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Comunicación sindical y capitalismo de plataforma Reflexiones sobre la experiencia del grupo de repartidores en moto Galera da Pressão (GDP) en Natal/RN
Union communication and platform capitalism: reflections on the experience of the group of delivery motorcyclists Galera da Pressão (GDP) in Natal/RN
Comunicação sindical e capitalismo de plataforma: reflexões sobre a experiência do grupo de moto-entregadores Galera da Pressão (GDP) em Natal/RN
Trabajo y sociedad, vol. 25, núm. 43, pp. 171-188, 2024
Universidad Nacional de Santiago del Estero. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Instituto de Estudios para el desarrollo Social (INDES)

JUVENTUD, GENERO, TRABAJO: IDENTIDADES Y PRÁCTICAS


Recepción: 20 Febrero 2024

Recibido del documento revisado: 02 Abril 2024

Aprobación: 11 Abril 2024

RESUMEN: En los últimos 30 años se han producido importantes transformaciones en las relaciones laborales, en el sindicalismo y en la propia comunicación sindical en Brasil. El avance del neoliberalismo y de las plataformas online ha expandido la informalidad, fragmentado las organizaciones de la clase trabajadora y producido un proletariado de la era digital aún más precario. Bajo los efectos del capitalismo de plataformas, los trabajadores de las aplicaciones han comenzado a experimentar nuevos dispositivos de resistencia basados en la convergencia mediática y en las posibilidades de existir y luchar en entornos digitales. Este artículo analiza las experiencias de comunicación del grupo de repartidores en moto Galera da Pressão (GDP), activo en la ciudad de Natal, en el estado de Rio Grande do Norte, desde 2020. Las reflexiones buscaron identificar posibles similitudes y diferencias con la comunicación sindical tradicional, a partir de la observación de una huelga protagonizada por el colectivo en mayo de 2022, cuyas acciones fueron registradas en la cuenta de Instagram del grupo.

Palabras clave: Comunicación sindical, capitalismo de plataforma, convergencia mediática.

ABSTRACT: In the last 30 years, significant transformations have occurred in labor relations, unionism, and union communication itself in Brazil. The advance of neoliberalism and online platforms has expanded informality, fragmented working class organizations, and produced an even more precarious digital age proletariat. Under the effects of platform capitalism, app-based workers began to experiment with new resistance arrangements based on media convergence and the possibilities of existing and fighting in digital environments. This article analyzes the communication experiences of the group of delivery motorcyclists Galera da Pressão (GDP), which has been operating in the city of Natal, in the state of Rio Grande do Norte, since 2020. The reflections sought to identify possible similarities and differences with the traditional union communication, based on the observation of a strike led by the collective, in May 2022, whose actions were recorded on the group's Instagram.

Keywords: Union communication, platform capitalism, media convergence.

RESUMO: Nos últimos 30 anos, ocorreram transformações significativas nas relações de trabalho, no sindicalismo e na própria comunicação sindical no Brasil. O avanço do neoliberalismo e das plataformas online expandiu a informalidade, fragmentou as organizações da classe trabalhadora e produziu um proletariado da era digital ainda mais precarizado. Sob os efeitos do capitalismo de plataforma, os trabalhadores de aplicativos começaram a experimentar novos arranjos de resistência a partir da convergência midiática e das possibilidades de existir e lutar em ambientes digitais. Este artigo analisa as experiências de comunicação do grupo de moto-entregadores Galera da Pressão (GDP), em atividade na cidade de Natal, no Estado do Rio Grande do Norte, desde 2020. As reflexões buscaram identificar possíveis semelhanças e diferenças com a tradicional comunicação sindical, a partir da observação de uma paralisação liderada pelo coletivo, em maio de 2022, cujas ações foram registradas no Instagram do grupo.

Palavras-chave: Comunicação sindical, capitalismo de plataforma, convergência midiática.

SUMARIO

Introducción; 1. Precariedad laboral, capitalismo de plataforma y lucha sindical; 2. Comunicación, lucha de clases y entorno digital; 3. Procedimientos metodológicos; 4. Reflexiones sobre la experiencia del grupo Galera da Pressão (GDP); 5. Consideraciones finales; Bibliografía.

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Introducción

En 1994, una encuesta realizada por la Central Única dos Trabalhadores (CUT Nacional) reveló datos significativos sobre la comunicación sindical en Brasil. En aquella época, los sindicatos afiliados a la CUT publicaban cerca de 7 millones de ejemplares de periódicos o boletines semanales en el país (Santiago; Giannotti, 1997: 32). Sólo en São Paulo, en el mismo año, las organizaciones cutistas publicaron 2 millones de periódicos y boletines a la semana, algo así como 400.000 ejemplares al día. En aquella época, por ejemplo, el Sindicato de Metalúrgicos de la ciudad de São Bernardo do Campo publicaba la Tribuna Metalúrgica, un tabloide diario de 4 páginas con una tirada de 70.000 ejemplares. El Sindicato de Trabajadores Bancarios de São Paulo, por su parte, imprimía 80.000 ejemplares diarios de Folha Bancária (Santiago; Giannotti, 1997). Esta cifra expresa el potencial que la comunicación sindical, específicamente su prensa, tenía a mediados de la década de 1990, todavía bajo el impacto del resurgimiento de las luchas sindicales y los cambios provocados por el llamado Nuevo Sindicalismo (Antunes; Silva, 2015).

En este sentido, es imposible pensar la comunicación sindical al margen de la historia de lucha de los trabajadores y sus organizaciones (Santiago; Giannotti, 1997). Sobre todo porque se trata de una forma de comunicación que busca informar lo que los llamados grandes medios no informan (o informan con una cosmovisión diferente), concientizar políticamente a los trabajadores y movilizarlos en defensa de sus intereses económicos y políticos (Costa, 2010; Giannotti, 2014). Por tanto, pensar en la comunicación sindical hoy implica reflexionar no solo sobre los aciertos y logros, sino especialmente sobre los errores, contradicciones y desafíos.

Su historia se remonta al siglo XIX, con la expansión de la Revolución Industrial en Europa, la consolidación del capitalismo y las protestas de los trabajadores por la reducción de la jornada laboral, el salario mínimo, los días libres semanales, el fin del trabajo infantil y la regulación del trabajo femenino. La comunicación obrera nació de la lucha por la supervivencia de una clase, apoyada en sus principales herramientas organizativas: los sindicatos (Costa, 2010). En Brasil, a lo largo del siglo XX, el sindicalismo pasó por una serie de sobresaltos, entre períodos de intervención dictatorial en los sindicatos y de conciliación de las direcciones sindicales con los gobiernos y patrones. Una trayectoria marcada por avances y retrocesos, desde el surgimiento de las primeras publicaciones de la prensa obrera, bajo la influencia de inmigrantes anarquistas y socialistas a finales del siglo XIX (Ferreira, 1978).

En Brasil, las huelgas obreras en la región del ABC paulista a finales de los años 70 marcaron un hito en el surgimiento de este proceso, que renovó las acciones de los sindicatos y revitalizó la comunicación sindical. Desde las luchas contra los recortes salariales hasta la lucha contra la dictadura militar, el Novo Sindicalismo fue el fenómeno más significativo que surgió en el movimiento sindical brasileño durante ese período (Miani, 2016). La influencia de aquella oleada huelguística se extendió por todo Brasil e impuso una emergencia de cambios en la organización sindical, históricamente marcada por la conciliación de clases y la intervención autoritaria del Estado (Costa, 2010). La explosión de movilizaciones dio lugar al surgimiento de una "nueva prensa sindical" (Verdelho, 1986), que pasó a expresar la combatividad de la época en sus periódicos y otros medios de comunicación.

