Reseña
José Carlos Mariátegui, Aventura y revolución mundial. Escritos alrededor del viaje
José Carlos Mariátegui, Aventura y revolución mundial. Escritos alrededor del viaje
Prismas, vol. 28, no. 1, pp. 151-153, 2024
Centro de Historia Intelectual, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes
| Mariátegui José Carlos. 2022. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 371pp. | 
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Esta antología de José Carlos Mariátegui , con selección y prólogo de Martín Bergel, recopila escritos fechados entre 1911 y 1930, y ofrece una visión de la vida intelectual del autor desde sus inicios hasta el mes previo a su fallecimiento. Como lo indica su subtítulo, la selección está estructurada en torno al viaje y cumple sobradamente con ese propósito. Sin embargo, va más allá al presentar los múltiples intereses de Mariátegui en relación con la literatura, el arte, las revistas, los intelectuales, la política y los líderes mundiales. En este sentido, constituye una auténtica cartografía de los asuntos que ocuparon a los letrados de su época, desde los tardo-modernistas (como Isadora Duncan, frecuentemente retratada por los modernos) hasta cuestiones contemporáneas, como los posicionamientos respecto de Rusia o las vanguardias.
No obstante, y desde luego, el viaje es su hilo conductor. De acuerdo con la hipótesis central de Martín Bergel en la imprescindible presentación del libro, la movilidad, en sus diversas manifestaciones, es crucial en la trayectoria de Mariátegui, casi como la contraparte de su condición física, que se deteriora hasta llegar a la discapacidad. Esta tensión da sentido a todo el conjunto: entre la fijeza física, atado a un cuerpo que, en sus últimos años, sufre una amputación, y el estancamiento cultural en un entorno nacional de ahogo y postergación. El desplazamiento a otros espacios, ya sea a Europa, viaje que concretó, o a Buenos Aires, ciudad a la que planificó trasladarse sin conseguirlo, opera como una salida redentora.
Esta antología también excede el típico relato de viaje, si es que tal cosa existe en un género caracterizado por su gran hibridez, donde un sujeto escritor da cuenta de una experiencia espacial determinada. En este contexto, el viaje adquiere una connotación mucho más amplia y envolvente; en palabras de Bergel, son “textos concebidos en movimiento, o en estado de conocimiento y exploración”. El viaje magnifica la curiosidad intelectual y deja marcas perdurables al configurar una estructura subyacente de conocimiento. La sensación de libertad que Mariátegui experimenta en Europa, expresada en estos textos, estimula su productividad y su capacidad para emprender nuevas aventuras a su regreso. Bergel sugiere otra hipótesis: el viaje es la experiencia determinante para el intelectual americano a la hora de definir su proyecto y reconocer, a la distancia, su propia identidad. Mariátegui lo dice respecto de Waldo Frank, de Tristán Marof y también respecto de sí mismo. Al igual que Domingo Faustino Sarmiento, Rubén Darío o Julio Cortázar, los escritores viajeros están atentos a su autorretrato, pero también al trazado de un espacio nacional y, en muchas ocasiones, continental.
La antología está dividida en cinco partes, organizadas con un criterio cronológico y temático. Las diversas figuras del desplazamiento aparecen en cada sección, contribuyendo al desarrollo de la trama central: andarines, globe-trotters, nómadas, vagabundos, viajeros profesionales como Loti o Istrati, caballeros andantes, aventureros, exiliados, desterrados, emigrados. La primera parte, “Deseos de fuga” (1912-1919) reúne artículos previos al viaje a Europa donde se contrapone la quietud del Perú (entre bruma, monotonía y bostezo) al viaje salvador. Convoca al mítico Pierre Loti, que cautivó a la generación de fin de siglo, y al igualmente mítico Ícaro, figura con la que se identifica en la narración de un vuelo en aeroplano que recorre el cielo de Callao. La segunda, “Pasaje al mundo”, abarca la etapa europea, de 1919 a 1923, y refleja la excitación causada por la exterioridad y el enamoramiento stendhaliano por la geografía transitoria del emigrado, a la que se aferra como náufrago, y que le provee experiencias definitorias para su madurez intelectual y política. Aborda temas como el Tratado de Versalles y los juicios posteriores a la Primera Guerra, la santificación de Juana de Arco, pero, fundamentalmente, el magnetismo que le produce la escena italiana. Escribe sobre el socialismo y el fascismo, el misterio de Florencia desde Piazzale Michelangelo, el amor y el matrimonio afectados por la reciente guerra, la ley de divorcio y la búsqueda de pareja mediante avisos en periódicos. También sobre los intelectuales y la vida pública, con notas sobre Benedetto Croce y el aniversario del Dante, D’Annunzio y su “aventura caballeresca” sobre el Fiume, Marinetti y el futurismo. Se alternan notas en periódicos con cartas a Berta Molina, a Emilio Pettoruti, a Luis Varela y Orbegoso, que afirman redes afectivas, intelectuales y laborales en Perú y el viejo continente.
