DEL REINO DE ESTE MUNDO

La Primera Iglesia Presbiteriana Reformada de La Habana

The First Reformed Presbyterian Church of Havana

Nelson Melero Lazo
Universidad de las Artes, Cuba

La Primera Iglesia Presbiteriana Reformada de La Habana

Arquitectura y Urbanismo, vol. XL, núm. 3, pp. 86-95, 2019

Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría

Recepción: 05 Mayo 2019

Aprobación: 30 Agosto 2019

RESUMEN: El presente artículo surge a partir de una colaboración con la arquitecta cubanoamericana Beatriz del Cueto en una investigación sobre edificaciones construidas con bloques de hormigón prefabricados en la arquitectura de las antiguas colonias españolas insulares de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. En la primera década del siglo XX, congregaciones religiosas provenientes de los Estados Unidos de Norteamérica edificaron algunas iglesias con esta técnica constructiva, como es el caso de la Primera Iglesia Presbiteriana Reformada de La Habana, identificada en la búsqueda por la ciudad. Se analiza la llegada de la comunidad religiosa a Cuba y a La Habana, la construcción de esta iglesia y su significación histórica y social en su entorno; el municipio de Centro Habana, próximo al reparto de Las Murallas. Se presenta también la estructura arquitectónica, el estado de conservación y los valores patrimoniales del inmueble, que la convierten en valioso exponente del patrimonio inmueble habanero.

PALABRAS CLAVE: patrimonio construido, arquitectura religiosa, patrimonio inmaterial, conservación, neogótico.

ABSTRACT: This article is the result of a collaboration with Cuban-American architect Beatriz del Cueto, on research about buildings that have been constructed with prefabricated concrete blocks in the architecture of the former Spanish colonies of Cuba, Puerto Rico and the Dominican Republic. During the first decade of the twentieth century, religious congregations from the United States of America erected churches using this building technique, as was the case of the building analyzed in this study, which we encountered in our search throughout the city. The article analyzes the arrival of religious communities to Cuba and Havana, the construction of this church, and also its historical and social significance within its environment; the municipality of Centro Habana in close proximity to the “Las Murallas” area. Additionally it presents the architectural structure, the conservation state, and the heritage values of the building, all of which make it an important exponent of Havana's architecture.

KEYWORDS: built heritage, religious architecture, intangible heritage, conservation, Neo- gothic.

Introducción

El presente artículo está dedicado al estudio, el análisis y la evaluación de la Primera Iglesia Presbiteriana de La Habana, el primer templo evangélico edificado en la ciudad de La Habana en el Municipio de Centro Habana cercano al Reparto de Las Murallas y al Barrio Chino. La edificación constituye un ejemplo particular de una tipología arquitectónica con influencias ajenas a nuestro origen hispánico. Emplea materiales y técnicas constructivas novedosas para su momento, poco conocidas y estudiadas en nuestro país. De amplia significación sociocultural para el entorno en que se encuentra localizada, posee valores arquitectónicos e históricos que la convierten en un importante exponente patrimonial del repertorio de arquitectura religiosa habanera.

El arribo del Presbiterianismo a Cuba

Las denominadas religiones protestantes o cristianas, tienen su origen en las escisiones producidas dentro del catolicismo en la Europa del siglo XVI principalmente en Alemania, Francia e Inglaterra donde son realizadas un conjunto de reformas que abarcan aspectos de contenido, de forma y litúrgicos.

En el siglo XIX se va a producir el momento de mayor auge de la industria azucarera dentro del período colonial cubano, propiciado por un conjunto de factores económicos y tecnológicos ocurridos en este momento, que apoyaron este proceso.

La guerra de independencia, que a partir de 1895 y por más de un lustro contribuyó al deterioro y la destrucción de un gran número de haciendas e ingenios azucareros tanto de capitales españoles como criollos, favoreció la creación en el país de condiciones propicias para el desarrollo de la plantación extensiva de la caña de azúcar, sobre todo en la región oriental donde se produjo la deforestación de grandes territorios que permitieron disponer de tierras para este cultivo una vez concluida la guerra; lo que atrajo la inversión de grandes capitales norteamericanos en la construcción de nuevos centrales azucareros en esta región. Esta penetración de capitales se produjo no solo en la industria azucarera sino también en inversiones que abarcaron otras ramas productivas como la minería, la maderera y de otros sectores de la economía, alcanzando el comercio entre Cuba y los Estados Unidos un notable auge.

