Dossier
Recepción: 20 Marzo 2024
Aprobación: 01 Abril 2024
DOI: https://doi.org/10.37177/UNICEN/EB34-416
Resumen:
La Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana constituye la institución introductora del programa de educación con las personas mayores en Cuba, después de la cual y bajo su acompañamiento, se crearon instituciones homólogas en todos los centros de educación superior del país.
En este artículo se presenta una propuesta de sistematización acerca de sus principales resultados al cumplirse más de dos décadas de labor, en tanto indicadores de innovación o cambios a partir de aportes que se pueden evaluar desde diferentes dimensiones. A su vez, en el transcurso de estos años se refieren cambios en los propios objetivos fundacionales con relación a los actuales, inicialmente más centrados en la instrucción de contenidos, hacia una mayor ponderación de objetivos educativos socializadores.
Se concluye sobre la importancia de la inclusión educativa como factor relevante de inclusión social de las personas mayores, donde envejecer aprendiendo garantiza actualización de saberes, empoderamiento y participación.
Palabras clave: persona mayor, educación, programa, innovación, inclusión.
Abstract:
The Chair of the Elderly of the University of Havana constitutes the introducing institution of the education program with the elderly in Cuba, after which, and under its accompaniment, homologous institutions were created in all higher education centers, from the country.
A systematization proposal is presented about its main results after completing more than two decades of work, as indicators of innovation or changes, based on contributions that can be evaluated from different dimensions. In turn, over the course of these years there have been changes in the founding objectives themselves in relation to the current ones, initially more focused on content instruction towards a greater weighting of socializing educational objectives.
It is concluded on the importance of educational inclusion as a relevant factor of social inclusion of older people, where growing older while learning guarantees updating of knowledge, empowerment and participation.
Keywords: older person, education, program, innovation, inclusion.
INTRODUCCIÓN
Ante el reto que conlleva el envejecimiento de la población, numerosas son las acciones que en Cuba se desarrollan dirigidas a la atención de este tema. Es un país envejecido, con el 21.6% de personas con 60 años y más, y con una esperanza de vida al nacer que alcanza los 78.45 años (Oficina Nacional de Estadística e Información, 2022).
A nivel mundial se viven más años, es decir, aumenta la expectativa de vida en la mayoría de los países, lo cual se convierte en un reto para la atención de sus necesidades, y a la vez, en un logro de la sociedad actual. En ese sentido, se introducen políticas públicas que incorporan la noción de envejecimiento activo y de ciudades amigables, se promueven eventos y reuniones de alto nivel dedicadas al tema de los derechos humanos en la vejez, se amplía el campo de dimensiones a investigar sobre las personas mayores y hasta se abren espacios de educación para los mismos, entre otras acciones.
Envejecer aprendiendo constituye una oportunidad de vivir la vejez de un modo cualitativamente superior, una oportunidad emergente en sociedades envejecidas y cada vez más demandadas de transformaciones estructurales en su tratamiento. Es la “educación para la vejez, en la vejez y para quienes abordan o atienden la vejez”, una poderosa estrategia en busca de cambios en el imaginario social, acción que es la génesis de movimientos más profundos en el quehacer social y político para y con las personas mayores (Orosa y Sánchez, 2022, p.169).
Tal y como lo abordan Yuni y Urbano (2016):
Se trata no solo de una transformación cuantitativa producida por el incremento de las personas mayores en el conjunto de la población, sino de una mutación de orden cualitativo que interpela nuestros modos de pensar, sentir, proyectar y construir la vejez. Paradójicamente, el envejecimiento como fenómeno social está produciendo una renovación de las formas de pensar el curso de la vida humana y ha generado una fecunda innovación de dispositivos socioculturales que dan cabida a las nuevas generaciones de adultos mayores (p. 7).
Entre los nuevos dispositivos socioculturales los autores refieren a los de carácter educativo, haciendo referencia a cómo el tema sobre el aprendizaje en edades avanzadas ha contribuido a remover el imaginario social tradicional de la vejez.
