Artículo original

Unidad de HabitaciónTemporaria para Evacuados (Santa Fe, 1980). Continuidades y adaptaciones de una política nacional

Temporary Room Unit for Evacuees (Santa Fe, 1980). Continuities and Adaptations of a National Policy

Guillermo Javier Marzioni *
Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), Argentina
María Lujan Llorensi
Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina

Unidad de HabitaciónTemporaria para Evacuados (Santa Fe, 1980). Continuidades y adaptaciones de una política nacional

Arquitectura y Urbanismo, vol. XLIV, núm. 2, pp. 79-88, 2023

Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría

Recepción: 15 Diciembre 2022

Aprobación: 20 Marzo 2023

Resumen: En este artículo se presentan los resultados de una investigación que tuvo el objetivo de recomponer la historia de la tipología de vivienda transitoria y su condicionamiento socio- político. El trabajo se enfocó en la Unidad de Habitación Temporaria para Evacuados en Santa Fe Capital, Argentina, implementada durante la dictadura genocida (1976-1983). Los resultados arrojan que, al retomarse la democracia, la Unidad quedó abandonada y sigilosamente repoblada por 92 familias, quienes, desde la experiencia de Comunidad Organizada, lograron mejorar su hábitat. Los acompañaron estudiantes universitarios del Taller Interdisciplinario de Hábitat Popular, en un proceso de praxis de investigación- acción entre trabajo territorial y análisis de gabinete, así como un exhaustivo registro y sistematización de la información obtenida. Se concluye que la Unidad de Habitación Temporaria es una adaptación de los Núcleos Habitacionales Transitorios, y una continuidad del Plan de Erradicación de Villas de Emergencia iniciados en una anterior dictadura del Estado Nacional.

Palabras claves: Unidad de Habitación Temporaria, proceso de investigación- acción, vivienda transitoria, política habitacional, Santa Fe.

Abstract: This article presents the results of an investigation that had the objective of recomposing the history of the typology of temporary housing and its socio-political conditioning. The work focused on the Temporary Housing Unit for Evacuees in Santa Fe Capital, Argentina, implemented during the genocidal dictatorship (1976-1983). The results show that, when democracy was resumed, the Unit was abandoned and quietly repopulated by 92 families, who, from the experience of the Organized Community, managed to improve their habitat. They were accompanied by university students from the Popular Habitat Interdisciplinary Workshop, in a process of action- research praxis between territorial work and cabinet analysis, as well as an exhaustive record and systematization of the information obtained. It is concluded that the Temporary Housing Unit is an adaptation of the Temporary Housing Nuclei, and a continuity of the Plan for the Eradication of Emergency Villas initiated in a previous dictatorship of the National State.

Keywords: Keywords Temporary Room Unit, research-action process, transitional housing, housing policy, Santa Fe.

Introducción

Recomposición urbana de la UHaTE (2022).
Recomposición urbana de la UHaTE (2022).
Ilustración de Belen Pennisi, Camila Mazzola, Agustín Soperes y Ailén Schoenfeld.

En las ilustraciones sobre la ciudad a través de los procesos históricos del urbanismo [1] relacionados con la política habitacional, surge una tipología de vivienda particular, cuya diferenciación se expresa por su uso y por su forma. Se trata de las viviendas transitorias, identificables por el implante urbano de manzanas longilíneas, atípico en la trama reticular de calles, en la materialidad, en la forma arquitectónica, y en la segregación socio cultural [2] que ha generado respecto de su contexto. Se utilizan también otras denominaciones que explican con claridad su rol de cobijo temporario y no permanente, o definitivo, para la población que la habita. ¿De dónde proviene la tipología de la vivienda transitoria? En la historia nacional la desigual distribución de la tierra que catapultó a una porción de la población a la búsqueda constante de mejores condiciones de trabajo y los llevó a habitar hacinados en los conventillos porteños [3, p. 127], o en las viviendas temporarias de los pueblos azucareros del noroeste [4, p.38] que se sospechan como referencias del diseño para la puesta en marcha de programas de producción de viviendas en el marco de la política habitacional.

En esta búsqueda, vale recuperar el caso del proyecto de la Unidad de Habitación Temporaria para Evacuados UHaTE. Es un complejo que se implementó como obra de viviendas transitorias para “inundados” [5], habitantes que necesitan evacuarse con la creciente de las aguas porque moran sobre áreas de emergencias asentadas sobre humedales y bordes de ríos, en situación de precariedad constructiva y de dominio, así como de vulnerabilidad ambiental, a las que se refiere este trabajo. Este recorrido investigativo permite distinguir entre la memoria del conflicto político de la época [6, p.86] y la tipología de la vivienda para la emergencia.

