Resumen: El análisis de las caries dentales en muestras bioarqueológicas permite estudiar la proporción de carbohidratos que tuvo la dieta de dichas poblaciones. La revisión de las investigaciones de este tipo realizadas en Argentina permite indicar que hay dos maneras de analizar y presentar los resultados, en función del número total de individuos y/o del total de piezas dentales por muestra. El objetivo de este trabajo es realizar un análisis de la distribución de las caries dentales en cuatro muestras bioarqueológicas del Holoceno tardío de distintas regiones de Argentina empleando estas dos maneras de procesas los datos, definidas aquí como índices, con el fin de comparar, interpretar y discutir los resultados obtenidos. Para ello, se relevaron las caries presentes y se calcularon los índices en función del número de individuos (IA) y del total de piezas dentales (IB) por muestra. Se realizaron gráficos de caja y una prueba de χ2 a para evaluar la existencia de diferencias en la distribución de los valores de caries utilizando ambos índices. Finalmente se realizaron correlaciones entre los índices y los datos provenientes de estudios isotópicos de 13C y 15N. Se pudo observar que no existen diferencias significativas en los valores de caries entre los distintos grupos cuando se considera el IA y el IB, sino que por el contrario las tendencias son las mismas. Asimismo, ambos índices se asocian con la variación de 13C, y la variación del IA se asocia con los valores de 15N. Se resalta la importancia de utilizar ambos índices complementariamente ya que estos proveen distinto tipo de información y se recomienda también que en las investigaciones se expongan los datos que permitan calcularlos para que los datos generados sean comparativos.
Palabras clave:Índice de cariesÍndice de caries, Isótopos 13C Isótopos 13C, Isótopos 15N Isótopos 15N, Holoceno tardío Holoceno tardío, Argentina Argentina.
Abstract: The prevalence of dental caries on bioarchaeological samples enables the study of the proportion of carbohydrates in the diet of past populations. A review of previous researches in Argentina shows two ways of analyzing and presenting the results, either in relation to the number of individuals, and/or regarding the number of teeth in the sample. The aim of this work is to analyze the distribution of dental caries in four Late Holocene archaeological samples from different regions of Argentina using both indexes, in order to compare, interpret, and discuss the results obtained. To this end, caries were registered and indexes were calculated on the basis of the number of individuals (IA) and the total tooth count (IB) per sample. Boxplots and a χ2 test were performed to evaluate the existence of differences in the distribution of caries values using both indexes. Finally, correlations between the indexes, and 13C and 15N isotope data were calculated. The results show that there are no significant differences on dental caries values among the different groups studied when considering both IA and IB; conversely, the trends are similar. Moreover, both indexes are associated with 13C variation, and the variation of IA is correlated with 15N values. We conclude that both indexes should be used complementarily due to the different kind of information they provide, and we encourage future researchers to report caries prevalence using both indexes in order to make their results comparative.
Keywords: Caries index, 13C isotopes, 15N isotopes, Late Holocene, Argentina.
Trabajos Originales
Análisis comparativo de índices de caries dentales a partir de muestras de sitios arqueológicos del Holoceno tardío de la República Argentina
Recepción: 15 Febrero 2016
Aprobación: 21 Diciembre 2016
Las caries son el resultado de un proceso infeccioso usualmente lento (es decir, crónico) iniciado por la concentración de agentes bacterianos (principalmente Streptococcus mutans y Lactobacillus acidophilus) que se adhieren al diente gracias a una matriz constituida por proteínas salivares (placa bacteriana) (Hillson 1996, 2001). Las lesiones cariosas se presentan en los dientes como puntos o regiones de coloración oscura, así como superficies erosionadas que afectan al esmalte, dentina e incluso la cavidad pulpar (Mc Hug, 1970; Larsen, 1987; Larsen et al., 1991; Hillson, 1996, 2008a). La bibliografía especializada señala que la etiología de las caries es múltiple y diversos factores contribuyen a su formación, tales como la frecuencia de alimentación, los métodos de preparación de comida, el tiempo de retención de la comida en la boca (Lingstrom et al., 2000), la tasa de flujo salival, el pH de la saliva, la forma de los dientes, la exposición a diferentes niveles de flúor en el agua (Lukacs et al., 1985; Molnar y Molnar, 1985; Tayles et al., 2009), la presencia de partículas abrasivas en la dieta (Hillson, 2001, 2008b), el sexo de los individuos (Luckcs y Largaespada, 2006; Lukacs, 2011; Temple, 2011) así como el tipo de carbohidrato consumido, ya que el azúcar es más cariogénico que el almidón (Moynihan y Petersen, 2004). Sin embargo, distintas investigaciones sostienen que el alto consumo de carbohidratos es el factor más importante en la formación de las caries (Walker y Erlandson, 1986; Lukacs, 1989; Hillson, 1996; Larsen, 1997; Hillson, 2008b, entre otros). En el caso específico del sur de Sudamérica, análisis previos en muestras de sitios de la región han propuesto que las prácticas de subsistencia tales como el consumo de plantas silvestres y/o cultivadas, ricas en azúcar, a diferencia de dietas basadas en la pesca y/o plantas ricas en almidones, podrían explicar las diferencias observadas en la prevalencia de caries entre estas poblaciones (Menéndez, 2016).
