Editorial
Pensando la ciudad: las disciplinas de lo urbano/la ciudad de todos
Pensando la ciudad: las disciplinas de lo urbano/la ciudad de todos
Quivera. Revista de Estudios Territoriales, vol. 21, núm. 1, pp. 5-8, 2019
Universidad Autónoma del Estado de México
Hace ya dos décadas que el mundo se volvió predominantemente urbano; en México, más del 70 por cierto de la población vive en ciudades y adentrada en lo que ha sido llamada “la era urbana”; nos encontramos frente a lo que parece un buen punto de inflexión en la generación de nuevas ideas y pensamientos en relación con “la teoría urbana” y con ello la cavilación acerca de quien piensa y hace las ciudades. La intención de esta edición especial es resaltar que se necesita ampliar la injerencia y reconocer aportes a los estudios de la ciudad más allá de las disciplinas tradicionalmente asociadas a eso, como la planeación y la arquitectura (y el urbanismo), lo cual nos permite ensanchar nuestra visión y ofrecer explicaciones más matizadas a una variedad de problemas tanto teóricos como empíricos de nuestra realidad urbana compartida.
Si consideramos la multitud de procesos que se dan en la ciudad, como centros económicos, financieros, culturales, sociales, de intercambio, el telón de fondo del crecimiento de familias, la influencia del espacio urbano en el desarrollo del individuo y cómo esto refleja nuestro rol innegable como ciudadanos, podemos argumentar la importancia de los aportes de diferentes disciplinas.
Este reconocimiento a otras disciplinas no es nuevo; muchos autores han señalado desde hace tiempo la importante labor que otras disciplinas ofrecen al servicio del campo de la “teoría urbana” y a los estudios de las ciudades. El fenómeno de la ciudad ha sido documentado por diversas disciplinas, donde se considera que la ciudad es un objeto de estudio intrínsecamente complejo y que requiere un enfoque interdisciplinario. Esta edición especial busca evidenciar el valor del aporte de disciplinas, tales como historia, antropología, sociología, demografía, psicología e, incluso, filosofía al estudio de la ciudad. Una apertura a otras disciplinas en la teorización de las ciudades, y en las formas en que pensamos las ciudades y como tratamos de entenderlas tiene el potencial de permitirnos ofrecer mejores explicaciones a fenómenos urbanos y a la urbanidad en sí. Permitirá, por ejemplo, reconocer las implicaciones de la teoría urbana en la dicotomía de lo micro/macro y sus implicaciones, de lo más abstracto a lo más empírico.
La teorización acerca de la ciudad se basa generalmente en el enfoque singular de una disciplina, lo que ineludiblemente nos presenta con una visión parcial y fragmentada. Como señala Friedman hace dos décadas (1998), “uno siempre puede conseguir que un estadístico realice otro pronóstico de población o un arquitecto para diseñar mobiliario urbano, y hay muchos economistas e ingenieros para realizar estudios de factibilidad”. Pero la planeación urbana (que no implica sólo a los planeadores) y los encargados de supervisar la producción del espacio urbano “deben tener una base en el conocimiento de los procesos socio-espaciales que, en interacción entre sí, producen el hábitat urbano [espacio urbano]” (Friedmann, 1998). Por ejemplo, los sociólogos y teóricos urbanos han tenido a la ciudad como su objeto de estudio por décadas, concentrándose en las interacciones sociales, mientras que los planeadores o planificadores se concentran más en dinámicas territoriales como los usos de la tierra y zonificaciones. Los arquitectos e ingenieros civiles, como lo señala Friedman, tienden a ocuparse de las partes físicas de la ciudad, como edificios e infraestructura urbana.
La interdisciplinariedad permite resaltar e intentar capturar/reflejar el dinamismo de la forma urbana, dado que “uno de los pilares del pensamiento urbano es el concepto de forma urbana”, donde el término forma no se refiere a la apariencia externa del fenómeno, sino a la materia: “a los elementos que configuran su existencia, su acción o su manifestación” (Méndez, 2006).
Es innegable que el análisis de la forma sea fundamental para los estudios urbanos, puesto que esta forma materializa las necesidades de la gente que la produce. Sin embargo, las formas no son autónomas; sólo las podemos entender tomando en cuenta el contexto social y cultural. El único método para lograrlo es intentar entender cómo se cruzan y se articulan lo social con lo espacial.
