Artículos

Trayectorias vitales de jóvenes en contextos de pobreza crítica. Un estudio en Gran San Miguel de Tucumán (Argentina)

Young people’s vital trajectories in contexts of critical poverty. A study in the Gran San Miguel de Tucumán (Argentina)

Alejandra Carolina del Castillo
Universidad Nacional de Tucumán, Argentina

Trayectorias vitales de jóvenes en contextos de pobreza crítica. Un estudio en Gran San Miguel de Tucumán (Argentina)

Población & Sociedad, vol. 27, núm. 2, 164-193, 2020

Universidad Nacional de La Pampa

Recepción: 12 Septiembre 2019

Aprobación: 10 Agosto 2020

Resumen: El presente artículo se centra en jóvenes de áreas de pobreza crítica del aglomerado Gran San Miguel de Tucumán y busca indagar sobre sus trayectorias vitales. Frente a las dificultades que tienen para permanecer en el sistema educativo y las inserciones laborales precarias, cobran significación otras experiencias como los grupos de pares, el espacio público barrial y el consumo de sustancias psicoactivas. Las entrevistas abiertas realizadas a un muestreo intencional de jóvenes permitieron identificar y describir las dimensiones que configuran las trayectorias vitales y desarrollar una tipología de éstas últimas.

Palabras clave: Jóvenes, Pobreza urbana crítica, Trayectorias vitales, Gran San Miguel de Tucumán.

Abstract: This article focuses on young people from areas of critical poverty in Gran San Miguel de Tucumán and seeks to inquire into their life paths. Faced with the difficulties of completing an education and the precarious insertion into the labour market, other experiences such as peer grouping, the use of neighbourhood public spaces and the consumption of psychoactive-substances gain significance. Open interviews with a deliberate sample of youngsters enabled us to identify and describe the dimensions that life trajectories acquire and to develop a typology of the latter.

Keywords: Young people, Critical poverty, Vital trajectories, Gran San Miguel de Tucumán.

Introducción

Las transformaciones económicas de las últimas décadas del siglo XX provocaron una disrupción en los modos de vivir la pobreza urbana especialmente para los jóvenes. Estos enfrentan mayores desventajas resultado de la precarización laboral y las crecientes restricciones del mercado de trabajo y de la intensificación de los procesos de segregación socioespacial.

Instituciones que resultaban centrales en los procesos identitarios y de movilidad social, como las vinculadas a la educación y al trabajo, atraviesan profundos cambios.

[…] varias generaciones de jóvenes transitaron procesos de movilidad ascendentes, gracias sobre todo a que para amplios sectores sociales resultaba directo el tránsito de la escuela básica o media al mundo del trabajo y de ahí a la vida adulta, contando para ello con amplias oportunidades de progreso personal y familiar (Bonfiglio et al., 2008: 34).

La realidad que se presenta para los jóvenes en los contextos de pobreza crítica es la imposibilidad, en la mayoría de los casos, de acceder al empleo formal, aunque sea en los escalafones más bajos. Sólo llegan a circular por el sector informal, principalmente en actividades de subsistencia. Su tránsito por el sistema educativo, si bien alcanzan mayores años de escolaridad que sus padres y abuelos, está atravesado por numerosas dificultades vinculadas a las condiciones materiales de los hogares.

Frente a estos recorridos laborales y escolares, otras experiencias cobran significación en los procesos biográficos de los jóvenes y, por lo tanto, en sus trayectorias vitales. Se identifican y analizan la función que cumplen los grupos de pares, el espacio público barrial y el consumo de sustancias psicoactivas. Los sentidos construidos en torno a estas experiencias están íntimamente vinculados al territorio de residencia y a las manifestaciones espaciales de la pobreza urbana.

El estudio se centra en el aglomerado Gran San Miguel de Tucumán (GSMT), principal ciudad intermedia en el Noroeste Argentino en términos de economía y dinámica poblacional. Registra, sin embargo, elevados niveles de pobreza y un acentuado proceso de segregación socioespacial. La desocupación juvenil duplica desde hace una década (2010- 2019) al índice general del aglomerado[1] al igual que el empleo no registrado, que además es un 29% superior al total nacional.[2]

Partiendo de estas consideraciones, el presente trabajo busca responder a los siguientes interrogantes: ¿Qué características adquieren las trayectorias vitales de los jóvenes en estos contextos? ¿De qué manera incide la pobreza crítica en dichas trayectorias? Los estudios sobre la temática se centran principalmente en la educación y el trabajo (Jacinto, 1996; Longo, 2011; Roberti, 2012; Muñiz Terra, 2012), pero poco han indagado sobre otras dimensiones constitutivas de las trayectorias juveniles y sobre las particularidades en los contextos de pobreza. De manera reciente, Roberti (2015) comenzó a indagar la imbricación de los itinerarios laborales de jóvenes pobres con otras esferas vitales.

La estructura del artículo es la siguiente: primero, se desarrollan los conceptos de juventud, trayectorias vitales y pobreza urbana crítica, y los aspectos metodológicos de la investigación. Luego se presentan algunas características del aglomerado de referencia, Gran San Miguel de Tucumán, y de los contextos de pobreza crítica estudiados. En tercer orden, se desarrollan las distintas dimensiones que configuran las trayectorias vitales de los jóvenes. Por último, se elabora una tipología de trayectorias vitales y reflexiones sobre los problemas analizados.

