Temático
Ateos, agnósticos y creyentes sin religión. Análisis cuantitativo de los sin filiación religiosa en la Argentina*
Atheists, agnostics and believers without religion. Quantitative analysis of religious unaffiliated in Argentina
Ateos, agnósticos y creyentes sin religión. Análisis cuantitativo de los sin filiación religiosa en la Argentina*
Sociedad y Religión: Sociología, Antropología e Historia de la Religión en el Cono Sur, vol. 30, núm. 55, Esp., 2020
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Resumen: Mientras que el Censo Nacional de Población de 1960 registró un 1,6% de la población argentina que se declaraba sin religión, en 2019 ese porcentaje alcanzó el 18,9%. Así, los aquí denominados “sin filiación religiosa” se consolidan como la primera minoría “religiosa” del país, superando incluso al porcentaje de evangélicos. En este artículo analizaremos las características de la población que se declara sin filiación religiosa, prestando especial atención a las diversidades emergentes en su interior. Dado que los estudios de la franja poblacional que afirma no identificarse con religión alguna han sido infrecuentes en Argentina, emprenderemos un análisis cuantitativo del segmento de la sociedad que más ha crecido en las últimas décadas. Preguntarnos por las creencias, prácticas y actitudes frente a temas de agenda pública de este segmento poblacional nos permitirá mostrar un proceso complejo que integra distanciamiento de las instituciones religiosas sin pérdida de religiosidad -creyentes sin religión institucional- con situaciones de increencia religiosa -agnósticos y ateos. Mostraremos que si bien los individuos que componen este segmento comparten una distancia de todo encuadre institucionalizado de prácticas religiosas, no estamos frente a un sector homogéneo en términos socio-demográficos. Describiremos entonces variables educativas, etarias, de género y lugar de residencia, así como las percepciones, prácticas y actitudes frente a cuestiones de agenda pública. Los datos analizados fueron recuperados del dataset Mallimaci, Esquivel, Giménez Béliveau & Irrazábal (2019) Segunda Encuesta Nacional de Creencias y Actitudes Religiosas en la Argentina.
Palabras clave: sin filiación religiosa, agnosticismo, ateísmo, sin religión, Argentina.
Abstract: The 1960 National Population Census registered that 1,6% of the Argentine population was unaffiliated. This proportion reached 18,9% in 2019, consolidating the unaffiliated as the first religious “minority” that even surpasses the evangelicals. The purpose of this article is to analyze some characteristics of the population that declares itself without religious filiation, paying special attention to the diversities that emerge within this group. As the studies of this population have not been frequent in Latin America, this article will set out a quantitative analysis of the segment of the population that presented the largest growth during the last decades. Focusing on the beliefs, practices and attitudes towards relevant topics of the public agenda will allow us to show a complex process that integrates individuals taking distance from religious institutions without losing their religiosity -believers without religion- with situations of no religious belief -atheists and agnostics. We will show that though all individuals within this group share a distance from institutionalized religious practices, they are not a homogeneous segment in terms of socio-demographic characteristics or attitudes towards topics of the public agenda. We will, therefore, identify the diversity of educational, generational, gender and residential situations this segment presents. The data analyzed was taken from Mallimaci, Esquivel, Giménez Béliveau & Irrazábal (2019) second National Survey of Religious Beliefs and Attitudes in Argentina.
Keywords: unaffiliated, nonaffiliated, agnosticism, atheism, without religion, Argentina.
En este artículo intentaremos describir las características de la población que se declara sin filiación religiosa en la Argentina, así como la diversidad existente en su interior de esta categoría. Dado que los estudios de la franja poblacional que afirma no identificarse con religión alguna han sido infrecuentes en Argentina, es menester emprender un primer análisis del segmento de la sociedad que más ha crecido en las últimas décadas. Mientras que el Censo Nacional de Población de 1960 registró un 1,63% de la población argentina que se declaraba sin religión, y ya durante la década de 2000 se observaba un crecimiento de la población de indiferentes religiosos (Mallimaci y Giménez Béliveau, 2007; Mallimaci, 2013; Esquivel, 2013), en 2019 el guarismo alcanzó el 18,9%, marcando un crecimiento del 1059% respecto de esos primeros registros. Este grupo se consolida, entonces, como la primera minoría “religiosa”, superando incluso el porcentaje de evangélicos.