En la República Argentina, las investigaciones sobre la prevalencia de caries dentales en muestras procedentes de contextos arqueológicos datan desde principios del siglo veinte (Bernal y Luna, 2011). La revisión bibliográfica de gran parte de estos trabajos permite señalar algunas cuestiones. En primer lugar, la mayoría de los investigadores han concordado en identificar a las caries como una cavidad que tiene una coloración diferente a la del esmalte que lo circunda (por ejemplo, Bernal et al., 2007; Flensborg, 2011; Gómez Otero y Novellino, 2011; Gheggi, 2012; entre otros). Para estos investigadores alcanza con que el instrumento explorador -utilizado en odontología- quepa en el orificio originado por la caries para poder definirlo como tal. En segundo lugar, con respecto al tratamiento dado a los datos relevados, si bien algunos trabajos describen cualitativamente a las caries observadas (Rusconi, 1938; Dobrovsky, 1946), la mayoría usualmente reporta los resultados a modo de índice (Seldes, 2006; Bernal et al., 2007; Menéndez, 2010, 2015; Aranda et al., 2012; Gheggi, 2012; Seldes, 2012; entre otros). Sin embargo, suele observarse un disenso en el tipo de índice utilizado: mientras algunos trabajos consideran la prevalencia de caries como el número de individuos con al menos una caries, en relación al total de individuos de la muestra, otros calculan su prevalencia como el total de dientes con al menos una caries en relación al total de dientes presentes. Es decir, en el primer caso la unidad de análisis está centrada en el individuo, mientras que en el segundo lo está en el diente. Esta forma de utilizar los datos en la bibliografía revisada, es presentada en la Tabla 1a y b, la cual está organizada de acuerdo a la región geográfica de pertenencia de cada sitio.

Referencias: Índice A (IA=N° de individuos con caries/N° total de individuos de la muestra), Índice B (IB=N° de dientes con caries/N° total de dientes en la muestra), cronología obtenida en cita bibliográfica publicada. En los casos en que hay dos valores de caries separados por una barra, se debe a que el autor ha presentado esos dos valores para dos subperiodos cronológicos a los fines de los análisis en su trabajo, que se indican también separados por una barra en la columna "Cronología".

Referencias: Índice A (IA=N° de individuos con caries/N° total de individuos de la muestra), Índice B (IB=N° de dientes con caries/N° total de dientes en la muestra), cronología obtenida en cita bibliográfica publicada. En los casos en que hay dos valores de caries separados por una barra, se debe a que el autor ha presentado esos dos valores para dos subperiodos cronológicos a los fines de los análisis en su trabajo, que se indican también separados por una barra en la columna "Cronología".
La primera forma de analizar y presentar los resultados obtenidos en los trabajos revisados fue definida en esta propuesta como Índice A (IA) (Tabla 1a y b). La misma es expresada a modo de porcentaje, como el número de individuos con caries en función del total de individuos de la muestra. Es decir, se cuantifica el número de individuos que presentan al menos una caries en la muestra y se lo divide por el número total de individuos presentes, lo cual brinda información acerca de cuántos individuos presentan caries por muestra (por ejemplo, Rusconi, 1946; Baffi et al., 1996; Merlo et al., 2005; Seldes, 2006; Aranda et al., 2012; Gheggi, 2012; Seldes, 2012). Otros investigadores prefieren exhibir sus resultados como el número de dientes cariados en función del total de dientes presentes (por ejemplo, Kozameh y Barboza, 1992; Bernal et al., 2007; Menéndez, 2010, 2015). Este valor permite conocer la prevalencia de caries en función del número de dientes presentes en la muestra. A los fines de este trabajo, esta segunda manera de tratar los datos fue denominado como Índice B (IB) (Tabla 1a y b). Si bien algunas investigaciones utilizan ambas modalidades para presentar los valores de caries relevados y/o brindan los datos necesarios para calcularlas (por ejemplo, Devoto et al., 1966, 1967; Devoto y Perroto, 1973; Novellino y Guichón, 1997-98; Novellino, 2002; Schinder y Guichón, 2003), al momento de establecer comparaciones con resultados de otros trabajos o de interpretar los datos generados y asociarlos a las estrategias de subsistencia que habrían tenido los grupos estudiados, algunos estudios suelen discutir sus resultados considerando sólo el tratamiento de datos definidos en este trabajo como IA (Novellino et al., 2004; Piccoli, 2009; Piccoli y Barboza, 2009; García Guraieb, 2010; Gomez Otero y Novellino, 2011; Guichón y Suby, 2011), mientras que otros lo realizan sólo en función del IB (L´Heureux, 1998, 2002; Fabra y Gonzalez, 2008; Menéndez, 2010; Miranda De Zela, 2010; Prates et al., 2010; Flensborg, 2011; Fabra y Gonzalez, 2012; Mazza y Barrientos, 2012; Flensborg, 2013; Garcia Guraieb y Maldonado, 2014; entre otros).