Aportes teóricos para el estudio del problema

La juventud como etapa diferenciada es un fenómeno moderno, y tiene directa relación con la complejización de los procesos productivos durante la industrialización y la consecuente necesidad de extender y diversificar los procesos formativos (Jacinto 2002). Se la concibe como un momento de formación de capacidades personales que implican una transición biológica, económica, social y cultural hacia la vida adulta (Salvia, 2008).

Sin embargo, el pasaje por los rasgos y funciones sociales atribuidos a esta etapa deben analizarse desde la multiplicidad de situaciones sociales en las que se desenvuelve (Margulis y Urresti, 1996). Las diferencias de clase son el principal aspecto que incide en los modos de construcción y reconocimiento de la condición de juventud (Braslavsky, 1986; Margulis & Urresti, 1996). La estructura de clases establece distinciones entre grupos sociales en términos de dotación de recursos (materiales, de poder, simbólicos, etc.) y distribución de oportunidades (Di Virgilio & Heredia, 2012).

El género y el territorio donde viven, dimensiones estrechamente vinculadas a las posiciones de clase, también condicionan las maneras de ser joven. Las desigualdades de género establecen el acceso diferenciado entre varones y mujeres –y disidencias– a bienes y servicios y ámbitos de participación (Forressi, Raffo & Salvia, 2006). El espacio socialmente producido condiciona la reproducción de las desigualdades al influir en las oportunidades relacionadas con la educación, la salud y el trabajo, entre otras dimensiones de la vida social (Segura, 2014).

El enfoque sobre trayectorias rescata el cruce entre lo estructural y las experiencias y sentidos construidos por los sujetos, permitiendo entender la heterogeneidad en la que se desenvuelven los itinerarios, en este caso, juveniles (Longo, 2011). Esta perspectiva brinda la posibilidad de aprehender los fenómenos sociales desde su complejidad analítica, al atender la dimensión objetiva y subjetiva en su articulación espacio-temporal (Roberti, 2017).[3]

Las trayectorias vitales se constituyen por el entrelazamiento de distintas dimensiones, que se inscriben en estructuras y contextos determinados, y que cobran relevancia en la vida de los sujetos (Blanco, 2002; Robertis, 2017). Las dimensiones analizadas, en este trabajo, son aquellas vinculadas a los canales tradicionales de integración como la educación y el trabajo, y otras que han adquirido centralidad en las formas de sociabilidad: los grupos de pares, el espacio público barrial y el consumo de sustancias psicoactivas.

Cuando hablamos de pobreza urbana incorporamos al análisis no sólo la incidencia de las privaciones materiales –habitacionales y las vinculadas con los ingresos– sino también aquellas manifestaciones que derivan de su localización y distribución en la ciudad (Bayón & Saraví, 2007). A la discontinuidad física y morfológica de las áreas de pobreza, con la consiguiente segmentación en la calidad de los servicios, se suman barreras simbólicas que suelen traducirse en una patologización de los espacios (barrios, escuelas, calles, etc.) (Janoschka, 2002; Bayón, 2012).

Estos procesos adquieren especial relevancia en los jóvenes en tanto sus procesos de socialización, y por lo tanto sus trayectorias vitales, están íntimamente vinculadas a los territorios donde viven. Robertis (2017) sostiene que el espacio no sólo debe analizarse como marco donde actúan y viven los sujetos, sino también como una dimensión clave para dilucidar las prácticas y representaciones que coadyuvan a la configuración de las trayectorias biográficas.

Al hablar de pobreza urbana crítica incorporamos su carácter intergeneracional en tanto en los jóvenes entrevistados afecta a tres generaciones. Esta persistencia devino en un proceso acumulativo de desventajas –denominadas desventajas heredadas por Bayón (2009)– que obstaculizan cada vez más la superación de situaciones de privación. Katzman (1999) sostiene que, frente a la exclusión laboral y creciente precarización de los mercados laborales, se deteriora la capacidad de los pobres de convertir sus recursos en activos reales para el bienestar.

Aspectos metodológicos

Para identificar los contextos de pobreza crítica en GSMT se utiliza la medida de intensidad del Índice de Privación Material de los Hogares (IPMH). Dicho indicador fue elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), sobre la base de la información del Censo de Población, Hogares y Vivienda del año 2001.[4] A partir de la medida de intensidad, se detectan las áreas de mayor pobreza entre el conjunto de hogares carenciados. Para captar las manifestaciones más actuales de la pobreza y sus expresiones más críticas se utiliza el método de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), en tanto el IPMH no se encuentra disponible en el Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda 2010. Esta forma de medición, a diferencia del IPMH, capta principalmente carencias vinculadas a la pobreza estructural, como condiciones de vivienda deficitaria y bajo nivel educativo.

Una vez detectadas las áreas de mayor pobreza en el aglomerado se seleccionaron tres barrios denominados Costanera Norte, Juan Pablo II y Villa Muñecas Norte para llevar adelante el estudio propuesto. Como estrategia metodológica, se recurrió a la combinación de la teoría fundamentada y del enfoque biográfico. La primera respondió a la complejidad de los fenómenos observados y la necesidad de interpretar las experiencias referidas por los jóvenes.[5] La mirada diacrónica del método biográfico, la perspectiva del actor y el análisis imbricado de factores de subjetivos y objetivos sustentan el estudio de las trayectorias vitales.