Importantes procesos migratorios y el establecimiento de colonos provenientes de diferentes regiones de Estados Unidos, técnicos y personal vinculado a estas actividades, que trajeron consigo costumbre, formas de vida, tradiciones, e introdujeron en Cuba estas religiones que tenían una larga presencia y un fuerte arraigo en Norteamérica. Algunas otras migraciones venidas desde islas pertenecientes al imperio británico en el área del Caribe con el propósito de trabajar fundamentalmente en la zafra azucarera y en la recogida de café, contribuyeron también a reforzar la presencia de estas iglesias evangélicas en Cuba.

El Rev. Evaristo Collazo fue uno de los primeros promotores de la fundación a finales del siglo XIX de Iglesias Presbiterianas en el país. En 1890 funda la primera iglesia presbiteriana de La Habana en la que permanece hasta 1895 en que se cierra por su incorporación a la Guerra de Independencia, en la que alcanzó el grado de Teniente del Ejército Libertador, reanudando su labor como pastor a partir de 1901 hasta que se decide la construcción de la nueva iglesia.

La Iglesia Presbiteriana de La Habana y su entorno

La Iglesia Presbiteriana en la capital estuvo funcionando en viviendas y locales adaptados para la celebración del culto y se movió por diferentes sitios de la ciudad, hasta que en 1905 el Rev. Dr. Joseph Milton Greene, Pastor de la Iglesia, solicitó al Departamento de Arquitectura Municipal la licencia de construcción. El Rev. Greene promotor de la construcción de este templo, fundó también una iglesia presbiteriana en San Juan, Puerto Rico y en la República Dominicana. El proyecto estuvo a cargo de Board of Firs Underwriter of America, siendo el contratista T.L. Huston Press, y el maestro de obras Benjamín de las Vegas, los cuales colocaron la primera piedra el 8 de enero de 1906, en la calle Salud No. 40 (actualmente Salud No. 214-222), entre Lealtad y Campanario, siendo inaugurada en el mes de diciembre de 1906. (Figura 1) (Figura 2)

Dibujo original del proyecto de la Iglesia. Cortesía de la Arq. Beatriz del Cueto.
Figura 1
Dibujo original del proyecto de la Iglesia. Cortesía de la Arq. Beatriz del Cueto.

Microlocalización de la Iglesia (resaltada en color rojo). Tomado de Centro Habana: Un Futuro Sustentable.
Figura 2
Microlocalización de la Iglesia (resaltada en color rojo). Tomado de Centro Habana: Un Futuro Sustentable.

Es el primer templo evangélico que se edifica en la ciudad de La Habana y según puede apreciarse en la invitación cursada a los efectos de la celebración del acto de colocación de la Piedra Angular del Templo el 8 de enero de 1906, al que asistieron importantes personalidades de diferentes denominaciones Cristiana, Congregacional, Metodista, Bautista y Presbiteriana. (Figura 3)

Fotocopia invitación acto de inauguración de la iglesia. Fuente: Archivo de la iglesia.
Figura 3
Fotocopia invitación acto de inauguración de la iglesia. Fuente: Archivo de la iglesia.

Para la construcción de la Primera Iglesia Presbiteriana de La Habana se escogió una parcela emplazada en el barrio conocido por La Salud por su ubicación en los alrededores de la Ermita del Santo Cristo de la Salud, localizada en Salud esquina a Campanario en los terrenos en que hoy se encuentra la Iglesia Presbiteriana, relativamente cercana al nuevo reparto de Las Murallas1 (Figura 4).

Foto histórica de la calle Salud. Cortesía de la Arq. Beatriz del Cueto.
Figura 4
Foto histórica de la calle Salud. Cortesía de la Arq. Beatriz del Cueto.