A partir de lo anteriormente expuesto se puede señalar que, si bien estas dos maneras de presentar los resultados brindan información acerca de la distribución de las caries en las muestras analizadas, se generan dificultades al momento de desarrollar estudios comparativos. Esto se debe a que en la mayoría de la bibliografía prevalece el uso de sólo uno de los índices definidos. Asimismo, mientras que gran parte de los trabajos realizados con muestras del Noroeste argentino utilizan sólo el IA, la mayoría de las investigaciones desarrolladas en Pampa y Patagonia utilizan el IB (Tabla 1a y b), reduciéndose de esta forma el espectro de comparaciones inter-regionales a establecer. Considerando esto, el objetivo de este trabajo es realizar un análisis de la distribución de las caries dentales en cuatro muestras bioarqueológicas del Holoceno tardío, pertenecientes a poblaciones de distintas regiones de Argentina que habrían tenido diferentes estrategias de subsistencia. Para esto, se emplearon los dos índices previamente definidos con el fin de comparar, interpretar y discutir los resultados obtenidos. Se propone explorar las similitudes y diferencias que brinda el uso de los índices mencionados y su relación con la información proveniente del análisis de isótopos estables. En este sentido, se considera que la señal isotópica obtenida a partir de la fracción de colágeno de 13C refleja la contribución diferencial de plantas C3/C4 a la dieta. A pesar de que en esa señal también se ve reflejado el consumo de plantas por parte de los animales herbívoros, que son a su vez consumidos por los grupos humanos analizados, en el presente trabajo consideramos que, de manera indirecta, estos valores constituyen un indicador del consumo de maíz (C4) respecto de plantas silvestres (C3) en la región de estudio (Krueger y Sullivan, 1984; Killian Galván, 2014). Complementariamente, la señal de 15N se incrementa con el consumo de proteínas y con el número de eslabones en la cadena trófica (Panarello et al., 2006-2009), por lo que contribuye a esclarecer e interpretar los valores de 13C, junto con datos provenientes del contexto arqueológico de las muestras estudiadas. En función de esto, en el presente trabajo, se espera que las muestras analizadas que presentan los valores isotópicos de la fracción de colágeno de 13C más empobrecidos y de 15N más enriquecidos, exhiban índices de caries más bajos debido a un menor consumo de carbohidratos en su dieta. Por el contrario, si las muestras estudiadas presentan valores isotópicos de la fracción de colágeno de 13C más enriquecidos y de 15N más empobrecidos, se espera que exhiban índices de caries más altos debido a un mayor consumo de carbohidratos en su dieta. Por último, una combinación de estos valores estaría indicando una dieta mixta. Se espera que los resultados aquí presentados, permitan contribuir tanto a las discusiones bioarqueológicas en estas regiones, así como también a generar datos estandarizados que a futuro puedan ser comparados entre sí. Finalmente, dado que este trabajo está realizado íntegramente a partir de la reutilización de datos previamente publicados, que fueron obtenidos a partir del análisis de restos humanos que forman parte de colecciones depositadas en museos, se espera generar un aporte a la valoración de las mismas y a su puesta en valor como patrimonio cultural.
La muestra considerada para realizar el análisis propuesto está compuesta por cráneos que corresponden a sitios arqueológicos de cuatro regiones geográficas de la República Argentina: la Puna Seca o Septentrional, la Quebrada de Humahuaca (ambas situadas en el Noroeste argentino), el norte del Centro-Oeste y el noreste de Patagonia (Fig. 1), ubicados en las provincias de Jujuy, San Juan y Rio Negro, respectivamente.

Mapa exhibiendo la procedencia de las muestras analizadas. Se indica en el caso de San Juan y Doncellas el detalle de los sitios bajo los cuales se agruparon esas muestras. Referencias: PU:Puna (sitios Doncellas, Casabindo, Agua Caliente, Queta, Sorcuyo, Río Negro); QH:Quebrada de Humahuaca (sitio Los Amarillos); SJ:San Juan (sitios Calingasta, Angualasto, Pachimoco), RN:Río Negro (valle del Rio Negro).
Con el fin de comparar los valores sobre las frecuencias de caries en las distintas regiones geográficas, el criterio que primó en la elección de las muestras fue que todas correspondieran a un mismo período cronológico (Holoceno tardío). Asimismo, fue de vital importancia la información proveniente del registro arqueológico y de los recientes datos isotópicos, la cual ha llevado a proponer que los grupos que habitaron esas regiones practicaban distintas estrategias de subsistencia. En el caso de la Puna, las investigaciones más recientes han postulado que el pastoralismo habría sido el principal componente en la economía de estos grupos (por ejemplo, Killian Galván y Olivera, 2008; Miranda de Zela, 2010; Killian Galván et al., 2012; Miranda de Zela, 2012; Pérez y Killian Galván, 2011; entre otros), mientras que para la Quebrada de Humahuaca, la agricultura habría tenido un papel más importante, aunque combinada con el pastoralismo y el intercambio interregional de recursos alóctonos por la acción de grupos caravaneros puneños-altiplánicos (Nielsen, 2001, 2003, 2007, 2009; Seldes, 2012). Con respecto a la provincia de San Juan, los antecedentes indican que los grupos que habitaron el área habrían incorporado de manera extendida el maíz (13C=- 13.3‰) (Gil et al., 2006; Menéndez et al., 2014) así como también proteínas que, de acuerdo a las evidencias arqueológicas, provendrían de la domesticación de camélidos (Gambier, 2000; Gasco, 2012), mientras que los grupos del valle de Río Negro habrían practicado la caza y recolección como actividad principal de subsistencia (Prates, 2008, 2009; Martínez et al., 2009).
El total de la muestra se compone de 80 cráneos pertenecientes a individuos adultos (Tabla 2). Dado que la incidencia de caries varía de acuerdo a la edad (Mangi, 1954; Madlena et al., 2008, Lukacs y Pal, 2016, entre otros) y en función de los objetivos de este trabajo, sólo fueron considerados los individuos adultos medios de ambos sexos. Se excluyeron aquellos asignables a las categorías subadultos, adultos jóvenes y seniles. Se tuvo en cuenta que cada una de las muestras provenientes de las cuatro regiones geográficas analizadas presentara equilibrio en la cantidad de individuos entre sexos, debido a que estudios previos han demostrado que los individuos femeninos son más susceptibles a presentar caries que los masculinos (Lukacs y Largaespada, 2006; Ferraro y Vieira, 2010; Temple, 2011). Para realizar la determinación del sexo se seleccionó un conjunto de rasgos en el cráneo que han sido ampliamente reconocidos como los más dimórficos: cresta nucal, mastoides, filo del margen supraorbital, prominencia de la glabela (Buikstra y Ubelaker, 1994). Asimismo, sólo se trabajó con dientes que se encontraban insertos en sus alvéolos, excluyendo los que estuvieran sueltos.