Desarrollo

Recientes estudios sobre viviendas transitorias retoman la investigación sobre la UHaTE

Estos temas fácticos han sido motivo de reuniones y asambleas con los vecinos, en los pasillos o en calles, en ida y vuelta con los momentos de trabajo en gabinete con los equipos técnicos, lo que permitió interrelacionar el saber popular y los relatos sobre ideologías y políticas, las respuestas habitacionales, y la búsqueda de relaciones respecto de las particularidades de estos barrios. Esta praxis llevó al aprendizaje, pero quedaron múltiples y varias intrigas imposibles de resolver en el fragor de la tarea. Desde este incentivo, apareció el desafío de seguir conociendo, ordenando, relacionando y verificando en el plano de la investigación sistemática [7] para una mejor comprensión de las transformaciones que acontecen en el hábitat urbano y su relación con la política habitacional.

En la actualidad se retomó la cuestión de la vivienda transitoria en el marco de los Estudios Urbanos. El interés por los barrios de viviendas transitorias surgió a partir de la práctica profesional desempeñada en el marco de actividades institucionales desde la universidad y la acción de extensión que articula con las organizaciones sociales, las entidades intermedias y organismos del estado. Se presenta en estas páginas una experiencia que dejó un entrenamiento técnico en la detección, comprensión e interés por la vivienda transitoria y el abordaje metodológico que incentivó el tema de investigación.

Recomposición de la UHaTE. Política habitacional de la dictadura y su resultante urbana

La propuesta del UHaTE corresponde a los tiempos de la dictadura militar (1976/1983), en el marco de la Secretaría de Obras Públicas de la Provincia de Santa Fe. Particularmente este proyecto habitacional se instrumentó en relación con áreas del gobierno nacional, en articulación con el andamiaje jurídico administrativo cuya descentralización corresponde con la estructura de país federal que se constituyó en Argentina. El tercer nivel del Estado es el municipal, que toma incumbencia por la localización del predio en la jurisdicción. El complejo se situó sobre tierras pertenecientes a la propiedad del Estado Nacional y bajo el dominio del ejército, en el Batallón 12 de Infantería, que se encontraba en actividad.

El momento histórico de esta propuesta habitacional está ligado a los desalojos compulsivos que se habían realizado durante el gobierno dictatorial [8], en el que se expulsó a la población que habitaba en pequeñas villas o galpones en los intersticios de la trama urbana, y se prohibieron los carros de tracción a sangre utilizados en tareas de “cirujeo” o “cartoneo” para la sobrevivencia. Los nuevos emplazamientos, fueron localizados en tierras estatales alejadas del centro cívico, en las que estaba prohibido construir con materiales sólidos, lo que obligaba a habitar en cobijos de madera y chapa de cartón. El maltrato y autoritarismo de las expulsiones fue intenso en los primeros años de la dictadura, entonces para cuando se ejecuta la UHaTE quedaba poca población habitando en villas de emergencia urbanas, sino más bien aquellos pobladores “costeros” que quedaron alojados entre los bañados, vulnerables a las crecidas del río.

La forma. La obra fue construida en 1980, desde Obras Públicas, estando el diseño a cargo del arquitecto Caballero. El reducto de alojo temporario vuelve a utilizar la tipología de una serie de tiras de piezas y galería. La forma del complejo se componía de un implante de viviendas a la manera de los campamentos utilizados para situaciones de emergencia o en dormideros de trabajadores temporarios. Se diseñó con tipología de pabellón compuesto por tiras de piezas y galería semi- cubierta. La composición de la planta urbanística se ordenó en dos ejes cartesianos, un cardus, de norte a sur, en el que se definió el acceso y los servicios (en el medio del predio los baños centralizados) y un decumanus, de este a oeste, que vinculaba las tiras de piezas para dormir a manera de ínsulas. Para la fachada del predio se eligió un pórtico, la Figura 1 indica que apela a ciertos códigos estéticos de la arquitectura del llamado posmodernismo italiano [9] que estaba en boga por esos años.

1991 - Unidad Habitacional Temporaria de Evacuación.
Figura 1
1991 - Unidad Habitacional Temporaria de Evacuación.
Fuente: G.Marzioni.