Las tres últimas secciones abarcan el período de 1923 a 1930, desde el regreso de Europa hasta su muerte, y se agrupan en torno a distintos asuntos. La tercera sección, “Proyecciones cosmopolitas”, comienza con “Instantánea”, entrevista al propio Mariátegui, donde se autodefine como “un hombre orgánicamente nómada”. A continuación, se incluyen crónicas que dan cuenta de ecos de Italia (el paisaje en Italia, Roma como cosmópolis), el arte y la literatura europeos (las vanguardias europeas, arte y revolución, las revistas, el surrealismo, el futurismo, el expresionismo, la literatura rusa) y, particularmente, aquellas relativas a sus acciones y propuestas para el Perú. Entre estas, se destaca el programa de conferencias en la Universidad Popular, la presentación de Amauta y la necesidad de atender a la “realidad profunda del Perú”, que se plasmará en Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. La cuarta y penúltima parte, “Apología del aventurero”, título en el que Bergel retoma la categoría trazada por George Simmel, reúne siluetas de distintas personalidades contemporáneas, entre ideólogos, artistas e intelectuales. Lenin, Trotski, Máximo Gorki, Romain Rolland, Tristán Marof, Panait Istrati, Chaplin, Waldo Frank. En estos artículos aparecen plenamente las preocupaciones de Mariátegui en torno al marxismo, al lugar del intelectual, el arte y su función social, el cosmopolitismo, la revolución, el nacionalismo y el internacionalismo. No falta la mención al colonialismo, aunque visualiza a Colón, aún envuelto en las evocaciones enaltecedoras del cuarto centenario, como el “héroe histórico” de su predilección. De la misma manera elogia a Stalin, el hombre indicado, por sobre Trotski, una “figura excesiva”, siguiendo una de las posiciones sobre el tema entre sus contemporáneos, desde Borges hasta Neruda.
Finalmente, la sección “Un último deseo: Buenos Aires”, recopila crónicas sobre la Primera Exposición Nacional del Libro organizada por su amigo Samuel Glusberg, y otra dedicada a la polémica por el Meridiano Intelectual en Martín Fierro. Incluye, además, cartas a Glusberg, Alfredo Palacios, Emilio Pettoruti, entre otros argentinos, en las que transmite su entusiasmo por su próxima residencia en Buenos Aires. Planificaba este cambio para escapar, nuevamente, del clima opresivo de Lima y encontrar una solución a su invalidez con una pierna ortopédica. Estos materiales revelan el cultivo de relaciones personales y el armado de empresas editoriales y de intercambio con otros centros culturales, delineados por Mariátegui, con el objetivo de establecer lazos americanos compartidos con el mundo, como menciona en la presentación de Amauta. Sin embargo, esta segunda huida del Perú no se llevó a cabo: fue interceptada por la muerte.
La antología constituye un excelente acceso al pensamiento de uno de los intelectuales más trascendentes de América Latina. A través de ella obtenemos una comprensión de la dimensión que ocupa el viaje en la vida de Mariátegui, pero también nos sumergimos en otra subtrama: la biografía intelectual. Los géneros públicos (artículos, ensayos, programas) y privados, como la carta, este último, como sabemos, vehículo tanto real como metafórico del viaje, tal como lo fue en el caso de Sarmiento, se entrelazan en el conjunto. A partir de los textos epistolares emerge el autorretrato más íntimo del mismo sujeto enunciador de los escritos de circulación masiva en diarios y revistas. Esto proporciona acceso a textos fundamentales, gracias a un archivo hábilmente administrado por Martín Bergel. Los espacios más íntimos nos revelan al hombre enamorado, al escritor apasionado durante su gira europea, al militante comprometido y apesadumbrado, y al intelectual que teje sus redes con interlocutores a quienes confía sus proyectos. Asimismo, se nos presenta al paciente que expone su condición de cuerpo “mutilado y enfermo”, como un veterano de esa otra guerra que supo librar por las ideas de su tiempo.