En la calle Salud se emplazaron un grupo de locales comerciales, en los que predominaba la venta de muebles, lo que promovió un importante movimiento peatonal y una fuerte actividad económica. A esto contribuyó la construcción a escasas dos cuadras del templo del Santuario Diocesano de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en La Habana, lugar de peregrinación y veneración de fieles religiosos devotos de la patrona de Cuba, una vez demolida la Ermita del Santo Cristo de la Salud.

La calle Salud se localiza en el borde del área donde comenzaron a asentarse una gran cantidad de chinos que en las últimas décadas del siglo XIX llegaron a Cuba por millares, traídos en condiciones y bajo contratos prácticamente de esclavos. Se sitúa entre dos importantes vías de entrada y salida a la antigua ciudad. Una es el camino de San Antonio Chiquito, posteriormente calzada de San Luis Gonzaga, hoy de la Reina. La otra es la calle Zanja, que recibe su nombre porque sigue el curso de la antigua Zanja Real, que desde el siglo XVI abasteció de agua a la ciudad intramuros. Esta circunstancia le concedía un estratégico e importante emplazamiento urbano.

El Barrio Chino, único en la capital y en su momento el más grande del Caribe, se desarrolló aproximadamente en las manzanas comprendidas en un polígono limitado por las calle Zanja, Dragones, Rayo y San Nicolás, y devino en un lugar sui generis por la presencia de este grupo con costumbres y tradiciones particulares. En el territorio fueron apareciendo restaurantes de comidas típicas, locales comerciales, de servicio, culturales (liceos, sociedades, etc.), farmacia, teatro, cine, periódico, entre otros muchos, que lo convirtieron en un sitio de gran animación y recreación tanto diurna como nocturna. (Figura 5)

Delimitación del Barrio Chino de La Habana. Tomado del libro Centro Habana. Un Futuro Sustentable.
Figura 5
Delimitación del Barrio Chino de La Habana. Tomado del libro Centro Habana. Un Futuro Sustentable.

En la actualidad por sus valores culturales y la gran vitalidad social y comercial que se ha recuperado en algunas partes, en estudios realizados sobre el área, particularmente en el Atlas de Patrimonio Cultural del Municipio Centro Habana, [1] se propone como Distrito Cultural. (Figura 6)

Arco de entrada al Barrio Chino de La Habana. Fuente: autor.
Figura 6
Arco de entrada al Barrio Chino de La Habana. Fuente: autor.

En 1926 se funda en una edificación contigua a la Iglesia, con entrada por la calle Lealtad, la Primera Iglesia Presbiteriana China denominada H. G. Smith, siendo su primer pastor Pedro Tan. En 1932 se abrió una academia nocturna para la enseñanza del chino a descendientes de esta comunidad radicada en el entorno.

Una ampliación contigua a la iglesia se realiza en 1956, con una edificación en forma de L que tiene una fachada por Salud, de influencia racionalista, y otra por Lealtad. Esta parte abarcó la remodelación del local que ocupaba la iglesia presbiteriana china, mejorando también los locales de estudio.

La Iglesia Presbiteriana China funcionó en este sitio hasta 1963, en que la población asiática en el barrio disminuyó notablemente, porque no se produjeron nuevas entradas migratorias de chinos a Cuba; muchos de los que vivían en la zona se marcharon del país y la población que quedaba estaba muy envejecida y fue muriendo. En la Iglesia se conserva la placa ubicada en la fachada del edificio que identificaba este centro con el nombre de Iglesia Presbiteriana China H. G. Smith. (Figura 7)

Placa perteneciente a la Iglesia Presbiteriana China. Fondos de la iglesia.
Figura 7
Placa perteneciente a la Iglesia Presbiteriana China. Fondos de la iglesia.

Algunos hechos históricos relacionados con la Iglesia

En una tesis de Maestría en Conservación y Rehabilitación del Patrimonio Construido realizada sobre la Iglesia, de la que se conserva una copia en el templo, se expresa que fue el segundo edificio en la ciudad en el que fueron empotradas en los muros las instalaciones eléctricas. Este dato no se puede considerar del todo confiable porque al parecer no tiene la validación de fuentes documentales que lo confirmen2.

