los DDY se diagnosticaron por primera vez a mediados de los años sesenta con alta prevalencia de bocio endémico con mayores tasas en las áreas montañosas. Recientemente a través de la excreción urinaria de yodo y la prevalencia de bocio se ha evidenciado que ha dejado de ser un problema de salud poblacional en los estratos urbano y rural, atribuible a un adecuado proceso de yodación de la sal. Sin embargo, aún se observa una alta prevalencia de bocio en la zona montañosa de Cuba34,35.

Por otra parte, la ingesta de yodo es mayor de lo recomendado en 34 países, contribuyendo al riesgo de hipertiroidismo y enfermedad tiroidea autoinmune. Todos los países se han preocupado por el monitoreo del yodo en la sal, pero el estado nutricional del yodo en la población aun reporta deficiencia, tal vez ha habido descuido en la vigilancia del programa34,35. En Venezuela, la fortificación de yodo a la sal para consumo humano está normada según acuerdo a las recomendaciones establecidas por la OMS. A pesar de este esfuerzo de yodación de la sal, los problemas por DDY están presentes en la población venezolana, específicamente en la región Andina4,5.

Al estudiar el indicador de NBI, como método directo más utilizado en América latina y el Caribe para medir la pobreza en hogares, el cual señala que aquellos hogares que no logran reunir, en forma relativamente estable, los recursos necesarios para satisfacer las necesidades básicas de sus miembros” son considerados pobres26, se apreció en esta investigación que en la comunidad de El Playón, donde se reportaron los más altos índices de déficit nutricional en los escolares, también fue más frecuente la presencia de pobreza extrema. La pobreza, es conocida como un síndrome situacional en el que se asocia el infra consumo, la desnutrición y las precarias condiciones de vivienda, bajo nivel educativo lo que afecta considerablemente el consumo alimentario.

Los resultados arrojados en esta investigación son similares a los encontrados en México, donde describen que el grado de marginación de las localidades estudiadas se asoció con la menor concentración de yodo en la sal, y reportan que a mayor grado de marginación en las localidades rurales, menor fue la concentración de yodo. No observaron el fenómeno en las localidades urbanas, donde los niños obtienen el yodo de otras fuentes. Estos resultados pudieran explicarse a que habitan en zonas húmedas, a malas prácticas de conservación de la sal y un limitado consumo de alimentos que son fuentes naturales de yodo36.

Nuestros resultados mostraron que el contenido de yodo en la sal de consumo varía significativamente entre marcas y tipos de sal, se evidenció que las muestras de sal estaban por debajo de los valores óptimos exigidos, siendo El Playón, la más desfavorecida; esto pudiera explicarse por las condiciones ambientales, relacionadas con la humedad relativa y la temperatura10,12, factores que deterioran el yodo en la sal, ya que es necesaria la conservación de la sal a temperatura ambiente y controlada por un tiempo menor o igual a seis meses, para evitar cambios en las concentraciones mínimas y máximas de yodo22.

Estos resultados pueden ser considerados un factor de riesgo para que los escolares puedan desarrollar DDY, pues la sal comercial no cumplió con lo exigido en la normativa COVENIN; estos hechos son idénticos a los reportados en el estado Zulia, en tres plantas procesadoras de sal, donde solamente una planta es absolutamente confiable para la mínima y la máxima concentración de yodo (40 ppm-70 ppm), mientras que las restantes 2 plantas resultaron menos confiables, por la variabilidad de las concentraciones mínimas y máximas y en consecuencia, refieren ser menos estables y más heterogéneas22. De igual manera en México, únicamente el 59,3% de las muestras cumplían con el rango de yodo establecido en la norma oficial mexicana (30±10 ppm) y cerca del 20% de ellas no contenían la cantidad mínima recomendad por la OMS (>15 ppm de yodo); en ese estudio se evidenció que las muestras de sal provenientes de climas húmedos presentaban menores concentraciones de yodo36, situación que corrobora que la humedad relativa y la temperatura afecta la yodación de la sal, como se apreció en la comunidad de El Playón ya que la misma es una zona de prados y valles de clima fresco con humedad relativamente alta, ubicada a 2.359 metros sobre el nivel del mar.