En los relatos del arquitecto Caballero, docente de Urbanismo, quedó expresado que la particular idea tipológica se tomó de los núcleos habitacionales transitorios construidos en la anterior dictadura, de la década del 60, sobre los que se revisaron algunos aspectos arquitectónicos, como la incorporación de una fachada telón. Se adicionaron otros elementos del diseño, que tomaron como referencia los aportes del modernismo italiano reinterpretado por la arquitectura postmoderna de Rossi, que influyó desde su primera publicación en 1971, en la década del 1980, con el uso de pórticos, simetrías, y cuadrados. La cuestión de los baños comunes y la falta de agua en las piezas conducía a enfatizar la transitoriedad, con aprovisionamiento de canillas públicas solo en las piletas de lavado del área central.

La función. El proyecto es implementado como un dispositivo para asistir en la emergencia, destinado a viviendas transitorias, al paradero de la población evacuada de zonas inundables del litoral afectado por las crecientes del Río Paraná y sus afluentes, el Río Coronda y el Río Salado, que bañan las costas de la periferia urbana de la ciudad de Santa Fe. El funcionamiento exigía que una vez que bajaran las aguas, la población debía pasar a un nuevo lugar para resolver el problema habitacional, y como transición hacia la vivienda definitiva. (Figura 2)

UHaTE en Barrio La Florida (1991) Santa Fe Capital.
Figura 2
UHaTE en Barrio La Florida (1991) Santa Fe Capital.
Fuente: .G. Marzioni.

La tecnología. La construcción fue realizada en sistema prefabricado liviano y desmontable, sobre los cimientos (tipo plateas de hormigón armado), con amarre metálico de la panelería. El material de los paneles de muro y techo fue confeccionado con una argamasa de ligantes cementosos y viruta de madera blanda, de quebracho blanco. Las terminaciones, luego de la colocación, fueron revestidas en cemento proyectado. El estudio del sistema surgió de los análisis realizados por docentes investigadores y estudiantes en los laboratorios de la Universidad Tecnológica Nacional. Pintadas en color marrón oscuro, las piezas tenían medidas mínimas de 2,4 m x 2,4 m. En tanto, la carpintería, confeccionada con marcos de chapa doblada, hojas de puertas de placas de madera, y ventiluz horizontal, estaba dispuesta a equidistancia.

La Figura 3 muestra la vivienda de un vecino y su familia, quien resolvió durante muchos años su cuestión habitacional en las tiras. Paradójicamente, este vecino se desempeñó como obrero en la construcción de las viviendas definitivas del Plan de Erradicación de Villas de Emergencia (PEVE) gestionado con la contraparte del Fondo Nacional de la Vivienda y el Banco

Interamericano de Desarrollo, el Barrio Centenario, proyecto ganador de un concurso internacional diseñado por el arquitecto Tony Díaz y ejecutado en sistema prefabricado pesado de hormigón armado, licitado por la empresa constructora DICASA, una corporación favorecida por la dictadura militar con créditos privados de financiación internacional.

UHaTE en Barrio La Florida (1991) Santa Fe Capital. Interior de las tiras, dos piezas conectadas por la apertura del vano. Enseres de cocina.
Figura 3
UHaTE en Barrio La Florida (1991) Santa Fe Capital. Interior de las tiras, dos piezas conectadas por la apertura del vano. Enseres de cocina.
Fuente: G.Marzioni.

El barrio de la UHaTE estaba deteriorado. Al iniciarse en 1991 la relación entre estudiantes y habitantes, comenzó un proceso de mejoramiento de las condiciones sanitarias; se recuperó la red de agua, se realizó la limpieza de los baños, desmalezamientos y el retiro de basura; se generaron trabajos de desratización, de sanidad animal y luego mejoras de puertas, fisuras de los muros, y pintura. Las primeras acciones estaban sustentadas en la organización y el aporte del ahorro que integraban las 92 familias habitantes. Las entrevistas en profundidad desarrolladas desde la práctica de Trabajo social [10] permitieron indagar otras particularidades, como situaciones de segregación social, económica y cultural, con singulares problemas de violencia familiar, trata de personas, desnutrición, desempleo y otros aspectos que la población estaba atravesando.

La organización territorial de la comunidad

Los habitantes se agruparon por tiras de casas y en asambleas de vecinos, la comunidad organizada logró una potencia que fue transformando el barrio. Las familias emprendieron un mejoramiento barrial, se apropiaron del espacio y recuperaron la asociación para realizar cada acción, asumiendo el gobierno del lugar. El manejo de la organización fue cada vez más autónomo.