Al tratarse de un terreno poco explorado por las ciencias sociales de la religión de América Latina, resulta conveniente formular un abanico de interrogantes como punto de partida del derrotero investigativo: ¿cuáles son las características socioeconómicas, demográficas y residenciales de la población sin filiación religiosa? Luego, ¿en qué creen los “sin religión”? ¿Cuáles son sus valores? ¿Cuáles son sus opiniones respecto de los vínculos entre religión y Estado, la composición de las familias, los derechos sexuales y reproductivos y otros temas de agenda pública? Preguntarnos por las creencias, prácticas y actitudes frente a temas de agenda pública de esta franja poblacional nos permitirá analizar un proceso complejo que integra distanciamiento de las instituciones religiosas sin pérdida de religiosidad -creyentes sin religión institucional- con situaciones de increencia religiosa -agnósticos y ateos. En la diferenciación entre creencias, prácticas y pertenencias subyace una estrategia analítica decisiva para interpretar con mayor profundidad y precisión este fenómeno sociológico. Con el propósito de abonar a la construcción de una sociología de los “sin filiación religiosa”, transitaremos por estas preguntas de investigación para identificar distintos perfiles que conviven dentro de un segmento social que ha visto engrosar sus filas de modo sistemático.
A pesar del predominio que la tesis de la pérdida de centralidad de lo religioso en la vida social de los individuos tuvo en el paradigma de la secularización y a su marcado crecimiento en las sociedades occidentales desde mediados del siglo XX, pocos estudios locales se han dedicado a analizar el fenómeno de quienes se autoperciben como “sin religión”1. Desde que las ciencias sociales revisaron los postulados clásicos de la teoría de la secularización, que auguraban la privatización e incluso la desaparición de la religión en la vida moderna (Berger, 1977, 2012; Casanova, 1994), la mirada analítica en América Latina se orientó a la comprensión de los nuevos movimientos religiosos (Soneira, 2005; Frigerio, 1993). Así, la preocupación por las características que la vida religiosa iría adoptando progresivamente en un mundo secularizado tendió a focalizarse en las transformaciones de las creencias y prácticas de las personas que practican y se identifican con una religión, en detrimento del análisis de quienes no creen o no se identifican con religión alguna.
Por otra parte, la emergencia de investigaciones cuantitativas en otras regiones del globo2 ha llevado a un debate sobre la categorización de este conjunto, así como a la convivencia de terminologías diversas: “non-religious, “irreligious”, “a-religious”, “religious nones”, “unaffiliated”, “non-affiliated”; cuyo uso suele ser impreciso e indefinido (Speed, Coleman y Langston, 2018; Thiessen y Wilkins-Laflamme, 2017; Woodhead, 2016; Lee, 2012). Quizás un denominador común sea su desapego y ajenidad respecto de cualquier tipo de encuadramiento institucional. Pero definirlos, sin más, como “sin religión” no solo desconsidera las cosmologías religiosas que presenta una parte de los individuos que componen este conjunto, sino también supone que las instituciones religiosas detentan el monopolio de la producción y distribución de los bienes religiosos (Bourdieu, 1971). Tampoco la idea de desafiliación resuelve en su totalidad este problema de categorización, ya que sólo refleja las trayectorias de quienes fueron socializados, se identificaron con una religión en el pasado y se han distanciado de tal encuadramiento. Ello deja fuera a quienes no reconocen un marco de referencia religioso en su pasado, conjunto que en la Argentina actual alcanza al 40% de esta población. Además, es una categoría que no considera a aquellos para quienes declararse ateos o agnósticos implica afirmar una identidad. Así, la delimitación de un concepto que demarque e identifique a un universo de fenómenos variado parece una apuesta de difícil realización. De modo provisorio, habida cuenta de que nos encontramos frente a un análisis exploratorio, nos inclinamos aquí por un término minimalista, pero que engloba y a su vez describe la auto-identificación de este segmento de la sociedad en términos religiosos: sin filiación religiosa.
