Resumen: El siguiente texto busca presentar y contextualizar la fuente “Aspectos de la educación física”, de Luis Bisquertt, poniendo énfasis en la búsqueda del mejoramiento racial en Chile de 1930, a partir de la educación física eugénica, cuyo paradigma corporal serían las estatuas clásicas helénicas. Uno de los conceptos centrales de este documento es el de belleza plástica, cuyo sentido se encuentra totalmente imbricado a la idea de normalidad y sanidad, patologizando aquellos cuerpos que no se enmarquen en el canon atlético, situación extendida por las características sedentarias de la modernidad.
Palabras clave: educación físicaeducación física,eugenesiaeugenesia,belleza plásticabelleza plástica,Grecia clásicaGrecia clásica,Luis Bisquertt Susante (1895-1970)Luis Bisquertt Susante (1895-1970).
Abstract: The article seeks to introduce and contextualize the work “Characteristics of physical education” (“Aspectos de la educación física”), by Luis Bisquertt, which emphasizes the effort to ameliorate racial aspects in Chile, in 1930, thru physical education eugenics, whose body paradigm were the Hellenic classical statues. One of the key concepts of this document is plastic beauty, whose meaning overlaps with the idea of normality and sanity, creating pathologies on those bodies that were considered outside of the athletic standards, a situation that was aggravated by the sedentary conditions of modern times.
Keywords: physical education, eugenics, plastic beauty, classic Greece, Luis Bisquertt Susarte (1895-1970).
FONTES
Belleza plástica, eugenesia y educación física en Chile: presentación de la fuente “Aspectos de la educación física”, de Luis Bisquertt (1930)
Plastic beauty, eugenics and physical education in Chile: a commentary on the work “Characteristics of physical education”, by Luis Bisquertt (1930)
Recepción: 21 Abril 2017
Aprobación: 20 Marzo 2018
La búsqueda por definir lo nacional es central dentro de las discusiones públicas de la primera mitad del siglo XX latinoamericano, contexto donde las perspectivas raciales y eugénicas tenían importantes grados de hegemonía. Estas disputas por delimitar aquello que se comprenderá por “lo nacional” son parte de los procesos de crisis oligárquicas, que se estarán incubando desde finales del siglo XIX, pero que explotan con la Revolución Mexicana en adelante ( Mariátegui, 1924 ; Subercaseaux, 2011 ). En el caso chileno, este proceso comienza con las discusiones sobre el centenario ( Correa et al., 2008 ), y políticamente llega a un punto cúlmine en la década de 1920, con la elección de Arturo Alessandri primero; luego con su salida y posterior dictadura de Ibáñez del Campo; y finalmente con una seguidilla de gobiernos militares y civiles que terminarán con la vuelta de Arturo Alessandri al poder en 1932.
En este contexto, la concepción sobre lo nacional se hizo crecientemente inseparable de perspectivas primero higiénicas y luego eugénicas (Leyton, Palácios, Sánchez, 2015), las que tenían un componente de género muy marcado ( Subercaseaux, 2011 ) y muchas veces acompañaron políticas públicas que consolidaron tales miradas (Leyton, Huertas, 2012; Durán, 2014 ). Dentro de este marco, el deporte y la actividad física adquieren gran relevancia en tanto fueron ejes de políticas estatales de corte eugénico en las primeras décadas del siglo XX. En torno a esto último, existió un complejo entrelazamiento entre medicina, educación, nacionalismo, género y actividad física que buscó fortalecer el cuerpo social nacional a través de, entre otras cosas, la expansión de la educación física.