En esta Iglesia se celebró el 9 de mayo de 1920 por primera vez en Cuba, con carácter público, el Día de las Madres.

El 28 de mayo de 1941 se efectuó en este lugar el Concilio Cubano de Iglesias Evangélicas, actualmente el Consejo de Iglesias de Cuba.

El Rev. Raúl Fernández Ceballos se desempeñaba como Pastor de esta Iglesia en la década del cincuenta, período en el que se desarrollaron en Cuba las luchas revolucionarias contra Fulgencio Batista y en este edificio se realizaron actividades vinculadas a este movimiento. En este período trabajaba como médico del dispensario de la Iglesia el Dr. Faustino Pérez, quien se encontraba vinculado al movimiento revolucionario 26 de julio y fueron realizadas reuniones y actividades conspirativas en el lugar. Posteriormente al iniciarse la lucha armada en la Sierra Maestra se incorporó como médico a Ejército Rebelde alcanzando grados de Comandante de la Revolución.

El templo fue registrado por la Policía Técnica de Batista en busca de armas, que estuvieron escondidas en el lugar pero que ya habían sido sacadas y no se encontraban al momento de efectuarse este.

En la parte superior de torre de la iglesia estuvo escondida hasta el triunfo de la revolución en 1959, una parte de la primera planta de trasmisión de la estación Radio Rebelde.

En 1957 llegan a Cuba el periodista Robert Taber y el fotógrafo Wendell Hoffman, quienes venían supuestamente como misioneros presbiterianos, pero su propósito fue viajar a la Sierra Maestra para entrevistar por primera vez para la televisión norteamericana a Fidel Castro, tomando la foto donde aparecen Fidel, Raúl junto a otros guerrilleros levantando sus fusiles, según información aportada en conversación sostenida en el templo con el Rev. Héctor Méndez, pastor de la iglesia el día 10 de julio de 2014 durante un recorrido realizado por el edificio.

Entre 1956 - 1957 se demuele la construcción aledaña a la Iglesia y se construye un edifico moderno en el que se instalaron el dispensario médico, salones de actividades, biblioteca, oficinas, cocina, comedor y otras facilidades de servicio que sirven de apoyo al trabajo social que realiza la Iglesia con la comunidad del entorno.

Al triunfo de la Revolución en 1959 y hasta 1961 en que se realizó la Campaña Nacional de Alfabetización, el Rev. Ceballos dirigió desde este lugar actividades relacionadas con estas labores, pues era una persona con gran conocimiento y preparación en estas tareas.

En enero de 1967 el templo se constituye en Iglesia Presbiteriana Reformada de La Habana, la primera en Cuba. Según un plegable publicado por la institución religiosa el nombre de Presbiteriana proviene del término griego presbiteros que se refiere a ancianos, personas de más experiencia en la comunidad de creyentes, los que ejercen el gobierno de la iglesia; y reformada porque su doctrina sigue las bases bíblicas estipuladas a partir de la reforma protestante llevada a cabo en el siglo XVI por dirigentes religiosos entre los que se destacan Juan Calvino, Martín Lutero y Juan Knox.

Otros acontecimientos importantes asociados con este edificio fueron la celebración en 1990 del Centenario del Presbiterianismo Cubano y la constitución en 1997 del Sínodo Nacional.

La veleta con forma de gallito que aparece rematando el chapitel de la torre principal fue donada a la Iglesia y colocada en el sitio donde actualmente se encuentra en 1993.

En el año 1995 en una reunión que se celebraba en Ginebra, Suiza, el Rev. Héctor Méndez, Pastor de la Iglesia, hizo un llamado para solicitar ayuda para la restauración del edificio, cuyo estado de conservación no era bueno. Gracias a esto, se recibió una colaboración internacional que permitió elaborar un proyecto e intervenir adecuadamente el inmueble, que en la actualidad presenta un buen estado y que posteriormente ha recibido acciones de mantenimiento sistemático que han garantizado la conservación general de la estructura arquitectónica, así como la integridad de los elementos complementarios como la carpintería, vitrales, pavimentos y el mobiliario.