La situación de abandono de cada vivienda se revirtió al mejorar sus condiciones. Se desecharon trastos y basura; se realizó desmalezamiento con la limpieza de las áreas comunes y la difícil misión de recuperar los sanitarios. Los únicos baños, en forma de pabellones, tenían muros interiores y equipos sanitarios, pero estos habían sido retirados por hechos de vandalismo. También fueron retirados los muretes, previniendo situaciones violentas, todo lo cual lo convertía en un gran galpón dividido en dos, totalmente infectado. El pequeño logro de la limpieza de esos lugares que habían funcionado como baños dejó establecido un mecanismo organizativo para emprender otras acciones que pusieron el barrio en marcha.

La forma urbana del ordenamiento, la linealidad, los espacios comunes, y la adición de una infraestructura básica fueron operaciones que permitían componer un barrio. Se lograron mejores condiciones que en algunas barriadas vecinas, sobreponiéndose a la fragmentación urbana. La ubicación sobre tierras del Estado daba la posibilidad de encarar la mensura de un loteo para la subdivisión del suelo y una posterior adjudicación a cada familia. Al realizarse la red de agua, pagada y ejecutada por los habitantes, todas las piezas tenían acceso directo y para la solución de excretas empezaron a construir pozos absorbentes y baños, se logró componer una casa para cada núcleo familiar.

Toda esa labor resultó inquietante para las autoridades y técnicos de organismos del Estado. El Director de la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo de la Provincia dio audiencia al grupo de estudiantes; hubo reuniones en distintos ámbitos donde se explicó la importancia del trabajo que se estaba llevando adelante y la reconversión que significaba. La principal preocupación que mostró el gobierno provincial a través de sus instituciones fue que esos edificios tenían un destino de vivienda transitoria y que no eran para quedarse a vivir, sino para estar disponibles para casos de inundaciones. Sin embargo, estos edificios habían sido abandonados, carecían de custodia, y tampoco se utilizaban para las inundaciones y, por eso, fueron poblándose poco a poco, como hogares para necesitados de cobijo, entre los que se contaba también algún poblador “inundado” que se había auto- evacuado en ese lugar.

La experiencia del mejoramiento del hábitat

Una demanda que se presentó en el grupo de profesionales que han realizado acciones de intervención sobre diferentes barrios fue la de mejorar las condiciones del ambiente construido de un barrio transitorio respetando el derecho de la población de habitar en ese sector urbano de la ciudad.

El vínculo directo con la población, a partir del accionar conjunto con diversos actores intervinientes en la problemática del hábitat, ha permitido conocer, de primera fuente, historias de vida sobre los recorridos que condujeron a las familias a vivir en estos espacios degradados y sobre aspectos de la cotidianeidad del habitar, junto a otros habitantes en situaciones de dificultad similares que quedaron involucrados en proyectos que había sido decididos en otras esferas decisionales por fuera de sus singulares voluntades.

Así es como la comunidad, y quienes apoyaban desde afuera, indagaron en la materialidad para buscar respuestas técnicas adecuadas en tanto tecnologías propias, apropiadas y apropiables para la población. En este sentido, fue necesario entender los edificios, sus patologías, las dificultades para ingeniar una ampliación en espacios reducidos, lograr la aislación del ruido con los vecinos, la protección para seguridad en los muros, la refacción de panelearías endebles, la impermeabilización, o el reemplazo de techos, y la resolución del problema sanitario de la vivienda.

En la escala barrial, incorporaron la autogestión para acceder a las infraestructuras de agua potable, de cloacas con sistema de pozos absorbentes, de los espacios comunitarios, y la indagación en la búsqueda de solución al problema del dominio de la tierra, del suelo donde se erigieron estas viviendas, dirimiendo con el miedo al desalojo, las razias policiales, sin orden judicial alguna, solamente basada en la estigmatización y la discusión de la vivienda definitiva que resultaba prácticamente impensable.

