PERSPECTIVAS ANALÍTICAS: TIEMPOS, IDENTIDADES, HISTORIA
La política y el método. Algunas notas sobre la presencia del operaismo en Pasado y Presente en los años sesenta
Politics and method. Notes on the presence of operaismo in Pasado y Presente in the sixties
A política e o método. Algumas notas sobre a presença do operaismo em Pasado y Presente nos anos sessenta
La política y el método. Algunas notas sobre la presencia del operaismo en Pasado y Presente en los años sesenta
Trabajo y sociedad, vol. 26, núm. 44, pp. 173-189, 2025
Universidad Nacional de Santiago del Estero. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Instituto de Estudios para el desarrollo Social (INDES)
Recepção: 09 Agosto 2024
Revised document received: 12 Outubro 2024
Aprovação: 23 Outubro 2024
Resumen: El presente artículo se propone ofrecer algunas claves interpretativas para identificar la influencia del operaismo italiano de los años sesenta en la primera época de la revista argentina Pasado y Presente. La hipótesis del artículo es que la historia teórico-política de Pasado y Presente puede ser leída como un tentativo de reconstrucción teórica, ideológica y estratégica de la política revolucionaria a partir de la producción de una lectura del marxismo organizada alrededor de la identificación del método que constituiría su núcleo. En primer lugar, se buscará presentar los vectores teóricos y metodológicos que organizan los editoriales de la primera época de la revista Pasado y Presente, con el objetivo de identificar sus núcleos temáticos y la forma de su tratamiento. En segundo lugar, se propondrá una lectura del noveno y último número de la primera época de la revista cordobesa, donde las afinidades con el operaismo italiano de los años sesenta serían explícitas. En tercer lugar, a modo de conclusión, serán sugeridas algunas claves de lectura sobre las condiciones que habrían posibilitado, dentro de la experiencia de Pasado y Presente, la confluencia entre la recepción del marxismo gramsciano y la adopción de ciertas hipótesis del operaismo italiano, operación bloqueada dentro de la propia izquierda italiana.
Palabras clave: Marxismo, método, Antonio Gramsci, operaismo, Pasado y Presente, comunismo argentino.
Abstract: This article aims to provide some interpretive keys to identify the influence of Italian operaismo of the 1960s on the early period of the Argentine magazine Pasado y Presente. The article's hypothesis is that the theoretical and political history of Pasado y Presente can be read as an attempt for a theoretical, ideological, and strategic reconstruction of revolutionary politics based on the production of a reading of Marxism, organized around the identification of the method that would constitute its core. First, we will present the theoretical and methodological vectors that organize the editorials of the early period of the magazine Pasado y Presente, aiming to identify its thematic cores and the form of their treatment. Then, we will offer an interpretation of the ninth and final issue of the first period of the magazine, where the affinities with Italian operaismo of the 1960s would be explicit. At last, as a conclusion, we will suggest some interpretative keys on the conditions that would have made possible -within the experience of Pasado y Presente- the confluence between the reception of Gramscian Marxism and the adoption of certain hypotheses of Italian operaismo, an operation blocked within the Italian left itself.
Keywords: Marxism, method, Antonio Gramsci, operaismo, Pasado y Presente, Argentine communism.
Resumo: O presente artigo propõe oferecer algumas chaves interpretativas para identificar a influência do operaismo italiano dos anos sessenta na primeira época da revista argentina Pasado y Presente. A hipótese do artigo é que a história teórico-política de Pasado y Presente pode ser lida como uma tentativa de reconstrução teórica, ideológica e estratégica da política revolucionária a partir da produção de uma leitura do marxismo organizada em torno da identificação do método que constituiria seu núcleo. Em primeiro lugar, buscar-se-á apresentar os vetores teóricos e metodológicos que organizam os editoriais da primeira época da revista Pasado y Presente, com o objetivo de identificar seus núcleos temáticos e a forma de seu tratamento. Em segundo lugar, será proposta uma leitura do nono e último número da primeira época da revista cordobesa, onde as afinidades com o operaismo italiano dos anos sessenta seriam explícitas. Em terceiro lugar, a modo de conclusão, serão sugeridas algumas chaves de leitura sobre as condições que teriam possibilitado, dentro da experiência de Pasado y Presente, a confluência entre a recepção do marxismo gramsciano e a adoção de certas hipóteses do operaismo italiano, operação bloqueada dentro da própria esquerda italiana.
Palavras chave: Marxismo, método, Antonio Gramsci, operaismo, Pasado y Presente, comunismo argentino.
Sumario
1. Introducción; 2. El método como forma de ruptura; 3. El operaismo de Pasado y Presente; De Gramsci al operaismo, sobre las posibilidades del diálogo
"Por aquellos años iniciales, nosotros pretendíamos instalarnos en un punto crítico de la visión de la izquierda socialista vinculada al área comunista. Arrancábamos de la idea que la sociedad argentina, y no sólo argentina, estaba cambiando y que los instrumentos de conocimiento, la forma de construcción de teoría y la relación entre esta teoría y la práctica política estaban en crisis".