Fue en este proyecto en el que se propuso y se ejecutó la recuperación de la verja de pilastras y rejas metálicas y el jardín frente al templo, que se habían perdido en alguna modificación anterior realizada, de los que existen evidencias en las fotografías antiguas que se conservan del edificio3.

Además de las celebraciones del culto, oración y las escuelas bíblicas; la Iglesia ofrece a la población de la comunidad del barrio servicios de biblioteca donde se prestan libros, videos, DVD, sin costo alguno, ejercicios de Tai Chi-Chi Kong, escuela para el adulto mayor, curso de idioma inglés para niños en el verano durante el período vacacional, apoyo a cuatro equipos de béisbol del barrio, ensayo de coro, entre otras actividades4.

La Iglesia y su arquitectura

En la dos primeras décadas del siglo XX la producción arquitectónica cubana estuvo caracterizada por la realización de edificaciones influenciadas por el neoclasicismo, que derivó en una variante denominada eclecticismo o también “arquitectura sin estilo”, como la llamaba el escritor Alejo Carpentier, en la que se combinan elementos arquitectónicos de códigos muy diferentes, que se organizaban en composiciones de fachadas escogidas a partir de catálogos, cuya producción se realizaba en talleres con el uso de moldes. Esta tipología arquitectónica se difundió ampliamente tanto en La Habana como por todas poblaciones del país, en un período de bonanza económica conocido también como de las “vacas gordas”, que se conservan por decenas de miles en la actualidad.

Es también un momento de apogeo de los “neo” y de manera particular del art nouveau, estilo cuyo surgimiento y desarrollo se produjo en Europa a finales del novecientos y que en Cuba, las obras arquitectónicas pertenecientes a este movimiento van a ser realizadas de manera tardía a partir de la primera y segunda década del pasado siglo.

La iglesia presbiteriana en Cuba tenía una estrecha relación con las iglesias matrices norteamericanas, llegadas a su vez a ese país de las primadas europeas. En Norteamérica las edificaciones reprodujeron modelos de los países de los cuales provenían; siendo esta la causa fundamental de que el templo de la calle Salud posea una expresión de filiación neogótica, que resalta dentro de un contexto urbano y arquitectónico caracterizado por las tradiciones constructivas de influencia hispánica.

La edificación ocupa un área de 230 m2 y la nave del templo es de un solo piso aunque posee un nivel intermedio en la primera crujía que corre a todo lo largo de su fachada principal, al que se accede por una escalera de madera situada en el cuerpo lateral derecho y que se extiende hasta el cuerpo lateral izquierdo donde está ubicada la torre, sin que exista ninguna comunicación vertical con la parte superior del campanario. Según expresó el Reverendo Dr. Héctor Méndez, pastor de la Iglesia, no hay ninguna evidencia ni referencia histórico-documental de que haya existido en algún momento.

La fachada principal

La fachada principal del edificio tiene una dimensión de 12.50 m y se compone de tres cuerpos, uno lateral izquierdo que contiene la torre campanario, el cuerpo central terminado en un hastial, en el que se destacan los vitrales emplomados de vidrios coloreados y el lateral derecho, de menor altura rematado por pináculos. (Figura 8)

Fachada principal de la Iglesia. Fuente: autor.
Figura 8
Fachada principal de la Iglesia. Fuente: autor.

La terminación del muro de la fachada principal en forma de almohadillado está ejecutado en realidad por bloques de hormigón prefabricados, un material que viene investigando desde hace algún tiempo la arquitecta cubano-puertorriqueña Beatriz del Cueto en las tres islas de las Antillas Mayores5. [2] (Figura 9)

Terminación de muros de la fachada principal. Fuente: autor.
Figura 9
Terminación de muros de la fachada principal. Fuente: autor.