En efecto, según Manuel Durán (2014) , “los agentes médicos se abocaron a establecer las escuelas como único espacio legítimo de formación física y moral. Para ello, desde la década de 1870, médicos como Adolfo Murillo propusieron planes de educación física”. Estos primeros impulsos a la educación física tendrán un carácter marcadamente militarista, muy influenciado por la escuela germana (Serrano, Ponce de León, Rengifo, 2013). Ahora bien, las visiones militaristas de la educación física de Murillo y J.J Aguirre van en franca retirada a finales del siglo XIX, siendo reemplazadas por visiones de corte higienista y eugénico ( Martínez, 2012 ), donde la gimnasia sueca – y en particular la figura de P.H. Ling 1 – cobra vital importancia a partir de la argumentación científica que sustenta las rutinas y sentido de los ejercicios que la componen. En específico, el debate entre Joaquín Cabezas y Francisco Jenschke, en el Segundo Congreso Nacional Pedagógico de 1902, será decidor para que esta modificación comience a aplicarse en las instituciones educativas (Serrano, Ponce de León, Rengifo, 2013).
Con respecto a la lógica higienista y eugénica implicada en la escuela sueca, Felipe Martínez (2015a) afirma que:
Basados en teorías provenientes de la higiene social, el darwinismo, la eugenesia o en los principios de anatomía, la fisiología y la mecánica, los especialistas médicos fueron receptivos en acoger a la ejercitación como un importante medio de salud. Si en un principio sus efectos fueron pensados bajo prescripciones terapéuticas, acabarían transformándose en una ‘novedosa y saludable’ rutina higiénica, siendo un agente de cambio para hombres y mujeres que deseaban transformar sus hábitos y vigorizar sus cuerpos.
Sumado a lo anterior, Durán (2014) también enfatiza en la relevancia de la educación física, especialmente infantil, para alcanzar el canon de la “verdadera belleza, que no era otra que la obtenida naturalmente por quien supiera cultivar el ejercicio físico”. En ese sentido, el imaginario sobre la Grecia antigua, especialmente su estatuaria, son algunos de los modelos para encarnar esta dimensión estético corporal (Martínez, 1999; Chávez, 2009 ), cuestión bastante explícita en la fuente que aquí presentamos.
En buena medida, estos ideales de belleza se presentan como antípodas de las consecuencias corporales de vicios sociales como el sedentarismo, el alcoholismo o la drogadicción, todos los cuales buscaban ser combatidos, entre otras formas, a través de la educación (Martínez, 2015a; Elsey, 2011 ; Durán, 2014 ; Yañez, 2016 ) y de organizaciones higiénicas de la sociedad civil como La Liga Chilena de Higiene Social (LCHS), o la Asociación Nacional de Educación (ANE) ( Subercaseaux, 2011 ) que fueron los primeros que proclaman el higienismo como clave para la “lucha por la existencia” (Martínez, 2015a).
Como una suerte de síntesis entre ambas posiciones se encuentra la creación del Instituto de Educación Física y Manual (IEF), en 1906 ( Muñoz, 2001 ), institución que representa la llegada de este proyecto corporal-normativo a la alta política pública, y que será capitaneada por Joaquín Cabezas, adalid de la gimnasia sueca y participante en otras instituciones similares. Esta institución tendrá como principal objetivo la formación de profesores de dicha asignatura, aunque ésta incluía tanto las ciencias del movimiento físico como también actividades manuales y oficios (Serrano, Ponce de León, Rengifo, 2013), condición que continuó hasta 1918, cuando llega a la Universidad de Chile y se profesionaliza a partir de las mismas prerrogativas que el Instituto Pedagógico, perdiendo las últimas palabras de su nombre.
Como bien señala Martínez (2015a), el gobierno de Ibañez significa un cambio profundo en las concepciones de la educación física. Las nuevas leyes tienen como premisa que “la educación física es una atención preferente del Estado y deben recibirla todos los habitantes de la república” ( Muñoz, 2001 ).