Y es que diversas son las experiencias o dispositivos que en la región iberoamericana se despliegan a favor de la educación a lo largo de la vida. Diversas en sus diseños curriculares, pero muy similares en sus propósitos: garantizar mayores niveles de calidad de vida de los cursantes adultos mayores.
Hace 24 años se fundaron en Cuba las Cátedras Universitarias del Adulto Mayor, inicialmente en la Universidad de La Habana y posteriormente extendidas por todo el país. Las Cátedras constituyen la denominación cubana de los llamados programas universitarios, que tienen carácter extensionista y existencia comunitaria, siendo asesoradas por cada centro de educación superior del país.
El programa dispone de aulas tanto de carácter urbano como rural y funcionan en los predios universitarios, así como otros lugares comunitarios tales como casas de cultura, museos de la localidad, áreas de salud, cooperativas agrícolas y escuelas.
La Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana es la institución introductora de este programa. Creada por Resolución Rectoral N° 73/2000 es Centro de Referencia Nacional en este tema, con sede en la Facultad de Psicología, bajo el coauspicio de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y la Asociación de Pedagogos de Cuba (APC).
Ha de destacarse que dicha institución fundadora ha estado conformada por un colectivo esencialmente de personas mayores, por lo que éstas han jugado un papel muy activo, ya que de punto de partida fueron parte intrínseca del grupo gestor, en su mayoría procedentes del Grupo Nacional de Atención a Jubilados y Pensionados que había organizado la Central de Trabajadores. A su vez, al aumentar la demanda de este programa y al tratar de hacerlo más accesible desde los lugares de residencia de los mayores, se fueron constituyendo claustros de educadores con alta membresía de los egresados del propio programa de personas mayores. Por tanto, siempre ha sido un programa educativo “para y con” las personas mayores. Por ello, se destaca su sostenibilidad y accesibilidad, gracias a la participación de gestores, profesores del claustro y coordinadores personas mayores, los que por más de dos décadas han laborado además de manera voluntaria (Orosa y Sánchez, 2020, p. 123).
BREVE DESCRIPCIÓN DEL PROGRAMA DE EDUCACIÓN CON PERSONAS MAYORES. EXPERIENCIA FUNDACIONAL Y ACTUAL
La Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana constituye un grupo multidisciplinario con las misiones de investigación, asesoramiento de proyectos y capacitación gerontológica, así como el desarrollo y dirección del programa de Aulas o también llamadas Universidades de Mayores.
El programa docente es de carácter modular y que consta de 3 sistemas:
a. Curso básico de 1 año escolar con diversos temas organizados a través de 5 módulos docentes: Introductorio o Propedéutico, Desarrollo Humano, Educación y Prevención de Salud, Cultura Contemporánea, y Seguridad Social. A su vez, los módulos se desarrollan teniendo en cuenta ejes temáticos, tales como: género, creatividad, pensamiento martiano, derechos, medio ambiente y valores.
b. Cursos de continuidad dirigido a los egresados del programa básico y con diversidad temática, de manera que se pueda profundizar en temas presentados en el curso básico, así como en otros temas de interés solicitados por los egresados o a propuesta de los especialistas de cada comunidad.
c. Cursos de capacitación dirigidos fundamentalmente a adultos mayores egresados que se convierten en fuente de los claustros docentes de dichas aulas.
Interesante resulta la comparación y los contextos de creación y desarrollo actual del programa de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana. Una evidencia de ello se puede apreciar a través del análisis de sus objetivos y tareas fundacionales planteadas hace 24 cursos escolares, en relación a los objetivos actuales, los cuales a su vez se encuentran en reelaboración en el proceso de perfeccionamiento docente.
A continuación se listan los objetivos fundacionales, según consta en su correspondiente Resolución Rectoral, de febrero del año 2000:
Ofrecer superación de nivel académico y de otras alternativas de superación cultural a los adultos mayores, bajo la creación de la "Universidad del Adulto Mayor" en coauspicio con el Movimiento de Jubilados y Pensionados de la Central de Trabajadores de Cuba y la Asociación de Pedagogos de Cuba, adscrita a la Universidad de La Habana.
Desarrollar la superación profesional a especialistas cubanos y extranjeros vinculados al trabajo con adultos mayores.