En su ensayo Historia en concreto: la evolución de los morteros hidráulicos y el uso del cemento en Puerto Rico [3] expresa:

“Entre el 1904-1905, consideramos posible que misioneros protestantes norteamericanos trajeron consigo los moldes de metal necesarios para la fabricación de bloques huecos de morteros de cemento prensado o bloques de concreto. Este material serviría para acelerar la construcción de iglesias, colegios, universidades y hospitales para sus congregaciones. Los bloques proveyeron un material económico y a prueba de fuego, con menor peso que la piedra que imitaba. Los primeros moldes producían unidades sencillas en los lugares de los proyectos, utilizando los agregados en el sitio”.

El resto de los muros de la nave de la iglesia no cuentan con el mismo tratamiento y material de terminación que el de la fachada principal. El mortero de enlucido aplicado sobre los paramentos del resto del edificio imita un falso despiezo de cantería.

Un elemento arquitectónico cuya presencia resulta significativa son las pilastras adosadas a manera de contrafuertes en la fachada principal y en las laterales, que le imprimen un ritmo a las mismas.

El cuerpo lateral izquierdo en el que se encuentra la torre campanario cuenta con cuatro cuerpos, en el primero situado en el nivel de planta baja se ubica una de las dos entradas del templo que se eleva cuatro escalones sobre la calle, el vano está rematado por un arco apuntado que enmarca una moldura exterior y está cerrado por un elegante portón de dos hojas talladas y una luceta emplomada de vidrios de colores. Una reja baja delimita el acceso a los predios de la parcela del templo. (Figura 10)

Cuerpo lateral izquierdo con la torre campanario. Fuente: autor.
Figura 10
Cuerpo lateral izquierdo con la torre campanario. Fuente: autor.

Los tres cuerpos tienen un diseño de fenestración diferente, desde las ventanas con formas geométricas simples en los cuerpos inferiores, hasta la elaborada solución con ajimeces, calados y terminada en un arco apuntado del último cuerpo. Está rematada por un amplio friso con decoraciones resaltadas con rombos y puntas de diamantes en su interior, sobre el que apoya la cubierta a manera de chapitel con cuatro faldones de pronunciadas pendientes, cubiertos por láminas metálicas que imitan tejas de cola de castor.

Remata este elemento una baranda metálica cuadrada y sobre ella se emplazan dos pararrayos y una veleta en forma de gallo que no forma parte del diseño original y que fue colocada en este lugar en la década del noventa. La mayor altura de la edificación es de 24 m y corresponde con el punto más alto de la torre. (Figura 11)

Cubierta de chapitel de la torre campanario. Fuente: autor.
Figura 11
Cubierta de chapitel de la torre campanario. Fuente: autor.

En el cuerpo central se encuentran los grandes vanos calados cerrados por elaborados paños de vidriería emplomada, que mantienen un perfecto estado de conservación e integridad, desde que fueron colocados en este sitio al terminarse la obra. Los vanos del primer y segundo nivel son rectangulares y en el último nivel se manifiesta la influencia neogótica en la presencia nuevamente de partidores y el arco apuntado. El hastial al centro del paño tiene un óculo ciego rodeado con decoraciones a relieve y termina con una moldura y un pináculo en su vértice central que oculta la cubierta inclinada a dos aguas de tejas planas de barro. (Figura 12)

Vidrieras de cristal emplomado en el cuerpo central de la fachada principal. Fuente: autor.
Figura 12
Vidrieras de cristal emplomado en el cuerpo central de la fachada principal. Fuente: autor.

En el volumen inferior del cuerpo lateral derecho está ubicada la otra puerta de acceso al templo con el mismo diseño de la del bloque izquierdo y sobre este, en el segundo bloque, una ventana de proporciones alargadas con predominio de la verticalidad, cubierta con vidrios de color plano.

La nave de la Iglesia

De planta rectangular y con una longitud de 11.90 m, su estructura consiste en un sistema de columnas de madera (pies derechos) en ambos cierres laterales de la nave sobre los que corren vigas soleras en las que se apoya el techo de madera. Los espacios de los intercolumnios están cerrados por muros de mampostería con una ventana al centro de cada uno. El vano termina en arco apuntado. (Figura 13)

Nave de la iglesia. Fuente: autor.
Figura 13
Nave de la iglesia. Fuente: autor.

