Reseña
Lupu Noam, Pontusson Jonas. 2023. Cambridge. Cambridge University Press. 365pp. |
---|
Unequal Democracies pretende desentrañar un enigma político que aflige a las democracias avanzadas desde hace tres décadas: ¿por qué el aumento de la desigualdad de ingresos no se traduce en una mayor demanda de redistribución ni en una mayor oferta de políticas redistributivas? El libro consta de trece capítulos en los que diversos autores exploran diferentes aspectos de este rompecabezas.
En el capítulo 1, los editores introducen el problema y presentan dos agendas de investigación que abordan la cuestión de forma independiente. La primera agenda se centra en las élites políticas y la representación desigual, cuyas consecuencias se observan en gobiernos que no logran captar las demandas mayoritarias o que optan por favorecer a los más acaudalados. La segunda agenda se enfoca en las preferencias de los votantes y sus demandas de redistribución, pero asume que tales preferencias pueden verse afectadas por información limitada, apreciaciones erróneas, baja participación política o priorización de otros asuntos. Para alcanzar una mejor comprensión del fenómeno, la obra procura tender puentes entre los estudios sobre representación desigual, generalmente vinculados al caso estadounidense, y los análisis comparados sobre demandas de redistribución, comúnmente orientados a países europeos. El resto del volumen se compone de doce capítulos equitativamente distribuidos en tres partes. La primera aborda la capacidad de respuesta de los gobiernos y proporciona evidencia sobre la representación desigual. La segunda y la tercera recopilan investigaciones alineadas, respectivamente, con las dos agendas previamente mencionadas. Cabe destacar que este alineamiento se da de forma crítica y matizada, en consonancia con la pretensión del libro de trascender fronteras teóricas, metodológicas y geográficas.
En relación con la capacidad de respuesta gubernamental (Parte I), el capítulo 2 examina la representación en cuatro países del noroeste de Europa y demuestra que los gobiernos son más sensibles a las preferencias de los votantes de altos ingresos, tendencia que se reduce cuando gobierna la izquierda. La atenuación de este sesgo se observa en el ámbito de las políticas redistributivas, aunque a partir de 1998 los gobiernos de izquierda convergen con los de derecha en materia económica y de bienestar. El capítulo 3 analiza las tasas de transferencia en diecisiete países europeos y Estados Unidos para señalar la influencia de las alianzas políticas en la determinación de los beneficiarios de las políticas públicas. Dado que los representantes de la clase media suelen estar en el centro de las coaliciones mayoritarias, sus intereses tienden a ser considerados, pero esto no garantiza una asignación de recursos que beneficie a los más pobres. El capítulo 4 explora los desafíos conceptuales y metodológicos para medir la desigualdad política a partir de dos dimensiones: la incongruencia, entendida como la distancia entre las preferencias de los ciudadanos y las acciones de los responsables de las políticas, y la influencia, entendida como el poder de los ciudadanos para lograr que tales preferencias impacten en los resultados de las políticas. El capítulo 5 examina los factores que permiten que la política estadounidense ignore los intereses económicos locales, cada vez más polarizados por el auge de la economía del conocimiento que beneficia a las áreas metropolitanas en perjuicio de las áreas no metropolitanas. Esta desconexión se explica a partir de filtros institucionales, partidistas y políticos: el sesgo no metropolitano del Colegio Electoral y del Senado, la polarización y nacionalización de las coaliciones partidarias y el carácter exclusivamente local de muchas políticas públicas relevantes.