Desarrollar la integración de resultados investigativos y de acciones en esta temática de las instituciones académicas, de salud como sociales, gubernamentales y comunitarias de la atención al adulto mayor.
Promover la comercialización del turismo científico con los programas de turismo para la tercera edad.
Por otra parte y dado que en un inicio se requería de una estructuración de tareas, las mismas fueron las siguientes:
Constituir el Comité Científico Asesor para las actividades de la Cátedra con representantes de las instituciones participantes.
Constituir el Comité Docente para la docencia de la Universidad del Adulto Mayor con especialistas de la Universidad de La Habana y de otras instituciones académicas de salud y comunitarias con experiencias en temas de interés para el adulto mayor, a partir de la elaboración de un plan de estudios para este. Dicho programa incluye asignaturas de carácter humanista que contribuyan a la superación y al sentido trascendente de la vida.
Coordinar investigaciones conjuntas acerca de la tercera edad.
Celebrar sesiones científicas de intercambio con especialistas afines al trabajo con adultos mayores.
Promover la inserción de resultados investigativos en los órganos introductores, tales como casas de abuelos, liceos, secciones sindicales de jubilados, entre otros, así como la docencia del pregrado y postgrado en la formación del psicólogo, pedagogo, trabajador social, médico, sociólogo u otras carreras que lo requieran.
Promover la participación de la sección sindical de jubilados de la Universidad de La Habana.
Promover la realización de tesis de diplomas y trabajo científico estudiantil como una vía de acercamiento intergeneracional.
Como se puede observar desde un inicio esta institución se inspiró en propósitos de capacitación y de integración entre instituciones afines. A su vez desde la rutina metodológica trazada se debatían cada uno de los encuentros iniciales buscando regularidades o tendencias en el aprendizaje, ciertamente centrados más en la instrucción en cuanto a la impartición de los contenidos de los módulos docentes, en aquellos que resultaban de mayor interés y en los temas de mayores dificultades para su comprensión.
Ahora bien, en el transcurrir de esos primeros cursos escolares fue emergiendo con fuerza la educación como proceso complejo, dinámico, individualizado, evocador, interactivo y fue pasando de constituir un programa centrado en la instrucción de conceptos y teorías hacia un programa más centrado en los procesos de la educación durante la vejez. Esto es, aprender a envejecer desde cambios personales y desde las muy diversas incidencias en el entorno académico y social, vinculadas a su vez a una nueva imagen de la vejez que se iba construyendo así como al carácter activo, participativo y cívico de los cursantes.
Capacitarse no solo en conceptos, sino también en una nueva cultura gerontológica, libre de paternalismo, gerofobia y discriminación de cualquier índole ha ido constituyéndose en la meta. Una nueva cultura gerontológica, que parta de la comprensión de la generación actual de mayores con sus nuevos protagonismos, empoderamientos y necesidades, que garantice la inclusión y el desarrollo.
De ahí que los objetivos actuales de funcionamiento del programa de la Cátedra son los siguientes:
Actualización cultural y científica técnica de los cursantes.
Aprender a ser mujeres y hombres mayores de esta época.
Provocar cambios de carácter espiritual en los cursantes, esto es, desarrollo cognitivo, afectivo, motivacional y sociabilidad.
Reinserción social de los egresados en diversos proyectos comunitarios.
Promover promotores de salud, gestores ambientalistas, entre otros.
Promover una imagen social del envejecimiento y la vejez en escenarios educativos
Promover la identidad con la edad y los procesos de cambios correspondientes.
Promover acciones de carácter intergeneracional.
Fomentar una nueva cultura gerontológica de desarrollo y no paternalista, acerca del envejecimiento.
Al finalizar el curso cada año los participantes deben presentar un trabajo de fin de curso, denominado tesina, que da cuenta de sus resultados de aprendizajes y la transformación de los cursantes. El trabajo es elaborado de forma individual y allí expresan conocimientos aprendidos e inclusive útiles para las diversas instituciones de la comunidad (Orosa, 2017).