Se utilizó un muestreo intencional siguiendo la denominada técnica bola de nieve. Se efectuaron 45 entrevistas abiertas a jóvenes, en las que se indagaron los siguientes temas: composición del grupo familiar y ocupaciones de los adultos; trayectorias residenciales y valoraciones del barrio; estigmas barriales; tránsitos por el sistema educativo; inserciones laborales; el lugar del espacio barrial en la socialización y en el desarrollo de la identidad; características de los grupos de pares; la significación del mundo de la calle y la apropiación del espacio público en el propio barrio; la disponibilidad y uso del tiempo libre; y el consumo de sustancias psicoactivas.[6]

Las entrevistas se realizaron, en algunos casos, en las casas de los jóvenes, y en otros, en la calle sea porque se encontraban allí o porque elegían este lugar para contestar las preguntas. En uno de los barrios donde el nexo fue una referente barrial se entrevistó en el lugar de funcionamiento de la organización comunitaria. La duración fue variable, en ninguno de los casos superó la hora, prevaleciendo respuestas puntuales y directas que daban puntapié a nuevos interrogantes con los que se profundizaba la indagación. La identidad de los jóvenes se encuentra debidamente preservada en el artículo.

Atendiendo a los postulados de la teoría fundamentad, la selección, codificación y análisis de la información se realizó desde los emergentes de la propia investigación. Estos daban cuenta, más allá de las condiciones de pobreza crítica compartidas –y ciertas presunciones construidas desde el contexto teórico–, de una diversidad de trayectorias vitales a partir de las experiencias que cobraban centralidad para los jóvenes.

Contexto de estudio: Gran San Miguel de Tucumán

Gran San Miguel de Tucumán como ciudad intermedia

El aglomerado GSMT abarca en la actualidad un conjunto de localidades que se distribuyen entre cinco departamentos de la provincia, incluyendo distintos municipios y comunas rurales, cuyo núcleo incluye la capital de la provincia: San Miguel de Tucumán (Figura 1).[7] Constituye la principal ciudad intermedia del Noroeste Argentino debido al tamaño de su población y a las funciones que desempeña.

A nivel poblacional contaba en 2001 –según el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas– con alrededor de 740.000 habitantes y en el 2010 –según la misma fuente– la cifra había ascendido a 839.904 personas. En relación a sus funciones, GSMT constituye el centro comercial, financiero y cultural del NOA a raíz de la cantidad y calidad de actividades, de funciones y de instituciones que alberga (Bomba et al., 2007).

Ambas características del aglomerado guardan estrecha relación con el desarrollo de la principal actividad económica de la provincia, la agroindustria azucarera que, a diferencia de otras economías de la región, alcanzó un temprano despegue. Se constituyó, asimismo, en la actividad más importante del Noroeste Argentino (Osatinsky, 2011).

Pese a su papel regional destacado en términos de economía y dinámica poblacional, el GSMT presenta elevados niveles de pobreza. El devenir de la agroindustria azucarera y las políticas económicas de corte neoliberal, implementadas en las tres últimas décadas del siglo XX, dieron expresión al proceso de urbanización de la pobreza.

Gran San Miguel  de Tucumán 2001
Figura 1
Gran San Miguel de Tucumán 2001
Fuente: Malizia, 2011.

Manifestaciones actuales de la pobreza y su distribución espacial

Los datos censales en 2001, a partir de la aplicación del IPMH, reflejaban que aproximadamente la mitad de los hogares del aglomerado presentaban algún tipo de privación y, dentro de ese conjunto, los hogares con privación patrimonial y de ingresos eran los predominantes (Longhi, 2012).[8]

El cálculo de la intensidad del IPMH, como se observa en la Figura 2, detecta que en la periferia del aglomerado prevalece un cordón de pobreza crítica, junto a la presencia de algunas islas, con umbrales que superan el 50% de intensidad. Por otro lado, si bien los niveles de privación mejoran en los sectores más próximos al área central, estos igualmente siguen concentrando una significativa presencia de hogares con severas privaciones. Finalmente, la mayor cantidad de hogares sin privaciones se concentra en el área central y en el sector oeste del aglomerado.

Gran San Miguel de Tucumán. Intensidad de la pobreza 2001. Necesidades Básicas Insatisfechas 2010
Figura 2
Gran San Miguel de Tucumán. Intensidad de la pobreza 2001. Necesidades Básicas Insatisfechas 2010
Fuente: Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda 2001 y 2010

El IPMH no puede calcularse para 2010, por lo que no es factible comparar y analizar la evolución de dicho índice para este período. El método de las NBI –que, como se explicó, mide carencias estructurales principalmente– identifica en 2010 una reducción del 5% en los hogares con al menos una condición de pobreza –pasa del 16% al 11%–. Refleja, no obstante, una distribución similar de la pobreza.

Dentro de las áreas de mayor pobreza en la ciudad, definidas por la última categoría cartográfica de intensidad del IPMH, se seleccionaron tres barrios denominados Villa Muñecas Norte, Juan Pablo II y Costanera Norte para realizar las entrevistas abiertas a los jóvenes (Ver Figura 2). Estos se caracterizan por la precariedad y la informalidad habitacional. La mayoría de las viviendas tiene condiciones deficitarias, y es significativa la presencia de casillas y ranchos.[9] A ello se agrega la falta de acceso de los hogares, o al menos de gran parte de estos, a ciertos servicios básicos (red cloacal, gas natural, pavimentación, espacio público) y una accesibilidad limitada a otros (transporte y alumbrado públicos, recolección de residuos).