En lo que refiere a las élites políticas y la representación desigual (Parte II), el capítulo 6 desarrolla un modelo formal sencillo, y su correspondiente simulación, para identificar cómo los grupos de interés influyen en la legislatura estadounidense. Esto se logra mediante selección electoral (financiamiento de campañas electorales) e influencia poselectoral (lobby). El estudio revela que la primera estrategia adquiere mayor relevancia al aumentar la polarización partidaria. El capítulo 7 utiliza un enfoque de regresión discontinua para evaluar el impacto de la educación de los alcaldes españoles en el desempeño y los resultados fiscales de sus municipios. La investigación indica que, pese a que los políticos más educados tienden a implementar políticas fiscales orientadas a la reducción de ingresos y gastos, el nivel educativo no es un predictor confiable de la calidad del liderazgo. En el caso de los partidos de izquierda, la decreciente proporción de políticos menos educados podría favorecer políticas conservadoras no representativas de su electorado tradicional. El capítulo 8 analiza la representación de la clase trabajadora en las legislaturas de los países de la OCDE y demuestra que existen factores económicos que inciden directamente en esta variable. Los países con PBI más altos, ingresos más igualitarios y mayor tasa de sindicalización tienen más legisladores provenientes de la clase trabajadora. Sin embargo, en todos los países estudiados existe una significativa subrepresentación de los trabajadores. Esto habilita la indagación acerca de los factores inherentes a las democracias avanzadas que desalientan la participación de la clase trabajadora en cargos públicos. El capítulo 9 vincula la participación política con la representación desigual en países europeos. Específicamente, examina cómo la satisfacción diferencial con el sistema político influye en la participación en elecciones y otras actividades políticas, asumiendo que una menor participación tendrá un efecto negativo en la representación.
Pese a que los resultados indican que los grupos de bajos ingresos y baja educación tienden a estar más insatisfechos con el sistema político, tales percepciones no tienen un impacto significativo en las brechas de participación.
Respecto a los votantes y sus demandas de redistribución (Parte III), el capítulo 10 se enfoca en Estados Unidos y Europa para examinar el impacto de las consideraciones en torno a la equidad en el posicionamiento de los ciudadanos respecto a la desigualdad. Propone dos normas de equidad: la proporcionalidad, que refiere al grado en que se asume que la diferencia en los ingresos se debe al esfuerzo personal, y la reciprocidad, que refiere al grado en que se asume que los esfuerzos colectivos destinados al asistencialismo no son parasitados. La investigación señala que, en Reino Unido y Estados Unidos, la desigualdad se considera justa y se rechaza el asistencialismo; en los países escandinavos, aunque la desigualdad se considera justa, se acepta el asistencialismo; en Francia y la mayoría de los países excomunistas, la desigualdad se considera injusta, pero se rechaza el asistencialismo. El capítulo 11 analiza las noticias económicas en países de la OCDE y revela que los principales medios de comunicación invisibilizan el problema de la desigualdad al centrar su atención en agregados económicos como el PBI, la tasa de desempleo o el valor de las acciones. Estos indicadores están directamente relacionados con el desempeño económico de los sectores con mayores ingresos. El capítulo 12 explora el entrelazamiento entre el racismo implícito de los residentes blancos en las zonas rurales de Estados Unidos y su rechazo a las políticas redistributivas. La investigación analiza cómo los oyentes de radios locales, al opinar acerca del asesinato de George Floyd en 2020, desvían la conversación hacia temas como el orden público, el capitalismo o la responsabilidad individual. Esta narrativa asume que los valores estadounidenses tradicionales y los intereses de las comunidades no metropolitanas están amenazados por las demandas de justicia racial y redistribución. El capítulo 13 examina la percepción de las clases sociales sobre la congruencia que existe entre sus preferencias en política social y las prioridades de los partidos políticos. La encuesta realizada en ocho países de Europa occidental revela que, a diferencia de la clase media (y, especialmente, la clase media alta), los trabajadores se perciben poco representados por su partido preferido y por el sistema de partidos en general.
Unequal Democracies es una obra esencial para comprender los desafíos políticos que enfrentan las democracias avanzadas contemporáneas. El volumen ofrece una visión integral, rigurosa y bien documentada sobre la interacción entre desigualdad económica, preferencias de la ciudadanía y respuestas gubernamentales. Los hallazgos presentados sientan las bases para futuras investigaciones en este campo.