Se han realizado investigaciones acerca de los impactos del programa en diversas dimensiones del bienestar de los cursantes, pero también en otras repercusiones del programa a lo interno de la vida universitaria y de la sociedad. Se han organizado eventos científicos e intercambios con programas de mayores de otro países, y de a poco nos han ido sumando a diversos equipos de trabajo de otras instituciones que tributan a la atención del envejecimiento poblacional, esto es: en proyectos de planificación urbanística, estudios de consumo y diseños, asesorías en productos comunicacionales, en proyectos de organización vial, de desarrollo local, de bancarización de las operaciones, de iniciativas de transformación de los barrios, y en asuntos jurídicos -ha sido institución de consulta especializada por los redactores del nuevo Código de Las Familias-, entre otros.
Más recientemente ha sido incorporada como institución invitada al Subgrupo Envejecimiento de la Comisión Gubernamental de Atención a la Dinámica Demográfica, del país. En ese transcurrir del programa de educación la Cátedra del Adulto Mayor se ha ido convirtiendo en múltiples voces representativas de las personas mayores de nuestro país.
PROPUESTA DE UNA SISTEMATIZACIÓN DE INDICADORES DE CAMBIO
En la actualidad, y avanzando hacia el primer cuarto de siglo del programa, intentamos hacer una sistematización de más de dos décadas de labor a través de la identificación de un conjunto de indicadores de innovación o cambios.
Desde ese orden de ideas los aportes de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana pueden evaluarse desde diferentes indicadores, esto es de carácter científico, teórico-categoriales, metodológicos, institucionales, extensionistas y los de amplio espectro social.
De carácter científico, lo primero a referir es el haber sido la introductora de la Gerontología Educativa en Cuba, en tanto rama transdisciplinar en sus dos áreas de incidencia, esto es, la dirigida a las personas mayores y la dirigida a otros sectores en capacitación de temáticas gerontológicas, generalmente servidores públicos, que atienden programas afines.
De esta manera, y como tributo de las Ciencias del Envejecimiento en nuestro país, hoy puede afirmarse la contribución de la Cátedra del Adulto Mayor a la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, específicamente el Objetivo número 4, esto es el referido a la educación para todos y para toda la vida.
La Cátedra ha sido introductora también del Enfoque Histórico Cultural para el estudio del envejecimiento, la vejez y las personas mayores. Desde las categorías de análisis del enfoque histórico cultural se puede afirmar que los programas de mayores se convierten en un nuevo ¨otro¨ significativo para su desarrollo personal. A su vez, teniendo en cuenta los diversos determinantes del desarrollo en la vejez, se destaca el papel activo de cada individuo, pues “cuando se llega a la etapa de adulto mayor, el individuo vivencia una situación social del desarrollo diferente, que está muy determinada por la cultura, la familia y el propio desarrollo que el individuo ha alcanzado” (Orosa, 2001, p. 53).
De base general la actividad docente desplegada se ha basado en los presupuestos teóricos de la Psicogerontología en su enfoque histórico cultural, en la Gerontagogía Educativa versus Geragogía, en conceptos de la Educación Popular y del Lifelong Learning. A su vez, en la producción científica, a lo largo de estas dos décadas, se han compilado y evaluado dimensiones psicológicas a través de diversas investigaciones llevadas a cabo en función de medir los impactos del programa, en las cuales se identifican cambios significativos en el desarrollo intelectual, afectivo motivacional y socializador, así como la percepción de calidad de vida de sus cursantes, del empoderamiento comunitario, y de indicadores de bienestar.
Se realizaron y supervisaron investigaciones sobre impactos del programa educativo que demuestran el mejoramiento de la percepción de calidad de vida en nuestros cursantes y en los que inclusive pasan a colocarse por encima de los índices de salud normal para esta etapa. Se ha constatado dentro de la percepción de la calidad de vida la importancia para los mayores de poder disponer de buenas relaciones sociales como prioridad de dicha percepción, así como, el poder contar con la posibilidad de aprender cosas nuevas (Orosa, 2014).