José Aricó, inédito de la entrevista realizada por Carlos Suárez para la revista Nueva Presencia (1984), en Entrevistas, 1974 - 1991 (Aricó, 2014: 63)
1. Introducción
La polémica abierta dentro del comunismo argentino tras la aparición de la revista Pasado y Presente en el mes de abril de 19631 visibilizaba e institucionalizaba la ruptura política y teórica -en definitiva, teórica porque política y viceversa- entre las posiciones oficiales dentro del comunismo internacional -con sus consecuentes implicancias doctrinarias y estratégicas- y una nueva generación formada en una nueva coyuntura. La nueva fase se caracterizaba por el inicio de la desestanilización, una mayor circulación de corrientes heterodoxas dentro del marxismo, la revolución cubana y, en particular, dos novedades estrictamente locales: el clima político inmediatamente posterior al derrocamiento del peronismo y las profundas transformaciones dentro del mundo industrial, con su necesario impacto en la propia composición de la clase obrera. En el caso del núcleo de jóvenes comunistas organizadores de la “experiencia” de Pasado y Presente, la ruptura con el comunismo oficial era procesada en asociación a un nombre, Antonio Gramsci, como índice de una nueva forma de pensar el marxismo y, con ello, una novedosa y productiva forma de conocer el mundo -especialmente, la historia y las clases nacionales- como condición para una nueva forma de pensar y hacer política. Sin embargo, aun cuando la presencia de una interpretación del marxismo gramsciano fuese explícita en las posiciones teóricas de la nueva revista, la operación de ruptura estratégica y filosófica con el comunismo oficial se nutrió también de otras corrientes críticas dentro del propio marxismo: este trabajo, en este sentido, se propone identificar los elementos y formas principales de la influencia del operaismo italiano de los años sesenta en la primera época de la revista Pasado y Presente.
El recorrido propuesto se organiza en tres momentos. En primer lugar, se buscará presentar los vectores teóricos y metodológicos que organizan los editoriales de la primera época de la revista Pasado y Presente, con el objetivo de identificar sus núcleos temáticos y la forma de su tratamiento, en función del desarrollo de la polémica con las posiciones del comunismo oficial en la forma de una ruptura en clave epistemológica dentro de la propia interpretación del marxismo. En segundo lugar, se propondrán algunas notas de lectura del noveno y último número de la primera época de la revista cordobesa, donde las afinidades con el operaismo italiano de los años sesenta serían explícitas. En tercer lugar, a modo de conclusión, serán sugeridas algunas claves interpretativas sobre las condiciones que habrían posibilitado, dentro de la experiencia de Pasado y Presente, la confluencia entre la recepción del marxismo gramsciano y la adopción de ciertas hipótesis del operaismo italiano, operación políticamente bloqueada dentro de la propia izquierda italiana.
2. El método como forma de ruptura
La presencia del operaismo italiano de los años sesenta en las páginas de la revista Pasado y Presente -nos referimos, en particular, a la incorporación de algunas de las líneas teóricometodológicas contenidas en el proyecto de Quaderni Rossi- se concentra explícitamente en el artículo “Algunas consideraciones preliminares sobre la condición obrera” firmado por José Aricó en apertura a la sección “La condición obrera” del noveno y último número de la primera época de la revista, publicado en septiembre de 1965. La sección se completaba con el “Informe preliminar sobre el conflicto de FIAT”, firmado por el comité editorial de la revista -cuya redacción había estado a cargo de Francisco Delich y Juan Carlos Torre2- y con la traducción de un documento temáticamente orgánico con el espíritu de conjunto de la sección, la “Encuesta obrera” de 1880 elaborada por Karl Marx, precedido por un texto introductorio al documento marxiano, “Intervención socialista en la lucha obrera” preparado por Dario Lanzardo para el quinto número de Quaderni Rossi3.
Aun cuando estuviese funcionalmente ubicado como introducción de una sección específica, “Algunas consideraciones preliminares…” (1965) de Aricó fungía como editorial del conjunto del número. En esta óptica, puede ser leído dentro de aquella parábola iniciada con el editorial-manifiesto “Pasado y Presente” (1963) publicado en el primer número de la revista y con “Examen de conciencia” (1964), apertura del número cuarto: los tres editoriales4 constituyen ensayos exploratorios para la construcción de un nuevo aparato teórico y estratégico dentro de la izquierda argentina, a partir de una renovación de la interpretación del marxismo sobre la plataforma de corrientes heterodoxas a su versión soviética, como alternativa crítica a la política del comunismo oficial local.
En esta clave, la historia teórico-política de la primera época de Pasado y Presente puede ser leída como un tentativo de reconstrucción teórica, ideológica y estratégica de la política revolucionaria a partir de la producción de una lectura del marxismo organizada alrededor de la identificación del método que constituiría su núcleo: en otras palabras, creemos que puede realizarse una lectura transversal de Pasado y Presente entendiendo que renovación teórico-política y discusión estratégica se anudan en la forma de una búsqueda epistemológica interna al propio marxismo. Esta no sólo es la forma del distanciamiento con el comunismo oficial, sino que la propia ruptura se desarrolla en el terreno del método, entendido como la condición para la producción orgánica de teoría y, con ello, de la refundación de la relaciónunidad entre teoría y práctica, así como de sus traducciones en filosofía y política, conocimiento y estrategia, intelectuales y clase.