Al momento de encarar la experiencia de mejoramiento barrial, no hubo recursos financieros desde una política habitacional. Sin embargo, se emprendieron acciones valorables, en este sentido se puso énfasis en el recurso humano con capacidad técnica y la ayuda mutua de los habitantes [11] del barrio. El particular episodio de refacción de la bomba de agua para impulsar nuevamente el líquido al tanque comunitario, trazó el antes y el después de la confianza en la autogestión del barrio. Se contó con el apoyo de las instituciones académicas que colaboraron en el encuadre metodológico de un complejo problema del hábitat en clave pedagógica. Los organismos de salud y acción social de la provincia dispusieron operativos especiales para la atención de la zoonosis y el acompañamiento de casos particulares de personas. Se contó con el apoyo de las organizaciones sociales de la zona, entre ellos, la Mesa de Derechos Humanos del Barrio Santa Rosa, el Servicio de Educación Popular con su Emisora Radial Comunitaria, y la colaboración de trabajadores que aportaron sus oficios (electricista y plomero) sostenidos por su militancia social y política desde el Partido Comunista, que han dado tiempo y confianza al trabajo de un grupo de estudiantes junto a la Comunidad Organizada.

Estudiantes vinculados con la experiencia de la Comunidad. Taller de Hábitat Popular, 1991

En 1991 se organiza el Taller Permanente de Hábitat Popular de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral, [12] que integró también a estudiantes de la Facultad de Medicina y de Trabajo Social. Dicho taller, siguiendo un método de investigación- acción y extensión, tuvo el propósito de acompañar la experiencia de la Comunidad Organizada en el mejoramiento de la Unidad Habitacional Temporaria de Evacuación (UHaTE).

El espacio se retroalimentaba con los habitantes organizados, con la articulación con Caritas, (una organización de ayuda de la Iglesia Católica) y con la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo. El barrio estaba situado a pocas cuadras del centro de la ciudad de Santa Fe Capital. La metodología empleada se basaba en las asambleas de vecinos con el apoyo del grupo de estudiantes, monitoreados por el equipo de docentes en un gabinete específico, y luego los avances eran compartidos con el grupo interdisciplinario del Taller.

La particular propuesta universitaria surgió en un contexto de transformaciones políticas, fue un espacio de formación con impulso innovador, con docentes abiertos a referencias en el debate urbano. La reciente apertura de la carrera de arquitectura en la Universidad Nacional del Litoral, en los albores de la democracia se constituyó con los estudiantes y docentes que se separaron de la Universidad Católica luego de un largo conflicto que concluyó con una huelga de hambre. En estos años ya en la nueva facultad se incluían en el programa de las materias, la mirada hacia los territorios más desfavorecidos de la ciudad. También se abrió a prácticas experimentales, entre ellas, el Taller de Hábitat Popular.

El Taller Permanente de Hábitat Popular, era un espacio constituido en la Secretaría de Investigación en coordinación con la Secretaría de Extensión en la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral, donde confluían profesionales docentes de distintas disciplinas, con el apoyo del área de Asesoría Pedagógica Universitaria, entendiendo a la figura del tutor pedagógico como un agente educativo que intencionalmente promueve, facilita y mantiene los procesos de comunicación necesarios para la creación de las condiciones que favorezcan la calidad de los aprendizajes, la ambientación de los ingresantes; la contención y acompañamiento a los estudiantes [13], con la participación de Trabajadores Sociales de la Escuela Provincial, de Ingenieros la Universidad Tecnológica Nacional Regional Santa Fe. En la tarea de acompañar al equipo de estudiantes, en gabinete, asumió el arquitecto coordinador; luego, otra instancia posterior era la puesta en común con mirada interdisciplinaria [14]. La sistematización del taller y de la experiencia se preservó en el centro de documentación de la Asociación Civil Canoa, espacio en el que se continuó accionando y reflexionando sobre la práctica en el hábitat desde la interdisciplinariedad [15]. El equipo definió trabajar sobre un territorio: la UHaTE. El planteo central estaba justificado en la realidad de que el lugar, pensado para el tránsito temporal, se había convertido en un barrio.

El método de sistematización sobre todo el accionar se plasmó con la metodología utilizada en ese momento en la Escuela de Trabajo Social así es como el registro de campo se realizó bajo las consignas del “que veo, que siento, que pienso” [16] a través de las prácticas aplicadas en el Barrio desde el encuadre de la organización Caritas. Ese material fue retomado [10] para la investigación de tesis doctoral sobre otra operatoria similar (Núcleos Habitacionales Transitorios). El censo poblacional y las entrevistas a cada familia y el relevamiento del modo de ocupación de cada pieza que se utilizaban como vivienda, son datos que se relacionaron con la planimetría oficial, provista por la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo se comportaron como el soporte del abordaje, y fueron un incentivo para la propuesta de radicación elaborada con la comunidad.