A lo largo de estos años se han desarrollado también diversos proyectos de investigación, tales como: “La Cátedra del Adulto Mayor en la nueva universidad cubana”, del Programa Gestión Universitaria del Conocimiento (2006-2009); Proyecto Internacional de Cooperación Interuniversitaria denominado Curso Vivir con Vitalidad bajo plataforma e-learning (PUMe) con la Universidad Autónoma de Madrid, Centro Universitario La Salle, Universidad Católica de Chile y Autónoma de México UNAM (2012-2013); Proyecto Grupo de Expertos de la Tarea 21 ¨Estrategia nacional para abordar el Envejecimiento poblacional, coordinado por el Centro de estudios Demográficos (CEDEM-UH); Miembro Experto del Subgrupo VII del MES-MINED (2012-2013); el Proyecto Diseño de Capacitación del tema ¨Empoderamiento de las Personas Mayores¨, correspondiente al Programa Integral de Envejecimiento Saludable aprobado por la Unión Europea e inscrito por la Sociedad Cubana de Geriatría y Gerontología denominado PIES PLAZA (2016-2022). Así como el Proyecto Educación, salud y vejez: formación de capacidades en líderes locales de gestión de conocimiento de salud y transformación, inscrito en el Programa Nacional “Problemas actuales del Sistema Educativo Cubano. Perspectivas de desarrollo” (2018-2020). Actualmente nos encontramos desarrollando el Proyecto Institucional “Subjetividades en ruta al Envejecimiento Saludable”, de la Universidad de La Habana (2023-2024).
De estas diversas investigaciones se ha potenciado el tema relacionado con la educación, los derechos y el empoderamiento de los cursantes, como lo fue el Programa PIES PLAZA, anteriormente referido. En el mismo las personas mayores ofrecieron importantes sugerencias a la comunidad en forma de proyectos sobre entornos amigables a llevar cabo desde sus propias iniciativas (Sánchez et. al., 2020).
Como se señaló, otro aporte académico teórico-conceptual consistió en ser el programa educativo introductor del enfoque histórico cultural de Vigostky, en el estudio del envejecimiento, la vejez y las personas mayores. Ello constituye una contribución de alto valor teórico a la Psicogerontología cubana como campo de las Ciencias del Envejecimiento al incorporar por primera vez la categoría “situación social del desarrollo” en la vejez; así como todo el sistema categorial relacionado con la neoformación, la zona de desarrollo próximo, las fuentes de vivencias y los sistemas de actividad y de comunicación en la vejez. Igualmente, otros conceptos han ido apareciendo en nuestra producción científica del tema, tales como el de familia pedagógica, el envejecimiento sostenible y la geroridad.
Hemos trabajado el concepto de envejecimiento sostenible como propio, dadas las características del programa. Mediante la labor desplegada a través de un enorme voluntariado adulto mayor, desde la experiencia de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana, se propuso el concepto de envejecimiento sostenible. Esto es, no solo activo y exitoso, sino también sostenible; entendiendo por tal una alternativa para promover y fomentar en las personas mayores su capacidad de gestión, participación y transformación. En este sentido no solo como beneficiarios de proyectos, leyes y programas; sino como sujetos activos en la solución, atención y desafíos del creciente envejecimiento de la población (Orosa y Sánchez, 2020).
El concepto de geroridad si bien ya había aparecido en situaciones y eventos de desastres naturales u otras pérdidas, se visibilizó de forma evidente durante el periodo de la pandemia por la Covid-19. En ese contexto se desplegaron diversas acciones no solo a distancia para garantizar el trabajo educativo con los módulos faltantes, sino con relación al proyecto de acompañamiento en la atención a la salud de las 1.164 personas mayores, entre cursantes y educadores mayores en ese período.
Cabe resaltar como otra contribución teórica y metodológica la introducción del concepto de familias pedagógicas. Este opera como un instrumento de formación para la orientación de los procesos de enseñanza y aprendizaje en aulas de mayores. Las familias pedagógicas se conforman por subgrupos de cursantes, con características individuales, sociales y culturales diferentes, constituyéndose en un espacio idóneo de aprendizaje vivencial y colaborativo, donde coexisten todos desde “un otro" que tributa como zona de desarrollo próximo, lo que potencia las posibilidades de aprendizaje y desarrollo (Díaz, 2014).