Ser jóvenes en contextos de pobreza crítica

Jóvenes entrevistados

Se entrevistaron 45 jóvenes cuyas edades oscilan de los 14 a los 24 años. Se partió de un recorte arbitrario que rápidamente demostró sus limitaciones ante la diversidad de experiencias y la imposibilidad, por lo tanto, de establecer categorizaciones meramente etarias. “La edad, categoría tributaria del cuerpo, no alcanza para abarcar el significado de la noción de juventud y menos aún para predecir las características, los comportamientos y las posibilidades de los ‘jóvenes’ en la sociedad actual” (Margulis, 2015: 9).

El análisis de las condiciones educativas, por ejemplo, evidenció que los jóvenes en edad escolar pueden agruparse entre aquellos que permanecen en el sistema educativo y los que abandonaron tempranamente. Los primeros se encuentran cursando, en su mayoría, el secundario y presentan mayores logros educativos que, lo que podríamos denominar, la cohorte anterior (los jóvenes entrevistados mayores de 18 años) que, en gran medida, no logró terminar la escuela primaria. Otro sector eligió la formación en algún oficio, que si bien se inscribe en el campo de la educación no formal es una alternativa educativa para los jóvenes entrevistados.

La indagación sobre las condiciones laborales permitió distinguir también, y con independencia de la edad, un grupo de jóvenes que se encuentra vinculado al mundo del trabajo, a través del cuentapropismo (limpiavidrios, changas o cartoneo),[10] contraprestaciones de programas sociales y empleo temporario en cosechas, y otro que no tiene experiencias recientes. En el primero hay una parte que trabaja y estudia a la vez.

Los estereotipos de género son otra categoría que marca diferencias en las experiencias analizadas. La responsabilidad por el trabajo doméstico en las mujeres (cuidado de hermanos o hijos, limpieza, protección de la vivienda y bienes familiares) se presenta generalmente como ineludible, condicionando su participación en el sistema educativo, las actividades económicas y otros aspectos de la vida social. El rol de proveedor asignado a los varones favorece su mayor presencia y pasatiempo en el espacio público. Como se desarrolla más adelante, las formas de asunción de la maternidad/paternidad también están atravesadas por esta construcción.

Dimensiones analizadas

Se exponen, a continuación, las distintas dimensiones que estructuran las trayectorias vitales de los jóvenes en los contextos de pobreza crítica estudiados. El análisis se centra en el tránsito por el sistema educativo, las experiencias laborales, los grupos de pares, los usos y prácticas en el espacio público barrial y el consumo de sustancias psicoactivas.

Trayectorias vitales frente a la pobreza crítica

Si bien los jóvenes entrevistados viven en contextos de pobreza, y atraviesan desventajas estructurales, enfrentan de maneras distintas dichas condiciones. En algunos casos logran un mayor recorrido por el sistema educativo o cierta inserción laboral, o bien quedan afuera del sistema escolar, no consiguen trabajo y los grupos de pares y el espacio público barrial se constituyen en sus principales ámbitos de socialización. La situación familiar, los estereotipos de género, la accesibilidad a programas de formación y empleo, las experiencias urbanas, y las formas de consumo de sustancias psicoactivas son aspectos que inciden, aunque de manera variable, en estas posibilidades.

A partir de las dimensiones analizadas, y según el peso que adquieren en la organización del tiempo, los intereses y procesos identitarios, se reconocen siete tipos de trayectorias vitales de los jóvenes en los contextos de pobreza crítica analizados.[100] Esta caracterización se realiza a los fines analíticos sin desconocer que los jóvenes pueden transitar por ellas en distintos momentos.

Se presenta, a continuación, la distribución de los casos dentro las trayectorias vitales identificadas (ver cuadro 1).

Distribución de  las trayectorias en los casos estudiados
Cuadro 1.
Distribución de las trayectorias en los casos estudiados
Fuente: Trabajo de campo de la autora, 2011y 2012.

Esta tipología, lejos de tratarse de una construcción estática y que define a priori las biografías de los entrevistados, tiene el propósito de brindar herramientas para el diseño de políticas y/o intervenciones dirigidas a dicha población.

Conclusiones

El análisis de la pobreza en el Gran San Miguel de Tucumán evidencia su notable magnitud en la última década del siglo XX y en los inicios del siglo XXI, y el carácter persistente en determinadas áreas. La concentración espacial muestra, por otro lado, la intensificación de la segregación socioespacial, con las consecuencias que este proceso trae para los sectores peor posicionados en la estructura social. No sólo se trata de la segmentación en la calidad de los servicios (salud, educación, vivienda), que son las manifestaciones ya conocidas del fenómeno, sino también de desventajas asociadas a la estigmatización de los contextos de pobreza.

Los barrios estudiados constituyen áreas de pobreza crítica en los que las transformaciones acaecidas suscitaron una disrupción en los modos de vivir la pobreza urbana, principalmente para los jóvenes. Si bien las generaciones anteriores tampoco lograron acceder a los mecanismos de movilidad social ascendente –la escuela y el mercado de trabajo formal–, se observan mayores dificultades para estos últimos en tanto enfrentan un contexto de mayores necesidades –y ofertas– de consumo que no pueden satisfacer. Los estigmas barriales también recaen sobre ellos siendo objeto de discriminación y violencia institucional.