La importancia de reconocer la multidisciplinariedad de la cuestión urbana en el contexto de México nos ayuda a mirar lo urbano más allá de lo físico, de la arquitectura y de la planeación urbana; mirar más allá de la planeación del territorio se vuelve crucial, pues las ciudades comprenden procesos sociales, económicos, políticos, culturales y tecnológicos que no siempre están ligados a una manifestación física de la ciudad. Esto implicaría ineludiblemente mejores explicaciones a fenómenos urbanos y mejores respuestas a dichos fenómenos. Entonces, estudiar las ciudades desde otras disciplinas permite abrir la puerta a una variedad de respuestas a problemas urbanos como el cambio climático, la violencia, la migración, entre otros.
Nuestra labor está centrada precisamente en cómo se transforman los debates teóricos y cómo se traducen para informar a responsables políticos y profesionales y en general a los tomadores de decisiones clave a fin de que se puedan hacer elecciones informadas y en pro de cambios positivos para las ciudades y las vidas de los habitantes de dichas ciudades.
Tal como lo decía Ledrut (1974), la ciudad no es una suma de cosas…; tampoco un conjunto de edificios y calles, sino una reunión de seres humanos que mantienen relaciones diversas. Y Rizo (2006), agrega, “no puede pensarse la existencia de un ámbito social urbano sin reconocer la interacción de los grupos sociales. La experiencia urbana se desarrolla en la convivencia de los grupos, en una comunicación ideal basada en la negociación, el diálogo y el entendimiento”.
Nadie pensará que conoce una ciudad, aunque tuviera todas las cifras acerca de ella, porque la ciudad es durable y contradictoria a la vez; está sujeta a procesos complejos, a hechos excepcionales, a acontecimientos inesperados, a los vaivenes de la historia, de la cultura, del arte, de la economía, de la demografía, etcétera, porque en la ciudad vive gente y ésta posee atributos… Las calles son algo más que un espacio útil, como las casas, algo más que superficies que se pueden medir y la gente algo más que propietarios o inquilinos (Piñón, 1996).
Según Rizo (2006), “comprender el entorno urbano, la ciudad, requiere en la actualidad una mirada abierta. No debemos abordar el espacio urbano sólo como la dimensión física de la ciudad, sino que es fundamental incorporar la experiencia de quienes habitan en ella”. Entonces, la apertura a la teorización de “lo urbano” y “la ciudad” invita también a un cambio de pensamiento en los procesos de planeación en donde se cuenta con una ciudadanía más informada y los tomadores de decisiones son capaces de entender las posturas de diferentes disciplinas. Esto a su vez implica repercusiones positivas para la forma en que los ciudadanos piensan la ciudad y, consecuentemente, la forma en la que se vive la ciudad por medio de una apropiación de los procesos y el espacio.
Una apertura a otras disciplinas da cabida a un rol más activo de la ciudadanía, en donde puedan ser activos, críticos y partícipes de las implicaciones teóricas acerca de quién piensa y cómo se piensa la ciudad, quién planea la ciudad, cómo se planea la ciudad, quién (es) hace (n) la ciudad y para quien se hace. Esto permite un análisis más crítico acerca del rol de la planeación urbana en el desarrollo de las ciudades, así como de cuál es el rol de los “expertos” de “la ciudad y lo urbano” y ser más críticos y exigentes en cuanto al rol de los ciudadanos mismos.
La ciudad está tanto fuera como dentro de nosotros, en la forma en que la pensamos, concebimos y recordamos, en la forma en que armamos nuestra imagen mental individual y luego colectiva acerca de ciertos lugares. Es por eso que la filosofía es un campo que debe tener una consideración importante en el estudio de lo urbano.
Nuestra meta es común y conocida, todos estamos en busca de un futuro urbano común más justo, más accesible, más comprehensivo y más sensible.
Referencias
Friedmann, J., (1998). Planning theory revisited. European Planning Studies 6(3), 245–253. http://doi.org/10.1080/09654319808720459
Méndez, A. (2006). Estudios urbanos contemporáneos. México: Miguel Ángel Porrúa
Piñon, J. (1996). Apreciaciones sobre los márgenes de la historia urbana. En Sambricio, C. (ed.), La historia urbana. Madrid: Marcial Pons
Rizo, M. (2006). Conceptos para pensar lo urbano: el abordaje de la ciudad desde la identidad, el habitus y las representaciones sociales. Bifurcaciones, 1(6), 1-13 Recuperado de http://www.bifurcaciones.cl/006/bifurcaciones_006_Rizo.pdf
Ledrut, R. (1968). Sociologie urbaine, Paris: P.U.F.