Referencias: 1Las muestras se agrupan tal como fueron consideradas en los análisis; 2Fracción de colágeno. F=femeninos, M=masculinos, I=indeterminados.
Referencias bibliográficas de información cronológica e isotópica de las muestras: Quebrada de Humahuaca (Tarragó y Albeck, 1998; Nielsen, 2001; Seldes, 2012; Killian Galván y Samec, 2013; Amman et al., 2014; Killian Galván, 2014), Puna Seca (Killian Galván y Olivera, 2008; Killian Galván y Samec, 2013; Miranda De Zela y Fuchs, 2014; Killian Galván, 2014; Fuchs et al., 2015), Centro-Oeste (Gil et al., 2006, 2011, 2014; Menéndez, 2015) y Noreste de Patagonia (Bernal et al., 2008; Gordon, 2011; Martínez et al., 2009).La muestra procedente de la Puna Seca (PU), provincia de Jujuy (Fig. 1), se encuentra formada por un total de 251 dientes pertenecientes a 22 individuos, provenientes de los sitios Sorcuyo, Casabindo, Rio Negro, Doncellas, Agua Caliente, Queta (Tabla 2). Estos restos, que fueron recuperados en expediciones a distintos sitios de la región (Ambrosetti, 1902; Lehmann Nitsche, 1902; Casanova, 1938, 1943, 1944; Alfaro, 1988), forman parte actualmente de la "Colección Doncellas". La muestra de la Quebrada de Humahuaca (QH), provincia de Jujuy (Fig. 1), compuesta por 18 individuos (Tabla 2) que presenta un total de 179 dientes, proviene del sitio arqueológico Los Amarillos. Con respecto a la muestra de San Juan (SJ), se analizaron un total de 262 dientes correspondientes a 20 individuos (Fig. 1, Tabla 2) procedentes de distintos sitios arqueológicos del norte y sur de la provincia (Angualasto, Calingasta, Huaco y Pachimoco) (Menéndez, 2015). Finalmente, la muestra de Río Negro (RN) se encuentra conformada por 229 dientes correspondientes a 20 individuos que provienen de la desembocadura del valle del rio Negro (Tabla 2, Fig. 1). Para el presente trabajo, se analizaron los cráneos de Río Negro que presentaron deformación planolámbdica, tipo asignable al Holoceno tardío final (Tabla 2) (Perez, 2006).
La metodología aplicada en este trabajo se dividió en dos partes. En primer lugar, se realizó el relevamiento de las caries presentes en cada una de las muestras. En la bibliografía especializada se indican diferentes aspectos que deben ser considerados para el registro de esta variable, tales como la morfología de la lesión, su profundidad y ubicación (Buikstra y Ubelaker, 1994; Mestre et al., 1996; Campillo, 2001; Hillson, 2008b, entre otros). Asimismo, los trabajos que consideran la ubicación de las caries toman en cuenta la cara afectada (oclusal, mesial, distal, lingual, vestibular), mientras que otros se enfocan en la gravedad de la lesión, discriminando si ésta afectó sólo el esmalte sin llegar a perforarlo completamente, si alteró la dentina o penetró en la cavidad pulpar y/o si llegó a avanzar lo suficiente como para destruir masivamente la corona dental (ver información detallada en: Campillo, 2001). En este trabajo, dado que se pretende realizar una comparación de la frecuencia de caries por muestra, mediante el empleo de distintos índices, la metodología empleada tuvo como objetivo la detección de la presencia o ausencia de esta variable en cada pieza dental, sin distinguir la ubicación de las mismas.
Un aspecto que fue considerado en este análisis fue el error derivado de la preservación diferencial de dientes por cráneo. Mientras que en algunos trabajos de la región se incluyen dentro de los análisis a aquellos individuos que presentan el 75% de la arcada dental completa (Flensborg, 2015), otros consideran a los que presentan al menos un diente, lo cual representa al 3% de la arcada dental (García Guraieb y Maldonado, 2014). En el presente trabajo, como precaución metodológica, sólo se incluyeron a aquellos individuos que presentaran más de ocho piezas dentales (25% del total de dientes presentes en un individuo) con el fin de evitar la sobrerrepresentación de individuos en la muestra, y a su vez trabajar con un número de individuos suficiente por muestra (N~20) para los análisis estadísticos posteriores. Es decir, se descartaron los que presentaran menos de ocho piezas dentales dado que no es equivalente la comparación de presencia/ausencia de caries entre individuos que tienen la arcada dental completa y aquellos que presentan unas pocas piezas dentales. Los dientes fueron analizados macroscópicamente con una lupa de 5X y un explorador dental que permitió examinar la presencia de concavidades de origen carioso.
La segunda parte consistió en realizar una comparación de los datos obtenidos sobre la frecuencia de caries en cada muestra. Para ello, se calcularon dos índices, en función del número de individuos analizados (IA) y del número de piezas dentales total de la muestra (IB). El IA fue calculado como el cociente de la cantidad de individuos con caries y el número total de individuos de la muestra, mientras que el IB fue calculado como el cociente entre la cantidad de dientes con caries y el número total de dientes analizados, ambos multiplicado por 100. Una vez obtenidos los dos índices, se evaluó el rango de dispersión de los valores de caries por muestra a partir de la mediana mediante gráficos de caja realizados en R (R Core Team, 2012).