De este modo, los objetivos que Ibáñez tenía en su programa deportivo eran dos: “promover la incorporación de la cultura física en los hábitos de los chilenos e impulsar la construcción de más lugares para la práctica deportiva” (Millán, 19 mayo 2017). En ese sentido, y como lo señala Rodrigo Millán, el afán por construir equipamiento e infraestructura deportiva será una misión importante de este periodo (1927-1931), y tales obras constituyeron “piezas importantes del proceso de modernización urbana y de la vida cotidiana de quienes utilizaban aquellos espacios (Millán, 19 mayo 2017). Sumado a esto, se genera una constelación de nuevas organizaciones como el Ministerio de Higiene, se alargan las carreras de profesor de educación física a cuatro años, sumando en sus mallas curriculares cursos de periodismo deportivo y de deportes específico como tenis, volleybol, fútbol, boxeo, lucha, entre otros (Martínez, 2015a). Además, se crea el Departamento de Educación Física (DEF), que sirvió como organismo que fiscalizaba y hacía inspecciones higiénicas en colegios y recintos deportivos (Martínez, 2015a). Sin embargo, en muchos casos esta búsqueda queda solo en deseos o intenciones.
En cualquier caso, si bien esta búsqueda comienza a darse fuertemente en el gobierno de Ibáñez del Campo, especialmente inspirado en la política de construcción de parques y plazas uruguayas (Millán, 19 mayo 2017) – cuyo valor y necesidad para la educación física es parte de las discusiones del Primer Congreso Nacional de Educación Física ( Arellano, 1942 ) –, es en las administraciones posteriores que se construirán algunas de edificaciones más significativas como el Estadio Nacional en 1938.
En efecto, durante el primer gobierno del Frente Popular (1938-1942) se dará una política de promoción al patriotismo y defensa de la raza que buscará mejorar las condiciones innatas de los chilenos bajo una lógica de control social y racismo nacionalista ( Cárcamo, 2015 ), que tendrá como punto culminante la creación de la institución Defensa de la raza y aprovechamiento de las horas libres, sindicado como uno de los inicios de la política deportiva del Estado de Chile ( Muñoz, 2001 ), que buscaba promover la cultura deportiva y la actividad física dentro de la población adulta y obrera, especialmente.
En todo caso, esta institución generó una importante polémica con los profesores de educación física que consideraban que el énfasis debía estar puesto en la juventud (Bisquertt, 1942-1943), así como también, que Defensa de la raza … se inmiscuía indebidamente en labores propias de los profesores ( Pacull, 1942 ). En ese sentido, el magisterio nacional del ramo ponía énfasis más bien en la necesidad de contar con una ley de educación física que “propenda al control y divulgación de la cultura física”, cuyo proyecto fue elaborado por Joaquín Cabezas y Luis Bisquertt, entre otros, en 1938 ( Pacull, 1942 ; Bisquertt, 1942-1943). Otra de las críticas más interesantes dice relación con el poner la cultura física por sobre el mejoramiento de las condiciones materiales de la población, sin las cuales sería imposible lograr la “alegría de vivir”, propósito declarado de Defensa de la raza … ( Pacull, 1942 ).
En términos de infraestructura, el Estadio Nacional es fundamental para el fortalecimiento de la raza según Joaquín Orellana, su administrador en 1942. Afirmaba que la salud es “base granítica del progreso de la humanidad”, y que en su defensa los “medios físicos que fortalecen el cuerpo” son muy importantes, debido a lo cual el Estadio Nacional tiene que jugar un papel central. Sin embargo, el Estadio Nacional también fue eje de polémicas con los profesores de educación física que, a través del Boletín de Educación Física , fundado por Miguel Maraboli en 1933 ( Valenzuela, 1940 ), realizaban una “campaña sostenida con insistencia, casi con majadería” ( Díaz, 1940 ) con el objeto de lograr que el Estadio se convierta en el nuevo local del Instituto de Educación Física, pues éste se encuentra en un edificio que “no posee terrenos deportivos ni canchas de ninguna especie. Apenas dispone de un solo gimnasio y de una vieja piscina en mal estado” (Bisquertt, 1942). Es más, para Bisquertt, que era un firme defensor de la educación física social, 2 el Estadio debió ser la cúspide de una nación “que ha establecido la educación física primaria, secundaria, universitaria y popular” (Bisquertt, 1942) y no el punto de partida para la “vasta obra de la educación física de la juventud, progresiva y completa” (Bisquertt, 1942-1943).