La situación económica de los hogares, a lo que se suman barreras pedagógicas, precipitan el abandono temprano del sistema educativo y cobran preeminencia las inserciones laborales precarias para cubrir necesidades básicas. Las características de estas últimas no permiten acumular experiencias y tienden a perpetuarse en el tiempo. Los grupos de pares, el espacio público barrial y el consumo de sustancias psicoactivas instituyen nuevas prácticas y sentidos que marcan los procesos biográficos y relacionales de los jóvenes. Estas tienen la particularidad de suceder en el territorio barrial, en tanto principal escenario de encuentro, sociabilidad y consumo frente a las escasas posibilidades y recursos de movilidad hacia otras partes de la ciudad.

Más allá de ciertas condiciones compartidas, se identifican trayectorias vitales heterogéneas frente a la pobreza crítica. Estas dependen, de las situaciones de las que parten -mayor o menor contención familiar, itinerarios laborales de los padres, posiciones de género- y de las redes y respuestas que los jóvenes pueden ir desarrollando. La tipología propuesta sintetiza el -mayor o menor- peso que tienen las dimensiones analizadas.

Algunos jóvenes logran sostener una inserción laboral, aunque sea en condiciones de precariedad, y estructuran su cotidianeidad en función del trabajo principalmente. Otro grupo permanece, a pesar de las adversidades, en el sistema educativo e intenta acceder a mayores logros que sus padres o adultos a cargo. Las jóvenes que son madres suelen desempeñarse como amas de casa, interrumpiendo, previa o posteriormente, sus experiencias educativas y laborales, y restringiendo sus espacios de socialización con pares. Los jóvenes que han sido padres suelen replantearse las obligaciones y responsabilidades, sobre todo en lo que respecta a la manutención de los hijos, circunstancia que no siempre se traduce en posibilidades efectivas. Otra porción de jóvenes se encuentra recluida en el ámbito doméstico, encargándose de las tareas de cuidado y limpieza y con una socialización limitada. Por último, se identificó a los jóvenes que vinculados primordialmente con sus pares transcurren sus días en el espacio público del barrio, a veces en situaciones de consumo de drogas, con lo que clausuran, de no mediar otras condiciones, su tránsito por el mundo del trabajo y la escuela.

La identificación de estas diferencias puede orientar el diseño de políticas sociales e intervenciones que tengan en cuenta la heterogeneidad de trayectorias vitales en contextos de pobreza crítica. Es fundamental recuperar los esfuerzos que realizan las y los jóvenes -y las capacidades con las que cuentan- para sostener las actividades laborales, los reiterados intentos de escolaridad, la maternidad/paternidad, para construir o alcanzar determinados proyectos vitales.

Referencias

1. Bayón, M.C. (2012). El ‘lugar’ de los pobres: espacio, representaciones sociales y estigmas en la ciudad de México. Revista mexicana de sociología, 74, (1), 133-166. ISSN: 0188-2503.

2. Bayón, M. C. (2009). Oportunidades desiguales, desventajas heredadas. Las dimensiones subjetivas de la privación en México. Espiral. Estudios sobre Estado y Sociedad, 15 (44), 163-198. ISSN: 1665-0565.

3. Bayón, M. C. & Saraví, G. (2007). De la acumulación de desventajas a la fractura social. “Nueva” pobreza estructural en Buenos Aires. En G. Saraví (ed.), De la pobreza a la exclusión. Continuidades y rupturas de la cuestión social en América Latina (pp. 55-95). Prometeo Libros.

4. Blanco, M. (2002). Trabajo y familia. Entrelazamiento de trayectorias vitales. Estudios Demográficos y Urbanos, 51, 447-483. ISSN: 0186-7210.

5. Bomba, H; Caminos, R.; Casares, M.; & Di Lullo, R. (2007). Perspectiva del medio ambiente urbano: Informe GEO San Miguel de Tucumán. Universidad Nacional de Tucumán.

6. Bonfiglio, J.; Tinoboras, C.; Salvia, A. & Van Raap, V. (2008). Educación y trabajo. Un estudio sobre las oportunidades de inclusión de los jóvenes tras cuatro años de recuperación económica. En A. Salvia (comp.), Jóvenes promesas. Trabajo, educación y exclusión social de jóvenes pobres en la Argentina (pp. 35-62). Miño y Dávila.

7. Braslavsky, C. (1986). La discriminación educativa. FLACSO/GEL.

8. Di Virgilio, M. & Heredia, M. (2012). Presentación Dossier: Clase social y territorio. Quid 16 Revista del área de Estudios Urbanos, (2), 4-19. ISSN: 2250-4060.

9. Epele, M. (2007). La lógica de la sospecha. Sobre criminalización del uso de drogas, complots y barreras de acceso al sistema de salud. Cuadernos de Antropología Social, 25, 151-168. ISSN: 0327-3776.

10. Foressi, C., Raffo, M.L. & Salvia Ardanaz, V. (2006). Género, trabajo y políticas públicas en un barrio segregado `Las mujeres de Gardel y Sarmiento´. VIII Jornadas Nacionales de Historia de las Mujeres, III Congreso Iberoamericano de Estudios de Género.

11. Gómez, A., Mario, S. & Olmos, F. (2003). Índice de Privación Material de los Hogares (IPMH). Desarrollo y aplicación con datos del Censo Nacional de Población y Viviendas 2001. VII Jornadas Argentinas de Estudios de Población(AEPA).