La década de 1980 abrió un nuevo capítulo en la historia de la comunicación sindical, con ricas experiencias en las formas y lenguajes utilizados (Fígaro, 1993). Los sindicatos crearon departamentos de prensa, creció el número de organizaciones sindicales con diarios y se diversificaron las publicaciones, con revistas, folletos, boletines, periódicos, cómics, entre otros medios. Giannotti (2014) llamó a este período la edad de oro de la prensa sindical, no sólo por la profusión de la comunicación, sino también por la retomada de una perspectiva contrahegemónica (Giannotti, 2014; Moraes, 2010) frente a los conflictos sociales y los medios tradicionales. El Nuevo Sindicalismo, por lo tanto, puede considerarse la última gran etapa de la comunicación sindical en Brasil.

Sin embargo, durante la última década del siglo XX y las dos primeras del siglo XXI, la unión "(...) entre neoliberalismo y reestructuración productiva, dentro de un universo impulsado por el capitalismo financiero, generó profundas transformaciones en el mundo del trabajo, afectando particularmente al sindicalismo" (Antunes; Silva, 2015: 515). La ideología neoliberal se extendió y materializó, por ejemplo, en forma de proyectos que redujeron derechos, desregularon el trabajo y fragmentaron aún más a la clase trabajadora (Antunes; Praun, 2019). En Brasil, entre las medidas más recientes están las reformas del Trabajo y de la Seguridad Social, aprobadas por los gobiernos de Michel Temer (2016-2018) y Jair Bolsonaro (2019-2022), respectivamente. Este escenario ha tenido consecuencias políticas y organizativas, afectando a los sindicatos y debilitando su representatividad.

En la época contemporánea, la informalidad, la flexibilización, la externalización y el desempleo se han convertido en imperativos de la sociedad capitalista, potencialmente amplificados por los avances del mundo digital (Antunes; Praun, 2019). Con la globalización del neoliberalismo, las tecnologías digitales y la inteligencia artificial, el trabajo se ha reconfigurado (Antunes; Praun, 2019). Según Antunes (2018), la sociedad globalizada y digitalizada ha profundizado las formas de explotación de los trabajadores y ha dado lugar a relaciones laborales cada vez más precarias. "La simbiosis entre el trabajo informal y el mundo digital ha permitido a los gestores soñar con empleos aún más individualizados e invisibles" (Antunes, 2020: 21).

Actualmente, innumerables actividades profesionales están mediadas por las tecnologías de la información y la comunicación y dependen del uso de dispositivos móviles. Es en este contexto que vemos la expansión de plataformas digitales como Uber, iFood y Rappi, con formas de trabajo precario mediadas por apps, siendo los conductores y repartidores una de sus expresiones más visibles. La informalidad es la característica más profunda de este nuevo proletariado de servicios de la era digital (Antunes, 2018), una especie de laboratorio del llamado trabajo "uberizado" (Antunes, 2020). Sin embargo, en este capitalismo de plataformas (Srnicek, 2017), los trabajadores de las apps han ganado protagonismo en los últimos años, especialmente durante la pandemia de Covid-19 y a partir de sus propias movilizaciones en nuevos dispositivos organizativos y comunicacionales, como el “Breque dos Apps” . "Repartidores, profesores, periodistas, profesionales que alimentan de datos la inteligencia artificial (IA): ya sea desde casa o en la calle, los trabajadores se enfrentan a un auténtico laboratorio de la lucha de clases en sus nuevos-viejos experimentos" (Grohmann, 2021: 13).

Así, más de 30 años después del apogeo de la "nueva prensa sindical", parece pertinente reflexionar sobre la comunicación de los trabajadores en la actualidad, dadas las transformaciones de la sociedad capitalista, la crisis del sindicalismo (Antunes; Praun, 2019) y la existencia de otras formas de organización y comunicación por parte de las "clases subalternas" (Miani, 2010). Por lo tanto, a partir de una concepción de la comunicación cuyo principal objetivo es sensibilizar y movilizar (Costa, 2010; Giannotti, 2014), buscamos identificar las posibles similitudes y diferencias entre la comunicación sindical tradicional y las acciones desarrolladas por los nuevos dispositivos de resistencia de los trabajadores. Con este fin, el presente artículo tiene como objetivo analizar las experiencias de comunicación del grupo de repartidores en moto Galera da Pressão (GDP), que actúa en la ciudad de Natal, capital del estado brasileño de Rio Grande do Norte, desde 2020.

Elegimos observar el GDP porque el grupo está mejor organizado que otros colectivos del mismo ámbito profesional y ha participado activamente en las recientes huelgas y protestas de los repartidores de la ciudad. Esta observación, inspirado en los enfoques etnográficos de la comunicación digital, se centra en la huelga llevada a cabo por el grupo Galera da Pressão durante los días 14 y 15 de mayo de 2022, a partir del análisis de las publicaciones realizadas por el colectivo en su perfil de Instagram, red social en la que se registraron las acciones de la manifestación. En este artículo, argumentamos que el crecimiento del trabajo precario en plataformas, combinado con la expansión de las nuevas tecnologías de la comunicación en un escenario de convergencia mediática, ha dado lugar a la aparición no sólo de nuevos dispositivos de lucha, sino también a un proceso de hibridación en la comunicación de los trabajadores.

A continuación, en las secciones 1 y 2, presentamos el marco teórico que sustenta nuestro análisis de las acciones de comunicación del grupo GDP. Para ello, articulamos elaboraciones sobre los cambios en el capitalismo contemporáneo, la autoorganización de los trabajadores plataformizados frente a la crisis del sindicalismo tradicional y las posibilidades de resistencia encontradas a través del uso de las nuevas tecnologías digitales. En la sección 3, esbozamos los procedimientos metodológicos utilizados en la investigación, justificando la construcción del corpus, explicando cómo se recogieron los datos y especificando la metodología que inspiró el análisis del trabajo. En la sección 4, contextualizamos el surgimiento del colectivo, su forma de organización y detallamos las razones que motivaron la manifestación organizada por el grupo Galera da Pressão. A continuación, analizamos los datos obtenidos durante la observación de la movilización de huelga en el Instagram del grupo, identificando convergencias y procesos distintos en relación con el sindicalismo tradicional, y destacando la existencia de una posible hibridación en las formas de organización y comunicación de los trabajadores. Por último, señalamos que el caso estudiado no parece ser un proceso aislado, ya que experiencias similares se vienen produciendo en otros países y regiones, lo que puede indicar una tendencia hacia la emergencia de una nueva morfología de la comunicación de resistencia.

1. Precariedad laboral, capitalismo de plataforma y lucha sindical

El escenario contemporáneo de los trabajadores brasileños está marcado por el desmantelamiento de la protección social y la completa desregulación del trabajo (Antunes; Praun, 2019). La precariedad, combinada con la reducción de derechos, se ha convertido en la norma para amplios sectores de la clase trabajadora y en un sello distintivo de la sociabilidad actual. "En las últimas tres décadas, el trabajo precario se ha convertido constantemente en una realidad experimentada por millones de hombres y mujeres en todo el mundo." (Antunes; Praun, 2019: 57). Esta realidad se ha expandido de forma irrestricta en el último período, impulsada sobre todo por la aparición de plataformas digitales y apps de transporte y reparto, como las ya mencionadas Uber, iFood y Rappi.