El primer número de Pasado y Presente está estructuralmente dominado por la discusión sobre la identificación de aquel que sería el núcleo epistemológicamente revolucionario del marxismo. Por un lado, su completa segunda sección está ocupada por la traducción del debate sobre la relación Hegel - Marx desarrollada en las páginas de la revista Rinascita durante el año 1962 alrededor de las críticas dirigidas por Galvano Della Volpe -y los jóvenes representantes de su corriente filosófica dentro de la izquierda italiana- al libro Marxismo come storicismo de Nicola Badaloni, aparecido ese mismo año. Por otro lado, a continuación del debate entre los filósofos italianos, el mismo número reproducía la sección tercera de la Einleitung marxiana de 1857, “El método de la economía política”. Sin embargo, el documento más contundente, desde este punto de vista, es indudablemente el editorial inaugural. El nombre de Antonio Gramsci y la reivindicación retóricamente intensa de una interpretación historicista y humanista de su renovación epistemológica del marxismo son presentados como la matriz filosófica de la intervención teórica de la revista, posicionamiento para la superación de los esquemas ideológicos rigidizados y pasivizantes del comunismo oficial; como matriz de lectura totalizante del concepto de “política”, pero también como canon interpretativo de la historia argentina, de sus clases como sujetos históricos y, consecuentemente, como medio de clarificación estratégica; y, como declinación práctica de estos fundamentos teóricos en los propios fines de la publicación, como declaración programática de los objetivos de la revista5.
La recuperación del marxismo gramsciano, sin embargo, se volvía productiva -es decir, perdía literalidad- cuando el análisis estratégico se ocupaba de las transformaciones en la composición de la clase obrera introducidas por la dinámica de la expansión industrial cordobesa iniciada a mediados de la década anterior. En palabra de Aricó, el desafío teórico y estratégico de la izquierda, entonces, era comprender la naturaleza del
proceso de crecimiento de la industria [que,] al disgregar la arcaica estructura “tradicional” sobre la que se asentaba la función burocrático-administrativa cumplida por la ciudad, ha contribuido a transformar también el clásico distanciamiento ciudad-campo que caracteriza la historia de nuestra región (Aricó, 1963: 11).
El análisis de la relación entre campo y ciudad -entendido en términos de la relación entre sectores “tradicional” e “industrial” o sobre el par atraso/modernidad- suponía la introducción de un vector analítico presente en el editorial del primer número, pero también constatable en “Examen de conciencia” y en “Algunas consideraciones preliminares sobre la condición obrera”. Nos referimos al dilema teórico y estratégico de la verificación de una fractura estructural, tematizada en los términos de “desarrollo desigual y combinado”, y -dentro de este argumento- a la emergencia de un proletariado industrial nuevo y racionalizado, conceptualizado en la senda teórica de las notas gramscianas sobre el americanismo y el fordismo: “uno de los nuevos ‘tipos’ humanos6 surgidos del proceso de transformación ciudadana está constituido por los obreros de las grandes empresas, cualitativamente diferente del resto de la clase” (Aricó, 1963: 13). La inflexión introducida por Aricó se orientaba, entonces, a la necesidad de volver a poner el foco de atención sobre la fábrica: las tempranas reflexiones gramscianas sobre el consejo de fábrica como institución revolucionaria nutrían esta perspectiva como corriente interna al marxismo, al proponer que
la función directiva que el marxismo atribuye al proletariado industrial en el proceso de conquista y creación de una nueva sociedad nos plantea también la necesidad de revalorizar la fábrica, concebida como forma necesaria de la clase obrera, como un organismo político o, al decir de Gramsci, como el «territorio nacional del autogobierno obrero»7. Es, a partir de la lucha dentro de la misma fábrica, como la clase obrera adquiere la conciencia plena de sus responsabilidades, de su función hegemónica en la sociedad, esa conciencia de productor necesaria para conquistar la dirección moral e intelectual de las clases subalternas (Aricó, 1963: 13).
Esta recuperación del “programa” ordinovista como mediación hacia los comentarios sobre la centralidad de la fábrica en las notas carcelarias sobre el fordismo, sin embargo, iba más allá de la propia propuesta estratégica de los Cuadernos de la cárcel, citado como fuente en este mismo pasaje del editorial. A diferencia de la intención analítica de las notas agrupadas bajo la rúbrica “Americanismo y fordismo”, donde Antonio Gramsci se proponía comprender las transformaciones operadas en el mundo de la producción como una estrategia de recomposición subjetiva -y, por ende, de desestructuración política- de la clase obrera, la propuesta de Aricó enfatiza la centralidad política de la fábrica -un tema característico de la reflexión gramsciana contemporánea a la fase expansiva de la revolución rusa, pero ausente como clave estratégica-ofensiva en los Cuadernos- en relación a las transformaciones de la capacidad de agregación y lucha de la clase obrera en función de las propias tendencias del desarrollo industrial del capitalismo de posguerra.
El desarrollo argumental de Aricó, en cambio, construye los fundamentos de la centralidad de la fábrica sobre las contradicciones de la cooperación y de la racionalización del proceso productivo, que “desnaturaliza el contenido humano del trabajo, pero al mismo tiempo eleva en forma considerable la productividad social de la masa de hombres que trabajan en la empresa, los vuelve cada vez más dependientes uno de los otros, los homogeneiza tornándolos un verdadero trabajador colectivo” (Aricó, 1963: 13); así como también de la integración plena entre la fábrica y su entorno social, en tanto “no sólo dentro de la fábrica, sino fuera, durante lo que con singular eufemismo se ha dado en llamar ‘tiempo libre’ del trabajador, la presencia del capitalismo monopolista tiende a manifestarse en todos los planos de la actividad humana” (Aricó, 1963: 14). No obstante las posibles reminiscencias al sesgo obrerista de los escritos gramscianos de L’Ordine Nuovo -incluida la reivindicación de la potenciación política de las comisiones internas de fábrica- y la recuperación de tópicos centrales de “Americanismo y fordismo”, la agenda estratégica del editorial “Pasado y presente” excede los límites de los aportes de Antonio Gramsci, colocándose en un terreno afín con el contemporáneo programa operaista.