Esta noción de educación física social, trabajada por Bisquertt, incluso como una forma de avanzar hacia la paz en el contexto de la Segunda Guerra Mundial (Bisquertt, 1942-1943), comenzó a chocar con concepciones más profesionalizantes y vinculadas al espectáculo que quitaban cabida a las lógicas más eugénicas ( Ostic, 1978 ) o amateur, cosa que en el caso del fútbol ha sido analizado por Jorge Iturriaga (2008) , y en la actualidad está siendo investigado por Álex Ovalle en relación con la profesionalización del boxeo. De este modo, en el periodo que reseñamos parece existir una búsqueda por construir una relación orgánica entre el cultivo del cuerpo y la búsqueda por el fortalecimiento nacional, con el objetivo de poner el interés de Chile por sobre determinados grupos humanos o clases sociales. O si somos más punzantes, de hacer pasar el interés particular por el interés general.
El fortalecimiento nacional no fue probativo de la gimnasia, sino que los deportes más populares también estuvieron al servicio de ello. La investigación de Alex Ovalle y Daniel Briones (2013) da cuenta cómo la revista Zig-Zag desde 1905 a 1912 promueve un componente de nacionalismo que permite entender al deporte como un dispositivo de unificación de la nación por sobre las perspectivas clasistas (Ovalle, Briones, 2013). Esta búsqueda por erosionar los lazos de clase en desmedro de los de nación está acompañada por “una función pedagógica moral, que acondicionaría a los sujetos a seguir instrucciones, en pos de la transformación del trabajador y del educando en ciudadanos capaces de discernir las necesidades nacionales” (Ovalle, Briones, 2013, p.54).
Este tipo de intentos por perfeccionar la obediencia obrera a través del deporte la podemos ver también en iniciativas del paternalismo industrial. Un caso de ello es la promoción de la educación física entre los mineros de Lota con el objetivo de generar “obreros sanos, físicamente aptos para resistir el duro trabajo de las minas, y por consecuencia, un capital hombre más valioso que el actual” ( Rosa Reed, 1942 ), temática investigada actualmente por Oscar Peñafiel (2016) en el caso de la minería de Lota.
Las anteriores son algunas de las múltiples búsquedas por subordinar los intereses o expectativas obreras o populares a los intereses empresariales o estatales, cuestión que será resistida y criticada por instancias como el Congreso de Cultura Obrera (COC), realizado en 1937 y resaltado por Juan Carlos Yáñez (2016). En ese encuentro se establece la división de ocho horas de trabajo, ocho de descanso y ocho de recreación.
Allí es posible ver como los trabajadores fueron capaces de generar sus propias instancias de diálogo y discusión respecto a qué hacer con sus horas libres y, en especial, en lo que respecta a la actividad física. En efecto, este congreso apuntaba al fomento de la culturización obrera y, especialmente, a “la necesidad de orientar la obra cultural obrera chilena difundiendo la instrucción a base de la utilización de las horas libres de los trabajadores y fomentando el arte nacional en sus distintas manifestaciones” ( Yañez, 2016 ).
En esta propuesta hay un interés por aumentar la capacidad intelectual de los obreros, pero además mejorar las condiciones físicas de los sectores populares. Por ende, aunque no hay un discurso explícito de “mejoramiento de la raza” sí hay una ligazón práctica con los objetivos que tiene el Frente Popular. No es de extrañar entonces que organismos estatales trabajen en conjunto con estas propuestas del COC.