Así, junto con el avance de una racionalidad neoliberal, los trabajadores ya no serían vistos como empleados, sino como "empresarios por derecho propio", estableciendo una lógica de enmascaramiento de la explotación por parte de la plataforma y socavando las relaciones laborales. "Desde 2016, con el auge de plataformas de trabajo como Uber en todo el mundo, los debates se han desplazado hacia la llamada 'uberización del trabajo' (...)" (Grohmann, 2020: 94). Para Antunes (2020), esta uberización del trabajo es un proceso mediante el cual se individualizan e invisibilizan las relaciones laborales, "asumiendo así la apariencia de 'prestación de servicios' y borrando las relaciones asalariadas y la explotación del trabajo" (Antunes, 2020: 11). En esta era digital, bajo el control del capital financiero, asistimos a una expansión ilimitada de las viejas formas de explotación del trabajo, un retorno a los inicios del capitalismo, en el que se burla cualquier legislación social que proteja el trabajo (Antunes, 2021).

Grohmann (2020) utiliza el término "plataformización del trabajo" para captar la complejidad del fenómeno, debido a la multiplicidad de actividades laborales que implican tecnologías digitales en el momento actual del capitalismo. Según Grohmann (2021), la plataformización del trabajo es "tanto una materialización como una consecuencia de un proceso histórico que mezcla el capitalismo rentista, la ideología del Silicon Valley, la extracción continua de datos y la gestión neoliberal" (Grohmann, 2021: 13). En cualquier caso, esta realidad es parte fundamental de lo que se ha denominado capitalismo de plataformas (Srnicek, 2017), un modelo a través del cual las actividades económicas son intermediadas por apps o plataformas, ocupando un papel central en la economía (Kalil, 2020). "Estas herramientas potencializan cuantitativamente las actividades realizadas por los trabajadores, que ahora son demandados en cualquier momento y lugar" (Kalil, 2020: 83). En la actualidad, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están ayudando al capitalismo de plataforma a reconfigurar las relaciones laborales, estableciendo acuerdos de producción cada vez más precarios para los trabajadores. La plataformización del trabajo ha constituido el marco inicialmente presentado por el neoliberalismo en el siglo pasado. "El capitalismo de plataforma es la potencialización de movimientos concomitantes que comenzaron en la década de 1970: la producción ajustada, las cadenas de producción just-in-time y la externalización". (Kalil, 2020: 83). En la práctica, este modelo de trabajo digital precario, con formas de explotación sin derechos ni protección social, se remonta al período inicial del capitalismo, en su fase de acumulación primitiva (Antunes, 2020).

En este contexto, el resultado del aumento del desempleo, la informalidad y la precariedad ha afectado directamente a la actividad sindical en Brasil. Con la drástica caída de los empleos formales, el número de trabajadores asociados a organizaciones sindicales también ha bajado. En 2022, de los 99,6 millones de personas empleadas en el país, el 9,2% (o 9,1 millones de personas) estaban afiliadas a un sindicato. En 2012, sin embargo, la tasa de sindicación era del 16,1% (o 14,4 millones de afiliados) . En 10 años, los sindicatos han perdido 5,3 millones de afiliados, una reducción de casi el 37%. La precariedad laboral también ha provocado un proceso de fragmentación de la organización sindical, dividiéndose los trabajadores de un mismo lugar en fijos, con derechos y estabilidad, y otros en parciales, temporales y externalizados. Además, la desregulación y flexibilización en la que se encuentran los trabajadores de las aplicaciones ha dificultado la organización sindical.

El desmantelamiento de la representación sindical forma parte, obviamente, de la ideología neoliberal que pretende dificultar la resistencia organizada de los trabajadores frente a la retirada de derechos y el aumento de la explotación (Antunes; Praun, 2019). A esto se añaden los cambios políticos e ideológicos adoptados por la mayoría de los sindicalistas. "(...) una parte importante del sindicalismo brasileño, otrora combativo, se ha entregado a la lógica de las 'contrapartidas', siempre dirigidas, a cambio de inversiones empresariales locales, a arrebatar derechos y conquistas a los trabajadores." (Antunes; Praun, 2019: 77). El concepto sindical de confrontación de clases, tan presente en el Nuevo Sindicalismo, ha pasado del sindicalismo de clase al sindicalismo ciudadano (Antunes; Silva, 2015).

Sin embargo, a pesar de la crisis del sindicalismo tradicional, los conflictos de carácter sindical no han desaparecido y los sindicatos siguen siendo una vía alternativa de organización, incluso entre los trabajadores más precarios (Kalil, 2020). Los trabajadores de las aplicaciones se organizan sindicalmente, fundan asociaciones , cooperativas, sindicatos y organizan paros y huelgas en defensa de sus intereses y contra la explotación de las empresas/plataformas. Considerando que la necesidad de organizarse para luchar por mejores condiciones de vida es ineludible, "(...) mientras haya burgueses y proletarios, habrá lucha y organización sindical: puede ser diferente, clandestina, reprimida, etc. Toda la historia apunta en esta dirección" (Canary, 2012: 28). De este modo, las organizaciones sindicales o incluso los nuevos dispositivos de resistencia tienden a seguir existiendo mientras existan las clases sociales. Esto se debe a que "(...) la lucha sindical es una lucha necesaria, no sólo como determinación de la condición del trabajo asalariado, sino como medio de catalizar la conciencia de clase" (Alves, 2003: 290).

Con todo, esto no significa que no haya contradicciones y obstáculos que superar en las formas de organización y comunicación de los trabajadores en esta fase del capitalismo. Antunes y Praun (2019) señalan que los sindicatos son herramientas fundamentales para la resistencia en el choque entre el capital y el trabajo, pero destacan que es necesario romper los muros de los lugares de trabajo y las categorías formalmente establecidas, articulando viejas y nuevas estrategias de combate. Aunque metamorfoseada, la lucha de clases no es una página amarillenta del pasado; sigue existiendo y busca otros medios organizativos ante el fenómeno del trabajo uberizado o plataformizado. "(...) en los últimos años, hemos asistido al crecimiento de asociaciones, sindicatos y nuevas formas de organización en las categorías más diversas: desde el sector tecnológico hasta los juegos, pasando por los youtubers y los influencers, e incluyendo también a repartidores y chóferes" (Grohmann, 2021: 19). Así pues,

(...) la nueva morfología del trabajo también hace posible el florecimiento de una nueva morfología de las luchas sociales, de la auto-organización y de nuevas formas de representación. El ‘Breque dos Apps’, como sugestivamente se denominaron las dos primeras huelgas de trabajadores de aplicaciones en Brasil en julio de 2020, señala el comienzo de una nueva fase de luchas sociales desencadenadas por el nuevo proletariado de servicios de la era digital. (Antunes, 2020: 22).

A partir de una forma específica de leer y actuar sobre el mundo, la comunicación sindical busca, en última instancia, desarrollar una acción en la sociedad a través del movimiento de la clase trabajadora, para protestar contra las injusticias, la explotación de las empresas, las políticas de tal o cual gobierno o incluso para interferir en el curso de la historia. "El sentido de la comunicación sindical es conseguir que cientos, miles, millones de trabajadores pasen a la acción en defensa de viejos derechos amenazados o para conquistar nuevas victorias" (Santiago; Giannotti, 1997: 86). Toda su construcción o incluso su razón de ser se basa en este entendimiento, aunque no siempre sea éste el camino adoptado por todos los sindicatos. Todavía así, como no puede haber lucha sindical sin comunicación sindical (Santiago; Giannotti, 1997), es factible pensar que el "florecimiento de una nueva morfología de las luchas sociales" produce también una nueva morfología de la comunicación de los trabajadores en la era digital.