El despliegue conceptual presentado por José Aricó en este pasaje del editorial “Pasado y presente” (1963) al respecto de la cooperación como fuerza productiva; de la división del trabajo y del plan capitalista como recomposición -en sentido capitalista, como forma de expropiación y oposición despótica- de la dimensión social del trabajo racionalizado; e incluso de la incorporación de la temática del tiempo libre, presenta fuertes afinidades con algunos pasajes centrales de “Sull’uso capitalistico delle macchine” de Raniero Panzieri, publicado más de dos años antes en el primer número de Quaderni Rossi (1961). No sólo aquel ensayo no se encuentra referenciado en el editorial de Aricó, sino que tampoco existen indicios materiales de un temprano acceso a este primer número de la revista turinesa: el primer registro de la recepción material de Quaderni Rossi por parte del colectivo editor de Pasado y Presente se encuentra en el cuarto número de la revista, en el detalle de las publicaciones recibidas, si bien no esté especificado qué número de la revista italiana había llegado a la redacción cordobesa. Aun cuando Aricó declara su principal inspiración en los Cuadernos de la cárcel, en la obra gramsciana aquellos temas no sólo son tratados en forma parcial -no existe allí un tratamiento sobre la relación cooperación - productividad del trabajo - apropiación capitalista mediada por la racionalización de la producción, central en los textos de Aricó y de Panzieri-, sino que, fundamentalmente, son desarrollados con otra intencionalidad analítica, en clave diagnóstica y no en sentido estratégicopropositivo, como en los textos de Quaderni Rossi y Pasado y Presente. El editorial de Aricó, en este sentido, constituiría un posible primer esbozo de diálogo productivo entre ambas corrientes8.
En los primeros meses de 1964, poco menos de un año después de la aparición de Pasado y Presente, el editorial del cuarto número de la revista volvía, en clave de balance, sobre la reivindicación de la ruptura mediante la refundación teórica organizada alrededor del restablecimiento del método.
Frente a las acusaciones de “frigerismo, revisionismo, reformismo, izquierdismo, etc.” (Aricó, 1964: 244) lanzadas por la dirección comunista en función de las conclusiones políticas del primer número, la respuesta de José Aricó se montaba nuevamente sobre la identificación de la originalidad definitoria del marxismo en su estructura epistemológica y, consecuentemente, en su potencia para producir teoría a partir de una articulación historicista e inmanente entre universal-particular. La afirmación de una interpretación del método marxiano99 -y de su “traducción” gramsciana10- era presentada, nuevamente, como elemento fundador de una renovada recomposición de la unidad estratégica entre teoría y práctica.
En “Examen de conciencia” (1964), el fulcro del dispositivo polémico contra el esquematismo interpretativo y estratégico de comunismo oficial -contra la matriz etapista y objetivista de su filosofía de la historia, contra su correlativa tendencia democratizante y frentepopulista- era colocado en la revolución cubana y, con ello, en la recuperación de las experiencias de liberación nacional. En la reflexión sobre la realidad argentina, esta recalibración analítica implicaba la extensión de la perspectiva estratégica más allá de las distintas generaciones, tendencias y formas de estructuración interna del proletariado industrial, para jerarquizar la hipótesis de la fractura estructural, en términos de coexistencia anacrónica y articulada de diferentes relaciones de producción a partir de la lógica específica de desarrollo capitalista periférico11. En la trama interpretativa del editorial, la centralidad estratégica de la fábrica -nudo del primer número- era articulada con la reivindicación de las enseñanzas de la lucha armada en la revolución cubana: obrerismo en los centros industriales y guevarismo en la realidad rural encuentran una afinidad productiva con las Notas sobre la cuestión meridional de Antonio Gramsci -cuyas categorías analíticas son explícitamente recuperadas por Aricó, nuevamente en una clave más literal que orgánica, en la cuarta sección del editorial, para leer la estructura de las relaciones de fuerza consolidadas con la formación del Estado argentino- mediada por la dinámica de la fractura en términos de “desarrollo desigual y combinado”12.
El dispositivo polémico del “Examen de conciencia” se apoyaba fuertemente en la lectura de las Notas sobre el problema meridional, redactadas por Gramsci en los meses previos a su arresto a fines de 1926. En la cuarta sección del editorial podía leerse una notoria inspiración en las Notas, desde el punto de vista metodológico, conceptual e, incluso, formal. La estructura argumentativa se organizaba en torno a la crítica de la dirección comunista argentina a partir de una refutación de sus interpretación doctrinaria del marxismo cuyo índice a nivel nacional era su incapacidad política -y, podríamos decir, epistemológica- para vincularse con las masas obreras y, en el plano regional, su incomprensión de la revolución cubana y la consecuente dificultad para extraer de ella lecciones sobre la relación entre voluntad e historia, pero también sobre la naturaleza de las fuerzas motrices de la revolución argentina. El ejercicio se organizaba en el marco de un “«retorno a Lenin» que ambicionábamos y que no concebíamos como una vuelta a posiciones preconstituidas, sino como un reencuentro con el alma viva del marxismo, con su dialéctica revolucionaria y su humanismo integral” (Aricó, 1964: 248)13.
