Editorial
Editorial
Editorial
Quivera. Revista de Estudios Territoriales, vol. 19, núm. 2, pp. 7-9, 2017
Universidad Autónoma del Estado de México
Editorial
Los fenómenos naturales constituyen cambios y transformaciones permanentes en la naturaleza, con incidencia en las propias dinámicas sociales. Sin embargo, cuando se presentan de forma inadvertida, como terremotos, tsunamis, ciclones, deslizamientos o inundaciones, conllevan a un desastre natural, cuyo impacto social se revela en daños y destrucción de bienes materiales, así como en lesiones y pérdida de vidas humanas. Dicho impacto se encuentra relacionado con el propio proceso de desarrollo y, generalmente, tiene una incidencia más profunda en los sectores de la población con mejores ingresos, que enfrentan diversos factores de riesgo y vulnerabilidad como su asentamiento en sitios expuestos a amenazas naturales, degradación ambiental, inadecuada calidad de materiales en la construcción de viviendas, bajos ingresos y mecanismos financieros, así como limitado apoyo institucional.
Frente a esta compleja realidad, es ineludible contribuir al análisis de los fenómenos naturales y avanzar en la construcción de intervenciones sociales que conlleven a prevenir y mitigar su impacto. Justamente, los terremotos y ciclones como fenómenos naturales y su incidencia en la dinámica urbana constituyen los temas de inicio del presente número de Quivera.
Alejandra Toscana-Aparicio analiza los conceptos de vulnerabilidad y resiliencia para el estudio de riesgos y desastres, retomando como caso de estudio los conjuntos urbanos Presidente Juárez y Nonoalco-Tlatelolco en la Ciudad de México, frente a los eventos sísmicos de 1985 y 2017. Reconoce que la vulnerabilidad permite identificar características asociadas a la causalidad de los desastres, en tanto que la resiliencia destaca los rasgos positivos de la población que contribuyen a la anticipación, recuperación y salir adelante en caso de catástrofe. Concluye que en la actualidad ambos conjuntos son menos vulnerables y más resilientes de lo que fueron en 1985. No obstante, advierte que la resiliencia se vincula directamente con las escalas ciudad, región metropolitana y país que, en condiciones de vulnerabilidad, puede aumentar la causalidad a desastres por fenómenos naturales.
Del mismo modo, Marcelino García-Benítez y Salvador Adame-Martínez refieren al impacto de los fenómenos naturales en las ciudades costeras, cuyas afectaciones dependen de la localización específica de cada asentamiento, del propio proceso de urbanización e, incluso, de la habilidad social para adaptarse a los cambios ambientales. En este sentido, proponen un marco metodológico para la evaluación de la vulnerabilidad, propiciada por los ciclones tropicales en sistemas urbanos, a partir de la construcción de un índice de vulnerabilidad urbana por ciclones tropicales, soportada en cuatro dimensiones: ambiental, social, económica y urbana e infraestructura. La aplicación de este marco de análisis pretende estimar el grado de vulnerabilidad urbana
y la probabilidad de afectación en las ciudades costeras, aportando mayor conocimiento sobre los fenómenos naturales y fortaleciendo las capacidades de resiliencia de la población y autoridades locales.
Sin embargo, los disímiles intereses y las luchas de poder entre los actores sociales pueden limitar las oportunidades de construir una sólida capacidad de resiliencia que supere los desastres causados por fenómenos naturales. En particular, para el medio rural, este problema se acentúa frente a la histórica exclusión de los procesos sociopolíticos y la dinámica económica dominante. En este sentido, Rubén Darío Ramírez-Sánchez aborda el antagonismo social entre los municipios de Jiquilpan y Sahuayo, ubicados en la región Ciénega de Chapala, Michoacán, donde se ha configurado una “vecindad contenciosa” como resultado de un proceso histórico delineado por intereses económicos, políticos e ideológicos desiguales, la incidencia del modelo neoliberal en sus prácticas cotidianas, así como el incremento de la violencia e inseguridad en la región. Frente a esto, es ineludible generar nuevos esquemas de relación y cooperación entre las administraciones municipales que permitan superar las divergencias y construir un actor colectivo que defina su propio proceso de desarrollo regional.