2. Comunicación, lucha de clases y entorno digital

Los procesos de comunicación no pueden considerarse actividades aisladas de las relaciones sociales, ya que son partes constitutivas de la realidad histórica y de las estructuras de poder en cada modelo de sociedad (Grohmann, 2018). Los medios de comunicación no son solo medios de comunicación, o simplemente dispositivos para recibir información y transmitir mensajes. Los medios son siempre social y materialmente producidos, desde las formas más simples del lenguaje hasta las tecnologías de comunicación más avanzadas (Williams, 2011). Sin embargo, no son sólo formas, sino también medios de producción social, "ya que la comunicación y sus medios materiales son intrínsecos a todas las formas de trabajo y organización social distintivamente humanas (...)" (Williams, 2011: 69). Relacionados con el desarrollo histórico y sus conflictos, los medios de comunicación son elementos esenciales para las fuerzas productivas, así como para las relaciones sociales de producción. En este sentido, pensamos la comunicación desde el punto de vista de la presencia de las clases en los procesos, concibiendo el movimiento dialéctico de las transformaciones sociales. "(...) para el marxismo, estudiar la comunicación significa pensar las relaciones de poder y los enfrentamientos (como las cuestiones de ideología, hegemonía y clases sociales) que circulan a través de la comunicación, en prácticas concretas y cotidianas" (Grohmann, 2018: 72). Por lo tanto, creemos que los conflictos de clase siguen siendo importantes para comprender los fenómenos contemporáneos.

Compartimos así una concepción marxista de la comunicación, entendida como actividad humana marcada por conflictos y contradicciones de clase, en la que reforzamos la comprensión de la centralidad del ser humano como sujeto social de la comunicación. "Es él quien se comunica, directamente con otros seres humanos, o a través de periódicos, teléfonos móviles o cualquier gadget". (Grohmann, 2018: 69). Es en conjunto con esta comprensión que también buscamos observar las transformaciones causadas por la expansión de internet, con la aceleración de la convergencia mediática y la creación de ambientes digitales como extensiones de la vida humana.

La concentración digital de diversos medios de comunicación ha impuesto una importante reorganización de la vida, con efectos sobre todos nosotros. La convergencia mediática ha establecido diferentes formas de acceder y consumir bienes culturales y formas de comunicación (Canclini, 2008). Este proceso ha cambiado la forma en que vemos, leemos y consumimos los mensajes, haciendo posible, por ejemplo, que el texto llegue a lugares donde el papel no puede. "Ser usuario de Internet aumenta la posibilidad de ser lector y espectador para millones de personas" (Canclini, 2008: 54). Los viejos y los nuevos medios están colisionando en una especie de cruce creativo, en el que los teléfonos móviles se han convertido en dispositivos clave para la convergencia (Jenkins, 2009). Los viejos medios se modifican con la introducción de nuevas tecnologías, lo llamemos convergencia o no: "Lo que desde hace unos años se denomina convergencia es en realidad un proceso mutable, inestable, proteiforme, en el que vemos cómo la jerarquización de los medios se invierte de la noche a la mañana y de un país a otro". (Jost, 2011: 95).

Sin embargo, este proceso no se produce al margen de las relaciones sociales. "Las luchas y las clases no desaparecen con Internet. Las tecnologías no se mueven solas, dislocadas de la sociedad" (Grohmann, 2014: 224). El desarrollo tecnológico siempre está vinculado a las fuerzas productivas y a las relaciones sociales de producción de una sociedad determinada (Grohmann, 2020). Toda la tecnología es el resultado del trabajo humano, incluidas las plataformas digitales y las aplicaciones que utilizamos en nuestros teléfonos móviles. Como tecnologías de la comunicación, las plataformas son infraestructuras digitales que permiten la interacción y la circulación de significados a través de diferentes lenguajes, ninguno de los cuales es neutral ni está libre de los valores de la sociedad. También expresan la existencia, la lógica y el funcionamiento del capitalismo. "(...) las tecnologías actúan como organizadoras tanto de la producción como de la circulación, incluidos los significados, comunicando así modos de vida en sociedad" (Grohmann, 2020: 94). En otras palabras, el trabajo en plataformas establece una confluencia entre los procesos de producción y comunicación. Así, dado que las tecnologías y los dispositivos presuponen un modo de uso hegemónico, el ciberespacio también debe verse en su contradicción. Por lo tanto, como espacio de dominación, contestación y lucha (Grohmann, 2014). "La comunicación también actúa como brazo organizador y movilizador del trabajo en las plataformas digitales, siendo el centro de las disputas en este universo e implicando tanto las lógicas de control y gestión como las de resistencia y organización obrera" (Grohmann, 2021: 15).

Según Giannotti (2014), las diversas formas de comunicación observadas a lo largo del tiempo nos muestran que los medios de comunicación siempre han sido herramientas para comunicar la opinión de alguien sobre un hecho determinado. Una pintura en una cueva, un conjunto de leyes talladas en una roca oscura, un periódico sobre los excesos del rey, una emisión de televisión sobre hombres caminando sobre la luna. Giannotti (2014) afirma que los medios de comunicación y los medios en general no son fuerzas extrañas en la máquina del poder. Son partes integrantes del poder que también buscan influir en las elecciones, modular las percepciones y presentar una determinada visión de los acontecimientos. Cuando comunicamos, asumimos perspectivas, y estas perspectivas están vinculadas a intereses sociales, económicos y políticos. No hay poder que no se exprese en los medios de comunicación, porque los medios de comunicación también son poder (Giannotti, 2014). Pero debemos entender los medios de comunicación como un proceso continuo. Un proceso histórico, concreto, que atraviesa la forma en que interpretamos la realidad social, una mediación que nos permite modificar y ser modificados. En la comunicación sindical, Giannotti (2014) entiende los medios como un medio para disputar la hegemonía, para garantizar la hegemonía vigente u oponerse a ella para impulsar el cambio social.

El concepto de hegemonía en Gramsci (2002) está relacionado con la dirección política, cultural e ideológica de la sociedad. Esta dirección se realiza a través del poder de una clase dominante para mantener su dominación no sólo mediante la coerción, sino también a través del consentimiento de las masas, legitimado por la persuasión ideológica. El sistema escolar, las religiones y los medios de comunicación son algunos ejemplos de aparatos de hegemonía y difusión ideológica (Gramsci, 2002). En el caso aquí estudiado, los discursos empresariales de las plataformas, en un contexto de racionalidad neoliberal, de supresión de los conflictos de clase y de enmascaramiento de la explotación laboral, encajan en la perspectiva de dominación ideológica sobre la masa de trabajadores plataformizados, con el objetivo de mantener una hegemonía. Por eso nos parece pertinente decir que "la supremacía de un grupo se manifiesta de dos maneras, como 'dominación' y como 'dirección intelectual y moral'" (Gramsci, 2002: 62), algo que ejercen las empresas/aplicaciones en su propaganda empresarial sobre sus "socios" (trabajadores).

Así, una disputa contrahegemónica se establece tanto por el contenido de lo que se comunica como por el alcance de la contestación practicada. La comunicación que pretende ser contrahegemónica necesita hacer pensar y posibilitar nuevas formas de reflexión (Paiva, 2008), necesita establecer "contradicción y tensión en lo que hasta entonces parecía unísono y estable" (Moraes, 2010: 73). Pero eso no es todo. Giannotti (2004) sostiene que la comunicación obrera, para cumplir su finalidad comunicativa de acción, tiene que disputar la hegemonía en la sociedad de clases, presentando una concepción contraria a la del modelo dominante. "Reflexionar sobre las modalidades de hegemonía y contrahegemonía significa analizar las formas de persuasión, formación y pedagogía, comunicación y difusión de visiones del mundo (...)" (Fontes, 2008: 145).