Coincidentemente, durante esos años 90, el grupo de estudiantes de arquitectura cursa las materias Urbanismo I y II, en FADU UNL con el equipo de docentes a cargo del arquitecto Adrián Caballero, quien luego será un urbanista especializado en la metropolización de las ciudades de la región [17]. Se retoma la observación y las discusiones sobre las políticas urbano habitacionales y se vuelve al tema de la vivienda transitoria, dado que el titular del curso había diseñado y ejecutado el proyecto de la UHaTE. Entonces se explicita que el proyecto fue elaborado en el marco de la búsqueda de una acción planificada en respuesta a la demanda habitacional transitoria que había surgido con las consecutivas inundaciones ocurridas, principalmente, por los desbordes fluviales, en la región. Fue una oportunidad para entender cómo, desde la mirada técnica, se había justificado la producción de este complejo habitacional.

En el Aula de la Cátedra de Urbanismo se dejaron trazados algunos debates que contraponían la posibilidad de consolidar a la población en el lugar con las propuestas de otros grupos de estudiantes que proponía la construcción de un nuevo conjunto habitacional edificando viviendas en tipología de torres sobre el mismo predio. Este terreno, bajo el dominio del Estado Nacional, se traspasó administrativamente del Ejército Nacional hacia la órbita del Dirección de Vivienda y Urbanismo de la Provincia. Así prosperó la gestión del proyecto de viviendas nuevas.

El intento de radicación de la población en las viviendas transitorias

Esta realidad mejorada, lamentablemente, no fue suficiente para cambiar el destino planificado para la UHaTE. ¿Cuál era el verdadero motivo?: la ubicación privilegiada del predio, con una avenida asfaltada al frente y un rápido acceso al centro de la ciudad. Sin embargo, el argumento fue la cuestión del dominio de las tierras por parte del Estado que, en algún momento, estuvieron bajo responsabilidad del ejército, para luego ser traspasadas a la provincia, con el objeto de construcción de viviendas para los asalariados destinatarios de proyectos del Fondo Nacional de la Vivienda, FONAVI. Cuando se pudo reflexionar sobre este aspecto, se emprendió una gestión, con fuerza y coraje de los ocupantes, para que se reconociera el derecho a quedarse a vivir en esa parte de la ciudad con buenos accesos a los servicios.

La construcción de viviendas nuevas en el mismo lugar dejó sin posibilidad de cobijar a la población habitante de la UHaTE. La propuesta de mejorar las construcciones existentes fue desestimada por las autoridades locales, que ponderaban a ese conjunto como un hábitat por debajo de los requerimientos mínimos exigidos por la estandarización de la vivienda universal y moderna. Un nuevo proyecto habitacional en el lugar dejaría afuera a los habitantes que no reunían los requerimientos de ingresos económicos exigidos por la política habitacional ideada para sectores asalariados y no para los trabajadores informales o con empleos esporádicos.

La provincia resolvió la demolición del barrio. La Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo, asumió la responsabilidad sobre éste, desarticulando todo el accionar entre los diversos actores intervinientes, en buenos términos, pero utilizando el vigor de los organismos del Estado. Las familias fueron relocalizadas y se resolvió la cuestión habitacional con cada grupo familiar de modo particular, con atención de la Secretaría de Acción Social.

Se decidió destinar el lugar para la implantación en las inmediaciones del Hospital de Niños, una obra de escala regional con indudable impacto social, lo cual generaba consenso favorable hasta de los mismos habitantes. La construcción fue financiada por el Banco Mundial con un crédito internacional que tomó el país en el marco de las políticas imperantes en la década del 1990 basada en el endeudamiento. Años más tarde el Estado construyó también en esas inmediaciones un conjunto de viviendas para asalariados. Se impuso la fuerza de la planificación urbana con nuevas obras y prevaleció el destino del barrio como viviendas transitorias empalmadas en materiales ágilmente desmontables. (Figura 4) (Figura 5)

Contexto de la UHaTE en Barrio La Florida (1991) Santa Fe Capital. Propuesta de ubicación del hospital de Niños sobre la restitución de la Foto Aérea de 1982.
Figura 4
Contexto de la UHaTE en Barrio La Florida (1991) Santa Fe Capital. Propuesta de ubicación del hospital de Niños sobre la restitución de la Foto Aérea de 1982.
Fuente: Autores.