Luis Bisquertt Susarte (1895-1970) estudió en Rengo y luego en el Internado Nacional Barros Arana, se tituló de médico y profesor de educación física en la Universidad de Chile en 1926 y fue cara visible de la tendencia eugénica en la educación física desde los años 1920. Tuvo un importante rol como columnista en la masiva revista de deportes Los Sports (Martínez, 2015a, 2015b), plataforma que sin duda lo llevó a ser visibilizado como un experto que velaba por la masificación del conocimiento sobre actividad física, incluso en los medios más populares, por fuera de lo académico (Martínez, 2015a).
Así, mientras Joaquín Cabezas vive sus últimos años como actor central del campo de la educación física eugénica e higiénica, Bisquertt aparece con una versión fresca que continúa y profundiza su perspectiva cuyo referente sigue siendo P.H. Ling (Bisquertt, 1951). Entonces, no es de extrañar que hacia 1943 Bisquertt ya fuese director del Instituto de Educación física, posición que mantendrá hasta su retiro de la Universidad de Chile en Santiago, en 1966 ( Salas, 1980 ), cuando se ubicó como director de la Escuela de Educación Física en la Universidad del Norte hasta su muerte en 1970.
Su importancia fue tal que se crearon numerosos premios en Brasil y Chile en su nombre, siendo puesto a nivel de Enrique Romero Blest o Beleván García en Latinoamérica ( Lara, 2008 ). En 1978, Zvonimir Ostic publica en libro homenaje donde resalta las cualidades de Bisquertt, conectando su amor a la Grecia antigua y a la educación física con un humanismo totalizante, y resaltando el afán eugénico y embellecedor de la raza chilena.
La frescura de los argumentos de Bisquertt radica tanto en los objetos de investigación que tiene como en los modelos ejemplares que aplica para sus estudios. Señala Martínez que tanto la fatiga como el sedentarismo son parte relevante del corpus de Bisquertt, las cuales ya había estudiado en Europa, basándose en los estudios del italiano Angelo Mosso y del francés Phillippe Tissié (Martinez, 2015b), y que el chileno vinculaba a la degeneración de la raza que debía ser revertida a través del deporte. Así, su situación contemporánea es juzgada por su contraste con la belleza griega, 3 propiciada especialmente por una política deportiva social y general que favorecía cuerpos modelados y reflejados en su estatuaria (Bisquertt, 1936-1937).
En específico, el texto acá presentado, “Aspectos de la educación física”, fue publicado por la Revista de Educación , del Ministerio de Educación Pública, chileno en octubre de 1930, donde podemos ver encarnadas y prefiguradas varias de las posiciones que tomó Bisquertt frente a las discusiones que hemos venido desarrollando, especialmente vinculadas a una concepción eugénica de la educación física que, si bien se pone en explicito contraste con la comprensión guerrera de la misma – que llegará a su cenit algunos años más tarde en la Alemania Nazi ( Chapoutot, 2013 ; Roche, 2013 ) –, también da cuenta de un punto de partida común: el canon clásico como modelo de cuerpo ideal ( Echeverría, 2007 ).
En efecto, aunque este texto es previo a la misión llevada a cabo por Bisquertt en Europa (financiada por la Universidad de Chile) para analizar sus sistemas de educación física, “Aspectos de la educación física” prefigura los juicios que el chileno emitirá con respecto a la política de educación física nacional socialista: por ser fundamental en la formación escolar, así como por su carácter social y obligatorio, ésta debía ser emulada por todas las naciones civilizadas, aunque el objetivo belicoso y racista que persigue sea condenado (Bisquertt, 1937). Cabe señalar que, en el ámbito gimnástico, el modelo espartano en particular ( Roche, 2013 ), pero el canon clásico, en general ( Chapoutot, 2013 ), jugaron un rol importante en el imaginario nacional socialista, cuestión que Bisquertt replica afirmando que en la Alemania Nazi “una Grecia espartana que renace, amplificada, intensificada, agigantada” (Bisquertt, 1937).