12. Jacinto, C. (1996). Desempleo y transición educación-trabajo en jóvenes de bajos niveles educativos. De la problemática estructural a la construcción de trayectorias. Dialógica, 1, 43-63. ISSN: 1690-8961.

13. Jacinto, C. (2002). Los jóvenes, la educación y el trabajo en América Latina. Nuevos temas, debates y dilemas. En M. De Ibarrola (coord.), Desarrollo local y formación. Hacia una mirada integral de la formación de los jóvenes para el trabajo (pp.67-103). DIE-Cinvestav/Cinterfor-OIT/Universidad Iberoamericana León/ Red Latinoamericana de Educación y Trabajo.

14. Janoschka, M. (2002). Urbanizaciones privadas en buenos Aires: ¿hacia un nuevo modelo de ciudad latinoamericana? En L. F. Cabrales Barajas, Latinoamérica: países abiertos, ciudades cerradas (pp. 287-318). Universidad de Guadalajara.

15. Kaztman, R. (coord.) (1999). Activos y estructuras de oportunidades: estudios sobre las raíces de la vulnerabilidad social en Uruguay. PNUD Uruguay y CEPAL.

16. Kessler, G. (2004). Sociología del delito amateur. Paidós.

17. Kuasñosky, S. & Szulik, D. (1996). Desde los Márgenes de la Juventud. En M. Margulis (ed.), La Juventud es Más Que Una Palabra. Ensayos sobre cultura y juventud (pp. 47-68). Biblos.

18. Longhi, F. (2012). Pobreza en el Gran San Miguel de Tucumán en el año 2001. Un análisis de distribución espacial para una ciudad intermedia argentina. En L. Cid Ferreira & P. Arenas (comp.), Violencias y derechos humanos. Estudios y debates en el Tucumán profundo (pp. 193-214). Araucaria.

19. Longo, M.E. (2011). Trayectorias laborales de jóvenes en Argentina. Un estudio longitudinal de las prácticas de trabajo, las disposiciones laborales y las temporalidades juveniles de jóvenes de la Zona Norte del Gran Buenos Aires, en un contexto histórico de diferenciación de las trayectorias (Tesis Doctoral). Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires, Buenos Aires.

20. Malizia, M. (2011). Countries y barrios privados en el Gran San Miguel de Tucumán. Efectos y contrastes sociales (Tesis Doctoral). Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán.

21. Margulis, M. & Urresti, M. (1996). Juventud es más que una palabra. En M. Margulis (ed.), La juventud es más que palabra (pp. 9-12). Biblos.

22. Margulis, M. (2015). Juventud o juventudes. Dos conceptos diferentes. Voces en el Fénix. La revista del Plan Fénix, 6 (51), 6-13. ISSN: 1853-8819.

23. Muñiz Terra, L. (2012). Carreras y trayectorias laborales: una revisión crítica de las principales aproximaciones teóricas metodológicas para su abordaje. Revista Latinoamericana de metodología de las Ciencias Sociales, 2 (1), 36-65. ISSN: 1853-7863.

24. Osatinsky, A. (2011). Los cambios en la estructura económica de Catamarca y Tucumán y sus efectos en la pobreza. Análisis comparado (1980- 2002). (Tesis doctoral). Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán.

25. Pegoraro, J. (2002). Notas sobre los jóvenes portadores de la violencia juvenil en el marco de las sociedades pos-industriales. Sociologías, 4, 8, 276-317. ISSN: 1807-0337.

26. Reguillo, R. (2000). Emergencia de las culturas juveniles: estrategias del desencanto. Editorial Norma.

27. Roberti, M. E. (2012). El enfoque biográfico en el análisis social: claves para un estudio de los aspectos teórico-metodológicos de las trayectorias laborales. Revista Colombiana de Sociología, 35 (1), 127-149. ISSN: 0120-159X.

28. Roberti, E. (2015). Trayectorias juveniles en tiempos de desestructuración: un estudio de los itinerarios de jóvenes pobres y sus imbricaciones con diversas esferas vitales. XI Jornadas de Sociología de la UBA.

29. Roberti, E. (2017). Perspectivas sociológicas en el abordaje de las trayectorias: un análisis sobre los usos, significados y potencialidades de una aproximación controversial. Sociologías, 45, 276-312. ISSN: 1517-4522.

30. Salvia, A. (2008). Introducción: la cuestión juvenil bajo sospecha. En A. Salvia (comp.), Jóvenes promesas. Trabajo, educación y exclusión social de jóvenes pobres en la Argentina (pp. 11-30). Miño y Dávila.

31. Saraví, G. (2009). Desigualdad en las experiencias y sentidos de la transición escuela-trabajo. Papeles de Población, 15, (59), 83-118. ISSN: 1405-7425.

32. Saraví, G. (2004). Segregación urbana y espacio público: los jóvenes en enclaves de pobreza estructural. Revista de la CEPAL, 83, 33-48. http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/10962/083033048_es.pdf?seque

33. Segura, R. (2014). El espacio urbano y la (re)producción de desigualdades sociales. Desacoples entre distribución del ingreso y patrones de urbanización en ciudades latinoamericanas. Working Paper Series (65), 1- 31. ISSN: 0898-2937.

34. Svampa, M. (ed.) (2000). Desde Abajo. Política. La transformación de las identidades sociales. Ed. Biblos- UNGS.

35. Urresti, M. (2002). Adolescentes, consumos culturales y usos de la ciudad. Revista Encrucijadas, II (6), 36-43. ISSN: 1515-6435.