Las ventanas de las fachadas laterales mantienen igualmente en perfecto estado las lucetas de vidrio coloreado emplomado. Durante la vida de la edificación solamente ha sido necesario reponer parcialmente unos vidrios de una que fue violentada para penetrar al interior del templo para realizar un robo.

En la pared del fondo, opuesta a la fachada principal se encuentra la zona del altar elevada dos escalones con respecto al nivel del piso de la nave, separada de esta por una baranda de madera. Como es típico en los templos protestantes carece de decoración, al centro del muro está colocada una gran cruz rodeada por una moldura terminada en un arco apuntado y frente a él una pequeña mesa. En ambos extremos del paramento se localizan dos puertas con el mismo tratamiento decorativo de arcos apuntados y lucetas superiores de vidrios coloreados enmarcadas por molduras de yeso; el muro está recubierto en su parte inferior por un zócalo de madera barnizado.

Las entradas al templo desde el exterior poseen unos vestíbulos formados por cierres con lucetas de madera y vidrio de colores, cuyo diseño se encuentra dentro del espíritu del estilo neogótico de la edificación. (Figura 14)

Vestíbulo en el acceso al templo. Fuente: autor.
Figura 14
Vestíbulo en el acceso al templo. Fuente: autor.

En el bloque lateral derecho está localizada la escalera de madera que permite acceder al entresuelo adosado interiormente a la fachada principal de la iglesia, que recorre todo el ancho de la nave. La nave de la iglesia conserva los pavimentos originales de baldosas hidráulicas tan utilizados en las edificaciones de este período, de color beige con una sencilla decoración de rombos en tonos más oscuros en las esquinas y unas cenefas a manera de alfombras que delimitan las áreas de circulación y la de asientos, los que se mantienen en buen estado.

El mobiliario del templo, consistente en bancos y sillas elaborados con madera recia son también los originales y están decorados con sencillas y elegantes tallas y remates de filiación gótica.

El techo

La nave está cubierta por una armadura de madera de par y nudillo cuya altura hasta el caballete es de 15.40 m, interiormente se aprecia la sección peraltada de las vigas y la tablazón está conformada por listones estrechos; cada tres alfardas aparece en su parte inferior un tornapunta que decora este elemento, y en el harneruelo, la parte plana central del techo, en el que de manera alterna en sus paños tiene una pieza octogonal a modo de florón, que pudieran haber servido para colgar elementos para la iluminación del local. (Figura 15)

Cubierta de par y nudillo de la nave de la Iglesia. Fuente: autor.
Figura 15
Cubierta de par y nudillo de la nave de la Iglesia. Fuente: autor.

Exteriormente el techo a dos aguas presenta faldones con pendientes pronunciadas cubiertos con tejas planas de barro, que vierten sobre canales cerradas por pretiles levantados sobre una cornisa, las que recogen el agua de lluvia y la conducen hacia los bajantes pluviales adosados exteriormente a los muros laterales.

Es importante destacar el comportamiento que han tenido los bloques de hormigón artificial empleados en la construcción de la fachada principal, a pesar de tener más de un siglo en uso. Al parecer este fue uno de los primeros edificios en el que de manera muy temprana se utilizó este material en Cuba y en el área del Caribe. Solo se aprecian en el muro lateral del bloque derecho de la fachada principal huellas de deterioro en algunos elementos en los que se observan pérdidas parciales y disgregación del material, exfoliaciones y algunas manchas de humedad, causados por agentes abióticos que han provocado los daños que muestra la estructura muraria. (Figura 16)

Deterioros que se aprecian en el lateral del bloque izquierdo de la fachada principal. Fuente: autor.
Figura 16
Deterioros que se aprecian en el lateral del bloque izquierdo de la fachada principal. Fuente: autor.

Conclusiones

La Iglesia Presbiteriana Reformada de La Habana perteneciente al Consejo Popular Dragones del Municipio Centro Habana constituye un hito del patrimonio construido, no solo del territorio sino de toda la ciudad.