En esa línea, dentro del texto de Bisquertt – y en buena parte de su producción escritural, así como en otros textos de la época – es posible encontrar una concepción ideal del cuerpo y la belleza modelada por las estatuas griegas, en una operación que se remonta a las Reflexiones sobre la imitación de las obras griegas en la pintura y la escultura, de Johann Joaquim Winckelmann ( Mas, 2007 ), donde se comienza a asentar una concepción de lo griego que fue fundamental en las representaciones de lo clásico que jugarán un rol en las múltiples formas de legitimación y construcción de hegemonía en torno a ideas racistas ( Bernal, 1991 ) y colonialistas ( Goff, 2005 ).
Hacemos referencia a Winckelmann porque, según Salvador Mas, una de las bases del pensamiento winckelmanianno sería la contradictoria necesidad de recuperar aquello que se ha perdido para siempre, y que se evidencia paradigmáticamente en las estatuas griegas: lo sublime, es decir, la armónica unicidad de la naturaleza y el hombre, que contiene la multiplicidad de manifestaciones de la belleza.
Esto último es central para nosotros por dos razones. Primero, porque Bisquertt busca resolver dicha contradicción a partir del rol de la educación física como eje de la búsqueda por la belleza plástica, ejemplificada también por los cuerpos helénicos, pero cuyo sentido se encuentra totalmente imbricado a la salud y la normalidad. En efecto, ante el diagnostico de una “modernidad adiposa”, Bisquertt (1930) afirma la necesidad de promover la educación física eugénica y científica que nos permita retomar la senda de los pure-sang humanos.
En segundo lugar, nos encontramos con la relevancia que se le asigna al arte en esta búsqueda. En efecto, dentro de “Aspectos de la educación física” se argumenta que la desviación del canon artístico, de uno efectivamente bello y normal (clásico) a uno degenerado (moderno), estaría dada por la naturaleza mimética del arte para con la sociedad en que este se desarrolla. En ese sentido, lo anterior sería consecuencia de la deformación de los cuerpos modernos y contemporáneos, condición apologizada por Bisquertt y que busca resolverse a partir de la educación física. Otro aspecto significativo de la relevancia del arte dentro del ámbito de esta disciplina dice relación con su afán de totalidad ( Pinilla, 1937 ), búsqueda que incluso llega a afirmar que solo la educación física científica posibilita “la unidad de la acción educativa en conexión con la totalidad del hombre y la totalidad de la vida” ( Romero, 1944 ). Es decir, el hiato entre lo ideal y lo real podría cerrarse a partir de la acción de la educación física. Y en esa línea, el logro de la belleza plástica sería un síntoma de tal reunión y condición necesaria para el mejoramiento racial de la nación. Ahora bien, esto no puede realizarse sin el apoyo del Estado y de la cuantificación de la educación física para su “mejoramiento biológico” ( Bisquertt, 1946 ).
En torno a esto último, y especialmente en vínculo con lo paradigmático que resultaba la belleza clásica como signo de civilización en el contexto decimonónico latinoamericano – mirada que comenzará a ser relativizada durante el siglo XX mediante, por ejemplo, la igualación del mundo indígena precolombino al helénico ( Mistral, 1978 ; Prudencio, 1990 ) –, es interesante pensar las perspectivas de Bisquertt como una suerte de búsqueda por sintetizar el humanismo civilizatorio con el nacionalismo más organicista.
En este sentido, entendemos que las cuestiones puestas en juego por el texto que reproducimos a continuación implican un aporte para la comprensión de la historia de la salud y la ciencia en América Latina, así como enriquecen el conocimiento de las políticas eugénicas, especialmente en el contexto chileno de la primera mitad del siglo XX, aunque pueden encontrarse también replicadas en otros países del continente ( Chavez, 2009 ; Martínez, 1999).