REVISIÓN DE TEMA
Received: 21 July 2023
Accepted: 13 March 2024
Published: 28 August 2024
DOI: https://doi.org/10.24875/RAR.23000070
Resumen: Los tumores de estirpe lipomatosa son lesiones frecuentes en los tejidos blandos, principalmente en el tejido celular subcutáneo y ocasionalmente en zonas más profundas. Los lipomas, tumores de estirpe benigna, son los más frecuentes y representan el 50% de todos los tumores de partes blandas. Se componen de tejido adiposo maduro y presentan características de imagen típicas en resonancia magnética (RM). Sin embargo, cuando estos tumores mesenquimales presentan elementos desdiferenciados y la apariencia de estos no presenta hallazgos típicos de un lipoma ni tampoco de un liposarcoma, se consideran dentro del grupo de tumores lipomatosos “atípicos”, neoplasias que suelen presentar un curso relativamente benigno cuando se presentan en las extremidades en comparación con sus homólogos retroperitoneales. Estos tipos de tumores no suelen metastatizar, sin embargo, tienen altas tasas de recurrencia local y un potencial de desdiferenciación tardía en sarcomas de mayor grado con potencial de metástasis. Por otro lado, los liposarcomas, menos frecuentes, se distinguen por su localización en planos más profundos y presentan una apariencia diferente en la RM, con masas que muestran intensidad grasa, septos irregulares y áreas no adiposas. Destacaremos, mediante revisión de la bibliografía, la utilidad de la RM en la identificación y diferenciación de las lesiones de estirpe lipomatosa.
Palabras clave: Neoplasias de tejidos blandos, Lipoma, Liposarcoma, Neoplasia de tejido adiposo, Resonancia magnética.
Abstract: Lipomatous lineage tumors are common lesions in soft tissues, primarily in subcutaneous tissue and occasionally in deeper areas. Lipomas, benign tumors, are the most common and represent 50% of all soft tissue tumors. They consist of mature adipose tissue and exhibit typical imaging characteristics on magnetic resonance imaging (MRI). However, when these mesenchymal tumors present dedifferentiated elements and their appearance does not show typical findings of either a lipoma or a liposarcoma, they are considered within the group of “atypical” lipomatous tumors, neoplasms that often have a relatively benign course when occurring in the extremities compared to their retroperitoneal counterparts. These types of tumors do not usually metastasize; however, they have high rates of local recurrence and a potential for late dedifferentiation into higher-grade sarcomas with metastatic potential. On the other hand, liposarcomas, less common, are distinguished by their location in deeper planes and have a different appearance on MRI, with masses showing fatty intensity, irregular septa, and non-adipose areas. We will highlight, through literature review, the utility of MRI in the identification and differentiation of lipomatous lineage lesions.
Keywords: Soft tissue neoplasms, Lipoma, Liposarcoma, Neoplasms adipose tissue, Magnetic resonance imaging.
Introducción
Los tumores de tejidos blandos constituyen un grupo extenso y heterogéneo de lesiones que pueden tener diversas causas, desde no neoplásicas hasta tumores benignos y malignos con diferentes grados de diferenciación1.
El enfoque diagnóstico para un tumor de partes blandas generalmente comienza con la ecografía debido a su accesibilidad y bajo costo. Esta técnica suele confirmar la presencia de la lesión, diferenciar entre masas quísticas o sólidas, identificar entre edema y tumoración focal, y detectar la presencia de flujo vascular mediante Doppler color. Sin embargo, los hallazgos de la ecografía para las tumoraciones de partes blandas tienden a ser inespecíficos1,2.
La resonancia magnética (RM) es la técnica de imagen de elección para evaluar los tumores de partes blandas, ya que proporciona una mejor resolución tisular en tejidos blandos. Es importante evaluar las lesiones en al menos dos planos y adquirir secuencias iniciales de eco de espín potenciadas en T1 y T23. Las secuencias con supresión de grasa o STIR mejoran la caracterización de los componentes de las lesiones, mientras que las secuencias de eco de gradiente ayudan a detectar la presencia de hemosiderina. El campo de visión (FOV) debe adaptarse al tamaño de la lesión. Cuando se observan dos tumores separados por una distancia significativa dentro del cuerpo, se puede obtener una exploración FOV grande para establecer que las lesiones realmente están separadas. Luego de esta exploración inicial, cada una de las lesiones debe evaluarse completamente por separado, con bobinas y FOV adecuados en cada sitio4.