Es en este contexto, por lo tanto, de tecnologías de información y comunicación configuradas como mecanismos de acumulación capitalista (Antunes, 2020), que se insertan los trabajadores de apps. Tal vez al principio, debido a la difusión de una racionalidad neoliberal, la ausencia de regulaciones laborales y derechos sociales no sonaba como una tragedia para los trabajadores desempleados. Vendida como una supuesta libertad para emprender, la realidad del capitalismo de plataforma se impuso y pasó una dura factura a conductores y repartidores. Largas jornadas laborales, baja remuneración, sin salario fijo y sin protección social, con los costes laborales a cargo del propio trabajador y la actividad gestionada por los algoritmos de la plataforma, en contra de la idea de autonomía. Sin embargo, no hay trabajadores que no puedan organizarse por sí mismos. Si surgen nuevos métodos de control y organización del trabajo por parte del capital, también se hacen necesarias nuevas formas de organización de los propios trabajadores (Grohmann, 2021). "Sin olvidar las luchas históricas, la clase obrera siempre se reinventa, siempre se recompone en función de la nueva realidad técnica del trabajo. En este laboratorio del trabajo de plataforma, los trabajadores no son amorfos ni pasivos (...)" (Grohmann, 2021: 19).

Ante esta realidad, algunos de aquellos individuos atomizados que se veían a sí mismos como "emprendedores" comenzaron a reconocerse como trabajadores, explotados por las grandes empresas de apps. Esta comprensión ha permitido el surgimiento de movimientos de autoorganización colectiva, que han avanzado hacia luchas sindicales de trabajadores de plataformas, ya sea en formatos tradicionales o al margen de los modelos clásicos de sindicalismo (Grohmann, 2020: 107). "El intento de huelga global de los conductores de Uber en mayo de 2019 mostró que lo que parecía el paraíso del trabajo precario ha comenzado a desvanecerse, por lo que es probable que las vías de confrontación se amplíen en los próximos años" (Antunes, 2020:13).

Este nuevo proletariado de servicios de la era digital, que ha sido la antesala de la precarización general del trabajo, comienza a levantarse, como el "Breque dos Apps" en Brasil, que tuvo lugar en julio de 2020, y otras formas de movilización. Para Grohmann (2021), el trabajo en las plataformas es como un laboratorio de lucha de clases, que ha llevado a los trabajadores a experimentar nuevas formas de autoorganización. En este sentido, la comunicación juega un papel fundamental en la organización y difusión de este proceso de lucha (como WhatsApp), permitiendo que llegue a toda la clase trabajadora.

A pesar del avance del neoliberalismo, de la crisis del sindicalismo tradicional y de la existencia de los discursos empresariales de las plataformas sobre los trabajadores, la realidad material del trabajo precario se ha ido imponiendo y reavivando el debate sobre cuestiones que antes se consideraban muertas, como las clases sociales, la lucha sindical y el capitalismo. La necesidad de resistencia de los trabajadores plataformizados establece el surgimiento de la autoorganización colectiva, el renacimiento de la identidad de clase y la importancia de la comunicación en las confrontaciones contrahegemónicas. La experiencia del grupo de repartidores Galera da Pressão (GDP) en Natal se inscribe en este contexto.

3. Procedimientos metodológicos

Durante la encuesta sobre las nuevas modalidades de resistencia de los repartidores de la ciudad de Natal, identificamos varios grupos organizados de repartidores, como Galera Mete Marcha, Família Chama na Calanga, Galera do DDD 084, Profissão Perigo Potiguar, Família Motoboy Natal y Galera do Gera PN. Los nombres hacen referencia a sus herramientas de trabajo (moto y bicicleta), a los riesgos que entraña su trabajo y al prefijo telefónico del estado de Rio Grande do Norte. Sin embargo, observando los perfiles de cada grupo en Internet, vimos que el colectivo Galera da Pressão (GDP) demostró estar más en sintonía que los demás con algunas de las características de la organización por reivindicaciones sindicales. Como criterios comparativos, tuvimos en cuenta la preparación y la participación en movimientos por mejores condiciones de trabajo, luchas por aumentos salariales y paros en la ciudad de Natal. Así, en la delimitación del corpus de este estudio, optamos por observar y analizar las acciones de comunicación publicadas en Instagram por GDP en torno a sus agendas, durante un movimiento de huelga liderado por el colectivo, que se detalla en la sección 4 de este trabajo. Parte de la información sobre el colectivo y sus reivindicaciones se obtuvo a través del contacto con los líderes, especialmente vía WhatsApp.

Para el análisis de este artículo, optamos por la huelga de 14 y 15 de mayo de 2022 por ser la manifestación más reciente liderada por el colectivo, mientras que elegimos el perfil de Instagram del GDP porque los registros de las acciones del grupo relacionadas con la protesta estaban en esta red social. De esta forma, fue posible observar las publicaciones realizadas desde el período de preparación de la huelga hasta los posts realizados en los dos días de huelga, como tarjetas explicativas del movimiento, relatos de las movilizaciones y vivencias de los actos públicos. En este sentido, habiendo definido la observación de la huelga de repartidores, también por ser un momento privilegiado para la efervescencia de los procesos de comunicación, nuestro análisis consideró todos los posts de Instagram relacionados con la huelga de repartidores, realizados entre el 29 de abril de 2022 (primer post) y el 15 de mayo de 2022 (último post). En el feed de noticias del GDP, dentro del periodo de tiempo mencionado, identificamos 09 posts relacionados con la huelga, incluyendo retransmisiones en directo y tarjetas de visita digitales. Durante el seguimiento de la huelga en Natal, también registramos la publicación de varias historias, cuya duración es de 24 horas, y que permanecieron disponibles en los destacados del perfil del grupo durante un período y hoy ya no son visibles. En esta observación, tanto en las publicaciones en el feed de noticias como en las historias - algunas de las cuales se registran aquí en capturas de pantalla - seleccionamos para el análisis las publicaciones que tenían elementos indicativos y característicos del uso de viejas y nuevas estrategias de comunicación de carácter sindical. Además, todavía en el feed de noticias del perfil, pero fuera del ámbito del análisis, entre el 8 y el 10 de septiembre, vimos otros cuatro posts relacionados con protestas de repartidores, tres de los cuales divulgaban y apoyaban una huelga en la ciudad de João Pessoa, y uno recordaba la huelga que el GDP organizó en Natal.

De este modo, este trabajo se inspira en los procedimientos y posibilidades de las aproximaciones etnográficas al estudio de la comunicación digital (Fragoso; Recuero; Amaral, 2011), con el fin de observar, describir e interpretar las estrategias de lucha del colectivo Galera da Pressão en Internet, sin desvincular lo online de lo offline. Así, partimos de la comprensión de la apropiación de las tecnologías por los trabajadores, considerando los aspectos históricos, técnicos y simbólicos que se expresan en las materialidades del uso de los recursos digitales en internet. Según los autores, la metodología empleada se beneficia de la observación del corpus en contraste con el contexto socio-histórico en el que se produce el fenómeno, permitiendo el cruce de datos e informaciones y brindando una oportunidad para nuestro análisis: las acciones de comunicación en el perfil del GDP reflejan comportamientos que nos ayudan a comprender el uso de las tecnologías de la comunicación con fines de lucha sindical. De este modo, la observación de las actividades del grupo Galera da Pressão en su perfil de Instagram nos permitió analizar y desarrollar algunas reflexiones sobre las formas de organización y comunicación utilizadas por los trabajadores de la app. Así, buscamos identificar posibles similitudes y diferencias con la comunicación sindical tradicional, con el fin de entender cómo estos nuevos dispositivos de resistencia se comunican a partir de la convergencia mediática y las posibilidades de existir y luchar en entornos digitales.