La sección cuarta de “Examen de conciencia” era presentada como el breve esbozo de un necesario “análisis de la estructura económico-social del país, de sus formas históricas de integración al mercado mundial capitalista, el examen de las correlaciones de clase y del conjunto de contradicciones que emergen de la sociedad” destinado a caracterizar “los momentos fundamentales que configuran el equilibrio de fuerzas económicas, políticas y militares en un momento dado” como insumo para “aplicar eficazmente la voluntad organizada de la clase obrera” (Aricó, 1964: 254). A partir de allí se proponía un ejercicio de reconstrucción del proceso de formación del Estado nacional en Argentina, de la estructura productiva y de la organización de las clases fuertemente inspirada a las Notas sobre el problema meridional, mostrando cómo, por el origen exógeno de su capitalismo, “fue expandiéndose en Argentina un capitalismo débil, crecido a la sombra del compromiso sellado por la gran burguesía terrateniente, la burguesía comercial y el capital monopolista extranjero”(Aricó, 1964: 254). El aparato conceptual del análisis estaba directamente inspirado en las Notas, en tanto se afirmaba que
[e]ste bloque histórico agrario-industrial puso como base del ordenamiento económico y del Estado burgués, una unidad de fuerzas heterogéneas y en determinados momentos contradictorias. Unidad que no podía que ser obtenida mediante compromisos, mediante una singular concordiadiscors transformista que afectó desde el comienzo el desarrollo del Estado unitario argentino (Aricó, 1964: 254).
Tal proceso de formación del capitalismo local y del Estado nacional habían significado la incapacidad de producir una nación unitaria, estableciendo una dinámica de fractura, en tanto
más que una nación, el país sigue siendo aún hoy la unidad formal de realidades contradictorias, la yuxtaposición de zonas caracterizadas por distintas relaciones sociales, donde a la par de los grandes centros industriales y agrarios de elevado desarrollo capitalista, existe un vasto ‘hinterland’ en el que predominan relaciones precapitalistas y que está, de hecho, reducido a un mercado de venta semicolonial, fuente de mano de obra barata y de ahorros para las clases dominantes argentinas (Aricó, 1964: 255).
Explicado a través de una integración al mercado mundial capitalista desde el exterior -y no como fruto de un proceso interno y “racional”-, en la lectura de Aricó, el capitalismo argentino se había organizado como una estructura diferenciada vinculada en un sistema de relaciones a partir de una lógica extractiva y semicolonial. Una caracterización tal del capitalismo local, por otro lado, iluminaba la particular organización del poder de clase, donde la burguesía industrial, la burguesía agraria y el capital monopolista extranjero eran identificados como parte de una alianza cuya dominación era ejercida de forma directa e indirecta sobre la clase obrera industrial y agrícola, pero también sobre las masas campesinas de las zonas atrasadas. En tal sentido, se contestaba la línea frentista del comunismo local, en tanto una alianza “modernizante” con la burguesía industrial mercadointernista o cualquier hipótesis de vía político-parlamentaria para la realización de las tareas pendientes de la burguesía quedaban estratégicamente cerradas: la matriz permanentista de la revolución argentina propuesta por Pasado y presente respondía a una lectura de las Notas sobre la cuestión meridional informada notoriamente por la vertiginosa dinámica de los primeros años de la revolución cubana y, por vía de esta, por una lectura también renovada de la teoría del desarrollo desigual y combinado.
Sin embargo, el dispositivo conceptual de las Notas no se limita a la verificación de la fractura y al análisis de las tendencias originarias del capitalismo argentino, sino también a su dinámica política y a la particular relación entre las clases por ella configurada: «hegemonía» del bloque agrario-industrial con centro en Buenos Aires; «transformismo» como modalidad de desorganización y subordinación de los demás grupos sociales; incomprensión positivista del comunismo autóctono de la propia composición ideológica de las masas obreras y del potencial revolucionario de las masas campesinas; necesidad de construcción de una unidad política orgánica entre ambas como necesaria forma estratégica; centralidad de los intelectuales como vínculo entre la organización y la clase, pero también como forma de modernización ideológica y organizativa del campo son los ejes que estructuran la crítica y el núcleo programático del ensayo.
3. El operaismo de Pasado y Presente
La recomposición del marxismo alrededor de la refundación metodológica es, asimismo, un rasgo característico de la búsqueda teórico-política del núcleo de intelectuales organizados alrededor de Raniero Panzieri y de su último proyecto, la revista Quaderni Rossi. En la biografía político-intelectual del propio Panzieri, su ruptura política e ideológica con el Partido Socialista Italiano se catalizó alrededor de un verdadero retorno a El Capital, insinuado tempranamente en las “Sette tesi sulla questione del controllo operaio” redactadas junto a Lucio Libertini en 1958 y, fundamentalmente, en dos artículos programáticos de Quaderni Rossi, “Sull’uso capitalistico delle macchine” (1961) y el póstumo “Plusvalore e pianificazione. Appunti di lettura del Capitale” (1964). El giro copernicano estructurado por Mario Tronti a partir de la fundación de la lectura del marxismo como punto de vista de la clase obrera -en “La fabbrica e la società” (1962) y “Il piano del capitale” (1963)14 en Quaderni Rossi y con “Lenin in Inghilterra” (1964) en el primer número de Classe Operaia- puede ser leído en el mismo sentido: el conjunto de la experiencia fundacional del operaismo se construye con matices no desdeñables en las conclusiones político-organizativas, que conducirían a la ruptura del grupo fundador de la revista15-sobre la premisa de la serie método-conocimiento-intervención16.
En este sentido, las experiencias político-intelectuales de Pasado y Presente y Quaderni Rossi muestran un modo común de procesamiento del quiebre con las formas organizativas e ideológicas consolidadas en sus respectivas tradiciones nacionales: la ruptura con la ortodoxia estalinista del Partido Comunista Argentino y el desafío de la incomunicabilidad con los sectores conflictivamente más dinámicos de la sociedad argentina; la ruptura con las centrales sindicales y con los partidos socialista y comunistas plenamente integrados en la trama pasivizante del parlamentarismo italiano, ante la participación gubernamental del Partido Socialista Italiano y el agotamiento del partito nuovo y la democrazia progressiva togliattianos, así como del reformismo “de estructura” del Partido Comunista Italiano.