Desde el punto de vista metodológico la Cátedra aportó precisamente el Programa del Curso Básico como diseño curricular por módulos temáticos, utilizados por las cátedras de las otras provincias, así como el manual de texto que recorre los conceptos y bibliografías correspondientes, de los encuentros o clases, de todo el curso escolar, y a disposición de todo el país.
En su estructura modular, y en su metodología y práctica docente, el programa educativo de la Cátedra dispone de sus propias características, tal cual ocurre como tendencia en todos los países que desarrollan estos emprendimientos docentes. Los autores ya mencionados, Yuni y Urbano en su obra titulada Educación de adultos mayores. Teoría, investigación e intervenciones (2005), señalan cómo en las últimas décadas las concreciones educativas orientadas a los mayores se han multiplicado y diversificado tanto en sus alcances educativos, en sus modalidades y en los modelos micropolíticos generados por diferentes encuadres institucionales. Igualmente, identifican diversos modelos educativos que fueron motivo de investigación de nuestro equipo posteriormente, en una mirada hacia nuestra práctica educativa con mayores. Ello requirió un proceso de observaciones de clases, entrevistas a los educadores y cursantes, junto a la profundización en referencias a los denominados modelos gerontagógicos. Los hallazgos evidencian una tendencia al modelo crítico emancipador como referente fundamental y se constató un sustrato de la Educación Popular de Paulo Freire en cuanto a métodos y técnicas empleadas (Sánchez et. al 2020).
En ese mismo sentido, en otra investigación las prácticas fueron caracterizadas por una relación horizontal y dialógica entre los educadores y cursantes, permitiendo revisar procesos de perfeccionamiento de los contenidos a impartir y efectuar un análisis crítico de las dinámicas empleadas, más allá de lo declarativo por los educadores (Henriquez, Sánchez y Cruz, 2015).
Este programa desde su creación ha favorecido a 20.103 personas mayores capitalinas, egresadas del curso básico de la Cátedra. Asimismo creó el sistema de cursos de continuidad en temas de interés sobre nuevas tecnologías, patrimonio cultural, gestión ambiental, entre otros.
Además, ha contribuido a la introducción del tema de la vejez en el área de formación del pregrado, especialmente en la formación profesional del psicólogo, mediante la asignatura Psicología del Desarrollo del Adulto Mayor, anteriormente ausente en el plan de estudio. Por otra parte, la Cátedra ha coordinado acciones de integración como nicho de conocimiento gerontológico, con otras áreas universitarias. En ese sentido, entregó al Ministerio de Educación Superior un primer relevamiento sobre el estado del tema acerca del envejecimiento en los planes de estudios de carreras afines.
Por otra parte, analizando indicadores de innovación en el plano institucional es necesario visibilizar el propio aporte de la creación de este programa en el ámbito universitario, con la inserción de este programa universitario extensionista iniciado en la capital y extendido posteriormente a todas las universidades cubanas, siguiendo el modelo de la Universidad de La Habana.
Igualmente, en el plano institucional se propuso la creación de la Red Nacional de Cátedras del Adulto Mayor, con el objetivo de integración de experiencias, divulgación de eventos y publicaciones, y por supuesto, la posibilidad de desarrollar investigaciones conjuntas. Pertenece y participa activamente en proyectos de la Red Cubana de Estudios sobre los Cuidados, y a la Red de Políticas Sociales, ancladas en la Universidad de La Habana.
Justamente en niveles de integración el programa forma parte además de diversas redes regionales e internacionales, tales como la Red Iberoamericana de Programas Universitarios con Mayores (RIPUAM) de la que participa como Miembro Fundador, así como miembros de la Sociedad Cubana de Geriatría y Gerontología, la Sociedad Cubana de Psicología, la Asociación de Pedagogos de Cuba y la Asociación Cubana de Naciones Unidas. Es miembro de la Red Continental de Asociaciones de Mayores de América Latina y el Caribe (RedCon), con sede en Panamá y de la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Personas Mayores (FIAPAM), con sede en Francia. Participa como miembro de la RED LARNA (Red Latinoamericana de Investigación en Vejez) con sede en Universidad de Oxford, Inglaterra. Miembro del Grupo de Expertos de Investigación de Evaluación y Envejecimiento (EVEN) de la Universidad Autónoma de Madrid. Miembro de la Asociación Internacional de Universidades de Tercera Edad (AIUTA). Miembro de la Red Interuniversitaria de Envejecimiento Saludable de América Latina y el Caribe (RIES LAC).