Vestigios de la UHaTE en Barrio La Florida (2022) Santa Fe Capital. Edificios del Hospital de Niños y conjunto de 120 viviendas nuevas.
Figura 5
Vestigios de la UHaTE en Barrio La Florida (2022) Santa Fe Capital. Edificios del Hospital de Niños y conjunto de 120 viviendas nuevas.
Fuente: Foto Satelital.

Alcances del Programa de Erradicación de Villas de Emergencias (PEVE) en Santa Fe Capital

En Santa Fe Capital, la Unidad de Habitación Transitoria para Evacuados fue una reedición de los Núcleos Habitacionales Transitorios construidos en el Área Metropolitana de Buenos Aires una década antes, bajo el gobierno de otra dictadura (1966/1973). Y consecuentemente, los Barrios de Conjuntos Habitacionales El Pozo y Centenario indican que se trata de Viviendas Definitivas del Plan de Erradicación de Villas de Emergencia, financiados con fondos internacionales y con la contraparte local aportada por el Fondo Nacional de la Vivienda.

El Plan de Erradicación de Villas de Emergencia ha tenido demoras en su implementación, y los compromisos de ejecución quedaron establecidos. Desde que la política nacional incorporó la adhesión al Fondo Monetario Internacional y se orientó hacia el endeudamiento de empréstitos, la política habitacional se reorientó, basándose en créditos de los organismos internacionales. Los créditos del Banco Interamericano de Desarrollo fueron concedidos con la justificación de elevar obras a gran escala, destinadas a Conjuntos Habitacionales.

El cargo para los habitantes de asentamientos irregulares, exigido en la letra de la Ley del Plan de Erradicación de Villas de Emergencia, ha sido contemplado en el Barrio Centenario en el que se adjudicaron viviendas para la población de las “villas”, proveniente de bañados del salado, al oeste de la ciudad capital. Todas estas familias fueron agrupadas en algunas de las manzanas del conjunto habitacional. Se diferenció, entre los destinatarios, a los sectores asalariados que provenían de otras viviendas con situaciones de hacinamiento, o a nuevas familias. Años más tarde, en la adjudicación de las viviendas del Barrio El Pozo, un conjunto habitacional con diez mil unidades, se hizo un esfuerzo por diversificar la procedencia de la población. Allí fueron a habitar, algunos grupos familiares provenientes del asentamiento islero de Alto Verde, y otros de áreas más urbanas, se integraron los trabajadores informales y los asalariados (policías, docentes, empleados municipales), para evitar reiterar la estigmatización y la segregación socio espacial.

Son varios los aspectos que dejan establecida la relación del barrio estudiado en Santa Fe con el Programa Nacional de Erradicación de Villas. Lo primero es el marco de la dictadura militar y sus métodos autoritarios de intervención sobre los problemas socio-habitacionales. Otros son: la erradicación sistemática de villas consideradas asentamientos de emergencia; la instrumentación de los concursos nacionales de arquitectura que apuntaban a validar en las colegiaturas los desarrollos urbanísticos de conjuntos habitacionales diagramados con definiciones que dejan afuera los entramados socioculturales locales; las obras de mega ingeniería; el uso de tecnología prefabricada pesada; los materiales de construcción producidos por las empresas monopólicas (comodities); el uso del suelo sobre áreas inundables, que requieren movimientos de maquinarias viales; y la construcción sobre humedales y lagunas aliviadoras, que son una réplica del Plan Almirante Brown sobre las lagunas aliviadores del Riachuelo, en la Capital Federal. Estos son elementos que componen una política habitacional que solo puede ser ejecutada por empresas corporativas de gran escala.

Conclusiones

Este breve texto recupera un eslabón de la política habitacional, en relación con la Unidad de Habitación Temporaria para Evacuados que parten del conocimiento de la realidad sobre las cuestiones del Reino de este Mundo.

Respecto de la metodología de investigación- acción, puede decirse que el debate que aportó el Taller de Hábitat Popular fue clave para el acercamiento de los estudiantes al problema habitacional y para comprender, a partir de una experiencia, los diversos entramados confluyentes sobre la realidad del barrio, en el que la vulnerabilidad de la población es la prioridad para atender desde la complejidad interdisciplinaria, que incluye el protagonismo de los habitantes en la interpretación y búsqueda de respuestas.

En los resultados se han comprendido el entramado de actores, el rol de la comunidad, los posicionamientos políticos, las formas arquitectónicas de los edificios, la fragilidad de las construcciones, la ideología que condujo a estas respuestas habitacionales en el marco de la dictadura militar con los compulsivos desalojos de la ciudad capital de Santa Fe y la referencia a unas respuestas similares en Buenos Aires.