El retorno necesario a una lectura política de los conceptos de El Capital constituye la afirmación del método como núcleo del conocimiento-intervención revolucionario para el colectivo de Quaderni Rossi. En el caso de Pasado y Presente, la experiencia no sólo abreva en fuentes distintas y plurales, sino que su búsqueda es, en el espejo de la consistencia teórica de la revista turinesa, comparativamente más fluida: los editoriales de José Aricó durante toda la primera época de la revista muestran una sucesión de inspiraciones no siempre coherentes entre sí, desarrolladas en forma ocasionalmente literal y centrífuga, funcionalizadas en la forma más eficiente para sostener el énfasis estratégico que se decidiese priorizar. En ese sentido, la apropiación de Antonio Gramsci tiende a ser identitaria y superficial -o, al menos, poco creativa respecto de su radicación en la lectura togliattiana17- durante todo el período o, al menos, hasta la aparición del último número de la primera época en 1965. Mientras tanto, la pluralidad de enfoques dentro de los índices de cada una de las revistas muestra -contra la extendida canonización de la influencia gramsciana- una mayor coherencia alrededor del guevarismo y del “tercermundismo” dominantes en los números cuarto, quinto/sexto y séptimo/octavo. El nombre “Antonio Gramsci” -en ese sentido y más allá de la tradición construida a posteriori por protagonistas e intérpretes18- tendió a aparecer funcionalmente en la estructura argumental de los editoriales de Aricó como una referencia genérica -podríamos decir, como una “máscara”- cuya productividad era nutrida y potenciada a partir de su diálogo con otras corrientes del pensamiento crítico y del marxismo19.
La recuperación de los aportes teórico-metodológicos de los Quaderni Rossi y el retorno sobre las posiciones de la centralidad política de la fábrica sugeridas en “Pasado y presente” (1963), en esta perspectiva, viabilizaba una interpretación de las notas gramscianas apartadas de la ortodoxia togliattiana -abriendo la posibilidad de un diálogo productivo entre el marxismo gramsciano del texto de los Cuadernos y el operaismo naciente, políticamente obturado en Italia desde sus orígenes hasta la actualidad- al tiempo que permitía sugerir una hipótesis implícita sobre el problema de la propia fractura estructural. No sólo la diferencia entre campo y ciudad -procesada en la preeminencia del campesinado como fuerza motriz privilegiada dentro de la esquema estratégico guevarista de los números posteriores a “Examen de conciencia”- era reconducida ahora dentro de las transformaciones técnicas del capital y, correlativamente, de la propia clase obrera producidas (en Córdoba) desde fines de los años cincuenta, sino que la incorporación teórica del operaismo permitía -más allá de los alcances de la propia lectura de Aricó- hipotetizar la transversalidad de la fractura estructural misma, volviendo productivas y mutuamente traductibles las experiencias teóricas y político-prácticas entre la Petrogrado italiana y la Turín cordobesa.
El noveno número de Pasado y Presente presentaba como sección central -“La condición obrera”- un bloque de cuatro materiales dominados por la temática y la influencia operaista: “Algunas consideraciones preliminares sobre la condición obrera” de José Aricó, “Informe parcial sobre el conflicto de FIAT” firmado por el colectivo editorial, “Intervención socialista en la lucha obrera” de Dario Lanzardo y la “Encuesta obrera” preparada por Karl Marx en 1880. La presencia de la naciente nueva izquierda italiana era un elemento vertebral de las cuatro contribuciones: el artículo de Lanzardo y la encuesta marxiana formaban un bloque, habiendo sido publicados en el quinto número de Quaderni Rossi de abril de 1965, del cual constituían el eje estructurante; el informe sobre el conflicto obrero en la FIAT cordobesa abría la sección de caracterización con una referencia a la edición local de Ideologie del neocapitalismo20, la célebre intervención del sindicalista comunista Bruno Trentin en el congreso “Tendenze del capitalismo italiano” organizado por el Istituto Gramsci, sede emblemática de la discusión sobre el neocapitalismo -es decir, sobre la calidad del capitalismo italiano signado por la expansión industrial de la posguerra, la racionalización de la producción y la emergencia de una nueva clase obrera de extracción migrante y agrícola- que, a su vez, era el cuadro de discusión estratégica general donde se produciría la intervención operaista.
Es en la estructura argumental del artículo de José Aricó, sin embargo, donde las fuentes operaistas articulan un tentativo de renovación de la apuesta estratégica de la propia revista, encontrando una integración tendencialmente homogénea de las preocupaciones condensadas en los editoriales de los números primero y cuarto. Aun cuando no estaba explícitamente indicado en “Algunas consideraciones preliminares…”, el debate italiano sobre el neocapitalismo -uno de los ejes ulteriores de caracterización en Operai e capitale (1966) de Mario Tronti- se mostraba particularmente productivo para distinguir la novedosa situación cordobesa, la expansión industrial sufrida desde la instalación de Industrias Kaiser Argentina (IKA) y FIAT a mediados de los años cincuenta y la composición de la nueva clase obrera -como aquel nuevo proletariado industrial italiano- a partir de la migración interna desde las zonas rurales de la provincia y de las provincias limítrofes21. En la senda de esta caracterización, Aricó proponía una reivindicación programática de las líneas más originales de “Pasado y presente” (1963), la recuperación del interés por los cambios producidos “en el ámbito de la sociedad civil, caracterizada ahora por el surgimiento de nuevas relaciones sociales (y nuevos ‘tipos’ humanos)” (Aricó, 1965: 46) que habían abierto y extremado la diferenciación entre la novedad de la ciudad industrial - capítulo local de la vanguardia técnico-productiva del desarrollo capitalista local e internacional- y las zonas agrario-tradicionales.