La construcción se encuentra inventariada en el Registro de Bienes Inmuebles del Municipio con Grado de Protección No. 1, el mayor que otorga la legislación cubana.

Esta edificación posee valores excepcionales por su antigüedad ya que cuenta con 113 años de construida; por su tipología arquitectónica, expresión de un período particular de la historia en el que introdujeron ejemplos curiosos de una arquitectura ajena a la influencia hispánica; por el empleo de técnicas y materiales novedosos que comenzaron a utilizarse en esta área geográfica; por el conjunto de actividades y hechos sociales y políticos vinculados con la comunidad y su entorno, así como otros de trascendencia nacional.

El inmueble posee un buen estado de conservación e integridad, que evidencia el nivel de preocupación por el cuidado y mantenimiento por parte de la institución religiosa que lo ocupa, tanto por el edificio, como por los bienes muebles contenidos en él, los que han sido preservados también de una manera cuidadosa.

Debe prestarse atención a la impermeabilización de la cubierta pues se aprecian en el interior de la nave algunas huellas de humedad por infiltración. También están visibles en algún muro galerías de termites. El control de la humedad es vital en este caso, ya que la madera tiene un peso considerable en la estructura del edificio, y la humedad constituye el principal agente directo de su deterioro, o que contribuye al desarrollo de otros agentes destructores.

El inmueble ha sido objeto de acciones de mantenimiento en varias ocasiones, que no deben ser desatendidas, ya que la conservación preventiva es el único medio que permitirá garantizar la conservación de este bien patrimonial para que trascienda y pueda ser disfrutado por las generaciones futuras.

Referencias bibliográficas

[1] Rey G, Peña J, Sánchez K, Ríos M, Garmendía R, Morillas FD, et al. Centro Habana. Un futuro sustentable. La Habana: Facultad de Arquitectura de la Universidad de La Habana/Centro de Estudios Urbanos de La Habana/Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría/Museo del Municipio Centro Habana; 2009.

[2] Cueto Bd. Los bloques de concreto y los pavimentos de baldosas de cemento o mosaicos hidráulicos en el trópico caribeño: su origen, historia y conservación. AAA-Archivos de Arquitectura Antillana Revista Internacional de Arquitectura y Cultura en el Gran Caribe. 2016;(56):12-8.

[3] Cueto Bd. Historia en concreto: la evolución de los morteros hidráulicos y el uso del cemento en Puerto Rico. AAA-Archivos de Arquitectura Antillana Revista Internacional de Arquitectura y Cultura en el Gran Caribe . 2014;(50):8-11.

Notas

1 El reparto Las Murallas fue construido en los terrenos obtenidos de la demolición de esta estructura defensiva, un área que acogió las actividades del nuevo centro de la ciudad que se desplazó hacia el entorno de la antigua plaza de Isabel II, que posteriormente se convirtió en el Parque Central y del paseo de Extramuros o del Prado.
2 Adeams Creach, Yamile, Trabajo de Curso. Patrimonio. Maestría en Rehabilitación y Conservación del Patrimonio Construido. Facultad de Arquitectura. ISPJAE. Encuentro con un templo olvidado. (Inédito).
3 Expediente presentado en el año 2008 para optar por el Premio Nacional de Conservación y Restauración de Monumentos. Consejo Nacional de Patrimonio Cultural. Ministerio de Cultura.
4 Un Templo con Historia. Plegable de Actividades de la Iglesia. 2014.
5 El autor de este artículo colaboró en dicha investigación, aportando la localización de ejemplos realizados con esta tipología constructiva en Cuba, en particular en la capital.

Notas de autor

Nelson Melero Lazo. MSc. Arquitecto. Profesor Auxiliar e Investigador Auxiliar de la Universidad de las Artes, del Colegio San Gerónimo, Universidad de La Habana y de la Facultad Arquitectura, Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverria, CUJAE. Experto Consultor de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe, UNESCO. E-mail: nmelero@cubarte.cult.cu
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