Método
Este artículo trabaja con el dataset Mallimaci, Esquivel, Giménez Béliveau & Irrazábal (2019) Segunda Encuesta Nacional de Creencias y Actitudes Religiosas en la Argentina. El dataset es producto de una encuesta probabilística realizada en Argentina (total país) durante agosto-septiembre de 2019. El universo en estudio es la población de la República Argentina de 18 años o más, residente en localidades o aglomerados urbanos con al menos 5.000 habitantes según el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010. Se seleccionaron 2.421 casos mediante una muestra polietápica. La primera etapa, con 89 localidades/aglomerados como unidades primarias de muestreo, combinó estratificación (atendiendo a la región y el tamaño de las localidades) y selección de aglomerados urbanos intra-estrato mediante azar sistemático con probabilidades proporcionales al tamaño (PPT). En la segunda etapa, la selección de las unidades de muestreo (radios muestrales) dentro de las localidades seleccionadas se realizó mediante azar sistemático (ordenamiento a partir de indicadores de nivel socioeconómico) con PPT (atendiendo a la cantidad de población) y asignación igual por radio censal. Una vez elegidas las áreas de trabajo, se realizó el relevamiento y selección sistemática de las viviendas particulares (tercera etapa). Para la selección de las unidades últimas de muestreo (cuarta etapa) se recurrió a cuotas de sexo y edad según parámetros poblacionales. El período de relevamiento de datos fue entre agosto y septiembre de 2019. Se trabaja con un margen de error del +/- 2% para un nivel de confiabilidad del 95%. El alcance del estudio es la República Argentina (Total País). Al tratarse de una encuesta probabilística polietápica que combina estratificación por región y tamaño de ciudad y selección mediante azar sistemático (con PPT) los datos son extrapolables a la población general atendiendo al margen de error.
Esta investigación se realizó en cumplimiento de los lineamientos para el comportamiento ético en las Ciencias Sociales y Humanidades del CONICET (resolución 2857/2006), la Declaración de Helsinki (versión Fortaleza 2013), la Declaración de Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO y la legislación y pactos de Derechos Humanos vigentes en Argentina. La participación de la encuesta fue voluntaria. Se aplicó el consentimiento informado explicando a las personas que participaron del estudio sobre los objetivos y los beneficios esperados. Los datos relevados se utilizan con fines estadísticos garantizando la confidencialidad y el anonimato de modo que no pueden identificarse a las y los entrevistados. Los datos fueron procesados y analizados mediante el software SPSS.
Características y descripciónde los “sin filiación religiosa”
El 18,9% de la población residente en Argentina que se declara sin filiación religiosa se desagrega en agnósticos (3,2%), ateos (6,0%) y quienes mencionaron que no se identificaban con ninguna religión (9,7%). Si tomamos al universo de los sin filiación religiosa como un todo, el 16,7% son agnósticos, el 31,7% son ateos y el 51,6% está conformado por aquellos que respondieron no poseer ninguna religión.
La autopercepción en torno al grado de religiosidad confirma la diversidad dentro de los sin filiación religiosa. El 72,8% de los agnósticos calificó su religiosidad con menos de 4 puntos. En el caso de los ateos, esa puntuación reúne al 93,8%. Para los que afirman no tener religión, el 58,1% consideró aplazado su nivel de religiosidad. Y un 14,4% de ese segmento le atribuye a su religiosidad un puntaje entre 7 y 10 puntos.
Si bien la ajenidad a todo encuadre institucionalizado de prácticas religiosas es un denominador común, no estamos frente a un segmento homogéneo en términos sociodemográficos. Como se puede advertir a continuación, nos encontramos frente a una diversidad desde el punto de vista socioeducativo, etario, de género, lugar de residencia así como en lo que respecta a las percepciones, prácticas y actitudes frente a cuestiones de agenda pública.