Posteriormente, se realizaron análisis estadísticos no paramétricos para evaluar la presencia de diferencias en la distribución de los valores de caries según las regiones geográficas, así como su asociación con la información proveniente de los datos isotópicos disponibles. Utilizando el programa Past (Hammer et al., 2001), se realizó una prueba de χ2, para el IA y el IB, con el fin de conocer la existencia de diferencias significativas en los valores de caries de las muestras provenientes de distintas áreas, utilizando ambos índices. Posteriormente, se analizó el rango de variación de los valores de caries y su asociación con la información proveniente de los datos isotópicos disponibles, con el fin de evaluar la relación entre los índices de caries propuestos con la composición de la dieta de los grupos estudiados. Para ello se realizaron correlaciones entre 13C, 15N con los índices IA e IB utilizando R (R Core Team, 2012).
El análisis del total de las muestras estudiadas permitió relevar la presencia de 77 caries. En la Tabla 3 se presentan los resultados obtenidos del relevamiento de caries por individuo y diente, así como los valores de los índices considerados (IA e IB) por muestra analizada. En la misma se puede observar que los valores más altos de caries, tanto para el IA como el IB, se encuentran en la muestra de QH, mientras que los más bajos se encuentran en la muestra de RN para ambos índices. En el caso de la muestra procedente de la QH, provincia de Jujuy, el valor de caries obtenido para el IA es 77%, lo cual en promedio indica que la mayoría de los individuos tienen al menos una caries, mientras que el valor obtenido para el IB indica que el 12% de los dientes presentan caries (Tabla 3). En la muestra procedente de PU, el valor de caries obtenido para el IA fue 50% lo cual indicaría que la mitad de los individuos presentan al menos una caries, mientras que para el IB el valor fue del 8%, lo cual permite plantear que una baja proporción de los dientes de la muestra se encuentran afectados (Tabla 3). En el caso de SJ, este conjunto presentó un IA de 65%. El valor obtenido señalaría que más de la mitad de los individuos analizados presentan al menos una caries. Con respecto al IB, el valor obtenido (9%) mostraría que una baja proporción de los dientes se encuentran cariados (Tabla 3). Finalmente, la muestra de RN es la que presenta los números más bajos. El valor obtenido para el IA indicaría que el 35% de los individuos de la muestra presentaron caries mientras que el valor del IB señalaría que estas se encontraban presentes en sólo un 3% de los dientes analizados.

El rango de variación en los valores de caries en función de los índices analizados se presenta mediante los gráficos de caja de la Figura 2. El primer boxplot muestra las medianas y el rango de variación a partir del número de caries por individuo en cada muestra, mientras que el segundo muestra las medianas y el rango de variación del número de dientes con caries en función del número de dientes por muestra. Se puede observar que cuando se considera la distribución de los valores de los índices por conjunto analizada, las medianas presentan las mismas tendencias: las muestras de QH y SJ exhiben los valores más altos, a continuación le sigue la muestra de RN con valores intermedios y finalmente, la de PU con los valores más bajos de la serie. Asimismo, considerando los valores entre el primer y tercer cuartil, puede verse que tanto en la Figura 2a como en la Figura 2b, la muestra de QH presenta el máximo rango de variación, mientras que la de PU presenta el menor rango de variación. Sin embargo, la interpretación de los mismos difiere. En la Figura 2a, cuando se observa la mediana de las muestras de QH y SJ, el 50% de los individuos tienen más de una caries y el otro 50% tiene menos de una caries, pero la distribución de valores de QH es más simétrica que la de SJ. La muestra de RN presenta valores intermedios, menos de la mitad de los individuos presentaría una caries, mientras que más de la otra mitad no presentaría ninguna, a pesar de que hay individuos que presentan hasta dos, e incluso cuatro lesiones. Finalmente, la muestra de PU presenta una mediana de 0, lo que significa que por lo menos la mitad de los individuos no presenta caries. En la Figura 2b se puede observar que el conjunto que presenta la mediana más alta es la de SJ, donde la mitad de la muestra presenta más del 10% de los dientes cariados, mientras que la otra mitad presenta menos del 10% de sus dientes con caries. A continuación, la muestra de QH presenta una mediana de 8%, mientras que para la mu estra de RN la mitad de los individuos presenta un 4% de caries y para la de PU la mitad de los individuos no presenta dientes con caries. A continuación, se presentan los resultados de los análisis realizados para evaluar si las diferencias en la distribución de los valores de caries son diferentes entre muestras para cada índice estudiado.

Referencias: RN:valle Rio Negro; PU:Puna, SJ:San Juan, QH:Quebrada de Humahuaca] para el a) número de caries por individuo, y el b) número de dientes con caries.