Por otro lado, la actividad turística constituye uno de los sectores de la economía de mayor importancia a nivel mundial, valorado por los beneficios que genera respecto a la canalización de inversiones, captación de divisas, dinamización productiva y generación de empleos. Para el año 2017, México se consolidó como el octavo destino turístico internacional, destacando los destinos de sol y playa como el principal motivo para el desplazamiento turístico. Sin embargo, la actividad conlleva, por su propia dinámica, profundas implicaciones que pueden afectar las condiciones de vida de los actores locales, incrementando los problemas sociales, el deterioro e inadecuado aprovechamiento de los recursos naturales e, incluso, disminuir la experiencia de visita que puede frenar el crecimiento de la actividad.
Para el caso de Cancún en Quintana Roo, que constituye el principal destino para el turismo internacional en México, Roberto Orán-Roque, Juan Roberto Calderón-Maya y Héctor Campos-Alanís analizan los problemas del sistema de transporte público, destacando que el acelerado crecimiento demográfico de los últimos 30 años y el desarrollo de nuevos asentamientos y colonias irregulares conurbados a la ciudad de Cancún ha sobrepasado las estructuras urbanas, de servicios, equipamiento e infraestructura básica, propiciando la falta de cobertura del servicio en localidades alejadas al centro urbano y a la zona hotelera. Además, inciden otros factores como el inadecuado diseño de rutas, el limitado número y obsolescencia de las unidades, la ineficiente capacitación de los operadores, así como la ausencia de supervisión por parte de las autoridades en materia de movilidad. Afirman que, de continuar esta tendencia, se debilitará la imagen turística de Cancún hacia el exterior, se incrementará el número de vehículos particulares y con ello los problemas de congestionamiento vial, incremento de ruido y emisiones contaminantes de CO2, por lo es necesario desarrollar estrategias que contribuyan a mejorar el servicio de transporte público.
Finalmente, Octavio Castillo-Pavón y José Juan Méndez-Ramírez analizan la instrumentación de la política turística implementada en la Riviera Maya, donde la configuración del polo de desarrollo en Cancún ha delineado los procesos de conformación, expansión y transformación del espacio físico-territorial. Identifican que a partir de los ajustes estructurales impulsados por el modelo neoliberal se ha limitado la participación del Estado, pero la iniciativa privada ha asumido un papel prioritario para el desarrollo de la actividad, a partir de la construcción de nuevos desarrollos inmobiliarios y complejos hoteleros. Esta dinámica ha generado efectos negativos como una fuerte segregación socio-espacial de los residentes locales, un intenso crecimiento urbano, caracterizado por la alta densidad de población y mezcla de usos de suelo con carencias en la dotación y cobertura de los servicios básicos, así como diversos problemas ambientales asociados con la inadecuada disposición final de residuos sólidos, la deforestación y pérdida de la diversidad biológica en manglares y arrecifes.
Continúa avanzando el desarrollo de la plataforma Open Journal Systems (OJS) de Quivera, como un esfuerzo institucional de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), a través de la Hemeroteca Digital, que permitirá el acceso libre y gratuito al contenido de la revista. Queda abierta la convocatoria para la recepción de aportaciones teóricas y de resultados de investigaciones originales, desarrolladas en el ámbito de los estudios urbanos y ambientales, con el propósito de contribuir al análisis de los fenómenos y procesos urbanos en su carácter regional, complejo y multidimensional, así como de los procesos antrópicos y las funciones ambientales, la preservación, manejo y uso sustentable de los recursos naturales.
El presente número de Quivera ha sido integrado con la colaboración de Gabriela Mañón- Romero como Editora en Jefe, Jeime Rodríguez-Macedo en la traducción y Karla Mercedes Bernal-Aguilar en la revisión de estilo, quienes conforman el Equipo Editorial. El año 2017 nos enfrentó a nuevos retos y desafíos, pero también nos ha brindado importantes satisfacciones que nos han permitido crecer como Institución. Nuestros mejores deseos de superación académica, éxito profesional y de bienestar personal para los autores, lectores y bibliotecarios que contribuyen a fortalecer a la revista.
Dr. en C.A. Carlos Alberto Pérez-Ramírez
Director Editorial