Los agnósticos se concentran en los niveles educativos más altos: alcanza el 29,6% entre los universitarios. Los ateos se localizan en mayor medida entre quienes tienen primario y secundario y quienes afirmaron no tener religión se distribuyen de modo zigzagueante sin un patrón definido a lo largo de la progresión educativa.
Si bien entre los ateos prevalecen más los varones que las mujeres (33,7% contra 28,7%) y se invierte la situación entre quienes no tienen ninguna religión (50% contra 53,9%), no se advierte al género como una variable relevante dentro de este segmento de la sociedad argentina.
El análisis por grupos de edad arroja un dato interesante: entre los jóvenes (menores de 30 años) el porcentaje de ateos es marcadamente superior que en los demás grupos de edad, con un 39,8%. Más allá de esto, no se identifica un patrón de variación en la distribución según la edad.
En cuanto al lugar de residencia, se destacan los ateos en el centro del país y quienes declararon no poseer religión en el Área Metropolitana de Buenos Aires, Cuyo y NEA.
Creencias y prácticas de los sin filiación religiosa
La autoidentificación como personas sin religión institucional no implica necesariamente la ausencia de creencia en la existencia de órdenes no humanos y figuras históricas de la religión mayoritaria y hegemónica del campo religioso argentino. La creencia en Dios se presenta como una variable relevante que nos permite profundizar sobre las singularidades dentro de los sin filiación religiosa. Una lectura rápida podría llamar la atención sobre el hecho de que casi tres de cada diez creen en Dios. En su mayoría, se trata de quienes afirman no tener religión. El 48,3% sostiene una creencia en Dios, superando incluso al segmento que no cree (46,1%). En el caso de los ateos, el 92,6% afirma no creer en Dios. Si bien entre los agnósticos prevalecen los que no creen en Dios (48,7%), se registra un porcentaje importante que duda de su existencia (27,4%), mientras que el 16,7% afirma creer en Dios.
Se advierte aquí un primer elemento de distinción. Un número considerable de quienes no adscriben a una religión se consideran creyentes en Dios. Ello indica la presencia de creencias independientes de los marcos institucionales, que construyen una religiosidad propia, en muchos casos tomando elementos de varias religiones. Son poseedores de una gramática que apela a referencias sagradas que no son incorporadas ni actualizadas individualmente en encuadres institucionales religiosos o de otra índole. Una investigación de corte cualitativo permitirá profundizar sobre la configuración de este ethos auto-religioso y desentrañar de qué universos simbólicos se nutren, qué mixturas se construyen y cuáles son dejadas de lado (Camurça, 2017).
Si nos adentramos en las creencias de los sin filiación religiosa, observaremos que aunque las cifras son más bajas con relación al resto de la sociedad, a la vez evidencian algún tipo de creencia proveniente de múltiples marcos de referencia. Por ejemplo, el 71,6% cree en la energía, el 55,2% en la suerte, un 36,8% en los ovnis y un 34% en la vida después de la muerte y en la astrología. Incluso 3 de cada 10 creen en Jesucristo.
Dentro de este universo, quienes manifestaron no tener religión aparecen como los más creyentes en los aspectos más identificados con el vademécum religioso institucionalizado ligado al catolicismo (Jesucristo, los ángeles, el Espíritu Santo, el Diablo, la Virgen, el infierno, los santos). Como contrapartida, los agnósticos los superan en la creencia en la energía, los ovnis, la astrología, los curanderos y el Gauchito Gil. Los ateos son los más incrédulos en todos los registros. Es de destacar que el 80,3% de los agnósticos creen en la energía y el 42% de los que no tienen religión creen en Jesucristo.