Los resultados de la prueba de χ2 mostraron que no existen diferencias significativas (χ2=0.65, p=0.88) en los valores de caries entre los distintos grupos cuando se comparan los valores del IA y del IB. Es decir, más allá de que los índices estén expresando distinta información, reflejan tendencias similares de los datos. Finalmente, se estudió la asociación entre los índices de caries y los valores isotópicos disponibles para cada muestra mediante correlaciones. En la Figura 3 se presentan los resultados de la correlación entre los valores de 13C y 15N con los índices de caries considerados en cada muestra. En la Figura 3a, 3b y 3c se observa una correlación alta entre los valores de caries e isótopos de 13C y 15N. Sin embargo, los resultados de las correlaciones mostraron que sólo la asociación entre IA e IB con 13C es estadísticamente significativa, incluso altamente significativa para el IA (p<0.01). Es decir, cuando se observa la relación entre caries y los valores de 13C, se observa una relación lineal, donde las muestras de QH presentan los valores más altos de caries y más enriquecidos de 13C, seguidas por las de SJ, luego PU, y finalmente las muestras de RN que presentan valores bajos de caries y empobrecidos de 13C (Figs. 3a, b). Cabe destacar que, en la Figura 3b, las muestras de PU y de RN no se ajustan a la recta de la misma manera que SJ o QH. Particularmente, PU presenta valores de caries más altos o valores menos enriquecidos de 13C, mientras que RN presenta valores de caries más bajos o más enriquecidos de 13C. En el caso de las Figuras 3ab, se observa una correlación fuerte, positiva y significativa entre 13C y ambos índices, mientras que las Figuras 3c y d muestran una correlación negativa no significativa, que es relativamente fuerte entre 15N e IA, pero débil entre 15N e IB. En las Figuras 3c y d, las muestras de QH y SJ se agrupan en un extremo, caracterizadas por altos valores de caries y bajos de 15N, mientras que las muestras de RN y PU se agrupan en el otro extremo, caracterizadas por valores altos de 15N y bajos de caries.

Referencias: QH:Quebrada de Humahuaca, SJ:San Juan, PU:Puna, RN:valle del Rio Negro.
Si bien la bibliografía especializada indica que los análisis de las frecuencias de caries en muestras bioarqueológicas brindan información acerca de las estrategias de subsistencia y que las altas prevalencias suelen estar asociadas a un mayor consumo de carbohidratos (Turner II, 1979; Goodman et al., 1984; Larsen et al., 1991; Lukacs, 1992, entre otros), la interpretación de esta relación puede variar en función del modo en cómo se procesen los datos. Los resultados generados en este trabajo permiten discutir algunos aspectos de esta propuesta.
Las tendencias observadas son las mismas cuando se compara la distribución de valores de caries según el número de individuos que las presentan o según el número de dientes cariados, lo cual queda confirmado por la prueba de χ2, ya que no existen diferencias significativas al comparar ambos índices. En ambos casos, la muestra de PU es la que presenta valores más bajos de caries, con una mediana de cero, así como también un menor rango de variación, lo cual denotaría que pocos individuos presentaron caries, las cuales se manifestaron en unos pocos dientes de la muestra. Asimismo, la muestra de QH, es la que exhibe un mayor rango de variación, lo cual indicaría que algunos individuos y algunos dientes presentaron muchas caries mientras que otros no muestran ninguna. Sin embargo, respecto al valor más alto de caries, difiere según se considere el número de individuos afectados (QH) o el número de dientes cariados (SJ). La muestra de RN presenta valores intermedios, tanto cuando se considera el número de individuos con caries como de dientes cariados.
Cuando se considera la asociación entre los isótopos estables analizados y los índices de caries calculados, se puede observar que 13C presenta una asociación alta y significativa con ambos índices, mientras que 15N presenta asociaciones más débiles, además de que las mismas no son significativas. La asociación más fuerte se encontró entre IA y 13C (R2=0.99**), es decir entre la variación de los valores que toma este isótopo y el número de individuos que presentan caries por muestra, mientras que la segunda asociación más fuerte se corresponde a 13C e IB (R2=0.90*), la cual representa el número de dientes cariados por muestra. Es decir, existe una relación lineal donde a medida que los valores de dicho isótopo se enriquecen, aumenta la cantidad de caries por individuo, y por ende la cantidad de dientes cariados también. Esto puede estar indicando un mayor consumo de maíz (plantas C4) en poblaciones con mayor cantidad de caries, tales como QH y SJ, a contraposición de RN que presenta los valores más bajos, y PU valores intermedios. Por otro lado, si bien la asociación no es significativa y debe ser tomada con precaución, existe una correlación relativamente fuerte y negativa entre 15N y el número de individuos con caries, es decir a medida que la cantidad de individuos con caries aumenta, este isótopo se enriquece, lo que denota un aumento en el número de eslabones de la cadena trófica, mientras que la asociación con el número de dientes cariados es débil y no significativa. Estos resultados se corresponderían con las propuestas arqueológicas sobre de las estrategias de subsistencia que habrían tenido los grupos estudiados, según las cuales las poblaciones de QH presentarían un alto componente de maíz en su dieta (Nielsen, 2001; Killian Galvan et al., 2012), mientras que las de SJ y PU habrían combinado este cereal con alimentos de origen animal y plantas C3 (Gambier, 2000; Gil et al., 2006; Gasco, 2012; Killian Galván, 2014). Asimismo, los modelos sobre las poblaciones de RN indican que estos grupos habrían basado su dieta en productos obtenidos de la caza y recolección, por lo que el componente C4 habría sido entre bajo y nulo (Martínez et al., 2009; Prates, 2009).
