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La fascinación del populismo. Razones y sinrazones de una forma política actual
Revista SAAP, vol. 18, no. 1, pp. 175-177, 2024
Sociedad Argentina de Análisis Político

Reseña

Covarrubias Israel. Ciudad de México. Penguin Random House. 365pp.

DOI: https://doi.org/10.46468/rsaap.18.1.r5

Con un tono sugerente y provocador, Covarrubias cuestiona las posturas más comunes sobre el populismo y los efectos de éste hacia la democracia. En el primer capítulo, desarrolla la relación entre ideología y populismo. La ideología sería un alumbramiento tenue de los vínculos “entre la dimensión simbólica y la temporal de la política” (p. 34). El populismo sería una forma de constitución de la ideología, ya que su discursividad y sus representaciones logran un nivel importante de cohesión y esperanza entre sus miembros, inclusive usando elementos morales y religiosos.

El siguiente capítulo analiza al populismo como fenómeno paradójico. No sólo se trataría de que adopte diversas caras, sino que puede hacerlo de forma simultánea y hasta contradictoria. La intención del autor reside en observar a los seguidores del populismo como ciudadanos buscando mayor visibilización, participación y reconocimiento en la arena pública.

En la actualidad, Covarrubias percibe un humor de enojo en la sociedad, el cual sería identificado con el sistema político anterior a la emergencia del populismo. En este último aparecería una promesa de plenitud y un nuevo orden. De esta forma, él vería al populismo como un fenómeno contrademocrático. Allí se pregunta qué tipo de ruptura propone a la democracia. Responde que su particularidad sería que aminora el lado consensual de la política hasta neutralizarlo.

En el tercer capítulo, afirma que el populismo no produce un rompimiento total, sino que pone en entredicho los parámetros bajo los cuales se creaban las reglas. Parcialmente, la irrupción del populismo se explicaría porque vivimos bajo la era del qualcunismo, donde vale lo mismo la opinión del intelectual que la del influencer. Aun más, el ascenso en la política puede llegar a través de plataformas digitales. Esto propiciaría una igualación política, que provoca que qualcuno pueda escalar posiciones rápidamente.

Acorde con el autor, el desarrollo del neoliberalismo provocó un vaciamiento de la democracia. Así, el populismo pretende llenar ese vacío a través de la convergencia de distintos públicos fragmentados que acaban identificándose con aquel que mejor pueda romper el statu quo. El populismo construiría identificaciones partisanas mediante clivajes clásicos; además, es capaz de crear nuevas fronteras antagónicas para colmar ese vacío. Una política partisana que intenta destruir la domesticación1 de la indeterminación democrática. No obstante, esa destrucción de la domesticación por parte del populismo vendría acompañada de una intolerancia hacia el otro. El capítulo cierra afirmando que el populismo sería el síntoma de la ineficiencia política que ha dejado en un segundo plano lo común de la comunidad.

El cuarto capítulo discute la relación del populismo con las clases “peligrosas”. La “peligrosidad” consistiría en que el populismo puede adoptar una forma republicana plebeya emancipadora, pero también puede derivar en una exacerbación identitaria contra toda disidencia. Dar voz a las clases “peligrosas” ampliando la base social de la representación democrática podría profundizar el conflicto social porque aquellos que contaban con una posición social superior podrían sentirse amenazados ante el avance de las clases subalternas.

En el siguiente capítulo, el autor se centra en el lopezobradorismo. Considera que AMLO y sus seguidores interpretan el resultado electoral de 2018 como una revolución a través de las urnas. El autor enuncia una serie de elementos populistas del lopezobradorismo: una división antagónica explícita; una exigencia de disciplina como en la época dorada del priismo que mengua, y en última instancia cancela cualquier diferencia interna; la corrupción aparece como tema central, donde la retórica lopezobradorista implícitamente se limita a decir que “el otro es peor”; una invocación del pasado que sólo sirve como punta de lanza para colocarse en la tierra prometida.