Por otra parte, estudios refieren que niños en edad escolar que viven en países en vías de desarrollo, presentan una ingesta insuficiente del nutriente31. Así mismo, un estudio en 2.150 escolares (entre 6 y 15 años) distribuidos por toda la Comunidad de Madrid, reportó que la frecuencia de bocio estuvo entre el 5 y el 12% (media del 9%) en las 5 áreas estudiadas. Madrid es una zona con una deficiencia leve de yodo37,38.

Los resultados en relación a las hormonas tiroideas TSH, T3L y T4L, en el presente trabajo se encontraron en los valores esperados, y son coincidentes con los de Velázquez y cols25 en escolares procedentes dos zonas endémicas del estado Mérida (Bailadores y Mucuchíes), donde el indicador de excreción urinaria no fue estadísticamente diferente entre los grupos de escolares masculinos y femeninos estudiados, y la concentración de T3 total de los escolares y de los progenitores de ambas regiones fueron similares compatibles con estado de eufunción, reportando una alta frecuencia de detectabilidad de anticuerpos antiperoxidasa (ac.anti-TPO), sin cambios en la función tiroidea25.

Vale la pena mencionar en la evaluación nutricional del yodo, una investigación realizada en escolares en nuestro país; mostró que el nivel de ingesta de yodo es seguro de acuerdo al límite recomendado por la OMS. Los resultados señalaron que el 85% de los 400 escolares evaluados tuvieron una yoduria normal, con una mediana de 166 μg/L, solo el 6,25% presentaron concentraciones de yodo urinario menores de 50 μg/L y 8,75% mayores de 300 μg/l; concluyeron que el estado nutricional del yodo es adecuado en escolares del estado Trujillo39. Similares resultados se evidenciaron en escolares de 6 a 12 años de Galicia, Esapaña37.

En relación al patrón de consumo de alimentos, fue monótono, con alto porcentaje de calorías en la dieta; el yodo en la dieta de los escolares fue bajo en ambas comunidades en Nueva Bolivia 38,90 μg/día y en la comunidad de El Playón de 34,27 μg/día, lo cual no satisface la ingesta recomendada (120 μg /día). Por lo tanto, en estas zonas montañosas es imperioso que se cumpla el monitoreo y la vigilancia del programa de la yodación de la sal, el cual tiene como fin hacer llegar al individuo el yodo en cantidades suficientes, de forma estable y a través de un vehículo que garantice su asequibilidad universal con un costo/beneficio y un costo/efectividad adecuados; si esta condición no se cumple, se tendrán a largo plazo problemas importantes de deficiencia de yodo en los niños estudiados. No olvidar la educación en esta materia, para evitar que los factores ambientales como la erosión, la excesiva humedad del sector, así como la influencia negativa del ser humano, afecte la presencia del mismo, sabiendo que en muchos hogares no utilizan recipientes adecuados de almacenamiento de la sal, aspecto que evapora el yodo presente en la misma, situación que tiende a agravar la carencia del nutriente.

En la presente investigación se concluye que existe un déficit de consumo de yodo, así como un aporte insuficiente de yodo en algunas marcas de sal, tanto en El Playón como en Nueva Bolivia. La comunidad de El Playón presenta los más altos índices de pobreza extrema. Hubo predominio del estado nutricional normal. A pesar de que se ha demostrado que la ubicación geográfica y geológica son factores etiológicos determinantes de la deficiencia del micronutriente en la población y que la carencia de yodo en los suelos es un fenómeno geológico natural determinado por la altitud geográfica, en nuestro estudio no se encontró relación de la ingesta de yodo con la altitud geográfica ni con las concentraciones de hormonas tiroideas estudiadas.

CONFLICTO DE INTERESES

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Agradecimientos

Este trabajo contó con el apoyo financiero del proyecto CDCHTA-ULA, Nº M-1029-12-07-B.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Vargas-Uricoechea H, Sierra-Torres CH, Betancourt CM, Torres LC. Trastornos asociados a la deficiencia de yodo. Vigilancia permanente es deficitaria en zonas vulnerables. Rev Med 2012;34:119-145.

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Notas de autor

1 Dirigir correspondencia a: Gladys Bastardo. Email: gladyselena2002@yahoo.com
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