A partir de los resultados obtenidos se pueden señalar algunos aspectos. En primer lugar, se observa la importancia de la utilización de ambos índices en los análisis que evalúan la presencia y ausencia de caries en muestras prehistóricas ya que los mismos permiten obtener diferente tipo de información. Por un lado, el IA puede ser utilizado cuando se busca indagar acerca del número de individuos que presentan caries en una determinada muestra, por ejemplo, con el fin de distinguir su prevalencia por grupo etario, sexo o estatus. Sin embargo, el valor obtenido utilizando este índice puede estar subestimado o sobreestimado en función del número de dientes que se encuentre disponible en la muestra. Es decir, no tiene en cuenta la pérdida de dientes ante y postmortem. En este sentido, si la muestra presenta muchos individuos pero pocos dientes, el valor de caries será bajo para la cantidad de individuos presentes, por lo que se subestimará la incidencia de caries en dicha muestra. Por otro lado, dado que el IB se obtiene de la relación entre el número de dientes cariados y los dientes presentes en la muestra, y que su uso se encuentra más extendido en los estudios de la región, permite que sea comparado con resultados provenientes de otros trabajos para evaluar la cantidad de caries por muestra, además de que puede incorporar múltiples correcciones que fueron oportunamente sugeridas para mayor precisión en su interpretación, incorporando otras variables como la pérdida de dientes ante-mortem y el número de dientes con exposición pulpar debida a caries (Lukacs, 1995). En segundo lugar, la realización de estudios comparativos se dificulta si los investigadores de diferentes regiones reportan solo algunos o parte de los datos relevados (por ejemplo, si bien algunos trabajos indican las proporciones de caries relevadas, en algunos casos, no se presenta la información acerca de los totales sobre los cuales se basan las frecuencias presentadas o solo reportan la cantidad de individuos afectados sin indicar más datos). Por lo tanto, se resalta la necesidad de unificar criterios en el modo de tratamiento de los datos (Wesolowski, 2006; Luna et al., 2014), situación que permitirá realizar una gran cantidad de estudios comparativos y análisis de los patrones de variación que permitan explicar los procesos que los generan y los factores involucrados en los mismos. En el caso de la República Argentina, en los últimos años se advierte una mayor cantidad de trabajos de este tipo, pero solo en regiones específicas, tales como Pampa y Patagonia, se observa la integración y discusión de datos de caries procedentes de otras investigaciones (Menéndez, 2010; Flensborg, 2013; Garcia Guraieb y Maldonado, 2014; entre otros; aunque ver Menéndez, 2016). En tercer lugar, a partir de las tendencias obtenidas en este trabajo, se advierte que las interpretaciones de los resultados difieren cuando se utilizan sólo los datos generados a partir de los índices mencionados. Es decir, sin compararlos con información sobre la subsistencia de los grupos, obtenida a partir de otras líneas de investigación tales como los datos isotópicos de 13C y 15N, que dan cuenta de la composición de la dieta de los grupos estudiados. Cabe aclarar que si bien en el presente trabajo, 15N no mostró asociaciones significativas con los valores de caries, se debe considerar que la muestra empleada incluyó sólo 4 grupos. Por lo tanto, no debe descartarse que esta relación pueda cambiar en futuros análisis que incrementen los tamaños muestrales. Finalmente, un aspecto que debe tenerse en cuenta en ambos casos, es que las muestras bioarqueológicas nunca son estadísticamente representativas de la población a la que pertenecen debido a los sesgos tafonómicos y de muestreo (Waldron, 1994), por lo que el promedio de cantidad de caries por individuo o por diente expresa las caries presentes en los individuos que efectivamente murieron, lo cual incluye a los individuos con mayor susceptibilidad a contraer enfermedades. Es decir, probablemente los individuos analizados no representen a la población sana sino que son aquellos que presentaban condiciones más deficientes en su salud y efectivamente murieron.
A partir de lo expuesto se puede resaltar que resulta de vital importancia que las investigaciones sobre las prevalencias de caries informen, además de la cantidad de individuos que conforman las muestras, la cantidad total de dientes observados y de caries presentes. Esta forma de trabajo permitirá contar con datos primarios plausibles de ser comparados entre distintas regiones y/o investigaciones. En relación a esto último, otro aspecto a considerar es que muchos investigadores critican el uso de este tipo de cálculos y no los consideran suficientemente informativos debido a que carecen de información acerca de las caries potencialmente presentes en los dientes que no se encuentran presentes al momento del estudio, ya sea porque los dientes se perdieron antemortem por diversas causas (una de ellas puede ser incluso debido a las mismas caries) o postdepositacionalmente (Lukacs, 1995, 2006; Hillson, 2001). Si bien este valor puede ser corregido de diversas maneras, siendo la más simple y frecuente la Tasa Corregida de Caries propuesta por Lukacs (1995), para la cual se debe registrar la cantidad de alvéolos sin dientes según se hayan perdido ante o postmortem, número de dientes con exposición pulpar debida a caries, además del número de dientes observado y el número de dientes con caries, existe una gran variedad de métodos alternativos, los cuales han sido adecuadamente presentados por Hillson (2001). Sin embargo, a medida que aumenta la precisión de los métodos a utilizar, se requiere mayor información acerca de la muestra relevada y, por lo tanto, que la misma presente una mejor preservación e integridad. Es decir, disminuye la cantidad de muestras disponibles que presenten estas características y, junto con esto, la posibilidad de que los datos ofrezcan un valor que sea posible de analizar y comparar en relación con otras muestras. Como ya se mencionó, esto ocurre debido a que, si bien en la mayoría de los trabajos se presenta información acerca del número de caries relevado y del número total de dientes observados, pocas veces se cuenta con información de otras variables que son necesarias para aplicar los métodos de mayor precisión. En este sentido, se propone realizar un esfuerzo por la unificación de criterios entre los investigadores, tanto en la identificación como en la presentación de los resultados, para que los mismos puedan ser comparados entre sí.