La asistencia al culto fue tradicionalmente el indicador para medir el grado de participación religiosa. En contextos de institucionalidad atenuada, es imprescindible contemplar un abanico de prácticas no necesariamente encuadradas en las estructuras confesionales. Casi en su totalidad, los sin filiación religiosa no frecuentan el culto o lo hacen solo e ocasiones especiales como casamientos y bautismos. Un 70,8% directamente nunca concurre y un 28% solo en ocasiones especiales. Sumados, conforman el 98,8% del segmento. Ahora bien, la infrecuencia al culto no supone la inexistencia de otras prácticas ligadas a lo sagrado o relacionadas con la espiritualidad en la vida cotidiana y en ámbitos públicos, aunque estas prácticas se registren en bajos niveles de frecuencia. En actividades de índole más intimista, como rezar u orar, el 11,1% del total de sin filiación religiosa lo hace al menos una vez por mes, y ese porcentaje llega al 18,2% entre los sin filiación religiosa que afirman no pertenecer a ninguna religión (esto es, sin contar a ateos y agnósticos). El 14% de los agnósticos habla con los seres queridos difuntos. Los ateos, menos activos en estos rubros, son quienes más juegan o apuestan en juegos de azar (la quiniela o el bingo en Argentina): el 13,2% lo hace al menos una vez por mes.
Actitudes frente a temas de agenda pública
Con respecto a la distribución de representaciones sobre tópicos sensibles para las instituciones confesionales, esta franja de la sociedad argentina exterioriza actitudes de clara autonomía respecto de las prescripciones morales las que caracterizan en su mayoría. 8 de cada 10 están a favor del sacerdocio para las mujeres, de la formación de una familia en el caso de los sacerdotes y no ven contradicción entre ser buen religioso y tomar bebidas alcohólicas.
Este tipo de posicionamientos cobra particular importancia cuando se analizan las percepciones vinculadas con la salud sexual y reproductiva. Casi 6 de cada 10 coincide en que “una mujer debe tener el derecho a un aborto siempre que así lo decida”; algo más de un tercio lo aprueba en las circunstancias previstas en el Código Penal4, mientras apenas 3 de cada 100 opina que “el aborto debe estar prohibido en todos los casos”. Los ateos y los agnósticos se destacan como los grupos más proclives a avalar la interrupción voluntaria del embarazo sin restricciones. Tal disposición es menos marcada en el segmento de los “ninguna religión”, a pesar de manifestar una opinión claramente menos restrictiva ante el aborto que aquellos que detentan una filiación religiosa (ver tabla 8).
En su conjunto, los sin filiación religiosa contrastan en la actitud frente a este tópico comparados con el resto de la sociedad argentina (81,1%). Casi 6 de cada 10 sin filiación religiosa considera que una mujer debe tener el derecho a un aborto siempre que así lo decida. En contraste, solo 2 de cada 10 del resto de la sociedad respalda esa posición. En el otro extremo, apenas el 3% de los sin filiación religiosa sostiene que el aborto debe estar prohibido en todos los casos. El 22,3% de quienes tienen filiación religiosa se inclina por esa postura. En un punto intermedio, para el 36,6% de los sin filiación religiosa el aborto debe estar permitido en las circunstancias que enuncia el Código Penal. Esa opción es mayoritaria en el resto de la sociedad argentina (55,3%). En definitiva, la filiación religiosa se erige como una variable determinante en el posicionamiento de cada ciudadano y ciudadana ante el aborto.
Con respecto a las posturas frente a la finalización de la vida, el 16,7% de los sin filiación religiosa dejaría que se hiciera la voluntad de Dios en caso de transitar por una enfermedad terminal. Para quienes afirmaron no tener religión, esta posición asciende al 26,4%, muy por encima del 9,8% de los agnósticos y del 4,7% de los ateos. No obstante, casi 7 de cada 10 de todo el universo de sin filiación religiosa se inclina por posturas de autonomía ante el final de la vida, sea porque le pedirían a los médicos que pusieran fin a sus vidas o porque les solicitarían que hicieran todo lo posible para prolongarla.