Por sus peculiaridades en accesibilidad, plataforma de voluntariado docente y cobertura comunitaria, ha sido considerado en la región iberoamericana como el único modelo nacional de Educación de personas mayores, conformando un “modelo cubano de educación “para y con” personas mayores (Yuni y Urbano, 2011).
La extensión es expresión de la función sustantiva de la educación superior. La Cátedra hace acción extensionista al tener la mayoría de sus aulas en las comunidades, hogares de ancianos, casas de abuelos y centro penitenciarios. A su vez, lleva a cabo acciones de desarrollo local con escuelas primarias y otros centros comunitarios en promoción de salud y ambientalistas, fundamentalmente junto a la Sociedad Cultural José Martí, el Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente y el Ministerio de Salud Pública. Ha visibilizado también el papel de las personas mayores en la Tarea Vida dedicada a los efectos del cambio climático, y en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, toda vez que la Agenda 2030 es material de estudio en nuestras aulas, en afán de convertirnos en promotores de objetivos y metas, y no en simples receptores de sus bondades.
Desde el punto de vista social, ha contribuido en acciones concretas al mejoramiento de la imagen de la vejez, con intervenciones y asesorías a programas fundamentalmente televisivos, como telenovelas y programas específicos del tema.
Con relación a resultados en la dimensión social, la Cátedra ha estado aportando en diversos contextos del país, muestra de ello fue el aporte del Observatorio Psicogerontológico en tiempos de pandemia, entregado a la dirección del país.
Precisamente, por partir de bases teóricas del desarrollo y no como modalidad asistencialista, la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana, se ha convertido en nicho de gestión de conocimiento gerontológico y comparte espacios de integración con las otras áreas universitarias que hoy investigan el tema desde lo jurídico, lo sociológico, lo antropológico, lo demográfico, entre otras áreas.
El programa educativo ha recibido varios reconocimientos y premios de la Universidad de la Habana, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, de la OMS/OPS, y más recientemente el Premio de la Academia de Ciencias, posicionándose como uno de los resultados más relevantes en el campo de las Ciencias Sociales.
De manera general puede afirmarse que los problemas fundamentales que ha resuelto nuestra institución son los siguientes:
Disponer de un cuerpo teórico coherente que explica la vejez como etapa del desarrollo y los tránsitos generacionales actuales dentro de la misma. También dispone de una metodología y recursos para la enseñanza y aprendizaje de personas mayores.
Incidir en el cambio de imagen tradicional de las personas mayores al colocarse en escenarios de desarrollo y fomentar una nueva cultura gerontológica, que desmonte creencias, que desnude edadismos, que demuestre la diversidad y que coloque en primer plano las voces de los mayores.
Disponer de un espacio de desarrollo cognitivo-emocional y social, que a su vez demuestra la educabilidad y necesidades de las personas mayores cubanas.
Garantizar que nuestro país contemple un sistema nacional, aun no suficientemente institucionalizado, pero que cubre la educación hasta el final de la vida. De ahí el posible cumplimiento del ODS 4 de educación para todos y para toda la vida.
Fomentar el envejecimiento activo, saludable y sostenible del voluntariado adulto mayor como gestionadores locales de conocimiento, cultura, tradiciones, imagen despatologizada de la vejez, sujetos de derecho y ciudadanía, más allá de ser abuelos.
Sensibilizar a todos los procesos sustantivos de la educación superior en el tema del envejecimiento, tal cual se logró en formación de pregrado de la carrera de Psicología.
En resumen, fundar un programa extensionista, crear una asignatura en formación profesional, introducir una rama de las ciencias gerontológicas en el país y desarrollar un cuerpo teórico categorial para el estudio de la edad, son contribuciones de estas dos décadas de la Cátedra del Adulto Mayor.