A partir de los resultados generados en este trabajo se puede señalar que, en general, las investigaciones bioarqueológicas sobre las prevalencias de caries consideran dos modos de procesar los datos. A los fines de este trabajo, estos modos fueron definidos como Índice A (IA) e Índice B (IB). Estas dos maneras de trabajar los datos brindan diferente tipo de información acerca de cómo se distribuyen las caries en la muestra. En el caso del IA, los datos generados pueden considerase de grano grueso mientras que, el uso del Índice IB permite tener información de grano fino, la cual, a su vez puede ser comparativa con muestras de diferentes regiones debido a que esta forma de trabajo se encuentra más extendida. De acuerdo a los resultados obtenidos, ambos índices estarían asociados con la composición de plantas C3 y C4 en la dieta (13C), mientras que el IA podría relacionarse con el nivel de eslabones de la cadena trófica de las proteínas de la dieta (15N), aunque se requieren estudios que profundicen esta relación. Considerando esto, se recomienda que las investigaciones sobre caries dentales presenten siempre el total de dientes e individuos estudiados, así como los valores de caries relevadas y de individuos afectados, para de esta manera brindar datos primarios que permitan discutir más detalladamente, junto a otras líneas de evidencia, la subsistencia de las poblaciones estudiadas y su impacto en la salud dental de las poblaciones prehistóricas. Si bien este trabajo es un estudio inicial, el futuro relevamiento de muestras de mayor tamaño permitirá poner a prueba las tendencias observadas. Asimismo, se prevé evaluar y discutir el registro y presentación de resultados de otras variables de salud bucal ampliamente utilizadas en los estudios bioarqueológicos como el macro y micro desgaste dental, así como también diferencias según sexo y grupos de edad, utilizando los Índices de caries IA e IB tal como fueron aquí definidos.
A las siguientes instituciones por apoyarnos en el desarrollo de nuestras investigaciones: Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Agencia Nacional de Promoción Científica y Técnica y FONCyT, Universidad de Buenos Aires-Facultad de Filosofía y Letras (UBA-FFyL), Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) y Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG)-Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT). A la Dra. Myriam Tarragó, a la Lic. Claudia Aranda y a Karina Zuccala del Museo Etnográfico "J. B. Ambrosetti", al Dr. Héctor Pucciarelli, Sra. María Cristina Muñe, Sr. Andrés Di Bastiano y al Dr. Mariano Del Papa del Museo de La Plata y a los Dres. Daniel Olivera y Patricia Escola, por facilitarnos el acceso a las colecciones bajo su custodia. Queremos agradecerle especialmente al Dr. Leandro Luna por la lectura crítica de la primera versión del manuscrito, que con sus sugerencias contribuyó a enriquecer sustancialmente este trabajo y al Lic. Federico Lotto, por las discusiones metodológicas. Asimismo a los investigadores citados en el trabajo con los cuales hemos mantenido discusiones acerca de las interpretaciones de los datos de caries. Finalmente, a los dos evaluadores anónimos y al editor, Mark Hubbe, que con sus revisiones, permitieron mejorar la versión previa de este trabajo. Todo lo mencionado en este trabajo es exclusiva responsabilidad de sus autoras.
Correspondencia a: Lumila Paula Menéndez. DFG Center of Advanced Studies. Words, Bones, Genes, Tools. University of Tübingen. Rümelinstr 23. 72070 Tübingen. Germany. E-mail: lumilam@gmail.com

Referencias: Índice A (IA=N° de individuos con caries/N° total de individuos de la muestra), Índice B (IB=N° de dientes con caries/N° total de dientes en la muestra), cronología obtenida en cita bibliográfica publicada. En los casos en que hay dos valores de caries separados por una barra, se debe a que el autor ha presentado esos dos valores para dos subperiodos cronológicos a los fines de los análisis en su trabajo, que se indican también separados por una barra en la columna "Cronología".

Referencias: Índice A (IA=N° de individuos con caries/N° total de individuos de la muestra), Índice B (IB=N° de dientes con caries/N° total de dientes en la muestra), cronología obtenida en cita bibliográfica publicada. En los casos en que hay dos valores de caries separados por una barra, se debe a que el autor ha presentado esos dos valores para dos subperiodos cronológicos a los fines de los análisis en su trabajo, que se indican también separados por una barra en la columna "Cronología".

Mapa exhibiendo la procedencia de las muestras analizadas. Se indica en el caso de San Juan y Doncellas el detalle de los sitios bajo los cuales se agruparon esas muestras. Referencias: PU:Puna (sitios Doncellas, Casabindo, Agua Caliente, Queta, Sorcuyo, Río Negro); QH:Quebrada de Humahuaca (sitio Los Amarillos); SJ:San Juan (sitios Calingasta, Angualasto, Pachimoco), RN:Río Negro (valle del Rio Negro).

Referencias: 1Las muestras se agrupan tal como fueron consideradas en los análisis; 2Fracción de colágeno. F=femeninos, M=masculinos, I=indeterminados.
Referencias bibliográficas de información cronológica e isotópica de las muestras: Quebrada de Humahuaca (Tarragó y Albeck, 1998; Nielsen, 2001; Seldes, 2012; Killian Galván y Samec, 2013; Amman et al., 2014; Killian Galván, 2014), Puna Seca (Killian Galván y Olivera, 2008; Killian Galván y Samec, 2013; Miranda De Zela y Fuchs, 2014; Killian Galván, 2014; Fuchs et al., 2015), Centro-Oeste (Gil et al., 2006, 2011, 2014; Menéndez, 2015) y Noreste de Patagonia (Bernal et al., 2008; Gordon, 2011; Martínez et al., 2009).

Referencias: RN:valle Rio Negro; PU:Puna, SJ:San Juan, QH:Quebrada de Humahuaca] para el a) número de caries por individuo, y el b) número de dientes con caries.

Referencias: QH:Quebrada de Humahuaca, SJ:San Juan, PU:Puna, RN:valle del Rio Negro.