Queda desplegado el aprendizaje de que, a través de una organización barrial comunitaria, se pueden revertir situaciones de precariedad de un territorio. Otra evidencia observada es que esos espacios diseñados para la transitoriedad eran factibles de convertirse en el alojamiento definitivo. Se verificaba así la hipótesis de trabajo de que a partir de una realidad crítica se postulaba el mejoramiento de las condiciones integrales del hábitat.

Acerca del diseño de tipologías constructivas particulares, como el de las viviendas transitorias, que parte de comprender situaciones de desigualdad, necesita acompañarse de metodologías acordes para su instrumentación que otorguen sustentación socio urbanas. La lógica de intervención en los barrios populares para el mejoramiento y la radicación surge en Argentina a partir de la democracia iniciada en 1983, y modificó el paradigma de erradicación al que pertenece la Unidad de Habitación para Evacuados.

El hallazgo que surge al retomar, luego de décadas, los registros de esta experiencia pedagógica y sus resultados, es que el Programa de Erradicación de Villas de Emergencia en 1968 definió desde el Estado Nacional, la construcción de viviendas temporarias y viviendas definitivas. Bajo ese lineamiento planteado para todo el país, se han producido Núcleos Habitacionales Transitorios, que, en Santa Fe Capital, parecen estar relacionados a la Unidad de Habitación Temporaria para Evacuados, que también se construyeron para relocalizar a la población asentada precariamente en las márgenes de esta ciudad litoraleña.

Agradecimientos

El recupero de esta experiencia de 1991 trae consigo el recuerdo de la acción de quienes componían del Taller Interdisciplinario de Hábitat Popular con los estudiantes de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario: Susana Dagatti, Marey Donnet, de la Escuela de Servicio Social de la Provincia de Santa Fe (Lujan, autora), de Arquitectura de la Universidad Nacional del Litoral Mara Sícoli, Lida Massin, Carina Depalo, José Luis Baumann, (Guillermo, autor) y otros compas que se acercaron a convocatorias puntuales, así como el Arquitecto y Urbanista Adrián Caballero en su rol de docente de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional del Litoral. La valiosa aportación de Rubén Sala y Bibi Sala, militantes sociales y políticos del Servicio de Educación Popular y el Partido Comunista del Barrio Santa Rosa de Lima que se sumaron desde las tareas de oficio de electricista y plomero que fueron centrales en el mejoramiento barrial. Las entrevistas fueron realizadas en la Caritas Santa Fe y en la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo. La directora de prácticas de la Escuela de Servicio Social Marta Manese. El equipo interdisciplinario del Taller de Hábitat Popular se componía con Licenciada en Trabajo Social por Sandra Gallo Docente de la Universidad Nacional del Litoral, Licenciada en Educación Susana Garramuño del Servicio de Asesoría Pedagógica de la Universidad Nacional del Litoral, Ingeniero en Construcciones Ariel González de la Universidad Tecnológica Nacional, los Arquitectos José Vottero del Centro de Arquitectos de la Provincia de Santa Fe, Arquitecto Juan Marzzochi Docente y Arquitecto Mario Borouchalski ex Secretario de Investigación, y en la actualidad la Arquitecta Belén Pennisi con el equipo de investigadores estudiantes por el aporte de recomposición del material gráfico de la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral.

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Notas de autor

Guillermo Javier Marzioni: Conceptualización, Obtención de datos e información, Análisis formal, Investigación, Administración de proyecto, Recursos y manejo de Software, Supervisión, Visualización y Redacción borrador original con la revisión y edición definitiva.
María Luján Llorensi: Conceptualización, Obtención de datos e información, Análisis formal, Investigación, Visualización y Redacción borrador original con la revisión y edición definitiva.
Guillermo Javier Marzioni: Arquitecto. Magister en Hábitat y Vivienda. Docente Asociado. Instituto de Ciencias Sociales y Administración. Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ). F.Varela, Buenos Aires, Argentina. E-mail: guillermomarzioni@gmail.com
María Luján Llorensi: Licenciada en Trabajo Social. Docente Ayudante de Primera. Universidad de Buenos Aires (UBA). Buenos Aires. Argentina. E-mail: mlllorensi@caritas.org.ar

* Autor para la correspondencia: guillermomarzioni@gmail.com

Declaración de intereses

Las autoras declaran que no existen conflictos de intereses que representen un riesgo para la publicación del artículo.
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