El tópico sesentista de la modernización en clave de dualidad/fractura estructural -elemento axial del diagnóstico del autor en términos de desigualdad y combinación, emergido en “Pasado y presente”, desarrollado en “Examen de conciencia”- era ahora abordado considerando a las relaciones sociales dentro de la fábrica neocapitalista como los “aspectos más avanzados” de la realidad social bajo análisis y, consecuentemente, como el punto de partida metodológicamente privilegiado para la comprensión del conjunto -y de la forma de ese conjunto- de las relaciones sociales, “puesto que el desarrollo de la industria, en cuanto se identifica con la esencia del capitalismo, tiende a devenir un fenómeno total, que se anexa y subordina el resto de los fenómenos sociales” (Aricó, 1965: 46). A su vez, el giro copernicano trontiano del “punto de vista de la clase obrera” -el análisis de las transformaciones del proceso de acumulación de capital, de las innovaciones en el proceso de trabajo a partir de la modificación de la composición técnica del capital y las correlativas transformaciones en la clase obrera, a su vez motor antagonista de las calibraciones de la estrategia político-productiva del capital- era explícitamente recuperado y adoptado por José Aricó como adquisición de método necesaria para comprender la nueva realidad industrial, en oposición -nuevamente- al etapismo comunista y su lectura continuista del proceso histórico, de las condiciones de la liquidación de las “remoras feudales” y del paradigma de la necesidad del cumplimiento de las tareas democráticas de la revolución burguesa.
En oposición al esquematismo frentepopulista, el operaismo de Aricó -aun recurriendo a fuentes marxianas extrañas a esta corriente italiana, como los Manuscritos de París y el motivo filosófico de la alienación, propias de la contestación humanista contra el marxismo soviético y sus subespecies locales- nutría la alternativa estratégica de la potencia antagonista de la clase obrera desde y a partir de la fábrica, como consolidación de instancias de poder obrero autónomo22. En la misma clave, la situación de ascenso de las luchas obreras en Córdoba, mediadas por la recepción de las fuentes teóricometodológicas de la nueva izquierda italiana, exigía la formulación de una nueva orientación programática de la revista con miras a una intervención política efectiva de los intelectuales sobre la conflictividad en curso -recuperando las preocupaciones sobre la relación intelectuales-clase canalizadas a través del gramscismo togliattiano del primer número, ahora con los Quaderni Rossi como paradigma- en tanto se afirmaba que
[e]l campo de acción de Pasado y Presente debe girar fundamentalmente alrededor del análisis del nuevo mundo industrial, del mundo de las grandes fábricas, de los cambios técnicos y organizativos producidos en su interior y de las modificaciones de las relaciones de trabajo, del nexo cada vez más estrecho entre fábricas y sociedad, de la oposición siempre más profunda entre proceso de socialización del trabajo y apropiación privada del producto social (Aricó, 1965: 48).
En la prosa de Aricó, el aparato epistemológico trontiano -y su reivindicación de la centralidad política de la clase obrera en la fábrica como elemento definitorio de la ciencia marxista- encontraba también su declinación en una serie de conclusiones que superaban el propio paradigma del filósofo romano: la centralidad obrera como “conquista continua y gradual de un poder obrero autónomo” (Aricó, 1965: 50) se traducía en un crítica clasista de la democracia burguesa y de la lucha parlamentaria, entendida como digresiva, mistificante e integradora en caso de ser comprendida con cualquier grado de independencia respecto de la lucha del trabajo vivo contra el trabajo muerto. La relación interna entre despotismo industrial y ficción de la democracia institucional, así como la denuncia de los efectos disolventes de la escisión entre lucha económica y lucha política -disolución que operaba en cuanto la lucha obrera fuese desplazada sobre el plano meramente reivindicativo-, por otro lado, era directamente adquirida -en algunos pasajes, casi literalmente- de otra fuente del operaismo originario, el artículo “Lotte operaie nello sviluppo capitalistico” (1961) de Vittorio Foa, publicado en el primer número de Quaderni Rossi: en palabras del propio Foa, “[¿p]or qué la democracia no entra en la fábrica? Intenten hacerle esta pregunta a los obreros politizados. Les dirán que quién comanda dentro comanda también afuera, es decir, que la democracia es prisionera del sistema de poder” (Foa, 1961:
10. Traducción propia).
El artículo de Vittorio Foa ofrecía una plataforma teórica decididamente afín con las preocupaciones arrastradas por Aricó desde el primer número de la revista cordobesa. La contribución del sindicalista italiano partía de la constatación del peligro de una fractura de la unidad de las luchas obreras industriales del norte y de las luchas del campesinado y del proletariado rural del sur, proponiendo una indagación sobre la condizione operaia a partir de la reivindicación de una apuesta metodológica de la autonomía obrera -del punto de vista de la clase- como una forma de comprensión unitaria de la modernización y del atraso, en tanto
la autonomía obrera constituye una óptica unitaria de las condiciones económicas y sociales. El mecanismo capitalista de desarrollo en las condiciones de dirección monopólica es el mismo para toda Italia; la expansión y la degradación son dos caras de un solo fenómeno (Foa, 1961: 2. Traducción propia).