Notas

[1] La tasa de desocupación de jóvenes entre 18 y 25 años en el tercer trimestre de 2011, según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), se situaba en 7,9% mientras que el promedio general era 3,3%. En el tercer trimestre de 2019 la cifra trepaba a 27,3% en los jóvenes mientras que a nivel general se ubicaba en 11,1%.
[2] Según el Informe de Diagnóstico Laboral de la provincia de Tucumán (2019), y sobre la base de los datos de la EPH, el trabajo no registrado de los jóvenes alcanzaba el 75,4% en el primer trimestre de 2018 mientras que en el total de asalariados era de 43,1%.
[3] El estudio de trayectorias se constituye como un campo de análisis en disputa entre los enfoques estructuralistas, las orientaciones subjetivistas e investigaciones buscan articular lo estructural y lo biográfico (Robertis, 2017). La autora mencionada se inscribe en esta última perspectiva.
[4] El IPMH tiene la virtud de identificar diferencias al interior de los hogares pobres y presentar un elevado nivel de desagregación para su análisis. Se obtiene a partir de la combinación de dos indicadores: el de condiciones habitacionales (CONDHAB) y el de capacidad económica del hogar (CAPECO). El primero combina características de los materiales constructivos y de la infraestructura sanitaria que componen la vivienda (hogares con piso de tierra, techos sin cielorraso -de chapa, fibrocemento, plástico, cartón, caña, tabla, paja con barro, paja sola- y que carecen de inodoro con descarga de agua). El segundo se aproxima al nivel de ingresos del hogar combinando los años de educación formal aprobados por los perceptores de ingresos y la cantidad total de miembros del hogar. Según el tipo de privación, distingue cuatro categorías de hogares: a) hogares sólo con privación de recursos patrimoniales; b) hogares sólo con privación de recursos corrientes; c) hogares con privación convergente -combinan carencias patrimoniales y coyunturales-; y d) hogares sin privación (Gómez, Mario & Olmos, 2003).
[5] Durante las entrevistas se identificaron una heterogeneidad de situaciones, en cada una de las dimensiones bajo estudio, evidencia que orientó la construcción de las categorías teóricos desarrolladas en el presente trabajo.
[6] El trabajo de campo se realizó entre 2011 y 2012.
[7] Integran el aglomerado, además de la capital provincial, las siguientes localidades: Banda del Río Salí y Alderetes (departamento Cruz Alta); El Manantial (incluido Barrio Araujo) y Barrio San Felipe departamento Lules); Yerba Buena y Barrio San Jose III (departamento Yerba Buena); Diagonal Norte, Luz y Fuerza, Villa Nueva Italia, Los Pocitos, Villa Mariano Moreno y el Colmenar (departamento Tafí Viejo). Esta delimitación del aglomerado se realiza teniendo en cuenta las unidades espaciales utilizadas por el Censo Nacional de Población Hogares y Viviendas del año 2001.
[8] Los hogares sin privación alcanzan el 50,3%, los que sólo tienen privación de recursos corrientes 14,6%, los que atraviesan privación patrimonial 16% y privación convergente 19,1% (Longhi, 2012).
[9] Las condiciones deficitarias comprenden las siguientes características: tienen piso de tierra o de ladrillo suelto u otro material (no tiene piso de cerámica, baldosa, mosaico, mármol, madera, alfombra, cemento o ladrillo fijo); o no tienen provisión de agua por cañería dentro de la vivienda o no disponen de inodoro con descarga de agua.
[10] La actividad de limpiavidrios consiste en la limpieza de parabrisas de automóviles en las esquinas con semáforos. Es realizada por jóvenes y, en menor medida, niños y solicitan por ello una colaboración voluntaria a los conductores, Las changas son trabajos ocasionales vinculados a la prestación de servicios como los referidos a algún oficio (principalmente albañilería, plomería, electricidad) o a tareas no calificadas (limpieza de piscinas y jardines, servicios de mantenimiento en general, etc.). Con cartoneo hacemos referencia a la recolección de materiales de residuos urbanos reutilizables, principalmente el cartón, para su posterior venta a las industrias dedicadas al reciclaje.
[11] Entrevista a Mercedes, 18 años, 2011.
[12] Entrevista a Alfonso, 16 años, 2011.
[13] Entrevista a Daniela, 16 años, 2012.
[14] Entrevista a Víctor, 17 años, 2011.
[15] Entrevista a Marcos, 16 años, 2012.
[16] Entrevista a María Marta, 19 años, 2012.
[17] Entrevista a Juana, 20 años, 2012.
[18] Entrevista a Fabiana, 15 años, 2012.
[19] Entrevista a Sonia, 15 años, 2011.
[20] Entrevista a Patricia, 17 años, 2012.
[21] Entrevista a Ezequiel, 19 años, 2012.