Como refería al inicio, la importancia y actualidad de los resultados de la Cátedra se debe no solamente al cambio de carácter demográfico, es decir, al aumento de la proporción de personas con 60 años y más, sino también por el cambio de carácter generacional. Este último cambio es menos visible y no se puede extraer de un gráfico. Sin embargo, es igual de importante en tanto requiere de miradas nuevas acerca de vejeces nuevas y por tanto que expresan necesidades y requieren dispositivos socioculturales, especialmente los educativos, que les atienden y que se convierten en espacios de oportunidades para el desarrollo.
Es la educación sin dudas, factor de desarrollo, empoderamiento y socialización de las personas mayores, demostrando cómo la inclusión educativa garantiza, como ningún otro dispositivo, la inclusión social.
Envejecer aprendiendo constituye una oportunidad de vivir la vejez, antes impensada para las generaciones anteriores de mayores, así como de las sociedades, porque no solo envejecen los seres humanos, sino también las sociedades en las que se encuentran quienes atienden a los ya mayores, requeridos de esa nueva cultura gerontológica dada su posible tendencia a la gero-improvisación, abuelando el trato hacia la vejez, evadiendo los términos e inclusive ignorando lo heterogéneo de la edad mayor.
Igualmente, el programa educativo ha contribuido a los estudios de género y envejecimiento, y actualmente forma parte de la plataforma denominada Plan Adelanto para las Mujeres, que conduce la Federación de Mujeres Cubanas.
Por último, cabe resaltar que la Cátedra realiza acciones educativas que influyen significativamente en el empoderamiento y la autonomía en el plano individual al fomentar el uso de la inteligencia interpersonal e intrapersonal, desarrollar habilidades de gestión y promover valores en las aulas de solidaridad, la justicia y equidad social (Sánchez y Orosa, 2023).
CONCLUSIONES
En el transcurso de la gestión de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana en el tema de envejecimiento y vejez, hemos podido observar la existencia de las más diversas formas de gerofobia y tendencias desde miradas geriátricas y asistencialistas. Ello ocurre no solo en los medios de comunicación y la población en general, sino también en decisores de programas. De ahí que no haya resultado fácil la auténtica comprensión del papel relevante de la educación como pilar del envejecimiento activo. Seguramente, aun no siempre se pondera el factor educativo, ni la labor de la Cátedra, desconociendo la importancia y sus impactos hacia el buen envejecer.
Sin embargo, hemos tenido el privilegio de observar y envejecer a través de la educación como factor que verdaderamente logra promover cambios de imagen de la vejez, al colocarla en escenarios de desarrollo y de inclusión para la promoción del denominado envejecimiento sostenible y de participación ciudadana.
Ciertamente, a lo largo de más de 20 años han sido muchos los logros del programa. Además de indicadores de naturaleza estadística acerca de la cantidad de egresados y de aulas funcionando, lo más importante es haber logrado posicionar la imagen de la vejez, como parte del desarrollo humano. En otras palabras, hemos contribuido a través de la educación al desmontaje de la representación social de la vejez como etapa solo dedicada al final de la vida y carente de proyecto de vida.
La Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana, ha sido generadora de impactos que se tornan múltiples y diversos, y su alcance trasciende el espacio académico, conectando directamente con la responsabilidad e inclusión social de las universidades y desde el fomento de una nueva cultura gerontológica de la vejez como etapa del desarrollo humano.
Esa nueva mirada hacia la vejez se produce por factores de muy amplio espectro y que determinan inclusive la necesidad de apostar de manera explícita y dirigida a favor de la promoción y fomento de una nueva cultura gerontológica en la sociedad contemporánea. Una sociedad que logre ser más inclusiva y que permita “ser y seguir siendo” a las personas mayores sujetos de ciudadanía y de derechos. De ahí, nuestro papel en el debate de la nueva Constitución de la República de Cuba.
La educación empodera y da seguridad a los que disfrutan de ella. Por tanto, las experiencias educativas dirigidas a personas mayores se han ido colocando a la vanguardia de las acciones gerontológicas demostrando la educabilidad de las personas mayores, sus nuevas necesidades generacionales y su disposición para incluirse en estos espacios, como oportunidad de elaboración de nuevos proyectos.
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