4. Reflexiones sobre la experiencia del grupo Galera da Pressão (GDP)

El colectivo de repartidores en moto Galera da Pressão (GDP) se creó el 22 de abril de 2020, en la ciudad de Natal, en el estado de Rio Grande do Norte (Brasil), a partir de la organización de un grupo de trabajadores en WhatsApp. Según los propios organizadores, GDP surgió inicialmente con el objetivo de “ayudarnos unos a otros en las prisas del día a día”. El grupo tiene 260 miembros en WhatsApp, tres de los cuales son mujeres, pero fuera de la aplicación de mensajería Galera da Pressão organiza y moviliza a unos 800 repartidores en moto, 15 de los cuales son mujeres. Aunque mantiene contactos con trabajadores de otras ciudades de Brasil, como João Pessoa y Belo Horizonte, el GDP localiza su trabajo especialmente en Natal. A escala nacional, el grupo está alineado con la organización Aliança Nacional dos Entregadores de Aplicativos (ANEA) , colectivo de dirigentes con los que el GDP mantiene contacto a través de una aplicación de mensajería instantánea Telegram.

En su forma organizativa, Galera da Pressão cuenta con administradores y miembros que, cuando es necesario, pueden "tomar la iniciativa en algún tipo de decisión interna del grupo". Como el GDP no es ni una asociación ni un sindicato de repartidores en moto, los miembros no hacen contribuciones financieras regulares para mantener el grupo en funcionamiento. Sin embargo, según los propios administradores, los miembros "siempre intentan ayudarse unos a otros, con recaudaciones o donaciones cuando un amigo lo necesita". Además de WhatsApp, el GDP utiliza Telegram para comunicarse con grupos de otros estados y también tiene un perfil en la red social Instagram, con 2.724 seguidores . Según los organizadores, el objetivo del perfil es “mostrar nuestra vida cotidiana a ciudadanos de a pie, clientes y empresas”. En la descripción de la red social, el colectivo destaca dos frases: “Nuestras entregas diarias” y “La mejor entrega del día fue que Dios nos permitiera volver a casa y ver a nuestra familia”.

Desde su creación, el grupo Galera da Pressão ha participado en protestas y paros, tanto locales como nacionales, como el ya mencionado "Breque dos Apps". En 2020 y 2021, GDP estuvo presente en manifestaciones callejeras en Natal por mejoras en las tarifas de entrega, el fin de los pedidos múltiples en una sola tirada y contra los bloqueos indebidos llevados a cabo por plataformas como Uber e iFood. En estas movilizaciones, los repartidores suelen pedir también a la gente que no haga pedidos y que valore negativamente a las empresas en las tiendas de aplicaciones para smartphones. Es una forma de movilizar la atención de la gente y presionar a las plataformas para que atiendan las demandas de los repartidores, que se enfrentan a diario a los riesgos del trabajo y corren contrarreloj para hacer las entregas en trayectos que a menudo superan las 12 horas seguidas.

La más reciente huelga del GDP en Natal tuvo lugar los días 14 y 15 de mayo de 2022, cuando el grupo Galera da Pressão protestó por el “el fin de la ‘sub-praça’ de los Operadores Logísticos (OL)" y contra la injusticia para con los trabajadores “nuvem” . En la nomenclatura, los OL son empresas externas contratadas para gestionar a los repartidores de iFood , agrupando a los trabajadores en plazas de determinadas regiones con preferencia para casi el 100% de los pedidos. Los trabajadores "nuvem", por su parte, son repartidores independientes que se han registrado en la plataforma para hacer entregas directamente para la aplicación, sin relación con las empresas subcontratadas, por lo que tienen menos oportunidades de hacer entregas .

La manifestación en Natal cuestionó el doble sistema de funcionamiento aplicado por iFood en la ciudad, que creó más desigualdad entre los propios trabajadores. Otras protestas con el mismo programa también tuvieron lugar en otras ciudades, como la mencionada João Pessoa, capital del vecino estado de Paraíba. La huelga organizada por el grupo Galera da Pressão tuvo lugar durante dos días (14 y 15 de mayo de 2022), reunió a decenas de repartidores en actos públicos en las inmediaciones del Midway Mall, el mayor centro comercial de la ciudad de Natal, y tuvo éxito en sus reivindicaciones. La empresa/app cerró el sistema de “sub-praça” y retiró a las empresas subcontratadas que contrataban repartidores. A finales de 2023, según el GDP, todos serían empleados “nuvens”.

Tanto en los preparativos de la movilización como durante la huelga, observamos que las acciones de comunicación llevadas a cabo por el colectivo Galera da Pressão se basaron en un proceso de hibridación entre las formas tradicionales utilizadas por los sindicatos y las posibilidades que ofrecen los medios digitales. Al mismo tiempo que utilizaban los recursos audiovisuales de las nuevas tecnologías de la comunicación (tarjetas de visita virtuales, stories y lives en el sitio de los actos públicos), los miembros del GDP también utilizaron folletos impresos y pancartas de tela fijadas en la vía pública (Figura 01). En los días previos a la huelga, los miembros del grupo publicaron fotos en Instagram que mostraban la confección de las pancartas y la distribución de folletos con las reivindicaciones de la manifestación, con el fin de sensibilizar a los trabajadores y movilizar la atención pública sobre el tema. El 15 de mayo de 2022, durante el paro en las inmediaciones del centro comercial Midway Mall, GDP retransmitió en directo el acto público, en el que se puede ver el uso de un coche sonoro, con uno de los organizadores al micrófono (Figura 02). Esta combinación de los medios tradicionales del sindicalismo, como panfletos, pancartas y un coche sonoro, con recursos de comunicación digital, parece indicar una comprensión tácita del imperativo actual de articular las redes y las calles, ocupando ambos espacios existentes.


Figura 01
- Los repartidores elaboraron folletos y pancartas sobre la huelga.
Fuente: Captura realizada por los autores en el Instagram del grupo Galera da Pressão


Figura 02
Repartidores de App paralizados utilizando un coche sonoro.
Fuente: Captura realizada por los autores en el Instagram del grupo Galera da Pressão

La convergencia mediática - o lucha intermedia, como señala Jost (2011) - es también un reflejo de la propia emergencia de vidas físicas y virtuales que se hibridan y constituyen un polo de existencia cuya interferencia es recíproca. De ahí la necesidad de actuar simultáneamente en esta realidad dual. El bios virtual, este nuevo ámbito existencial de los seres humanos, establecido por la confluencia de internet y las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, bajo la lógica del mercado, como sugiere Sodré (2014), se materializa tecnológicamente, entretejido con manifestaciones de la vida humana real, allanando así el camino para una nueva forma de existencia. "En lo que respecta a la red electrónica, sujeto y objeto, entidades vivas e inmateriales -híbridos- convergen, 'dialogan', ejercen influencias mutuas y dan fuerza a la hipótesis de una vida electrónica.” (Sodré, 2014: 149). En el caso de las acciones del GDP, al mismo tiempo que ocupaban las calles de la ciudad para movilizar la atención pública denunciando la explotación de la plataforma, los repartidores -aprovechando los recursos de las redes sociales- también "etiquetaron" el perfil de la empresa (@ifoodbrasil) en Instagram y utilizaron hashtags relacionados con la protesta y la plataforma, como estrategia para movilizar el engagement en los posts sobre la huelga, con el objetivo de atraer más visualizaciones, likes y seguidores.