[22] Entrevista a Daniela, 16 años, 2012.
[23] Entrevista a Ignacio, 24 años, 2012.
[24] Entrevista a Julián, 21 años, 2012.
[25] Entrevista a Diana, 15 años, 2012.
[26] Entrevista a Daniela, 16 años, 2012.
[27] Entrevista a Alfonso, 16 años, 2011.
[28] Entrevista a Fabricio, 18 años, 2011.
[29] Entrevista a Ángel, 15 años, 2011. Se le dice tarjeteo a la actividad que realizan niños y jóvenes en colectivos o lugares públicos, consistente en entregar estampitas o tarjetas a cambio de una colaboración monetaria.
[30] Entrevista a Gustavo, 16 años, 2012.
[31] Entrevista a Franco, 24 años, 2012.
[32] Entrevista a Alina, 19 años, 2012.
[33] Entrevista a Hugo, 20 años, 2012.
[34] Entrevista a Bruno, 15 años, 2011.
[35] Entrevista a Mica, 15 años, 2012.
[36] Entrevista a Mauro, 15 años, 2012.
[37] Entrevista a Daniela, 16 años, 2012.
[38] Entrevista a Juan, 21 años, 2011).
[39] Entrevista a Fabricio, 18 años, 2011.
[40] En un contexto donde los jóvenes de sectores pobres o medios empobrecidos conviven con la crisis permanente de las instituciones, en un mundo comandado por adultos que permanentemente los reprime y los condena, el vestuario, la música, el acceso a ciertos objetos emblemáticos, constituyen una de las más importantes mediaciones para la construcción identitaria de los jóvenes (Reguillo, 2000).
[41] Entrevista a Mauro, 15 años, 2012.
[42] Entrevista a Romina, 21 años, 2012.
[43] Entrevista a Rodrigo, 16 años, 2012.
[44] Kessler (2004), en un estudio sobre las relaciones entre trabajo, privación y delito en las periferias de Buenos Aires, plantea el pasaje de una lógica del trabajador a una lógica de proveedor. La diferencia entre ambas se ubica en la fuente de legitimidad de los recursos obtenidos. Mientras que en la primera reside en el origen del dinero fruto del trabajo honesto, en la segunda reside en su utilización para satisfacer necesidades. Es decir que para esta última cualquier recurso provisto es legítimo si permite cubrir una necesidad, no importa el medio utilizado.
[45] Entrevista a Gabriel, 18 años, 2012.
[46] Entrevista a Gerardo, 15 años, 2012.
[47] Entrevista a María, 15 años, 2011.
[48] Entrevista a Emilse, 18 años, 2011.
[49] Entrevista a Romina, 21 años, 2012.
[50] Entrevista a Hugo, 20 años, 2012.
[51] Entrevista a Amanda, 19 años, 2012.
[52] Entrevista a Romina, 21 años, 2012.
[53] Entrevista a Juan, 21 años, 2011.
[54] Entrevista a Alina, 19 años, 2012.
[55] Entrevista a Daniela, 16 años, 2012.
[56] Entrevista a Rodrigo, 16 años, 2012.
[57] Entrevista a Emilse, 18 años, 2011.
[58] Entrevista a Ezequiel, 19 años, 2012.
[59] Entrevista a Manuel, 20 años, 2012.
[60] Entrevista a Ramón, 15 años, 2011.
[61] Entrevista a Julieta, 14 años, 2012.
[62] Entrevista a Ezequiel, 19 años, 2012.
[63] Entrevista a Ángel, 15 años, 2011.
[64] Entrevista a Cintia, 15 años, 2011.
[65] Entrevista a Néstor, 21 años, 2012.
[66] Entrevista a Gabriel, 18 años, 2012.
[67] Entrevista a Facundo, 15 años, 2012.
[68] Es el principal espacio público del GSMT, localizado en cercanías del área central de San Miguel de Tucumán.
[69] Entrevista a Raúl, 16 años, 2012.
[70] Entrevista a Yanina, 20 años, 2012.
[71] Entrevista a Sonia, 15 años, 2011.
[72] Entrevista a Tamara, 15 años, 2012.
[73] Entrevista a Mauro, 15 años; 2012.
[74] Entrevista a Víctor, 17 años, 2012.
[75] Entrevista a Emilse, 18 años, 2011.
[76] Entrevista a Sonia, 14 años, 2011.
[77] Entrevista a Tomás, 16 años, 2012.
[78] Entrevista a Juan, 21 años, 2011.
[79] Entrevista a Claudia, 24 años, 2012.
[80] Entrevista a Carlos, 20 años, 2012.
[81] Entrevista a Hugo, 20 años, 2012.
[82] Entrevista a Tamara, 15 años, 2012.
[83] Entrevista a Emilse, 18 años, 2011.
[84] Entrevista a Hugo, 20 años, 2012.
[85] Entrevista a Sonia, 15 años, 2011.
[86] Entrevista a Gabriel, 18 años, 2012.
[87] Entrevista a Rodrigo, 16 años, 2012.
[88] Entrevista a Facundo, 15 años, 2012.
[89] Entrevista a Patricia, 17 años, 2012.
[90] Entrevista a Rosa, 19 años, 2012.
[91] Entrevista a Sofía, 17 años, 2011.
[92] Entrevista a Néstor, 21 años, 2012.
[93] Entrevista a Dalma, 18 años, 2012.
[94] Entrevista a Carlos, 20 años, 2012.
[95] Entrevista a Hugo, 20 años, 2012.
[96] Entrevista a Facundo, 15 años, 2012.
[97] Entrevista a Pablo, 15 años, 2012.
[98] Entrevista a Irina, 15 años, 2012.
[99] Entrevista a Romina, 21 años, 2012.
[100] El consumo de sustancias psicoactivas puede constituirse en una dimensión central de las trayectorias vitales sólo que en este estudio no se indagó en profundidad, como se explica en el apartado respectivo.
HTML generado a partir de XML-JATS4R por