En algunos casos, la presentación de diferentes componentes en la lesión (tejido mixoide, fibroso o vascular) hace que los tumores lipomatosos pierdan su típica señal en RM y no sean fácilmente caracterizables por imagen, por lo que el diagnóstico final se tendrá que realizar por biopsia1.
En este trabajo enfocamos la atención en las lesiones primarias de estirpe lipomatosa, sus grados de diferenciación y características detectables en imágenes de RM.
Según la última clasificación de la Organización Mundial de la Salud de las neoplasias de partes blandas, publicada en 2013, los tumores grasos se clasifican en5:
-Benignos: lipoma, lipomatosis, lipoblastoma, lipomatosis del nervio, miolipoma, angiolipoma, hibernoma, lipoma condroide y lipoma pleomórfico o de células fusiformes.
-Localmente agresivos o de malignidad intermedia: liposarcoma bien diferenciado o tumor lipomatoso atípico.
-Malignos: liposarcoma desdiferenciado, liposarcoma mixoide, liposarcoma pleomórfico y liposarcoma tipo no especificado.
Lipoma
El lipoma es el tumor de estirpe lipomatosa más común. Suele manifestarse como una masa indolora, aunque si crece mucho, puede causar síntomas al comprimir estructuras nerviosas. Si bien pueden ser múltiples en hasta el 15% de los casos, generalmente son solitarios1,6,7. Estas masas están compuestas de tejido adiposo maduro, homogéneo y similar a la grasa subcutánea3,7,8. Pueden contener septos finos de hasta 2 mm, que en la mayoría de los casos no realzan con el contraste endovenoso6. No obstante, los lipomas simples también pueden contener septos fibrosos, fibras musculares, vasos sanguíneos y áreas de inflamación o necrosis. La presencia de estos componentes no adiposos dentro de la lesión puede generar dudas y dificultad en el diagnóstico imagenológico, ya que pueden simular los hallazgos típicos asociados con liposarcomas bien diferenciados3,9,10.
Los lipomas se clasifican según su ubicación como superficiales o profundos en relación con la fascia que cubre los músculos profundos9. Si se originan en la superficie del hueso, se les llama lipoma parostal. Los lipomas intramusculares pueden tener bordes bien delimitados y encapsulados o mostrar un patrón infiltrativo en hasta el 83% de los casos9. Los lipomas simples son extraordinariamente raros en mediastino o retroperitoneo, y cualquier lesión ampliamente lipomatosa en estas áreas de un adulto se debe considerar como un liposarcoma bien diferenciado4,7.
El tratamiento depende de la ubicación del tumor, el tamaño y los síntomas clínicos atribuibles a la lesión. La mayoría de los lipomas superficiales, al ser asintomáticos, no requieren escisión quirúrgica. Los lipomas sintomáticos, grandes o profundos a menudo se extirpan quirúrgicamente con una resección amplia, que incluye la cápsula y un pequeño manguito de tejido circundante. La prevalencia de recurrencia local se ha estimado en un 4-5% y es más frecuente con lesiones profundas e infiltrantes (Figs. 1, 2 y 3)7,11.