La valoración positiva de la autonomía se expresa también en una marcada posición a favor de la laicidad del Estado, que se exterioriza ante un abanico de cuestiones referidas a la relación Estado-Iglesias (financiamiento estatal al culto, educación religiosa en las escuelas públicas, presencia de símbolos religiosos en edificios estatales, etc.). 9 de cada 10 declaran que el Estado no debe financiar las confesiones religiosas. Un 7% sostiene que debe apoyar económicamente a todos los cultos y apenas el 1% considera que sólo la Iglesia católica debe recibir aportes estatales. Básicamente esa postura se relaciona con el pago de estipendios a autoridades religiosas.
Históricamente las instituciones religiosas -sobre todo la Iglesia católica-, han participado en la implementación de políticas públicas de asistencia social en el territorio. Respecto de este fenómeno, el 78% considera que la acción social estatal debe ejecutarse sin esa participación. Un 15,5% apoya el trabajo conjunto con todas las religiones en esa materia, mientras que el 1,7% se inclina por una articulación estatal exclusiva con la Iglesia católica. En este punto, no se advierten variaciones significativas al interior de los sin filiación religiosa.
La enseñanza religiosa en las escuelas estatales es mayoritariamente reprobada (66%) -en el caso de los ateos es rechazada en un 75,4%. No obstante, entre los sin filiación religiosa, 3 de cada 10 advierten que debería dictarse una materia general sobre religiones y apenas el 2% avala la enseñanza de la religión católica en el sistema educativo estatal. Las percepciones varían a la hora de evaluar la contribución económica estatal para el sostenimiento de los colegios religiosos. El rechazo es del 45,8%, pero para un 40% ese aporte es adecuado en aquellos establecimientos donde asiste población carenciada, mientras que para el 9,4% el Estado siempre debe apoyar financieramente a las escuelas confesionales. Estos datos sugieren que los sin religión no presentan una desafiliación de las instituciones religiosas confesionales sino que también sugieren la presencia de una opinión negativa sobre las religiones en general.
¿Cuáles son las principales opiniones políticas de los sin filiación religiosa? ¿Qué opinan acerca de los planes sociales, los distintos formatos de familias, la relación entre el hombre y la mujer, los inmigrantes, etc.?
La valoración de la universidad pública y gratuita para todos es prácticamente unánime. Representa al 95,3% del conjunto de los sin filiación religiosa. La aceptación de la diversidad sexual y la posibilidad de que parejas del mismo sexo adopten niños también recoge niveles de adhesión muy altos (85,6%). En el caso de los agnósticos, esa conformidad supera el 94%. 2 de cada 3 se pronuncia a favor de que el Congreso apruebe la legalización del aborto.
En cuanto a las contribuciones estatales ante la población sin trabajo o con mayores necesidades de subsistencia, las posiciones se encuentran más divididas. El 57,3% apoya que el Estado proporcione un ingreso a quienes no tienen trabajo (sube al 67,9% la aprobación en el caso de los agnósticos) y, al mismo tiempo, para el 39,9% “los planes sociales fomentan la vagancia”. Entre los agnósticos solo el 19,5% está de acuerdo con esa afirmación.
El reconocimiento de derechos en términos de sexualidad, planificación familiar y reproducción no se proyecta sobre otras áreas de la vida social. Casi 6 de cada 10 sin filiación religiosa sostiene que el control de los inmigrantes debería ser más estricto y para el 43,4%, debería implantarse la pena de muerte en delitos graves (en el caso de los agnósticos, la aceptación de este endurecimiento penal cae al 28,6%).
Por último, el 11,9% cree que el único matrimonio válido es entre el hombre y la mujer (sólo el 3,9% para los agnósticos), el 11,4% considera que la mujer debe permanecer en su hogar para el cuidado de sus hijos (solo el 1,3% de los agnósticos se expresó en el mismo sentido) y el 2,3% visualiza al hombre como superior a la mujer y, por lo tanto, debería ser el jefe de familia.
Estos datos evidencian cierto contraste en la valoración de unos tópicos respecto de otros. Comparados con el total de la población, en líneas generales los sin filiación religiosa expresan mayores niveles de valoración de la diversidad, la igualdad en las relaciones de género y el reconocimiento de la necesidad de priorizar la atención a la población con problemas de subsistencia. En la misma sintonía, la pena de muerte para quien comete delitos graves y el mayor control de los inmigrantes encuentra un grado menor, aunque también relevante, de aceptación respecto de la sociedad argentina en general.