A pesar de las transformaciones, la comunicación de estos trabajadores de la app, realizada hoy por cualquier repartidor con un dispositivo digital en las manos, tiene una cierta referencia a la prensa obrera de principios del siglo XX, cuando los propios trabajadores escribían y distribuían sus periódicos impresos (Ferreira, 1978). Aunque no exista, por ejemplo, un boletín impreso regular del grupo Galera da Pressão - un medio de "lógica integralizadora" que sigue siendo uno de los soportes recurrentes de la comunicación sindical tradicional (Costa; Silva, 2022) - ya que predominan las formas digitales, es importante destacar que los folletos, cards, stories y lives fueron producidos por los propios repartidores (Figura 03). Esto es probablemente un indicio del papel central que la propia clase trabajadora - digital o no, con o sin departamento de comunicación - desempeña en la realización de sus acciones comunicativas, ahora potenciadas por las posibilidades técnicas de las nuevas tecnologías.


Figura 03
Tarjetas virtuales producidas por los propios repartidores.
Fuente: Captura realizada por los autores en el Instagram del grupo Galera da Pressão

En el Instagram del GDP también vimos posts y memes relacionados con el trabajo precario, sin derechos ni descanso, con largas jornadas laborales y marcado por el riesgo que conlleva el trabajo del repartidor. Se trata de expresiones imaginarias que buscan reinterpretar la realidad y sus representaciones tradicionales a partir de los nuevos soportes tecnológicos y sus recursos. En el caso de los repartidores, el humor en el lenguaje de los memes remite, por ejemplo, al papel que desempeñan las viñetas en los periódicos sindicales impresos, en las que se denuncian de forma crítica y jocosa las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera. Es la risa como denuncia y movilización de significados, captando y sosteniendo la mirada de quienes habitan la red, como valorización simbólica del trabajo, pero también enfrentando el riesgo de naturalizar la precariedad de la actividad, como el uso de emojis de risa y los hashtags #profissaoperigo y #motoboyraiz, identificados en algunas publicaciones.

La solidaridad de clase entre los repartidores de Galera da Pressão es otra expresión de similitud con las formas tradicionales de organización sindical. Este vínculo quedó demostrado en el momento de la huelga y en los preparativos de las protestas, pero también en la ayuda mutua entre trabajadores y en el apoyo a reivindicaciones similares de repartidores de otras ciudades, como João Pessoa, en Paraíba, también observado en el Instagram del grupo. Dadas las precarias condiciones de las relaciones laborales, la solidaridad y la conciencia de clase tienden a fortalecerse y ejercerse cada vez que un repartidor en moto se enfrenta a dificultades, ya sean económicas, de salud o relacionadas con el equipo de trabajo. Este comportamiento se remonta a los orígenes de las primeras formas de organización sindical, allá por el siglo XIX, basadas en mutualidades y cajas de beneficencia, que más tarde se convertirían en ligas y uniones, embriones de los sindicatos (Ferreira, 1978). Una diferencia importante, sin embargo, es que esa solidaridad de clase del proletariado digital ocurre hoy principalmente con la posibilidad de divulgación en mayor escala, debido a la extensión de las redes sociales y mediada por aplicaciones que permiten las modernas transacciones financieras.

En los posts de Instagram del colectivo Galera da Pressão, vemos el día a día de los repartidores, los relatos de sus adversidades, las "tonterías en el trabajo", bajo la presión del reloj de la aplicación a la hora de hacer las entregas. Mediante el uso de los recursos visuales y sonoros de la red social, los repartidores del GDP expresan un modo de vida mediatizado, un ambiente virtual que se mezcla y funde con su realidad física. En este bios virtual (Sodré, 2014), la realidad incorpórea de las redes convive con la realidad social e histórica de los repartidores. En el feed o stories, la búsqueda de visibilidad en torno a los dramas sociales del trabajo es el ejercicio de la comunicación no sólo como dimensión de la lucha por la supervivencia, sino principalmente como vínculo e identidad entre el grupo (Sodré, 2014). Esto se expresa en diversas manifestaciones mediáticas de los repartidores: en la camisa/uniforme del colectivo, con identidad visual y logotipo propios; en el lenguaje de los memes; en la solidaridad de clase; en la movilización de la atención por la huelga y las protestas, pero también en la fuerte presencia de la religiosidad y la idea de la existencia de una familia GDP.

Históricamente, la comunicación entre los trabajadores es un paso importante y necesario para la organización colectiva y la resistencia de clase. En los inicios de la prensa sindical, la fuerte presencia del periódico impreso precedía al período de inicio de las huelgas (Ferreira, 1978), indicando el papel movilizador de la comunicación, teniendo en cuenta los medios técnicos disponibles. En comparación, con la llegada de las nuevas tecnologías, la comunicación digital ha demostrado ser una parte fundamental de la organización de los trabajadores plataformizados, combinando nuevos y viejos medios en un conjunto de relaciones y procesos de comunicación que están caracterizando estos nuevos dispositivos de resistencia. "Esto puede ocurrir tanto cara a cara, como en el caso de los repartidores que interactúan en los puntos de encuentro, como en las plataformas digitales, como Facebook y los grupos de WhatsApp, que han desempeñado un papel fundamental en la organización de los trabajadores" (Grohmann; Salvagni, 2023: 115).

El caso estudiado en este artículo no es un ejemplo aislado del proceso en curso de hibridación de las formas de comunicación basado en nuevas disposiciones de resistencia por parte de los trabajadores plataformizados. Cant (2021), por ejemplo, presenta la experiencia de luchas y huelgas de los repartidores de Deliveroo entre 2016 y 2017 en la ciudad de Brighton, Inglaterra. En su relato, podemos identificar similitudes con el caso aquí analizado, como el uso de los recursos digitales de los smartphones y el uso de material impreso para organizar a los trabajadores en torno a sus demandas de condiciones laborales y mejores salarios. En Brighton, los repartidores de comida a domicilio de Deliveroo organizaban su comunicación tanto a través de grupos de WhatsApp y Facebook, en una especie de "organización invisible" (Cant, 2021), como a través de un boletín impreso llamado Rebel Roo, que se distribuía entre los trabajadores de los puntos centrales de reparto de la ciudad. Todo fue organizado por un grupo de propios repartidores, incluyendo la participación de inmigrantes brasileños que ya tenían experiencia en huelgas.

Otro movimiento importante es el que presenta Ortega Erreguerena (2023) en su estudio sobre los repartidores de apps en México, como el colectivo Ni Un Repartidor Menos: “En sus traslados por la ciudad los repartidores se encuentran de manera cotidiana y poco a poco tejen relaciones para ayudarse ante los accidentes, la violencia y los abusos que sufren todos los días” (Ortega Erreguerena, 2023: 62). De este modo, las redes de solidaridad construidas en entornos digitales como WhatsApp, Facebook y Telegram se extienden también fuera de los espacios de las apps, lejos del control algorítmico y lejos de los restaurantes. Ortega Erreguerena (2023) subraya que los repartidores construyen así espacios comunitarios de ayuda mutua: "Estos espacios no siempre derivan de acciones colectivas, pero sí dan lugar a un proceso de construcción de un tejido común" (Ortega Erreguerena, 2023: 62). Un tejido común que emula los lazos de clase que suelen verse en las asambleas de trabajadores en sus centros de trabajo tradicionales, donde se debaten los problemas y reivindicaciones de la categoría, aunque este proletariado digital conserve sus propias particularidades. De tal forma que los trabajadores de delivery se caracterizan por ser "categorías más simbólicas del acelerado proceso de cambio de las relaciones laborales en Brasil y en el mundo" y que "indican un creciente grado de politización y capacidad de organización para reivindicar derechos, pero también una forma diferente de organizarse, que pasa por la resistencia a la representación sindical convencional" (Festi; Gontijo; Gonçalves; Fragoso, 2023).