En este sentido, el énfasis de Aricó sobre la necesidad de “alcanzar una plena comunicatividad de clase” (1965: 52. El énfasis es nuestro) -es decir, “la elaboración de una conciencia unitaria que una a los trabajadores en pro de objetivos comunes, independientemente de las situaciones concretas […] bastante diversas entre sí” (Aricó, 1965: 52)- implica directamente una recuperación del tópico del atraso en las zonas “tradicionales” -nuevamente, el Noroeste argentino de la sección guevarista de “Examen de conciencia”- mediado por un concepto acuñado por el propio Foa -communicatività- para problematizar la relación entre las luchas obreras de la Italia septentrional y central con las luchas obreras meridionales23.
Son, por otro lado, las condiciones políticas del agotamiento de la capacidad estatal e ideológica de integración reivindicativa de la clase obrera en una fase de crecimiento de la conflictividad y renovación generacional y técnica del propio proletariado industrial allí donde la afinidad entre el artículo italiano y el editorial cordobés encuentran, mutuamente, una instancia de comunicabilidad transversal. En el caso de Foa, la “crisis del mito neocapitalista de los años cincuenta, aquel de la integración de las masas en la dirección capitalista” (1961: 2. El énfasis pertenece al original). En el caso de Aricó, el carácter rupturista de las luchas obreras en ascenso y la improcesabilidad política del peronismo, no como ideología de la canalización/desplazamiento de las reivindicaciones obreras hacia la esfera de la circulación, sino como forma históricamente determinada de la clase obrera en cuanto sujeto político. En palabras de Guillermo O'Donnell, la propia presencia de la clase obrera urbana políticamente activa debía ser entendida como un determinante fundamental del “juego político imposible” (1972). En ambos casos, se trata de la estrategia de bloqueo -en la forma de premisa lógica- de la política del capital y de la construcción de la conciencia burguesa de la necesidad de la derrota obrera.
4. De Gramsci al operaismo, sobre las posibilidades del diálogo
En la prosa de José Aricó no existe, como tal y explícitamente, un intento de integración teóricometodológica entre el marxismo gramsciano y el operaismo italiano de los años sesenta: el diálogo se produce en la práctica, en forma incidental, por las propias exigencias y necesidades teóricas internas a las preocupaciones estratégicas de su reflexión.
La continua búsqueda de una superación delimitante frente a los esquemas interpretativos del comunismo oficial supusieron, en primera instancia, la reproducción de una lectura de los “libros”24 de Antonio Gramsci en una clave estrictamente anclada en los límites del canon togliattiano -la serie nacional-popular/guerra de posiciones/consenso/hegemonía- y en una utilización predominantemente literal de las categorías de los Cuadernos, conceptualmente informadas por la tradición consensualista y culturalista -en la frontera, participacionista- del comunismo italiano de posguerra. El descubrimiento de las categorías esbozadas en las Notas sobre el problema meridional de 1926 - intensamente buscadas por Aricó desde sus primeros años de lecturas del pensador sardo25- para analizar la formación del Estado nacional en Italia se transformará -en “Examen de conciencia”- en el nuevo contenedor funcional de las preocupaciones de Aricó a través de la terminología gramsciana: no queremos indicar aquí que la lectura del cordobés fuese superficial o instrumental, sino que, en todo caso, no excede los límites de una aplicación de las categorías analíticas del texto que, en el extremo, no permiten hablar de una adquisición orgánica desde el punto de vista metodológico. En cada esbozo interpretativo, en cuanto el uso del texto gramsciano es motorizado por una precisa discusión estratégica, la originalidad de la lectura se despliega gracias al diálogo con otras corrientes que permiten exceder en la práctica la recuperación literal de las categorías gramscianas.
En este sentido, el noveno número de Pasado y Presente, sin embargo, parece presentar una singularidad: aun cuando la modalidad de apropiación de las categorías analíticas del operaismo sigue una lógica similar al tratamiento del pensamiento gramsciano, el análisis de Aricó logra presentar una integración natural -sobre la propia plataforma operaista- de las influencias teóricas y de las apuestas estratégicas precedentes. La centralidad política de la fábrica en una fase de aguda expansión industrial, de radicalización de la fractura entre campo y ciudad, de la formación de una nueva generación proletaria sensiblemente diferente de la primera generación obrera peronista en su composición técnica y en su composición política, la violenta transformación de la geografía social cordobesa, la inestabilidad política y la vacuidad de la democracia proscriptiva, encuentran en el operaismo una instancia de mediación productiva con las líneas desarrolladas hasta entonces: la herencia gramsciana en términos del rol de los intelectuales, de las fuerzas motrices de la revolución y de la forma históricamente determinada de la clase obrera como sujeto político; la reflexión sobre la fractura estructural en términos de desarrollo desigual y combinado.
La propia dinámica de la relación entre clases, del crecimiento de la conflictividad y de la emergencia de nuevas perspectivas teóricas al calor de la misma materialidad del proceso -es decir, los fundamentos históricos qua políticos de la propia producción de teoría- consiente el diálogo posible entre los elementos actuales de las notas gramscianas -aun a pesar del filtro togliattiano- y de las expresiones estructuralmente contemporáneas del pensamiento marxista. En algún sentido, la prosa de José Aricó y las páginas de Pasado y Presente se convierten en soporte necesario de un diálogo políticamente -y, consecuentemente y suponiendo grandes daños, teóricamente- bloqueado en Italia hasta la actualidad, entre la potencialidad de la herencia gramsciana y el legado aún vigente de la reivindicación antagonista del giro epistemológico operaista26.
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Notas