Dentro de los sin filiación religiosa hemos advertido que los agnósticos se destacan por exhibir un grado de conformidad más alto con la diversidad sexual y equidad de género, y un nivel de validación más bajo frente a políticas de endurecimiento del castigo al delito y mayor control al ingreso de inmigrantes.
Conclusiones
En este artículo se analizaron la diversidad demográfica, las creencias y las prácticas religiosas, y las actitudes frente a temas de agenda pública de los “sin filiación religiosa” de la Argentina. Esta parte de la población, novedosa para las ciencias sociales de la religión, exhibe un crecimiento que pareciera proyectarse de modo exponencial en la medida que son los más jóvenes quienes en mayores proporciones expresan la no-identificación con alguna religión en particular.
El conjunto de personas que residen en la Argentina y se declaran sin filiación religiosa asciende en la actualidad al 18,9% de la población. Este grupo ha presentado un importante crecimiento desde 2008, cuando sólo alcanzaba el 11,3% de la población (Esquivel, 2013) y continúa posicionado en el segundo lugar de los grupos “religiosos” del país. Dentro del mismo, se distinguen agnósticos, ateos y quienes afirman no identificarse con religión alguna.
Referirnos a este conjunto como un grupo puede resultar, sin embargo, algo apresurado, ya que un primer análisis de su composición nos muestra importantes heterogeneidades. En primer lugar, encontramos diferencias en las percepciones acerca de la propia religiosidad entre los agnósticos en relación con los ateos y los sin religión. Asimismo, se identificaron variaciones sustantivas en los niveles educativos, la distribución por edad y lugar de residencia entre los tres subgrupos. Por otra parte, los datos nos muestran que la autoidentificación como agnósticos, ateos y no religiosos no implica necesariamente la ausencia de creencias y prácticas ligadas con órdenes no humanos. En estas dimensiones destacan la creencia en Dios, la energía, la suerte, los ovnis y la vida después de la muerte; así como la práctica de rezos, conversaciones con difuntos, el yoga y los juegos de azar.
Con respecto a las actitudes frente a temas de agenda pública, esta franja de la sociedad argentina exterioriza actitudes de clara autonomía respecto de varios tópicos ligados con la salud sexual y reproductiva (legalización de la interrupción voluntaria del embarazo), la finalización de la vida, la laicidad (financiamiento estatal al culto, educación religiosa en las escuelas públicas, presencia de símbolos religiosos en edificios estatales, la participación de instituciones religiosas en la ejecución de políticas sociales). Asimismo, esta población manifiesta un rechazo mayoritario hacia posiciones conservadoras respecto de la familia y de los roles y estereotipos de género. En ese mismo sentido, este segmento presenta niveles altos de valoración de la universidad pública, de aceptación de la diversidad sexual y de la posibilidad de que parejas del mismo sexo tengan el derecho de adopción, así como del derecho a un ingreso mínimo provisto por el Estado. No obstante, estas actitudes conviven con la extensión de percepciones acerca de la necesidad de un mayor control de la inmigración y de implantar la pena de muerte para el castigo a delitos graves.
Este primer análisis de tipo cuantitativo nos invita a continuar analizando a los “sin filiación religiosa” en la Argentina, tanto mediante investigaciones cuantitativas como la aquí desarrollada, como por medio de estrategias cualitativas que nos permitan profundizar en los sentidos otorgados a lo religioso y a otros temas relevantes de la vida social. Las tendencias generales del segmento, especialmente en relación con su distribución generacional, nos indica que éste será probablemente un conjunto que seguirá creciendo en los próximos años. Por otro lado, la diversidad en términos sociodemográficos y en relación con las creencias y prácticas religiosas que identificamos en este artículo, nos invita particularmente a continuar indagando las consecuencias que la pérdida de identificación con las religiones instituidas tiene en los procesos de subjetivación contemporáneos.
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Notas