Liposarcoma bien diferenciado
El liposarcoma bien diferenciado o tumor lipomatoso atípico es el tipo histológico más común de liposarcoma. Afecta con mayor frecuencia los tejidos blandos profundos de las extremidades (65-75% de los casos), más comúnmente la extremidad inferior y particularmente el muslo11,12,13,14. El retroperitoneo es la segunda localización más común (20-33% de los casos), seguido de los miembros superiores (14%). Las ubicaciones menos frecuentes del liposarcoma bien diferenciado incluyen la cabeza y el cuello (5% de los casos) y el tronco (12%). Las lesiones son más comúnmente intramusculares, pero también pueden presentarse a nivel subcutáneo o intermuscular3,7,9,12. Estos tumores crecen lentamente y rara vez hacen metástasis, aunque ocasionalmente pueden desdiferenciarse en liposarcomas de alto grado -lo que empeora el pronóstico- o bien recurrir localmente9. Por lo tanto, el pronóstico y el tratamiento de los liposarcomas bien diferenciados están estrechamente relacionados con su ubicación anatómica. Las lesiones subcutáneas se tratan con escisión quirúrgica amplia, que incluye un manguito de tejido normal circundante. Con una resección inicial adecuada, la recurrencia local de las lesiones subcutáneas es rara o inexistente11.
En la RM se visualiza una masa mayoritariamente de contenido graso (generalmente el 75% o más)7 con septos o tabiques gruesos de más de 2 mm de espesor y áreas de tejido no graso de tipo nodular hasta 2 cm8,11,12. Estos hallazgos distinguen el liposarcoma bien diferenciado del lipoma, siendo poco frecuente encontrar lipomas en el mediastino o retroperitoneo2,9. Sin embargo, este último sigue siendo la lesión más difícil de distinguir radiológicamente del liposarcoma bien diferenciado. Existen algunos casos reportados donde los lipomas tienen una apariencia más compleja ante la presencia por ejemplo de fibras musculares, tabiques fibrosos, áreas de necrosis, vasos sanguíneos o inflamación, pudiendo confundir el diagnóstico y simulando un liposarcoma bien diferenciado3,10,11,12.
Otros hallazgos de imagen sugestivos de liposarcoma bien diferenciado incluyen además: localización profunda, tamaño superior a 10 cm, aumento de la señal de los septos en secuencias STIR y realce del componente no adiposo tras la administración de contraste, mejor visualizado en secuencias potenciadas en T1 con supresión grasa (Fig. 4)1,10.
Liposarcoma desdiferenciado
Normalmente se manifiesta en adultos en la séptima década de vida como una masa grande, indolora, retroperitoneal o musculoesquelética, con bordes bien definidos o lobulada, mostrando un comportamiento agresivo y con potencial de metástasis. Si se encuentran cerca de estructuras óseas pueden erosionarlas por presión extrínseca13. Las áreas desdiferenciadas son histológicamente un fibrosarcoma de alto grado o un histiocitoma fibroso maligno (sarcoma pleomórfico indiferenciado de alto grado) en el 90% de los casos7.
Alrededor del 90% de los liposarcomas desdiferenciados son de novo, es decir, aparecen como una forma completamente nueva de liposarcoma9,13,14. Sin embargo, aproximadamente el 10% surge como una complicación tardía de un liposarcoma bien diferenciado9,11,13. El riesgo de desdiferenciación es de aproximadamente el 15% para los tumores retroperitoneales y del 5% para lesiones tumorales profundas de las extremidades11,13.
Ante hallazgos en imágenes como presencia de un área o imagen nodular focal no lipomatosa mayor a 1 cm con baja o intermedia intensidad de señal en secuencias potenciadas en T1, e hiperintensa en secuencias potenciadas en T2, que se encuentra adyacente o dentro de un liposarcoma bien diferenciado, debemos sospechar desdiferenciación del mismo9,10. En menor medida, el componente desdiferenciado puede ser bastante grande y ocasionalmente ser el componente dominante por tamaño7. La biopsia deberá dirigirse tanto al componente lipomatoso como al no lipomatoso para garantizar un diagnóstico patológico preciso7.
El tratamiento principal es la resección quirúrgica completa, radioterapia y algunas veces quimioterapia, ya que son lesiones más agresivas que los liposarcomas bien diferenciados. No obstante, debido a la dificultad de obtener márgenes quirúrgicos claros, especialmente en los liposarcomas retroperitoneales, algunos resultados siguen siendo insatisfactorios9,11,13.
Estos tumores recurren localmente más rápido que las lesiones bien diferenciadas, con una tasa del 41%, y las metástasis a distancia afectan con mayor frecuencia a los pulmones, el hígado y los huesos (Fig. 5)10,11.