El régimen de la 4T habría visibilizado a las clases sin poder, habría colocado a los poderosos y a estas clases en un mismo tablero. Sin embargo, se trataría de un impasse de un poder disperso y fragmentado, donde las élites no terminan por perder el poder, ni las clases subalternas acaban por asaltar el mismo. Parte de la aprobación popular de AMLO respondería a la austeridad, a las giras donde él aparece a ras de tierra y evoca un momento de trascendencia del oficio político. A su vez, el escarnio público como manera de torcer a los opositores y a cualquier crítico en la mañanera ha funcionado retóricamente para dilapidarlos.

Discursivamente, el éxito de este régimen habría sido afirmar que todo lo anterior era neoliberal. El neoliberalismo ha funcionado como un significante que conjunta para el lopezobradorismo todo lo que habría que repudiar. Covarrubias concluye que AMLO es un personaje adecuado a la época: muestra una comunicación rápida y sin mediaciones cada mañana, realiza un bombardeo constante de noticias resaltando características propias de nuestra era tales como la banalidad, la improvisación y la atracción de lo inorgánico.

El sexto capítulo se enfoca en el ascenso político de Trump y Berlusconi. El escritor describe al primero como la apoteosis exponencial de la comunicación de nuestro tiempo. Sería el ejemplo más nítido de que las redes sociales se han erigido como un campo de batalla. Trump encontraba en cada uno de sus errores alguna manera de salir favorecido. Incluso en sus mentiras, sus seguidores afirmaban que el expresidente mostraba sinceridad. En este sentido, el uso de las fake news por parte de Trump y sus seguidores no serían una vergüenza ética, sino que la decepción vendría por haber sido descubiertos y perder esa simulación que les ofrecía algún tipo de certidumbre. Convenientemente, el autor se preguntaría ¿Hasta qué punto la mentira se convierte en una forma de legitimación política, que juega al interior de la democracia?

Trump sería la confirmación de la negación de la política, donde qualcuno puede entrar a la contienda democrática bajo ciertas condiciones: “1) dinero; 2) amigos dispuestos a ensuciarse las manos; 3) constitución del capitalismo político amoral; 4) la explotación del tufo de la indignación y el resentimiento que construya una plataforma vindicativa del tipo ‘alguien nos la debe, alguien tiene que pagarla’; 5) un lenguaje casi pendenciero que prohíbe el uso de ideas abstractas…6) sobreexposición en redes sociales y medios de comunicación” (p. 271-272).

Asimismo, menciona que Berlusconi sería un antecedente de la institucionalización de la improvisación y la política negativa. Al igual que Trump, Berlusconi representaba al tipo promedio de su nación. Se presentaba como un selfmade man que logró el éxito a través del trabajo duro. Esto dio lugar a leyendas victoriosas por medio del esfuerzo egoísta, que en nuestra sociedad se han vuelto atractivas. Covarrubias escribe que Berlusconi fue el prólogo a la transformación de los liderazgos contemporáneos en los regímenes democráticos.

El ascenso de Berlusconi responde a una coyuntura excepcional: el caso mani puliti en Italia provocó la destrucción del sistema de partidos, demostró que todos los partidos se encontraban contaminados financieramente por las mafias. Ésta fue la ventaja que encontró Berlusconi: no haberse dedicado nunca a la política en un sistema corrupto que estaba siendo descubierto, aunque posteriormente los electores constataron que la “nueva clase política” liderada por Il Cavaliere era igual o peor que la vieja élite política cuando salieron a la luz los negocios personales realizados en el poder.

En el último capítulo, el escritor define al populismo como un “estilo político que permite que el débil roce el ejercicio del poder” (p. 315), el cual empujaría hacia una nueva forma de reconocimiento que pone en cuestión una transformación de la identidad, interrogando el pasado de cada sujeto para su redención y/o emancipación. Covarrubias mira que la brecha entre el humor del pueblo y el de las élites se explica por la aceleración y ansiedad de la época. Aboga por una teoría política humoral que se detenga en el estudio de las emociones en la lógica del populismo.

Finalmente, concluye que el populismo “es la comedia política principal del siglo XXI” (p. 321). Ante una democracia desfigurada por sí misma y por el populismo, éste último avanza “con orgullo y convicción” hacia rumbos inciertos.



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