Ortega Erreguerena (2023) también señala que, a través de sus propias redes sociales, estos trabajadores critican el discurso de las apps, buscan crear una identidad y fortalecer los mecanismos de solidaridad. Para ello, los recursos y materialidades de las tecnologías son reapropiados y rearticulados por los trabajadores para sus propios fines. "Circulan imágenes, memes, memes, videos, canciones y todo tipo de símbolos en los que los aparceros se identifican colectivamente, ya no como socios, sino como colectivo de trabajadores" (Ortega Erreguerena, 2023: 63). En la misma línea, Cant (2021) muestra que los trabajadores, dentro de este crisol que mezcla capitalismo, alta tecnología e hiperexplotación, están construyendo nuevos modelos de organización y nuevas formas de acción, lo que parece corroborar la idea de que está en marcha otra morfología para comunicar las luchas, obviamente basada en experiencias pasadas y condiciones presentes. "Una plantilla atomizada de cientos de repartidores repartidos por toda la ciudad se organiza en realidad a través de una estructura invisible y cohesionada que les permite movilizar una acción colectiva coordinada. (...) las plataformas de reparto funcionan como laboratorios de la lucha de clases" (Cant, 2021: 203).

Este nuevo proletariado de la era digital (Antunes, 2018), del cual el grupo observado es una expresión, sobrevive ahora sobre la base del resultado acelerado de una convergencia de tecnologías y de la expansión de internet, controlada por la lógica del mercado. En la palma de la mano, el dispositivo que vigila el trabajo precario, controlado por los algoritmos de la plataforma online, es el mismo dispositivo a través del cual los repartidores ejercen formas de resistencia y una existencia virtual. En el capitalismo de plataformas, curiosamente, la tecnología que ha comprimido el tiempo y el espacio también ha atomizado este tipo de proletariado, que ya no está necesariamente reunido en una "planta de producción" concreta, sino disperso. Sin embargo, como resultado de esta desagregación neoliberal, estos mismos trabajadores intentan ahora rearticular formas de organización y comunicación a partir de las propias tecnologías y de una nueva morfología de las luchas.

Por el momento, continúan los enfrentamientos políticos y sociales contra las plataformas, no sólo en busca de un aumento de las tarifas de entrega, sino ahora también por la regulación del trabajo y sus derechos, como las vacaciones y la seguridad social. La situación en la que se encuentran estos trabajadores refleja las contradicciones de la actual etapa de desarrollo del capitalismo, basada en las plataformas digitales y el trabajo precario. En este sentido, repartidores, asociaciones, sindicatos y colectivos vienen reclamando al gobierno federal que avance con el proyecto de regulación en Brasil , especialmente tras el agravamiento de la crisis económica y las consecuencias de la pandemia del Covid-19.

5. Consideraciones finales

Los cambios que se han producido en los últimos 30 años han afectado profundamente a las relaciones laborales, a las formas y medios de comunicación (incluidos los sindicatos) y a las posibilidades de existencia de los trabajadores en el mundo. Expresión de la actual fase de explotación laboral, el capitalismo de plataforma ha impulsado la aparición de la precariedad, ha fragmentado aún más a la clase trabajadora y ha debilitado a los sindicatos como instrumentos de lucha. Sin embargo, a pesar del avance del neoliberalismo en este periodo, el nuevo proletariado de la era digital no tardó en moverse y buscar formas de autoorganización para resistir y exigir derechos. Aunque inicialmente, los trabajadores de apps en Brasil han demostrado que la confrontación entre clases sociales sigue existiendo, independientemente de los discursos "empresariales" de las plataformas digitales. El "Breque dos Apps" y otras huelgas en el país, como la que se ve en este artículo, son ejemplos de este movimiento.

Las huelgas y las luchas son momentos privilegiados para observar nuevas experiencias de movilización y comunicación. En este trabajo, por lo tanto, buscamos hacer comparaciones entre las acciones del colectivo Galera da Pressão y aspectos importantes de la comunicación sindical tradicional, con el objetivo de identificar convergencias y también procesos distintos.

Entre las principales diferencias destacan: a) la ausencia de un periódico o boletín impreso periódico, medio que aún es utilizado por los sindicatos tradicionales y que también ha sido utilizado por los nuevos arreglos, como se relata en la experiencia de Rebel Roo; b) el predominio del uso de tecnologías digitales y de la organización de grupos en redes, debido a la naturaleza de la actividad de los repartidores, a las posibilidades de convergencia de medios y a la velocidad del mensaje en estos medios, ya que los trabajadores generalmente circulan por las calles de la ciudad haciendo las entregas, y no siempre están concentrados por mucho tiempo en un punto de apoyo; c) la existencia de un ambiente virtual, una realidad incorpórea de acción, en la que se desarrolla la vida - utilizando diversas estrategias y recursos de los propios medios de comunicación - en busca de compromiso y visibilidad para los conflictos sociales y concretos vividos en el día a día de las entregas.

Entre las principales similitudes, destacamos: a) el uso de pancartas en la vía pública, el uso de megafonía en las manifestaciones callejeras y la distribución de octavillas impresas para convocar la huelga, lo que indica la importancia del contacto personal cara a cara en la movilización sindical (aunque no sea de forma regular); b) la circulación de memes, utilizando el lenguaje del humor como forma jocosa de denunciar las condiciones de trabajo, es similar al papel desempeñado por las viñetas en las publicaciones sindicales impresas, incluso como estrategia de identificación a través de la risa; c) el desarrollo de la ayuda mutua y la posterior solidaridad de clase entre los repartidores organizados en red se remonta a los embriones de las primeras organizaciones sindicales y sus medios de unidad, ahora reforzados por la comunicación digital.

Además, los propios trabajadores producen su comunicación desde los dispositivos técnicos que tienen en la palma de la mano, lo que se asemeja a la prensa obrera de principios del siglo XX, que era realizada por los propios trabajadores, al tiempo que se diferencia de los sindicatos que profesionalizaron su comunicación a través de gabinetes de prensa a principios de los años ochenta.

En la comunicación desarrollada por el grupo Galera da Pressão, los enfrentamientos sociales y el modo de vida de los repartidores de plataformas buscan visibilidad a través de la hibridación de los medios de comunicación y su realidad. Fruto de la velocidad de la convergencia mediática, esta nueva existencia virtual se mueve entre la crudeza del trabajo precario de la calle y el imaginario de las nuevas tecnologías digitales. Articulando viejos y nuevos dispositivos, utilizando los medios como recurso y entorno, la comunicación del colectivo guarda importantes similitudes con aspectos tradicionales de la organización sindical. Aunque no sea un sindicato ni una asociación, y no se organiza sobre la base de los modelos sindicales clásicos, la autoorganización del colectivo se desarrolla bajo el espectro de la lucha sindical. La experiencia inicial del GDP demuestra que se están produciendo nuevas modalidades de lucha y resistencia, vinculadas a las nuevas tecnologías y sus entornos, que también deben considerarse espacios de disputa y subversión contrahegemónicas.

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