Liposarcoma mixoide
Estos tumores representan el segundo tipo más frecuente de liposarcoma6, sin predilección por sexo, y generalmente afectan a jóvenes entre la 4.a y 5.a década11. Tienen menos del 25% de contenido graso y suelen originarse en tejidos blandos profundos de las extremidades, a nivel intermuscular, especialmente en el muslo, y raramente en el retroperitoneo o en tejido celular subcutáneo. A diferencia de otros sarcomas, el liposarcoma mixoide tiene una alta incidencia de metástasis a tejidos blandos y huesos, y no suele afectar los pulmones9,11.
La composición histológica de este tipo de tumores consta principalmente de tejido mixoide, una red capilar y células mesenquimales con lipoblastos ubicados generalmente en la periferia de los lóbulos6,7.
Imagenológicamente su apariencia típica es la de una masa de tejido blando multinodular bien circunscrita, generalmente mayor a los 15 cm, similar al liposarcoma bien diferenciado. Sin embargo, en algunos casos, puede simular un quiste ante la presencia de alto contenido acuoso3,9.
El liposarcoma mixoide puro aparece en la RM como una masa encapsulada, hipointensa en secuencias potenciadas en T1, y marcadamente hiperintensa en secuencias potenciadas en T2 gracias al contenido líquido, con realce variable después de la administración de contraste. Sin contraste puede parecerse a un ganglión o un mixoma intramuscular3,9.
El liposarcoma mixoide de alto grado tiene una apariencia atípica, con intensidad de señal heterogénea en secuencias potenciadas en T1 y T2 debido a su composición de grasa, tejido no graso y componente mixoide, que muestra una intensidad de señal intermedia en secuencias potenciadas en T2 y realce variable después de la administración de contraste endovenoso9.
Tratamiento y pronóstico de tumores lipomatosos
El pronóstico a largo plazo y el enfoque quirúrgico inicial varían entre los lipomas simples, los liposarcomas bien diferenciados y los desdiferenciados. Mientras que los lipomas simples a menudo responden exitosamente a la escisión local o marginal, los liposarcomas bien diferenciados se abordan preferentemente mediante una escisión local amplia debido a su alta propensión a la recurrencia local15. Además, los liposarcomas bien diferenciados requieren un seguimiento clínico a largo plazo debido a su tendencia a la desdiferenciación tardía, que generalmente se puede manifestar entre 5 y 10 años después de la resección inicial. El enfoque terapéutico y el pronóstico, en cambio, de los liposarcomas desdiferenciados también son diferentes. Estos se tratan con escisión quirúrgica amplia y frecuentemente con radioterapia. Algunas veces incluso se utiliza la quimioterapia complementaria12,13)(14.
Dada la disparidad en el tratamiento y el pronóstico, resulta crucial distinguir estas lesiones antes de proceder con la intervención. El desafío en el análisis de las imágenes radica en que todas estas lesiones son macroscópicamente adiposas, presentando una superposición significativa en sus hallazgos imagenológicos7,11.
Conclusión
Las lesiones lipomatosas son comunes en todo el sistema musculoesquelético y abarcan tanto lesiones benignas como malignas. La RM es útil pero no específica para distinguir entre lipomas, variantes de los lipomas y algunos liposarcomas bien diferenciados. Únicamente cuando el tumor está compuesto completamente de tejido adiposo, la RM y la histopatología de este coinciden en el diagnóstico de lipoma3. Sin embargo, resulta indispensable conocer los principales hallazgos por imagen de los tumores lipomatosos típicos y atípicos, y especialmente los signos imagenológicos sugerentes de malignidad10.
Es importante que como radiólogos, ante la dificultad de diferenciar entre los dos tipos más frecuentes de tumores, informemos en el estudio prequirúrgico el diagnóstico de un liposarcoma bien diferenciado, en lugar de un lipoma simple, debido a las diferencias en el pronóstico, el tratamiento inicial y la evolución de este.
La evaluación histológica se continúa recomendando para lesiones que no se pueden caracterizar con certeza como lipomas3.
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